El Vicepresidente de NuNew...

By Milberry88

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Hace seis meses los padres de Nunew murieron en un devastador accidente automovilístico, dejándolo al cuidado... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epílogo

Capítulo 2

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By Milberry88

Nunew se despertó con un sobresalto. Su sueño había sido tan vívido. Se quedó allí acostado y parpadeó varias veces mientras su erección palpitaba con pensamientos de unos ojos azul oscuro y sedoso cabello castaño. ¿Qué jodidos estaba mal con él? Gimió cuando se dio la vuelta, tratando de volver a dormir, su pene endurecido haciéndoselo imposible. Golpeando la almohada, Nunew se rodó sobre su espalda, una vez más mirando al techo. Tenía que haber estado sometido a un corto circuito o algo así para que siguiera pensando en ese hombre. Un hombre, por Dios.

¿Por qué infiernos estaba pensando en un hombre? ¿Y así? Volteando la cabeza y mirando el reloj, se dio cuenta de que eran sólo las cinco de la mañana.

MALDICIÓN. 

Ni siquiera podía dormir el fin de semana. Irritado consigo mismo, Nunew se levantó y tomó una ducha. Después de salir de esta, se puso de pie frente al espejo, tomando un largo vistazo a la brusca apariencia que le devolvía la mirada. Bueno, era sábado. Finalmente tenía tiempo para afeitarse su crecida barba. Estaba empezando a parecer rudo,  agarró sus utensilios y comenzó a traer de vuelta a su liso rostro de bebé. Una vez que se afeitó de nuevo, Nunew tranquilamente caminó por el pasillo, no queriendo inquietar a los niños, y se preparó una taza de café.

La palma de su mano presionó su duro eje que no se bajaba. Nunew gimió. Estaría condenado si se masturbara con los pensamientos de otro hombre. Eso sería una señal de desear a Zee, y Nunew no lo deseaba.

¡MIERDA!

Bueno, tal vez.

No, él no lo deseaba.

¡MALDITA SEA!

Nunew se dejó caer en el sofá y encendió la televisión, manteniéndola silenciada mientras cambiaba en los canales. Lentamente tomó un sorbo de su café mientras pensaba en los cheques y en las compras que tenía que hacer el día de hoy. La lista era de casi dos kilómetros de largo. Tal vez necesitara arreglar que Mark y Jennie cuidaran a los niños así él podría salir. Pero, ¿a dónde? Su vida social y sexual más o menos ya no existían.

Un pensamiento repentino se le ocurrió a Nunew. Se inclinó hacia adelante mientras el pensamiento tomaba forma. Tal vez se sintió atraído por Zee porque estaba solo y caliente. Sólo tal vez, si jodía a una chica sin nombre, dejaría de fijarse en el nuevo vicepresidente. Nunew cerró sus ojos y negó con la cabeza. Sabía que no lo haría. Un revolcón de una noche no era su estilo. Llámenlo pasado de moda, pero le gustaba conocer a la chica antes de que hicieran tango en las sábanas.

Nunew se había hecho cargo del cuidado de sus hermanos hacía meses y no había tenido sexo desde entonces. Él solo había estado con su novia, Cassie. Tan pronto como Nunew le dijo que criaría a Janis y a Nat, ella corrió tan rápido como pudo. Todavía le molestaba pensar en los dos años que había perdido en ella.

PERRA.

Nunew se echó hacia atrás y suspiró. No tenía sentido pensar en lo que nunca más estaría disponible para él. Su dedo se detuvo presionando el control remoto cuando se encontró con un canal con osos y sus cachorros. A él le gustaban los osos. Arrojó el control remoto al suelo, alzó sus pies y los puso bajo él y se deslizó en el sofá. Nunew puso su taza en la mesa de café mientras observaba a un oso atacar a un ciervo. Sus ojos se hicieron pesados, por lo que alcanzó detrás de él y agarró la manta de la parte de atrás del sofá mientras su mente luchaba por mantenerse lejos de las firmes piernas largas y hombros anchos. Fue una batalla perdida.

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MALDICIÓN, EL FIN DE SEMANA PASÓ VOLANDO.

Nunew estaba registrando su entrada mientras pensaba en que se sentía como si acabara de registrar su salida el viernes. Él y Janis habían pasado el fin de semana jugando juegos de mesa y tomando turnos para atender a Nat.  Fue un bonito fin de semana habitual.

Aparte de su quejumbrosa pre-adolescencia, Janis era muy útil y divertida estando alrededor. A veces le dolía ver a su hermana porque ella se parecía tanto a su madre. El largo cabello castaño de Janis llegaba debajo de su espalda, con gruesas pestañas que coincidían con el color de este. Ella tenía una dulce cara ovalada y cristalinos ojos  también. Era como mirar a una miniatura de su mamá. Nunew todavía lloraba a veces, cuando pensaba en sus padres.

Los extrañaba desesperadamente. Él y su padre habían sido muy cercanos. Ellos hablaban de que él iría a la universidad pronto. Su madre había estado encantada por su elección de la universidad local. Se suponía que debía empezar el año siguiente, pero se retrasó debido a razones financieras, y era necesitado en casa para ayudar con Janis y Nat. Esos dos pequeños eran el centro de su mundo, y no se arrepentía de su decisión de hacerse cargo de ellos. Era tan malditamente duro, sabía que sería recompensado cuando Janis se graduara de la universidad y también cuando la llevara por el pasillo rumbo al altar.

Nunew se preguntó qué deporte Nat jugaría o si iba a ser un ratón de biblioteca como él había sido. Nunew obtuvo ese rasgo de su padre, mientras que Janis era la viva imagen de su madre, Nat tenía todas las características de su padre. Nunew era una mezcla entre sus dos padres. Él tenía el cabello de su mamá, pero sus ojos eran de color miel, al igual que su papá. Su altura vino de su padre, también. Sin embargo, su constitución se ajustaba a la de su mamá. Ella había sido muy delgada. Su padre tenía más un cuerpo de futbolista. Nunew esperaba que fuera un rasgo que Nat tuviera de su padre. Apestaba ser delgado y delicado.

Nunew suspiró y se acercó a su máquina, poniéndola en marcha. Este iba a ser un largo día.

Fue alrededor del almuerzo cuando su supervisor, Harold, le dijo que fuera a ver al nuevo vicepresidente. MIERDA. Nunew apagó la máquina y fue al baño para lavarse. No tenía sentido ir a ver al señor Panich luciendo sucio.

Nunew respiró hondo cuando llegó a la oficina del vicepresidente, entonces llamó a la puerta.

—Adelante —una voz con un timbre profundo llamó desde el otro lado.

—¿Usted quería verme, señor? —preguntó Nunew al entrar en la lujosa oficina. Se quedó allí con las manos cruzadas delante de él, tratando de no parecer tan nervioso como se sentía. Los hombres poderosos siempre lo habían intimidado. Se revolvía sobre sus palabras cada vez que el presidente de la compañía hablaba con él. Y era un tipo agradable. A excepción del imbécil vicepresidente anterior, los peces gordos eran muy relajados. No actuaban como si tuvieran un palo clavado en sus colectivos traseros. La empresa contaba con una atmósfera muy relajante para trabajar, pero Nunew aún sentía las manos sudorosas y nervios cada vez que uno de los peces gordos estaba cerca.

—¿Sr. Chawarin? —preguntó Zee mientras miraba a la carpeta que estaba en su escritorio. Debía ser el expediente de Nunew.

—Sí, señor —respondió Nunew mientras se removía un poco más. No estaba seguro de si debía sentarse o permanecer de pie en la puerta. QUÉDATE CERCA DE LA PUERTA, vino instantáneamente a su mente. El hombre emanaba poder, y esto hacía que Nunew quisiera correr fuera de la oficina tan rápido como sus piernas lo llevaran.

Zee miró por encima del archivo una vez más mientras estaba sentado detrás del costoso y largo escritorio. Nunew notó un anillo y un reloj de plata que adornaban la mano de Zee. Se preguntó si se trataba de un Rolex. El anillo era de alguna escuela. Tal vez de la preparatoria. ¿De la universidad?

—Llámame Zee, por favor. Ven, siéntate. — Zee señaló la silla de cuero marrón al frente de su escritorio. 

Grandioso. Ahora él se sentiría como si estuviera en la oficina del director.

—Gracias, señor... uhm... Zee. — Nunew atravesó la alfombra de felpa, sentándose y frotándose los muslos con las palmas de sus manos, tratando de eliminar parte de la humedad de ellas. Era una batalla perdida. Cada vez que las secaba, sudaban aún más sus palmas.

Zee le sonrió cálidamente entonces volvió a mirar a la carpeta en su mano. —El expediente dice que manejas la máquina de prensar en la sección cuatro.

—Sí, señor.

— Zee—el hombre lo corrigió—. ¿Te gusta manejar la prensadora?

—Es un trabajo.

—Eso no es lo que te pregunté, Nunew. — Zee se apoyó en el respaldo, viendo a Nunew como si lo estuviera examinando.

Nunew se encogió de hombros mientras desesperadamente sacudía a su cerebro por la respuesta adecuada. Él quería tanto huir de la oficina y de los intensos ojos oscuro que lo veían. 

—Supongo. Es lo que yo conozco. — ¿Qué quería el hombre que él dijera? Era un maldito trabajo en una fábrica. Uno que pagaba las cuentas, a duras penas.

—Está bien. — Zee asintió con la cabeza—. El archivo no dice si eres casado.

Nunew frunció el ceño. ¿Qué demonios tenía que ver eso? No entendía para qué era esta reunión. Claro, era para que Zee pudiera conocer a los empleados, pero incluso para Nunew la pregunta fue rara. No queriendo molestar al nuevo vicepresidente y que sus horas extras fueran quitadas,

Nunew negó con la cabeza.

—¿Novia?

Bien, esto estaba poniéndose raro. ¿Qué tenía que ver su vida personal, o la falta de esta, con su trabajo? Nunew bajó los ojos cuando sintió ascender el calor de su rostro y negó con la cabeza. Deseaba que esta entrevista... visita... lo que sea que fuera, se apurara y terminara. Nunew temía hacer el ridículo como lo había hecho en innumerables ocasiones con las personas que ocupaban la fila de ejecutivos. ¡Tan aburrido como fuera, necesitaba este trabajo de mierda!

—¿Hay algo que debo saber sobre ti? Habilidades, es decir — Zee aclaró con una sonrisa—. ¿Cualquier cosa que me ayude a decidir si estamos usando lo mejor de tu potencial?

La cabeza de Nunew se disparó. ¿Por qué sonaba como una insinuación más que como una pregunta relacionada con el trabajo? Su mente se apresuró a pensar en cualquier cosa que pudiera ofrecer. Él realmente no tenía ninguna habilidad especial. Nunew trabajaba en una prensadora. Había tomado el trabajo a los dieciocho años para ayudar en la casa hasta que pudiera ir a la universidad. Nunca pensó en que llegaría a estancarse allí.

—No, no realmente. Yo... eh... yo no lo creo, señor. Yo sólo he manejado la prensadora desde que estoy aquí. —Bueno, eso fue fluido. Ahora él no solo pensaría que Nunew era un lento prensista sino también un idiota.

ASÍ SE HACE.

—Lástima. En realidad estaba buscando un asistente dentro de la empresa. De casualidad tú no tienes alguna habilidad para la oficina, ¿o sí? — Zee apoyó los codos sobre el escritorio y presionó sus dedos juntos, Nunew lo veía de cerca.

Nunew se frotó de nuevo las manos en su pantalón de trabajo, sus ojos viendo alrededor de la habitación. Se sentía atrapado e inepto. La desesperación por salir de la larga y lujosa oficina, tenía a su corazón acelerado. —Uh, no señor.— Zee.

—Lo siento, señor.— Zee.

El tipo parecía que estaba disfrutando de la inquietud de Nunew. Los ojos de Nunew se lanzaron hacia la puerta mientras deseaba poder escapar. El aire se volvió sofocante, estaba sudando profusamente, y se estaba haciendo difícil el respirar.

—¿Estás bien, Nunew? Te ves un poco sonrojado. —Los ojos de Zee empezaron a lucir preocupados. Se puso de pie y caminó alrededor de su escritorio, alzándose sobre Nunew.

Oh hombre, Nunew se sintió de medio metro de altura con Zee de pie junto a él. Quería vomitar. Sus nervios lo habían atado con nudos. Pasó saliva por sus labios y chilló un vacilante: —Sí.

Zee se acercó al minibar y agarró una botella de agua, entregándosela en la mano a Nunew. —¿Estás seguro? —Su mano frotó el hombro de Nunew, apretándolo muy ligeramente. La colonia que Zee llevaba olía divino, masculino. Nunew inhaló el aroma que se disparó hacia su ingle.

—Sí, señor.

— Zee.

—Estoy-Estoy bien — Nunew balbuceó mientras tomaba la botella que le ofrecían, contento de tener algo que ver en sus manos ahora. La rodó entre sus palmas y estaba agradecido de que su erección no fuera realmente notable en sus pantalones de trabajo. Nunew se maldijo por otra erección atribuida a este hombre.

—Relájate. Esto no es una reunión formal. Es sólo dos personas conociéndose entre sí.

UNA VEZ MÁS CON LAS INSINUACIONES OCULTAS.

Nunew no era estúpido. Él sabía cuándo estaba siendo ligado, y él estaba siendo ligado. El pánico empezó a establecerse mientras desesperadamente miraba de nuevo a la puerta antes de ver otra vez a Zee.

Ni siquiera era gay. ¿Lo era Zee? DE NINGUNA MANERA. El hombre era la personificación de la virilidad. No había manera de que Zee fuera gay. Tal vez estaba demasiado malditamente nervioso y tomaba las cosas de manera equivocada.

Sí, eso era todo.

Zee se sentó en la esquina de su escritorio, las manos apoyadas en el muslo de la pierna que estaba descansando en el mueble. La mirada del vicepresidente recorría de arriba abajo el cuerpo de Nunew. Bien, ahora esa era una mirada seductora si es que Nunew había visto una. No, esto no eran sólo nervios. El hombre estaba totalmente checándolo.

¡BASTA YA!

—Si te sientes bien, supongo que puedes regresar a producción. Gracias por venir a verme.

Zee le tendió la mano, y Nunew se limpió la palma de la mano en su pantalón una vez más antes de tomar la mano tendida. El agarre de Zee era firme, pero suave. Él la sostuvo un poco demasiado largo mientras que miraba a Nunew a los ojos. Nunew agachó la cabeza y tiró suavemente de su mano, extrañando el contacto al instante que Zee lo soltó.

¿QUÉ JODIDOS? Un hombre, hola.

—Estoy bien. Gracias por haberme invitado. —¿INVITARME? MUEVE TU CULO DE REGRESO AL TRABAJO.

Zee se rio entre dientes ligeramente. —Fue un placer.

La última palabra sonó tan profunda y seductora que hizo a Nunew temblar. Nunew corrió como un infierno de la oficina de Zee.

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El lunes siguiente, Nunew se reportó enfermo al trabajo. Nat tenía fiebre, y necesitaba llevar a su hermanito con su pediatra. El pobre niño tenía una infección de oído y estaba más irritable que nunca. Nunew le dio su sobre–contada–medicina y caminó por el pasillo, tratando de calmar el fuerte llanto.

Nada estaba funcionando. Tenía ganas de llorar junto con su hermano. Los ojos de Nunew quemaban, y su cabeza le latía con fuerza por la falta de sueño y los lamentos sin parar de un bebé enfermo.

—Dámelo. — Janis extendió sus brazos, agitando sus dedos mientras esperaba.

Nunew colocó suavemente a Nat en los brazos de Janis y fue a la cocina para calentar un biberón. Estaba de pie junto al mostrador esperando a que el agua hirviera. Nunew se inclinó frente a la alacena, tocando el aglomerado de madera.

¿Cuánto más de esto podría soportar? Estaba abrumado con los niños, las facturas, y el trabajo. Y para colmo de todo, Nunew estaba cansado y solo. Una lágrima rodó por su mejilla mientras cerraba los ojos. Extrañaba más a sus padres en momentos como estos. Su madre había sido maravillosa con Nat. Él se sentía como un fracaso porque ni siquiera podía manejar un dolor de oído.

—No llores, Nu. Todo estará bien. — Janis estaba de pie junto a él con Nat chupando su puño. Sus ojos estaban nebulosos, como si ella misma estuviera conteniendo las lágrimas.

Nunew pasó su mano por la parte posterior de su hermosa cabellera.

—Lo sé, calabaza. Sólo estoy cansado. —Él absorbió las lágrimas persistentes que amenazaban con caer mientras preparaba la botella para Nat.  Nunew la probó en su muñeca y luego se la entregó a su pequeña ayudante. Gracias a Dios que tenía a Janis.

—Por qué no te vas a acostar. Yo me encargo de él. Si se vuelve demasiado para que yo lo maneje, iré por ti, ¿de acuerdo? —Ella caminó en la sala y se sentó en el sofá, hablándole en voz baja a su hermanito mientras lo acostaba en el sofá a su lado y colocaba almohadas alrededor de él. Nunew sonrió y se apoyó contra la pared entre el pasillo y la sala de estar. —¿Cuándo creciste tanto?

POR FAVOR. Janis rodó sus ojos de forma espectacular. —He estado así de crecida por siempre. Ahora ve a dormir. —Ella le hizo un gesto para que se fuera.

Nunew sonrió entre dientes mientras llevaba sus cansados huesos a su habitación. Se acostó en la cama, no con la intención de dormir, simplemente de descansar por un momento. Él despertó con la alarma del reloj, aturdido y adolorido, dándose cuenta de que se había dormido con sus ropas y sus zapatos estaban todavía en sus pies.

¡NAT!

Nunew salió disparado de su cama y corrió por el pasillo, comprobando a su hermano pequeño, quien estaba profundamente dormido. Entonces, revisó la habitación de Janis. Estaba acurrucada en sus cobijas, su cabellera castaña cubría su cara y su boca estaba ligeramente abierta en un sueño. Soltó un suspiro de alivio cerrando la puerta y comenzando a prepararse para el trabajo.

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