Stephen llegó al lugar donde vivía Wanda en los últimos meses. Ella se entcontraba cortando las ramas de los árboles. Después de todo, esperaba que estuviera dispuesta a pelear con ellos para proteger a America.
— Manzanas, ¿verdad? –Stephen interrumpió el silencio.
— Al parrecerr, sí – respondió la sokoviana.
Wanda le entregó una rama al hechicero para que pudiera olerla. Ella jugó con el instrumento que se encontraba en sus manos. El hechicero pudo sentir el aroma haciéndole recordar los perfumes frescos que usaba Kelyani en los eventos sociales.
— Huelen...
— Dulces – concluyó la pelirroja.
— Yo iba a decir reales – opinó Strange.
— Oh, esto es muy real, grracias. Deje la magia porr la paz.
— Veo que así es.
— Ya sabía que tarrde o temprrano ibas a venirr a discutirr lo que pasó en Westview. Yo no sabía que Kelyani estaba embarrazada – obtuvo toda la atención del guardián –. Cometí muchos errorres, hubo gente que salió herrida...
— Pero al final corregiste todo, y nunca se ha puesto en duda. No vine aquí para hablar sobre Westview.
— ¿Y a que viniste?
— Te necesitamos.
Los dos volvieron a quedarse en silencio siendo el cantar de las aves el único ruido. Wanda agarró la rama para acercarse a la caja de madera que se encontraba cerca de ellos. Era una buena señal para continuar hablando.
— ¿Parra qué? – preguntó Wanda dispuesta a retomar su actividad.
— ¿Qué sabes sobre el multiverso? – los dos empezaron a caminar.
—El multiverrso –agarró una de las ramas que se encontraban tiradas para dejarlas en una de las cajas –. Vis tenía sus teorrías. Él crreía que erra real y peligrroso.
— En ambas cosas tenía razón – continuaron caminando por el huerto de manzanas –. Encontramos a una joven que viaja a través de él, pero la están persiguiendo.
— ¿Quién la perrsigue? – preguntó la sokoviana interesada.
— Algún demonio. Uno que busca apropiarse de su poder. La protegemos en Kamar-Taj, tenemos buenas defensas, pero nos serviría una gran Vengadora.
— Kelyani también es una Vengadorra –respondió pensativa –. Y no soy la única.
— Mi esposa es buena, pero necesitamos ayuda. Y si debo de escoger entre el arquero con ese moho y varios peleadores con nombre de insectos o uno de los seres mágicos más poderosos en este planeta, es fácil de decidir. Aparte de que Yani te tiene una gran apreció.
>> Ven a Kamar-Taj. Otra vez saldrás en las loncheras.
Continuaron caminando unos segundos en silencio. Stephen esperaba que la hubiera convencido de que los ayudará con la adolescente. Aunque también estaba seguro de que se burlaría de la mención de las loncheras si se lo contaba a Kelyani. Él esperaba que la redención fuera suficiente para convencerla.
— O mejorr trrae a Amerrica aquí – propuso Wanda haciendo que Strange empezará a sospechar quien se encontraba atrás del pulpo.
— ¿Aquí? – preguntó extrañado.
— Sí. Se lo que se siente estarr sola, perrseguida porr habilidades que nunca pediste – el guardián había detenido su andar al darse cuenta de sus intenciones –. Yo puedo prrotegerrla.
Wanda se detuvo al ver que su visitante ya no la estaba siguiendo. Ambos intercambiaron miradas haciendo que Stephen solo confirmará quien se encontraba detrás de la persecución de la adolescente en Nueva York y en otro universo.
— No me dijiste su nombrre, ¿verrdad? – preguntó Wanda al percatarse de su error.
— No – Wanda asintió con la cabeza –. No te lo dije.
Los dos volvieron a quedarse en silencio. Stephen se le quedó viendo, esperando a que la sokoviana emitiera alguna palabra para poder defenderse. Solo esperaba a que no estuviera ocultando algo más.
— El Hex fue fácil. Mentirrte, no tanto.
Wanda hizo un movimiento con las manos haciendo que su alrededor empezará ser rodeado por una bruma escarlata como la magia que se encontraban contenida en los brazaletes de Cerridwen. Los árboles dejaron de verse frondoso para dar paso a un escenario desolado por la magia que la sokoviana controlaba. La hortaliza dio paso a una arbolada muerta y sin ningún rastro de vida. Delante de la pelirroja se encontraba flotando un libro. El Libro de los Condenados se encontraba abierto.
— El Darkhold – murmuró al ver el objeto.
— ¿Ya conocías el Darrkhold? – pregunta Wanda sorprendida.
— Se que es el Libro de los Condenados, que su anterior dueña era una bruja de Salem y que corrompe todo objeto y toda persona que le toca. Me preguntó que te hizo.
—El Darrkhold solo me mostrró la verrdad – respondió la sokoviana –. Lo que perrdí un día, lo volverré tenerr.
— ¿Qué quieres con América? – cuestionó Stephen –. ¿Qué quieres con el multiverso?
— Abandonarré está realidad e irré donde pueda estarr con mis hijos.
— Wanda, tus hijos no son reales. Los creaste utilizando su magia.
— Todos los madrres lo hacen. ¿Acaso tú y Kelyani no hicierron su hijo con magia? – la pelirroja se acercó al hechicero segura de sus palabras para caminar alrededor de él –. Si supierras que hay un universo en donde erres feliz, ¿no desearrías estarr ahí?
— Aquí estoy muy feliz – trataba de sonar convencido por su respuesta.
— Se nota cuando alguien se miente a sí mismo, Strrange – la sokoviana se le quedó viendo, esperando a que fuera suficiente para convencerlo de entregarle a la adolescente.
— Lo que haces es una violación flagrante de toda ley natural, si le quitas a esa niña su poder, no va a sobrevivir.
— No me agrrada lastimarr a los demás – se defendió Wanda –. Perro no es una niña. Es un serr sobrrenaturral. Ese poderr sin contrrol podrría devastarr este y otrros mundos. Su sacrrificio... serrvirrá parra un bien mayorr.
— Olvídate de la lonchera, porque así es como nuestros enemigos justifican sus actos. Y créeme que ni intentes acercarte a ella porque Kelyani no dejará que le hagas daño.
— ¿No es lo que hiciste tú? – lo cuestionó mientras se acercaba a él con un paso lento –. Cuando le diste a Thanos la Gema del Tiempo.
— Esa era una guerra, e hice lo que tenía que hacer. ¿Crees que quería dejar a Kelyani sola cuando se que le afecta el luto?
— Tú rompes las reglas, te convierrtes en un hérroe. Yo lo hago y me vuelvo el enemigo. No es justo, ¿verrdad?
Hubo otro instante de silencio en donde Strange pensaba cuál sería la mejor opción para los dos. Stephen estaba comprometido en cuidar a America a toda costa y, al igual que su esposa, no permitiría que nadie le hiciera daño.
— ¿Qué pasará ahora? – preguntó el hechicero preocupado.
— Regrresa a Kamarr-Taj y prreparrate parra entrregarr a Amerrica Chavez al anochecerr. Pacíficamente. Después de eso... no volverremos a verrnos. Dile a tu esposa que no interrafierra porrque las consecuencias las puede pagarr tu hijo.
Wanda se alejó haciendo que el Darkhold la siguiera. Stephen no iba a permitir que nadie lastimaría a su familia. Él se dio cuenta que la sokoviana se encontraba demasiado corrompida por el Libro de los Condenados.
— ¿Y si no lo hago?
Wanda detuvo su andar para voltear en dirección a Strange. Su mirada era amenazante aunque en el fondo no quería pelear contra ella, sabía que debía de hacerlo. La sokoviana haría todo lo posible para ir con sus hijos.
— No va serr Wanda quien vaya porr ella. Va ser la Brruja Escarrlata – lo amenazó.
(Nota de la autora:
Bonito recordatorio que Wanda iba a llevar la cabeza de Mordo a Kamar-Taj después de intentar quitarle su magia y lo usaba como advertencia, pero MARVEL le tuvo miedo al éxito y solo tenemos storyboards.
Capítulo dedicado a Xochitl Gomez aka nuestra querida America Chavez y la próxima hija adoptiva de KnowStrange (es por si les había olvidado el nombre del ship). Ya está creciendo y espero verla pronto.
La verdad, me encanto escribir este capítulo porque soy fan de esta escena porque vemos realmente a la Bruja Escarlata. Amo a Wanda, pero sinceramente, tenía sentimientos contradictorios cuando salió en Multiverse of Madness. Entendía sus razones, pero no era la manera de hacerlo. Pero cada quien. Aunque si te llega la frase de: Tú rompes las reglas y te conviertes en héroe. Yo lo hago y me vuelvo el enemigo.
Creo que sería todo de mi parte y nos estamos leyendo mañana.
April Hdzz Capaldi, fuera.)