Corrí a su habitación desesperada, no podía entender qué tramaba con todo eso, era tan confuso...
–¡Debes superarlo! Ya sabes que no queremos nada contigo, ¡nada de tratos y es mi palabra final!, ¡ahora vete y déjanos en paz! Ni siquiera deberías estar aquí...
Exclamé imponiendo mi figura en su cara, sin embargo, él rió y me obligó a salir, concretando sus actos.
Todo lo que recuerdo después era un profundo sueño.
Todo fue tan extraño que ni siquiera puedo distinguir si fue una pesadilla o si de verdad todo esto acaba de ocurrir.
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