𝐜𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐞́𝐢𝐬
— ETHAN HAY ALGUIEN QUE QUIERE VERTE — anunció Daisy en la sala de estar. Era la primera vez que Robin veía a Ethan fuera de su habitación y eso la llenó de una extraña felicidad: tal vez esté mejorando.
el chico asomó la cabeza desde el sofá y miró a Robin, que le hizo un gesto tímido con la mano y a Ethan se le dibujó una sonrisa en la cara.
se acercó rápidamente a la chica y la envolvió en un abrazo: — hola, te he echado de menos — murmuró entre sus cabellos, y Robin se fundió en su abrazo, sintiéndose segura.
— Lo siento, es que he tenido que lidiar con muchas cosas — murmuró ella, y él se apartó mirándola con preocupación.
— ¿Estás bien? — , preguntó, — ¿qué ha pasado?
Robin se encogió bajo su mirada preocupada y ella asintió en dirección a su habitación, — tal vez deberíamos volver a tu habitación.
— O pueden ir a dar un paseo por los terrenos — sugirió Daisy, enviando una sonrisa hacia ellos, — ahora tenéis privilegios sobre los terrenos.
Ethan asintió, tomó la mano de Robin y se dirigieron a los jardines. Robin se estremeció un poco cuando la fría brisa envolvió su cuerpo, que se estaba recuperando, y se rodeó con los brazos, dejando al descubierto los moretones que tenía en la parte superior de los brazos.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó Ethan, mirando las manchas oscuras, — ¿te ha hecho daño alguien?
Robin frunció el ceño y miró a su novio: — Lo siento.
— Robin, ¿qué ha pasado?
Robin le cogió las manos con las suyas tirando de él hacia el banco, — sólo quiero que sepas que estoy bien, y que no tienes que preocuparte por mí.
Ethan se rió incómodo mientras asentía con la cabeza mirándola a los ojos. — Tuve una sobredosis hace una semana — Las manos de Ethan se apartaron de las suyas y le acariciaron suavemente la mandíbula sin hablar mientras la dejaba continuar. — Yo... abusaba de los opiáceos y me hice adicta.
un leve balbuceo salió de sus labios mientras apartaba la mirada de él, — ethan, lo siento mucho — robin sollozó, agarrándose a sus muñecas, — no quería hacerlo pero era la única manera de que me los diera.
— ¿Qué? — murmuró Ethan, secándose las lágrimas que corrían por su pálida piel. — ¿Quién? Robin, ¿qué ha pasado?
ella tragó saliva entre sollozos intentando calmar su respiración, — devon, era mi dealer , supongo, y la única forma de que me diera lo que necesitaba era si yo... — robin cortó la frase cuando un sollozo se apoderó de su cuerpo y cayó abrazada a ethan.
— joder, ¿Te violó?
— No, accedí para conseguir...
Ethan negó con la cabeza: — No. Te manipuló, Robin. Te obligó a acostarte con él, ¡se aprovechó de ti, joder!.
— Estás enojado — , murmuró Robin, sintiendo las manos de él apretadas en sus muslos.
— Claro que estoy jodidamente enfadado, Robin — refunfuñó, — no te mereces que te utilice así.
— ¿No estás enfadado conmigo?
la mirada de Ethan se suavizó y negó con la cabeza, — nunca podría estar enfadado contigo — murmuró, pasándole el pelo ondulado por detrás de la oreja.
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ROBIN ALCANZÓ EL ZUMBIDO DE SU TELÉFONO al contestar y ver la cara de preocupación de Tara aparecer en su pantalla, — ¿has visto las noticias? — preguntó al instante, sin siquiera saludar a la otra chica.
— no ¿por qué?
— mira el articulo que te acabo de enviar.
los ojos de Robin se fruncieron mientras asentía abriendo el artículo con el ceño fruncido, — hombre no identificado fue encontrado muerto a puñaladas en times square.
— Santa mierda — murmuró Robin al seguir leyendo el artículo, —seguro que no tiene nada que ver con lo que pasó el año pasado.
— Mira el otro.
Robin abrió el enlace de twitter y soltó un grito ahogado al ver las dos fotos del hombre que conocía demasiado bien, — se ha denunciado la desaparición de devon taylor, de 23 años.
— Mierda, Tara.
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