Vistiendo a la realeza

By antoenletras

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Se acerca uno de los acontecimientos más importantes de la década: el casamiento de la hija mayor de los reye... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
~Participantes~
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Retomando el viaje
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19

Capítulo 20

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By antoenletras

Hola!

Por aquí sigue siendo fin de semana porque estamos de feriado, espero que por sus paises también lo sea así pueden disfrutar de la lectura.

Este capítulo es un poco intenso en cuanto emociones. Se me escaparon algunas lagrimas mientras lo releía para corregirlo... Espero que lo disfruten y que puedan conectar con ese sentir que intenté transmitir.

Los leo en comentarios ♥


Aprovecho para invitarlos a acompañarme en mi nueva cuenta de Instagram, donde además de compartir cosas sobre mis historias de Wattpad, compartiré escritos breves, reflexiones y microcuentos que surgen en mi día a día. Los espero en antoenletras ♥

Fue una noche de domingo que me remontó a aquella que considero la peor en el palacio. Nuevamente las lágrimas brotaron de manera repentina y sin posibilidad de ejercer un control sobre ellas. Pero esta vez no quise dejarme llevar por esa ola de malestar y tristeza que me había ahogado la vez anterior. Me permití llorar, porque lo necesitaba y sabía que la única manera de liberar en ese momento era a través del llanto. Pero quise mantenerme en pie todo lo que mi cuerpo y mi alma pudieran resistir.

Me acerqué al escritorio tomé asiento mientras sentía el recorrido de las lágrimas bañando mi rostro. Busqué un poco de papel para limpiarme y dejar que el aire ingresara un poco más a mis pulmones, que ya empezaban a pedirlo a través de la agitación.

Esa pausa me permitió encontrar un poco de calma. Respiré un poco más y más calma llegó a mí.

Desde la ventana ingresaba un poco de luz del exterior, la única fuente de iluminación de la habitación. Justo el rayo caía sobre la libreta con el diseño que me había llevado a estar frente a la votación del público, con posibilidades de irme.

Lo tomé y lo evalué detenidamente.

—¿En qué fallé? —me pregunté en voz alta.

Había confiado en el resultado, pero estaba claro que frente a los demás no era un diseño digno de destacarse.

El llanto volvió a aparecer, aunque esta vez con un poco más de piedad.

Arranqué el diseño y lo guardé en el cajón. Tomé la lapicera y empecé a escribir sobre la hoja en blanco.

Escribí sin pensar. Escribí como llorando a letras.

Má, de nuevo yo. Lo sé, no tendría que molestarte tanto, pero no sabes cuanto necesito de esas charlas que teníamos, de esa contención, se ese "todo siempre está bien" que solías decirme y que yo tanto te criticaba, pero que en el fondo eran una curita para la herida y el desastre que parecía observar en el exterior.

Ahora si lo estoy viendo todo como un desastre y no logro dar con esa curita. No es lo mismo repetírmelo yo misma que escucharlo de tu voz acompañada de un abrazo o un "pronto estaré ahí para acompañarte".

A veces me pregunto si soy la única que sufre tanto por la ausencia de su madre. Lo sé, soy una adulta independiente, tendría que poder seguir con mi vida tras esto. Pero hay días en que siento que no puedo, en que no logro encontrar rumbo, palabras de contención o ese lugar seguro que significabas para mi, estés donde estés, esté yo donde esté.

Eras mi lugar seguro a pesar de la distancia.

Siento que estoy cumpliendo un sueño al llegar a este certamen, pero ahora todo está en juego. Y no me gusta sentir que quizás sea mi última semana aquí,

No sé qué sucedió estos días. Siento que me esforcé por poner toda mi atención en el desafío, pero a pesar de todos los esfuerzos que puse, no llegué al resultado que quería.

Temo que mi sentir haya influido nuevamente en mi objetivo. Pensé que lo había controlado, que realmente me había elegido por sobre los demás. Pero aun así la vida pareció jugarme en contra, o tal vez fui yo sola de nuevo.

Me cuesta tanto cuando se trata de sentir. A veces creo que siento demasiado y ese sentir me domina, me controla, me lleva... y termina perjudicándome.

¿Qué puedo hacer? ¿Dejar de sentir? No creo poder.

De verdad... no creo poder.

Te amo ma, perdón por esto, pero necesitaba descargarme... y siempre has estado ahí para escucharme y aconsejarme.

Ojalá estuvieras aquí, aunque sea para abrazarme un rato.

Prometo ser fuerte, lo mas que pueda. Prometo seguir esforzándome. Prometo encontrar la fuerza para seguir.

Una lagrima cayó sobre la hoja como poniéndole la firma a todas esas palabras que parecieron brotar desde el fondo de mi alma.

A pesar de que el llanto no había cesado, era mucho más tranquilo y mi cuerpo se sentía un poco más liviano. El aire ya ingresaba de manera correcta y mi pecho se sentía más liberado. Con aquella sensación, me permití ir a la cama para poder descansar.

Para mi suerte, logré dormirme bastante rápido, pero fue una noche intensa en cuanto a sueños.

—Amy, mi pequeña Amy. —Mi madre apareció primero con su voz. —Mereces ser feliz, mereces vivir tu vida con cada fibra de tu ser, mereces estar bien y eres tu quien tiene que permitirse cada una de esas cosas.

Estábamos en la playa, ese lugar que tanto disfrutábamos compartir juntas. Pero alrededor no había nadie. Estábamos solo ella y yo, frente al mar, en un profundo silencio.

—Mereces un amor sincero y puro, que te acompañe siempre. Mereces una vida en la que puedas amar libremente y con todo tu ser, sin límites. Y si el amor que sientes te limita, es porque no tiene pureza.

—¿Lo que siento no está bien?

—Estás enamorada, pequeña. No es amor. Eso es lo que tienes que entender. Te estas dejando dominar por sentimientos irracionales y pasajeros. Y ese sentir te puede llevar a mal puerto si no pones un freno.

—No me gusta poner freno al sentir.

—Y está bien, no debes hacerlo. Pero en ciertas ocasiones es necesario que puedas ponerte en primer lugar. Te lo ha dicho tu amiga muchas veces. Intenta redirigir ese amor hacia ti misma y hacia lo que hoy te mantiene en este concurso; tu arte y tu talento para la creación de vestidos.

—Te necesito.

—Estaré siempre.

—Pero ahora no estás.

—Si, estoy. Permítete encontrarme en los detalles, porque jamás te dejaré sola. Estaré siempre contigo. Estoy siempre contigo.

De pronto, su imagen desapareció y la tristeza por no verla, por sentir su pérdida de nuevo, logró despertarme.

Me sentí desorientada, no entendía que sucedía. ¿Dónde estaba mi madre?

Reencontrarme con la realidad, con espacio, tiempo y recuerdos, fue duro. Entendí que todo había sido un sueño y me sentí mal de nuevo... Pero era un sentimiento diferente, porque a su vez sentía que había tenido la oportunidad de verla y escuchar esos consejos que tanto necesitaba en esos momentos.

Entre lágrimas, me sentí agradecida y me prometí usar sus palabras como faro para esos momentos.

Ese día lo inicié de manera diferente. Tenía un único objetivo que era volver a mi, volver a confiar en mi talento y en que la gente recordaría los vestidos que había hecho las semanas anteriores.

No sé en qué se guiaban para votar a quién debía retirarse del certamen, pero confiaba en que aun me quedaba una oportunidad. Quería confiar y para eso, me propuse volver a enfocarme en el nuevo desafío. Si bien aún no estaba segura de que continuara en participación, al menos quería poder despedirme con un diseño que resaltara. Que me recordaran con un vestido que destaque.

Desayuné y fui directo con mi bloc al salón de diseños. Mi mente se centró de manera sorprendente en la hoja y logré hacer varios diseños para cumplir con la consigna.

Recién después de almorzar me permití descansar unos minutos.

Me senté en el banco del parque y cerré los ojos para percibir el aire natural acariciando mi rostro. La tranquilidad me invadió por completo y en un momento sentí algo... algo que se transformó en certeza en el medio de mi pecho. Una calma diferente, un sentimiento que quizás podía definir como un amor puro.

Y lo supe. Simplemente, lo supe.

Ella estaba aquí.

Sonreí abriendo los ojos, como si de alguna forma buscara confirmar que estaba ahí, porque lo sentía muy real.

No la vi, pero continuaba sintiendo su presencia.

—Gracias. Gracias. De verdad, ahora sé que estas —le dije sonriendo.

Con esa conexión con el amor más puro que había sentido y con la felicidad que hacía mucho no encontraba, me permití caminar un poco por el parque.

Me descalcé para sentir el pasto acariciando las plantas de mis pies y caminé observando realmente lo que me rodeaba. Había flores muy coloridas que nunca había notado. Varios pájaros se acercaban al lago a beber agua. Muchos otros se posaban en las ramas de los árboles y comenzaban a cantar.

Era la mismísima naturaleza marcando presencia en aquel rinconcito del mundo.

El paseo me llenó de vitalidad y pude regresar a los diseños con mucha más inspiración. Inicié una hoja en blanco y dejé que todo lo que sentía se plasmara en aquella hoja, formando un vestido que me llenó de orgullo.

Después de cenar y viendo el barullo que había en el salón de encuentro, opté por salir un rato al jardín, con la esperanza de volver a sentir aquello que tanto bien me había hecho.

Me senté en el banco, cerré los ojos y me permití que la sensación llegara.

Los segundos empezaron a pasar y no lograba conectar.

Abrí los ojos y observé el cielo. Sonreí al ver que allí también había cierta magia especial de la naturaleza reflejándose en cada una de las estrellas que brillaban en la oscuridad.

Entonces sentí algo. Una presencia... Pero una muy distinta a la que estaba esperando.

—¿Cómo te encuentras?

Tomé aire. No estaba lista para encontrarme con él y mucho menos para hablar.

—Bien. Muy bien.

Se sentó a mi lado y temí perder la estabilidad que había encontrado en la mañana.

"Prometo ser fuerte" me recordé a mí misma.

—Amanda yo...

—No —lo interrumpí como atajándome de lo que podía ser un puñal directo a mi pecho—. Prefiero que no, ¿sabes? —le dije poniéndome de pie, intentando recuperar la compostura.

—¿Estás bien? —me preguntó desorientado.

—Estuve muy bien, sí. La verdad que este tiempo que no estuviste fueron los mejores días de mi estadía en el palacio. Y prefiero que siga siendo de esa forma, aunque quizás solo me reste una semana. Prefiero que sea una semana tranquila y feliz como los días que estuve viviendo últimamente.

—Amanda...

—Déjame terminar. No quiero que hablemos, ni que nos veamos, ni siquiera en el parque. No quiero que te cruces en mi camino porque me has lastimado demasiado. Está bien, yo lo he permitido. Permití que me lastimaras porque siempre fui muy de dejarme llevar por lo que siento. Porque todo lo que hemos vivido yo sí lo he sentido en serio. Pero ya no quiero sentirlo más, elijo no sentir y elijo lo que me hace bien. Y lo que me hace bien es dejar de jugar a tu juego y que dejes de cruzarte en mi camino. ¿Puede ser? ¿Es mucho pedir? No quiero que hablemos más. Espero que seas muy feliz.

No dejé que mencionara palabra y emprendí mi regreso hacia el interior. Esta vez tampoco me di vuelta ni presté atención a la sensación de si me miraba o no. Lo único que quería era ir a mi habitación y recuperar las energías que había perdido. Porque se me había ido medio corazón en aquellas palabras.

Mi pecho comenzó a resentir el dolor del resquebrajamiento del latido. Porque a pesar de que quise destruirlo, en aquel momento me di cuenta que no lo había logrado. Y tuve que luchar de lleno con todos los sentimientos que resurgieron al verlo y sentirlo cerca.

En aquel momento, las palabras que mencioné habían ido directamente hacia mí. Porque fue un enojo hacia él, pero el puñal vino hacia mí.

Tuve que ponerme firme y cerrarle la puerta a quien me hacía sentir millones de cosas con solo estar, con solo mirarme.

No sé qué clase de locura era aquella, pero sabía que ya no tendría oportunidad de descifrarlo. Ya no habría nada que conformara un nosotros. Y si había oportunidad, yo me había ocupado de destruirla.

Tenía que confiar en las palabras de mi madre entre sueños, tenía que confiar en que había hecho lo correcto. Me estaba eligiendo, estaba eligiendo lo que amaba hacer y cuidando mi participación en el certamen. Y estaba bien así.

O eso creía.

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