Continuaron caminando mientras escuchaban como el vendedor se estrellaba contra su propio puesto de comida. America solo sonrió al pensar que eran las versiones más que geniales que había conocido. Kelyani le había invitado a Stephen parte de su pizza para que continuaran su camino. Ninguno de los dos permitía que la adolescente se le perdiera de su vista.
—Esos universo que atravesamos... – preguntó Stephen cuando llegaron a un parque –. ¿éramos pintura en uno de ellos?
— Sí, pero no querrás quedarte atorado ahí. La... comida es muy rara.
— No se como las personas líquidas podrían comer ahí – opinó Kelyani separándose de su esposo –. No puedo imaginarlo por más que lo intente – luego se dirigió hacia la adolescente –. ¿Sabes la cantidad de universos en los que has estado?
—Eh... 72. 73 contando este.
— Son bastantes – respondió Stephen sorprendido.
Kelyani se detuvo en un círculo sin darse cuenta haciendo que se encendiera. Una voz hizo que la hechicera volteara de inmediato sin darle mucha importancia a lo que decía, porque una luz blanquecina la cegó en el momento. America y Stephen observaron en dirección a la imagen.
La imagen de Kelyani, Aruna y dos personas más se hacían presentes. Parecían estar en un restaurante de comida italiana debido a que había dos tazones repletos de dos diferentes tipos de pasta y pizzas distribuidos por la mesa. Los cuatro parecían estar disfrutando el momento.
— No puedo creer que mi hermanita pequeña se vaya ir a la universidad – Aruna fingía que se limpiaba sus lágrimas falsas con el mantel haciendo que la hechicera se riera al recordarlo –. ¿Quién lo diría? Mi pequeña está creciendo.
— Una, eres solo dos años mayor que yo. Y dos, solo me voy a la universidad, no me iré al otro lado del mundo –comentó malhumorada la joven Kelyani, pero su hermana mayor la agarró la cabeza para despeinarla –. Mamá, dile que me deje en paz.
— Aruna, deja a tu hermana en paz – la mujer la regañó en un tono impasible mientras se servía más pasta –. Estamos aquí para celebrar que tu hermana entró a la universidad.
— Estamos orgullosos de ti – respondió el hombre intercalando su mirada en sus dos hijas, Yani empujó a su hermana para que la soltara –. De las dos, en realidad.
— Estaré en Ohio. Podrán visitarme cuando quieran – comentó la Kelyani de los recuerdos –. Al menos no estoy en la Universidad de San Francisco y no tendrán que tomar un vuelo de quien sabe cuántas horas – volteó en dirección donde se encontraba su hermana.
— Bueno, estamos aquí para celebrar, no para pelear – comentó la señora Knowlton antes de que las dos hermanas continuaran peleando.
El señor Knowlton parecía estar buscando algo en su saco hasta que sacó un sobre para entregárselo a su hija menor. La Kelyani del recuerdo frunció el ceño al no entender porque le entregaba el sobre. Ella le dio la vuelta cuando se lo entregaron como si estuviera buscando una explicación.
— Tu madre y yo no sabíamos que regalarte – empezó a explicarle Alexander –. Así que decidimos darte el dinero y compres algo que te guste de tu universidad. Considéralo como nuestro regalo.
— Crecen tan rápido – intervino su hermana mayor.
— Ya basta – la Kelyani de los recuerdos empujó a su hermana haciendo que Aruna casi terminará en el piso.
— Tenemos que irnos – sentenció Kelyani.
La hechicera se alejaba del lugar sin importarle que sus dos acompañantes la siguieron. Stephen estaba dispuesto seguirla, pero America dio un paso en el lugar que Kelly había terminado para ver sus recuerdos.
— El Camino de los Recuerdos. Revive tus recuerdos más preciados a unos precios con descuento – un círculo blanco escaneaba a la adolescente –. Recordamos para que no lo olvides.
El matrimonio se acercó para ver el recuerdo. En la memoria había una niña en medio de un campo en lo que dos mujeres se acercaban a ella. Las dos intercambiaron miradas sin soltarse.
— ¿Dónde es esto? – preguntó Stephen curioso.
— En casa – murmuró America melancólica –. Mis mamás – la pequeña America se acercó a las dos mujeres –. Son mis madres – repitió emocionada.
La niña le entregó una flor a su madre haciendo que le diera un beso en la frente. Ella se lo puso a su pareja en lo que la pequeña Chavez agarraba otra de una canasta. La adolescente soltó un suspiro de miedo en cuanto vio a una abeja posarse la mano. La niña gritó en el momento que el insecto la picó haciendo que varios portales en forma de estrella. Las dos mujeres llamaron a su hija haciendo que intentaran agarrarla, pero fueron absorbidas dejando a America sola. Ella también trataba de aferrarse en un tronco, pero a los pocos segundos también fueron absorbidos.
Los dos hechiceros vieron que la adolescente estaba tratando de contener el llanto haciendo que se le quedaron viendo. Ella negó con la cabeza para continuar su camino. Kelyani observó a Stephen al preocuparse porque America había revivido un momento traumático para ella.
— Tienes razón. Ya no hay que perder el tiempo – sentenció la adolescente.
— Niña – los dos la siguieron cerca –. Esa fue la primera vez que abriste un portal, ¿verdad?
— Ya no importa – America quería restarle importancia.
— America, es importante para ti – opinó Kelyani –. Se lo que debiste de sentir al perder a tus mamás.
— No solo las perdí – respondió enojada –. Las mate.
— No, eso no es cierto – intervino Stephen –. Ni lo pienses.
— Okey, solo abrí un portal con los poderes que no controlo y las envié a un universo, probablemente letal, del que no volverán – respondió con sarcasmo.
— Okey, si tus mamás son iguales a su hija, sobrevivieron. Y verás que un día volverás a verlas – los tres detuvieron su andar.
— Si yo fuera alguna de ellas, estaría muy orgullosa de ti – Kelyani acomodó el cabello de la adolescente –. Tenlo por seguro.
America se había quedado en silencio como si meditará sus palabras. Ella vio a los adultos haciendo que se acercará a Kelly para abrazarla. La hechicera la consoló pasando su mano en el cabello.
— Nada mal – la morena vio a Stephen haciendo que sonriera.
— Gracias.
Los tres continuaron caminado. Strange le agarró la mano a Knowlton para seguir su andar. Era la única manera de que ella se sintiera segura sin expresarlo en voz alta. Una tranquilidad la embargaba en lo que continuaba recorriendo el parque.
— Las personas en tu banco de memoria – America los había seguido segundos después –. Era tu familia, ¿verdad?
— Sí, era mi familia – Stephen la observó con mucha atención debido a que sabía que era un tema que no le gustaba mucho ahondar –. Fue el día que recibí mi carta de aceptación en la universidad. Fuimos a comer comida italiana. Uno de los días más felices de mi vida.
>> Un minuto, ¿cómo sabías que eran ellos? A Stephen ni siquiera le he mostrado una foto de ellos.
— Por tu Otra Otra Yo.
— ¿La que era hechicera o Primera Dama?
— La hechicera.
— ¿Estaban vivos? – preguntó interesada.
— No, los perdiste en un accidente. Eso hizo que te convirtieras en hechicera.
— De seguro fue en uno de los muchos sueños en los que perdía – respondió desanimada.
— ¿También perdiste a tus padres en un accidente?
– Los dos se quedaron atrapados en el coche y ellos... y yo... y luego...
Kelyani se soltó del agarre de Stephen para detenerse en lo que trataba de recuperar su respiración. El primer despertando llorando o gritando al ver que la escena se repetía una y otra vez. El hecho de que America les dijera que eran vistazos de otros universos no ayudaban. Y el recuerdo en el banco de memoria solo había empeorado. Había sido una bomba para ella porque ya no recordaba como se escuchaban.
— Yani, mírame – la mencionada alzó sus ojos para encontrarse con los ojos del guardián que en esos momentos –. Estoy aquí. Inhala – la hechicera tomó todo el aire que pudo –. Exhala – soltó el aire lentamente –. Una vez más. Inhala. Exhala.
— Lo... lamento – se disculpó America.
— No tienes que disculparte conmigo. Supongo que es normal que sientes curiosidad por nosotros – los tres retomaron su camino.
— ¿Crees que les hubiera agradado a tus padres? – preguntó Stephen en un intento de cambiar el tema.
Kelyani se le quedó viendo a su esposo para meditar su respuesta por algunos segundos. Ella negó con la cabeza divertida. Estaba segura que su padre no le agradaría Stephen. Y su mamá, no se encontraba segura.
— No creo – respondió después de algunos segundos.
— ¿Por qué? – preguntó la adolescente.
— Es complicado.
— ¿Más complicado que escapar de una bruja por el multiverso? – preguntó divertida.
— Sí, lo es – comentó divertida sin dejar de ver a Stephen.
Strange solo se rio al pensar como hubiera sido conocer a sus suegros. A él no le importaba lo que pensará los demás mientras Kelyani estuviera a su lado, él sería feliz con tan poco o mucho que tuvieran.
(Nota de la autora:
Gente sálganse todos de internet que aún estoy procesando Guardianes de la galaxia vol. 3 😭😭😭😭.
Pero ya, relacionado con el capítulo de hoy, tenemos un vistazo de Kelyani antes de entrar a la universidad y su relación con sus papás. Creo que comprenderán muchas cosas relacionadas a ella y a Aruna. Aunque también me gustó sobre su ambiente familiar que tenían previo a la batalla entre Hulk y Abominación. Todavía hay cosas de la familia Knowlton que me gustaría explorar.
Si tuvieran la oportunidad de revivir un recuerdo, ¿cuál sería? Yo creo que el mío sería cuando estuve en Inglaterra porque había sido un sueño dorado desde que tenía 10 años. Me gustaría leerlos en los comentarios.
No estamos leyendo y nos vemos el próximo domingo con un nuevo capítulo.
April Hdzz Capaldi, fuera.)