Frey (Darks #2)

By Ariana_Godoy

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Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio. More

0 Intro
I. E I N S
II. ZWEI
III. DREI
IV. VIER
V. FÜNF
VI. SECHS
VII. SIEBEN
VIII. ACHT
IX. NEUN
X. ZEHN
XI. ELF
XIII. DREIZEHN
XIV. VIERZEHN
XV. Fünfzehn
XVI. SECHZEHN
17. SIEBZEHN
XVIII. ACHTZEHN
XIX. NEUNZEHN

XII. Zwölf

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By Ariana_Godoy

XII

FREY

Frey observó a la chica inconsciente en el suelo con detalle. Verla así, con los ojos cerrados, Maren lucía inocente, casi una víctima y le recordaba mucho a la chica de la sonrisa rota. A él no le gustaba recordarla porque a pesar de todo, la sensación de culpa que le invadía seguía activa en su memoria.

—Frey.

La voz de su hermano lo sacó de su viaje al pasado. Heist estaba de pie al lado de Jaeda, le había atado las manos detrás de la espalda y la jalaba de mala gana para que lo siguiera. También le había tapado la boca con cinta adhesiva oscura.

—Tenemos que salir de aquí, somos blanco fácil cuando se den cuenta de que el plan de Jaeda no ha funcionado. Dudo que ella esté sola aquí.

Frey asintió, tenían que moverse rápido. Si querían interrogar a Jaeda, tenían que sacarla de aquí lo antes posible. Así que el chico levantó a Maren, cargándola con cuidado y salió del apartamento con Heist detrás de él. Ambos Steins se movieron con rapidez y al llegar al piso de abajo, Frey le cedió el paso a Heist para que saliera primero y metiera a Jaeda a la camioneta negra, luego él hizo lo mismo con Maren, sentándola en el asiento trasero y poniéndole el cinturón de seguridad. El conductor los recibió en silencio y Frey miró a Heist con determinación.

—Me aseguraré de que Leigh salga ilesa y luego haré lo que planeamos —explicó Frey.

—Ten cuidado. —Heist le dio una sonrisa leve, disfrazando, quizás su preocupación.

Frey asintió, cerró la puerta y se quedó viendo como la camioneta se alejaba. Luego, él entró de nuevo al edificio de apartamentos abandonados para salir por el otro lado que daba a la calle del festival. Sin embargo, al entrar al pasillo principal, se detuvo en seco.

En medio del pasillo, estaba ella, de negro, con su cabello recogido en una cola alta que resaltaba el perfil de su cara. Frey nunca se acostumbraría a lo perfecto que era su rostro, él amaba las cosas con simetría y ella era una obra maestra de ello. Raella no dudo en levantar el arma en su mano hacia él.

—¿Dónde está? —preguntó con frialdad, apuntándolo.

—Es muy tarde, Rae.

—¡Raella! —gritó la chica con frustración—. Ese es mi nombre, Frey. Hace años perdiste el derecho de llamarme Rae.

Frey dio dos pasos hacia ella y Raella sacudió su arma.

—¡Para! Si crees que no te dispararé, sigues siendo el mismo chico ingenuo del arroyo.

Frey paró y se tensó.

—¿El chico ingenuo del arroyo? —repitió Frey, permitiéndose recordar su infancia, y parte de su adolescencia, esos momentos estaban teñidos con imágenes de Raella, sonriendo y acompañándolo.

Y Frey se dio cuenta de algo: quizás la razón de todo lo que pasó con la chica de la sonrisa rota había empezado con Rae.

—¿Dónde está, Frey? —preguntó de nuevo, su voz menos fría y más rota—. Ella no tiene nada que ver con todo esto.

—Tiene el tatuaje, Raella. —respondió Frey, ladeando la cabeza.

Raella arrugó las cejas y abrió la boca para cerrarla de pronto. Frey analizó esa expresión facial con cuidado y llegó a la conclusión de que quizás Raella no lo sabía.

—¿No lo sabías?

—Eso es irrelevante. Tu objetivo no es Maren, es Jaeda, así que dime donde está.

Frey la miró con cuidado.

—Sabías que mi objetivo era Jaeda, sabías que estaba aquí. ¿Qué más sabes, Raella?

—Sé lo que necesito saber para proteger a Maren.

—¿Por qué?

Pausa. Duda. Raella se lamió los labios.

—No tengo que explicarte nada.

Frey tensó la mandíbula y con pasos largos y rápidos, se acercó a ella de golpe hasta que la punta del arma se presionó contra su pecho.

—Rae.

—Te dispararé.

—No lo harás. —Frey le agarró la muñeca y la sostuvo a un lado de los dos mientras usaba su mano libre para intentar bajarle el lado de la camisa que le cubría el hombro, pero Raella fue veloz, lo jaló de la mano que le sostenía la muñeca hacia abajo y cuando Frey se inclinó, ella levantó la rodilla y se la clavó en el estómago, el chico tosió y la soltó para sostener su barriga, dando un paso atrás.

—No me toques.

Frey se enderezó y con rabia hizo la pregunta:

—¿Tienes el tatuaje, Raella?

Ella bufó.

—Si lo tengo o no, no es tu maldito problema.

—¡Raella! —El grito de Frey la hizo saltar un poco, cada músculo en su cuerpo se había tensado. Estaba furioso—. ¿Lo tienes?

Raella se acercó a él, su voz recuperó la frialdad de antes.

—Dime donde está Maren.

—Maren estará bien.

—¿Estará bien? —Raella sonrió, sin creerle—. Como Marlene iba a estar bien, ¿no?

Frey apretó los puños a sus costados. La mención de ese nombre le revolvía el estómago porque esos recuerdos le atormentaban y Raella lo sabía. ¿Cómo se atrevía a mencionarlo? El chico podía sentir el calor de la ira subiendo por su cuello, llegando hasta su cara así que dijo algo que no debía:

—Fue tu culpa —murmuró con rabia.

El rostro de Raella se estiró en sorpresa.

—¿Qué? ¿Ahora me culpas? —Había decepción en su mirada—. No tienes—

—¡Tú me dejaste, Rae! —Soltó Frey como si nada, silenciándola—. Estaba solo y estaba lleno de muchas emociones que no reconocía ni sabía manejar. Dejé que Marlene se acercara porque quería reemplazarte, era lo que conocía, funcionaba con los objetos, con mis trenes. Se dañaba uno y lo cambiaba por otro o le arreglaba las piezas y se solucionaba. Pensé que eso funcionaría con las personas, necesitaba que funcionara porque tu ausencia dolía y me asfixiaba cada hora del día.

Raella se quedó muy callada, y Frey continuó:

—Pero no funcionó porque no eras tú.

—¿Por eso la mataste? —Raella sacudió la cabeza—. Estás muy jodido, Frey.

—No sabes lo que pasó.

—¿Qué?

—No entiendes nada, Rae.

Raella le dio una sonrisa torcida.

—Eres muy confuso, Frey Stein.

—No, en realidad, soy muy predecible. Tú lo dijiste, ¿no? El chico ingenuo del arroyo que vive en rutinas y patrones establecidos.

La expresión de Raella se suavizó.

—Frey.

—No te diré donde está Maren, no rompo promesas, no soy como tú.

—Auch. —Ella fingió una sonrisa—. Es hora de que olvides ese amor adolescente que nos consumió.

—No.

—¿No?

—Tu ausencia aún duele, pero aprendí a vivir con ella.

—No puedes aferrarte a tu primer amor toda la vida.

—Aún tengo mi primer tren.

—¿Qué?

—Aún conservo el primer tren que me dio mi madre cuando tenía cuatro años.

—¿Quieres decir que planeas conservar tu primer amor toda la vida? ¿Cómo ese tren? —Frey asintió—. Eso no es sano, Frey.

—Son mis emociones, yo decido que hacer con ellas.

—Necesitas soltar, Frey.

El chico dio un paso lento hacia ella y luego otro hasta que estaban a centímetros de distancia. Él levantó la mano y le sostuvo la mejilla con delicadeza.

—No quiero soltar, Rae.

Ella puso la mano sobre la suya y la bajó de su rostro.

—Ya te he olvidado, Frey.

—Estás mintiendo.

—No, estoy diciendo la verdad.

—Mentira —repitió Frey y la arrinconó contra la pared—. Los hechos indican que mientes.

Rae alzó una ceja.

—¿Los hechos?

—Tú me salvaste la otra noche. —Raella se quedó muy quieta—. Conozco tus técnicas de pelea cuerpo a cuerpo, Rae. Si me hubieras olvidado, no tendrías razón para intervenir. Entonces, ¿por qué me salvaste?

—Frey...

Él se inclinó hasta que su nariz rozó la suya, el corazón comenzó a latirle como loco. Estas sensaciones lo abrumaban un poco, pero saber que era ella le calmaba porque ya habían hecho esto antes y esa familiaridad le ayudaba. Ella le puso la mano en el pecho.

—No, Frey.

Y él se detuvo, sus ojos fijados en los labios de ella, pero sin moverse. Ella había dicho no y él no iría jamás en contra de eso.

—Esto solo empeorará las cosas —murmuró ella, su mano volviendo un puño en su pecho. Y en total contradicción a sus palabras, ella lo jaló de la camisa y lo besó. Sin embargo, Frey se separó de golpe.

—Has dicho que no. —Le recordó y Raella sonrió sobre sus labios.

—Y ahora digo que sí, Frey, bésame.

Y él la besó con torpeza y muchas ganas, presionándola contra la pared. La familiaridad de sus labios era algo que Frey había extrañado tanto. Sus bocas encontraron ese ritmo salvaje y asfixiante que ambos disfrutaban. Raella se agarró de ese cabello negro con fuerza, profundizando el beso. Frey era capaz de sentir cada sensación regándose por su cuerpo con intensidad.

Mi Rae... pensó mientras la estrujaba contra su cuerpo. ¿Cómo esperaba ella que él le soltara? Los recuerdos de su infancia y parte de adolescencia estaban llenos de ella. Era un lugar seguro para él. Y después de haber perdido a su madre y a su hermana, Frey ya no tenía muchos de esos. ¿Cómo no aferrarse a lo que ya conocía? ¿A lo poco que le quedaba?

Raella detuvo el beso y descansó la frente sobre la suya.

—Esto no cambia nada.

—¿Por qué no puedes volver a mí? —susurró Frey.

—Porque hay demasiada historia y sangre derramada entre nosotros, Frey.

—¿No puedes perdonarme?

Raella dio un paso a un lado y se despegó de la pared para mantener una distancia prudente entre ellos.

—No se trata de perdón, Frey. No puedo verte a la cara sin recordar todo lo que pasó, sin revivir cada momento. No puedo vivir así.

—Entonces, tú tampoco puedes hacerlo.

—¿Hacer qué?

—Soltar.

Raella metió su arma en la parte de atrás de su cinturón.

—Si algo le pasa a Maren, te mataré, Frey. Te doy un día para que regrese sana y salva. Considéralo una de esas promesas que haces, que nunca se rompen.

Él no dijo nada, pero notó que la mirada de Raella estaba en algo detrás de él. Frey se giró para ver a Leigh de pie, muy quieta en la entrada. Cuando volvió a mirar a Raella, ella ya se movía y caminaba hacia la entrada. Le pasó por un lado a Leigh, quien la observó con cautela.

Al quedarse solos, Frey se acercó a su amiga y la revisó.

—¿Estás bien?

Leigh asintió.

—¿Quién era ella?

Frey indagó en su cabeza por un titulo que explicara quien Raella para él, fue por lo más simple.

—Mi exnovia.

Los ojos de Leigh se abrieron de forma exagerada. Frey comenzó a caminar, necesitaban irse a un lugar seguro.

—¿Exnovia? —preguntó Leigh, siguiéndolo—. Eso sí que no me lo esperaba. Frey Stein con exnovias.

—No, exnovias, no. Exnovia, solo ella.

La sonrisa de Leigh creció.

—Un chico de una sola chica, que leal.

Ellos llegaron a otra camioneta negra estacionada entre dos autos llenos de guardaespaldas del padre de Leigh. Frey le abrió la puerta.

—Tú también eres una chica de un solo chico.

Leigh bufó, subiéndose en el asiento trasero.

—Claro que no.

Frey se subió en el otro asiento.

—¿Has tenido alguien más después de mi hermano?

Leigh abrió la boca y luego la cerró. El chofer comenzó a manejar y ella se volteó para mirar a Frey.

—Pero si tuve novios antes de él y quizás tenga unos más después.

—Pero él fue el primero, ¿no?

—No, él no fue mi primera vez.

—No hablo de sexo o de relaciones —señaló Frey, pensando en Rae—. Él fue el primero que te hizo sentir así. —Él recordó la vez que le dio uno de sus ataques y Raella estuvo ahí, y le ayudó con paciencia y calidez—. Fue el primero en ver lo más profundo y oscuro de ti y aún así, se quedó a tu lado. —Pensó en la sonrisa de Rae después de pasar por ello y el cariño que brillaba en sus ojos—. El primero en amar todo de ti, lo bueno y lo malo, lo igual y lo diferente. Ese primero no se suelta, ni se supera, Leigh, se aprende a vivir con su ausencia.

Leigh se quedó callada y apartó la mirada.

—Eres profundo cuando te lo propones, Frey. —Ella suspiró—. Si ella te hizo sentir todo eso, ¿por qué es tu exnovia? ¿Por qué no están juntos?

—Porque soy un Stein.

—¿Qué?

—Y eso me hizo hacer algo que ella no puede perdonar.

—Déjame adivinar, ¿mataste a alguien que ella quería? —Frey no dijo nada y Leigh se pasó la mano por la cara—. ¿A quién mataste?

—Es una larga historia.

—Tengo tiempo.

Frey miró por la ventana de la camioneta, y observó la nieve a los lados del camino.

—Raella era mi vecina.

—¿Y...?

—Pero también era la hija oculta y favorita de un poderoso líder de una red trata de personas.

—Oh.

—Asesinamos a su padre, y a sus hermanos.

—Pero ella sabía que no eran buenas personas, ¿no?

—Eso no es lo que ella no me perdona.

—¿Entonces?

—La usé para llegar a su familia, en especial a su padre.

—Ah, típico Stein. No me lo esperaba de ti, la verdad, Frey.

—Solo seguí las ordenes de mi padre. Cuando analizo lo que pasó, debí decírselo a ella, Raella habría cooperado, sin necesidad de mentiras y de herirla.

—Eso no hubiera sido muy Stein de tu parte. Mejor mentir, manipular y luego pedir perdón por ello, ¿no?

—Sé que estuvo mal, Leigh, pero no puedo cambiar lo que pasó.

—Ah, Frey, ¿qué voy a hacer contigo? —Ella suspiró y extendió su mano para ponerla sobre la del chico.

—Estaré bien, he aprendido a vivir sin ella.

Leigh hizo una mueca.

—Yo también —susurró—. He aprendido a vivir sin él, aunque eso no significa que sea fácil.

—¿Por qué no pueden estar juntos? —preguntó Frey, a pesar de que tenía una idea de la respuesta. Leigh se lamió los labios.

—Porque él necesita sanar solo, y si mi ausencia no lo motiva, nada en este mundo lo hará, Frey. Si de verdad me ama, hará lo posible para estar bien, para poder estar conmigo. Si él no cultiva su amor por sí mismo, ¿cómo puede amar a alguien más?

—Heist no cree en terapia.

—Lo sé.

—¿Aún así, lo sigues esperando?

—No.

—¿No?

—Yo sí he sanado, Frey, y parte de eso, ha sido aprender a quererme y cuando te quieres a ti mismo, entiendes que no dependes de nadie para ser feliz. Lo amo y posiblemente lo amaré el resto de mi vida, incluso cuando existan otros, pero no lo necesito, Frey. Amar es estar bien contigo mismo mientras coexistes y compartes eso con alguien más.

—Pensé que habías venido a verlo.

—No, vine para que él me viera a la distancia, para que recordara que aún existo y que creo en él y en su capacidad de sanar.

Frey giró su mano para que los dedos de Leigh se enroscaran con los suyos y apretó.

—Gracias por venir, no habríamos sacado a Jaeda de las sombras sin ti.

—De nada.

—Eres una de nosotros, Leigh.

—¿Una Stein?

Frey sonrió y asintió.

—Una Stein. 


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Nota de la autora: ¡Feliz día de las madres! Not me subiendo capítulo en este día, pero bueno tocaba. Ya llegue de mi gira por latam, la pasé espectaculart.

¿Qué les pareció el capítulo? Yo estuve bien romanticona leyendo todo. 

Ya sabemos más o menos la historia de Raella, ¿qué tal les cayó?

Pronto sabremos lo que pasó con Marlene, me encanta como ya empezarán a ver como todo está conectado, (recuerden que Marlene salió en una escena en Heist) 

Also, Leigh, mi amorsh, estoy orgullosa de ti. 

Also, Frey será más corto que Heist, así que el desmadre se viene pronto. Bueno, y que también Heist era una biblia jajajaja siempre se me salen de control. Intento que eso no pase con Frey. Ténganme fe. 

¿Teorías?

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Muakatela, 

Ariana G. 


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