Omega

By verdelimalimon

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Ivory no soporta a los omegas, Oker tiene motivos para odiar a los alfas. Ambos acabarán enredados en una his... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45

Capítulo 40

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By verdelimalimon

Zec tenía una taza en las manos y delante dos alfas que le miraban.

Después de semanas había tomado el valor y había marcado el teléfono que tenía almacenado en su teléfono.

Miró por un momento a su alrededor, aquella casa era muy distinta a la suya propia, aquello era un hogar. Había juguetes y un poco de caos por todos lados, pero se sentía bien.

Milo estaba recogiendo sus cosas y estaba buscando un lugar para él, Zec ya le había dicho que no había prisa alguna, e incluso que podía irse él. Pero el omega tenía una cierta fijación en hacerse su propio camino.

Su omega era infinitamente más valiente que él, que le había temblado la mano con el teléfono sin atreverse a marcar un simple número.

Olson y Thar le miraban, no se lo estaban poniendo fácil, nada fácil.

Olson dejó su propia taza sobre la mesa y rompió el incómodo silencio.

—O sea que te gustan los alfas, ¿lo has aceptado ya? —dijo el cabrón.

—No lo sé, puede que sí, nunca he estado con alguno.

—Te gustan —sentenció Thar— pero puedo entenderte, Olson lo tuvo muy claro siempre, yo no.

—¿Cómo fue para ti? —preguntó Zec, sí, le atraía ese alfa, los dos, de un modo que no llegaba a comprender. Pero había ido allí a por respuestas no a bajarse los pantalones, ¿verdad?

—Olson fue a la comisaría en la que yo trabajaba —contó Thar.

—¿Eres policía? —se sorprendió Zec.

—Era, al parecer mi gusto por los alfas les resultó un problema a esos hijos de puta —dijo agresivamente Thar.

—Lo siento.

—A veces hay que elegir —dijo Thar— o ser lo que uno es y asumir las pérdidas, o vivir una vida en la que sientes que te ahogas.

—Siento que me ahogo —reconoció en voz alta.

Olson por primera vez desde que le había conocido le sonrió, y Zec enrojeció levemente.

—Le conocí porque vino a denunciar una agresión a un grupo de omegas de la asociación —continuó Thar— nadie le hizo el más mínimo caso.

—Salvo tú —le corrigió Olson, ambos se miraron y Zec se sintió un puro voyeur, pero era incapaz de dejar de mirarlos.

—Mucho sexo después me di cuenta de que le amaba, pero casi le pierdo en el proceso, me costó asumirlo.

—¿Cómo lo hago? —Sonó un niño delante de esos dos alfas que parecían estar hechos de piedra solida.

—Dándote la oportunidad, creo que ya has empezado, ¿verdad? —dijo Olson sonriendo de nuevo y levantándose.

Zec asintió hipnotizado mirándole, y el alfa se inclinó sobre él, empezó a hiperventilar, los labios cálidos de Olson se posaron contra los suyos, el movimiento contra los suyos acabó con sus lenguas lamiéndose.

Fueron sus brazos los que se agarraron al cuello del alfa, y las manos de este las que se metieron tras su espalda para alzarle y agarrarle por las nalgas.

Notó el olor picante, la excitación de un alfa, y ese alfa era Thar mirándolos, no iba a mentir en que había fantaseado en estar en medio de esos dos, y al parecer su fantasía iba a cumplirse, porque Olson lo levantó para llevarle junto a su pareja.

Thar lo recibió lamiendo su cuello y por una vez en su vida, sentirse manejado por otro, en este caso dos, le hizo sentir tan bien que de verdad se sentía libre de su propio cuerpo.

Gimió cuando Olson se colocó a su espalda, cuando la pareja se lo pasaba de boca en boca, de mano en mano, cuando acabó desnudo y lubricado, no sabía cuál de los dos comenzó a lamerle el culo, quien introdujo sus dedos en él. No sabía a cuál de los dos les estaba chupando la polla, pero sí que se alternaban en usar su boca mientras él gemía. Nunca había estado tan excitado en toda su vida.

Se escuchaba a sí mismo pidiendo por más, y en todo momento sus peticiones fueron atendidas.

Se sentía completamente abierto en la cama de la pareja, siendo penetrado indistintamente por uno y por el otro, mientras sus bocas se encontraban sin ningún control.

Fue Thar el último en correrse dentro de él, se sentía abierto, muy abierto, pero nunca se había sentido mejor en toda su vida, las dudas aún no habían vuelto a él, seguía flotando por el éxtasis y la caricia de las feromonas.

Sudados, jadeantes seguían siendo una maraña de carne y sudor, sintió los besos de Thar contra su cuello, y la boca de Olson contra su boca.

—¿Estás bien? —le preguntó Olson.

La neblina de lujuria que le había oscurecido los ojos iba pasando lentamente, y podía verlo con claridad. ¿Cómo se sentía? ¿Se sentía bien?

Pero las palabras no le salieron, todo lo que tenía en la garganta era un nudo que ni subía ni bajaba. Había sido excitante, había sido duro, pero sobre todo había sido liberador.

No quería ponerse a llorar entre los brazos de esos dos alfas, no era así como quería acabar aquella estupenda experiencia, pero al parecer sus emociones también habían quedado completamente abiertas.

Olson le pegó a su cuello, y las feromonas que compartió con él eran unas muy distintas, calma, serenidad, se unieron a las de Thar que no le había soltado en ningún momento.

No sabía cómo se sentía, pero sí que había encontrado a los dos mejores alfas posibles para comenzar a ser lo que nunca supo que deseaba ser.

Ω

—¿Qué te parece? —le preguntó Milo a Buddy, era el cuarto apartamento que veían. El casero los miraba a ambos un poco extrañado.

Milo seguía luciendo su marca bien visible, así que el beta nos se atrevió a no mostrarle el lugar.

—Es muy pequeño —dijo Buddy mirando alrededor, no era el mejor de los cuatro que habían visto, desde luego, pero este le gustaba, justo en frente había un pequeño parque que en esa época tenía todas sus plantas en flor con una luz que le alegraba el alma.

—A mí me gusta —dijo Milo.

Estaba completamente vacío, pero él podía verlo llenándolo de muebles, plantas, cosas que aún no sabía que le gustaban pero que esperaba descubrir por sí mismo.

Buddy desde que se habían acostado estaba un poco raro, no había vuelto a pasar, Milo tenía muy claro que Buddy casi nunca repetía. Y ahora tenía demasiadas cosas en la cabeza como para preocuparse. Zec le había vuelto a pedir que no renunciara a su marca, que le ofrecería la protección que la sociedad cuadriculada en la que vivían respetaría.

Milo lo sabía, sabía que era cierto, que todo sería más fácil con marca, y al parecer esa también era la idea de Buddy, incluso de Olson y Thar. Pero había tanto que le molestaba en tener que seguir siendo lo que la sociedad imponía en él que no quería aceptarla.

El beta les dejó a solas mirando mejor cada recoveco del apartamento, no era como si tuviera mucho que ver.

Buddy estaba mirando el horno con el gesto torcido, desde su inicio de búsqueda de vivienda propia, el omega parecía molesto.

—¿Qué es lo que te molesta tanto? —se giró hacia Buddy.

—¿Molestarme? —cuestionó el omega.

—Me decías que tenía que dejar a Zec, y lo he hecho, estoy independizándome, voy a comenzar mi vida solo.

—Estoy orgullo de ti —confesó Buddy, pero aún así parecía que seguía molesto.

—Te agradezco que me acompañes en esto —dijo Milo acercándose a él, y tomándolo del brazo comenzó a girarlo explicándole cómo decoraría cada rincón.

Ambos rieron y Buddy le pasó un brazo por la cintura atrayéndolo a él cuando escucharon una pequeña tos incómoda, el beta había vuelto con los documentos del apartamento.

Milo salió de los brazos de Buddy y tomó los papeles que había traído el beta.

—Me quedo con este. —Nunca había estado tan seguro de algo en su vida, esa era su casa.

—Necesitaremos dos meses de fianza y la firma de su alfa —dijo el beta un poco incómodo, estaba claro que un omega rentando solo no era lo común.

Milo iba a hablar, pero Buddy se adelantó.

—A Zec le va a encantar —le dijo sonriendo, evitando que Milo pudiera decir que no iba a haber ningún alfa allí.

El hombre sonrió y los tres salieron de allí, pero Milo miró el interior una vez más suspirando, jugaría con sus reglas de momento.

Cuando bajaron en el ascensor había alguien esperándolo para subir. Milo se quedó mirando a la beta durante unos segundos cuando se cruzaron, ¿qué hacía ella allí?

—¿Milo? —preguntó ella con una sonrisa.

—Petra —¿Cómo olvidar a la beta por la que su alfa parecía encandilado en casa de Ivory?

Ella puso su mano en la puerta del ascensor para que no se cerrara, muy cerca de Milo.

—¿Vives aquí? —preguntó él un poco intimidado, recordaba como ella lo había mirado y cómo le había llamado "precioso", en ese momento creyó que se estaba burlando de él.

—Sí, en el cuarto.

—Voy a alquilar el segundo.

Los ojos de ella lo recorrieron con algo que gracias a Buddy ya sabía lo que era. Milo enrojeció levemente.

—Yo soy Buddy, amigo de Milo —se acercó el omega interrumpiéndoles y extendiendo la mano para saludar a la beta.

Ella dejó de mirar a Milo para mirar a Buddy y estrechó su mano.

Ambos se sonrieron, pero parecía que hubiera demasiados dientes entre medias.

—Nos veremos entonces por aquí —dijo ella volviendo a mirar a Milo.

Para su sorpresa la beta se inclinó para besarle la mejilla.

—Un placer volver a verte, Milo.

La puerta del ascensor se cerró antes de que Milo pudiera contestar. ¿La beta de verdad le estaba coqueteando?

—Creo que el apartamento que vimos ayer es bastante mejor que este —dijo Buddy bufando— deberías replanteártelo.

Milo se rio mirando a su amigo.

—¿Estás celoso? —preguntó burlándose, que Buddy no se riera le dejó atónito.

El omega comenzó a andar hasta el portal de salida sin contestarle, pero Milo tardó unos segundos hasta correr hacia él.

El beta ya se había despedido superado por una situación que al parecer no quería presenciar más, pero ninguno de los dos le había hecho caso.

—Buddy, espera —le pidió Milo. Este se paró antes de salir a la calle.

—¿¡Qué!? —Ver a Buddy molesto ya le parecía tan normal que no se había parado a pensar qué era lo que realmente le pasaba.

—¿Estás celoso de verdad? —La idea de que Buddy estuviera celoso por él era absurda.

—Y ¿qué más da? —se quejó el omega—. Parece que no soy capaz de salir de la zona de "pruebas".

—¿Pruebas? —preguntó Milo.

—Bueno para probar, para los omegas que no saben ni lo que quieren, solo un poco de atención, ¿verdad? —dijo apartando la mirada de él.

—¿Me estás diciendo que tú que te has acostado con media asociación me estás diciendo que yo te he usado para probar?

—¿No me has usado para probar? ¿Realmente has pensado en algún momento en algo más conmigo?

Esa conversación no era la que esperaba tener con Buddy en su vida, Milo había asumido que Buddy no querría nada más con él, lo había asumido completamente y no estaba en momento de sufrir por algo más.

—Yo...

—Pues eso, que está bien —claudicó Buddy—. Ya se me pasará.

—Yo creía que eras tú el que no quería nada más, nunca te quedas con ninguno más tiempo.

—¿Has creado un patrón de mi vida sentimental? —El tono ácido le molestó.

Milo iba a abrir la puerta para irse.

—Perdona, tú no tienes la culpa, soy yo por haberme dejado convencer, sabía que esto iba a pasar y aún así no pude resistirme.

—¿Te gusto? ¿De verdad? —preguntó Milo.

—A veces, Milo, estás completamente ciego —sonrió Buddy con un poco de tristeza.

—Coqueteas a todo el mundo, y yo no tengo ni idea de nada por lo que parece, ¿cómo iba a saberlo?

Buddy se encogió de hombros, dos omegas en un portal, en el portal de su futura vivienda, de su nueva vida.

—Pero tienes razón en algo, hasta hace poco no tenía ni idea de qué quería, aún me cuesta verlo claramente —dijo Milo— ¿Me das tiempo para descubrirlo?

Buddy le miró y se dio cuenta de que todo lo que le había dicho el omega era cierto, y que en esos momentos podía verlo con claridad, donde él había visto que Buddy no querría nada con él el otro se había sentido usado completamente.

—¿Amigos? —preguntó entonces Buddy.

—Depende, ¿puedo besar un poco a un amigo? —preguntó levemente sonrojado Milo.

Buddy volvió a ser el Buddy que él había conocido todos esos meses, lo volvió a agarrar por la cintura como había hecho arriba, miró un momento al exterior y lo acercó a sus labios para besarlo.

—Puedes —le dijo contra los labios.

—Me gusta ser tu amigo —sonrió cuando Buddy le soltó.

El ascensor sonó y los vecinos solo creyeron ver como salían dos omegas del portal y como uno palmeaba el trasero de otro, pero debían haberlo imaginado, dos omegas no harían algo así, ¿verdad?

Aquí se han llevado un buen repaso todos.

Iba a haber trío, Zec tiene -3 de voluntad 🤣🤣

Y sobre Milo, dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, ¿verdad?

¡Cerrando, cerrando! 3 o 4 capitulitos más.

¡Feliz lunes!

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