Las primeras horas de clase estuvieron bien, nada fuera de lo común, a excepción de Souichi... escuchaba maldiciendo cada segundo hacia los compañeros o hacia mí. Él no era tan participativo y parecía que el profesor lo evitaba, así como el resto.
Sonó la campana y todos empezaron a guardar sus cosas, yo lo hice con total calma para después salir e ir a cafetería. Todos salieron y estaba a punto de hacerlo yo, cuando tres chicas se atravesaron.
— Así que, chica de intercambio — dijo una de ellas
— ¿Te gustaría ir a cafetería con nosotras? —
— Creemos que alguien como tú no debe juntarse con cualquiera —
— ¿Alguien como yo? — crucé mis brazos
— Mírate, eres... hermosa —
Sus palabras sonaron forzadas.
Sabía con quién me estaba enfrentando, entonces un recuerdo vino a mi mente y solo podía pensar en la chica popular y su séquito.
— ¿Qué dices? Deberías aceptar antes de caer... en el lado equivocado —
Miraron detrás de mí.
Veo sobre mi hombro, aun queda alguien en el salón, es Souichi, pero parece no prestar atención a lo que pasa.
— Ya sé cual es el lado equivocado, gracias — dije
Parecían indignadas por lo que acababa de responderles, la chica de en medio estaba molesta y viéndome con una intensa y mala mirada. Con un tronido de dedos, las tres salieron y desaparecieron por el pasillo, yo seguí ahí hasta dar vuelta y llevarme un susto cuando veo a Souichi delante de mí.
No hace nada, solo está ahí viéndome sin expresión alguna.
— Quítate —
Dice con fastidio, me hago a un lado y Souichi salió, no me quedé atrás y empecé a seguirlo. No me parecía algo del otro mundo el ser la chica nueva del colegio, era como una costumbre pues no era la primera vez.
Iba a unos pasos atrás de Souichi, con lo que no contaba era con que también sentía que atrás de mí me iban siguiendo así que volteé y vi a un grupo de unos diez chicos y chicas, se detienen cuando saben que los estoy viendo... trato de no darles importancia así que continúo, pero aun siento sus pasos a mis espaldas.
— ¿Puedo ayudarlos? — pregunté
— Lo... lo sentimos, Hanna-san, no queríamos incomodarla —
— No queremos que se pierda en su primer día, así que la guiamos a la cafetería y así, si usted quiere, poder acompañarla —
("¿Por qué se dirigen a mí como alguien mayor? Somos de la misma edad")
Podía reconocer apenas algunos de ellos, si eran de la misma clase de la que hace poco salimos.
— No es necesario — señalé a la pared — Hay indicaciones —
Un cartel con el dibujo de un plato y cubiertos, había varios y estaban a lo largo del pasillo por donde iba junto a una flecha indicando el camino. El grupo parece avergonzado y seguí avanzando después de perder de vista a Souichi, entrando fui por una charola y a que me sirvieran... la comida se veía bien, no era lo mejor pero era eso o no comer nada y tengo la suficiente hambre para rechazarla ahora.
— ¡Hanna-san! Siéntate con nosotros —
Dijeron al momento de salir de la fila, a primera vista veía mesas llenas y en una estaban algunos de los chicos que habían estado siguiéndome. Ignoré al momento de que mi vista se enfocó en una mesa atrás de donde ellos estaban.
— Gracias, pero ya tengo donde sentarme —
Pasé de largo y me acerqué a donde se encontraba Souichi, estaba solo y parecía estar jugando con su comida, escuchaba murmullos por parte de quienes estaban sentados en las mesas alrededor de él y miraban a Souichi de mala manera, esto hizo que mi curiosidad aumentara más, parecía que tenían algo contra él.
— ¿Qué es lo que le pasa? —
— Está loca, ¿por qué está con él? —
— Ah de sentir lástima, como todos —
— Dicen que la familia Tsujii está maldita por su culpa —
Y así seguían murmurando entre ellos al momento en que decidí en sentarme delante de Souichi, parece incluso no darse cuenta de mi presencia hasta sentir que todos nos miraban, ahí es donde levantó la vista encontrándose conmigo.
Miradas encima tenían Hanna y Souichi, pero cuando ellos se encontraron pareció como si nadie más estuviera alrededor. Un click. Eso bastó para los dos, no se habían visto directamente ni por tanto tiempo, pero uno se negaba a tener tanto acercamiento de la chica teniendo suficiente que viva en su casa, ahora tendría que verla seguido en el colegio y eso no le gustaba.
— ¿Qué demonios te pasa? Déjame en paz, invasora — dijo Souichi
— Te vi comer solo, así que vine a acompañarte, ¿te molesta? —
Hanna llevó un bocado a su boca del arroz que habían servido, Souichi la miró perplejo ante sus palabras y sentía enojo al ver que no había logrado alejarla a pesar de todo lo malo que ha hecho en su contra. Ninguna maldición la ha hecho retroceder, ni el miedo, ni siquiera asustarla servía, ella era... especial y Souichi la odiaba por eso.
— Si, me molesta tu presencia. Eres odiosa y despreciable, deberías regresar a tu país o algo malo podría ocurrirte —
— A cualquiera podría ocurrirle algo malo — dijo Hanna sin bajar la mirada — Hablan mucho de ti, ¿por qué? —
— No me interesa lo que digan de mí, sé que soy grandioso y estoy en boca de todos — sonrió mostrando sus clavos
— Grandioso no es la palabra que usaría —
Souichi quitó su sonrisa.
— Como sea, no todos pueden tener buenos gustos. Todos estos inútiles algún día pagarán y terminarán de rodillas ante mí y mi gran poder —
— Interesante — Hanna recargó su barbilla en su mano — ¿Por qué no me cuentas más? —
Hanna sonrió y Souichi volvió a tener ese rubor en sus mejillas, sin darse cuenta había mantenido una corta conversación con alguien, algo que jamás había hecho después de mucho tiempo y ver a Hanna delante de él con una sonrisa...
("Su sonrisa... es tan linda, ella... ella... ¡Souichi, ¿que carajos te pasa?!")
— ¡Aléjate de mí! — dijo en alto y se levantó de la mesa dejando la charola con comida
Todos vieron a Souichi salir corriendo, Hanna se quedó ahí siguiéndolo con la mirada hasta verlo desaparecer de la cafetería, sintió las demás miradas en ella pero Hanna solo siguió sonriendo por el comportamiento de Souichi. Era un chico demasiado interesante y quería saber más de él.
Ignorando todo aquel que le hablaba o murmuraba sobre ella, Hanna solo se levantó recogiendo ambas charolas y pasó a tirar todo y salir de igual manera. Pero no contaba con que la seguirían, a unos pasos atrás un pequeño grupo empezó a seguirla hasta verla salir al patio trasero del colegio, ahí vieron como Hanna estaba paseando y viendo los árboles de cerezo, aunque por la temporada de invierno las hojas habían caído dejando únicamente las ramas.
— El acoso es un delito, ¿lo sabían? — dijo Hanna sin voltear
— Ja, si claro. Lo dice quien está acosando al rarito del colegio —
Era ese séquito se nuevo.
— ¿Acosando? — volteó — Tú eres la que me está siguiendo, después de rechazar juntarme contigo no haz dejado de mirarme mal —
— No es como si me importara el rechazo —
— ¿Entonces? ¿Qué es lo que quieres? —
Hanna se veía bastante a la defensiva, la chica del centro de aquel séquito se acercó quedando frente a frente a ella, poco a poco los estudiantes iban saliendo viendo la escena y empezaron a murmurar sobre una posible pelea entre ambas mujeres. Por otro lado, Souichi estaba también presenciando lo que sucedía desde una ventana del segundo piso del colegio, después de tener esa extraña sensación solo quería mantenerse lejos de ella, pero al verla muy imponente ante una de las chicas más deseadas del colegio, lo hizo ponerse aun más nervioso de solo verla.
— Quiero que te largues, regresate a tu país que no tienes nada que hacer aquí —
— ¿A caso tú decides lo que los demás tienen que hacer? —
— Puedo hacer que te corran del colegio —
La mirada de la chica era bastante intimidante ante el resto, Hanna no parecía querer bajar la mirada por lo tanto la mantenía directa hacia la otra.
Una sonrisa se formó en el rostro de Hanna.
— Que seas hija del director no te da derecho a tratar a los demás como se te de la puta gana — dijo en alto y los demás hicieron bulla
— ¿Quién te crees que eres? ¡No eres más que una puta extranjera! —
Hubo más alboroto.
— Esta puta extranjera te robó lo que más temes perder... la atención de los demás —
— No te dejes por esta maldita, Azumi — dijo una de las chicas que iban con ella
— ¿Y ustedes? — ambas se tensaron — Las traen como perras callejeras, solo siguiéndola para que les de tragar —
Las risas y borlotes era lo que había alrededor de las cuatro chicas en el patio, la de en medio estaba que echaba humos por las orejas y sus acompañantes solo apenadas bajaban la mirada, Hanna esperó por alguna respuesta y al no tenerla se dispuso a volver adentro, los presentes le abrieron camino para que entrara. El chisme de ese enfrentamiento saltó de un lado a otro en ese mismo día... cuando regresaron a clase, Hanna fue la primera en llegar al salón y encontró a Souichi en su banca, este estaba perdido en su libreta y pareciera estar dibujando en ella.
Se acercó y se sentó en su lugar que estaba justo a un costado de Souichi.
— Lamento si te incomodé en algún momento — Hanna habló
— ¿Eh? —
Souichi la vio y ella a él. De nuevo esa horrible sensación que sentía, tenerla tan cerca lo hacía sentir nauseas y querer salir huyendo de ahí.
— Mi intención no era molestarte, así que espero me disculpes por ser un fastidio. No lo haré de nuevo —
Hanna sonreía de manera suave hacia Souichi, su expresión parecía ser que estaba apenada por esos malentendidos que habían ocurrido entre ambos desde que llegó a su casa.
— No me interesan tus disculpas — dijo directamente
Fue lo mejor que pudo decir, no quería hacer ver que se encontraba nervioso.
Hanna asintió, aceptando que Souichi no será alguien a quien pueda comprender después de todo.
No lo molestaría más.
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Tal vez parezca muy extra añadir personajes, pero durante la historia tendrán su sentido.