un encuentro inesperado

By holiarrozconalioli

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Dos chicas, rivales en un partido de secundaria. El destino las une en el mismo bachiller y... en el mismo cl... More

PRÓLOGO
CAPITULO UNO
CAPITULO DOS
CAPITULO CUATRO
CAPITULO CINCO
CAPITULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPITULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPITULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPITULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE

CAPITULO TRES

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By holiarrozconalioli


No os olvideis de ir comentando y votando, me ayuda mucho <33

gracias :)

____________________________

LUCÍA








Mierda, mierda, mierda, ¡¿QUÉ ME PONGO?!

"No podías tener la boquita cerrada y no invitarla, ¿verdad?" me dice mi cerebro

"Es que yo quiero. Quiero invitarla." respondo

Vamos a ver, Lucía, ¿cómo va a ir ella?. Pues súper guapa, seguramente. Es que ella es guapa de naturaleza.

Abro mi armario por millonésima vez en lo que va de hora, y observo la ropa. Tops, pantalones, sudaderas, camisas... Espérate, ¿y si voy con camisa? No, no, no. Eso es muy formal, no quiero agobiarla. Entonces, ¿top?, no, va a refrescar esta noche.

Finalmente me decido por unos pantalones rectos beiges y una sudadera negra, acompañada de una tote bag, para llevar las cosas, y una chaquetilla fina por si después refresca un poco.

Miro la hora. 7:45. Falta aún un rato.

Me tumbo en la cama y cojo un balón. Hago voleos suaves mientras pienso.

Ella. Alejandra. Juega muy bien, es muy buena líbero, aunque se le van algunos toques, pero está bien. Además, aunque tenga cara de persona dura, (y creo que lo es, por cierto), Tiene que ser maja, seguramente. Solo necesito que juegue bien y nos haga ir al interescolar.

"No Lucía, no necesitas solo eso de ella" dice mi cerebro

"Calla"

Una llamada entrante en mi móvil resuena por toda la habitación.

Es él. Lo mato, dios que pesado.

Dejo que el móvil suene hasta que se canse de llamar. Cuando lo vea el lunes se la lío.

Miro la hora. 20:30 justas. Corro, corro, corro, y llego al portón, donde se encuentra ella.

Está de perfil, mirando el móvil, y no me ha visto todavía. Su pelo castaño cae como cascadas sobre sus hombros, cubiertos al llevar una camiseta negra, y los mismos pantalones que yo. Lleva un colgante, y una gorra, negra también. 

Está... está muy guapa. Está realmente guapa. Noto como mi corazón empieza a latir rápidamente.

Me acerco a ella.

- Hola - la saludo, y entonces me ve. Noto como me observa de pies a cabeza y viceversa. En su cara noto un atisbo de sonrisa. Se quita los auriculares y los guarda.

- Hola - saluda con una sonrisa

- ¿Vamos? - le pregunto, a lo que ella asiente con la cabeza.

Empezamos a caminar, y a hablar, por supuesto.

- ¿Qué tal? - le digo, en cuanto nos sentamos en un banco. Nos hemos alejado bastante de la urbanización, y estamos al lado de una pizzería - Esperate, ¿te apetece pizza? - le pregunto

- Sí, pero...

- Yo invito guapa - LUCÍA, ¿LE HAS DICHO GUAPA?,¿PERO ESTAS LOCA? - Ahora mismo vengo - digo, y salgo casi que corriendo hacia la pizzeria.

Entra en el local, y un chico me atiende amablemente. Cinco minutos después salgo de éste con dos trozos de pizza,

- ¿Jamón y queso? - me pregunta Ale en cuanto me ve. Dios, ¿Porqué tiene que ser tan guapa?.

Lucía, no

- Tienes cara de ser una básica, y esa pizza es para básicas - Ehhhh, ¿Tía, que acabas de decir? - que diga, no lo he dicho a malas - intento arreglarlo, pero paro cuando ella se empieza a reír.

- Anda que cuatro quesos... ¿esa no es básica? - me pregunta, siguiéndome el rollo, y me río junto a ella.

Y... ¿y si la llevo a la colina esa que hay por ahí?.

Sí.

- Vente, que te quiero llevar a un sitio - le digo a Ale.

- ¿A donde? - me pregunta, curiosa.

- A ti te lo voy a decir - le respondo, y la cojo de la mano, guiándole. Menos mal que el trayecto es corto.

Llegamos. Estamos en "la colina".

- Mira, siéntate ahí - le digo, señalando una roca.

- ¿Ahí, para qué? - contesta

- Siéntate - insisto, y me hace caso.

Observo como se le escapa una risa, al contemplar toda la ciudad desde aquí. Simplemente es precioso.

Desde aquí se puede ver toda la ciudad, y al estar ya anocheciendo, con las luces encendidas, es mucho más bonito.

"Bonita será Alejandra"

"¡QUE TE CALLES!"

Todo es demasiado bello... todo era demasiado bello.

- ¡MIERDA!- grita Ale, cuando una gota cae encima de ella.

-¡¿Pero que..?! - digo yo, cuando empieza a llover como si no hubiera un mañana.

- ¡CORRE, CORRE, CORRE! - grita ella, y le hago caso, siguiéndola.

Universo, ¿siempre que invito a alguien a salir, me lo vas a joder?

Corremos colina abajo hasta llegar hasta las calles, donde corremos por las orillas, protegidas por los techos de las tiendas. Corremos como no lo hemos hecho en nuestras vidas, y llegamos al portón de la urbanización.

Ale ya llevaba la llave preparada, por lo que entramos rápidamente.

- ¡Sígueme! - grita y no dudo en hacerle caso.

La sigo por las "calles" de la urbanización, hasta que llegamos a una casa, y ella abre la puerta.

- ¡Entra, entra, entra! - me apura, cuando ve que me quedo en la puerta, sin reaccionar.

Entro, y ella cierra la puerta rápidamente detrás de mí.

- ¿Tu casa? - pregunto

- La misma - contesta

Ale se dirige hacia un pasillo, que supongo que llevará a su habitación.

- Sígueme - me ordena, y le hago caso.

Le sigo por todo el pasillo, hasta llegar a su habitación, como suponía.

Es un espacio amplio, pero tampoco muy grande.

Tiene una ventana en la pared de enfrente de la puerta, y enfrente de la ventana, una cama. A la derecha dos armarios, y enfrente un escritorio.

- ¿Tu habitación? - pregunto, como si no fuera obvio.

- ¿Que va a ser si no? - dice.

Se dirige hacia un armario, donde saca una camiseta de manga corta verde, y unos pantalones de chandal largos negros.

Me dirigo hacia el otro armario, con curiosidad, y lo abro.

O sí. Acabo de encontrar una joya.

- ¿Tocas el bajo? - digo emocionada - ¡¿Y EL OBOE?!

- Si.

- ¿¡ME TOCAS ALGOOO?! - digo casi gritando

- En tus sueños - dice seriamente, pero se le escapa una sonrisilla.

- Va, no te hagas de rogar

- Vaale - contesta, y coje el oboe.

Toca las primeras notas, y automaticamente se que obra es.

Dejo que toque algo más, y, sinceramente, toca bien.

- ¿Una romanza de schumman? - le digo, y se sorprende

- ¿Te la sabes?

- Soy una chica culta, por favor

- Que si, que si - dice, y guarda el oboe.

Tengo que conseguir que toque algo en el bajo.

Esperate, ¿ella irá al conservatorio?

- ¿Vas empapada verdad? - me pregunta

- Si

- Tóma esto y cambiate - me dice, y me tiende una camiseta de manga corta blanca y unos pantalones largos anchos de chandal negros también - Al baño - me dice, y señala una puerta que está al lado de su habitación.

Salgo e inmediatamente ella cierra la puerta de su habitación.

Yo voy al baño, donde salgo ya cambiada.

Toco la puerta, y ella me abre.

Dios bendito santo.

Va vestida con la ropa que ha sacado de su armario, es decir, un pantalon de chandal negro y una camiseta de manga corta verde. Lleva el pelo recogido en un moño mal hecho.

"¿Enamorada ya?"

- Como el temporal ha arruinado nuestra cena - dice, y siento una punzada en el corazón cuando dice "nuestra" - vamos a cenar aquí

Dice, y sale de la habitación. La sigo y salimos al salón, que es sencillo. Conecta con la cocina, que tiene una pequeña isla, y la cocina también es pequeña, por cierto.

- ¿Te sirven unos macarrones? - me pregunta - No esperáte, ¿unos palitos de pan?

- A quien no le gusten los palitos de pan, te juro, pero jurado, que les hago un exorcismo - digo, y cojo la bolsa que me tiende.

Salimos a la terraza, que no es tan grande para ser una terraza, pero tampoco es tan pequeña para ser un balcón, asi que...digámosle "terraza medio pequeña".

Salimos a la "terraza medio pequeña" y nos sentamos en las sillas que hay.

Ale coje un balón de voley y me lo tiende.

- ¿Cómo le haces para hacer los voleos tan suaves? - pregunta

- Ventajas de colocadora - digo - Pásame el balón

Lo cojo al vuelo, y empiezo a hacer voleos. Noto la mirada de Ale, sorprendida.

Termino de hacer los voleos y lanzó el balón a una canasta de ropa vacía. Entra perfecto.

- Bua - susurra

-¿Impresionada, Rodríguez? - le reto

- Más quisieras, Arnedo - me responde.

Nos terminamos los palitos de pan, y todo va perfecto.

Me siento a su lado, pero una llamada interrumpe el momento.

Mi madre.

- Dime - contesto, cuando cojo el móvil - ¿Que vaya a casa? - pregunto - Vale, ¿puedo llevar a una amiga? - pregunto, y veo como Ale abre los ojos - Vale, vamos ya para allá - le contesto, y cuelgo.

- Te vienes a mi casa - Le digo a Ale, que esta sorprendida y aterrorizada - Tranquila, mi madre no come niñas guapas - le digo, guiñándole el ojo.

- ¿Y si le caigo mal? - dice, agobiada.

- Que no mujer, así la conoces - le digo, y le doy un abrazo rápido antes de entrar a su salón y recoger mis cosas.

Sé que me sigue por detrás. Va a su habitación y se pone su sudadera mientras la espero en la puerta.

- Por cierto, gracias por la invitación a tu casa - le digo cuando sale al salón, y me contesta que puedo venir siempre que quiera mientras salimos y cierra la puerta.

Caminamos hacia mi casa, que está solo a "calles", ya que vivimos en la misma urbanización.

Llegamos, abro la puerta y entramos.

(cambio de pov)


Ale




- ¡Hola! - grita Lucía nada más entrar.

- Hola, hija, siempre te digo que la sudadera la dejes ordenada... - empieza a decir su madre, mientras sale de la cocina, pero para al verme - ¿esta es tu amiga?

- Sí - dice Lucía, y me mira.

- Soy... soy Alejandra- saludo.

- Encantada, yo Antonia, su madre - dice, y me da dos besos, a los que correspondo - ¿Habéis cenado? - nos pregunta.

- Sí, en su casa - responde Lucía, quitándose la sudadera y dejando ver que lleva una camiseta blanca ancha debajo.

Parece una vagabunda y aún así se ve súper guapa, ¿como lo hace?

- ¿Vives por aquí? - pregunta su madre, a lo que asiento.

- En el número 24, aquí al lado - le respondo.

Lucía termina de hablar con su madre y la sigo a su habitación, que está al final del pasillo.

- ¿Te quedas a dormir? - me pregunta antes de entrar a su habitación, a lo que asiento.

- Vale - respondo, y entro a su habitación.

- ¡MAMÁ, ALEJANDRA SE QUEDA A DORMIR! - chilla.

- ¡VALE! -

Entro a su habitación y veo que es casi idéntica a la mía. Bueno, por la forma más que nada, por la decoración y todo no.

La forma lo digo porque al ser de la misma urbanización todas las casas son iguales.

- Que habitación más... curiosa - le digo.

- A mi me gusta - me contesta, mientras se tira a la cama.

Tiene colgados pósters de varios cantantes, como Taylor Swift, Harry Styles, Feid y Young Miko, de series y películas, Harry Potter, Crepúsculo y la serie de Asesinato para principiantes, y también de jugadores famosos de Voley, en el que tiene un póster gigante de Nishida.

En una esquina de la habitación tiene 3 pilares de libros amontonados uno encima de otro, dos balones de vóley, sus zapatillas, y un armario que ocupa media pared.

Me encanta su habitación.

- Está muy guapa - comento, y me siento en la silla de su escritorio, que tiene varias libretas y su pórtatil.

- A mi madre no le gusta - me dice, sonriendo.

- Que mal gusto - le respondo, y se ríe.

Observo que tiene una balda con vinilos encima suya.

- ¿Tiene vinilos? - le pregunto, como si no fuera obvio.

- Y un tocadiscos también - afirma.

Nos quedamos calladas, y ella aprovecha para sacar su móvil.

Me fijo en su escritorio, y observo que hay muchos folios amontonados. Los cojo para ver que son, pero entonces ella se levanta disparada y me los arranca de las más.

- La privacidaaaad - me dice, mientras los guarda dentro de un cajón.

- Perdón - me disculpo.

- Tranquila - me dice, y se vuelve a tumbar en la cama.

Me levanto de la silla, dispuesta a seguir cotilleando, pero entonces Lucía me llama, y me giro.

- Ale - dice, y me giro.

- ¿Que? - pregunto, y ella da dos palmas contra el colchón a su lado.

- ¿Te tumbas? - me pregunta - Bueno, ¿te quieres cambiar de ropa?

- ¿Me dejas una camiseta? - le pregunto.

- Coge del armario - me dice, y le hago caso. Cojo un pantalon de chanda y una camiseta ancha, y me voy al baño a cambiarme.

Cuando termino salgo y entro a su habitación, cerrando la puerta.

- ¿Duermo contigo? - le pregunto, extrañada.

- Si quieres dormir con el gato - me dice, riendo.

- Es por si estas incómoda - le digo, preocupada.

- ¿Yo, contigo? Nunca - dice, sonriéndome. Sonrió y me tumbo a su lado, mientras ella apaga la luz.

Me giro, y encuentro su cara. La noto sonreir, y sonrio yo también.

- ¿Estás cómoda? - me pregunta.

- Mucho - le digo sonriendo, mientras ella me pasa una manta por encima, que, aunque aún es septiembre, ya refresca por las noches - Gracias por invitarme.

- Nada, tía, ¿ibas a dormir sola? - me pregunta

- Si no venía mi madre sí - le respondo.

- ¿Es que donde está? - me pregunta, e intento mantener la calma.

- Supongo que trabajando - le contesto.

- ¿Y tu padre? - me pregunta, pero no respondo - Lo siento - me dice, con tono de disculpa.

- ¿Dormimos? - le pregunto, y ella asiente.

Me giro de cara a la puerta, quedando de espaldas a Lucía, y cierro los ojos.

Noto sus brazos pasar por mi cintura y abrazarme, atrayéndome más hacia ella. Le cojo las manos y la junto con la mía, entrelazando nuestros dedos.

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