El Ángel del Diablo. | II DIA...

By Ursahe

61.1K 4.3K 512

El tiempo había pasado y la venganza de Davina fue lo que le llevó a irse lejos de Diablo, sin embargo, el de... More

-SINOPSIS-
-CAPÍTULO 1-
-CAPÍTULO 2-
-CAPÍTULO 3-
-CAPÍTULO 4-
-CAPÍTULO 5-
-CAPÍTULO 6-
-CAPÍTULO 7-
-CAPÍTULO 8-
- CAPÍTULO 9 -
- CAPÍTULO 10 -
-CAPÍTULO 11-
- CAPÍTULO 12 -
- CAPÍTULO 13 -
- CAPÍTULO 14 -
- CAPÍTULO 15 -
- CAPÍTULO 16 -
- CAPÍTULO 17 -
- CAPÍTULO 19 -
- CAPÍTULO 20 -
- CAPITULO 21 -
- CAPÍTULO 22 -
- CAPÍTULO 23 -
- CAPÍTULO 24 -
- CAPÍTULO 25 -
- CAPÍTULO 26 -
- CAPÍTULO 27 -

- CAPÍTULO 18 -

2.1K 150 10
By Ursahe


RAYNARD

Estábamos sentados en la gran mesa del comedor viendo como Davina sacaba aquellos papeles del sobre. Me quede completamente en blanco cuando el hijo de puta de Otto dijo que mi amigo le había dejado todo a Davina. No me esperaba para nada aquella decisión, sabía que ambos se habían convertido en muy buenos amigos pero no pensaba que su amistad fuera tan fuerte, aunque conociendo a Derek no me sorprendía.

Posé mi mano en el muslo de hübsch transmitiéndole toda la valentía posible, cuando Otto dijo eso perdí completamente la cordura, una cosa era que me hablase mal a mí, pero a ella... Ni de ficken (jodida) coña, a mi mujer se le respetaba o desataría el puto infierno encima suyo.

- Este papel es del notario... - Murmuro mirándolo, para girar la cabeza hacia mí. – Pone que todo lo de Derek pasa a ser de Davina Morris, y que debo de ir a la dirección de aquí abajo para reclamarlo. – Me extendió el papel y lo cogí sin dudar.

- Bueno... - Lo extendí hacia Walt, que estaba delante mío. – Podemos llamar y concordar una hora para mañana, si te parece bien. – Esta suspiró asintiendo.

- Si, me parece bien. – Me dedico una pequeña sonrisa que me hincho el pecho.

- Luego podríamos ir a mirar muebles... - Sus ojos de repente se iluminaron cosa que me alegro de veras.

- Si, me apetece. – Escuchamos un carraspeo que nos llamó la atención.

- Puedo llamar yo para concertar la cita. – Miré de reojo a Davina quien asentía con una sincera sonrisa.

- Me harías un favor Walt. – Este elevo la comisura de sus labios de manera que pocas veces mis ojos habían visto. – Iré a... - Carraspeo rascándose la frente. – Iré a cambiarme de ropa y ponerme algo cómodo, hoy me voy a tomar el resto del día libre.

Me dejo un beso en la mejilla antes de levantarse e irse, callado vi cómo se alejaba con una de las trabajadoras de la casa que estaba organizando el equipaje que seguía llegando. Suspiré volviendo la mirada al frente, Sofie tenía la vista perdida y su mente parecía ocupar algo bastante lejano a la realidad.

- Ella estará bien. – Miré al hombre que hasta el día de hoy ha sido siempre como un padre para mí. – Esa chica es muy fuerte. – Deje caer mi espalda al respaldo de la silla apoyando ambas manos sobre la mesa.

- ¿Hasta cuándo? – Pregunté cabreado. – Todos tenemos un límite.

- Te tiene a ti. – Sofie hablo mientras entrelazaba la mano con la de su marido. – Juntos sois un equipo hijo, y de eso no te puedes olvidar nunca, ¿vale? – Trague saliva por la forma tan dura de decirlo. – Estoy segura de que juntos podréis con todo.

Molly se levantó de la silla mirando hacia la entrada donde Igor acababa de entrar. Miré a mi hombre haciéndole un breve asentimiento. Suficiente emociones por hoy, merecían tener un rato para ellos después de todo. Esta salió pitando hacia aquel hombre que la rodeo por los hombros y se la llevo de nuestra vista.

- Vaya... Sabía que eso acabaría pasando. – Alce una ceja hacia Sofie. – Mi sobrina siempre ha babeado por aquel hombre.

- ¿Estás seguro de que eso está bien? – Walt no quitaba la vista de la entrada donde se habían ido.

- No voy a interponerme en ellos. – Solté serio. – Y Molly estará mejor con alguien como Igor que con cualquier otro.

- Walt, nuestra pequeña sobrina merece ser feliz también. – Este suspiro dándole un beso en la coronilla en su mujer.

- Lo sé. – Entrelazo sus grandes manos sobre la mesa dirigiendo su mirada de nuevo a mí. – Ve con Davina, hijo. – Aliviado me levante sin pensarlo.

Me quité el cabestrillo con la desaprobación de Walt, aunque no me dijo nada sabiendo que seria totalmente inútil contradecirme. Me molestaba esa mierda y mi brazo no estaba tan mal, no era la primera vez que me disparaban.

Salí de la sala en grandes zancadas en busca de aquella mujer que me volvía completamente loco. Antes de conocerla jamás habría imaginado que mis necesidades primarias cambiasen tanto de rumbo, es decir, mataría por ella todas las veces que fuera necesario.

Moriría si fuera necesario.

Doble la esquina y subí las grandes escaleras principales de dos en dos, cuando llegue arriba gire sobre el pasillo de mi derecha paseándome por uno de los tantos que tenía esta mansión. Lo cierto que para ser tan absurdamente largo era muy luminoso, con un enorme ventanal al final y múltiples puertas en ambos lados. Me paré en la puerta de la que fue mi habitación durante tantos años, giré el pomo entrando del tirón. Davina estaba con una mallas que le quedaban demasiado bien y le apretaban el trasero de una manera demasiado malvada para mis partes bajas. Llevaba una camiseta de manga corta con el típico logo de ADIDAS en ella. Giro sobre sus talones dedicándome una sincera sonrisa. Sin poder resistirme cerré la puerta tras de mi andando hacia ella, le agarre de la cintura y estampe mis labios con los suyos. Quizás fue un acto impulsivo, pero necesitaba saciar mi hambre al menos durante unos minutos. Sus manos se posaron en mi pecho y comenzó a acariciarme con delicadeza. Me separé para que mis pulmones pudiesen coger aire. 

- Esas mallas te quedan... - Soltó una pequeña risa que me dejó fascinado. – Ficken! (¡Joder!)

Le di un beso algo brusco provocando que soltase un pequeño gemido por sus pecadores labios. Tenía que parar, debía de hacerlo, porque si no... no podría pensar con claridad.

- ¿Quieres dar un paseo por la finca? – Esta asintió jadeando aun por nuestro beso. – Bien, me pondré cómodo también yo.

- Luego podrías enseñarme tus discos. – Señalo a una enorme estantería a nuestra derecha llena de discos de vinilo ordenados por géneros y alfabético.

- Claro hübsch. – Esta me dio un pequeño beso y se fue a sentarse en la cama. – No quiero adelantarte nada, pero cuando regresen Jakob y Aria del viaje tenemos programada una reunión con las mafias, todos quieren acabar con Lynx. – Vi como evitaba mirarme mientras sus ojos radiaban tanta furia que era palpable en el ambiente. – Cuando acabemos con él acabaremos a su vez con la rata cobarde de Belov.

- Quiero estar en el operativo. – Alertado me giré bruscamente con la camiseta de deporte en la mano.

Controlé como pude el instinto protector que tenía con ella, aprete los labios con fuerza antes de suspirar. Asentí de acuerdo con su decisión.

- Lo imaginaba. – Esta me miró con tanta determinación que aterraba. – Tienes que cumplir órdenes hübsch. – Me quite la parte de arriba poniéndome rápidamente la camiseta de deporte, justo a tiempo para ver como rodaba los ojos. – No me ruedes los ojos maleducada. – Se elevo una comisura de mis labios de forma divertida.

Me acerque a ella quedando de cuclillas, pose mis manos sobre sus muslos llamando su total atención.

- Lo digo enserio Davina. – La seriedad de mi voz pareció hacer mella en ella. – A partir de ahora somos un equipo, mi hombres son los tuyos, tenemos que trabajar juntos sobre todo en situaciones como esta. No puedes ir por libre, ni arriesgar tu vida. – Trago con nerviosismo, ladeé una comisura de mis labios notando su nerviosismo por mi cercanía.

- Vale. – Susurró con ojos brillosos.

Ambos nos quedamos durante unos segundos en silencio, mis pulgares hacían círculos sobre sus muslos, siempre fui una persona observadora y silenciosa, gracias a ello aprendí a leer las emociones en la cara de las personas, solía estudiar y analizar a cada uno con una precisión impresionante. Davina la mayor parte del tiempo no sabia esconder sus emociones en su rostro, gesticulaba mucho y sus ojos podían decir tantas cosas que aterraba imaginarse sus pensamientos. En aquel momento sus bonitos ojos estaban teniendo una lucha interna como una batalla campal, sin embargo, quise darle espacio.

- Necesito descansar. – Achine brevemente los ojos por sus palabras y el cambio de actitud que tuvo. – Estoy cansada mentalmente, el paseo prefiero posponerlo para más tarde. – La frialdad de sus palabras me helo los huesos.

Giro la cabeza hacia algún punto de la habitación rompiendo totalmente el contacto que estábamos manteniendo. Suspire levantándome, doble mi cuello haciéndolo crujir por la enorme tensión y estrés que llevaba acumulado. Doble mi espalda dejándole un beso en la coronilla, quedándome ahí un poco más de lo normal.

- Esta bien. – Murmuré extrañado por su actitud. – A mitad de tarde si no te has despertado vendré, ¿Vale? – Esta hizo un ruido con la garganta mientras se tumbada. – Hübsch. – Llame su atención, viendo como en su mirada seguía aquella tormenta. – Descansa.

Le arropé con una sensación demasiado agria en el cuerpo. Un nudo se instalo en mi garganta provocando que el simple hecho de respirar me fuera difícil, apague la luz saliendo de allí cerrando la puerta tras de mí. Solté el aire que parecía pesar demasiado en mis pulmones, eche pequeños mechones que cayeron a mi frente hacia atrás. Metí las manos en los bolsillos del pantalón encaminándome de nuevo hacia la parte baja de la casa. Un desagradable pensamiento se instaló en mi cabeza, tenia la extraña sensación de que Davina se estaba perdiendo en su cabeza. Todo lo que ella había vivido no era fácil de digerir, y mas cuando nadie te ha preparado mentalmente para lo que estaba vida significaba. Yo crecí con Walt y Sofie, crecí con una tragedia y un trauma, mi aprendizaje partió desde allí, y gracias a esas dos personas conseguí estar donde estoy ahora.

No me di cuenta que había bajado las escaleras e ido directamente al salón donde estaban aquellas personas de las que estaba pensando, quienes fueron mis padres y me adoptaron sin dudarlo desde el principio. Sofie me sonrió indicando que me acercase a ellos, como si de un niño se tratase me acerque para sentarme en un sillón individual quedando en frente. Walt frunció el ceño al ver mi expresión, ficken (joder) me conocían demasiado bien.

- ¿Qué pasa hijo? – Sofie dejo su vaso de té sobre una pequeña mesita de cristal a su derecha.

- Davina me preocupa. – Walt cruzo sus grandes manos sobre su abdominal. – Ella... tengo la sensación de que se está perdiendo.

- Lo que ha vivido Davina en casi dos años no cualquiera lo aguantaría. – Walt se rasco la barba mirándome directamente. – Tenemos que ayudarla. – Sofie se estiro para agarrar mi mano.

- Cariño, ella es una mujer muy fuerte. – Alcé la cabeza tragando el nudo de mi garganta. – Y nosotros somos su familia, ella es nuestra hija política. – Aprete los dientes intentando no derrumbarme. – Luchamos juntos, y ella no está sola.

- Lo se. – Murmuré. – Siempre quise protegerla de lo que esta viviendo y fue en vano. – Walt poso una de sus manos sobre mi hombro dándome un suave apretón.

- Davina no es Aria, no es... - Miro a su mujer con una sonrisa. – Ni tampoco es Sofie. – Le miré algo confundido. – Puedo reconocer alguien con un don para este mundo y tu mujer lo tiene. – Aprete los dientes disgustado. – Se que es complicado dejar que tu otra mitad se ponga en peligro, pero cada persona tiene un espíritu y el suyo esta claro. – Volvió a darme un suave apretón llamando mi atención, pues mis ojos estaban clavados en el suelo. – Lo que debemos de hacer es sacarla del pozo negro donde se está hundiendo, enseñarle a vivir con sus demonios, ayudarle a ser una persona acorazada.

Me levante del sofá de un brinco asustado, sintiendo mi pecho estrujarse con una fuerza abrumadora. No pude proteger el corazón de la persona que consiguió colarse tras mi piel y llegar a lo más profundo de mí.

Mis padres se levantaron del sitio, Sofie entrelazo una de sus manos con la mía, mientras Walt me rodeaba los hombros con su brazo.

- Tu hermano y tu crecisteis aprendiendo todo lo que Davina debe de aprender ahora. – Cerré los ojos con fuerza. – Esta vida no es fácil, pero es elección de cada uno vivirla. Y tu mujer... tu mujer no elegio esta vida por placer. – Los abrí mirándole de nuevo. – Te elegio a ti por encima de cualquier cosa.

- Somos una familia cariño. – Sofie me acaricio la mejilla. – Y las familias siempre deben permanecer unidas.

El esfuerzo que estaba haciendo por no derrumbarme en los brazos de ellos fue tan grande que dolía. Mi niño interior quería abrazarse a su madre y quedarse allí hasta que todo acabase. Sin embargo, ellos tenían razón, éramos una familia.

Davina era mi familia.


-------------------------------------------------

Perdón la tardanza, tengo mucho trabajo y además ahora estudio por la tardes. No me da la vida para nada...

Parece que lo de Derek ha sido un detonante para Davina, ¿qué pasará?

CHAN CHAN CHAAAAAAAAAAN

-URSAHE-

Continue Reading

You'll Also Like

3.1M 159K 62
Ada hace dos años se había enamorado como nunca, ella creía que Alexander era su verdadero amor.Pero como casi siempre pasa el la uso y la engaño...
7.9K 1.4K 34
Morela tiene que hacerle un gran favor a su jefe, recibir a su hijo en el aeropuerto y ejercer de guía de turismo para él puesto que es la primera ve...
2.7M 178K 73
"La vida no suele darte una segunda oportunidad, pero a él le ha dado dos semanas" Para Jill Jones pedir ayuda al padre de su hija nunca fue una opc...
5.8M 294K 39
Primer libro de la Duología: Matrimonio Evans. ¿Qué pasa cuando firmas un contrato sin leerlo para que no te despidan? ¿Y qué ocurre si ese contrato...