[Pov Becky]
—¿En dónde estamos?—pregunté mientras Kendall me ayudaba a bajar de su auto
—Tranquila—pidió mientras escuchaba que cerraba la puerta del copiloto—.No te voy a secuestrar
—Eso no lo sé— solté una risita
—No haría eso—sentí que me tomó de los hombros—.Bien, voy ayudarte a dirigirte porque veo que no ves absolutamente nada
Era cierto, no veía nada con esta venda pegada a los ojos. Ni siquiera se en donde estoy.
Kendall y yo comenzamos a caminar, ella me ayudaba a que no cayera. Iba diciéndome si había obstáculos para poder esquivarlos. Nos detuvimos por un momento. Escuché la manija de una puerta abrirse, Kendall volvió a posarse detrás mío. Caminamos unos cuantos pasos más.
—Alto—habló y me detuve—.¿Lista?
—Claro—sonreí
Kendall comenzó a quitarme la molesta venda de los ojos, primero comencé a ver borroso pero unos segundos más vi todo a la perfección.
Sonreí al ver la estancia. Era una preciosa cabaña, volteé a mirar a Kendall quien estaba detrás de mí.
—¿Te gusta?—preguntó
—Es sumamente hermosa—ella sonrió
Sentí sus manos tocar mi cintura, sus labios comenzaron acercarse más a los míos hasta chocar entre si y comenzar un movimiento suave hasta separarnos lentamente.
—Ven...—me tomó de la mano y comenzamos a caminar hasta una habitación—.Te quiero aclarar que yo no preparé la cena, aún no aprendo a cocinar del todo... pero te prometo que aprenderé, ok?
—Ok...—ella sonrió y dejó un corto beso sobre mis labios
Mi sonrisa se amplió al ver una mesa, dos sillas una enfrente de la otra, dos copas y una botella de vino.
Ambas caminamos tomadas de la manos hasta la mesa, Kendall ayudó acomodar mi silla.
—Peter en un momento trae la cena—habló mientras ella se cómodaba en su silla
—¿Peter?—pregunté extrañada y ella asintió
—Sí. Él trabaja en casa de mis padres, le pedí que me ayudara con la sorpresa—se encogió de hombros
—¿Esta cabaña es de tus padres?—pregunté mientras ella servía el vino
—Así es...—me entregó mi copa—.Pero me la dejan usar cuando quiero. Brindemos porque esta noche sea excelente
Chocamos levemente nuestras copas, ambas bebimos el contenido. Era un vino suave como me gustaban.
Al poco rato entró Peter, era un señor de aproximadamente unos cuarenta años, saludó amablemente y nos sirvió la cena que era Corvina con salsa de chile dulce. Estaba riquísimo.
Kendall le dijo al señor que ya podía retirarse, lo cual Peter se retiró para volver a la casa de los Jenner.
La cena estaba transcurriendo entre risas, bromas y uno que otro beso.
—¿Qué tal la cena?—preguntó
—Deliciosa—dije—.Pero no tenías que haber hecho todo esto
—Te mereces esto y más...—besó mis nudillos. Negué—.Yo te dije que iba a pedirte que fueras mi novia como te mereces... Por eso organicé todo esto, y a pesar de que ya vamos para dos semanas quiero decirte que me la he pasado sumamente bien a tu lado. Nunca me había gustado estar con alguien de la manera que estoy contigo, he conocido mucha gente pero nunca había conocido a alguien tan audaz como tú. Sé que ya te lo había pedido pero... Becky, ¿Quieres ser mi novia?
—Nuevamente te digo que si—ella sonrió, se levantó de su lugar y me abrazó
—Te quiero...—susurró
—Yo también—besó mi frente
—¿Te parece si vamos a otro lugar?—preguntó y asentí
Nos tomamos de la mano y ella se encargó de dirigirme hacía un pasillo, supongo que son las que conectan a las habitaciones.
Mientras íbamos caminando me dijo que me quería y después comenzó a besarme suavemente haya subir de volumen.
Ella se encargó de abrir la puerta de una habitación y por fin dejamos de besarnos a falta de aire.
Estaba sorprendida a lo que mis ojos vieron. Una cama matrimonial con pétalos de rosa, un jacuzzi integrado lleno de espuma y una champagne.
—¿Tú preparaste todo esto?—pregunté
—Claro...—dijo cerrando la puerta
Volvió a tomarme de la cintura llevando mi rostro al de ella y volver a besarnos de la misma manera que lo comenzamos. Sentí una mordida a mi labio inferior lo que me hizo sacar un jadeo.
Con ayuda de sus ágiles manos logró bajar el cierre de mi vestido, este cayó al suelo y dejándome solamente en ropa interior. Kendall sonrió al verme así y volvió a juntar nuestros labios. Sin despegar nuestros labios caminamos hacía la cama, la chica me acostó sobre ésta, de manera que quedé debajo de ella.
Sus labios comenzaron a bajar hasta mi cuello y sentí un escalofrío en mi nuca, dejaba una que otra mordida sobre él.
Una de se posaba en mi cintura y la otra en mi cadera. Seguía dando besos a mi cuello a su gusto, dejó de hacerlo para poder mirarme pero esos ojos no eran cafés y no era ella, eran esos preciosos ojos negro que me gustaban tanto. Mi respiración comenzó agitarse más de lo que ya estaba.
De golpe me levanté de la cama empujando bruscamente a Kendall quién puso el ceño fruncido.
—¿Qué pasa?—preguntó mientras yo trataba de calmar mi respiración
—Yo... Yo no quiero...—suspiré
—Tranquila—Kendall se sentó a mi lado y comenzó acariciar mi espalda lentamente de arriba hacia abajo—.Yo no quería incomodarte. Entiendo que te sientas así...
—Lo siento...—ella negó
—No tiene porque sentirlo—besó mi cabello—.Iremos al ritmo que tú quieras, ¿ok?—asentí
—Gracias, eres una gran persona conmigo...
—Me haces ser tú mejor persona—besó mi mejilla—¿Te gustaría dormir?—señaló la cama. Vió que comencé hacer una mueca—.No haremos nada que tú no quieras
—No es eso... Es solo qué... No traigo ropa para dormir—ella sonrió de lado
—No te preocupes. En las cajoneras hay un poco de ropa—señaló el clóset—Toma lo que quieras y ahí está el baño—señaló la puerta que se encontraba en la habitación—. Ahí hay cepillos de dientes nuevos. Te dejo sola para que te sientas más cómoda
Simplemente sacudí mi cabeza para asentir. Kendall embozo una sonrisa y besó ligeramente mi frente para salir de la habitación y así finalmentedejándome a solas. Lo que quería.
Me levanté de aquella cama enorme, me dirigí donde mi vestido aún se encontraba en el suelo, lo levanté de ahí para dejarlo sobre un pequeño sillón de piel, mi mirada apuntó al precioso jacuzzi.
Kendall se había esforzado mucho en hacer todo esto para mí, pero yo no podía, es decir, no quiero.
Dejé a un lado mis pensamientos, me dirigí al clóset, en las cajoneras tomé un pantalón de seda color rosa y una playera blanca de algodón que en el centro decía "Smile" caminé hasta el baño de la habitación, entré en él y dejé la ropa prestada en uno de los estantes que había ahí, abrí las llaves del lavabo para lavar mi rostro, calculé el agua a mi gusto y mi rostro se sintió un poco más relajado al sentir el contacto del agua, tomé una de las toallas que habían ahí, tomé una para secar mi rostro.
Después de que hiciera mi aseo personal comencé a ponerme el conjunto de pijama, acomodé mi cabello y finalmente salí del baño.
Kendall ya estaba en la habitación también cambiada con un pijama, estaba atenta a su iPad quién cuando escuchó el sonido de la puerta del baño cerrase, me miró dejando su aparato en la mesita de noche.
—¿Ya esta más tranquila?—me preguntó poniéndose de pie y caminar hasta donde estaba yo estaba y darme un ligero abrazo
—Si... Gracias—ella me regaló una sonrisa—.¿En qué momento te cambiaste?
—En la otra habitación—se encogió de hombros. Me tomó de la mano y caminamos hasta la cama—.¿Que lado de la cama prefieres?—preguntó
—Derecho—respondí
—Que bueno porque mi lado favorito es el izquierdo
—A Freen también le gustaba dormir en ese lado—pensé
—Perdóname...—hablé mientras ella se acomodaba en la almohada
—Ya te dije... No hay nada que te perdone. La que te debe pedir disculpas soy yo porque no quería incomodarte. Disculpa linda—dejó un besito en mis labios—.Te vez más preciosa sin maquillaje—solté una risita
—Gracias—le sonreí—.Buenas noches
—Buenas noches...—nos dimos un beso en los labios. Me volteé dándole la espalda a Kendall para ya poder dormir—.becky...
—Dime—respondí
—¿Puedo abrazarte?
—Claro...
Sentí sus cálidos brazos abrazar mi cintura. Después de tantos años volvía a dormir nuevamente abrazaba a alguien... Alguien que no era Freen. Y es que no era lo mismo, no sentía lo mismo. Nada es igual...
Yo sé que Kendall se esmera por hacerme feliz, pero sus besos no eran iguales a los que me brindaba Freen, ni sus abrazos, es decir, no sentía lo mismo.
Pero nada era así porque ella no es Freen.
[Pov Freen]
—¿Enserio, esto era tu urgencia?— Irin rodó los ojos
—¡Necesito ropa!—exclamó
—¿Y no pudiste haberle dicho a alguien más que te acompañara?—pregunté y negó
—No tengo a nadie más para molestar—se encogió de hombros y caminó hasta la entrada de la tienda de ropa
— Irin ¿comprará ropa?—asentí—.Me voy aburrir
—Yo también...—me puse a su altura—.¿Te parece si también escogemos algo de ropa para ti?—le propuse y ella asintió animada
Tomé nuevamente a Sam de la mano para entrar a la gran tienda y alcanzar a Irin que de seguro ya estaba lo suficientemente adelante de nosotras.
—¿Qué tal este?— Irin tomó un vestido color amarillo horrible.
Sam y yo nos miramos.
—Se ve horrible—mi hija y yo hablamos al mismo tiempo
—Tenías que ser hija de Sarocha— Sam rió
—Creo que hasta en eso Sam tiene mejor gusto que tú—nos soltamos a reír y ambas chocamos nuestras palmas
Irin me lanzó uno de los tantos vestidos que iba a probarse.
Cuando la chica tenía las prendas que se iba a probar, caminamos hasta los probadores. Ella entró a uno de los cubículos con toda su replitud de ropa.
Sam estaba concentrada en su consola jugando, yo miraba algunas de mis redes sociales en mi móvil, pero nada interesante.
—En lo que sale Irin, ¿te gustaría ir a ver ropa para ti?—le pregunté a Sam quién asintió
Me encargué de mandarle un mensaje a Irin que estaríamos en el departamento de niñas, Sam tomó mi mano y caminamos hasta el sitio donde se suponía que estaba la ropa para ella.
Mi hija comenzó a mirar una gran variedad de camisetas con distintos estampados y colores.
—¿Qué opinas?—desdobló la primera. Era una playera color blanca y un estampado de un gracioso Dinosaurio color naranja
—Me gusta el dinosaurio—le dije
—A mí también—comenzó a desdoblar la segunda. Esta era color azul y con un astronauta y una luna—.Esta playera tiene el color del cabello de Irin—reí ante su incuerencia
—Ni le digas, porque se pondrá toda loca— ella asintió soltando una risita, así como lo hacía Becky
Seguimos buscando más ropa para ella, después de varios minutos escogió dos pares de jeans, tres blusa, un suéter y las dos camisetas que había tomado anteriormente. Fuimos directo a los probadores donde había varios padres esperando a que sus hijos salieran.
—¿Quieres que entre contigo a que te ayude?—le pregunté y ella negó
—No, yo puedo solita. Ya voy a cumplir seis, ya soy un niña grande—dijo orgullosa y sonreí
—Muy bien adulta de seis años. De todos modos si necesitas ayuda me avisas, ¿Ok?— ella asintió—.Te espero aquí, traviesa
Ella sonrió y se entró a uno de los cubículos, por mi parte tomé asiento en uno de los pequeños sillones que había afuera. Saqué mi móvil para mandarle un mensaje a Irin y decirle que la esperábamos en la caja lo cual tuve respuesta inmediata de su parte diciéndome que ahí nos veíamos.
Comencé a escuchar los gritos des una discusión, comencé a mirar a todos lados hasta ver de donde provenía aquello. Era una chica la que discutía por teléfono, ¿acaso no se daba cuenta que todos la mirábamos? Y es que su conversación se escuchaba lo suficiente.
Molesta guardo su celular al parecer había acabado su llamada, se disculpó con la gente que estaba cerca de ella.
Yo no dejaba de mirarla, era una chica bonita, delgada, cabellera negra rizada que le llegaba un poco abajo de sus hombros, sus labios rojizos por el labial que llevaba puesto, sus ojos azules, era un color demasiado bonito que hacía resaltar más su rostro.
Me sonrió, al verme que la admiraba, al parece notó que quedé embobada ante su majestuosa belleza.
Comenzó a caminar hacía donde yo estaba sentada. Joder, mis manos comenzaron a sudar al ver al escultural de chica acercarse a mí.
—Hey!—me habló—.¿Cómo te llamas?
La chica era demasiado atrevida, ¿será que le llamé la atención? No podía creer que la chica me estuviera hablando.
Sus preciosos ojos brillaban, y ese piercing en la nariz le hacía lucir sexy.
—¿No hablas?—preguntó divertida
—¿Disculpa?—pregunté frunciendo el ceño
—Si hablas—rió bajo—.Te pregunté tu nombre—me puse de pie
—Soy Freen, Freen Sarocha—le extendí mi mano para saludarla, lo cual fue concebido
—Mucho gusto Freen—sonrió—Yo soy Karisma Collins
—Mucho gusto—ella embozo una sonrisa
—Mamá, ¡mira como me quedó!—sam salió con la ropa que se probó. La chica miraba atenta a mi hija —.¿Qué opinas?
—Me gusta. Lo importante aquí es si a ti te gusta—asintió—.Entonces ve a quitarte esto para que lo paguemos
—¿Quién es ella?—miró a la joven quién le sonrió a ella
—Ella es...—la chica me interrumpió
—Me llamo Karisma. Eres muy bonita —pellizcó la mejilla de Sam
—Soy Sam, tu también eres bonita. Me gustan tus ojos
—Gracias preciosa. Tú también tienes los ojos muy lindos, son color grises—sam asintió
—Los saqué de mi mami Becky—habló orgullosa
— Sam, ve a cambiarte hija —le dije
—Ok. Adiós Karisma—mi hija se fue alejando de nosotras hasta entrar nuevamente al cubículo
—Así que eres casada, tienes un hija y eres lesbiana—Sin duda alguna esa chica era muy atrevida
—Me gustan las chicas—no iba a decirle sobre mi condición—.Y no, no estoy casada. Me divorcié hace poco...—ella sonrió
—Ya veo porque me comías con la mirada—joder, ¡lo notó!
—N-no yo no...—me interrumpió
—No nos hagamos tontas. Sabemos que fue así—mordí mi labio inferior—.Hasta pronto, Freen Sarocha—besó mi mejilla y entregándome algo en la mano
Al irse, abrí lo que ella me había entregado hace un momento. Era su número telefónico.
Karisma Collins
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