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By Nelsy_diazr22

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El dragón de la mafia neoyorquina ha regresado, por su puesto, por su gente y por las cabezas de quienes lo l... More

Introducción.
Capítulo I
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capitulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capitulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 15

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By Nelsy_diazr22

Sofía.

Verme al espejo nunca ha sido posible sin fijarme en al menos una de las cicatrices que llevo conmigo. Todas las recuerdo, cuando se hicieron, como y quién. Lo tengo grabada y sus rostros jamás podré olvidarlos.

Todo se volvió una pesadilla. Un sueño recurrente que me ponía a sudar en medio de la noche impidiendo que dormir fuera un descanso para convertirse en una pesadilla.

Pero esta noche planeo hacerlo. Esta noche quiero ignorar el hecho que le di poder sobre mí a alguien que nunca se ha dignado ver por alguien más allá de él mismo. No quiero pensar en nada.

Con la bata de baño me acuesto en la cama que había arreglado previamente. Cierro los ojos, pero antes de poder dormir el pequeño en el lado izquierdo de la cama se mueve para ponerse en mi brazo extendido. Acomoda su cabeza mientras busca mi calor.

Solo será una noche.

No puedo dañarlo si una noche ignoro ese aviso constante del mal que puedo hacer al tenerlo cerca.

Todo lo que toques morirá

No pienso hacerle caso. Lo voy a sacar mañana en la noche.

Pongo el otro brazo sobre él y me acerco para esconderlo entre mis brazos como el frágil bebé de tres años que es. Tal vez él cure la ausencia de su madre y yo la perdida de mi hijo.

Si él lo fuera hoy estaría con miles de recuerdos de los dos en mi cabeza.

Cierro los ojos gustándome como se siente la compañía de un ser tan pequeño y capaz de tapar mis cicatrices del alma con solo abrazarme enmedio de sus sueños, pues al despertar aún no me suelta.

Mis labios se estiran al verlo profundo entre mis brazos mientras el suyo se aferra a mi cuello.

Es hermoso. De esos seres que ponen de rodillas el mundo con solo salir, pues su belleza atemoriza y engatusa al más frío.

__ Sofía. - su voz es más ronca por las mañanas. La risa me gana al oírlo somnoliento. - No te vayas.

__ No me iré. - prometo acomodando el cabello que termina en puntas desordenadas. - Bueno, a darme un baño sí. Pero eso no cuenta. - lo hago reír. - ¿Que quieres desayunar hoy?

__ Cereal. - contesta cuando me dirijo al baño. - De chocolate.

__ De chocolate será. - veo mensajes de Elisa en el móvil, pero los dejo para leerlos luego. - Me baño y bajamos.

Me toma diez minutos estar lista con mi ropa puesta. No uso la secadora de cabello optando por tenerlo así. Lo cambio a él guardando el libro que tanto le gusta ver mientras tomo el celular que guardo en el bolsillo.

Lori tiene mi desayuno preparado por lo que solo pido el cereal que Kilian quiere. La seriedad que muestra a todos me gusta porque no permite que nadie se acerque tanto como para tocarlo sin que reaccione, avisando de esa forma que los ve como un peligro.

__ En cuanto termines iremos al jardín para que juegues un rato ¿vale? - me aseguro sea de su agrado lo que pidió. - Hay sol, un día agradable y muchas ganas de jugar.

__ Una pelota. - me pide.

__ No tengo. Pero puedo conseguir una. - llamo a la mujer que se acerca con una sonrisa servicial. - Envía al chófer para que traiga una pelota para el niño.

__ El señor lo envió por un encargo. - me avisa.

__ Entonces hazlo tú, por favor. - pido con paciencia. - Y me sacas el tocino también si no es mucha molestia.

__ Ahora mismo, señora. - toma el plato apartando lo que indiqué. Me gusta, pero ahora no quiero comerlo.

No tarda en hacerlo mientras Kilian continúa con su comida siendo obediente, conmigo más que con el resto.

__ Creo que será injusto uno contra uno. Podemos hacerlo sin competencia - consulto con calma - Así no sentiré que voy a perder en cualquier momento.

El que sonría solo me aliviana el humor.

__ Considéralo eliminado de tus tareas. Ahora debes prepararte para nuestra fiesta, cariño. - llega Dylan.

__ No sabía nada de fiestas. - alego soltando el tenedor - Aunque empiezo a pensar que buscan pretextos solamente para hacer fiesta hasta porque los peces tiene branquias.

__ Deja tu ironía para otro día. Esto es serio - manifiesta. - Quiero que te prepares lo mejor que puedas.

__ ¿Algún cliente interesado en cargamentos? - le alcanzo una servilleta al niño.

__ Uno muy importante. Así que tómate en serio este, ya que nuestro aniversario fue un desastre. - actúa con más cautela de no revelar ningún detalle. - Que el anillo esta vez esté a la vista para que te distingan como lo que eres. Pero sobretodo, mires lo que mires, la lengua debe estar siempre dentro de tu boca.

__ Soy una esposa muy obediente. - vierto jugo en mi vaso. - ¿Saldrás hoy?

__ Debo ir a asegurarme que nadie entre sin ser autorizado por mí. - mira al niño dando la oportunidad de que lea sus pensamientos. Actúo como si no hubiera notado nada. - Traerán tu vestido en unos minutos, debes ir por nuestra muestra para los ingleses que estarán presentes en la fiesta, llegar y quedar lista a las cinco que subiré por tí.

__ Está vez no voy a comportarme como una puta antes sus socios. Me cansé de ese papel. - Liliam entra justo - Le queda mejor a otros.

__ No te preocupes. Ese no será tu papel. - asegura. - No quiero sorpresas.

__ No prometo nada. Quizá anuncie a nuestra descendencia. - me acribilla con la mirada al igual que su madre. Me da igual que me quieran intimidar con sus desplantes. Estar entre pirañas es la menor de mis preocupaciones.

__ Mi padre quiere que tengas la sutileza de no estar armada. Eso puede ofender a su invitado especial y no queremos levantar una guerra - pide.

__ No asistiré. Sin armas no salgo jamás. - replanteo. No creo a nadie tan importante como para ceder mi seguridad a la suerte.

__ Es una orden. - recalca. - No tienes opción.

__ Pudiste avisarme antes. Así no quedabas en ridículo ante tu papi. - dejo el plato a un lado.

__ No tengo porque avisar nada. Hiciste un juramento y cumplirlo es tu deber. - la risa burlona de Liliam me enerva.

__ Pues mal por tí. Sumisa no soy. Una estúpida menos, ni tengo intenciones de pedirle clases para serlo, tu madre que seguro tiene experiencia. - avanza hasta quedar frente a la mesa.

__ Una reprimenda a punta de látigos es lo que mereces. - escupe llena de veneno. - ¡Oh no! No quería recordar tus castigos. Perdona, querida.

__ Para nada. - le resto importancia. - No me ofende. Ahora sé que los resisto, son como medallas fáciles de conseguir en este mundo. Así como una mamada tuya.

__ Cállate, zorra malnacida. - intenta golpearme y la evado. Dylan solo observa.

__ Controlate suegra. Cualquiera diría que tengo razón y no es lo que queremos ¿Verdad? - alcanzo la mano de Kilian.

Quieren verme perder el control. Verme enojada por un simple insulto que escuché tantas veces antes que una más no hace la diferencia. Todo lo contrario a ellos, a Dylan solo hay que mencionar su incapacidad masculina y a Liliam la fama que se carga.

Me traen la pelota para el niño, a quien le explico de qué va el juego que formamos en unos minutos. Le gusta verme corriendo, pero ninguno de los dos da una para esto.
Creí que él sí sería bueno, me equivoqué siendo la diversión la que no permite que el momento sea dañado.

Su risa, por alguna razón me completa. Oírlo reír es un tanto relajante y hasta diría que compensa mi mal humor de los últimos años.

Le digo que juegue solo, ya que tengo trabajo, pero se niega volviendo a esa actitud de siempre. Rehusandose a que alguien ajeno a Lori o yo estemos cerca.

Ella es a quien elijo se encargue de cuidarlo, el tiempo que esté fuera para ir por la dichosa muestra de los ingleses.

El movimiento en la bodega es extraño. No sabía que se enviaba cargamento hoy, igual no quiero hacerme cargo. Los autos son cargados con las cajas de madera que suben como camuflaje ante los policías que pueden encontrar en el camino.

De la caja fuerte saco unos papeles verificando el cargamento, dándome cuenta que va dirigido para Manhattan. Me da mala espina, no es confiable que cambien ya que se ha organizado por grupos enviando por fechas a un mismo lugar a diferentes clientes. Y hoy no sería Manhattan.

Tomo una fotografía para investigar la dirección, guardando el documento luego de eso. Voy hasta el escritorio dónde saco la llave para tomar la muestra. La duda queda al ver como actúan ante lo que hacen, es como si tuvieran miedo de algún error.

Saco la dupla de mis dados, tomando dos de ellos con los cuales juego en mi mano a medida que bajo hasta llegar al alboroto.

__ ¿Quien es el encargado? - pregunto a uno de ellos. Con la cabeza apunta a otro que está a unos metros con una de las cajas.

No lo conozco. No recuerdo haberlo visto antes, pero al parecer él sí porque se fija en mi rostro todo el tiempo que tardo en estar al frente suyo.

__ Dígame, señora. - se endereza.

__ ¿Desde cuándo trabajas con Abraham? - increpo curiosa.

__ Desde ayer. Vengo específicamente para asegurar este envío, así que no trabajo en si para un Myers. - informa sin mostrar signos de estar mintiendo.

Me asomo a las cajas para ver lo que llevan. Droga. Paquetes cubiertos por un papel especial que no dañe sus compuestos.

__ Bien. - me alejo siguiendo con el dado que me queda en la mano. Me alejo con una sonrisa en el rostro ya que mi toque no lo he perdido.

Después de lo que vi, no tengo dudas que Abraham quiere quedar bien con alguien. No sé quién, aún no tengo todo pero si como quiere manejar el asunto. Lo que da la impresión de no ser alguien con poco poder.

Regreso a la mansión pasada las dos de la tarde. Un vestido es lo que me recibe, verde aceituna, nunca me ha gustado ese color, es muy triste y para tristezas ya tengo la mía. Los zapatos se ven lindos, eso lo compensa porque la parte baja del vestido es un tanto peculiar.

Vuelvo a bañarme, arreglo mi cabello y busco una forma de tener algo con qué defenderme. En mis cajones doy con el collar, los anillos y un reloj que seran de ayuda. Me gusta la sutileza, no hacer un escándalo con tanta sangre como otros que aman el desastre.

Voy con el niño y su mirada sorprendida mi hace reír al ver que le gusta como me veo.

__ Voy a salir. Será rápido. - aviso bajando la voz. - Vendré por tí y te llevaré lejos de aquí ¿está bien?

__ ¿Los dos? - pregunta.

__ Los dos. - reitero. - Buscaremos a alguien que te cuide porque yo no puedo.

__ Quiero que me cuides tú. - pide por lo bajo. - No quiero que te vayas.

__ Solo por un tiempo. Iré a visitarte cuando pueda. Pero no podré estar todos los días contigo ¿entiendes? - asiente cabizbajo. - No te pongas triste. Solo será un tiempo.

__ Es que... Te quiero, Sofía. - la vista se me quiere nublar por lo cual me inclino para tomarlo en brazos y estrecharlo contra mi pecho. Tampoco me quiero alejar de él, pero no hay alternativas.

No puedo dejarlo aquí. Lo van a dañar. Tampoco puedo quedarme de brazos cruzados al saber lo que Sabine hizo.

Algo de él me grita que no lo deje, sin embargo; es necesario. Lo coloco en el suelo y me despido con un beso en su frente jurando vendré por él más tarde. Un agujero se forma en mi estómago al verlo antes de cerrar la puerta, una punzada extraña que me regresa a días buenos de mi vida. Días extraordinarios que se reducen a recuerdos. Poco convencida me alejo, adoptando el papel que esta vez debo hacer, de la esposa de un charlatan.

Varios de los presentes me miran al llegar, causando que me sienta como carne en una jauría. No conozco a algunos, solamente a los socios más cercanos de Abraham y a las hermanas de Raúl Franco junto a la hija, la cual no me quitan los ojos de encima.

Aún así no me dejo intimidar, optando por tomar una copa al igual que los presentes. Pronto aparece Dylan y en poco tiempo estoy rodeada por tipos que se nota me tienen como la fantasía de sus asquerosos sueños.

__ ¿Puedo hablar contigo? - me dice Danna de repente. Siendo una excusa para alejarme de ellos accedo, yendo con ella hasta el pasillo donde veo no hay tantos invitados como en el salón.

Dos chicas salen de una puerta, sabiendo que es el baño disponible para invitados, así que me relajo.

__ Sé que sonará raro viniendo de mí. No suelo hacer esto, pero sabiendo lo que hubo entre ustedes es necesario que lo haga. - empieza confundiéndome. - Tú eres muy territorial, por lo cual sabrás entender que a nadie le gusta estar en algo incierto.

__ No comprendo.

__ Donovan y yo estamos iniciando algo. - suelta. Levanto las cejas con ese malestar en el estómago. - Y quiero que lo sepas porque no deseo que luego digas que no te dije. Respeto su relación, pero es pasado y lo nuestro puede ser el futuro.

__ ¿Y crees que yo...

No termino la oración para que explique lo que quiere.

__ Que no te metas en lo nuestro. - gruñe más cerca. No me muevo esperando que haga otro movimiento, deseando que sí. - Todos sabemos que tu matrimonio es por conveniencia y eso un día va a terminar, así que buscarás la felicidad en alguien y no quiero que ese alguien sea Donovan. - declara dejándome anonadada. - Es sorprendente, merece que luchen por él y estoy dispuesta a hacerlo.

¿En qué mundo vive, por Dios? ¿O de verdad estamos hablando del mismo Donovan?

__ Creo que te equivocaste de persona. Lo del dragón y yo terminó hace años y ninguno de los dos quiere saber del otro - miento con descaro. - Por mi puedes casarte con él si gustas. No voy a pelear por un hombre ya que si quiere estar contigo lo va a estar. Y por ahora mi prioridad no es él.

__ Entiendo. Y agradezco que esto se haya arreglado sin tanto drama. No toleraría tener un dilema con su ex. - recalca más para mí que para ella. - Somos unas damas. Hay que saber jugar y darse por vencida cuando la partida está perdida. Que bueno que piensas igual.

La saliva me sabe a hiel. Huelo sangre y me convenzo que esto no se trata de algo sano.

__ ¿Es todo? - increpo respirando sin alterarme. - Tengo algo que hacer.

__ Es todo. - responde más tranquila. - Por cierto, estás muy hermosa esta noche.

__ No decimos obviedades. - sonrío con galantería. Me copia el gesto, aunque no pasa desapercibido lo que esconde.

Giro sobre mis talones dándome la vuelta para salir de su vista. Paso de largo con Dylan mientras veo a lo lejos al hombre que me recorre descaradamente.

Es un hijo de puta, que intuye lo ocurrido. Lo conozco lo suficiente para saber que disfruta causar altercados, vivirlos y verlos como un espectador más. De seguro me vió hablando con su noviecita.

Lo voy a matar.

Aunque no tenga motivos para pelear ni vaya a hacerlo, el ardor está y no voy a estar tranquila si no me desquito con él. Solo que a diferencia suya, yo sí sé actuar sin formar una escena del crimen por celos.

__ ¿Estuviste en mi salón privado? - la voz de mi suegro me hace respingar. Lo veo de soslayo sintiendo que su cercanía es mayor a la de antes.

__ ¿Lo estás afirmando o preguntando? - logro controlar mi pulso. - Porque no sé si preguntar quién te dijo esa mentira o porque crees que lo estuve

Sus labios se ensanchan. Me recorre sin pudor viéndose como el morboso hombre que no teme verse expuesto ante tantos.

__ Hay rastros de que alguien metió sus narices en donde no debe. - dictamina. Solo son suposiciones las que tiene. - Nadie más que tú se atrevería a entrar a mi lugar más privado. Tienes la habilidad de buscar motivos para ser castigada, Sofía.

Su aliento alcoholizado me golpea la nariz. Está demasiado cerca.

__ ¿Porqué no solo aceptas que buscas una excusa para ponerme en aprietos? - acorto aún más el espacio. Siento los ojos de alguien más sobre mí. Fríos y rabioso. - Que tú plan de hacer que suplique iniciaría tu jugada para lograr que caiga en tus manos. - casi acaricio su boca con la mía haciendo uso de lo que a un hombre lo embrutece. - ¿Que quieres, suegro? ¿Una relación llena de sexo prohibido?

La espalda me quema al saber que soy acribillada. Si quieren verme jugando deberían mentalizarse que no todo el tiempo respetaré reglas.

__ ¿Te imaginas cuánto placer podrías conocer? - susurro.

__ Eres una maldita. - aprieta los dientes cuando me alejo. Me río en su cara de lo patético que puede ser cuando se lo propone. - Vas a pagar por esto.

__ Que la excusa sea más creíble la próxima vez. - animo - Y no una simple justificación a tus deseos.

Mi táctica para hacerlo pensar en algo más que descubrir sobre lo que hice funciona. Se aleja solo. Va echando chispas, pero es tan orgulloso que no se va a atrever a hacerse conocido por verse envuelto en un drama a media fiesta.

Pero no es sólo los Myers, lo que siento. Hay algo más. Sin poder explicarlos me concentro en la cara descompuesta de Donovan en la esquina del salón. Tiene la mandíbula tensa en lo que pasa de golpe la bebida que le dieron.

Danna quiere hacerlo entrar en su tema de conversación, pero este la ignora abiertamente. Pronto descubre que soy la causa y toca la mejilla.

Grave error. El dragón es un ser pusilánime. No tiene respeto por nadie y por ello le lanza la mano a un lado sin nada de sutileza. Clavando sus ojos en mí nuevamente.

Esa quemadura aún se siente. Sobrepasa lo que mis ojos captan como también lo difícil que será quitármelo de encima. Lo nuestro se dió de una forma que nunca creí experimentar. Los dos siendo lo que el otro disfrutaba. Actitudes desafiantes y extremas. Solo dos veces los vi sonreir sin nada de malicia y debo decir que es un espectáculo digno de ver.

Aparto la vista. No es momento de ponernos en estas.

La presión que tengo en cada músculo advierte sobre algo que no estoy viendo. Un golpe súbito en el pecho se adhiere también significativamente a la espalda. Es extraño, y lo extraño de este tipo me asusta.

Mis pies me exigen que corra, mis manos que luché y mi mente es tan hija de puta que una mirada de alguien desconocido le parece una señal. Un peso en uno de mis hombros quema como una brasa que no puedo quitar.

Giro mi cuello en varias ocasiones. Me estoy viendo como una paranoica insensata.

Necesito mi celular. Detengo a uno de los meseros para entregar mi copa y en cuestión de segundos camino escaleras arriba. Observo a Abraham ver todo el recorrido. Que no me quite los ojos sin gritar es una amenaza más grande a que hacerlo en un salón repleto de estos con exigencias absurdas.

En el camino encuentro a Lori. Trae una bandeja con un vaso de leche a medias

__ ¿El niño?

__ Se durmió apenas. Tanto ruido lo puso nervioso. - repone - Le costó hacerlo. Es mejor no despertarlo.

Solo sigo mi camino. Rebusco para dar con mi móvil, no le avisé a Elisa nada de esto. Reviso hasta dar con casi veinte mensajes de Bruno, otra cantidad cercana de su prima. Algo debe estar pasando para que se alboroten de ese modo.

Abro el chat con Elisa primero con palabras divagantes pidiendo que vaya a verla. Me doy un golpe mental al recordar que lo prometí, pero con tanto en la cabeza lo olvidé. Sigo bajando hasta que hay un archivo que tiene como título "urgente"

Un silencio gigante en el piso inferior me da mala espina. Un golpe de algo pesado cayendo se puede escuchar, sin saber su lugar de origen.

Abro el archivo hasta que puedo sentir como el aire en este lugar se siente escaso. Una neblina fría que no deja respirar con normalidad.

Bajo el móvil, deseando saber más de porqué siguen en silencio en piso bajo mis pies.

Nada. Como si nadie estuviese en este lugar.

Camino con lentitud fuera de la habitación. El tacón de mis zapatos lo siento en mis oídos. El móvil comienza a vibrar con una llamada más. Elisa

__ No puedo hablar ahora.

__ ¿Leíste lo que envié? - cuestiona apresurada. La voz de Bruno está al fondo en lo que llego a las escaleras.

__ En eso estaba. - menciono por lo bajo. - Pero hay algo más.

__ No hay tiempo. - es Bruno quien toma el teléfono. - Sofía, saca a tu hijo de ahí.

El tórax soporta el latigazo de realidad.

__ ¿Mi qué?

__ Lo has sentido, pero te has negado porque crees que solo era un juego mental. - me golpea más fuerte cuando giro a la puerta donde lo dejé hace un par de horas. - Sofía, ese niño es tu hijo. La prueba que les hizo Elisa lo confirmó.

La vista se me distorsiona. La sien me palpita.

__ ¡Sacalo de ahí porque van por él! - un auto se enciende. - ¡Sal de ahí con el niño porque Ronald es el socio de Abraham!

Mis pies se mueven solos. Con el teléfono en la mano pongo velocidad a mis pasos, con el pulso descontrolado hasta que doy con la puerta que empujo sin medirme.

La cama está vacía. La ventana abierta y no hay señales de Kilian por ningún lado.

Mi hijo. Es mi hijo.

Empujo la puerta del baño. La cama tiene la sábana en el suelo y su colcha no se ve donde debería. La mochila tampoco está.

Asomo a la ventana. Tengo que salir de aquí pero sin él no puedo hacerlo. Es mi hijo, a quien me quitaron y de algún modo sigue con vida pese a estar solo en un mundo hecho para destruir y quebrantar a los fuertes.

Corro escaleras abajo hasta que freno en seco cuando la figura de la mujer con cabello rojo aparece frente a mí. Mi pecho está ardiendo, mis labios se niegan a abrirse mientras los pies me tiritan.

Esboza una sonrisa asquerosa en mi dirección al saber que no esperaba verla justo ahora. El hombre que aparece detrás suyo me pone los pelos de punta cuando recuerdo haber visto un látigo en su mano que me rompió la voluntad enmedio de lágrimas.

Ambos frente a mí. Con una finalidad. La misma de hace años al torturarme con mi hijo en el vientre.

Y vienen por él de nuevo.

__ Nos volvemos a ver, Sofía. - manifiesta Ronald con un tono circunspecto que enfría mi sangre.

Retrocedo. Escalón tras escalón siendo acompañada de sus pasos al mismo tiempo. Me quieren acorralar.

__ Es mejor que lo entregues por las buenas. - no emito un solo ruido llegando al final de las escaleras. Mis manos hurgan en la tela gruesa del vestido. - Lo mío se queda conmigo. Y sabes que el niño me pertenece.

__ No hagas que tú castigo anterior sea nada comparado a este. - amenaza Sabine sonriéndome. - Sabes que no miento cuando digo que el siguiente nivel eres tú volviendo a donde te dejé.

__ ¿Donde está? - vuelve a preguntar.

__ Lejos de tu alcance. - me río al ver que ya estamos en donde nos quería.

Las cuchillas las ubico entre mis dedos en lo que seguramente intuye porque Sabine manda la mano al cinturón de Ronald para tomar el arma.

Una ráfaga de balas se cierne sobre todos. Alcanzo a lanzar las cuchillas a los interruptores que nos dejan en la oscuridad mientras los destellos siguen por todos lados. Corro lejos, pero soy interceptada por el golpe de un hombre que rápido reconozco como Ronald. Me deslizo cuando me quiere atrapar de nuevo en tanto las potentes detonaciones ponen a todos a escudarse.

Me levanto y tengo a Sabine sosteniendo mi cuello. De un cabezazo la obligó a soltarme en lo que la tiro al suelo pateando su pecho, pero soy derribada por Ronald quien a su vez esquiva los proyectiles que me doy cuenta es por parte de Donovan, el cual asoma con un fusil que lanza al suelo.

Asegura su arma más pequeña al tiempo que soy elevada por el hombre a quien pateo.

__ Eres fuerte. - me dice mirandome de cerca. - Algo tuviste que heredar de mí, niña.

__ ¡Hijo de perra, malnacido! - caigo al suelo con fuerza al momento que Donovan se va contra él. Me arrastro recuperando el aire. Necesito ir con mi hijo, tengo que salir.

Soy tomada de los pies. Rápido descubro que es Dylan quien me sostiene en lo que Abraham manda a sus hombres contra Donovan. Me saca un zapato y suelto el otro al estorbarme. Tiro de mi collar el cual se le adhiere a la mano y se electrifica al presionar el colgante que tiene siendo Abraham el que se lo arranca antes de tiempo.

De un golpe me lo quito de encima pero el terror me invade cuando alguien me toma de los brazos y Dylan saca el capuchón a la jeringa.

No de nuevo. Si eso entra en contacto conmigo una vez más bastará días para borrar mi existencia en la más dolorosa agonía. Kilian me necesita. No puedo irme aún.

Me giro tomando al tipo que me sostenía para cortarle el paso del aire con un golpe en la garganta. Una ventana es rota y para cuándo veo es Donovan quien cae junto a Ronald con puños certeros que son detenidos al caer.

__ ¡Dame lo que me quitaste! - por la ventana rota salto al tiempo que Abraham sale por la puerta con gente que lo apoya para ir por Donovan, el cual esquiva los balazos de la gente que quiere detenerlo a como dé lugar.

Con el dolor en los pies por amortiguar la caída, hay cristales que se incrustan en la planta de mis pies a medida que corro al único lugar del cual tengo acceso en este momento.

Lori aparece corriendo a lo lejos subiendo a un vehículo que veo es de la gente de Donovan. Trabaja para él.

Dígito los números que antes me dieron pase libre pero ahora no sirven. No me funciona y ver cómo muchos se aproximan a mi lugar me desespera. Abraham los cambió.

No voy a poder entrar de ese modo y por eso opto por disparar a la ventanilla que activa la alarma al ser rota a base de tiros pero no me importa a la hora de escalar. Medio volteo a ver a Dylan ordenar que me detengan. Caigo con los brazos cubriendo mi cara de los vidrios rotos.

Estoy sangrando de todos lados, pero no me importa cuando sé a dónde ir. Sé quién se llevó a Kilian. A eso me aferro cuando coloco la llave en el sensor del auto que se enciende. El mecánico que lo construyó hizo una para que no sea necesaria la voz de Abraham al tomar el control.

Abren la puerta al tiempo que aseguro la del vehículo cuando las armas se levantan contra mí.

Funciona. Funciona.

Mi súplica es escuchada pues en el segundo que todas las balas impactan en la lata estas no logran atravesarlas como esperan. Se ponen en frente cuando la luz azul del interior se enciende.

__ Amenaza en el sistema de seguridad. - la voz automatizada suena cuando lo activo. - Defensas activadas en 3, 2...

__ Nos vemos en el infierno. - dos cañones emergen de las luces delanteras soltando proyectiles tan potentes que con uno basta para abrir el cuerpo de uno de ellos, cayendo los que están atrás suyo también. Las detonaciones activan el sistema de incendios cayendo agua sobre sus cabezas a tiempo que pongo en marcha la bestia que rompe las paredes para salir.

Todos disparan en mi dirección, con Abraham demandando a gritos que me detengan. Solo me río al verlo desesperado buscando la única cosa que podría apagar el sistema desde su lugar. El llavero en mis manos me complace más al ver como me ve con ese gesto que indica sabe que también lo tengo.

Recorro el jardín explotando todas las granadas que aún así no me detienen ya que hasta en eso tuvo razón el mecánico. Nada puede detener un auto tan espectacular como este.

Dos autos se juntan para taparme el paso pero aumento la velocidad, pasando sobre ellos, viendo a todos los que me persiguen. El corazón lo tengo a mil por hora, no puedo soltar el volante porque siento que podrán alcanzarme así que aún de ese modo, intento comunicarme con Donovan por medio del sistema que avisa sus técnicas de defensa.

No me importa como los detenga. Solo quiero saber qué Kilian está bien y por ello no volteo cuando una explosión se da a mí espalda. Observo un segundo misil que será lanzado en lo que estudia y ve cuántos vehículos aún nos persiguen.

__ ¡Contesta, maldita sea! - enfurezco al no obtener una respuesta del dragón.

Sé que no lo tiene Ronald porque preguntaron por él y el que Lori trabaje para Donovan me dice mucho.

Lo sacaron antes.

Ya no me siguen, pero entiendo que puedo ser rastreada por lo que solo estar dentro del vehículo no es seguro del todo. Desisto de llamar a Donovan y voy por Bruno quien contesta rápidamente.

__ ¿Que más averiguaste? - pregunto de golpe.

__ ¿Sofía?

__ ¿Que más? - levanto la voz.

__ No te va a gustar. - inicia en lo que veo a lo lejos la carretera a la casa del dragón. - Sabine siempre se presentó a los hoteles registrando a uno más con ella. Creí que era Ronald, pero se trató de un niño que nunca llevó consigo. - los nudillos me comienzan a arder y el corazón a palpitar extremadamente rápido. - Decía que su hijo estaba por llegar. Ella ya no puede tener hijos, lo sabemos hace mucho así que revise esos datos hasta dar con rumores...

__ Que tuvo un hijo. Eso lo sabemos.

__ No. El rumor real fue que tú eras ese bebé que aislaron desde su nacimiento. - suelta de golpe. Aminoro la velocidad. - Sofía, Sabine y Ronald son tus padres.

Algo tuviste que heredar de mí.

No lo entendí cuando Ronald lo dijo, pero ahora cobra sentido. Se refería a él. Ese asqueroso infeliz es mi...

El aire me comienza a faltar. Esas veces que llegó cuando estaba desnuda mientras una soga me sostenía el cuello y manos me revuelven el estómago. La forma en la que...

__ Sofía. - vuelven a hablarme. Esta vez es Elisa. - Respira.

Sabe lo que siento. Entiende por lo que estoy pasando.

__ Escucha mi voz solamente. - los dedos los tengo agarrotados alrededor del volante. - Cariño, escúchame. Tú eres la persona más valiente que he conocido.

Mi cabeza da vueltas. Ronald con su respiración en mi oreja y sus manos sobre mí.

__ Sofía, abre tus ojos. Respira conmigo. - la garganta se me cierra. Las manos las siento atadas con algo abriendo la piel. Duele. - Estoy contigo.

Algo frío toca mis manos, hasta que veo que estoy bañada en sudor.

__ Concéntrate en lo que tienes en las manos. - veo sangre bañándolas. Un hilo de alambre rodearlas para que no las suelte. Siendo torturada una vez más. Al borde del llanto. Me desespero con el desgarro que siento en mi carne. - Mira desde tus uñas, cada nudillo. Hazlo despacio y no tengas miedo, lo que veas no es real por completo.

Tengo raspones en los nudillos más no tanta sangre como había visto.

__ La pesadilla la puedes controlar. No dejes que juegue contigo, juega con ella. - me dice. A medida que recorro el dorso de la mano la sangre desaparece. El llanto lo ahogo porque al no salir me quiere ahogar. - Inhala lento. Siente como el aire recorre el camino hasta llegar a tus pulmones. - sigue instruyendo. - Ahora suéltalo por la boca. Una vez más.

Un helicóptero ronda sobre mi cabeza.

El alambre en mis muñecas se esfuma. Las veo libres, no hay ataduras. Repaso una vez más con la voz de Elisa diciendo que estoy bien con un tono suave.

__ Di que estás bien. - pide esperanzada.

__ Estoy bien. - fuerzo mi voz.- Estoy bien.

Suelta una bocanada de aire. Quiero convencerme que estoy bien, pero no es así. Algo minúsculo me puede acabar justo ahora.

__ Te diremos todo, pero no por teléfono. - me dice. - Debemos irnos. Sacar a tu hijo de aquí porque lo quieren para poner el ejemplo a todo el mundo.

__ No lo tengo. - calmo mi respiración. Su cara viene a mi mente. Le prometí que siempre iría por él. Y voy a cumplirlo. - Pero sé dónde está.

Corto la comunicación viendo los kilómetros que aún faltan para recorrer. Enciendo el auto de nuevo. Donovan no lo quiere para cuidarlo como yo. Él no lo conoce y...

Meto el pie en el acelerador suplicando por una sola cosa. Llegar a tiempo.

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