Besos en Guerra ©

By dayzaccardi

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"Solo físico. Beneficios. Cero sentimientos. Y ya" Regla uno: si una mujer ingresa al sistema será aniquilada... More

💋⚔️
ANTES DE LEER
⁰ Viento Negro
¹ Mushu
² El entrenador
³ Chat privado
⁴ Juego sucio
⁵ Yin Yang
⁶ El refugiado
⁷ Levántate, si puedes
⁸ Jugando con fuego
⁹ Tenemos un trato
¹⁰ Hola, ¿tú eres...?
¹¹ Apretados
¹² Vacío
¹³ Besame
¹⁴ Juguemos
¹⁵ Dibujos
¹⁶ Acurrucados
¹⁷ Ansiedad
¹⁹ Las minas
²⁰ Debajo de ti (y de la lluvia)
²¹ Amigo
²² Sueños nublados
²³ Capitán
²⁴ Tú
²⁵ Quédate
²⁶ Mensaje
²⁷ Verdades a la luz
²⁸ Otro amor
²⁹ Quererte
³⁰ Contigo
³¹ Adiós
³² Sueños oscuros
³³ Fregadero
³⁴ ¿Quién es?
³⁵ Personaje secundario
³⁶ Cobarde
³⁷ Decisión
³⁸ Error del sistema
³⁹ Auxilio
⁴⁰ Caos
FINAL 1/2
FINAL 2/2
EPÍLOGO
¿BEG EN FÍSICO?

¹⁸ Ultimátum

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By dayzaccardi

Blair

Los entrenamientos de Zayn para prepararnos antes del gran acontecimiento en las minas son realmente agotadores y bruscos. Lanzo un puño cerrado al aire, muevo el cuerpo como él me explicó, lanzó otro y miró a los lados buscándolo con la mirada, pero él no está observándome, de hecho, le está explicando muy serio a Grillo cómo dar una buena patada mientras que Mushu, que lo ve desde un lado, mejora todo lo que el rubio le corrige a el otro para adoptar una mejor postura.

Esto de tener que fingir que entre Zayn y yo no hay nada cuando estamos rodeados de gente, se me pone muy difícil a veces. ¿Otro problema? Mi traje,
las temperaturas ya están comenzando a ser un poco más cálidas y eso significa dejar de usar tantas prendas de ropa, por ende, mandarme al frente yo solita.
Y créanme que no quiero que eso suceda, prefiero soportar comentarios como: «Al parecer Samuel es friolento» «Tienes un poco de sudor en tu rostro» «Ahora eres un arrocito cocido»

En fin.

Pipa tiene un buen movimiento en las caderas y también una buena habilidad de pelear mientras fuma -estoy casi segura que ni el rubio tiene esa capacidad-, cosa que siempre le regaño porque me parece muy peligroso. Les puedo jurar que ya se lo dije miles y miles de veces, pero nunca me da mucha atención. La mayoría de veces me responde la misma mierda: «Arma de doble filo, si te metes conmigo o te pego una patada o te quemo con el cigarrillo. Ja, rima y todo. Pedazo de poeta»

Okey, en definitiva eso no viene al punto al que quiero llegar.

No sé si estoy capacitada como para enfrentarme a los refugiados. Es decir, por mí estoy más que segura, siempre lo estuve, pero a veces Zayn me da un poco de inseguridad al repetirme todo el tiempo que debo mejorar, que no soy capaz ni de matar una mosca y todo ese rollo.

Lanzo otro buen puñetazo al aire, roto sobre mis tobillos, aplico la patada voladora que nos ha enseñado el capitán hoy y..., joder, caigo al piso.

Suelto un quejido. Llevamos desde las siete de la mañana practicando estos movimientos, no puede ser que no los pueda pillar. Estoy agotada, sentada, deseando que un camión me pase por encima hasta que... ay no, ¿eso es una...?Oh, sí es. Es una enorme mano que está acercándose a mí.

¿Por qué coño siempre termina viéndome solo cuando me mando cagadas?

-Vamos, arriba -Zayn es el que me está tendiendo una mano-. Sube, no tengo todo el día para ti.

Zayn, Zayn, Zayn....

Hasta ahora todo lo que me imponía con su trato de chico Fuckboy -según Mushu- no se terminó concretando en ningún maldito momento, no es que quisiera que pase, es decir... bueno, no lo sé, pero el punto es que de un día a otro el rubio no me muestra casi nada de interés, y si lo hace, al instante de que sucede me ignora. Es como si constantemente se estuviera arrepintiendo de tener algo -aunque sea mínimo- conmigo. Y eso me pone de malhumor.

En otras noticias, nuestra rutina y su plan de ir a las minas siguen en pie. Pero tranquilos, no me estoy salteando en mi narración nada que no sepan ustedes. Por el momento no me besó la boca ni nada de esos rollos (si llega a pasar prometo documentarlo por aquí a pesar de que me resulte insignificante)

O quizás no tanto.

Para qué mentir, ese rubio está buenazo, solo es hecho de besar lo que me parece insignificante, pero el hecho de besarlo a él sí que sería algo nuevo para experimentar. Me interesaría solo si él lo hace por su cuenta y si gana mi confianza. Zayn puede tener sus mambos raros, una rutina muy estructurada, un humor un tanto peculiar y caerme más mal que bien, pero fuera de eso, hay algo dentro de él que me da más curiosidad que...

-¿Me estás escuchando? -gruñe y comienzo a sospechar que me estuvo hablando por más de dos minutos mientras yo estaba en mi mundo-. Joder, que lenta que eres, ¿quieres que te bese también para que te levantes? -susurra lo último.

Podrías.

Niego con la cabeza.

-No beso sapos. -Le suelto la mano que me tiende para levantarme y me pongo de pie por mi propia cuenta.

Gira los ojos y evade una carcajada de su parte que quiere salir a la luz.

-Orgullosa -murmura por lo bajo.

-Creído -vocifero en voz baja yo también.

-Deja de lado ese orgullito bonito que tienes y ponte a entrenar que sino te matarán los refugiados y no tendré a quién molestar todos los días.

-Me extrañaría mucho.

-De hecho, no se que haría sin ti -ironiza.

Pongo una mano en su pecho y lo empujo hacia atrás para molestarlo. Él abre su boca para decirme algo, saltando a la defensiva en forma de juego, justo cuando Pipa llega a mi lado. Su boca se cierra y se vuelve a poner serio, como si esa línea entre una persona agradable y una persona seca, fría y que, por cierto, me cae mal, sea extra fina.

-Arrocito, cuanto tiempo -palma mi hombro y esboza una sonrisa amistosa-. Estamos con Mushu practicando el ultimátum que explico el capitán -su mirada viaja hasta Zayn y asiente con la cabeza en forma de saludo, el otro no le hace ni caso- ¿Quieres venir? Si quieres te puedo enseñar a dar bien la patada. Rogger dijo que tengo buena técnica, ¿a qué sí?

Ladeo la cabeza hacia un lado y lo observo. El rubio tiene la mandíbula apretada y los ojos oscurecidos sin ese brillo que tiene cuando está con su personalidad agradable, esa que solo me muestra cuando está de buen humor y cuando se olvida un poco de el rollo que se supone que tenemos.

-Quizá sí que te falte algo de técnica -le dice con mala gana-, quizás te falte bastante.

-Pero si usted hace unos minutos dijo que...

-Tranquilo, con práctica se mejora -le explica y yo me quedo helada por su comportamiento-. Ve con Mushu, anda.

En su lugar, Pipa me regresa una mirada de auxilio.

-¿Vienes? -me pregunta.

-Sí, ya me estaba por ir de todos modos -Ojeo mal a Zayn.

Doy unos pasos, me acerco a Pipa y en el momento exacto en el que damos por sentado que vamos a irnos, él nos detiene.

-¿Cuál es la verdad detrás de qué quieres que vaya contigo? -No tengo ni que pensar a quién se dirige Zayn con ese tono tan crudo.

Ojalá creyera que Pipa no va a responderle y que va simplemente a optar por ignorarlo y seguir adelante, pero no es así, porque lo conozco y creo otra cosa. En fin. Es su capitán y debe respetarlo, eso me dice todos los días.

-Para enseñarle a hacer la patada.

El rubio frota parte de su cuello y en forma de una afirmación vocifera lo siguiente:

-Yo puedo enseñarle a hacer la patada -dictamina con rapidez y se corrige-: Yo voy a enseñarle la patada -al ver que Pipa y yo nos quedamos helados, vuelve a hablar-: y ni hace falta aclarar porqué.

Zayn le sonríe para abajo a Pipa. El otro le responde haciendo un ruido incómodo con sus dientes y yo, ya sin palabras, decido cerrar la boca y no meterme en donde no me llaman por una vez en mi vida.

-Pues... pues... vale -él termina accediendo a la propuesta, bueno, mejor dicho: imposición.

El rubito se le acerca, le da un apretón en la mano muy inesperado y le murmura:

-Que te vaya bien.

Pipa aún más confundido que antes termina yéndose un poco asustado mirándome casi con la mirada de las mil yardas por cómo tiene los ojos de abiertos.

-¿Qué fue todo eso? -inquiero sin pensarlo.

-Que más da -murmura y me señala el camino a casa-. ¿Vas a querer que te entrene o no?

-¿Usted? ¿Entrenarme? ¡Si lo hace todos los días!

-En privado, Blair. En privado.

-¿Clases privadas de entrenamiento?

-En mi sala de entrenamiento. Solos.

-¡Oh! ¡Eso sí que es...!

-Por Dios, calla -dice el aburrido-. Es solo para no te asesinen los refugiados en las minas tan rápido, no pienses que...

-¡Usted es un pervertido! ¡Yo nunca insunúe nada!

-Camina.

-¡Es más, dudo tomar clase con usted porque nunca muestra cómo le salen los ejercicios y se cree el muy muy y...!

-Camina.

-¡Hasta seguro que no tiene paciencia!

-¡Joder! ¡¿Puedes caminar?!

Hago un intento de arrugar la nariz y negarme con todas las fuerzas, pero cuando me mira con esos ojos con un aire de pedido un tanto amoroso fuera de odio, termino agregando:

-Vaaaaale.

__⚔__

Zayn está explicándome esta maldita patada hace más de media hora y como resultado solo puedo decir que no dejo de caerme cada vez que debo subir un pie hasta el pecho izquierdo del "enemigo". Ya no lo puedo mirar a los ojos, me doy vergüenza.

Estamos en su pequeña habitación repleta de armas que es una especie de gimnasio moderno y acojedor de su departamento de chico privilegiado. No puedo quejarme de nada, ni si quiera hay algo que huela mal. Todo tiene aroma a menta granizada. Y el rubio, al parecer, tiene el poder de transpirar mil mares y oler a rosas, cosa que -claramente- yo no tengo. Y para agregar algo aún mejor a esta descripción, también tengo buenas vistas.

Hermosas vistas.

El capitán está sin remera y sudado al frente de mí, regañándome -bueno, convengamos que se encuentra regañándome porque estoy "distraída", pero de todas formas, y en mi defensa, es muy irónico ya que él es mi distracción y dudo que no lo sepa-.

Lanza una patada que casi me vuela la nariz de lugar por lo cerca que pasa de ella y suspira terminando su movimiento apoyando su brazo en la pared, dejándose caer sobre ella.

-Te toca.

Me sonríe de tal forma que me hace odiarlo el doble de lo que ya lo hago.

-No me causa gracia, capitán -le aclaro-, ¿no me ha visto? Estoy viviendo en el piso, prefiero dormir una buena siesta y dejarme de...

Gruñe y se acerca a mi a pasos agigantados. Su mano se apoya de una forma bruta en mi cintura descubierta, justo por debajo del top deportivo que me prestó minutos atrás. Me apreta un poco y se inclina hacia delante para susurrar:

-Si no mantienes tu cuerpo en una buena postura, nunca lo lograrás, guapa -No sé porqué coño sus palabras últimamente me están afectando más de lo que deberían, a tal punto de quedarme sin voz-. ¿Vas a ponerle voluntad a esta mierda o prefieres que te mande con tu padre devuelta?

Palabras crudas.

Quito su mano de mi cintura con cierto enojo.

Adiós, debilidad.

A él parece molestarle el gesto, pero ni si quiera se toma el tiempo de mencionarlo, sabe que a mí no me importa. Y tiene razón.

-Conoce a mi padre, ¿verdad? -intuyo en voz alta.

-Sí quieres la respuesta deberás golpearme en el pecho con la patada que te enseñé.

-Y si usted quiere llevarse bien conmigo debería procurar no desafiarme más.

-¿O qué? ¿Me clavarás una de tus dagas en el corazón? -De un movimiento en seco quito la daga de mi bolsillo y le apunto-. No iba en serio. Para nada en serio.

Dejo que tiemble solo un poco y la guardo con lentitud, esbozando una media sonrisa.

-Bien. Hagamoslo.

-Nunca has aceptado tan rápido una propuesta mía.

Sus labios se arquean.

-Es que usted nunca había metido en la propuesta el hecho de golpearlo.

Y sus labios dejan de arquearse.

-Eres maldita, ¿lo sabes?

-A la perfección.

-Y también eres rara.

-Solo quiero respuestas.

Me vacila con un movimiento de cejas bastante gracioso y se aleja con las manos arriba, mostrando un estado de paz antes de la guerra. Luego, chasquea los dedos indicando el inicio de mi patada y se cubre el pecho con su mano para que el impacto no sea tan fuerte.

Salto y lo golpeo.

Yo grito al conseguirlo, pero en el otro punto de vista él se retuerce y me observa sorprendido.

-¿Y bien? ¿De dónde lo conoces? -le pregunto aún con las manos a la defensiva como si estuviera participando de una lucha de boxeo.

Me analiza con orgullo y responde:

-Fue uno de los mejores guerreros de las anteriores diez guerras -su voz suena sincera y algo dolorida, supongo que es por el golpe ya que no deja de sacudir su mano hacia los lados como si le hubiera dado una especie de contractura-. Yo compartía los almuerzos con él y algún que otro entrenamiento.

Entrecierro los ojos y me voy a su derecha para practicar un nuevo movimiento mientras sigo interrogándolo.

-¿Usted participa hace mucho en las guerras anuales?

-¿Qué?

-Le he preguntado si usted participa hace mucho en las guerras anuales.

-¿Qué si yo participo en qué?

Parece estar leyéndome los labios porque... ¿no oye?

-Parece que usted es sordo del oído derecho, hombre -camino hacia su izquierda y le vuelvo a hablar-. ¿Usted participa hace mucho en las guerras anuales? -cuestiono y parece que él se está olvidando del requisito de que debo pegarle una patada para obtener una respuesta, ya que a los segundos me comienza a decir:

-Vivo aquí desde que tengo vida porque me adoptó Henry. No conozco otro sitio. ¿Contesta tu pregunta?

-Pues...

-Golpeame otra vez, anda.

Pego una patada con una fuerza un poco menor, y aunque no toca a la perfección su pecho, él asiente dándome hincapié a que le pregunte otra cosa:

-¿Estás sordo del oído derecho? -Okey, esa pregunta si que fue un tanto random.

Zayn tuerce el gesto como si esa pregunta no estuviera dentro de su zona de confort, y sin embargo, luego de un minuto de silencio incómodo, responde:

-Una bala de un refugiado impactó en mi oreja el año pasado -intento mirarle la herida pero él se desata el cabello de su coleta para taparla-. No creo que sea atractivo ver una herida de bala -se apresura a decir antes de que yo diga algo-. Siguiente.

Tomo un envión, salto y deposito el pie en su pecho, pero sin tanta fuerza para no herirlo antes de que me termine de dar la clase. Al caer de pie me mantengo con una postura segura llena de buen porte, levanto el mentón desafiante y le digo:

-¿Por qué no dejó que mi amigo me enseñara la patada? -esa interrogación me sale con un tono más sensual de lo que debería-. Responda.

Lo veo tragar con dificultad.

-No me apetecía que él te enseñara.

-¿Por qué no le apetecía?

-Ya usaste el anterior golpe, no toca respuesta.

Salto con rapidez y vuelvo a pegarle, él responde al fuerte tacto inesperado saliendo impulsado hacia la pared y, una vez allí, justo cuando yo caigo, empieza a respirar algo entrecortado.

Okey, eso debió doler.

-¿Y bien? ¿Por qué lo hizo?

El rubio parece seguir afectado por el madrazo que le acabo de meter, de todas formas, la sonrisa que suelta al final de que le pregunte aquello me confirma que solo está jugando conmigo.

-Lo hice porque no me gusta la idea de verte con otro -zanja como si expresar eso sería para él lo más normal del universo. Lo miro mal-. ¿Qué? ¿No te esperabas que lo diga tan crudo?

Claro que no me lo esperaba.

Me acerco hacia él.

-Le recuerdo que el trato no tiene exclusividad -murmuro vacilante-. Ni sentimientos, ni nada de...

-Nunca dije que lo tuviera -responde a la defensiva-. Solo dije lo que me pasaba y ya.

Me muerdo la lengua.

-¿Lo que le pasaba? -A veces hay que hacerse la tonta para conseguir información más minuciosa.

-Arder cuando estás muy cerca de otro tío -muerde su labio como si eso le frustrase-. No sé qué putada me sucede, pero está claro que aquí tú eres el problema.

-Genial, ahora también Blair tiene la culpa de que el tío con el que hizo un trato sea un posesivo de mierda.

Estamos tan cerca que su aliento a chicle se entremezcla con el mío.

-Siempre lo complicas todo.

Entrelaza sus dedos por su pelo, tenso.

-¿Qué complico? -chillo, enfadadísima.

-Me complicas a mí -masculla respirando mal por una razón que desconozco y de un segundo a otro me sujeta de la cadera con tanta fuerza que ya no sé si debo pelear con él o besarlo como una loca. De veras espero que sea la segunda-. Eres tú, joder. Siempre eres tú y tu estúpida...

-¿Y mi estúpida qué?

-Y tu estúpida boca.

Me observa los labios, cada puto detalle de mi rostro. Visualiza mi clavícula, pasa su dedo por ella trazandola con cierta curiosidad y por último, desplaza sus dedos sobre mi cuello hasta llegar a mi nuca. Al hacer ese último movimiento tan a lo brusco y al no saber qué es lo que realmente quiere de mí, me percato y abro mi navaja lo más cuidadosa posible. Maldito sea el ruido de la cuchilla abriéndose que se oye en medio de todo el silencio junto a nuestras respiraciones agitadas. Aquello lo hace alarmar, pero como ya me conoce, solo me responde en un suspiro:

-No. No voy a matarte, por ahora.

Desliza la mano que tenía en mi cintura a mi navaja y la aleja hacía atrás, tirándome una pequeña indirecta que dice: guárdala, no estás en peligro.

-¿Qué va a hacerme, entonces?

-¿Qué quieres que te haga?

Juro que estoy intentando mantener mi orgullo, mi papel, mi reputación, todo. Pero ya no puedo. No con él a unos centímetros con su rodilla apretando mi parte baja.

-Usted... -intento decir algo pero ya ni sirvo para eso.

-No me hagas elegir a mí -gruñe entreabriendo su boca a centímetros de la mía- porque las cosas que tengo para hacerte son infinitas y dudo poder elegir solo una.

Mi cuerpo comienza a arder.

-Decidase -suspiro-, ya.

Y en el momento exacto en el que se mueve un poco para delante apretando su pelvis contra la mía y sus labios parecen querer deslizarse sobre los míos, alguien golpea la pared de la sala de entrenamiento.

El rubio suelta groserías demasiado originales por lo bajo, y aunque yo también estoy maldiciendo a la persona que está allí detrás, intento retener el impulso de decir algo para no cagarla.

Río al ver el gesto tan gracioso de Zayn apartándose de mí de un salto, como si tuviera una esposa que lo acaba de pillar con su amante para pasar el rato, pero dejo de reír cuando escucho de su parte:

-Debes esconderte detrás de aquel armario con armas --se dirige hacia mí hablando despacio, me toma de los hombros y me arrastra hacia el medio de la sala-. Como salgas o hables estarás muerta.

-Que tipo más sutil eres.

Levanto las manos mostrando que mucha opción no tengo y me escondo detrás de ese pequeño hueco sintiéndome en una película.

Ahora que lo pienso un poco más, me comienzo a preocupar. ¿Por qué alguien tendría las llaves de la pequeña casa del rubio superoculta? ¿Acaso será Grillo o...? Bueno, supongo que ya lo sabré.

-¡Zaaaaaayn! ¡Puedes abrirme? -la voz desde donde yo estoy, teniendo en cuenta que también proviene de afuera, se escucha baja. Demasiado baja. Aún no distingo de quién viene.

Lo siguiente que oigo es cómo el rubio respira hondo y toca el botón para abrir el portón. Este se abre de par en par, exponiendo todo lo que está dentro. Zayn camina un poco hacia delante y luego solo escucho minis pasos correr hacia él.

-¿Qué tal to...? -intenta preguntarle el rubito a la persona que aún no reconozco.

-Mal. Claro que mal. Estoy hasta los cajones de tener que estar siempre en la oficina de Henry -protesta él y, al fin, entiendo de quién se trata. ¡Es el mini rubio!-. No. Ni si quiera me contestes, Zayn. ¡Sé que fuiste tú el que le dijo a Henry desde el ataque de los refugiados que no salga de su oficina ni para comer porque allí estaría más a salvo!

-Lo siento, yo solo...

Me asomo un poco para ver la escena.

Joder, el capitán se ve demasiado tierno con su pequeña copia. Hasta parece que tiene sentimientos y todo.

-¡Y encima que me logro escapar al fin de Henry, ya que se puso a preparar las cosas para la excursión y al fin me dejo libre, tú te tardas en abrirme porque...! -su voz chillona me parecería adorable si me agradarían los niños, pero no es el caso. Realmente me aturde. Que alguien le meta una papa en la boca, por favor-. Espera, ¿qué hacías en la sala de entrenamiento y por qué tardaste tanto en abrir? Oh, dios mío, ¿ella volvió?

¿Su hermanito me conoce?

Zayn hace un silencio incómodo y termina respondiendo cortante:

-No.

Que buen mentiroso que eres, rubito.

-Vaaale. -Comienza a dar vueltas por el lugar y casi me ve cuando pasa cerca del armario. Por suerte corto la respiración pegándome al muebe y no lo consigue-. ¿Y entonces qué? ¿Has traído a una chiquita nueva o...?

Ja. Ja. Ja, chiquita nueva.

Esperen, ¡¿KE?!

En el momento que tengo el impulso de tapar mi boca para no chillar por lo bajo, cometo un gran error, mi codo golpea con el borde del mueble, este se tambalea, Zayn y el pequeño por obviedad se dan vuelta y... ¡Pum! Se estrella con el suelo.

Todas las armas se caen.

Y alguna que otra se oye crujir.

El pequeño rubio me mira con muchísima confusión, frunciendo una ceja y arqueando la otra.

Y Zayn....

Oh, Zayn.

Creo que me asesinará.

-Hola -es lo que me sale decir al quedar expuesta por primera vez en mi modo mujer con otra persona que no sea ni Mushu ni Zayn-, hace un poco de calor aquí, ¿verdad? -digo nerviosa para cortar un poco la tensión.

No lo consigo.

El rubio está bordó.

-¿Y esta quién es? -cuestiona el niño.

-Esta tiene nombre y es demasiado bonito como para que la llames esta -le discuto por puro orgullo aunque, pensándolo bien, quizás no haya sido la mejor acotación para este momento-. Me llamo...

Zayn está a punto de callarme, pero nuevamente, el pequeñín habla:

-Samuel -murmura, desconfiado y me mira el top deportivo donde se encuentran mis bonitos pechos- o Samuela.

Que gracioso que es, ¡me estoy descostillando!

-Blair. Se llamaba Blair -eso es lo que termina diciendo el capitán.

-Oye, ¿por qué hablas en pasado si...?

-Porque estoy comenzando a creer que en algún momento te voy a asesinar.

***
Nota del autor:
¡Hola, amores! ¿Cómo están? Yo por suerte bien y contenta de actualizar.

¿Les gustó el capítulo? ¿Qué esperan del capítulo que viene? Sólo les puedo decir que se viene mucha acción y romance picantoso del que a ustedes les gusta.

Recuerden que los adoro💗

Gracias por leerme<3

No se olviden de seguirme en ig @librodayss_ para estar al tanto de las actualizaciones, también allá estoy vendiendo portadas, booktrailers y más cositas en mi nuevo emprendimiento, por si les interesa colaborar❤️‍🩹

#ulalaguerrero💋🔪













































































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