Sunset ❞. ₊ [ ChanLix ]

By smagalakser

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Para Christopher, la forma en la que Félix lo mira es una forma inmediata y económica para sentirse en casa. ... More

Chapter Two : Sunrising.

Chapter One : Early Morning.

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By smagalakser

Lunes 28 de Agosto de 2023
Distrito Jongno de Seúl, Corea del Sur.
Universidad Sungkyunkwan.

Para Christopher, la mejor parte del día definitivamente no era la mañana.

Cuando debía levantarse temprano, alistarse, y salir del cómodo y cálido espacio que le ofrecía su cama, para nada se sentía emocionado o feliz.

De por sí, tener que salir a estudiar o realizar diligencias en torno a sus responsabilidades de adulto, eran cosas que sinceramente preferiría no tener que hacer.

Si a todo aquello le sumaba tener que despertar de madrugada, tomar un baño a los pocos minutos de haber salido de la cama, y abandonar su hogar cuando el sol todavía ni siquiera se molestaba en salir, el hecho se volvía peor.

No obstante, a pesar de que las circunstancias parecían más en contra que a favor durante las mañanas, él muy pocas veces se encontraba de mal humor.

Resignado a tener que cumplir con sus deberes de ciudadano, estudiante, y adulto independiente para sobrevivir en la sociedad, Christopher siempre llegaba a la universidad con una sonrisa acogedora y dulce, que no pasaba desapercibida ni siquiera para los que no estaban incluídos en su círculo social.

Claro que, por lo general dicha sonrisa era causada por algún comentario o mal chiste de Lee MinHo, su mejor amigo y compañero del alma desde quizás antes del vientre materno, quien, dicho sea, esa mañana le había dado la espalda y traicionado como nunca.

Temprano, cuando Christopher esperaba el autobús para llegar a la universidad, MinHo le había hecho llegar un mensaje despiadado, uno en el que le decía que no asistiría a la primera clase de la mañana.

Incapaz de perdonarle al menor que se hubiese quedado dormido, había dejado su mensaje en "leído", pues había tenido que gestionar las emociones para no estresarse a tan tempranas horas, siendo que aunque su amigo le avisó, lo hizo casi media hora después de lo oportuno, y por consecuente le había hecho perder el primer bus de la mañana.

Para su suerte y la del contrario, no había llegado tarde a clases, de modo que se había acomodado en el aula tan pronto como llegó.

Como siempre, estaba sentado en la segunda mesa de la fila derecha del salón, o la izquierda, si se veía desde atrás.

Su mesa estaba pegada a la pared, y siendo que se trataba de un escritorio compartido, el asiento que quedaba hacia el pasillo y que usualmente utilizaba MinHo, estaba libre.

Tenía que admitir que no estaba muy bien sentado, de la silla estaba usando solo lo básico, pues tenía la espalda apoyada contra la pared, y uno de los pies sobre la silla que no estaba siendo ocupada.

Mientras escucha algo de música y se pasea por el internet desde su teléfono celular, escucha una voz algo tímida, que aunque es suave, no es necesariamente aguda ni mucho menos conocida.

—. Excuse me, may I... May I sit here?

La voz que le sorprende le pertenece a un muchacho rubio y delgado, quien apoya de forma sutil y casi elegante sus dedos delgados y pequeños sobre la superficie de la mesa.

El muchacho, que luce ansioso y nervioso en partes iguales, trae el cabello revuelto y la cara lo suficientemente roja como para hacerlo entender que ha subido las escaleras de los nueve pisos corriendo y sin descansar, lo cual a él le hace un poco de gracia.

No le calcula más de veintipocos años, ni más de un metro setenta y cinco, y sin dudas el estilo sencillo pero algo tierno de su hoodie y su jogger negro le agradan a la vista.

Christopher mira el asiento vacío a su lado por un instante, su pie derecho ataviado en la bota negra parece bastante cómodo encima de la silla que nadie ha ocupado, sin embargo, en el salón no hay asientos libres más que los del fondo, y el profesor ya ha entrado al aula.

En otras circunstancias, tal vez se habría negado y habría dicho algo como "lo siento, está ocupado", para después limitarse a poner el otro pie sobre la silla libre y esperar a que MinHo se dignara a aparecer y ocupar el lugar, pero ese no era el caso.

Seguía un poco resentido por la ausencia de su mejor amigo, y aunque él no estaba seguro de si el menor se enteraría de que dejó a alguien más sentarse a su lado, una ligera sed de venganza estaba empujando sus acciones.

O al menos, prefiere decir eso antes que admitir que los cautivadores ojos grises de aquel rubio pecoso y desconocido le parecen lo suficientemente atractivos como para quitar el pie de la silla y asentir.

—. Claro, toma asiento.

Con amabilidad y un gesto de la mano, le ofrece asiento al muchacho, quien con una sonrisa llena de alivio y gratitud se ubica en el lugar y se acomoda para recibir la clase.

Christopher de reojo lo observa organizar sus materiales minuciosamente sobre el escritorio, y casi sonríe cuando percata que incluso acomoda en orden cromático los seis resaltadores que tiene junto al bolígrafo.

La clase sin duda alguna se vuelve mucho más entretenida con el rubio a su lado, pues aunque ni siquiera están interactuando, el contrario tiene algo llamativo y sutil que para él hace que la historia deje de ser aburrida.

A pesar de que se siente algo ansioso por encontrarse con su grupo de amigos completo, lo cierto es que se encuentra entretenido al tener la mirada clavada en el muchacho a su derecha.

Miraba en especial sus apuntes, escribía frases muy puntuales y en líneas generales con grandes fallas gramaticales, tenía una caligrafía muy poco agraciada, y parecía tener su propio código de colores sobre las páginas, pues había frases y palabras resaltadas con tonos distintos.

El chico parecía entender su propio pequeño desastre, pero él sentía mucha curiosidad, y no se creía muy capaz de resistirse a saciar la misma.

Tenía teorías, la primera, que quizás el muchacho era un estudiante rezagado de otro curso, que quizás estaba cursando materias pendientes o antes reprobadas, o que quizás se había cambiado de curso o de sección y por eso nunca había coincidido antes en horarios con él.

La segunda, y que le hacía más "click" en la cabeza, era que quizás se trataba de un estudiante que había hecho un papeleo tardío, alguien de intercambio de otra universidad, o que se había pasado por alto las fechas oficiales de inscripción del semestre.

De todos modos, cualquiera de sus hipótesis no sería válida hasta tener una confirmación, y estaba seguro de que no tardaría mucho en obtener una respuesta.

Fijó su mirada en el rostro del muchacho, y solo entonces notó el gran par de lentes que utilizaba, haciéndolo ver bastante gracioso cuando arrugaba el entrecejo y achicaba los ojos, probablemente tratando de enfocar la vista para leer lo escrito en el pizarrón.

—. Parece más confusión que mala vista. — Dice él de la nada, arrastrando su cuaderno hasta el lado del rubio, dejándole fijarse del mismo.

El aludido se ve algo sorprendido al inicio, pero un poco más tarde murmura un agradecimiento y comienza a transcribir todo con entusiasmo.

Christopher ríe un poco y recarga el mentón sobre una mano mientras lo mira. — ¿Eres nuevo?

Entonces, el rubio lo mira igual de tímido que antes y cabecea de forma afirmativa, soltando el bolígrafo para extender una mano hacia él y dibujar en sus labios una sonrisa tanto apenada como adorable.

—. Lee Félix, encantado.

Él le estrecha la mano con firmeza y le devuelve la sonrisa, pero no evita soltar esa pequeña risa que le provoca haber escuchado el contraste entre su voz grave y su tono dulce.

Le parece adorable, y sin dudas, lo suave que es al expresarse y su marcado acento, son las razones que hacen que Christopher piense que la manera en la que al rubio se le había enredado la lengua con solo una palabra es por lejos lo más encantador que pudo presenciar en el transcurso del día.

Solo por eso no le había resultado sorpresivo terminar amigandose con el muchacho, tanto como para haber terminado conversando a escondidas y entre murmullos en un intento fallido de no interrumpir la clase.

Poco le había tomado enterarse que el chico venía de intercambio, y que en efecto era extranjero, sin embargo, no parecía demasiado cómodo sosteniendo aquel tema de conversación, por lo que Christopher había preferido no preguntar y cambiar de tema.

Ahora sabía entonces que Lee Félix tenía veintidós años, y que tenía grandes problemas para dominar el idioma, lo cual explicaba perfectamente el por qué le costaba hablar, sus apuntes erróneos, y el motivo de que su acercamiento por la mañana hubiese sido en inglés.

De cualquier modo, haber distraído al menor le había costado un llamado de atención público, puesto que, no solo estaban molestando al resto de la clase con los cuchicheos provocados por su charla, sino que además él había distraído al estudiante nuevo, y gracias a que Félix había dejado de comprender la explicación por su culpa, el profesor había tenido que repetir un par de cosas.

No se arrepentía, se atrevía a decir que por primera vez había disfrutado la clase de historia, así que el regaño no le había provocado nada más que un enrojecimiento en las orejas por vergüenza.

Al final de la clase, cuando puede ver el cuaderno de Félix repleto de garabatos, se acerca un poco y se ríe.

—. Sobreviviste.

Entonces Félix se ríe con él y acaba recostándose sobre el escritorio, soltando un suspiro que solo indicaba lo mucho que tuvo que esforzarse para asegurarse de entender y escribir todo.

Él no hace más que reírse al haber sentido algo de compasión y ternura por el extranjero, pero ya que está dispuesto a marcharse, tan solo recoge su mochila y pasa por detrás del asiento del menor, dándole un par de ligeras palmaditas en la cabeza a modo de ánimo y a la vez de despedida.

Cuando lo único que está pensando es encontrarse con sus amigos para comer, el torpe fraseo del rubio lo interrumpe, Félix siente la confianza suficiente para sujetarle la manga del hoodie con dos dedos y pedirle un favor.

—. ¿Podrías prestarme los apuntes de las primeras clases? Por favor.

Y así, era como su cuaderno repleto de los apuntes más importantes de toda su carrera, había terminado en manos de un completo desconocido por un tiempo indeterminado.

Si Félix no le regresaba su cuaderno en las próximas horas, iba a estar en serios problemas no solo en sus próximas clases del día, sino también en el resto del año, ya que sus apuntes anteriores eran lo único con lo que contaba para estudiar en tiempos de parciales.

Él solo esperaba no haber tomado una mala decisión, a fin de cuentas, le había bastado solo una conversación casual y poco fluída con el rubio para decidir que podía confiarle una de sus pertenencias.

—. Eres demasiado confiado.

Por otro lado, la diferencia entre la paz y la tranquilidad que se sentía hablando entre susurros con Félix no se comparaba al escandalo que religiosamente provocaban sus amigos.

El grupo de cinco, incluyéndolo, tenía una gran fascinación por conversar entre todos al mismo tiempo y hablar demasiado alto, como si no fuesen a escucharse aún teniéndose de frente.

—. ¿Y qué querías que hiciera? Era una membresía gratis. — Jisung, el castaño ruidoso que agita una manzana entre sus manos mientras se la come, se excusa con el grupo mientras intenta defender su punto.

—. Por supuesto, porque entre decir "no, gracias", y darle los datos de tu cuenta a un extraño en internet que te dice que te va a pagar la membresía de un juego y no esperar que te la robe, lo más normal es dar tus datos. — Hyunjin, su compañero desde la preparatoria, parecía frustrado con la idea de que Jisung fuese tan inocente como para caer en tal estafa.

Los demás reían mientras los veían discutir, comiendo y conversando a la vez.

Christopher disfrutaba de un sándwich japonés de papa y huevo, mientras observaba con tranquilidad su entorno y detallaba cosas innecesarias.

Por ejemplo, había notado que Seungmin y él habían llevado el mismo desayuno, Hyunjin y MinHo comían del mismo envase, y Jisung solo había traído frutas desde que había dicho que comenzaría una dieta para balancear su consumo de nuggets de pollo.

Sin tener mucho que aportar a la conversación, suspira y se estira disimuladamente, procurando que de su boca no escape ningún quejido o que algún hueso traicionero haga algún sonido inesperado.

Si bien le dolía la espalda, Christopher se rehusaba a expresar frente a sus amigos cualquier clase de malestar que pudiera ser relacionado directamente con su edad, porque aparentemente, para ellos, tener veinticinco años ya era estar viejo, y el más mínimo dolor se convertía en un "achaque".

Resignado a aquella idea, le da otra mordida a su sándwich y se felicita mentalmente por su reciente progreso en temas de cocina, sus primeros años viviendo solo habían sido una tragedia repleta de comida instantánea, arroz sin sal y fideos sobrecocidos, pero los últimos dos o tres meses estaba haciendo un buen trabajo, y claro que mucho de su progreso se lo tenía que agradecer a MinHo, quien cuando no cocinaba para él, le enseñaba la manera de hacerlo.

Se ríe al ver a Jisung y a Hyunjin terminar tirándose del cabello como un par de adolescentes con poco control de la ira, y ya que es habitual que ellos dos en especial discutan, tan solo los ignora y busca algo más interesante en lo que poner su atención, en parte evitando que ellos lo miren para preguntarle quién tiene la razón.

A lo lejos en la mesa de la esquina del comedor, en un rincón solitario junto a la máquina expendedora de bebidas energéticas, encuentra a Félix sin compañía.

El rubio de horas antes parece sumamente concentrado en la tarea de transcribir el montón de anotaciones que veía sobre el cuaderno de Christopher, y a la vez, se nota con demasiada prisa.

Había dejado su desayuno casi descuidado, un par de dumplings al vapor a los cuales les había dado un par de mordisquitos y nada más, junto a una lata de té de limón que seguro tendría algo para dispararle la energía.

Christopher sonríe levemente cuando lo ve meterse un dumpling completo a la boca y sacar el celular para comenzar a fotografiar hoja tras hoja el cuaderno, masticando efusivamente.

Comprende la razón solo cuando lo ve mirar el reloj y repentinamente levantarse para recoger todo lo que tiene sobre la mesa.

Y da la casualidad de que al alzar la mirada, el rubio lo atrapa haciendo contacto visual directo con él.

El mayor no se aparta, solo alza su mano a modo de saludo y le obsequia una sonrisa un poco más amplia que la de antes, de modo que el chico se acerca y con amabilidad, le regresa el cuaderno.

Christopher lo acepta, pero lo mira con cierta sorpresa. — ¿Transcribiste todo durante el receso?

Félix niega con la cabeza y le muestra su galería de fotos, llena de imagenes que contienen hojas y hojas del cuaderno del mayor. — I took pictures.

Él no hace más que asentir y recibir sus apuntes, despidiéndose de igual forma cuando el rubio agradece su ayuda y se aleja un poco a las prisas.

Un golpe ligero a la altura de las costillas lo hace quejarse y voltear a ver a sus amigos, quienes lo miran con expresión de estar exigiendo el contexto que falta respecto a la interacción que acaban de presenciar. — ¿Y ese quién es?

Christopher suelta una risa y se acomoda otra vez. — Lee Félix, es nuevo. — Y mientras recogen sus cosas, las alarmas de varios relojes suenan como advertencia de que es hora de regresar a clases.

Hyunjin todavía observa la espalda estrecha de Félix a lo lejos, mientras este camina entre los espacios entre las mesas para poder salir del comedor. — Es lindo.

Christopher asiente y también lo mira.

—. Muy lindo.

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