Nueve días para toda la vida[...

By narciso_11

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La etapa de aceptar y probar por primera vez el amor y romanticismo ha quedado en el pasado, ahora faltan nue... More

Día 2

Día 1

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By narciso_11

Centro de mesas, colores, música, iluminación, vestuario, canapés, casi que Mario sentía que dirigía la película del siglo pero no, era algo mucho más importante, su boda y quería que todo fuera perfecto, en especial los invitados.

-Amor ¿Estás pensando en la lista de invitados otra vez?—Daniel tomó la cintura de su prometido acariciando esta debajo de la fina tela de la camiseta que usaba de pijama mientras que este veía esa lista realmente larga.—Tranquilo, no creo que Armando se aparezca por allá.

El castaño alfin sonrió ligeramente dejando de ver la encimera para ver al hombre con el que ya había convivido por más de cinco años, pasó suavemente sus brazos por los hombros del contrario con una sonrisa para luego unir sus labios por un par de segundos, amaba las mañanas con su pareja.

-Mmh es verdad, pero aún no supero que fuera tan tonto de escribir "familia Mendoza" en esa invitación.

-Y yo te aseguro que Roberto no va a ser tan tonto de decirle a su hijo.

Mario asintió y quiso dejar de pensar en eso bajando su vista a la par que ambas manos hasta los pectorales desnudos del menor dónde apretó estos juguetón para escapar hacia la habitación principal con la intención  de llegar lo más rápido posible pero unos brazos fuertes lo sostuvieron del torso antes de llegar mientras que los labios de Valencia besaban su cuello causándole cosquillas, ambos reían y jugueteaban para luego iniciar un beso apasionado al tiempo que se encaminaban dentro de la habitación.

-¿Nos bañamos juntos?—el menor indagó entre besos cortos que viajaban desde sus labios hasta sus clavículas.

-¿Yo cuándo le he dicho que no al sexo mañanero?

Y era cierto, el castaño casi nunca le decía que no a su futuro esposo y mucho menos cuando se trataba de hacer el amor así que rápidamente tomó los muslos del de cabello oscuro logrando enrollarlos en su cadera para iniciar con la acción.

Ya después de realmente bañarse ambos se arreglaron para empezar con su día y mientras Daniel iba a trabajar, Mario ahora disfrutaba de una agenda mucho menos apretada por lo que su primera parada sería el gimnasio, pasó un par de horas levantando peso, sudando y ganando unas cuantas miradas coquetas, simplemente ignorandolas hasta que sintió que fue suficiente y se fué a duchar, era un buen día, tanto que parecía que no se podía poner mejor.

A la salida del establecimiento se dirigió a un supermercado para hacer las compras del mes pensando siempre en sus necesidades y las de su prometido, pero al querer alcanzar un artículo en los estantes más altos de la tienda en puntas de pies su equilibrio le hizo una mala jugada causando que su espalda chocará con la de alguien más.

-Oh, lo siento —Mario detuvo su disculpa de la sorpresa al ver el rostro de la persona con la que se había chocado —¿Armando?

El azabache parpadeó dos veces como si no lo creyera y se talló uno de sus ojos, su ropa formal estaba desarreglada, no usaba corbata o lentes, hasta ojeras con ojos rojos y ni si quiera parecía que se había peinado u afeitado, se veía terrible.

-Hola Calderón—Habló finalmente con una voz rasposa sacando al más alto de sus pensamientos—No pensé que fuera de los que le gustará el cereal de niños.

Ese tono cansado y comentario sarcástico significaba que no estaba de buen humor, o por lo menos de lo que recordaba así que lo mejor sería hablarle como si nada colocando sus lentes de sol sobre su cabello con una pequeña sonrisa.

-Pues a Daniel le gustan.

-¿Aún sigues con él?—A Mario le daba mucha gracia la sorpresa del menor además que eso significaba que no sabía nada de su compromiso y eso lo ponía aún más feliz pero no iba a demostrarlo, solo asintió mientras guardaba la caja de cereal en su carrito de compras.

-¿Y tú esposa? Oí de su boda hace unos años—Mario desvió el eje de la conversación ahora viendo como Armando desviaba su mirada y su boca se fruncía en una mueca.

-Ex-esposa—corrigió—por eso imaginará que no se mucho de ella.

El castaño conocía esa mirada, pedía a gritos que lo ayudarán pero sabía que ya no era su problema, no es que le tuviera algún tipo de rencor, solo sabía que como siempre Armando Mendoza era del tipo de personas que en vez de dejarse ayudar lo arrastraría con él hasta el hueco triste en el que se encontraba.

-Lo siento hombre, no sabía, espero que hayan quedado en buenos términos.

-Si, afortunadamente.

Ambos siguieron dialogando unos cuantos segundos más hasta que el menor recibió una llamada, Mario se iba a retirar silenciosamente despidiéndose con su mano pero el contrario lo detuvo colgando la llamada.

-Oiga, Calderón, enserio lo siento...hablo de el golpe y la última vez que nos vimos.—Era un milagro, el castaño nunca había visto a ese hombre arrepentido, la vida daba muchas vueltas.

-Está bien, hombre, uno comete errores, yo tampoco actúe muy bien en ese momento pero me alegra que tengamos está conversación.

Y es que en realidad Mario pensó por mucho tiempo en volver a comunicarse con él, en pedir disculpas o si quiera para preguntar por su existencia pero al pasar el tiempo solo lo olvidó pero ahora finalmente se había liberado de ese peso.

-Si...oiga ¿y si nos vamos a tomar unos tragos más tarde? Por los viejos tiempos.

Armando sonrió ladino de esa forma en la que se traducía como "Vayamos a embriagarnos y a seducir mujeres por diversión" obviamente el mayor se negó rotundamente, el azabache insistió pero solo pudo despedirse resignado pues no había logrado convencer a su antiguo amigo, dejando a este con un sentimiento de orgullo en su pecho pues le fué imposible no compararse, él había crecido, hasta diría que había madurado un poco, era un hombre exitoso en su nuevo trabajo, con un físico impecable y con un novio perfecto, estaba feliz, mientras que él que había sido su mejor amigo la gran mayoría de su vida andaba por ahí desarreglado, en las mismas andanzas desde que eran adolecentes y pudiendo ver a su hija un par de veces a la semana y más encima buscando trabajo, si, Mario se sentía pleno y eso nadie se lo quitaría.

Después de ir a su apartamento a almorzar y ordenar el mercado que había hecho, se puso a doblar y planchar ropa mientras veía las novelas de la tarde y si, se sentía como una típica señora ama de casa haciendo la mayoría de los quehaceres domésticos pero no le molestaba, prefería hacer esas tareas a estar escribiendo informes, teniendo reuniones y pasar más de dos horas en frente de una pantalla tecleando botones sin parar.

Cuando estaba a punto de terminar de planchar unos pantalones la puerta principal sonó dejando ver a Valencia con una sonrisa, había terminado temprano sus pendientes y lo primero que pensó fué en ver a su prometido.

En la habitación principal lo vió casi que embobado viendo la televisión con su boca entreabierta hasta el punto que ni si quiera había notado su presencia hasta que se paró en frente de la pantalla.

-Llegaste temprano—el castaño mencionó moviendo su cabeza de un lado a otro intentando ver la pantalla hasta que recibió un fugaz beso por parte del menor, ahora toda su atención estaba en él—¿Cómo te fue?

-Bien, de hecho, te tengo chisme.

Mario aplaudió rápidamente en señal de emoción mientras le hacía un espacio a su prometido en el borde de la cama que compartían para que empezara con la historia, era casi que otra seríe televisiva para él, no conocía en persona a la mayoría de los personajes pero sabía un sin fin de detalles de sus vidas y todo lo que hacían o dejaban de hacer en su entorno laboral, pero lo mejor de todo es que después de que el más bajo terminará su historia el castaño también platicaba sobre su día, claro, con la diferencia que tendía a desviarse del tema con facilidad o se le olvidaba lo que iba a decir por unos cortos instantes, Daniel solo sonreía y esperaba a que recordara, le seguía la corriente y escuchaba como Mario lo había hecho con él.

-Si, el queso está muy caro...¿Yo de qué estaba hablando?

-Que te encontraste a alguien cuando hacías mercado.—Daniel añadió mientras peinada hacia atrás el cabello del contrario de forma cariñosa quién sonrió en grande acomodándose para dar la increíble noticia.

-Resulta que Armando Mendoza si se jodió la vida por completo.

-¿Tan mal está?—Al de pelo oscuro realmente no le sorprendía, de hecho, solo confirmaba que siempre llegaba a tener la razón.

-Si, terrible, deplorable—asintió totalmente convencido pero su sonrisa volvió a su rostro al instante—Lo único bueno es que no sabe de nuestra boda entonces tenías razón, Roberto no va a traer a su desastre de hijo con él.

Daniel sonrió al ver el alivio de Calderón, le recordó que el siempre tenía la razón, para finalmente unir sus labios en un beso tierno que duró pocos segundos ya que el castaño se acordó de su novela en la que estaba pasando algo dramático y tuvo que volver su atención al televisor.

Enternecido el menor solo lo dejó mientras admiraba su perfil pensó en que nunca hubiera imaginado que el simple hecho de que un día quiso experimentar su sexualidad iba a terminar tan bien, años después solo gozaba de la compañía del que había sido el primero en todo, la primera relación con un hombre, la primera vez siendo probando esa forma de tener sexo, la primera persona de la cual se ha enamorado y creía que no habría otros porque Mario sería el primero y el último.
Era sorprendente, nunca en su vida había creído en los finales felices de "vivieron felices para siempre" o en el amor eterno pero ahí estaba junto a un castaño energético, carismático, astuto, cuidadoso, curioso, cariñoso que iluminaba hasta sus días más oscuros solo con una sonrisa o palabra.

El día de la pareja terminó como era costumbre, una cena tranquila, Daniel lavando los trastes pues era su turno y  al llegar la hora de dormir Valencia ya se encontraba debajo de las cobijas mientras leía uno de sus libros favoritos.

-¿Otra vez estás leyendo Demian?—Mario apareció por la puerta del baño después de haberse cambiado de ropa y cepillarse los dientes.

-Ajá, es que mira, escucha—el castaño rodeó la cama rápidamente para acurrucarse al lado del menor y escuchar ese relato—Tendrás que escuchar en ti mismo, y entonces advertirás que estoy dentro de ti. ¿Comprendes?—Daniel hizo una pausa para cerrar el libro—Y luego Demian lo besa.

Valencia sonrió cual fanático de algún artista pop del momento, tan emocionado que no importaba que fuera la cuarta vez que terminaba ese libro y ya se supiera ciertos diálogos al derecho y al revés siempre le emocionaba y a Mario unque no compartiera ese gusto por la lectura y ese libro no lo terminaba de entender amaba ver su emoción por eso sonreía con él.

-Ese libro se debería llamar "un bisexual con esquizofrenia y problemas existenciales" —El castaño bromeó y en un parpadeó ya tenía a Daniel riéndose abrazado a su cuerpo con su rostro en su pecho.

-Ese es un título muy literal, Marito— Respondió casi que sin ganas en medio de un bostezo—Descansa, Amor.

Acto seguido Mario apagó la lámpara de la mesita de noche y acomodó las cobijas para acariciar el cabello del más bajo, así ambos quedaron profundamente dormidos.

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Wenass,
Solo quería decir que extrañaba este shipp y afortunadamente George_Harrison2936 me dió la idea ^⁠_⁠^

Gracias por leer
Y hasta la próxima 🤸‍♂️

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