En una isla muy lejana, en una isla muy muy lejana e inexplorada situada en medio del pacifico, aunque las cosas que pasan allí no suelen ser muy pacíficas, hay un extenso desierto muy caluroso. Y es allí donde nacen unos héroes y empieza su aventura...
En una pequeña madriguera había dos huevos. Pero no estarán allí mucho tiempo. Pasaba delante una criatura de unos 1.8 metros de largo, 0.5 metros de altura y de más o menos de 17 kg, en otras palabras, era pequeño, pero aun así era muy peligrosa, porque tenía un hocico largo con dientes afilados, aunque como todos los dinosaurios carnívoros estaban protegidos por la piel de la cabeza, unas grandes garras en las patas, un cuerpo ágil, esbelto y emplumado, unas hábiles patas delanteras, unas musculosas patas traseras y una larga cola. Aunque los huevos estaban escondidos, sabía que estaban allí. En ese momento los huevos empezaron a eclosionar...
-Grrr- dijo el monstruo al darse cuenta del evento, espera, no activé el traductor.
-Cariño ven, rápido - ahora sí.
En respuesta vino otro monstruo corriendo. Al llegar, ya estaban a punto de salir los animales, fueran los que fueran. El cascarón se rompió y salieron unas criaturas casi iguales, pero más pequeñas que los monstruos. Uno de ellos tenía unas garras muy grandes y muy filosas, pero la punta de sus dientes no salían ni un poco de la boca, mientras que la otra cría tenía unos grandes y afilados dientes pero sus garras no podían ni matar a un pequeño e insignificante ratón. Si, los adultos eran los padres de los recién nacidos.
-Hijos, sois preciosos,- dijo el padre al ver a sus pequeños- ¿pero qué nombres os ponemos?.
-Yo lo tengo claro- respondió la madre- el primero lo llamaremos Garras por lo grande que las tiene y el segundo Colmillos por sus dientes enormes.-Dijo la madre.
No estarán allí mucho tiempo porque eclosionan, ahora lo pillais. ¿Os imaginavais que el monstruo se comería los huevos?