Frontera de caza

By katiealone

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Cumplir dieciocho años en la tradicional y poderosa familia Bautista-Montagny es todo un acontecimiento. Y Da... More

Sinopsis
📜 Epígrafe 📜
🩸 Introducción 🩸
1. Los barrios altos
2. Preparativos
3. La caja
4. Sangre
5. En aprietos
6. Culpable
7. Pagar el precio
8. Frente a frente
9. Sangre nueva
10. Primera vez
11. Matamos a un Edevane
12. Bebe
13. S.O.S
14. Primero, las balas
15. Momentos de debilidad
16. La historia según Arabella
17. Nos preparamos
18. Dulce escape
20. Tuya
21. Tenemos visita
22. Enemigos
23. En nuestras venas
24. La escena de Jack
25. Sin esperanza
26. Sin lugar en el cielo
27. La cazadora
28. Lo que perdimos
29. Tal vez es tarde
30. Poder ancestral
31. Relish
32. Fugitivos
33. Sin culpa
34. Sombras
35. No me sigas
36. Sangre de mi sangre [Final]
🧛 Nota de la autora 🧛
🩸 Epílogo 🩸
Extra 1: Lover
Extra 2: Aquella niña perdida
Extra 3: Ternura
Especial de Halloween 2023 [Parte 1]
Especial de Halloween 2023 [Parte 2]
🎨 Ilustraciones para FDC 🎨
😜 Memes 😜
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19. Verdades sobre la mesa

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By katiealone

Todo pareció rápido a partir de ese momento. Danielle sabía que no podían quedarse allí, que pronto la encontrarían. Y Aliz también lo tenía claro. Por eso, la tomó de la mano y se la llevó. No le dio tiempo de pensar en su caja, otra vez perdida, y ahora en un bar de casi mala muerte en el centro. Al menos tenía sus anillos y la daga, ¿eso era un consuelo?

Corrían rápido, el mundo se movía alrededor de ella a gran velocidad. Ni siquiera sabía que podía correr así hasta que Aliz la puso a prueba. Seguían en el centro, pero ya lejos de donde empezaron. Allí estaba la moto de la vampiresa, y se montó sin dudarlo. Ya no había marcha atrás, ya estaba hecho. Tarde o temprano los Bautista las encontrarían, y ella tenía que lograr que Aliz bajara la guardia, solo así podrían vencerla. Y solo así papá descansaría en paz.

Pero era difícil pensar en eso cuando toda ella parecía regocijarse por estar de vuelta a su lado. Se aferró a ella por la cintura mientras Aliz conducía con rapidez, apretó los ojos y pegó su rostro a su chaqueta de cuero que olía a ella. Los cabellos de la vampiresa le rozaban la frente y las mejillas, Danielle cerraba los ojos y rememoraba otra vez el beso del reencuentro. No podía dejar de pensarlo, de anhelarlo, de desear que se repitiera una y otra vez...

"Concéntrate, maldita sea. Sabes que la deseas, pero tienes que hacer que la maten. O tienes que hacerlo tú misma. Vamos, Dani, acabemos con esto", se decía, mientras que una pequeña voz en su interior le gritaba que era en vano. Pudo clavarle la daga mientras la besaba, cogerla desprevenida. Incluso podía hacerlo en ese momento, en algún semáforo en rojo o mientras conducía. Tal vez caerían las dos juntas, pero al menos cumpliría su misión. Pero no. Nunca pudo aprovechar todo el recorrido a quien sabe dónde. Y ya era tarde, tendría que encontrar otra ocasión. Si es que podía.

Llegaron a un edificio de apartamentos, y este era muy distinto a la pocilga de los barrios altos. Al parecer, a Aliz ya no le quedaban ganas de ser discreta. Llegaron a San Isidoro, una de las zonas más bellas y residenciales de El Sirada. El único lugar que incluso tenía un bosque protegido, rodeado de grandes edificios, restaurantes de lujo, y hombres de negocios. Y allí, en uno de los edificios más altos y ostentosos, estaba la nueva guarida de Aliz.

La vampiresa no la soltaba, como si temiera que se le escapara otra vez. Cuando entraron al ascensor, la cogió de la nuca y volvió a besarla. Estuvieron todo el rato así, besándose sin parar, hasta que Danielle pudo ver de reojo que el ascensor se detenía en el piso veinte. Una vez más la tomó de la mano, y la arrastró hacia el apartamento. A Danielle apenas le dio tiempo de mirar alrededor y acostumbrarse a la visión del que sería su hogar por lo que podía ser horas, o días. Y si, no pudo decir nada más, pues sus reflexiones se vieron interrumpidas.

—¡Angelito! —gritó José Alonso, quien tenía una copa –con lo que suponía era sangre fresca– en las manos. Al verla, se puso de pie de inmediato—. ¿Está secuestrada otra vez?

—No, vino a mí —respondió Aliz. La chica contuvo la respiración cuando la sintió acercarse por detrás, y pegarse a ella. La envolvió con sus brazos por la cintura, y dejó un beso en su cuello. Todo su cuerpo se estremeció ante ese contacto, como si se le erizara la piel.

—Bien lo dicen por allí. Aliz es como la miel de abeja: la que la prueba, no la deja.

—Nadie dice eso, pero tiene sentido —bromeó la vampiresa. 

Danielle se apartó un poco, sintiéndose abrumada por la rapidez de la situación. Ya estaba allí, ¿y ahora qué? No creía que Aliz pensara que solo corrió a ella como si nada estuviera pasando, como si no sintiera culpa en lo absoluto. La vampira no era tonta, de alguna forma tenía que intuir que esa era una trampa. Se giró, y la miró directo. Aliz sonreía triunfante, y de verdad parecía a punto de arrojarse sobre ella. Y no precisamente para atacarla.

—¿Qué piensas hacer conmigo?

—Qué no voy a hacer contigo es una pregunta mejor formulada.

—Uy, conversaciones de mayores. No escucho, no escucho, acepto el lesbianismo, pero no lo comparto —dijo José Alonso, llevándose las manos a los oídos. Danielle puso los ojos en blanco, irritada. No estaba para bromas en ese momento, no cuando de ese instante dependía su vida.

—Es en serio, Aliz. ¿Qué seré ahora? ¿Tu prisionera? —La vampiresa dio un paso adelante, una vez más estaban tan cerca que podían respirar el mismo aire.

—Mi mujer, eso eres. Toda tú... Tú eres mía. Tu cuerpo, tu sangre, tu alma. ¿Eso resuelve tus dudas?

—No —se apartó de nuevo—. Ya sé lo que me hiciste... esa cosa... esa marca. Esto no es real.

—¿Qué cosa no es real?

—Lo que siento por ti. El deseo, la pasión... las ganas de... bueno... tú sabes de qué.

—¿De que te dé hasta para llevar? —intervino Alonso, quien según él no escuchaba, pues seguía con las manos en los oídos.

—¡No te metas! —le gritó ella—. Y sí, de eso. Es como un hechizo, un... no sé qué. Esa marca me obliga a sentir cosas que no debería sentir, ¿acaso estoy mintiendo?

—Ay, mi niña. Si eso quieres decir para contentarte...

—¡No son inventos! —exclamó, irritada y apretando los puños—. ¿Es que siquiera te parece lógico que desee los besos del monstruo que mató a mi padre? ¡No tiene sentido! ¡Nada de esto lo tiene!

—¿Y de cuándo acá se busca sentido a los deseos? ¿A los sentimientos?

—Pues no lo acepto, no puedo aceptarlo... —Aliz suspiró, ¿acaso ya se estaba hartando de ella?

—¿Es que tengo que explicarte todas las cosas? Claro que sientes culpa, eso es lo lógico aquí.

—Tú... de verdad a ti no te importa, ¿verdad? —le dijo, sintiendo no solo no solo ganas de gritar presa de la indignación. También rabia de sí misma, porque se arriesgó entregándose a ella, solo para sentirse usada otra vez—. Me dices que soy tuya, que soy tu mujer y no sé qué mierda más, ¿y para qué? ¡Yo ni siquiera te importo! Ni lo que pienso, ni como me siento. Soy un juego para ti, anda ya, admítelo.

—Ah, ¿y a ti si te importa como me siento? —contraatacó—. Porque al parecer estamos en igualdad de condiciones.

—Aliz, ¡mataste a mi padre! ¡Lo mataste delate de mí y ni siquiera te importó! ¡No te importó en ese momento, menos ahora! —gritó tan fuerte que sintió como se quebraba con cada palabra. Su voz, su garganta. Todo quemaba dentro de ella, todo parecía una explosión a punto de salirse de control.

—Ay no, esto ya se puso feo...

—¡Cállate, Alonso! —gritaron las dos a la vez, girándose a verlo. El vampiro solo se encogió de hombros y se sentó, aún con la copa en las manos.

—¿Quieres que hablemos de eso? Bien, así será —respondió Aliz—. Tú estabas allí, tú sabes lo que pasó. Este idiota —dijo señalando a José Alonso, quien abrió la boca para decir algo— no es un vampiro normal.

—Ya sé... —murmuró el otro, y después de otra mirada asesina de Aliz, se encogió más en el sofá.

—Es una puta mierda conseguirle alguien decente para que se alimente en paz sin hacerse el quisquilloso. Y sí, te va a sonar ridículo, pero la sangre de humanos comunes le desagrada. Este... este solo quiere sangre de.... De veganos... —dijo, como si sintiera vergüenza ajena. Desde el sofá, José Alonso asintió con lentitud.

—¿Qué...? —respondió Danielle. Eso tenía que ser una condenada broma.

—Yo sé que suena ridículo, pero es como es. Y esa noche salió a buscar justo eso, a un vegano. El bar aquel... mira, yo sé que tiene mala fama, pero va gente de todo tipo. Se estaba presentando una banda indie de no sé qué demonios, pero había veganos y drogadictos allí...

—Esos son los que más me gustan —aclaró el otro. Definitivamente, pareciera que el vampiro estaba pidiendo a gritos ser decapitado.

—No iba a matar a nadie, lo conozco. Solo pasaría la noche, consumiría algún alucinógeno, bebería la sangre que quería, y adiós. Pero así como lo ves, todo imbécil y a veces patético, es mi... es como mi hijo... —añadió para su sorpresa—. Por eso lo traje conmigo, no podía dejarlo con los Drak. Ellos no lo comprenderían, lo hubieran destrozado sin dudarlo. Yo lo creé, yo soy su madre. Danielle, tiene apenas un año como vampiro, en su nueva vida. ¿Piensas que no me preocupé esa noche cuando se largó? Apenas Diego me avisó donde iba, fui a buscarlo.

—Y entonces llegamos nosotros... —murmuró ella. Si, fue justo a la salida del bar aquel.

—Si. Tu padre mató a otro vampiro joven, uno que nos dio la bienvenida cuando llegamos. Y guardó a José Alonso para el final, para dártelo a ti para tu primera sangre. ¿Quieres saber si lo siento? Pues no, en absoluto. Hice lo que tenía que hacer, defendí a uno de los míos, y dejé una lección. Si hay algo que odio en este mundo, son los cazadores. A tu gente.

—Pero me viste, sabías que yo estaba allí... sabías... —contenía las lágrimas. Hablar de ese momento seguía siendo igual de difícil que cuando lo vivió—. No tenías que matarlo, ya lo habías herido, no iba a devolverte el ataque. Pero no, querías que lo viera, ¡querías torturarme con su muerte!

—No supe que eras tú hasta que fue muy tarde, apenas presté atención a sus gritos. Solo quería... quería desquitarme, ¿si? No iba a permitirlo, no otra vez, no... ¡Un maldito cazador no iba a quitarme a alguien una vez más! 

Conforme hablaba, su gesto fue cambiando. Estaba colérica, si, pero también dolida. Apretaba los puños, sus ojos brillaban de furia. No con ella, sino con lo que significaba su legado de cazadora.

—Debí matarte, sí, debí acabar con los dos cazadores que estuvieron ante mí esa noche. Pero al reconocerte no pude hacerlo, ni lo haré ahora. Ni nunca.

—Quieres decir que...

—No te hagas la estúpida, sabes bien de lo que hablo. Tu gente me quitó todo lo que amaba. A la persona que escogí para compartir mi vida, a mis hermanos... A ellos. A los que fueron sangre de mi sangre, los que me amaron y guiaron desde el primer instante. Los cazadores los mataron ante mis ojos, se burlaron de mi dolor. Iban a seguir conmigo, ni si quiera sé como logré escapar. Así que no vengas acá a decirme que eres la única que sufre, porque yo sé bien lo que sientes. No quise que tú tuvieras que experimentar el mismo dolor que yo sufrí, pero pasó. No fue personal, solo hice lo que tenía que hacer, y no me arrepiento de nada. Ahora puedes odiarme si quieres, pero ya lo sabes. Júzgame como te plazca.

No sabía qué decirle, cuando Aliz terminó de hablar, Danielle estaba temblando. No lloró, no pudo hacerlo. Porque la que tenía los ojos llenos de lágrimas era la vampira. Se los secaba con fuerza, avergonzada de su dolor, de sus sentimientos llenos de rencor y culpa. "Ella me desea, y soy una cazadora. Yo la deseo, y es una vampira. ¿Acaso estamos a mano?", se dijo, confundida. No quería justificar a Aliz, no debería. Pero esa verdad cambiaba algunas cosas.

—Entonces... entonces no entiendo por qué quieres que me quede contigo —respondió Danielle—. ¿Acaso no represento todo lo que odias? Tengo una marca de cazadora, tengo la daga, soy la descendiente de los asesinos de tus hermanos. ¿Para qué demonios me quieres contigo si es así? —La vampira se encogió de hombros, no dijo nada por unos segundos que le parecieron eternos.

—¿Por qué le sigues buscando lógica a lo que sentimos, mi ángel? Solo olvídate de todo y entrégate. Es más fácil así.

El silencio reinó otra vez, ella ya no sabía qué decir. Y si a esas alturas no había ningún Bautista cerca, quería decir que aún contaban con tiempo. O tal vez no.

—Tengo que volver por Milla —le dijo, pero en verdad no esperaba que le permitieran salir.

—Queda tranquila, Diego cuida de ella. Pronto será un vampiro, así que le di permiso para que se tomara un respiro y abrazara sus últimos días como humano. Supongo que usará ese tiempo para despedirse de ella.

—Bueno... —bajó la mirada, tampoco podía hacer otra cosa. Tenía que extender su estancia allí todo lo que pudiera.

—Puedes descansar aquí, para eso te traje.

—Pero solo hay tres camas —advirtió José Alonso—. Y yo no voy a ceder la mía.

—Está le de Diego —le dijo Danielle, pero este negó con la cabeza.

—No, qué asco, no entres allí. Huele a heterosexual, y no en el sentido varonil.

—No sé para qué te molestas en preguntar. Sabes cuál es tu lugar —le dijo Aliz. En realidad, casi sin que se diera cuenta, pasó por su lado y se lo susurró al oído. A ella no le tomó mucho tiempo recuperarse, secarse las lágrimas y volver a ser la de siempre.

—Uy, así que vamos al cliché de "una sola cama", eso sí que está interesante —dijo José Alonso, en un tono algo sugerente—. Como sea, cierren la puerta, no quiero enterarme detalles lesbianos.

—Yo... yo lo que quiero es dormir... —No pudo evitarlo, le tembló la voz. Por los nervios, y por la evidente mentira. Hasta José Alonso contuvo la carcajada.

—Como quieras, mi ángel. No te tocaré si no quieres. Ni te haré nada que no desees.

—Pero sabes que querré.

—Entonces solo pide, estoy para complacer a mi mujer. —La vampiresa hizo una inclinación ante ella, una venia, como si estuviera presentando ante una reina.

—Lo que te voy a pedir es que te apartes —mintió otra vez.

—Eso lo veremos. 



***************

¡Buenas, buenas! Llegó capítulo más pronto de lo que esperaban siono? Para que vean que una se esfuerza en avanzar rápido esta vaina kjkjjka PERDÓN. Obvio no la voy a acabar a la loca, para eso me quedaba en el ONC, pero si quiero mantener el ritmo de actualización constante para no extenderme mucho.

Ahora, con ustedes, el iphone color celeste baby shower que generó una fuga y otras desgracias ksjkjaha

Ahora solo queda decir que me estoy preparando psicológicamente para escribir el próximo capítulo. Y no en un sentido dramático 😈



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