Omega

By verdelimalimon

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Ivory no soporta a los omegas, Oker tiene motivos para odiar a los alfas. Ambos acabarán enredados en una his... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 45

Capítulo 44

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By verdelimalimon


Kyle y Sarah, la hija de Olson, iban abriendo la ceremonia.

Se veían encantadores vestidos de blanco con los lazos nupciales arrastrando mientras Ivory y Oker los seguían agarrados de los otros cabos.

No era una celebración numerosa, no había demasiados invitados, pero los que estaban, eran importantes, muy importantes.

Oker sonrió a Lea, a sus hijos, a Buddy y Chase al que uno de sus hijos había adoptado y no se separaba de él tomándolo de la mano.

Ivory saludó a Zec, a Petra y su jefe que tenía los ojos humedecidos por la emoción.

Olson, Thar y Milo ocupaban otro de los bancos colocados en círculo alrededor del lugar de la ceremonia.

Algunos omegas y betas de la asociación completaban a los invitados.

No eran muchos, pero eran los importantes.

Ambos soltaron los lazos y Kyle y Sarah corretearon hasta los brazos de Milo y Olson.

Ivory y Oker se miraron, había llegado el momento.

Lo habían tomado con calma, volver del celo, contárselo a Kyle, a sus amigos, buscar el lugar, la fecha. Y esa había llegado casi cuatro meses después.

Oker miró al alfa que una vez le aterró, aquel que le hizo pensar que todo lo malo de su vida solo se repetiría una y otra vez para encontrar bajo todas esas capas espinosas un corazón roto, un cachorro herido y lleno de amor para darles.

Ivory miró al omega que le produjo completo rechazo al conocerlo, su olor, un olor prohibido pero que para él representaba todo lo que una vez perdió y que ahora le ofrecía una vida nueva, una familia, paz y amor. Un compañero que nunca esperó.

Ambos estaban allí rodeados de las personas que les habían demostrado que la familia es aquella que te protege, te apoya y te tiende la mano en las buenas y las malas.

Personas que habían cruzado sus destinos por azar y jamás se irían.

Un alfa, una beta y un omega oficiaban la ceremonia, formando un triángulo donde Ivory y Oker ocupaban el centro.

Las palabras eran un contrato, pero el gesto era pura magia, nada que ver con su sociedad, previo a ellos, algo que les sobreviviría. Ivory se inclinó sobre Oker, pero antes de iniciarlo, buscó sus labios y este le correspondió el beso sorprendido. El alfa ceremonial carraspeó, pero el omega sonrió y la beta inclinó la cabeza en señal de que el momento había llegado.

El cuello de Oker se inclinó hacia la izquierda e Ivory clavó sus dientes en el punto exacto de su cuello, allí donde tantas veces había lamido. La marca de un alfa no era igual a las marcas que Oker le dejaba, era permanente, estaba llena de un tipo de sustancia que modificaba la esencia del omega, y todos fueron consciente cuando el olor de Oker cambió.

Un omega enlazado, un omega sin mancha, un nuevo miembro de pleno derecho de la sociedad.

El leve rastro de sangre en los dientes de Ivory desapareció barrido por su lengua, pero en ningún momento soltó a Oker mientras lo apoyaba contra su propio cuello.

El alfa ceremonial estaba listo para protestar, pero Thar, Olson y Zec le gruñeron de tal modo que tuvo que callarse sus protestas por lo poco ortodoxo de lo que Ivory le estaba permitiendo hacer a Oker.

Marcarle en público, colocarlo como su igual delante de todos, de ellos mismos como representación legal.

Oker mordió y el amor le recorrió el cuerpo, suyo, siempre suyo. Su alfa, su amor, su compañero.

La ovación de júbilo de sus amigos les llenó de felicidad y ambos se miraron para finalmente mirarlos a ellos, Kyle corrió traspasando el triángulo Alfa-Beta-Omega, siendo alzado por ambos.

Estaban enlazados y no podían ser más felices.

Ω

Zec pidió otra copa mientras el jefe de Ivory le estaba contando algo que le estaba costando seguir, nunca había llegado bien a entender qué era lo que hacía Ivory, y ese hombre no se lo estaba aclarando especialmente.

Pero Chase, bendito omega, llegó a su rescate.

—¿Invitaría a este viejo omega a un baile? —le dijo al alfa que asintió obediente.

Zec sonrió al omega viendo como se llevaba al jefe de Ivory, hacía un par de semanas que no veía a Olson y a Thar, y ellos le estaban sonriendo.

Se acercó a ellos, no habían compartido una única noche, pero ambos dejaron claro que no buscaban de momento una relación a tres, pero que siempre sería bienvenido.

—¿Cómo has estado? —le abrazó Olson acariciándole la nuca.

—Bueno, de aquí para allá.

—¿Follando? —le acarició Thar.

Zec se rio, pero sí, eso era lo que había estado haciendo. Esos dos le dieron un cursillo acelerado de gestos y miradas, y las encontró. Vaya que si las encontró en cuanto supo lo que significaban y lo que habían significado todo ese tiempo.

—No sabía que había tantos de nosotros.

Ambos sonrieron asintiendo.

—Queremos pelos y señales —dijo Thar.

—Sobre todo pelos —le guiñó un ojo Olson dándole una palmada en el trasero.

Entonces lo vio, estaba detrás de la barra, mirándolo fijamente. Eso a veces podía ser bueno, otras no.

Pero el alfa tras la barra le sonrió mientras limpiaba un vaso, definitivamente era bueno.

—¿Me perdonáis? —se excusó.

Los otros siguieron el camino de su mirada y lo entendieron a la perfección.

—Recuerdo esa fase —dijo Olson mirando con lo que parecía anhelo.

—¿Qué fase? —le preguntó su pareja.

—En la que eres un contenedor de semen con patas de tanto como te han follado.

Thar miró a Zec y el alfa que parecía claramente interesado en el rubio.

—¿Echas de menos esa fase? —le preguntó Thar.

Olson le miró, ellos no tenían problemas en meter en su cama a otras personas. Pero no era a eso a lo que se refería, sino a su tiempo antes de él.

Olson miró a Zec, miró al alfa más joven lamerse los labios mientras el rubio debía estar bromeando.

Lo meditó durante unos instantes.

—No realmente —contestó— puede ser emocionante la caza, pero es mucho mejor cuando encuentras a alguien. Cuando te encontré a ti y puedo compartirlo todo.

Thar asintió y Olson lo besó, Thar no había vivido esa fase, ellos se conocieron cuando Thar vivía al otro lado de la línea.

—¿Te hubiera gustado probar más? —le preguntó Olson.

—He probado más —reconoció Thar, algo que hizo que Olson se sorprendiera— contigo. —Y Olson comprendió a qué se refería— Me gusta, pero siempre que lo nuestro no se rompa. No quiero nada fuera si no es contigo.

Ω

Buddy estaba pidiendo en la barra intentando hacerse ajeno a la conversación entre Zec y el camarero alfa.

Si se podía tener sexo con la mirada esos dos en ese momento lo estaban teniendo, o al menos, lo estaban negociando. El alfa de Milo no había perdido el tiempo desde que se habían separado.

Miró hacia el omega que en esos momentos estaba rodeado de todos los niños.

En su cuello permanecía la marca de Zec, y Buddy se alegraba, aunque pudiera parecer contradictorio que perteneciera a otro. No quería ningún tipo de problema para Milo, aunque supusiera ser de un alfa aún, aunque todo en eso estuviera mal.

Pero al menos sabía que Zec no tenía más interés en Milo que en ofrecerle protección, a la que vio aparecer sonriente como siempre era otro cantar. Esa beta era como el viento en invierno, se te colaba debajo del cuello del abrigo y te hacía temblar de frío.

Milo le sonrió demasiado amplio, aunque si debía ser sincero Milo le sonreía a todos ampliamente, era así, era lo que le había dejado impresionado de él cuando lo conoció.

Había conocido a muchos omegas, no lo negaba, y se había enamorado de algunos. El sentimiento no le era desconocido, por eso sacó su personaje coqueto con él, uno que le protegía para poder acercarse y alejarse si fuera necesario.

Pero con Milo no funcionó, él ya lo sabía, pero tenía que intentarlo.

Se giró para no verlos, le había pedido tiempo, y él se lo daría, pero prefería no verle caer con la beta si es que ya no lo había hecho.

No era asunto suyo.

—Hola —le saludó otra beta, no tenía nada en contra de ellas. Esta era la mejor amiga de Oker después de todo.

—Hola, ¿te pido algo? —le sonrió, pero Lea ya tenía una copa en la mano.

—¿Tu novio? —le señaló con la mirada a Milo.

—No.

Para qué mentir o dar una larga explicación, Milo no era su novio, no era su pareja, solo eran amigos con ciertas libertades, amigos que se besan como decía Milo.

Pero aunque podía entender a Milo que acababa de salir de un matrimonio desastroso, no terminaba de estar bien con la situación.

Lea miró a Milo y a Petra, el gesto era de absoluta concentración.

—No le gusta, mira como la mira —concluyó ella, para mirarle ahora directamente a él del mismo modo— No como te mira a ti.

Buddy se atragantó con su bebida, le había costado arrancarle durante la celebración alguna mirada, y ahora esa beta decía que Milo le miraba mejor a él que a Petra.

—No es asunto mío, lo sé, lo sé —Lea se excusó pobremente—. Guapo—llamó al camarero follador—, ponme otra.

—Pero... —Quizás estaba mordiendo el anzuelo demasiado rápido.

—Pero a veces hay que ser un poquito menos comprensivo y poner los huevos en la mesa, cariño.

Buddy no se esperó el final de la frase mientras ella le miraba sonriente como si no le acabara de llamar cobarde en toda su cara. A esa señora no la conocía tanto como para esas confianzas y estaba por protestar, pero ella no le dejó.

—Camarón que se duerme se lo lleva la corriente.

Buddy estaba cada vez más desconcertado, quizás de Olson se lo hubiera esperado, pero de una beta que apenas conocía... Ni siquiera Chase le había dicho algo así.

—Vamos que espabiles o te comen el pescado, y si ese pez no es para ti, busca otro.

—Señora...

—Señorita, cariño —le corrigió ella guiñándole un ojo.

Buddy se giró y miró a Milo, que para su sorpresa sí le estaba mirando mientras Petra le debía estar diciendo algo.

—Cocodrilo que se duerme...

—Lo he entendido —la cortó bruscamente — ¿me disculpas?

Los consejos le iban regular, estaba tan acostumbrado a ser el que se apartaba antes de que las cosas profundizaran para evitar salir dañado que no se había dado cuenta de que esta vez le estaba saliendo fatal, porque ni podía acercarse del todo ni apartarse definitivamente.

En una cosa tenía razón Lea, ese pescado olía ya mal.

—¿Podemos hablar, Milo? —Para qué darle más vueltas.

—Eh, sí, claro —dijo Milo— ¿Nos disculpas, Petra?

La beta todavía osó a darle una mirada a Buddy, como si fuera a causarle algún daño al omega, se estaba cansando de betas por esa noche.

—¿Pasa algo? —Se le acercó Milo, porque luego decían de él, pero Milo había olvidado lo que era entre ellos el espacio personal— Perdona por no devolverte la llamada el martes, esta semana ha sido un poco loca con el enlace.

—Cuando me dijiste que necesitabas tiempo, yo de verdad creí que podría con ello —cada palabra que decía le sonaba peor, pero totalmente cierta— No puedo, no puedo estar compartiendo contigo momentos tan íntimos y luego no saber de ti durante días. No puedo, no, no quiero ser solo un amigo al que besas.

Milo asintió, y Buddy pensó que tendría que explicarlo más.

—Lo entiendo.

Lo entendía, perfecto.

—Entonces supongo que nos veremos por la asociación. —Hacer el esfuerzo de sonreír era un tontería cuando uno se estaba rompiendo por dentro.

—A veces eres demasiado drástico, Buddy —le dijo molesto Milo— Entiendo que ya no quieras más eso, yo tampoco lo quiero, quiero algo más, creo que estoy listo.

—¿Y a qué estabas esperando para decírmelo? —dijo exasperado Buddy.

—A no tener la marca de Zec.

—Milo...

—No, es mi decisión, no quiero la marca, no entiendes lo que significa para mí, nunca has tenido una marca como esta y has sentido como te asfixia.

—Pero.

—Si no quieres estar conmigo sin marca y teniendo que sufrir las consecuencias, está bien, nos veremos en la asociación. El martes que viene la romperemos.

—¿Puedo ir contigo? —preguntó Buddy.

—Solo si no te pones a decir que es un error en algún momento.

Debía reconocer que le gustaba el Milo que conoció por primera vez en la asociación pero este le gustaba mil veces más, le gustaba muchísimo.

—No diré nada, lo prometo. —Le acercó para besarle delante de quien quisiera mirar.

—Se vería súper raro que el novio del omega sea el que se oponga a que se desenlace con el alfa, ¿no? —dijo Milo buscando de nuevo sus labios.

Buddy sonrió, novio, eso le gustaba, no había sido nunca novio, podía funcionar.

Miró a la barra y Lea alzó su copa, tenía que aprender aquello del camarón y la corriente, al final sí que había sido un buen consejo.

¿Miércoles? Sí, capítulo un miércoles.

Que nos queda nada y a mí me entra el turbo.

Más monos todos ellos.

¿Vamos a por el final?

Besos

Sara

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