Omega

By verdelimalimon

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Ivory no soporta a los omegas, Oker tiene motivos para odiar a los alfas. Ambos acabarán enredados en una his... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45

Capítulo 33

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By verdelimalimon

Milo estaba mirando la entrada de su casa, finalmente y tras conseguir apartarse de los labios de Buddy por más de media hora, había abandonado la fiesta.

—Voy contigo —le dijo Buddy, y Milo no había algo que más quisiera que estar con Buddy, pero aquello era algo que tenía que resolver él mismo.

—Sabes que no puedo, esto tengo que hacerlo yo.

Buddy asintió y le pidió a un beta de la seguridad que le llevara a casa, pero antes de dejarlo marchar sin él, le recordó qué era sentir sus labios.

Como si para Milo no hubiera sido el mejor momento de su vida.

Pero ahora estaba allí, metiendo la llave en su puerta y nervioso por lo que iba a encontrar dentro.

Zec lo había visto besándose con otro, pero a su parecer ese no era el principal problema de su relación.

Sino cómo habían llegado a ese punto cuando estaba claro que Milo no le gustaba lo más mínimo.

La casa estaba a oscuras, ¿podría ser que al final Zec no hubiera ido hasta allí?

Pero el reflejo azulado de la televisión le dijo que él estaba allí y el corazón comenzó a latirle con mucha fuerza.

El alfa estaba a oscuras salvo por los destellos de una televisión de  fondo que no estaba mirando.

Pero en cuanto Milo entró sí le miró.

—¿No estás comiéndole la boca al omega ese? —le dijo, veía a su lado una botella a la que no le quedaba mucho contenido.

—Yo no te gusto —dijo Milo, sacando valor de donde ni siquiera sabía que podía tenerlo.

Zec lo miró, parecía que iba a decir algo feo e hiriente, Milo se protegió para el golpe verbal, pero al final este no llegó.

—Tú no tienes nada de malo, aquí el que está hecho una mierda soy yo.

Milo había deseado escuchar algo similar hacía mucho tiempo, pero sobre todo cuando lo dejó tirado en una cama sin saber qué había pasado. Pero al menos estaba allí, y parecía que por fin iban a hablar.

Milo se acercó lentamente, Zec era atractivo, su pelo rubio cortado en un bonito corte alfa le quedaba realmente bien, su rostro anguloso con dos penetrantes ojos negros le habían vuelto loco en el pasado.

Pero ahora solo le daba un poco de pena, no se había quitado el traje, salvo la chaqueta arrugada de cualquier manera.

Finalmente se sentó en el sofá y esperó.

—No me gustan los omegas —dijo Zec después de una eternidad, aunque Milo ya lo sabía y ya daba por perdido ese matrimonio, dolió. Pero no le interrumpió, creía que iba a ser la conversación más sincera que iba a tener con su alfa.

—Y esta noche me he dado cuenta que tampoco soy carne de beta —eso Milo no lo esperaba, ¿quería decir que era como Olson y Thar?— Tendría que habértelo dicho, pero yo ni siquiera era tan consciente de ello.

—¿Alfas?

Zec no contestó, no hizo falta cuando el alfa se miró las manos avergonzado.

—¿Por qué te casaste conmigo? —Esa era una pregunta que Milo siempre se había hecho, no es como si él hubiera tenido muchos pretendientes, de hecho, no tenía ninguno, pero quizás...

—Mi padre omega te encontró oportuno y ojalá lo hubiera sido yo, no tendría que haberme casado contigo, nos he hecho desgraciados a los dos.

Milo era consciente de que eso era el fin de todos sus sueños, hasta esa noche había creído que todo se arreglaría mágicamente, que su alfa finalmente lo querría, que tendría cachorros, que sería un omega completo.

Ya sabía que ninguna de esas afirmaciones eran ciertas, nada le completaría como omega, ni lo hijos, ni el alfa, ni lo que habían establecido que sería lo que él debería ser.

Se alegraba de haber llegado a ese punto estando en la asociación, de otro modo, ¿qué hubiera sido de él? Rechazado por su alfa, anteriormente no entendía un destino peor, ahora sabía que lo había.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó él, pero parecía que Zec no se había planteado ese tema aún.

—¿Dormir? —dijo cansado.

Quizás fuera lo mejor, pero Milo no durmió en lo absoluto, Zec se quedó en el sofá y él dio vueltas por la cama matrimonial pensando en su futuro, y en demasiados momentos en Buddy.

¿Qué pasaría con ellos? ¿Sería uno más de los omegas que habían pasado entre sus brazos?

Sabía que eso tenía que molestarle, pero de algún modo, esos besos le habían liberado de él mismo, los necesitaba, necesitaba sentirse deseado, válido y Buddy le dejó muy claro que él lo era.

Miró su teléfono móvil y encontró un mensaje de Buddy.

"¿Estás bien?"

Hacía horas que se lo había escrito debía estar preocupado y le mandó una respuesta.

"Todo ok"

Rápidamente lo vio en línea y su corazón latió más fuerte, no debía emocionarse, no en ese momento de su vida.

"¿Quieres que vaya a por ti?" Le preguntó Buddy, Milo enrojeció, si se había excitado solo con aquellos besos, ¿qué podría ocurrir si estaban solos en su casa?

Milo miró la hora, eran las 3 de la mañana, no debía, su matrimonio extraoficialmente estaba acabado. El omega que había sido hasta el momento ni se lo hubiera planteado, estaba casi seguro que hasta estaría ideando cómo arreglar su matrimonio aunque tuviera que meter a otro alfa entre ellos para excitar a su marido.

Pero este no quería eso, quería estar con Buddy, quería experimentar, quería ser libre, por una vez de hacer lo que realmente deseaba.

"Vale"

Media hora más tarde, Buddy estaba en la calle y él escribiéndole una nota a Zec. Lo miró por últimamente babeando el cojín del sofá.

Tenía claro que no le echaría de menos cuando se levantara, no sabía qué iba a ser de ellos, pero por primera vez no sintió culpa y eso le liberó completamente.

Cuando bajó y vio a Buddy, aún le pareció más guapo, casi a las cuatro de la mañana y allí, por él, solo por él.

—¿Listo? —le preguntó.

Milo se acercó, miró a ambos lados de la calle, completamente desértica. Y le besó, beso que fue correspondido.

—Listo.

Cuando llegaron a casa del omega, Milo ojeó sus cosas, le producían una tremenda curiosidad. ¿Cómo sería ser un omega libre, completamente libre?

Pero al girarse, se encontró a Buddy mirándolo a él, casi con la misma curiosidad con la que Milo lo miraba todo.

—¿Vas a separarte de él? —Por un momento, Milo se había olvidado por completo de Zec.

—Supongo que sí, que eso es lo que haremos. Me ha confesado que lo que le gustan son los alfas.

—¿Supones? —preguntó Buddy extrañado. Obviando la noticia de los gustos de su pareja.

Milo se acercó, no quería hablar de Zec, no quería hablar del futuro, solo quería estar con Buddy.

—No hablemos hoy de eso, por favor.

Buddy asintió, y lo que hizo fue besarle, tanto y más como lo había hecho en el almacén de la asociación.

Buddy había comenzado a desnudarlo y Milo se dejaba mecer completamente por sus manos, la única vez que había estado desnudo delante de otra persona, esta le había rechazo, pero Buddy no lo hacía, Buddy le encendía acariciando su piel.

Le lamió los pezones haciéndole gemir complacido, le abrió las piernas. Haciendo que Milo se sintiera levemente avergonzado, su ano chorreaba por él. Y cuando Buddy descendió por su vientre hasta su pene Milo lo siguió con la respiración contenida.

Sacó la lengua rosada dándole unas suaves lamidas a su pene levemente inflamado, nunca lo había tocado, eso no era para los omegas decentes, lo había escuchado en tantas ocasiones que lo había dado como verdad universal.

Iba a tener que redactar sus nuevas verdades, ser lamido de ese modo sería una de ellas.

Buddy siguió su camino más abajo recogiendo con su lengua toda su lubricación. Lo escuchó gemir contra su ano y por primera vez en su vida Milo se sintió la persona más sexy del mundo, se rio para sí mismo. Pero Buddy paró para mirarle lamiéndose los labios.

—¿Te hago cosquillas, bonito? —preguntó sonriendo.

—Me haces mucho más que cosquillas —confesó Milo sin rastro de vergüenza.

—Creo que puedo hacer algo más que pueda gustarte —se jactó Buddy, y a ese punto Milo no lo dudaba.

—Hazme todo lo que quieras.

La sonrisa siempre pegada a los labios de Buddy tembló levemente, y se lanzó contra su boca llena de su propio sabor. A diferencia de Milo, Buddy tenía su pene completamente erecto y Milo se atrevió a tomarlo entre sus manos lo que hizo que Buddy gimiera contra su boca.

—Así, bonito, así.

Milo bombeó la carne caliente y dura, ¿él podría alcanzar ese tamaño? Pero en esos momentos supo que lo quería dentro, ¿se atrevería a hacerlo?

Había leído tantos artículos, había visitado tantas web sobre lo que le gustaba a los alfas, que hizo lo único que se le ocurrió, chorrear feromonas como nunca lo había hecho antes.

Él mismo sintió el golpe entre ambos.

—Eres perfecto —dijo Buddy de un modo que a Milo le hizo casi lagrimear emocionado, ¿qué veía ese omega en él? No podía entenderlo, pero le daba igual mientras no dejara de mirarle de ese modo.

—Quiero más —se descubrió diciendo.

—¿Estás seguro? —preguntó Buddy pero su pene estaba ya acariciando su entrada.

Milo se retorció provocando que Buddy casi ni tuviera que moverse para penetrarlo.

Posiblemente no tuviera nada que ver con tener a un alfa dentro, pero era lo que siempre había estado esperando, apretó sus piernas alrededor de las caderas de Buddy y supo que ese noche, casi día ya, sería el primero de su nueva vida.

Hoy le tocaba a Milo y él sí tuvo mambo 🤭🤭🤭

Os deseo un fin de semana estupendo, yo espero poder escribir mucho.

Besos

Sara

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