El Quinto Elemento (Elements...

By lishabenettt

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La mentira de Christopher y su futuro desenlace con Emma Norrington me dejaron sin fuerzas y destrozada por d... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1 «Quebrantada»
Capítulo 2 «Invernadero»
Capítulo 3 «Unos ojos verdes»
Capítulo 4 «Leones y cerberos»
Capítulo 5 «Reina Cáliz»
Capítulo 6 «Kane Brown»
Capítulo 7 «Baile y corazones rotos»
Capítulo 8 «Sentimientos en el aire»
Capítulo 9 «Serkets y lava»
Capítulo 10 «Peor pesadilla»
Capítulo 11 «Enfrentamiento»
Capítulo 12 «Faro de amistad»
Capítulo 13 «Encuentro familiar»
Capítulo 14 «Sueño extraño»
Capítulo 15 «Noticias»
Capítulo 16 «Lobos, dragones y promesas»
Capítulo 17 «Lágrimas y sangre»
Capítulo 18 «Un mapache entrometido»
Capítulo 19 «Cambio de parecer»
Capítulo 20 «Una verdad a la vez»
Capítulo 21 «Entre lechuzas y cuervos»
Capítulo 22 «¿Paz en la familia?»
Capítulo 23 «Luces y elegidos»
Capítulo 24 «¿What are you waiting for?»
Capítulo 25 «Coliseo Elements»
Capítulo 26 «Peleas y secretos»
Capítulo 27 «Doloroso pasado»
Capítulo 28 «Cambio de reglas»
Capítulo 29 «Juego sucio»
Capítulo 30 «Elección justa»
Capítulo 31 «Regalo de corazón»
Capítulo 32 «Curas por amor»
Capítulo 33 «Preguntas y respuestas»
Capítulo 34 «¿Para qué pides sinceridad?»
Capítulo 35 «Fiesta de compromiso»
Capítulo 36 «No tientes tu suerte»
Capítulo 37 «Lo que faltaba»
Capítulo 38 «Aléjate»
Capítulo 39 «En tierras extranjeras»
Capítulo 40 «Una pequeña sorpresa»
Capítulo 41 «Besos y celos»
Capítulo 43 «Próximo ingrediente»
Capítulo 44 «Bajo el mar»
Capítulo 45 «Problemas bajo el agua»
Capítulo 46 «¿Profecía o destino?»
Capítulo 47 «Última oportunidad»
Capítulo 48 «La recuerdo»
Epílogo
Extra «Han regresado»
Agradecimientos
Otras historias

Capítulo 42 «Adolescencia y hormonas»

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By lishabenettt

Necesito estar con mis padres y mi hermana. No hay nada mejor que el hogar.

—¿Te quedas aquí el fin de semana? —pregunta Ellie hacia Ginger.

—¿Sí? —no sé si la pobre ardilla preguntó o respondió por temor.

—¡Síííííííí! —exclama Ellie y corre hacia Ginger.

Esta, al ver sus intenciones, sale volando por la puerta con mi hermana detrás de ella.

—¿Qué pasó? —pregunta mamá, al asomarse al arco de la cocina cuando escucha el grito de felicidad de mi hermana.

Sus labios se curvan en una sonrisa cuando me ve. Seca sus manos en el delantal y camina hacia mí con los brazos abiertos.

—Steve, Allie está en casa. Me alegro verte de nuevo, cariño.

—Hola, corazón —murmura mi padre y me abraza junto a mamá. Su abrazo de oso me transmite la misma tranquilidad que el de mi madre—. Te hemos extrañado.

—Yo también. ¿Qué tal en el buffet nuevo?

—A tu padre le subió la tensión cuando llegó por primera vez —explica mamá, mientras caminamos al sofá—. Le propusieron a tu padre ser un asociado y no lo aceptó.

—¡Qué! No me lo puedo creer. ¿Por qué te negaste? Eres uno de los mejores abogados que conozco, papá.

—Héctor movió sus hilos, pero ya me conoces, Allie. Siempre me ha gustado comenzar desde abajo. Que sepa lo que valgo y hago mi trabajo de forma correcta. Pero ellos solo accedieron que yo fuera junior durante dos meses. Después de eso, sería propuesto como asociado de la firma Gray.

—Dios mío. Ya veo de dónde Allison sacó tanta humildad —comenta Tony con ironía y pone los ojos en blanco—. En verdad no les entiendo.

—¿Dónde está Ginger?

—Salió corriendo apenas vio a Ellie, mi querido Steve. Ya conoces a mi hermana. Eso es algo más que no tiene sentido. ¿Para qué Ellie la necesita cuando yo estoy aquí? —Se señala a sí mismo con sus paticas de forma graciosa.

—¿Por qué tú eres varón y Ginger es hembra? Es normal que Ellie la prefiera a ella —contesta mamá en broma.

—Auch. Eso me dolió, Anne. —Tony cae hacia atrás con dramatismo y se hace el muerto sacando su lengua. Todos sonreímos por la ocurrencia de la bola de pelos rojiza.

—¿Cómo estás, corazón?

—Pasando el semestre tranquilamente, papá. Nada nuevo. Héctor es un excelente abogado y me está ayudando mucho en mi caso.

—Yo dejo a dos de mis mujeres favoritas. Voy a la ciudad. Nuestra niña está aquí. Por tanto, esta noche hay ¡parrillada!

—¡Parrillada! —grita Tony, despertándose al instante buscando con la cabeza y olfateando con la nariz—. ¿Dónde? ¿Dónde hay parrillada? ¿Por qué no huelo nada? —Los tres comenzamos a reír a carcajadas por la ardilla.

—¿Quieres ir conmigo, Tony? Puedo comprar leche de almendras.

—¿También podemos comprar helado de chocolate alemán? —Papá asiente y los ojos del Varázs se abren con emoción—. ¿Pero qué hacemos aquí, Steve? ¡Vámonos, que se acaba el helado! —Tony vuela hacia las llaves del auto y salta por la ventana más cercana.

—Mejor me voy antes que Tony queme el motor o corte algún cable con los dientes. —Papá nos besa a ambas en la cabeza y sale de casa.

—Sé que no viniste a casa solo por visitarnos. ¿Qué ocurre, cariño? —pregunta mamá y resoplo antes de recostarme al sofá. Ella y su sexto sentido.

—Muchas cosas, mamita. Emma, Christopher, Alexa. Siempre es un problema tras otro y no resuelvo ni uno ni el otro. Simplemente...

—Querías escapar por un tiempo, ¿verdad?

—¿Crees que eso es una cobardía por mi parte?

—Claro que no, corazón. Una persona inteligente sabe cuándo enfrentar y cuando debe dar un paso atrás, pero recuerda que no puedes huir de los problemas toda la vida. No puedes escapar de ellos, porque en algún momento, te van a alcanzar, ¿entendido?

—Mamá, hay algo que me lleva dando vueltas en la cabeza hace mucho tiempo. ¿Por qué Alexa nos odia tanto? ¿Sabes algo de eso?

Achico los ojos cuando noto que mi madre esquiva mi mirada ante mi pregunta y respira con profundidad. Algo grande debe ser, porque Nanneth McKenzie no es de esas. Acabo de tocar un tema sensible, pero siento que esa respuesta puede aclarar muchas de las dudas que tengo. Esa mujer me odia grandemente y necesito saber el por qué.

—No puedo, corazón. —Suspiro apesadumbrada—. Es algo muy... doloroso y hasta quisiera olvidar que lo conozco. Siento mucho no poder ayudarte en eso.

—Estoy desesperada, mamá.

—La desesperación es mala consejera, Allie. Siempre te lo he dicho. Tomar decisiones en ese estado puede acarrear graves consecuencias, porque no se piensa con claridad. Necesitas tomar las cosas con calma. Deja que el río tome su propio rumbo.

—Mamá, he dejado que tome su rumbo y mira lo que está pasando. Chris se casa con la hurraca mentecata de Emma, me han envenenado, secuestrado, en tres meses de colegio casi me matan y para colmo Javier se ofreció como mi novio...

—¡Qué! —exclama mi hermana con asombro mientras sus ojos verdes se cristalizan al instante—. ¿Javier hizo eso?

—Ellie.... —Mi hermana sube las escaleras sollozando—. Vengo ahora, mamá. ¡Ellie! —Le llamo hasta tocar la puerta de su habitación—. ¡Ellie, abre la puerta!

—¿Qué pasa? —pregunta Ginger al escucharme tocar la puerta de mi hermana menor con desenfreno.

—Ellie escuchó una conversación y subió corriendo, llorando. ¡Ellie!

—Deja que yo hable con ella —ordena la ardilla y se retira. Seguramente entrará por la ventana.

Me siento en el piso recostada a la pared frente a su habitación. Nunca la había visto tan triste. Siempre ha sido una niña muy contenta. Al llegar la noche mi hermana sigue sin salir de su habitación. Todos estamos preocupados por ella. Solo me queda una solución a este problema. Tomo la llave transportadora en mis manos e imagino la habitación de la persona indicada. Le doy dos vueltas al cerrojo y abro la puerta.

—¡Allison! —habla Javier sorprendido, y la toalla de su cintura cae al suelo.

Grito de la impresión, cierro los ojos y me pongo de espaldas a él. El calor comienza a subir a mis mejillas. ¡Qué vergüenza!

—Lo siento, lo siento, lo siento mucho, Javier.

—Por Dios, McKenzie, toca antes de entrar. ¿No estabas en América?

—Sí, pero necesito de tu ayuda. —Algo peludo se agarra a mi pierna y acaricia su cabeza contra ella—. ¿Ya estás presentable?

—Sí —contesta tajante, y tomo una bocanada de aire.

Abro los ojos y miro hacia abajo. Meeko no aparta su mirada dulce de mí y alza sus paticas. Sonrío con amplitud y le tomo en mis brazos. Le hago cosquillas en su cabeza y acaricio su espalda.

—¿Qué pasó? —añade con voz ronca y me giro hacia Javier.

Parpadeo varias veces por el pensamiento que cruza mi mente. ¡Qué bueno está! Unos pantalones cortos y una camiseta sin mangas se ajustan a su torso trabajado.

Descarada —murmura Meeko y le miro sonriente—. Un poco más y te lo comes con la mirada. Ni que estuviera como un dulce. ¡Ay, madre del verbo hermoso! ¿Qué tiene esta niña en la cabeza? ¿Pero a ti no te gusta Christopher Gray, muchacha? —Cruza sus patas en el pecho y niego con la cabeza.

—¿Me estás regañando, Meeko? ¿Es eso? Me estás regañando —comento sonriente, y el mapache saca su lengua de forma juguetona.

—Allison, enfócate. ¿Qué haces en Inglaterra? —protesta León, mientras se cruza de brazos y yo limpio mi garganta con un leve carraspeo—. Te hacía cenando con la familia o viendo películas con Ellie.

—Ese es el problema. —Frunce el ceño confundido—. Ellie se encerró en su habitación desde temprano y aún no ha salido ni a cenar.

Sin decir algo más, toma su cazadora y camina hacia mí.

—Ellie, abre —ordena Javier tocando la puerta, una vez que estamos de regreso—. No pienso irme de aquí sin verte, enana. Más te vale abrirme la puerta o la lanzo abajo. Sabes que puedo hacerlo. Tú decides. —Aprieto los labios con fuerza cuando veo como la puerta se abre un poco.

—¿Eres tú de verdad? —murmura mi hermanita con voz quebrada.

—Claro que sí, enana —responde Javier con dulzura. Ellie sale de la habitación con prontitud y le abraza por la cintura—. ¿Podemos hablar?

Ella asiente sin separarse de él. Los ojos de León chocan con mi mirada. Asiento hacia él, y ambos entran a la habitación.

—No sé por qué se puso así —murmuro y me siento una vez más en el mismo lugar frente a su puerta—. Yo pensé que lo de Javier era algo pasajero.

Abrazo al mapache y este olisquea mi cuello.

—Es algo pasajero —musita Tony.

—Apoyo a mi hermano. Solo tiene 14 años, Allie. No te preocupes.

—No quiero que se moleste conmigo.

Dejo a Meeko a mi lado, rodeo con los brazos las piernas encogidas y apoyo el mentón en ellas. Por un largo tiempo estoy sin moverme de mi lugar. Al escuchar el sonido de la puerta, me levanto con prontitud.

—¿Qué pasó? ¿Está bien? ¿Qué tiene?

—McKenzie, detente. Logré calmarla y se quedó dormida. ¿Cómo se te ocurre hablar de nuestra conversación?

—Ella me escuchó hablando con mamá. No creí que le afectara tanto. ¿Qué le dijiste?

—Que todo había sido una broma entre nosotros para sacarte del mal momento que estás atravesando con Christopher. Vamos, que no es mentira lo que dije.

—Eso no responde mi pregunta, Javier León.

—Ya déjala —insiste—. En la mañana verás que será la misma enana mortificadora de siempre.

—¿Puedes quedarte esta noche con ella? Nanneth y Steve están preocupados. Sabemos que es una chiquillada de su parte, pero este tipo de actitud no es normal en ella.

—Hablemos con ellos y veremos lo que dicen, Ginger —contesta Javier mirando hacia la puerta y bajamos las escaleras

—¿Ya logró calmarse? —pregunta mi madre y nos sentamos en la encimera.

Javier a mi derecha, mis padres en frente, las ardillas en la superficie de la encimera y subo a Meeko a mis piernas.

—Nunca la había visto así. ¿Te explicó el porqué de su reacción?

—Cosas de adolescentes —contesta él sin darle mucha importancia.

—Gracias a Dios que al menos tú pudiste entrar en su habitación —murmuro y Meeko salta de mis piernas hacia Javier—. Este no es el fin de semana que esperaba en casa. —Cruzo los brazos en la encimera y apoyo el mentón encima de ellos. León acaricia mi espalda con suavidad y suspiro—. ¿Creen que Javier pueda quedarse esta noche?

—No creo que haya ningún problema —contesta mamá, luego de asentir entre ella y papá—. ¿Qué tienes planificado para mañana?

—Aún no lo sé.

—Salgan entonces. Disfruten. Vayan a la feria o a la ciudad. Así olvidamos el episodio tan penoso —aconseja papá y resoplo.

—Muchas gracias por venir tan rápido, Javier. Eres un buen chico.

—Por sus hijas haría lo que fuera, Anne —añade, palmeando mi cabeza y la despeina.

Entrada la madrugada y no puedo dormir. Me acerco a la ventana y miro hacia el cielo oscuro. Formo un corazón de fuego violeta con una E en el centro, pero este desaparece con motas de luces.

—Va a estar bien. Deja que descanse —dice Javier, abrazándome por la espalda.

—No me gusta que Ellie esté molesta conmigo.

—Yo creí que Elizabeth era la única adolescente hormonal en esta casa. —Me gira hacia él y levanta mi mentón. Sus ojos verdes me analizan con detenimiento—. McKenzie, ya deja de pensar en eso. Verás que mañana Ellie se levantará y te tratará como si nada hubiera pasado.

—¿Tú crees?

—Claro que sí, tonta. —Me atrae hacia él y me dejo engullir por su abrazo—. Te lo prometo.

Me acomodo en el cálido abrazo y sonrío. Saber que nuestra amistad comenzó con peleas y entrenamiento como compañeros, se me hace tan lejano que parece mentira. Mi vida ha dado un giro completamente opuesto a lo que pensé de este mundo de magia. Está plagada de aventuras y nuevos amigos grandiosos. ¿En verdad todo tiene que terminar así? ¿En verdad yo...? Por Chris y por Cameron, parece que sí.

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