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By inesita_48

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¿Este el comienzo o el fin de una historia? ¿Mi historia? More

Antes de leer.
prefacio
capitulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 7
capitulo 8
capitulo 9
capitulo 10
capitulo 11
capitulo 12
capitulo 13
Capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
Capitulo 19
capitulo 20
capitulo 21
capitulo 22
capitulo 24
capitulo 25
capitulo 26
capitulo 27
capitulo 28
capitulo 29
Capitulo 30
capitulo 31
capitulo 32
capitulo 33
capitulo 34
capitulo 35
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capitulo 37
capitulo 38
capitulo 39
capitulo 40
capitulo 41
capitulo 42
capitulo 43
capitulo 44
capitulo 45
capitulo 46
capitulo 47
capitulo 48
capitulo 49
capitulo 50
capitulo 51
capitulo 52
capitulo 53
capitulo 54
capitulo 55
capitulo 56
capitulo 57
capitulo 58
capitulo 59
Último capítulo
epílogo
comunicado

capitulo 23

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By inesita_48

28 de Noviembre, 2018.
Milán - Italia.

- Nos esperan allá - Termina de decir Antonio y Clau me ve con pesar - Por cierto Anabelle sabes que no puedes dejarte ver.

- No creo que alguien me conozca así como estoy - Y más sarcasmo.

Pero tiene razón, si no la viera todos los días diría que es otra persona, el cabello ahora es castaño igual que sus ojos, igual que en la foto.

- Pero si te ves muy bien - Habla Clau ganándose una mala mirada.

La verdad es que ninguna de las tres nos llevamos tan mal cuando de chismear se trata pero igual cuando tiene la oportunidad de lanzarme veneno, lo hace pero a mí nada más, parece ser que a Clau la quiere más.

La ignora arreglándose en el asiento, de aquí tienen que ir a Roma y después al puerto, Antonio me jala y nos bajamos caminando por la pista hasta llegar a un deportivo.

Arrancamos y una vez vine a Milán pero no me dio chance de nada, veo todo al mi alrededor quedando fascinada.

- Déjame adivinar, vamos hacia una de tus empresas.

- Mm si, pero esta es la principal - Se queda pensativo antes de volver hablar - No entiendo porque deje está como principal si ya no vivo aquí.

- ¿Porque tienes tantas?

- Para lavar el dinero - Me ve como si fuera obvio - Tengo hasta centros de salud.

Lo veo sorprendida.

- Y generan bastante dinero - vuelve hablar con una sonrisa - Igual que instituciones educativas y así, también me pongo de socio con algunos trabajos que no tienen futuro solo para botar dinero.

- Así tendrás - Respondo de forma irónica.

- Es que si tengo mucho género sospechas y puedo tener comprada la mitad de la ley pero ¿Y la otra? Y cae más peso si todo lo que hago se hace público.

- Vi en los noticiarios que eras unos de los empresarios más jóvenes y codiciados del mundo - Digo ante lo que vi.

Recuerdo una vez que iba saliendo en Londres hacia el aeropuerto para terminar mis vacaciones, tenía el televisor prendido mientras recogía todo y el que estaba en noticiero apareció un hombre dando muy poca información de el.

El que la foto que se mostraba fuera tan mala y que solo de viera su espalda no me hizo recordarlo en ningún momento, Tampoco el hecho que comencé a escucharla tarde y el único apellido que había escuchado era el Smirnov y todos le hablan por el Bernocchi.

- Lo soy - Suelta con suficiencia y yo volteo los ojos - Que suerte tienes.

- Muchísima - Respondo con ironía.

- Pero primero vamos a un teatro - Sonríe - ¿Te gustan?

- Supongo, aunque no ando vestida para ir a uno - Respondo viéndome.

No ando mal, pero cargo una falda - short muy corta, aunque cargo medias bueno ni tan mal ando.

- ¿Que hablas? Para mí te ves bien aunque si me va a molestar que te vean las piernas - Se queda pensando mientras cruza - Creo que desde que estoy contigo me salen muchas ganas de matar.

- No me voy a disculpar - Suelto viéndolo y se detiene en un semáforo.

- Me gusta que te vistas provocativa - Me besa - Si solo es para mí claro - Vuelve a besarme - ¿Es para mí nada más?

Es que habla tan suave y tan sexy que me provoca lanzarme encima y cogérmelo y besarlo siempre, me es imposible no ponerme chiquita con el y más cuando me trata así.

¿Tan falta de amor estoy?

- Tal vez - Suelto con una sonrisa.

- Espero no saber de él porque lo mato a el y a toda su familia - Vuelve arrancar - ¿Como cargaras con ese cargo de conciencia?

- Me caes mal - Vuelve a cruzar - Además de mi boca no va a salir nada.

No dice nada pero se pone serio ignorándome, sin evitarlo comienzo a reír a carcajadas. Se arregla en el asiento y baja su mano arreglándose el miembro.

Luego de unos minutos llegamos y el sigue con la misma expresión.

Acomodo mis lentes que se oscurecen en el sol y el se coloca sus lentes para el sol, toma mi mano y cuando estamos ambos abajo del Lamborghini entramos al lugar. Una chica comienza hablar con él y nos guía a nuestro lugar.

Admiro todo y es muy hermoso, grande, tiene el típico toque victoriano pero a un nivel mucho más elevado, me siento en un castillo de miles de años pero que está en perfecto estado.

Subimos por un ascensor, caminamos un poco más y llegamos a unos de los palcos donde se encuentra dos personas algo mayores, el mafioso me los presenta y es lindo ver una pareja de ya edad o eso lo primero que pienso ya que después la forma en la que el señor que parece mi abuelo mira mis piernas hace que reconsiderarme la situación.

Tomamos asiento y me veo en la obligación de apretar el brazo de Antonio cuando el señor sigue viéndome sin siquiera disimular. Una de las cosas que odio en muchos hombres es esto, ya se sabe que soy guapa, supéralo y sigue con tu vida, lo peor es que no creo ser la única.

- Dime - Susurra.

- No me quita la mirada - Se voltea hacia el señor que vuelve la vista hacia el espectáculo cuando Antonio simplemente alza su ceja.

De igual forma se levanta señalando su asiento y se sienta en el mío, toma mi mano y lleva mi dorso a su boca. No está mal el espectáculo pero la verdad no llama lo suficiente mi atención, mi mente está en otro lado y solo quiero es estar acostada con el hombre a mi lado.

- Voy al baño - susurro pero una idea pasa por mi mente - ¿No me va a pasar nada?

- No - Besa mi dorso soltándolo.

Me voy y camino por donde me indican la misma chica que nos trajo aquí, entro al baño haciendo mis necesidades, salgo del cubículo y las chicas que hay aquí afuera parecieran que fueran a Óscar.

Salgo y a lo lejos veo Antonio de espalda, sonrío por inercia acercándome. No puede estar sin tenerme bajo su mirada, es un controlador compulsivo.

- ¿No puedes vivir sin mi? - Pregunto abrazándolo por la espalda pero lo suelto rápidamente cuando su fragancia no es la que normalmente tiene.

- ¿Disculpa? - Se voltea el hombre y quedo de piedra a ver el parecido que tiene con Antonio, hasta el color de ojos es el mismo.

¿Acaso tiene un gemelo?, el parecido que tienen es tanto que es imposible que se trate de una casualidad.

- Lo siento lo confundí - Digo alejándome.

- Que bonita confusión - Suelta y la sonrisa me hace temblar, siento que la he visto antes - Me llamo Carlo Ancelotti, ¿usted?

- Mi pareja me espera - digo con rapidez y sus ojos verdes se vuelven vivos - Adiós.

Prácticamente corro yendo hacia donde estaba, cuando entro al lugar se nota hastiado pero yo me concentro en el porqué de mi confusión y es que el que andará de negro me da esa repuesta, además de su postura. Me siento a su lado y me vuelve a tomar la mano.

- Ya está a nada de terminar - Dice y se voltea - Estoy cansado de verla tantas veces.

Me río por inercia y no entiendo porque el corazón se me ha acelerado de tal forma.

Termina tal como dijo luego de unos minutos. No les presto atención solo me despido de forma automática, nos montamos en el auto de nuevo cuando salimos del lugar y sigo igual. Por inercia mientras el pendre el auto miro creyendo estúpidamente que lo veré por allí pero no pasa, los latidos se me han comenzado a normalizar pero sigo pensando en donde he visto esa sonrisa.

- ¿Pasa algo? - Antonio me saca de mi burbuja - Estás muy callada.

- No.. - Creo que tengo que decirle, si es verdad que estamos en peligro aunque no creo que ese hombre me haga algo pero igual termino relatando unos de los momentos que tendré para recordar lo despistada que soy. - Bueno si, es que abrace a otro hombre pensando que eras tú. Estaba de espalda y era idéntico, lo puedo jurar, misma postura, misma espalda y tal vez los confundí por el color de tu ropa pero igual eran demasiado parecidos, parecía tu gemelo.

No dice nada y comienzo a temer porque se haya puesto molesto, celoso o lo que sea que le da cuando ve que alguien me mira más de lo debido.

- Es que tenía hasta el mismo color de tus ojos y solamente se lo he visto a Massimo y a ti - Vuelvo hablar para que entienda y no crea que se trata de otra cosa.- Y su sonrisa, siento que la he visto en algún lugar, pero es que no es igual a la tuya.

- ¿Dijo su nombre? - Pregunta después de unos segundos y ya estamos andando quién sabe a dónde.

- Carlo - Y solo con eso gira de golpe.

- ¿Carlo que? - Habla con rabia y respiro hondo para su reclamo, también me mentalizo para ver una cabeza despegada de su cuerpo como parte de su regalo por andar abrazando a otros.

- Ancelotti creo - digo y aprieta el volante acelerando - ¿Pasa algo? - Pregunto de forma estúpida pero si quiero más contexto para saber cómo defenderme.

No responde pero maneja mucho más rápido, me sujeto por instinto y en menos de nada estamos en la pista del aeropuerto.

- Muévete - Dice bajándose y yo respiro hondo para una discusión.

Hago caso, me siento sin ánimos de indagar así que me quedo a su lado.

- Averigua cuanto tiempo va a estar Carlo aquí - Manda y arrugo mis cejas, ¿De donde lo conoce? - Si lo haces en menos de tres horas considero no matarte se supone que esto fue lo que mandé a investigar.

El hombre no habla,creo que no respira y se va como un relámpago. Toma mi mano caminado a paso apresurado para llegar al jet. Subo las escaleras atrás de el y siento como despega.

Mi cuerpo se siente pesado y sigo sin comprender mucho, tampoco es que quiera buscar información, no tengo ánimos. Mi cuerpo enserio se siente pesado, tengo ganas de llorar y dormir mucho.

Se lo que significa y ahora aquí no se que hacer para bajarle.

- Isabella - Antonio me jala sin nada de delicadeza cuando medio abro los ojos.

Camino a paso apresurado y menos mal cargo unas botas y no tacones porque si no cuando bajé por las escaleras hubiera caído de rollito. Caminamos con rapidez y noto que estamos en un puerto algo solitario, mi mirada se la lleva una lancha de madera que aparte de ser muy bonita es la única que hay. Arranca en menos de nada y todo es de una forma rápida que tomo asiento sujetándome cuando casi me caigo.

Ok.

Veo un pueblo a lo lejos donde pienso que es el lugar pero no, sigue derecho y no puedo creer lo que estoy viendo.

Es literalmente un castillo enorme. Cuando Massimo me dijo que su familia se creía de la realeza no pensé que fuera tan enserio.

Quedo impresionada por la vista y entre más nos acercamos el empresario baja la velocidad mientras que yo me enamoro por lo que miro. Ladrillos blancos, pasto muy verde, se ve una fuente y unas escaleras. Cambio la vista al hombre que me tiende la mano la cual tomo y me vuelve a jalar.

Me.va a sacar el brazo de tanto jalarlo.

- Ten aquí - me da el volante o como se llame eso pero lo tengo que agarrar rápido cuando lo suelta como si nada

- ¿Que te pasa? No lo sueltes así.- reclamo y cuando lo veo quitarse los zapatos me doy cuenta que perdió la cabeza y no por mi.

Saca un revolver que jamás había visto, llevo la vista al frente y ya estamos a nada de llegar, me asusto pero siento Antonio atrás de mi rodeándome, toma mi mano moviéndome y veo como arregla todo bajando la velocidad cuando llegamos a la escalera que el agua moja el primer escalón de cemento, no se como hace pero deja la lancha perfectamente de lado para bajarnos.

- Escúchame - Me voltea y ya no puedo seguir detallando mucho el lugar. - Conociste a quien te quiere matar - Arrugo mis cejas -, mi querido primo - Suelta a quema ropa y no proceso mucho.

Siento como hipotéticamente me dan un golpe en la cabeza para qué despierte y ahí esta, lo recuerdo, es el dueño de mis pesadillas.

Tiene que ser el.

Escucho perfectamente como se ría de mi.

Las lágrimas bajan por mis mejillas y que el sueño se repita una y otra vez no ayuda, todo se desata y no se que pensar, no de cómo bajarlo sin eso, todo se complica y mi mente sigue repitiendo el maldito sueño.

- Es el - Repito varias veces como si tratará de convencerme

- Escúchame ¿que pasa? - miro Antonio desesperarse quitándome los lentes - Isabella tus ojos...

Me siento débil, lo escucho lejos, mi corazón se acelera de nuevo, los oídos me zumban y mis ojos se cierran dejándome en la oscuridad que tanto quiero evitar y que está vez no se cómo salir muy bien de ella.

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