( ¿Tu sabes que es
un beso Keldabe? )
❝ AHSOKA TANO ❞
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VIOLETTE SE ENCONTRABA MEDITANDO EN LA PARTE DE ABAJO DE LA NAVE, estaba esperando de alguna manera conectarse a su hermana como la última vez, no sabía cómo hacerlo o como lo hicieron.
Lo único que quería era explicaciones.
¿Por que hacer clones? ¿Por que ella? ¿Acaso querían a otra como ella? Nada tenía sentido, lo único que se le venía a la cabeza es que querían su fuerza, la conexión.
—No debes forzar algo con la fuerza, debes dejarlo fluir. —Margaret apareció en el lugar pero la ojiazul ni se esforzó en verla.
El hecho de saber que pudieron hacerle más mientras estaba inconsciente le aterraba. ¿Que más le habían quitado? Es cierto, la habían torturado y ya había pasado por mucho de eso. El dolor se había convertido parte de ella y él enojo seguía viviendo muy en el fondo de ella.
Fue cuando se dio cuenta de algo.
Ya no estaba en la Razor Crest.
Abrió los ojos, encontrándose en una de las bases que conocía, aún que realmente no era el planeta Bizitza, sabia que estaban en el planeta vecino.
Aisha estaba en el lugar. No por gusto lo había buscado, y ciertamente su hermana también la había sentido. Violette por nostalgia camino por todo el lugar, estaba en un balcón donde podía ver todo a su alrededor. Nunca de alguna manera se imaginó regresar, así que estar parada viendo todo era extraño para ella.
Pero no reconfortante.
Recordaba las veces que iba a ese lugar y tenía que ver a su padre discutir, debatir y comercial con muchas personas, sabiendo que en un futuro ella tomaría su lugar. Sabía que pudo aceptar su destino, tener el reinado por fin y hacer un cambio. Pero si Robert Blade seguía existiendo, nunca habría algo diferente. De alguna manera u otra, Violette hubiera escapado.
—No te acomodes.
Esta al escuchar su voz, volteo a ver para encontrarse con su hermana en la entrada de la puerta.
—¿Vienes aquí solo para decirme que sabes donde estoy, Violette?
Pero había algo diferente en la mirada de su hermana mayor que no pasó desapercibido por parte de Aisha. No estaba risueña o haciendo bromas, incluso con esa sonrisa. Realmente estaba seria, más bien molesta.
—Quiero saber por qué quieren sacar más sangre del pequeño.
—Ya veo... Fuiste tú lo que ocasionó lo de Nevarro. —Sonríe—. Viste los prototipos.
—Si es por la fuerza, ¿por que no sacan de ti? ¿Por que de el y mía?
—¿Tuya? —Preguntó con sorpresa, eso no era parte del plan.
—Te veo sorprendida. —Ahora era Violette la que tomaba la actitud de su hermana—. Papá no te lo dijo, típico de el.
—Tu ya no tienes el derecho de llamarlo de esa manera, la perdiste desde que decidiste irte con ese Niño.
—Antes pensaba que era por la fuerza que quería mi sangre, o mi ADN, pero con ver tu reacción creo que ya se que es lo que sucede. —Aisha no respondió, solo la miraba—. ¿No te da inseguridad? Saber qué Robert te oculta cosas, siendo su alegría. ¿Para que mi ADN si te tiene a ti? Fácil, ¿no quiere a otra como yo que pueda moldear como lo que no pudo hacer conmigo?
—Bastarda hija de...
Aisha sacó su sable, atravesándolo en el estómago de Violette pero este no hizo nada.
—Aisha, Aisha, Aisha... ¿Por que es tan difícil de creerme? Si Robert te hubiera dicho lo de mi sangre, podrías decir que estoy equivocada. Que no tengo la razón y que mi hipótesis es una mierda. —Pausó, acercándose a su hermana—. Podrías decirle, confrontarlo. Claro, si tienes las agallas para hacerlo y no tener miedo a enfadarlo.
—Tu no sabes nada, ni como es nuestra relación.
—Pero viví lo suficiente para saber como es Robert Blade.
—Tu nos traicionaste, me abandonaste. No tuviste la confianza de decirme lo que sucedía.
—Aisha, te lo dije. Un día antes de todo el desastre, incluso mucho antes. ¿Y que recibía a cambio por mi confianza? Que se lo dijeras todo a Robert, traicionaste mi confianza mucho antes de que todo ocurriera. ¿Para que? ¿Solo para recibir asentimientos por parte de ellos? ¿Su aprobación? Eres un chiste. Incluso haciendo eso, jamás hubieras llegado a mi nivel. Siempre he sido muy blanda contigo, viéndote como la niña que cuide debajo de los escombros esperando la muerte. ¿Sabias la hambruna y la escasez que estaba viviendo el planeta y las personas? Por supuesto que no, tú vivías en una burbuja sin tener que preocuparte si tenías que comer o no. Tenías permitido poder fallar, yo no.
—Solo estas celosa. Me tienes envidia que yo si pude hacer cosas que tú no.
—¿Envidiarte? ¿Que tendría que envidiarte? Solo eres un cordero que sigue órdenes, estás cegada por la aprobación y la mentira de Robert.
Si no fuera por que había otra presencia en la nave, Violette no se hubiera preocupado. Din había aparecido donde estaba ella junto con Grogu, sacando un gran sonrisa por parte de Aisha al ver como su hermana se ponía enfrente de ellos.
—Con que es el famoso Din Djarin, el hombre que cautivó tu corazón. Dime, ¿sabe como le cortaste la garganta a papá?
—Supongo que eres Aisha.
—Ya veo el atractivo... —Sonríe pero poco a poco se iban esfumando—. ¡Pronto nos volveremos a ver!
Violette había cortado la conexión.
—¿Que fue lo que sucedió? —El mandaloriano estaba confundido.
—Use la fuerza para comunicarme con Aisha... No creí que pudiera pasar esto. ¿Están bien? —La ojiazul se acercó a los dos, preocupada.
—Lo estamos. ¿Verdad pequeño? —Grogu asintió, calmándola de cierta manera.
Ahora que su teoría era cierta, no sabía cómo sentirse. ¿Otra Violette en la galaxia? Si tenía lo mismo que ella, eso si era de preocuparse.
—Hey, ella no podrá hacerte nada. ¿De acuerdo? —Está asintió, aún confundida—. Vamos, ya estamos cerca.
Violette lo siguió hasta la cabina y ponerse el cinturón de seguridad. A través de la fuerza podía sentir como el planeta estaba en declive, el sufrimiento y la muerte la estaba mareando. Además de algo atrayéndola, más bien, alguien.
Después de aterrizar, Din fue el primero en bajar de la Razor para examinar el lugar. Detrás de él ya hacía Violette junto el pequeño,
—¿Estás seguro que es aquí? No lo veo como un lugar donde estaría un Jedi.
—¿No habías escuchado de este planeta? —Mando se volteó a verlos, encontrándose con Grogu con la pelota que utilizaba la palanca de la nave.
—No le hables así. Esta chiquito. —Este la ignoro, tomándolo y guardándolo.
—Jamás he tratado con un Jedi, aparte de ti, claro está. —Suspira—. Vamos al pueblo.
La familia ya hacía caminando hasta encontrarse con un muro y un grupo de patrullas en la puerta apuntándoles con blaster. Algo que no inmutó a la pareja que se quedaron ahí parados.
—He estado rastreando un par de días, deseo hacer un descanso.
—Linda armadura.
Grogu que ya hacía escondido con Din, solo se podía ver a ellos dos. Violette de igual forma solo tenía a la vista su blaster, no le gustaba para nada la situación del planeta.
—¿Son cazadores?
—Así es.
—¿Sindicato? —Preguntó, acabando con la paciencia de la castaña.
—Que nosotros sepamos... ¿Nos vas a dejar entrar, o no, musculitos?
Mando la vio incrédulo de lo que había dicho, algo sorprendente también por parte del guardia que se supone era el líder de ellos, viendo a sus compañeros y mandando abrir la puerta.
Sin decir nada, ambos entraron al pueblo sintiendo como cerraban la puerta detrás de ellos. Podían ver gente caminando con miedo o incluso corriendo de ellos al encerrarse en sus casas. Grogu mientras tanto miraba todo desde la mochila sin decir ni una sola palabra.
Violette al ver las intenciones de Din, se separó un poco de él para hacerle preguntas a los pueblerinos, quienes ignoraban sus preguntas para esconderse.
—Vaya bienvenida. —Suspira está, encontrase con Din con una familia.
Pero unos androides los interrumpen.
—La magistrada quiere verlos.
Sin nada más que decir, fueron escoltados hasta un pequeño palacio que ya hacía cerrado. Encontrándose con presos parados en trampas parados, al pedir uno ayuda, este fue electrocutado.
Din viendo la situación, toma uno de los dedos de Violette para saber que estaba con él. Notando como las puertas se abrían y daban paso a un lindo jardín con peceras y un puente en el camino.
Había una señora parada ahí, que supusieron era la magistrada por la ropa que traía puesta.
—Acérquense.
—¿Eres un mandaloriano? ¿Y tu una cazarrecompensas?
—Si. —Respondió firme Din por parte de los dos.
—Tengo una propuesta que podría interesarte.
—Nuestro precio es elevado.
—El objetivo no tiene precio, una Jedi me atormenta. Quiero que la mates.
Violette suspira, no podía creer que hablara en serio. Cuando lo que más querían era que entrenara a Grogu.
—No es una tarea fácil.
—Eres la persona indicada. Los Jedis son antiguos enemigos de Mandalore.
—Como lo dije, nuestro precio es elevado.
Un androide que estaba en la puerta se acerca a la magistrada con una lanza en la mano. Acercándose a ellos con cautela.
—¿Que te parece esto? —Din sin pensarlo se acercó a esta, examinando el beskar si era genuino y chocándolo con su traje.
—Es Beskar.
—Beskar puro. Como tú armadura, mata a la Jedi y será tuya.
Violette solo observaba los pasos del mandaloriano, recibiendo las indicaciones de donde podría estar la ubicación de la Jedi.
El oficial a cargo que los dejó entrar antes, los llevó hasta la salida para que puedan seguir su camino en busca de Ahsoka, al dejarlos ahí, se podía escuchar como grogu se quejaba al tener hambre.
Cosa que no pasó desapercibido por parte del líder.
—¿Que es esa cosa?
—Es mi amuleto de buena suerte.
—Lo necesitarán a donde van... —Sin más que decir, Din tomó la mano de Violette para seguir su camino y perderse en medio de la niebla.
Narra Violette
El planeta estaba muerto, al menos en Tattooonie se podía vivir pero en este lugar gritaba a gritos el significado de muerte.
Ni en Bizitza vivimos algo como esto.
—Bueno, estas son las coordenadas, mantengan los ojos abiertos, debemos estar cerca.
Din que iba al frente solo volteó a verme de reojo, yo tenía mi sable en mi cinturón. Aun que Din pudiera ver por la mira infrarroja, yo podía sentir la fuerza. Así que en cualquier momento podría saber si quieren atacarnos, o no.
—¿Oíste eso?
Lleve mi mano con cautela hasta mi sable, mirando como Din dejaba a Grogu en una piedra sentado. No pude evitar reír al ver lo tierno que se miraba pero debía tomar seriedad en el asunto.
¿Y que si esa Jedi se había convertido en Sith? ¿Si había muerto? Mientras pensaba todo eso miraba como Din miraba desde una mira, hasta que sentí como la fuerza me alertaba ocasionando que sacara mi sable y me protegiera de un ataque.
Di un giro brusco para detener el ataque no sin antes empujar a Mando para alejarlo.
Ahora fue mi momento de atacar, percatándome como tenía dos sables de luz blancos. Note como su mirada se suavizó un poco al mirarme, pero fue drásticamente cambiada al sentir como Din la sujetaba con su cable. Dando un gran salto para dejar expuesto a Din, cortando el cable con su sable.
Estaba en modo de ataque como yo lo estaba junto con Mando.
—¡Ahsoka Tano! Bo-Katan me envió. Tenemos que hablar.
—Espero que sea sobre ustedes. —De la nada guardó sus sables, haciendo lo mismo.
Todos volteamos a ver hacia atrás donde ya hacía Grogu con una sonrisa.
Ahsoka se acercó al pequeño, examinándolo y dándole una sonrisa. Se estaban presentando a pesar de la pequeña pelea.
—Debemos hacer una fogata, está por anochecer. —Ambos asentimos.
Yo dejé la mochila donde ya tenía las cosas de Grogu para ir tras las ramas, Din al ver mi acción dudo si ir tras de mi. Pero de alguna forma, ella no me daba mal espina. Se notaba tranquila, lo único que hizo fue defenderse.
E incluso sentía que quería hablar conmigo.
—Tranquilo, mandaloriano. No le pasará nada al niño. —No pude evitar reír, negando.
—Necesitarás mucho más si quieres ganarse su confianza, Jedi. —Al ver que quería responderme, recordé que no le había dicho mi nombre—. Soy Violette, Violette Blade.
Esta asintió, juntando algunos troncos donde nos sentaríamos. Sin nada más que decir, me limité en ir a buscar ramas secas para poder formar una fogata para no pasar frío. Tendríamos mucho que charlar como ponernos de acuerdo.
Sabía que estaba en el poco tiempo de tener que despedirme de él, después de estar diez años juntos. Imaginarme separarme de él era algo que nunca me hubiera imaginado.
—¿Estás bien? —Sentí la mano de Din sobre mi hombro, llamando mi atención.
Y es que estaba recogiendo ramas en silencio y con la mirada perdida.
—Ya sabes. Es solo que, Grogu se irá y... ¿Que pasará con nosotros? ¿Conmigo? Tú tienes que hacer tu vida, no tienes que...
—Oye, oye... —Dijo mientras dejaba caer las ramas y ponía sus manos sobre mis mejillas.
—Hay que ser realistas, Din.
—Nada nos separará, podremos volver a ver a Grogu después de terminar su entrenamiento. Seguiremos siendo parte de su familia. Tu y yo seguiremos siendo sus padres favoritos, Cyar'ika.
Eso de alguna manera tranquilizó mi mente, sintiendo como Din chocaba su frente con la mía con su frió casco.
—Mantén la cabeza fría, estamos aquí juntos para ayudarlo.
—Tienes razón, él estará bien. —Sonreí, recogiendo con la fuerza las ramas que habíamos botado.
—Gracias.
Ya estaba de noche y lo único que nos alumbraba el camino era mi sable de Luz para ir de regreso con los demás que ya hacían también con el sable de luz de Ahsoka encendiendo mientras hablaban.
Ambos pusimos una fogata esperando que ellos terminaran de hablar. Después de unos largos minutos ellos se acercaron y se sentaron junto con nosotros con la fogata.
—¿Tu también entiendes lo que dice?
—Si, los sensibles a la fuerza tienen la peculiar forma de poder comunicarse con los pensamientos.
—Lo criaron en el templo Jedi de Coruscant. Lo entrenaron muchos maestros. Tras la guerra Clon, cuando el imperio ascendió al poder, lo ocultaron. Alguien se lo llevo del templo, luego sus recuerdos son oscuros, solo sabe que después de todo... Se encontró con Violette. Se ve perdido. Únicamente conocía a un ser como el. Un sabio maestro Jedi llamado Yoda.
No podía creer lo que estaba escuchando, en todo este tiempo que llevaba junto con él nunca me lo había contado.
—¿Aún puede controlar la fuerza?
—¿Hablas de sus poderes?
—A veces, cuando se esfuerza demasiado llega a desmayarse por mucho tiempo.
—La fuerza es lo que le da sus poderes, manejarlas requiere mucho entrenamiento y disciplina.
—Mi misión es llevarlo con un Jedi.
—La orden Jedi cayó hace mucho tiempo.
—Igual el imperio pero los están buscando. Él necesita tu ayuda.
Silencio, lo único que hacía era verlo a él sabiendo que estaba cansado, no solo por el esfuerzo que estaba haciendo por recordar.
—Le haré pruebas en la mañana. —Dijo mientras buscaba un lugar donde también descansar.
Sin nada más que hacer, también nos limitamos en buscar un cómodo lugar donde descansar. Aun que sabía que Din no lo haría para tener guardia, lo llame para que se acostara con nosotros.
Después de estar horas así, sentí como por fin Din podía dormir. Ahora tomando yo el turno de revisar el lugar. No es que no confiara en ella, de hecho lo hacía. Lo que no confiaba era en mi alrededor. Los animales salvajes y en la magistrada.
—¿Tu tampoco puedes dormir? —Voltee a verla, no estaba tan lejos.
Estaba junto la fogata.
Me moví con delicadeza para no despertar a ninguno de los dos, no después de que Din por fin pudiera dormir tranquilo.
—¿Como le hiciste para que te contara sobre su pasado? A mi me costó mucho tiempo saber de su nombre.
—La fuerza y la experiencia ayuda mucho... —Pausó, buscando las palabras—. Me enseñó todo lo que tuviste que hacer para salvarlo. Fue muy valiente de tu parte hacer todo eso. No debió ser fácil.
—Gracias, supongo.
—También de cómo tiene una gran conexión contigo y con Din.
Asentí, moviendo una rama para acomodar las demás y tener un poco más de fuego.
—Tu entrenas, te mueves como una. ¿Fuiste entrenada por una Jedi? ¿Fuiste una padawan?
—No, la fuerza es algo... Nuevo para mi, sabía que tenía algo dentro de mi que no era normal. Pero nunca pensé que fuera eso. —Dije mientras la miraba—. Si te doy mi mano, ¿podrías saberlo?
Ashoka asintió.
Le entregue mi mano, sintiendo cómo está la recibía entre sus dos manos. Sintiendo como todo comenzaba a dar vueltas y es que, se estaba metiendo en mis más profundos recuerdos.
—Tu hermana Aisha... —Susurro—. Margaret Steel... Moff Gideon...
Balbuceaba algunas cosas, las más importantes sobre mis recuerdos. Que iban pasando por mi mente como si hubiera sido ayer lo que sucedió en Bizitza o con Margaret.
—Si bien la fuerza has aceptado, el camino Jedi no quieres seguir.
—He escuchado rumores, el amor... Es algo que no se le puede permitir a uno.
—Y Din Djarin es la razón de tu miedo. —Sonríe, presionando una de sus manos con las mías—. Los vi mientras recogían ramas, ese beso...
—¿Beso? En ningún momento nos dimos un beso. —Aclare rápidamente.
—¿No lo sabes? —Negué—. Los mandalorianos al no poder quitarse su casco al mundo, el acto de juntar sus frentes para ellos es darse un beso. Se les llama beso Keldabe.
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Narra Narradora
Al día siguiente, las pruebas de Grogu fueron aceptables, pudo mover con la mente la pelota que tanto le gusta.
Siendo felicitado por Din al cumplir su comedido.
Violette solo se limitaba a verlos, estaba ideando un plan sobre la magistrada. Si, cuando Ashoka vio su pasado, ella hizo lo mismo con ella. Vio como su maestro era seducido por el lado oscuro y como se volvió en él famoso Darth Vader.
Y de cómo había terminado aquí con la magistrada. En esos momentos se sentía ajena, no solo por el pasado de la Jedi, si no también por la confesión sobre el beso.
¿Cuantos besos habían sido ya?
Ahora miles de preguntas llegaba a ella, ¿por que no le dijo? ¿Que significaba Cyar'ika? Sabía que sus sentimientos eran claros, pero de alguna manera u otra no quería pasarse al lado oscuro por miedo de perderlos a ellos. No porque quisiera ser una Jedi, simplemente no quería convertirse como su hermana.
—No puedo entrenarlo.
—¿Que? ¿Por que? —Preguntó Mando sorprendido.
—Su apego hacia ustedes lo vuelve vulnerable a sus miedos. Su enojo.
—Con más razón hay que entrenarlo.
—No es así como funciona, Din. —Mencionó Violette levantándose de su lugar.
—Ya vi lo que esos sentimientos le hacen a un caballero Jedi entrenado. Aun a los mejores. No iniciare al Niño en ese camino. Es mejor que pierda sus talentos.
Din vio a Violette en busca de apoyo pero esta evitó hacer contacto con el, yendo directamente con Grogu y darle de comer.
—Ya me estoy retrasando, debí ir al pueblo.
—La magistrada me envió para matarte. —Ocasionó que esta parara.
—No acordamos hacer nada. —Aclaró la castaña.
—Te ayudaremos con tu problema. Si te encargas que Grogu reciba el entrenamiento.
De regreso fue tranquilo, estaban ideando cómo entrar al lugar. Además de hablar sobre el pequeño grupo militar que tenían con blaster A350.
Además de un pistolero a sueldo que suponían que era el líder.
—El nos parece un ex militar. Ni tus sables de luz podrán protegerte contra todos ellos juntos.
—Cierto, pero no subestimes a la magistrada.
—¿Quien es ella? —Preguntó la pareja al mismo tiempo.
—Me ofreció una lanza de Beskar puro por matarte.
Ahsoka se cruzó de brazos, observando a la pequeña familia. Eran distintos claro está, un mandaloriano, un bebé de dudosa procedencia de cincuenta años y una reina que abdicó al trono por protegerlo.
—Morgan Esbeth. Masacraron a su pueblo en las guerras de los clores, ella sobrevivió y ayudó a formar la flota imperial. Saqueo mundos... Y los hizo polvo en el proceso.
—Si, pues parece seguir en el negocio.
—¿Cuando estuvieron en la ciudad vieron algún prisionero?
—Vimos a tres atados cerca de la puerta inferior.
Estaban cerca de llegar al pueblo, y lo sabían.
—¿Un mandaloriano con una Jedi? Jamás lo verán venir. —Violette sonrió, siempre le decían lo mismo.
A pesar de no serlo, sabía que tenía una responsabilidad. No sabría explicarlo pero de alguna manera Ashoka la había entendido.
Después de seguir caminando, por fin habían llegado al muro donde ya hacían patrulleros esperándoles. Habían hecho un plan que consistía que Ashoka y Violette atacarían dando un gran salto para poder darle entrada a Din.
—¿Estás lista? —Mando podía ver con su mira infrarroja a los guardias.
La ojiazul vio a la Jedi y asintió, presentía que sería un éxito. Además que sería una gran experiencia pelear al lado con una experimentada.
Din sin pensarlo junto su frente con la de Violette, sonrojándola ahora al saber su significado y ocasionar una risa en parte de su nueva amiga.
Sin más que decir, ambas salieron corriendo hacia el muro sacando sus sables de luz.
—¡Es ella! ¡Den la alerta!
Uno de los guardias tomó el bastón y comenzó a golpear la campana para avisar a todo el pueblo. Ocasionando que ambas Jedis dieran un gran salto con la fuerza para subir el muro y atacar a los que estaban ahí.
Sus luces eran lo único que se miraba desde la lejanía, Violette esquivaba y daba batalla cuando uno de ellos quiso disparale y Ahsoka con su sable lo partió a la mitad junto la campana.
—Muchas gracias.
La campaña al caer, dio un vistazo a todos los guardias de la magistrada que ya hacían tapando la entrada de su castillo. Ocasionando que esta saliera junto sus androides. Ambas saltaron, pero esta vez Violette se mantuvo oculta.
Debían seguir el plan.
Podía ver como Ahsoka caminaba hacia todos ellos con seguridad para quedar a unos metros, tirándoles un pedazo de armadura de Mando al suelo.
—Sus cazarrecompensas han fallado. Dime lo que quiero saber. ¿Donde está tu señor?
—Asesínenla.
—Por supuesto.
Violette que ya hacía oculta, al escuchar los disparos era su momento para poder salvar a los que estaban atrapados, encontrándose con Din que disparó a uno de los guardias que estaba a punto de dispararle.
—Al parecer hoy es el día que me protegen. —Bromeó, atravesándole el sable a uno de los patrullas.
Din solo sonrió, empezando a sacar a los prisioneros hasta que sintieron otra presencia. Era el padre de familia que antes quisieron hablar. Los estaba ayudando.
Al ver que ya estaban a salvo, Violette dio un gran salto para estar por las casas donde se encontró a la Jedi saltando para atacar a un pequeño grupo. Lo que la castaña le preocupaba eran los androides así que se lanzó a atacar a uno partiéndolo a la mitad para volver a saltar nuevamente.
Los estaban cazando lentamente. Lo único que se oían eran los gritos de los patrulleros al ser asesinados por el trío. Uno a uno iban cayendo, hasta dejar solo al líder.
Din, Violette y Ahsoka ya hacían en la entrada del palacio. Dándole entrada libre a la Jedi con hacer lo que tenía que hacer con la magistrada.
—Veo que no solo era una Jedi. —Mencionó este viendo el sable de la ojiazul.
Por protección Mando se puso enfrente de ella, sabiendo de perfecta mano que se podía defender. Era su modo de mostrarle cariño y seguridad.
—No sabía que eran pareja. —Bromeó, viendo a los dos—. ¿Quien creen que ganará?
A lo lejos se podía escuchar como ambas mujeres peleaban.
—Podría ser tu lado... —Se acercó lentamente—. O podría ser mi lado.
—No des un paso más. —Violette dio un disparo cerca de sus piernas.
—Ok, ok... —Silencio—. No tengo problemas con ustedes.
—Ya escuchaste a mi mujer, no te acerques más. —Din llevó su mano hasta su blaster.
—Tu y yo nos parecemos. Dispuestos a sacrificar la vida por la causa correcta. Y esta no lo es.
Ahora siendo el ruido de cómo cayó la lanza de beskar, el líder militar solo cerró los ojos.
—Parece que ustedes ganaron. —Este lentamente estaba bajando su arma.
Din al ver sus intenciones le disparó con su blaster.
Los pueblerinos de en poco comenzaron a salir. Agradeciéndole al mandaloriano pero Violette sentía esa presencia, lanzando su sable de luz al cielo siendo guiada por la fuerza para destruir al androide faltante.
—Creo que ya estamos a mano.
Narra Violette
Después de todo ese caos y ayudar a los del pueblo, nos limitamos en ir hasta la entrada.
Ahsoka se miraba más tranquila, entregándole la lanza a Din.
—Fue un placer pelear a su lado, sobre todo contigo, Violette Blade.
Sentí emoción por todo mi cuerpo, asintiendo en forma de agradecimiento. Pero ese golpe de realidad llegó a mi y como tenía que despedirme de él.
—El se encuentra en la nave, espera aquí. Iremos a por el.
Seguí a Mando hasta la nave, él se encontraba guardando sus cosas mientras yo reunía las cosas que le gustaba a Grogu. Sentía como lágrimas caían y el hecho de tener que separarme de él hacía todo más difícil.
Si fuera en otras circunstancias, si no conociéramos a Din. Si yo estuviera segura de mis sentimientos, perfectamente podría irme con ellos dos. Pero ese no era mi camino.
—¿Estás bien? —Me preguntó al escuchar cómo limpiaba mis lágrimas.
—No, no lo estoy. Pero lo estaré. —Vi a grogu durmiendo—. Lo haré por el.
Sentí como Din me abrazaba, era reconfortante después de todo lo que habíamos pasado. Y sería muy injusto de mi parte negarle el derecho de decidir al pequeño. Además, que estaba con una de las mejores para cuidarlo. No tenía nada que preocuparme.
—¿Estás lista? —Se separó un poco de mi, lo cual asentí limpiando mis lágrimas.
Vi como se acercaba a la cama que le habían hecho Jaír y Jafet a grogu por agradecimiento por lo que hicimos en Balmorra. Grogu hacía algunos gruñidos al sentir como lo despertaban, ocasionándome una risa que no pude evitar.
Al igual que Din.
Ya listos al bajar, sentí la presencia de Ashoka en la entera de la nave: nos miraba fijamente, lo cual no dude en saber a lo qué diría.
—Son su familia para el.
Mando me vio pero yo decidí bajar para ponerme enfrente de la Jedi.
—No puedo entrenarlo.
—Me hiciste una promesa, y yo he cumplido con mi parte.
Ella sin titubear se acercó a nosotros, específicamente en Grogu para tomar su mano.
—Hay una posibilidad: Vayan al planeta Thython. Ahí encontrarán las ruinas de un viejo templo Jedi que tiene conexión con la fuerza. Coloca a Grogu en la piedra de la visión que está encima de la montaña.
—¿Y luego que?
—Luego Grogu elegirá su camino. Si el se comunica con la fuerza, es posible que un Jedi perciba su presencia y acuda a su búsqueda. Sin embargo, en estos tiempos no quedan muchos Jedis.
—Gracias.
—Que la fuerza los acompañe.
Sin nada más que decir, nos entramos nuevamente en la Razor Crest. Dejando atrás a la Jedi.
—Que la fuerza te acompañe. —Dije antes que la nave se cerrara por completo.
Din solo se limitó a llevarse consigo al pequeño a la cabina mientras tanto yo dejaba las cosas en sus respectivos lugares. Después de todo ese viaje, solté mi pelo que estaba sujetado en una coleta alta. Al igual que guarde mis armas.
Ahora que teníamos otra ruta y estábamos solos. Se me vino a la mente sobre el beso, específicamente Keldabe.
Con seguridad fue hasta los dos, tomé mis manos nerviosas al no saber cómo empezar la conversación.
—Din... —Llame.
—¿Sucede algo? —Preguntó volteándose levemente.
—¿Tu sabes qué significa un beso Keldabe?