Besos en Guerra ©

By dayzaccardi

65.6K 6.7K 3.9K

"Solo físico. Beneficios. Cero sentimientos. Y ya" Regla uno: si una mujer ingresa al sistema será aniquilada... More

💋⚔️
ANTES DE LEER
⁰ Viento Negro
¹ Mushu
² El entrenador
³ Chat privado
⁴ Juego sucio
⁵ Yin Yang
⁶ El refugiado
⁷ Levántate, si puedes
⁸ Jugando con fuego
⁹ Tenemos un trato
¹⁰ Hola, ¿tú eres...?
¹¹ Apretados
¹² Vacío
¹³ Besame
¹⁴ Juguemos
¹⁵ Dibujos
¹⁷ Ansiedad
¹⁸ Ultimátum
¹⁹ Las minas
²⁰ Debajo de ti (y de la lluvia)
²¹ Amigo
²² Sueños nublados
²³ Capitán
²⁴ Tú
²⁵ Quédate
²⁶ Mensaje
²⁷ Verdades a la luz
²⁸ Otro amor
²⁹ Quererte
³⁰ Contigo
³¹ Adiós
³² Sueños oscuros
³³ Fregadero
³⁴ ¿Quién es?
³⁵ Personaje secundario
³⁶ Cobarde
³⁷ Decisión
³⁸ Error del sistema
³⁹ Auxilio
⁴⁰ Caos
FINAL 1/2
FINAL 2/2
EPÍLOGO
¿BEG EN FÍSICO?

¹⁶ Acurrucados

1.4K 140 150
By dayzaccardi

Zayn

Cierro la puerta de un buen portazo y ella avanza con precaución como si yo fuese el ser más temible de este mundo.

Mi cabeza hierve, esto de que no me hayan dicho que el jodido refugiado andaba dibujando una silueta rodeada de las armas clásicas para atacar del otro bando me come la psiquis. ¿Cómo es posible que yo, su maldito capitán, siempre me termine enterando todo mucho más tarde que ellos?

Y que ella, claro.

Dejo mi cuerpo caer sobre la silla giratoria de la oficina y me percato de que mi pierna ya está temblando. Siempre fui una persona acostumbrada a vivir con mucha ansiedad, por ende, lo paso por alto quedándome en silencio, con la de pelo azul al frente viendo mi reacción.

Al conocerme tan bien, sé a la perfección que debo ponerme en frío para discutir o llegar a un acuerdo con alguien de la forma más madura posible, lo que dice —claramente— que no debería haber traído a esta chica a mi maldita oficina sin pensarlo antes, por puro impulso.

—Capitán, yo solo...

Y aquí vamos otra vez a la misma mierda de siempre.

—Tú solo acabas de perder la pizca de confianza que me quedaba en ti —eso suena como un grito dentro de un susurro. Me paso la mano por la barbilla—. ¿Cuándo vas a entender que no puedes hacer todo como se te da la gana solo por...?

Ella apoya sus manos en mi escritorio.

—¿Solo por qué?

—Solo por... —«Maldita sea, joder. Me cago en todo»— por lo que tú ya sabes.

Cada oración que digo suena más bajo que mi tono natural pero con la intención y la frialdad de un grito seco. Al parecer ella lo nota, ya está empezando a hablarme igual y todo.

—Oigame rubiecito con problemas de comprensión, nuestro trato y todo su rollo no tiene nada que ver con nuestros roles en el ejército, ni mucho menos con cómo nos tratamos en el momento de pegarle a una bonita bolsa de bóxeo o en el momento de combatir al frente de todos. Ambos sabemos que si tenemos la oportunidad, en un tiroteo, entregaríamos al otro si eso nos salvaría a nosotros mismos, porque eso somos: egoístas pero inteligentes —las manos que tiene sobre el escritorio ejercen más fuerza en él. Lo dice todo tan seria y con tanta razón que la tensión no tarda ni dos segundos en volver a sentirse—, si no se lo dije fue porque no creía que fuera tan grave que el refugiado ese con gafitas lo dibujara una vez, pero al verlo dos veces dibujando lo mismo y en todas las malditaa paredes ya me llegó el agua caliente al tanque. ¿Lo pilla o se lo debo decir con un vocabulario más amplio y formal?

A pesar de que su existencia me parece la vibra más pesada del universo, voy a admitir que fuera de lo físico, hay algo que me despierta una curiosidad bastante llamativa en ella, pero les mentiría diciéndoles que sé que es porque ahora no puedo pensar, mi mente solo está maquinando un posible plan para solucionar como sea esa posible amenaza.

—El dibujo —balbuceo rápido— ¿Cuándo hizo el primero?

Blair suspira.

—Antes del tiroteo —me confiesa—. Mushu nos lo enseñó sorprendido y luego nos atacaron.

—¿Pudieron ver cuántos eran?

—¿Dos? ¿Diez? ¿Veinte, quizás? —me vacila—. No lo sé, hombre. Con suerte me daban las piernitas para correr.

En otra ocasión me daría risa como se expresó, pero en este momento solo quiero apuñalarla. Necesito datos específicos, no vacilaciones.

—Entonces no nos podremos arriesgar a ir con pocos —pienso en voz alta.

Sus ojos parecen atravesarme hasta las entraneas por la intensidad de la mirada que me acaba de lanzar.

—¿Y qué quiere decir eso con exactitud? —interroga sabiendo a la perfección en qué estoy pensando. Mi boca en dos líneas perpendiculares selladas y mis ojos más rasgados que nunca observando un punto cualquiera de la pared, demuestran una clara concentración, cosa que me delata ante ella más rápido de lo que pienso—. Está loco, ¡jodidamente loco!

—Tampoco hay mucha opción.

Opto por no mirar su reacción y solo oírla.

—¡¿Qué no hay mucha opción?! ¡Solo debe pensar con la cabeza unos minutos para tener miles de opciones más! ¡Pero claro, como usted es rubio, a el caño del tanque le cuesta subir el agua y lo convierte en un maldito idiota!

—Tú también eres rubia —digo en mi defensa.

—Ya no —masculla, indignada y al cabo de dos segundos me pregunta—: Espera, ¿y usted cómo coño sabe que soy...?

Tu padre era mi amigo.

—No viene al caso.

Frunce el ceño.

—¡Tiene razón! ¡Lo hizo para desconcentrarme de mi objetivo! ¡¿No?! ¡¿Esto también es parte de sus jueguitos psicológicos?!

—Blair...

—¡No podemos desperdiciar nuestra gente en esto! ¡Recién están aprendiendo a tomar un fúsil sin salir volando!

—Es mi gente, no nuestra. Y tengo algunos días más para seguir entrenándolos.

—¡Cuando llegue la guerra anual usted combatirá solo a cincuenta refugiados porque el resto estarán todos muertos por su falsa alarma!

—¡Blair, Joder! ¡Tú ni si quiera sabes lo que significa ese dibujo! —mi grito suena ahogado y remite con velocidad a enojo y mucha, mucha furia, es por eso que decido tranquilizarme un poco para seguir hablándole—: Escúchame, podemos ir allí, tomar a uno de ellos de rehene y utilizarlo como negociación para no perder a ninguno de nosotros como muestra ese dibujo.

—Es que...

—Yo iré con ustedes. No los dejaré solos. Confia en mí de una puta vez.

La de pelo azul comienza a regular su respiración y, con la peor de las ondas, me pregunta:

—¿Entonces cuál es el plan?

Froto mi barbilla.

—A veces el enemigo está mucho más indefenso cuando no espera ser atacado, justo cuando siente que está en su zona y que está mas seguro que su rival, por lo tanto, baja la guardia.

Enarca una ceja y me mira fijo, concentrándose en cada una de mis palabras.

—Ajá, ¿y usted piensa cortar cabezas porque sí o cómo va la cosa?

—Quiero investigar las minas. Buscar cosas que nos den ventaja en las batallas y pedirles prestado un poco de su armamento.

—¿Prestado?

Ladeo una sonrisa.

—Bueno, técnicamente hablando en un lenguaje adecuado y....

—¡Va a robarles!

—Diciéndolo así lo haces sonar mucho menos ético de lo que ya es.

—¿Ético? ¿Qué es é...?

Pongo los ojos en blanco.

—El punto es que yo jugaré sucio porque ellos casi nos roban a nuestra única pista para hacer la diferencia en la próxima guerra.

—¿De qué habla?

—Se quisieron llevar a el refugiado en el último ataque —le explico—, por eso vinieron aquí. Era más que obvio, por eso Gafitas, o como carajo lo nombraron, intentó escaparse y sufrió un ataque de pánico a consecuencia de la adrenalina del momento. Estaba escapando de ellos, la pregunta es porqué, ¿verdad? Y eso es lo que quiero descubrir fingiendo una falsa entrega de Gafitas a los refugiados.

Su cara demuestra odio.

—Maldito sea usted, ¡no se puede atrever nunca a meter en este asunto a Gafitas!

Retuerzo el gesto ya cansado de sus opiniones opuestas y me levanto de la silla simulando que tengo todo controlado cuando claramente no es así. Suspiro, voy hacia ella y con un énfasis en mi furia interna, a casi nada de distancia, le digo:

—Mira, guapa —jugueteo con el adjetivo en seco—, nunca te he pedido tu opinión ni mucho menos la necesito para seguir adelante, así que o te unes a esta mierda o te quedas aquí, sin abrir la puta boca, cubriéndome o...

—O todo mi secreto saldrá a la luz, ya, ya me lo aprendí, rubito —susurra observando mis labios como si le dieran cierta curiosidad. Me quedo un poco herido al sentir tenso el ambiente, olvidando por completo la discusión de hoy hasta que... joder, ¿me acaba de empujar el pecho hacia atrás? Será hija de pu...—. Y sí, iré a esa mierda, pero si yo caigo, tú caerás conmigo.

—Blair, espera un poco que te...

Hace un ruido de silencio mientras coloca su dedo sobre mi boca.

—Nos vemos en las minas, gilipolllas.

Me deja atónito y sale de la oficina dando un bonito portazo.

Creo que ya estoy comenzando a acostumbrarme a esto.

Blair

Es egocéntrico.

Rubio.

Hueco.

Tiene ataques de ira.

Una inteligencia bastante cuestionable.

El humor muy negro.

Una barba que pincha mucho.

La melena por los hombros y mayormente se encuentra sujeta en una media coleta.

Y una voz muy pero muy grave.

Ah, y me odia.

Sí, eso era lo que le estaba contando hace unos segundos a mi morenito en el camino que siempre hacemos hacia el cuarto de los soldados mientras oscurecía.

Por motivos obvios, con Mushu compartimos muy poco tiempo juntos dentro de los entrenamientos y, a consecuencia de eso, optamos por adopar a "el camino a la habitación de dormitorio" como nuestro momento de chisme del día. En esos diez minutos de trayecto aprovechamos para actualizarnos, para hablar de cómo nos sentimos, qué nos anda pasando y... bueno, hacemos cosas que deberían hacer todos los amigos para tener una amistad sana, tanto que a veces me olvido que a él le está pagando mi padre —literalmente— por escucharme y por protegerme.

Y a decir verdades, prefiero ya fingir que es mi amigo para no entrar en una depresión.

—Entonces estás durmiendo con el capitán Rogger —me cuestiona Mushu— y él lo sabe absolutamente todo, ¿cierto? —Asiento escuchando por primera vez en tercera persona lo mal que estoy parada—. Joder de los joderes, Blair. Tú si que juegas con fuego.

—Supongo que... ¿lo peligroso me atrae?

Doy unos cuantos pasos hacia delante y él avanza conmigo hasta que decide responder:

—No lo sé, pero si te llegas a pillar por él te terminará doliendo como a una niñata de diez años en su primera ruptura amorosa.

—Nunca lloraría por un rubio —bromeo—, pero en el caso de que sí lo hiciera, ¿a qué vas?

—Pues no lo sé, solo opino que tiene pinta de esos hombres que dejan en el psicólogo a las mujeres y que son medios... ¿Fuck Boys, quizá?

—No le tengo miedo a esa especie.

—Tú nunca le tienes miedo a nada.

—Ya.

—Cuídate, rubia no rubia, y cuidado cuando duermas, en una de esas Zayn te asesina mientras duermes.

Mushu se despide con un apretón de manos, me guiñea un ojo y, mientras proceso lo que me dijo, él entra al dormitorio con cierta rapidez.

__⚔__

Ya es el quinto día que duermo a su lado y puedo asegurarles que este rubio ya estableció una especie de rutina junto a mí. Por el momento, no hay nada tan destacable que contar, simplemente llegamos del entrenamiento —él llega primero porque yo me quedo esperando que Mushu acabe con los cuidados del refugiado la mayoría de veces—, Zayn cocina algo para él solo, me deja un tupper con las sobras, como, me baño y ambos nos acostamos.

Cuando estamos a punto de dormir, siempre se crea un clima cálido pero al mismo tiempo lleno de tensión entre nosotros. El capitán no se puede quedar quieto y empieza a moverse mucho en la cama, se acomoda cuatrocientas veces el pantalón por algún motivo que desconozco y luego me traza líneas por mi espalda con la punta de sus dedos en forma de una caricia.

No me quejo.

Nunca lo hice.

A pesar de todo, él respeta mis tiempos y mis "no" y eso es lo único que valoro de lo que sea que estamos creando.

No voy a mentirles, a menudo suelen surgir esas charlas a un tono más alto o esas miradas que son tan intensas que parece que nos estamos follando con la mirada, pero lo único que sé, es que si este hombre quiere follarme, minimamente debe admitir que algo, al menos un poco, le importo. O demostrarlo, claro, aunque eso lo veo un poco imposi...

Después de tocar cinco veces la puerta de la casa-cueva de Zayn, él me abre.

—¿Qué parte de mis veinte gritos de "estoy en el baño, aguarda cinco minutos" no entendiste? —gruñe, avergonzado.

Mi boca se abre de par en par.

Dejo de respirar.

Y lo veo.

Claro que lo veo.

Y no puedo creer lo que estoy viendo.

Un rubio, recién bañado, con una cuchilla en su mano, la toalla entre sus piernas, el pecho desnudo repleto de gotitas y con su barbilla llena de espuma de afeitar, se está dirigiendo a mí.

Sí.

Espuma de afeitar.

—Disculpa... yo... claro, lo siento —miro la cuchilla, lo miro a él, miro la cuchilla y lo vuelvo a mirar a él—. ¿Tú...? ¿Tú te estabas afeitando?

—No, ahora la barba me crece con más volumen y blanca —lo dice tan serio que casi me lo creo. Esboza media sonrisa aunque su rostro siga reflejando la misma frialdad de siempre—. Sí, Blair. Me estaba afeitando.

Tengo la tentación de acariciar su rostro y sentir la piel de sus mejillas suave, bonita. Pienso que debo controlarme y retengo el movimiento que estoy por hacer. Mis palabras me ganan de antemano.

—Oh... Dios santo —me digo a mí misma en voz alta, anonadada, mirando su barbilla cubierta de espuma blanca, pero cuando noto que prácticamente lo acabo de decir hacia afuera, abro la boca, nerviosa no, nerviosísima—: Es decir... yo, sí, digo... le queda..., joven, eso es, lo hace ver más joven y más..., olvídelo, ¿por qué lo hizo?

Aún con la puerta abierta, Zayn me mira, suspira, pasa un dedo por la espuma de su barbilla, junta un poco de ella y ensucia la punta de mi nariz apropósito de un toque solo para decirme:

—Solo... —hace un ruido con la garganta— pensé que quizás era un buen gesto para arreglar todo contigo, ya sabes, la forma en la que te hablé y eso. Y antes de que digas algo, no te creas que lo hago por ti, lo hago por mí, porque el trato así no funcionará.

Evitemos el hecho de que me estoy poniendo aún mas nerviosa que antes y esto nunca me ha pasado en mi puta vida.

—¿Afeitándose?

Niega, despacio.

—No exactamente.

—¿Entonces...?

Me saca la oración de la boca:

—Algunas personas se prohíben besarme porque mi barba pincha —explica con la voz rasposa— y yo no quiero que nadie se prohíba tener el mejor momento de su vida. ¿Sería demasiado egoísta, no crees?

No sé porqué carajos le estoy sonriendo ni mucho menos porqué estoy pasando  a su habitación cuando me lo acaba de ofrecer hace dos segundos y, claramente, debería seguir enojada con él.

—Te preparé una porción de pasta de la que a ti te gusta —me cuenta mientras me prometo no mirarle más la "V" que se le marca justo donde la toalla empieza a cubrir parte de su piel—, puedes comerla mientras yo acabo con esto.

Y antes de balbucear, decido contestar por mi propia dignidad:

—Gracias.

Zayn se aleja pasando por mi lado, soltando un rico aroma a jabón y a shampoo de coco. Lo aspiro y lo Retengo un poco en mi nariz para disfrutarlo más. Luego, solo camino hacia ese plato que me dejó sobre la mesa y me siento en una de las sillas que hay allí. Estoy muerta de hambre. Lo noto por los ruidos que hace mi estómago. Llevo mi mano a el y descubro que tengo el abdomen duro de tantos ejercicios, pero ese pequeño rollito de grasa que viene conmigo desde que nací, nunca se va a pesar de que haga veinte, cuarenta o cincuenta abdominales por día.

En fin.

Quizás para empezar a aceptarlo le podría poner un nombre, ¿no?

¿Qué tal Willy?

—Ya estoy —se escucha la voz del rubio a mis espaldas. Estoy tan metida en mis pensamientos y en la comida que mi mente no actúa para contestarle algo puntal. No digo nada—. ¿En qué tienes la mente ahora? —Se sienta al frente de mí y...

Joder.

Adiós Willy.

Parpadeo dos, cinco, seis veces y lo veo. Al fin lo veo. Musculosa negra y short gris. Su piel suave, sus ojos rasgados negros, su pelo largo, húmedo, atado en una coleta y esos labios heridos. Es... es otro él. Un Zayn más cuidado, más detallista, más atento y suelto.

—Le queda bien —me limito a halagarlo de esa forma sin dejar de mirarlo ni un solo segundo.

—¿Solo me dirás eso?

—Puede que me haya sorprendido.

—¿Y...?

Volteo los ojos.

—Y que me parezca una pizca más atractivo que antes.

—¿Y qué más?

—Y... —me muerdo el labio, tensa— oiga, se está abusando de mi capacidad de responder preguntas. Ya lo verá luego, hombre ansioso.

—No me gustan las sorpresas.

—Conmigo le gustarán.

Se ríe por lo bajo y sonríe hacia un costado.

—Dalo por hecho.

Le devuelvo la sonrisa.

Ambos levantamos los platos y el resto de cosas que quedan sobre la mesa en silencio, nos vestimos de pijama como de costumbre y nos sentamos en el sofá. Si fuera un día habitual, me quedaría inspeccionando la casa de Zayn para pillar algún libro o algo para no aburrirme mientras espero a que se bañe, pero como hoy ya se bañó, nos queda un buen hueco de tiempo libre.

Zayn

S. O. S

Quitenme a esta mujer de mi lado.

—¿Qué guarda en ese cajón? —es lo primero que le pregunta.

—Nada interesante.

—¿Y en el de abajo? —es lo segundo.

—Vacío.

—Joder, que aburrido es —pone sus ojos en blanco—. ¿Y en el de abajo del de abajo?

Arqueo las cejas demostrando que ya me doy por vencido. Esta chica es imposible de llevar cuando no le cumples sus caprichos.

—Películas —respondo seco—. ¿Contenta?

Sus ojos brillan.

—¿Y lo dice así tan tranquilo? —me empuja el hombro—. Anda, traiga sus favoritas y yo escojo la peli que veremos.

—No vamos a ver ninguna peli.

Claro que sí.

—Claro que no, Blair. Vamos a dormir.

Me paro de golpe y ella me sienta de un tirón.

—Mire la televisión que tiene, es enorme, hace años no veo pelis en una así —argumenta—, por favor, capitán. Será solo un pequeño rato.

—No.

—Y aceptaré su disculpa si lo hace.

—¿Ya no la habías aceptado?

—¡Pues no!

—No me vas a convencer.

Por favoooorr.

—Que no, pesada.

—Le cocino por un mes.

—Ni si quiera sabes cocinar.

—¡No subestime mis capacidades!

—¿Qué capacidades?

—Mire, le hago ojitos.

Blair hace puchero con su boca, apoya sus manos entre mis piernas, acerca su cara contra la mía y pestañea varias veces haciendo el ruido que hace un perro cuando llora. Hago un esfuerzo impresionante para no caer en la tentación de reírme ni de sonreírle como un enorme idiota, pero a pesar de todo, mi esfuerzo es realmente en vano.

—Bueno, ya, para, detente, tú ganas —observo como se le curvan esos labios rosas que ojeo a menudo y no me arrepiento en absoluto de haber accedido—. Pero solo una, ¿oíste?

Asiente superemocionada como una niña pequeña y sale disparada a la cajonera que hay debajo de la televisión. Abre ese cajón en específico y comienza a revolver.

—Veamos que tenemos por aquí —saca pilas y pilas de películas y series viejas y actuales—. El ave fénix 2, Rápidos y furiosos, Acción y más acción, The Walking Dead, El último de nosotros y...

Oh, no.

Esa no.

Esa justamente no.

Me precipito muy acelerado y me posiciono arrodillándome a su lado. Se la intento quitar de las manos, nervioso, pero ella tira también.

—Suelta la película o te haré cosquillas por un mes.

—Sí usted me llega a hacer cosquillas lo dejo sin pene.

—Eso no entraba en el trato.

—Que tú no me dejes mirar tus pelis tampoco.

—Anda, dame esa película.

—Tranquilo, no arruinaré su reputación de capitán rubio sin sentimientos diciendo que oculta una película de romance entre tanta acción —Y a pesar de toda mi fuerza ejercida, logra leer el título—. Tres meses a tu lado.

El estómago casi se me va por unos segundos. Mi respiración se acelera un poco, pero al escuchar la voz de Blair de fondo, algo no me deja empeorar.

—No es mía —le explico cuando vuelvo al mundo tierra— y no, no consumo romance.

Su cara muestra desilusión.

—¿Es de su madre?

—Es muy probable que mi madre esté muerta. —Silencio de un minuto lleno de incomodidad—. Soy adoptado. Nada raro.

Vuelve a respirar.

—Entonces... ¿de su hermana, quizá?

—Tengo hermano, no hermana.

—Bueno. Ya. Me rindo. Veamos la peli.

—¿No prefieres ver otra? Rápidos y furiosos es muy buena película y...

—Me va el romance, no esas cosas que usted ve que son puros tiros, armas y sangre.

—¿Te gusta ver como follan?

Me empuja.

—Me gusta ver como se enamoran y crear expectativas que ningún hombre como usted podría cumplir.

Golpeo mi pecho y hago una mueca de dolor como si aquello que me dice me doliera demasiado.

—Me tienes muy abajo en tu amortometro, eh.

—Haz creado un trato sin sentimientos de por medio —me reclama de una forma muy extraña— y eso no es para nada romántico.

—Nosotros no lo somos.

—Ya.

Blair se queda callada por un minuto, bueno, mejor dicho hasta que yo hablo para sacarla de su mundo:

—Anda, veamos la que tú querías ver.

—Es absurdo.

—¿Qué es absur...?

—Es absurdo que veamos una película romántica si no somos románticos ni nunca lo seremos porque nos caemos mal y ni tú ni yo nunca pensaremos en...

Mi mano tiene el impulso de rodear su muslo y acariciarlo de forma tierna para callarla. Al parecer lo logro, no dice ni una sola palabra. Parece estar prácticamente congelada. Trago grueso maldiciendo el movimiento que acabo de hacer.

¿Por qué lo hice?

No lo sé.

¿Y por qué no quiero correr mi mano de ahí?

Ni puta idea.

Dejo atrás todo lo que pienso y decido asumir mis actos y hablar:

—Estamos aprendiendo a convivir con lo que no nos gusta del otro todos los malditos días —susurro, despacio, para no herirla, mirando muy concentrado los iris de sus ojos celestes cielo—. Conviviremos aquí en mi habitación, en el viaje de pasado mañana a las minas y en miles de entrenamientos más, Blair. Solo... deja que esto fluya.

Esboza una pequeña sonrisa para abajo y hace una pausa de un minuto.

—Pues... —se mueve sobre su propio cuerpo y se recuesta sobre el sofá— ¿De qué va la peli?

Me levanto, acomodo el disco dentro de el aparato para que se reproduzca y, mientras la intro hace lo suyo, yo vuelvo a tomar asiento cerca de Blair.

—Va de un tío que aloja a una tía en su casa porque ella no tiene dinero para pagar la residencia estudiantil y bueno, se comienzan a liar y a sentir... va, tú ya sabes, has leído la parte de atrás.

—No lo he hecho.

—No mientas.

—Yo no miento.

—Sé que mientes.

—Ajá, ¿y se puede saber cómo lo sabe?

—Me gusta observarte —Me mira con tanto brillo en sus ojos que algo más tengo que agregar—: a veces. Solo a veces. Cuando estás... tranquila, es decir: nunca.

Me da un empujoncito.

—Le cuesta —suelta de repente.

—¿Qué? —le respondo, cortante.

—Le cuesta hablar del amor —Siento un crujido en medio de todo el pecho pero ni si quiera puedo hablar—. ¿Alguna vez ha estado enamorado de verdad?

Arrugo las facciones de mi rostro.

—No lo sé. ¿Por qué me preguntas esto de la nada misma?

—Contésteme la verdad, hombre, que ya va a empezar la película y lo conozco lo suficiente como para saber que si achina los ojos me está mintiendo.

Me cargo de valor y, al fin, me decido por confesarme:

—Vale. Tú ganas.

—Adelante.

—Sí, estuve enamorado —zanjo, firme— y fue una real mierda.

Blair me mira sorprendida, como si esto le resultara muy pero muy inesperado. Al parecer, me tenía registrado como "cubito de hielo" y no tanto como una persona común y corriente. La mayoría de la gente no entiende que ser frío y no demostrar mucho cariño, sentimientos o emociones no es igual a no tenerlas.

—Yo nunca estuve enamorada de alguien —confiesa—. Tampoco siento que necesito estarlo, pero me gustaría experimentar qué coño se siente al estar durmiendo abrazada con una persona o simplemente ver una película  acurrucada con alguien y... —la nube llena de pensamientos de Blair se detiene justo en el momento que parece que se le ocurre una nueva idea—: ¿Zayn?

Tengo la puta garganta seca.

Jodido idiota.

No puedes ponerte tan mal solo por hablar de este tema.

—¿Sí?

—Podríamos incluir eso en el trato —propone—, no correríamos ningún riesgo porque ninguno de los dos tiene interés en el otro fuera de lo físico, nos repelemos y...

—Está bien.

Ja.Ja.Ja.

Espera, ¡¿qué?

¡¿Está bien?!

¡¿Le has dicho que "está bien" a esa maldita para que duerma contigo abrazadita y que...?!

Ella sonríe, se escabulle por el sofá para pegarse más a mí y acurruca su cabeza en mi hombro. Mis músculos se tensan. Estoy literalmente duro. Tengo su respiración en mi cuello y lo único que puedo pensar es en el lío en el que me acabo de meter yo solo.

Mirando a la televisión, en el comienzo de la tira, solo deseo que la película se empiece a reproducir en x2 y que esta tortura acabe ya. Dudo poder aguantar más tiempo así. No sé qué se supone que debería hacer, ¿acariciarle el cabello? ¿Abrazarla? ¿No ver realmente la película? ¿Hacerle masajes o...?

No.

Ya basta.

Mejor no hago nada.

Ya pasó la mitad de la peli y ella no se ha movido ni un poco en toda esta primera hora, lo más relevante que ha hecho hasta el momento es ir acotando varias cosas sobre el protagonista masculino, cosas así como: «Oh, mire que sexy que es, capitán» «Yo quiero uno así» «Es demasiados tierno» A lo que yo le respondo: «Pues mira que no te he preguntado» «Vete con él si quieres» «Sí, claro»

Sinceramente me preocupa que me cueste tanto dar afecto porque sí.

—¿Blair? —la llamo en el medio de un beso apasionado entre los protagonistas—. ¿Sigues ahí?

Con el «¿Sigues ahí?» me refiero a si está aún mirando la película o si ya se durmió. De ser real la segunda opción, lo más lógico sería que no me contestase, pero mi ilusión de que sí esté dormida y que, al fin, me halla librado de todo esto, es enorme. Sin embargo, todos mis pensamientos se acaban de hacer en vano ya que ella me está hablando:

—Sigo aquí, cansada —murmura con la voz agotada— pero ya casi termina, no puedo perderme el final, capitán.

No sé si es que ya no siento mi hombro o que este ya se acostumbró a su peso.

—Bien —lamo mis labios. Espero unos minutos y, justo cuando está por llegar la mejor parte de la película que ya vi unas cincuenta y ocho veces, siento un pequeño temblor en mi hombro. A pesar de todo, me alarmo al instante—. ¿Blair? ¿Estás bien? —Sin respuesta—. Oye, ¿te encuentras...? —Me muevo un poco hacia un costado para intentar mirarla y como resultado obtengo que su cabeza caiga hacia mi regazo en seco como una bolsa llena de piedras—. Joder, ¿tú solo existes para me complicarme las cosas?

La chica del pelo azul se quedó dormida, en mi regazo, ahora, en este preciso momento y, para sumarle algo más, está titiritando del puto frío.

Yo no puedo con tanto.

Ni si quiera sé si puedo conmigo.

Suspiro e intento despertarla con pequeñas sacudidas inofensivas unas cinco veces. Spoiler: ninguna de estas parece funcionar con eficacia. La maldita duerme demasiado profundo. ¿Lo único positivo de esto? Les juro que realmente parece una persona tranquila cuando duerme, de hecho, no ronca ni emite ningún tipo de sonido —cosa que en el día a día no hace porque es una cotorra y una pesadilla andante—. En fin. No sé qué hacer.

Todo es confuso.

Por un lado quiero dejarla aquí, en el sofá, y dormir solo, relajado y cómodo como siempre; pero por el otro, a pesar de todas las mierdas que estoy maquinando, muy en el fondo sé que no la puedo dejar sola así.

Y aquí es cuando actúo.

Me levanto haciendo el mayor esfuerzo para no hacer tanto ruido —aunque ya de por sí Blair no escuche nada— y la tomo entre mis brazos para llevarla a la cama. Una vez allí, la bajo con cuidado, la recuesto y la tapo con todas las sábanas que tengo a mano.

No puedo seguir con tanto.

Yo no soy su padre, es lo que pienso.

¿Pero por qué actuó como tal?, es lo que me pregunto.

Porque eres idiota, es la respuesta.

Miro el sofá y allí la veo a ella. Se me acelera el corazón. Está correteando y buscando miles y miles de películas nuevas para ver. Me pongo nervioso, las manos me sudan, ¿por qué mi sudor es frío? ¿Es realmente frío o soy yo el que lo siente así? ¿Es normal que sienta que el corazón se me sale del cuerpo cada vez que...?

La hago escoger cualquiera de las pelis y...

Basta.

Respira hondo.

Uno...

Dos...

Tres...

Mi mirada vuelve a caer a la cama cuando mi respiración parece mejorar con mis ejercicios de siempre. Blair luce como una niña pequeña, inofensiva e inocente. No puedo evitar pensar en lo que me repito por dentro diez veces al día. Ya no puedo seguir con esto.

Toco mi barbilla comprobando que no pinche.

Me acerco a ella.

Y junto la comisura de mis labios en su frente solo por dos milésimas de segundos.

—Perdón —digo con los ojos desbordando alguna que otra lágrima y la voz rota.

Doy dos pasos, me quito los zapatos y me acuesto a su lado dándole la espalda, sabiendo lo que me espera en el resto de la noche.

***
Nota del autor:
¡Hola, amores! ¿Cómo están? ¡Ya extrañaba actualizar!

Por toda la tardanza les traje un capítulo más largo de lo normal <3

¿Les doy una buena noticia? ¡Ya pude volver con mi rutina de escritura a pesar de los estudios! Por lo tanto, ya van a tener más de Zayn y de Blair
🫠💋

Los adoro💗

No se olviden de seguirme en ig @librodayss_ para estar al tanto de las actualizaciones, también allá estoy vendiendo portadas, booktrailers y más cositas en mi nuevo emprendimiento, por si les interesa colaborar❤️‍🩹

#ulalaguerrero💋🔪





































































Continue Reading

You'll Also Like

121K 8K 20
Emma siente que su vida se convierte en un desastre cuando su padre la abandona y forma otra familia en California. Su madre, consigue un trabajo en...
20.2K 2.7K 9
Draken se había resignado que el Tiny de su alma gemela jamás llegaría, la mayoría solía llegar entre tus 15 -16 años y él ya tenía 22, tampoco era a...
9.3M 551K 58
Kate y Elliot son vecinos, nunca se han visto pero se odian. Kate ama poner música a todo volumen, Elliot odia el ruido. ¿Es posible que dos persona...
358 74 36
Lennox nunca pensó volver a sentir a su hermano cerca, no después de ver como lo enterraban bajo tierra metido en un ataúd. Pero cuando encuentra una...