Magnetic

By daniclfrn

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Tenían ese magnetismo como un imán, se atraían, porque eran opuestos. Se atraían por sus marcadas diferencias... More

cero
Capítulo I: Esa rueda de prensa
Capítulo II: Entonces no es el final
Capítulo III: Lucidez mental
Capítulo IV: Gato encerrado
Capítulo V: Menos hombre
Capítulo VI: Desliz emocional
Capítulo VII: Comida japonesa
Capítulo VIII: Conjunto de estrellas
Capítulo IX: En el Reino Unido
Capítulo X: En Singapur
Capítulo XI: Silencio ruidoso
Capítulo XII: Tan en serio
Capítulo XIII: Dudosa intención
Capítulo XIV: Gran Premio de México
Capítulo XVI: Ocasión excepcional
Capítulo XVII: Gran Premio de Brasil

Capítulo XV: Perdiendo el juicio

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By daniclfrn

Sergio aún no había logrado reaccionar, por alguna extraña razón se había quedado paralizado, parado en media sala como un completo idiota sin rumbo alguno. A su lado estaba Max hablando en un tono desesperado mientras movía sus manos de sobremanera, pero lo ignoraba a toda costa, es más, no tenia ningún interés en lo que le decía, su cabeza estaba en otra parte, poco a poco llenándose de ideas e incluso situaciones hipotéticas sobre lo suyo con Lewis, habían tantas opciones que se sintió abrumado y con una sensación en su pecho que por poco y le quita el aire.

No terminaba de procesar todo lo que había sucedido en cuestión de segundos: Max siendo tan invasivo, su confesión, la constante repetición de que "Checo lo había cambiado por Lewis" y, por último, el inesperado beso que vio el británico. Repentinamente el cuerpo del mexicano fue invadido por una sensación de ansiedad que le caló hasta los huesos, sentía que dentro de poco explotaría y que quizás sacaría a relucir su lado más oscuro.

— ¿Qué demonios fue lo que le hicieron a Lewis para que se haya ido corriendo? —la voz de Carlos y su presencia, llamó la atención de ambos pilotos de Red Bull.

El rostro de Sergio había palidecido, su corazón latía tan rápido que tenía la sensación de que dentro de poco explotaría, un nudo había aparecido en su garganta, generándole náuseas y repentinamente sintió ganas de echarse a llorar, pero no lo hizo. Las ideas en su cabeza se hicieron más constantes, tanto que se transformaron en voces de recriminación, de culpabilidad e incluso inutilidad, el mexicano no sabía qué hacer o cómo actuar con Lewis, no se le ocurría una manera para explicarle lo que realmente había sucedido y para que este le creyese aquello; sería difícil, pues el piloto de Mercedes había observado una escena muy clara, que evidentemente podía tomarse a malinterpretaciones, apareció en el momento más inadecuado y justo, viendo de inicio a fin lo que sucedía entre los dos hombres de Red Bull.

El estado catatónico en el que se encontraba el mexicano, lo hacía lucir desconectado, tan estúpidamente vulnerable y sospechoso, por lo que Carlos decidió hablar otra vez, podía leer con facilidad a su mejor amigo porque lo conocía muy bien y nada sobre él se le escapaba. Así que tenía la sensación de que algo pasaba.

—Vuelvo a preguntar...¿Qué carajos le hicieron a Lewis para que...

—Este imbécil me besó —lo interrumpió Sergio, señalando a Max y generando una expresión de desconcierto en el rostro del piloto de Ferrari, la cual lo obligó a abrir mucho sus ojos cafés —. Y Lewis vio eso.

Los pies de Checo se movieron hacia delante, acercándose a Max, a quien empujó con fuerza una vez lo tuvo lo suficientemente cerca, el rubio chocó contra las mesas que tenía detrás, produciendo un estruendo por lo fuerte que había sido el impacto. Por su parte, Sergio no estaba consciente de lo que hacía, su cuerpo reaccionaba y actuaba más por inercia, que por consciencia, siendo orientado por el evidente enojo que sentía.

El neerlandés lo mirada sorprendido, aún tratando de incorporarse del golpe que se había dado en la espalda. Un destello de miedo apareció en sus ojos al ver la expresión en el rostro de su compañero de equipo, poniéndolo nervioso.

La manera en la que Sergio apretaba sus puños con tanta fuerza hasta dejar sus nudillos blancos, solo significaba una cosa: que quería golpearlo. Su semblante demostraba cuán enojado estaba, pues su ceño fruncido y los labios aplanados, no hacían nada más que demostrar que dentro de poco finalmente explotaría...o bueno, enloquecería. De manera instintiva, Max retrocedió el paso mientras tragaba saliva, el cómo los ojos cafés del mexicano lo observaban lo hicieron sentirse tan pequeño e incómodo que por un momento quiso salir corriendo de ahí.

Poco a poco el más bajo se iba acercando al rubio, aumentando más la ansiedad que el contrario sentía, debido a que nunca lo había visto de esa forma. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Carlos finalmente reaccionó y se interpuso entre los dos pilotos de Red Bull, con su atención expresamente sobre Sergio.

—Son unos idiotas de primera —habló en voz alta —. No van a solucionar nada peleándose.

—Yo no estoy peleando con nadie.

— ¡Cierra la boca, Max! —le dijo el español, mirándolo de reojo —. Sabes las cosas que haces y las consecuencias de tus acciones, pero a pesar de eso, actúas solo en tu beneficio y como un maldito adolescente caprichoso que haría cualquier cosa para obtener lo que quiere, ¿Qué nunca te quedó claro que Sergio no te correspondía? ¿No viste las jodidas señales?

El rubio permaneció en completo silencio, siendo golpeado por la realidad que hasta ahora no se atrevía a aceptar, pero que ya conocía. Los ojos de Max se posaron en Carlos durante un largo periodo de segundos, las orbes oceánicas miraban al hombre con un destello de pena que demostraba que lo que realmente sucedía, le dolía.

— ¿Y yo qué iba a saber que Lewis aparecería? —pero decidió demostrar una actitud que iba en contra de lo que sentía.

— ¿Es que acaso no lo entiendes, Max? —de nuevo habló el piloto de Ferrari —. Así haya aparecido o no, sabías muy bien que no era correcto besar a este idiota, porque eras consciente de que tenía una relación con alguien, deberías aprender a respetar a las otras personas y las decisiones que toman. No todo gira en torno a ti o las cosas que quieres, deberías entenderlo de una vez por todas.

—Respeto a los que yo siento que se lo merecen —habló en cuestión de segundos, ignorando por completo el consejo del español y elevó una ceja.

—Eres un insufrible, maldito imbécil —esta vez quien intervino en la conversación fue Sergio, el cual empleó un tono de voz alto y directo —. Sabías que estaba con Lewis y yo mismo te lo dije, ¿Es que acaso no entiendes qué son los límites? ¿Se te subieron los humos por haber ganado un campeonato, que te recuerdo, fue gracias a mí? ¿En qué mundo de fantasías vives? Es que se me hace increíble que vengas y hagas esto, quiero que te claro que nunca me gustaste y que tampoco estaría contigo.

Checo hizo el amago de acercarse a Verstappen, mientras levantaba un puño con la idea de pegarle, pero Carlos se lo impidió, dándole un leve empujón para hacerlo a un lado.

— ¿Y tú qué carajos crees que vas a solucionar con golpes? —estaba vez Carlos le habló a Sergio —. Deberías haber ido con Lewis, para explicarle las cosas, no estar aquí como un idiota queriendo golpear a Max. La violencia no soluciona nada y lo sabes.

—Me importa una mierda, Carlos.

—Pues debería importarte, ¿Y sabes por qué? Porque estás aquí perdiendo el tiempo en vez de ir a darle una explicación a Lewis. ¿Cómo puede ser posible que creas que es más importante pelear con Max, que hablar con él? ¡Reacciona, por Dios! ¡Abre los ojos! —la forma en la que Carlos le habló, de cierta manera le sorprendió.

Los ojos cafés de Sergio estuvieron sobre el hombre de Ferrari durante un largo periodo de segundos, hasta que finalmente  logró reaccionar. Se dio la vuelta y empezó a correr hacia la puerta de salida del lugar, dejando a los dos hombres en soledad, en un ambiente hostil.

Sus pies se movieron tan rápido como pudo permitírselo y aunque sentía que su pecho se comprimía, por la repentina falta de aire, siguió corriendo por el hotel. Ni siquiera el cansancio de la carrera le hacía efecto, la adrenalina que segregaba su cuerpo evitaba que tuviera cabeza para otra cosa más que encontrar al británico.

No logró visualizarlo en ningún sitio cercano, por lo que supuso que había subido a su habitación. Así que decidió irse hacia esta, a pesar de que tenía la sensación de que absolutamente nada estaba yendo a su favor. El ascensor se tardó un montón en llegar y no podía irse por las escaleras debido a que estaban cerradas por mantenimiento, todo era un caos.
Llego al décimo piso después de los minutos más largos de su vida y cuando salió del cubículo metálico, corrió por el amplio pasillo hasta el cuarto de Lewis como si su vida dependiera de aquello, pero cuando llegó, notó que Charles salía de este con una expresión seria en el rostro.

Los ojos del monegasco se fijaron en él con neutralidad y empezó a negar con lentitud.

—Es mejor que te vayas, Sergio —le dijo, en un tono hosco, que bordeaba lo robótico —. No te quiere ver.

Ignorándolo por completo, Checo se acercó a la puerta del cuarto y tocó esta con insistencia, sin recibir respuesta alguna. Ni siquiera llamar a Lewis le sirvió de algo o enviarle mensajes, todo parecía inútil en ese preciso momento.

Mientras los minutos pasaban, la ansiedad de Sergio aumentaba, ya no solo eran los acelerados latidos de su corazón o el nudo en su garganta, a su miseria se le sumó el excesivo temblor de sus manos y las lágrimas acumuladas en sus ojos. Sentía que se estaba quedando sin opciones de buscar una solución, pero sabía que no se iría de ahí hasta obtener algo de Lewis.

Al otro lado de la puerta, el piloto de Mercedes dejaba en visto todos los mensajes que recibía de Checo, sabiendo que no habría fuerza sobrehumana que le hiciera abrirle la puerta. No quería verlo, no quería escucharlo y mucho menos hablar con él. Se sentía traicionado y dolido por lo sucedido, pero también se visualizaba como un completo idiota, por haber creído que el mexicano ya no haría cosas para lastimarlo.

Aunque lo quería y de verdad sentía cosas reales por él, se daba cuenta que Sergio había empezado a lastimarlo. Y era consciente que no se merecía aquello, ¿Cómo pudo ser posible el que haya confiado en alguien que dijo que las cosas no deben tomarse tan en serio cuando le preguntaron por su relación? ¿Cómo pudo creerle a un tipo que no sabía qué era lo que realmente quería? Le dolía ser tan estúpido en ciertas ocasiones.

Se puso los audífonos y se recostó en la suave cama para echarse a dormir, se iría a primera hora del día para no tener que toparse con Sergio y desaparecería de su vida a como dé lugar, porque era lo mejor para él. Mientras Lewis dormía, Checo no se había cansado de tocar la puerta o llamarlo, siendo observado por Charles Leclerc, quien había permanecido con él en el pasillo.

— ¿Ves? No quiere hablar contigo en este momento, déjalo solo hasta que se sienta mejor.

— ¿Y yo qué? ¿No importa lo que siento? ¿No merezco darle una explicación de las cosas para que no se deje llevar? —respondió a la defensiva, sentándose en el suelo con la espalda contra la puerta del británico y mirando a Leclerc.

—También debes poner en orden tus emociones y buscar la manera adecuada de explicarle lo que sea que quieras explicarle —contestó rápidamente —. Deberías también ponerte en su lugar y entenderlo.

—Nadie lo hace conmigo, ni él.

Charles no supo qué decirle porque no lo conocía lo suficiente, no tanto como Carlos lo haría. De hecho nunca lo había visto en en estado como aquel, tampoco le había escuchado hablar de esa forma, con tanta seriedad y...sobre las cosas que sentía.

—Iré a ver a Carlos, Sergio —fue lo único que atinó a decirle, caminado rápidamente hacia el ascensor.

El piloto de Red Bull sentía que perdía el juicio, a estas instancias se le hacía difícil controlarse. ¿Acaso Lewis era una debilidad para él? ¿Acaso tenía dependencia hacia él o un fuerte vínculo? No terminaba de entenderlo, pero le dolía tanto que sentía que iba a morirse, su pecho hincaba, su respiración seguía siendo irregular y ni hablar del nudo en su garganta que aumentaba cada vez más. La frustración se lo comía vivo y no era más que una maraña llena de ansiedad, no era nada más que un ser humano finalmente permitiéndose sentir las cosas.

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