labyrinth
extra thirteen, falling in love
SABRI
Habían pasado unas dos semanas desde la vez que los hermanitos de la primera edición salieron de la casa más famosa del mundo, por segunda y probablemente última vez en sus vidas.
Las cosas entre Sabrina y Marcos iban más que bien. No era un secreto para el mundo que ellos estaban intentándolo otra vez. Después de todo, se habían mostrado frente a las cámaras sin ningún problema.
En estas dos semanas, la pareja no había parado de verse un solo día. Sabri se estaba quedando en uno de los departamentos que tenía en la ciudad, mientras que Marcos tenía el departamento de siempre. Así los dos chicos siempre iban de casa en casa. Un día iban a la del salteño, otro día al de la cantante, y así sucesivamente. Claramente, llevando a Mora y Caramelo con ellos. Y sino, hacían planes fuera de las paredes de sus casas, como cualquier pareja.
Obviamente no contaban con que millones de paparazzis y personas queriendo hacerles notas iban a estar siguiéndolos. No solo por la fama que ellos tenían como participantes de gran hermano, sino porque cada uno de ellos ahora era famoso en su rubro, por lo que la gente quería saber todo acerca de ellos. Se habían convertido en una de las parejas del momento, y no solo en Argentina.
En este momento, Sabrina se encontraba durmiendo en la mañana en la cama de Marcos, quien había salido a correr hace una media hora. El salteño seguía haciendo ejercicio, y aprovechó el día soleado para entrenar. Claramente, dejando a su chica dormir tranquila y plantando un beso en su frente antes de irse.
Sabrina estaba estirada en toda la cama con su cabeza metida en su almohada durmiendo plácidamente. Habían tenido una noche bastante agotada y pasional, y como siempre, la que más cansada terminaba era Sabri.
Pero su sueño fue interrumpido cuando su celular comenzó a sonar, haciendo que este haga ruido por toda la habitación y la cantante termine por despertarse a los bufidos.
—Pero la concha de la lora—Sabrina bufó levantando apenas su cabeza—¿Quien es a esta hora?
La chica estiró su brazo y tomó su celular, viendo que el nombre de Gabriela se reflejaba en la pantalla. Tenía la intuición de que sería algo de trabajo, y era muy temprano para eso.
Sabrina contestó la llamada y se colocó el celular en su oído—Son las nueve de la mañana. Quiero que lo sepas
—Ya se que hora es, y no te hubiera llamados si no fuera algo importante
—Más vale que sea importante, porque te juro que te mato sino
Gabriela suspiró—Sabri, la productora te quiere devuelta en Los Ángeles
La cara de la cantante cambió totalmente y se despertó de golpe, sentándose en la cama de forma derecha y pasandose la mano por el rostro.
—¿Eh?—Sabrina respondió confundida
—La productora te quiere de vuelta en Los Ángeles—Gabriela volvió a repetir—Me llamaron hace un rato para decirme que ya te habían dado bastante tiempo afuera y quieren que la semana que viene estés allá
—¿Pero vos me estas jodiendo?—La morocha bufó un poco enojada levantándose de la cama—Antes de venir ellos me vieron que yo estaba re emocionada. No me rompieron las bolas estas dos semanas y ahora me vienen a joder—Sabrina negó—No, Gaby. Yo no voy a volver. Ya sacrifique mi felicidad una vez por estar allá, no lo voy a hacer dos veces.
—Si no aceptas te van a echar de la discografía, Sabri—La manager explicó—Si fuera por mi, me encantaría que te quedes allá, pero ellos quieren eso si queres seguir trabajando como siempre.
La cantante gruñó un poco molesta y volvió a pasarse la mano por el rostro caminando de un lado para el otro por la habitación de Marcos.
No era que quisiera volver a Los Ángeles, pero realmente le estaba yendo bien con la productora que tenía. No tenía idea si abandonar sería una buena idea. Quizás nadie más quiera trabajar con ella.
—¿Tengo que darles una respuesta ahora?
—Tenes hasta el final del día para pensarlo—Gabriela habló—Vos sos la que tenes que tomar esta decisión, Sabri. Lo que sea que elijas, quédate tranquila que yo voy a estar con vos ¿Okey?
—Okey—La cantante suspiró y asintió—Te llamó después, ¿Si? Que tengo que pensar bien las cosas
—Dale. Besos—Gabriela colgo la llamada y Sabrina tiro el celular hacia la cama, negando molesta.
Las cosas estaban yendo bien por una vez en su vida luego de mucho tiempo. Pero no todo podía ser tan color de rosa como parecía, y acá estaba la razón.
—Dios—Sabri volvió a suspirar sentándose en la cama—¿Que voy a hacer?
❪*❫
MARCOS
El salteño salía de la agencia de modelaje donde él pertenecía, mirando su celular viendo un poco lo que había pasado en las redes sociales el día de hoy. Apenas había podido entrar a responder algunos mensajes. No había logrado ver nada.
Marcos siguió su camino normal viendo como una cantidad extrema de fotógrafos se acercaban hacia el, rodeándolo para por hablar y sacarle fotos. Aunque le dejaban espacio para caminar.
El chico no quería ser irrespetuoso, pero sabía que cualquier cosa que pueda llegar a decir, iba a malinterpretarse. Por lo que prefería abstenerse en este tipo de cosas.
—Marcos, ¿Que proyectos tenes en mente ahora?
—Marcos, ¿Vas a volver a irte del país?
—Marcos, ¿Es verdad que vas a actuar en una nueva serie?
—Marcos, ¿Como está tu relación con Sabrina?
—Marcos, ¿Seguis extrañando la casa de gran hermano?
—Marcos, ¿Vas a mudarte con Sabrina a Estados Unidos o se van a quedar acá?
Preguntas cómo estás eran las que se escuchaban. El salteño no respondía ninguna, o simplemente reía y decía apenas un sí o un no.
De lo que más le preguntaban la mayoría de veces era acerca de Sabri. Los medios se habían hecho fanes de ellos y habían comenzado a seguirlos a cualquier lugar que vayan. Incluso cuando ellos no los veían.
Marcos no iba a responder, pero su relación con Sabrina iba más que bien. Llevaban dos semanas saliendo otra vez y el salteño no podía más de la felicidad. Estaban recuperando el tiempo perdido y el chico amaba eso. Y a ella también.
El morocho llegó hasta su auto y se despidió de los fotógrafos, deseándole una buena noche a cada uno de ellos y subiéndose al vehículo para luego cerrar la puerta y adentrarse en este.
Marcos colocó las llaves en este y arrancó el auto, yéndose del lugar y dirigiéndose directamente hacia su departamento, en donde Mora y Caramelo lo esperaban. Sabri le había dicho que tenía que hacer un par de cosas, que iba a volver más en la noche, por lo que el morocho tenía el departamento para él durante un par de horas.
Este manejaba y mientras, decidió llamar a Thiago, uno de los grandes amigos que gran hermano le había dado, y con el que quería consultar una cosa en especial.
—Hola, primito—La voz del menor se escuchó desde el otro lado de la línea
—Hola, Thiaguito—Marcos sonrió—¿Como esta'?
—Bien, acá terminando de hacer algunas cosas—Thiago comentó—¿Usted, primo?
—Bien, recién salgo de la agencia y estoy yendo directamente para casa—El salteño explico—¿Esta' ocupado?
—¿Yo? No. Recién termino de hacer un par de cosas, como te dije—El menor se acomodo—¿Por que? ¿Qué pasó?
—Quería preguntarte algo. Necesito tu opinión respecto a un tema.
—Cuénteme nomas
—Viste que con Sabri estamo' volviendo a salir hace un tiempo—Marcos empezó y Thiago asintió—Bueno, yo se que hace mucho no' conocemo' y también que ya salimo' ante', pero como ahora estamo' arrancando de cero, no se si es muy rápido
—Primito, no se me vaya a casar que usted es muy joven, eh—Thiago se adelantó con temor
—No, primo. Ahora no me voy a casar—Marcos río ante el comentario—Le quiero pedir a Sabri que sea mi novia.
—¿Otra vez?
—Otra ve'—Este asintió manejando—¿Que opina'?
Thiago se quedó callado por unos segundos pensando en lo que su amigo le había dicho. Aunque no tenía que pensar demasiado para la respuesta que tenía.
—Para mi si, primito. Usted métale—Thiago estuvo de acuerdo
—¿Posta? ¿No te parece muy rápido?
—Para nada—Thiago negó—Primo, usted es mucho más feliz cuando está con Sabri. Se le iluminan los ojitos y no para de sonreír.
Marcos rio—¿Vo' deci'?
—Si. Hágame caso, primo
—Está bien—El morocho pensó un poco y asintió—Te dejó que se me acaba de ocurrir algo. Despue' te llamo y te cuento todo.
—Dale. Vaya, primo. Y suerte—Thiago sonrió
—Chau, primito. No' vemo'—Marcos sonrió también y colgó la llamada.
El salteño miró hacia adelante y giró hacia la derecha, cambiando completamente el lugar del destino y comenzando a diseñar la idea que tenía para Sabrina.
Estaba seguro que le iba a encantar.
❪*❫
SABRI
Sabrina colocó la llave del departamento de Marcos en la cerradura y la giro de manera delicada, sintiendo los ladridos de Caramelo y Mora llegar hacia ella.
—Hola, mis amores—La cantante sonrió un poco acariciando a los dos perros agachándose a su altura
Sabri río sintiendo las dos colas de ambos perros moverse con alegría, mientras la olfateaban un poco y frotaban su cabeza contra sus piernas en busca de cariño.
—¿Y para mi no hay saludo?—Marcos hablo divertido viendo a la morocha
Sabrina se levantó riendo y negó—Que tarado que sos—La cantante se acercó a él poniéndose de puntitas y acercó sus labios a los de él, plantando un beso corto en ellos y sonriéndole—Hola
—Hola, hermosa—El salteño sonrió un poco viendo cómo la chica se separaba—¿Como estuvo tu día?
—Bien—La chica suspiró un poco—Pero quiero contarte algo
—Bueno, yo quiero mostraré algo
—Va a ser mejor que yo hable primero—La cantante lo observo y su rostro cambió a uno un poco preocupado
—Me está' asustando, gorda—Marcos la miró confundido
—Veni. Sentémonos—Sabrina fue la primera en sentarse en el sillón a un lado de ellos, siendo seguida por Marcos, quien se sentó frente a ella
—¿Que pasa, Sabri?—Este la miró preocupado
—Viste que estas dos semanas desde que salimos de la casa estuvimos re tranquilos. Nadie nos jodia mucho con el trabajo, solo hacíamos un par de cosas, etc—Marcos asintió escuchándola—Bueno, hoy me llamo Gabriela
—¿Tu manager?—La cantante asintió—¿Y que te dijo?
La morocha apretó sus labios y soltó lo que tenía que decir—La productora me quiere de vuelta en Los Ángeles.
Marcos en ese momento sintió como su mundo volvía a derrumbarse como hace un año atrás. La noticia le había dolido igual, o incluso más que en ese momento. ¿Otra vez iba a perderla? No iba a dejarla ir esta vez, pero ¿Nunca iban a poder ser totalmente felices?
—¿Que?—El salteño preguntó abriendo sus ojos de par en par
—Me quieren en Los Ángeles otra vez. Y si no acepto, me van a despedir de la discografía—Sabrina explicó
—¿Que?—Marcos volvió a repetir y negó un poco desesperado—No se que va' a hacer, Sabri. Pero yo no voy a volver a alejarme de vo'. Te dije en la casa que no te iba a dejar ir otra ve', y...
—Les dije que no—Sabrina interrumpió al salteño mirándolo
Marcos se quedó en silencio y su rostro cambió a uno un poco de sorpresa. ¿Que les había dicho que?
—¿Le' dijiste que no?—El morocho la cuestiono
—Si—Sabrina suspiró un poco—Yo también te lo dije, Marcos. Y yo no voy a volver a sacrificar mi felicidad por el éxito. Eso no es lo que me da alegría, y ya lo comprobé—La morocha explico—La alegría me la da mi familia, mis amigos, Mora, Caramelo—Sabri lo observo y se acercó un poco más colocando su mano en su mejilla—Vos.
—Pero, te despidieron entonce'
—Si—Sabrina asintió—No sabía si hacerlo por eso, pero lo pensé bien, y prefiero estar totalmente despedida antes de irme de tu lado otra vez—La cantante sonrió—Además, Gaby ya está en contacto con algunas discografías y parece qué hay bastantes candidatos—La mejor le guiño un ojo con la misma sonrisa
—¿Entonce' no te importa perder la discografía por quedarte acá?—Marcos la miro un poco dudoso
—No, Marcos—Sabrina acarició su mejilla con una leve sonrisa—Lo único que me importa es estar acá con vos—La morocha se acerco un poco más y sonrió—Discografías hay un millón por todos lados. Pero—Sabri inclinó un poco su cabeza y siguió sonriendo—Marcos Ginocchio hay uno solo. Y es con el que quiero estar.
El morocho sonrió emocionado y acarició las manos de la chica en sus mejillas y la beso de una vez por todas con ternura, sintiéndose pleno de felicidad con la noticia que acababa de darle. Y esperaba que su felicidad aumente con la siguiente noticia que estaba por darle.
—Y Sabrina Díaz hay una sola. Y es la chica ma' hermosa del mundo—Marcos hablo separándose y sonrió—Y es por eso que te quiero mostrar lo que te dije ante'
—A ver—Sabrina sonrió riendo un poco
—Veni—El morocho la puso delante de él y tapó sus ojos con sus manos, comenzando a guiarla hacia la habitación del departamento
—Mmm, un miedo esto—Sabrina río un poco sin ver nada
—Confía en mi—Marcos río guiándola un poco mas.
Una vez llegaron hasta el dormitorio, el salteño se detuvo junto a la chica a unos pocos pasos después de la puerta.
—¿Ya está?
—Si—Marcos sonrió nervioso—Ya pode' ver.
El chico quitó sus manos de los ojos de Sabrina, haciendo que esta los abra de apoco, encontrándose con una imagen hermosa y que nunca iba a olvidar en su vida.
Frente a ella habían miles de fotos de ellos dos colgando del techo. Habían fotos desde sus días en la casa de gran hermano, de cuando salieron de la casa y vivieron juntos, momentos hermosos compartidos como pareja y había incluso de hace unos días atrás.
También, encima de la cama había un ramo de rosas rojas, las cuales estaban encerradas en un corazón de pétalos del mismo color, haciendo que la chica se emocione aún más.
Sabrina avanzó un poco más viendo todo y abriendo su boca en forma de sorpresa. Realmente no sabía como reaccionar. Era de las cosas más hermosas que alguien le había hecho alguna vez en su vida.
—No. Es un montón—La morocha hablo con felicidad en su voz
—¿Te gusta?—Marcos se acercó un poco
—Me encanta. ¿Me estas jodiendo?—La chica hablo sin parar de sonreír—No hacía falta que lo hagas.
—Si, hacía falta—El morocho se colocó delante de ella haciendo que lo mire—Sabri, pasamo' muchísima' cosa' junto', y creo que no' dimo' cuenta que sin importar que, siempre terminamo' encontrandono' de alguna manera u otra—Marcos hablo relamiéndose los labios—Y también me di cuenta que lo' momento' ma' felice' que tengo, son lo' que estoy con vo'. Porque vo' me hace' ma' feli' que nadie, y no me imagino estar lejo' de vo' un segundo ma'—El salteño sonrió—Así que—Este se acercó un poco—Sabri, ¿Quere' ser mi novia?
Los ojos de Sabrina se iluminaron y la sonrisa en su rostro se hizo mucho más grande, emocionándose a más no poder y asintiendo de forma rápida sin pensarlo demasiado.
—¡Si! ¡Obvio que si!—La cantante habló sonriente
Marcos también sonrió y la tomó de la cintura para poder apegarla a él y besándola con amor y ternura como hace unos segundos, mientras esta colocaba sus manos en su cuello y seguía su beso de la misma forma.
Las cosas para la pareja empezaban a encaminarse, y esta vez, realmente no iba a haber nada ni nadie que se interponga entre ellos.
Era su momento, y solo el de ellos.
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