DELICATE | julián álvarez

By lvndrhaze

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"Mi reputación nunca estuvo peor, y soy consciente de que esto no es lo mejor, pero aún así me gustaría que m... More

DELICATE
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— ¿SEGUÍS CON LA IDEA DE NO QUERER ESTAR EN UNA RELACIÓN, GIANNA?

Al escuchar eso, Julián detuvo sus pasos de golpe. Sabía que estaba mal escuchar las conversaciones ajenas a escondidas, pero era de vital importancia escuchar esa parte de la conversación que Gianna y Leandro estaban teniendo.

Era doce de diciembre, lo que indicaba que al día siguiente se llevaría a cabo el partido contra Croacia en la semifinal, jugándose así el pase a la final de la Copa del Mundo. El jugador de River acababa de salir de la ducha y se dirigía a la zona de la cocina para pedir un termo con agua caliente, preparándose para otra visita más de las familias, y al parecer Gianna ya se encontraba en el lugar. La joven de ojos claros se encontraba en la cocina preparando una mamadera para Allegra mientras hablaba con Leandro, ya que se suponía que estaban solos ahí dentro, debido a que los demás estaban afuera esperando por sus familias.

Julián movió su cabeza, en un intento por acercar más su oído y así escuchar la respuesta de la chica.

— Me gustaría, pero ya sabes que es complicado Lean. —dijo Gianna— Nadie quiere meterse con alguien que ya tiene hijos y banda de quilombos como yo, que tengo al padre de Allegra rompiendo las bolas y todo lo de los medios que no se cansaban de tirarme mierda.

Yo sí quiero meterme con vos. Pensó el jugador cordobés.

— Pero ya pararon con eso. —le dijo Leandro.

— Sí, por ahora, probablemente la calma antes de la tormenta, porque ni bien tengan algo para atacarme lo van a usar, como siempre.

Julián escuchó como Leandro suspiraba— Son cosas que pasan Gianna, eso no tendría que ser un impedimento para que te juntes con alguien y seas feliz.

— No es solo eso, me resbala ya lo que digan de mí, pero no quiero que eso perjudique la imagen de la otra persona. Siempre que alguien se acerca o entra en mi círculo encuentran una forma de tirarle mierda y se terminan alejando, o tratan de hacer ver que soy mala influencia como pasa con Paulo. Aparte tiene que ser alguien que nos quiera a las dos, Allegra es mi vida entera, no puedo dejarla de lado solo porque me gusta alguien, ella siempre va a ser mi prioridad.

Pero yo las quiero a las dos. Julián frunció el ceño. A mí no me interesa que me tiren mierda, solo me interesa verlas bien y que estén conmigo.

— Vos sabes bien que hay una persona a la que eso no le importa. —dijo Leandro, y Julián sabía que se refería a él, y tenía toda la razón.

— Y como esa persona me importa no le quiero traer problemas, entonces solo amigos y todos felices y contentos.

— Felices y contentos las bolas, ¿qué feliz voy a estar si no sos mi pareja? ¿si no te tengo a vos y Allegra como mi familia? —susurró Julián todo chinchudo, como si fuera un nene.

— Ni vos ni él van a ser felices si no terminan juntos, Gianna.

— ¡Gracias Leandro! —exclamó Julián en un susurro alzando su puño en el aire, pero al parecer había hablado demasiado fuerte.

— ¿Escuchaste algo? —preguntó Gianna confundida. Julián abrió sus ojos con sorpresa, mirando desesperado a su alrededor, para ver hacia donde podía irse.

— Debe ser que alguno de los chicos se olvidó alguna tele prendida o algo. —dijo Leandro y Julián pudo oír como sus pasos se acercaban, el jugador del City cerró sus ojos con fuerza, como si eso lo ayudara a desaparecer, a hacerse invisible y así poder escapar de la situación.

— ¡Che! ¡Ochenta horas para traer un termo Leandro! —la voz de Rodrigo llamó la atención de Leandro y Gianna, y provocó que Leandro se detuviera, para volver por donde había venido.

— Bue, encima que lo vengo a buscar se quejan, lo hubieses ido a buscar vos primero.

Un suspiro aliviado escapó de los labios de Julián, que volvió hacia la habitación que compartía con Enzo. Sacando rápidamente su teléfono, buscando el chat de Paulo Dybala.

Paulo necesito que me hagas un favor.

¿Qué haces mandando mensaje? Estamos en el mismo edificio hermano ¿?

¿Te acordas todo lo que hablamos de Gianna? Quiero salir con ella hoy y decirle todo, y por más que amo a Allegra necesito que seamos solo nosotros dos.

Ahhh, ya entiendo por donde van los tiros. Por fin amigo, pensé que no te ibas a animar más kjjjj

Me vas a ayudar, ¿sí o no?

Bueno che, no te me retobes que no te ayudo una bosta y te cagas.

Sí hermano, quedate tranquilo que te doy una mano, me viene de diez porque veníamos hablando con Oriana de salir los dos con Allegra.

Hacelo cuando yo esté ahí, entonces tengo la excusa para invitar a Gianna.

Bue, ¿algo más me querés pedir? ¿No querés que de paso me confiese por vos?

Julián soltó una carcajada viendo el sticker que Paulo le había enviado. Finalmente, el jugador cordobés se colocó de pie y salió de la habitación para dirigirse hacia el patio trasero donde ya se encontraban casi todos. Su familia todavía no había llegado, pero probablemente no tardarían demasiado en hacerlo.

— ¿Un mate, Araña? —Paulo le tendió el mate, guiñándole un ojo mientras sonreía de forma para nada disimulada.

No puede ser, creo que si le decía a Enzo era más discreto Dio' mío.

— ¿Tiene azúcar? —cuestionó el jugador del City tomando asiento frente a su compañero, y junto a Gianna que tenía a Allegra a upa.

— Sí, no mucha, pero tiene. —al ver que Julián asentía, Paulo le tendió el mate— Gia, ¿tienen algo que hacer hoy a la noche?

Gianna negó con su cabeza— Una maratón de Disney con Allegra nomás, ¿por?

— Con Ori hace unos días que venimos hablando de que queremos salir con Allegra a comer, ¿la dejas que salga con nosotros hoy? —cuestionó con una sonrisa.

— Mientras no coma boludeces sí, porque después termina con descompuesta y no te veo a vos teniéndole la vela a la nena mientras le hago masajes en la panza. —Paulo soltó un quejido, recordando la vez que habían llevado a Allegra a comer y después de todo lo que había comido le habían comprado un helado. El cordobés podía recordar a su hermana puteándolo por teléfono a la madrugada porque Allegra no podía dormir del dolor de panza.

— ¡Fue una vez! No pensé que le iba a caer tan mal, era helado de vainilla nomás.

— Seguía siendo helado, Paulo. —dijo Gianna colocando sus ojos en blanco— ¿Querés salir con los tíos Ori y Pau, hija? —le preguntó a la nena, que estaba entretenida mirando dibujitos en el teléfono de su madre. Allegra asintió con emoción, sabiendo que cuando salía con Oriana y Paulo, por lo general volvía con algún juguete nuevo— Vas a dejar a mamá haciendo la maratón solita. —murmuró Gianna con falso dolor.

— Dios, seguro iban a ver Enredados, ya la vieron ochocientas veces, no cambia nada. —le dijo Paulo con diversión— Después le escribo a Ori para avisarle que aceptaste, y a la noche las paso a buscar para irnos por ahí. —porque gracias a que estaba participando con una aparición especial en Por el Mundo Mundial, Oriana no había podido asistir a esa visita a los jugadores. El jugador de la Roma miró a Julián, moviendo sus ojos de forma exagerada, como dándole indicaciones de que hiciera algo— Alle, ¿saludaste al tío Licha? Ayer me dijo que tenía un regalo para vos.

— ¿Dónde? —preguntó la nena dejando el teléfono a un lado y provocando que los tres adultos rieran— ¡Vamos! ¿Tío Licha, donde tas? —el jugador de la Roma la alzó en sus brazos, dejando a Gianna y Julián con el mate.

Julián la observó por algunos segundos hasta que finalmente se decidió a hablar— Ya que Gianna se va con Paulo y Oriana, ¿querés salir conmigo a comer? —la escritora dejó de mirar como su hermano y Allegra se alejaban para mirar al jugador del City, sus labios ligeramente entreabiertos por la sorpresa.

— ¿Los dos solos?

— Sí, los dos solos, Gia. —respondió Julián sonriendo con diversión, notando como los cachetes de Gianna se teñían de rojo— A menos que prefieras quedarte mirando Disney sola, que no te juzgo porque lo he hecho.

Gianna soltó una risita— No, salir con vos es mucho mejor.

— Entonces te paso a buscar hoy a la noche entonces. —dijo el cordobés guiñándole un ojo, un sentimiento de satisfacción al ver que Gianna sonreía otra vez toda roja.




GIANNA OBSERVÓ SU REFLEJO EN EL ESPEJO una vez más, si hubiese llevado la cuenta de la cantidad de veces que se había visto en el mismo probablemente llegaba a unas diez en los últimos cinco minutos. Allegra ya se había ido con sus tíos, y ella ya se encontraba lista para cuando Julián llegara.

Temiendo desencajar con el lugar, Gianna le había preguntado al cordobés a dónde iban a ir o que ropa tenía que utilizar, y cuando él le dijo al más formal, la chica de ojos claros aprovechó a usar parte de la ropa que había comprado en Qatar. No era de utilizar ese tipo de ropa, porque no era de salir gracias a que gran parte de su tiempo lo pasaba con Allegra, pero agradecía que Oriana la hubiese alentado a comprarla.

— ¿Es demasiado? —cuestionó al acercarse a Julián, luego de salir del edificio en el que ella y Oriana se estaban quedando. Gianna no sabía cómo tomar exactamente la reacción de Juliá, que al verla se había quedado con la boca abierta— Si me das cinco minutos puedo ponerme otra cosa, no sabía bien que usar y pensé que esto era una buena idea y...

— Gianna estás perfecta. —le dijo Julián cortando su verborragia, acercándose a ella para dejar un beso en su mejilla— Estás hermosa, no necesitas cambiar nada.

Para Julián, Gianna era completamente preciosa, de la forma que fuera. No importaba lo que estaba utilizando, si tenía o no maquillaje, si decidía usar su pelo recogido o no, todas las versiones de ella le gustaban. Él podía jurar que su corazón se detuvo cuando vio a Gianna saliendo del edificio de esa forma, su cabello suelto y ondulado cayendo por sus hombros, portando lo que parecía ser un conjunto de pollera y top negros acompañados por un blazer de color beige.

— ¿Seguro? Mira que puedo ir a buscar otra cosa más tranqui.

Julián negó con su cabeza— Seguro, ya te dije, estás hermosa. —la cordobesa sintió como su rostro se calentaba y sus mejillas se sonrojaban, una sonrisa floreciendo en sus labios. Fue entonces que Gianna aprovechó para ver como se encontraba vestido Julián, que portaba una remera negra de cuello un poco alto acompañada también de unos pantalones oscuros, y por poco se le escapaba un suspiro.

Pensa en la biblia Gianna, pensa en la biblia.

De esa forma, los dos subieron al coche alquilado, Julián comenzando a manejar hacia el restaurante en el que había realizado una reservación en la tarde, luego de pedirle recomendaciones a los demás miembros de la Scaloneta.

— ¿Cómo vas con el libro? ¿Avanzaste más? —ante la pregunta de Julián, Gianna giró su rostro para observarlo, la mirada de la chica recayendo en las manos del futbolista que sujetaban el volante y la palanca de cambios.

Aclarando su garganta nerviosamente, Gianna asintió— Sí, muchísimo, me faltan unos capítulos más y ya estaría listo para que se los envíe a la editorial y ellos lo chequeen.

— ¿Te sirvió Qatar para tener inspiración, entonces?

Gianna ladeó su cabeza ligeramente, una sonrisa en sus labios— Podría decirse que sí, aunque no sé si fue precisamente Qatar la fuente de inspiración. Espero que guste tanto como los dos primeros, me pone un poco nerviosa.

Julián la observó de forma fugaz antes de volver a mirar al frente— Si es como los primeros dos no tengo dudas de que va a gustar bastante, me arriesgo a decir que puede ser incluso mejor. ¿Lo vas a publicar con el pseudónimo también?

— Se supone que sí.

— ¿No pensaste en empezar a publicarnos con tu nombre real? —cuestionó Julián— Sé que no querías que el apellido y la asociación con Paulo opacara el trabajo, pero ya viste que los primeros dos fueron un tremendo éxito y la gente los amó, por ahí es el momento de que puedan ver que atrás de todo ese talento estás vos.

Gianna analizó las palabras de Julián en su cabeza. Ya había pensando en la posibilidad de en algún momento comenzar a publicar las cosas con su nombre en lugar de utilizar el pseudónimo, que esos libros pudieran asociarse a ella, que pudieran ver de lo que era capaz. Pero el miedo al rechazo o a un efecto negativo cuando descubrieran su identidad siempre estaba ahí.

— Quizás en algún momento lo haga, pero todavía no estoy segura.

Julián sonrió— Hagas lo que hagas igual te vamos a apoyar y claramente los vamos a leer, mi vieja ya te dijo que ya piensan comprarlo, y yo también. Y tengo entendido que las mujeres de los chicos también los leyeron, ¿no?

Gianna asintió soltando una risita— Me pidieron que se los firme con dedicatorias para cada una, nunca escribí tanto a mano como ese día.

— ¿Ves? Vas a tener gente apoyándote hagas lo que hagas.

Para cuando finalmente llegaron al restaurante, Gianna notó que se trataba de un conocido lugar de Doha al que varios de los jugadores habían llevado a sus parejas, sabía que Paulo y Oriana habían ido y que era un lugar precioso, y por ende bastante concurrido. Por lo que la sorpresa fue grande cuando notó que el mozo los llevaba a una parte mucho más apartada donde casi no había gente, con un ambiente tranquilo y mesas bastante separadas para otorgarle privacidad a los comensales.

— Sé que no te gusta mucho la exposición y que preferís más la tranquilidad, y yo también, así que cuando reservé me encargué de pedirles una zona especial. —le había dicho Julián mientras corría su silla para que pudiera sentarse, logrando que su corazón se derritiera de ternura.

Ambos habían ordenado, Julián agradeciendo por completo que en el lugar hubiera personal que hablara español, porque eso facilitaba las cosas. En una charla que había abarcado numerosos temas, cargada de risas y anécdotas, los dos disfrutaron de la cena.

— ¿Está rico? —cuestionó Julián con una sonrisa divertida, viendo como un ruidito de satisfacción escapaba de los labios de Gianna al probar el postre.

La chica asintió sonriendo, tomando un poco con la cucharita para tenderlo hacia él, teniendo cuidado de que no terminara en la ropa del cordobés. Julián abrió su boca, dejando que Gianna acercara la cuchara, un sonido de satisfacción también escapando de sus labios ante la dulzura del postre— ¿Viste? Es riquísimo.

Julián asintió, relamiendo sus labios para quitar cualquier resto de chocolate que hubiera quedado en estos. Entonces su mirada recayó sobre Gianna, y los nervios que había estado tratando de ignorar toda la noche se hicieron tan grandes que ya no podía seguir sin decir lo que llevaba queriendo decir todo el día— Gianna.

— Mhm... —dijo la chica disfrutando de la última cucharada de su postre— ¿Qué pasa, Juli?

— Hoy cuando estabas hablando con Leandro en la cocina, los escuché.

Gianna abrió sus ojos con sorpresa— ¿Ese era el ruido que escuchamos?

— Sí, pero fue sin querer. —se excusó el cordobés— Estaba saliendo del baño y justo cuando pasé los escuché hablando.

— ¿Qué tanto escuchaste, Julián? —cuestionó ella removiéndose nerviosamente en su lugar.

— Lo suficiente. —fue la respuesta de Julián, una pequeña sonrisa en sus labios— Leandro te preguntó si seguías con la idea de no querer estar en una relación, y tu respuesta fue que querías a alguien que las quisiera a las dos, pero que no creías que alguien quisiera salir con vos con todo lo que eso implica.

— No dije nada que no sea cierto. —murmuró Gianna desviando su mirada.

Julián negó con su cabeza, alzando su mano para tomar con suavidad la barbilla de Gianna, provocando que girara su rostro para mirarlo— Ahí es donde te equivocas. Yo sí estoy dispuesto a ser esa persona, Gianna.

— No puedo hacerte eso, Julián.

El cordobés ladeó su cabeza ligeramente— ¿Hacerme qué? ¿Feliz?

— No Julián, complicarte la vida. ¿No te das cuenta de que te trato de alejar para que no te caiga encima el odio que recibo? Lo que menos quiero es que salgas perjudicado por mi culpa, ya salieron a hablar de vos y a decir boludeces que no son verdad solo porque te involucraron conmigo.

Julián alzó una ceja— ¿Y vos no te das cuenta de que eso a mi no me importa, Gianna? No podría importarme menos lo que todos ellos digan, solo me importas vos y Allegra. —hizo una pausa, permitiendo que la de ojos claros procesara todo lo que estaba diciendo porque aún no terminaba— Gianna, estoy enamorado de vos.

La chica lo observó con sus ojos cristalizados, negando con su cabeza— Julián...

— No, Julián nada. Estoy enamorado de vos, y de verdad me gustaría intentar algo juntos, quiero estar con vos si estás dispuesta a darme una oportunidad. Quiero que estemos juntos los tres, vos, Allegra y yo.

Gianna mordió su labio inferior con fuerza, Julián era demasiado bueno para ser cierto y las cosas para ella nunca eran de esa forma. Le costaba creer todo lo que estaba pasando en ese momento— Julián, ¿sos consciente de lo que estás diciendo? ¿De lo que eso implica?

Fue entonces que el cordobés se levantó de su asiento, acercándose a donde ella estaba sentada, colocándose en cuclillas a su lado mientras tomaba sus manos con suavidad— Estoy completamente seguro de todo lo que estoy diciendo Gianna, puedo repetirlo si es necesario porque no me arrepiento. Me enamoré de vos y no hay nada que pueda cambiar eso, ¿Sí? Sé muy bien lo que quiero, creo que ya dejé muchas veces en claro lo mucho que me encariñé con vos y con Allegra, porque no solamente te quiero a vos en mi vida, también la quiero a ella. —Julián observó a Gianna con sus ojos chocolate cargados de sinceridad y afecto— Sé lo que implica estar en una relación con vos, sé que no va a ser lo más fácil del mundo y que va a implicar muchos cambios, pero no me importa cambiar todo en mi vida si eso me permite estar junto a ustedes. Ustedes dos me hacen feliz, no tenes idea de lo bien que me hacen, y quiero que me permitas hacer lo mismo por ustedes, quiero hacerlas felices, quiero que se sientan queridas. Solo necesito saber qué es lo que vos querés, ¿me darías una oportunidad para demostrarte todo lo que siento? ¿Para demostrarte que estoy dispuesto a ser todo lo que necesitan?

Por algunos segundos, que a Julián le parecieron horas eternas, Gianna se mantuvo en silencio, su mirada en el rostro de Julián, sin dejar de ver esos ojos que parecían gritar todo el amor que sentía por ella. Y fue entonces que una frase que su padre solía decirle cuando era chiquita pasó por su mente "Si querés ser feliz, tenes que elegir serlo hija". Y quería ser feliz, era lo que más quería después de todo lo que había pasado en el último tiempo, y Gianna sabía que no había chance de que alguien la hiciera más feliz que Julián Álvarez.

— No puedo decirte que no cuando me muero de amor por vos, Julián. —respondió finalmente, provocando que una sonrisa radiante se formara en los labios del futbolista cordobés. Una risa de alegría brotó de los labios de Gianna cuando sintió que Julián la envolvía en un abrazo mientras murmuraba "Gracias" reiteradas veces por haberle dado esa oportunidad.

— ¿Puedo ser tu novio? —cuestionó en un susurro cerca del oído de la chica, que le provocó un escalofrío que la recorrió de pies a cabeza. Era ella quien tenía el poder de la decisión, Julián estaba en sus manos, podía hacer con él lo que quisiera.

— Te acabo de decir que me muero de amor por vos, creo que es obvia mi respuesta, ¿no? —Gianna sintió como el pecho de Julián vibraba por su risa.

— Quiero estar seguro, me parece necesario confirmar que sí está pasando. —se excusó él, finalmente rompiendo el abrazo y alejándose un poco de ella, pero aún dejando una corta distancia entre ambos. Julián colocó su mirada chocolate en los labios de Gianna, la pregunta escapando de sus labios como un suspiro— ¿Puedo?

En el momento en que Gianna asintió con su cabeza dándole luz verde, Julián no desperdició ni un segundo. Sus labios atrapando los de Gianna en un beso que superaba con creces todo lo que había imaginado antes de que ocurriera, el poder besar a Gianna era mil veces mejor que todo lo que su mente había imaginado que sería, Julián se sentía prácticamente flotando, su corazón latiendo desbocado.

Había muchas cosas que Julián disfrutaba hacer en su vida, pequeños placeres que alegraban sus días, y los besos de Gianna acababan de entrar a esa lista, ocupando directamente el primer lugar, sin chance alguna de bajar.

Y cuando el aire se hizo necesario, rompieron el beso, ambos con sus respiraciones agitadas, sus ojos cerrados, temiendo que todo fuera un sueño, una fantasía más. Fue Julián quien tomó el coraje de abrir sus ojos primeros, encontrándose con una imagen tan preciosa que quería guardarla en su mente por siempre. Gianna sonriendo, sus mejillas sonrojadas y sus ojos vivaces, con una chispa que lograba volverlo completamente loco.

— Las ganas que tenía de besarte... Creo que nunca se van a acabar. Dudo mucho poder parar ahora que ya lo hice.

Gianna soltó una risita— Nadie dijo que tenías que parar, Julián.

Dios mío, estoy tan enamorado. 

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