DELICATE | julián álvarez

By lvndrhaze

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"Mi reputación nunca estuvo peor, y soy consciente de que esto no es lo mejor, pero aún así me gustaría que m... More

DELICATE
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GASTÓN EDUL SE ENCONTRABA EN VIVO, esperando la llegada de Lionel Messi para dar inicio a su entrevista inmediatamente después de que el partido hubiera terminado, aguardando junto a los demás periodistas en la entrada del túnel con varias cámaras grabando a los distintos jugadores que hablarían del triunfo y lo ocurrido durante el partido.

El periodista saludó a Messi con una sonrisa nerviosa, notando lo tenso que el capitán de la Selección Argentina estaba, notando también como su mirada se desviaba hacia un costado, más precisamente hacia donde se encontraba el jugador Ambroos Mulder estaba de pie con su camiseta en sus manos y su mirada fija en los jugadores argentinos, en dos jugadores argentinos para ser exactos. Porque desde que habían salido de la cancha y habían entrado a la zona que daba paso a los vestidores, el jugador con la camiseta número dos no había dejado de mirar a Paulo Dybala y Julián Álvarez. Mientras ellos dos hablaban con algunos de sus compañeros sobre lo que había pasado en el partido, más precisamente sobre el pelotazo de Leandro hacia el holandés y lo picante que había sido todo.

— Leo estamos al aire. —le dijo Gastón tratando de llamar su atención, pero el capitán seguía mirando al jugador holandés con su ceño fruncido.

— ¿Qué mira' bobo? ¿Qué mira' bobo? —dijo Lionel mientras Gastón no sabía que hacer, su mirada moviéndose desde el capitán de la Scaloneta hacia Ambroos Mulder que seguía mirando a Paulo y Julián, como si tuviera la intención de acercarse a ellos— Anda, anda pa' allá bobo, deja de joderlos loco.

Las palabras de Leo y el hecho de que había levantado la voz llamaron la atención de los demás que se encontraban en el lugar, y fue entonces que Paulo y Julián dieron media vuelta para ver a quien se dirigía el rosarino, sus sonrisas desapareciendo de forma instantánea al ver que era Ambroos.

— Ambroos basta, vámonos de aquí, no busques más problemas. —Frenkie trataba de alejar a su compañero de selección. Ya no eran amigos después de todo lo que había pasado con Allegra y Gianna en su momento, y la verdad no le importaba si lo agarraban a piñas o no, pero no podía permitir que por su culpa terminaran sancionando a toda la selección de Países Bajos.

Ambroos sonrió— Solo quería dejarles mi camiseta para Gianna y Allegra.

La simple mención de esos nombres transformó el rostro de Julián por completo, apretando sus manos en puños a los lados de su cuerpo, sus nudillos completamente blancos de la fuerza que estaba haciendo, dando un paso hacia el jugador holandés mientras los demás comenzaban a acercarse. Si bien las cámaras de los programas que se estaban transmitiendo no los enfocaban, sí podía oírse todo lo que se hablaba, y había varios grabando con sus teléfonos. Paulo no estaba en una situación muy diferente, siendo sujetado por Lautaro para evitar que volviera a meterse en problemas por culpa de Ambroos.

— Estás enfermo flaco, ¿Con qué cara venir a decir eso después de lo que pasó con Allegra? —dijo Julián con su ceño fruncido y sus ojos chocolate llameantes por la bronca que estaba sintiendo en ese momento— Allegra terminó en el hospital por tu culpa y te chupó un huevo, sos una basura.

— Yo no tengo la culpa de Gianna no sea una madre responsable.

— ¡Te voy a partir la nariz de nuevo! ¡Sacate el nombre de Gianna de la boca, hijo de puta! —Paulo trató de acercarse a él, removiéndose para liberarse del agarre de Lautaro y Nahuel Molina que trataban de retenerlo mientras Ambroos lo miraba con expresión neutra.

— ¿Qué decis de Gianna, forro? —el Cuti también se había acercado con su mirada fija en el holandés, Lisandro acercándose junto a él, ambos sintiendo como eran tirados hacia atrás por Armani y Foyth para evitar que se fueran a las manos— ¡Dale, vení a acá cagón!

— No tenes ni el más mínimo derecho a mencionarlas, sos la peor basura que vi en mi vida. —empezó Julián acercándose a él, señalándolo con su dedo índice. Enzo y Montiel se encontraban detrás suyo cautelosos, aguardando a si tenían que intervenir para frenar a su amigo— Alejate de ellas enfermo, no las busques, no las llames, no las menciones. —con cada palabra Julián se acercaba más hasta ponerse frente a él, quedando cara a cara gracias a que tenían alturas similares— No te acerques a ellas porque te rompo la cara y me va a importar un carajo si me sancionan o me expulsan. Paulo ya te cagó a piñas y a mi tampoco me va a temblar el pulso si tengo que hacerlo, no te lo voy a volver a decir, deja de joderlas, alejate de ellas.

Ambroos soltó una risa— Que no se te olvide que el padre de Allegra soy yo, y quien estuvo con Gianna fui yo.

— Padre de Allegra las bolas, cualquiera es mejor padre que vos. —espetó Julián, su tonada cordobesa bien marcada— Sos una mierda de persona, te las das de padre del año con las cámaras y no tenes idea de nada de su vida, no me sorprendería si ni siquiera sabes su cumpleaños. Habrás estado con Gianna, pero quedó bastante claro que ya no sos nada en su vida, sos insignificante, no te necesitaron ni te van a necesitar, tienen familia, amigos, me tienen a mí, ¿por qué te iban a buscar a vos? Sos vos el que ruega por un poco de atención de Gianna. —Julián sonrió viendo como la sonrisa de Ambroos desaparecía y lo observaba con rabia— Como duele la verdad, ¿no? —el cordobés sabía que si él era el primero en hacer algo podía llevarse una sanción que podía perjudicar a todo el equipo, incluso dejarlos afuera del Mundial, y no estaba dispuesto a que eso ocurriera, pero tampoco iba a quedarse callado. Si Ambroos terminaba dando el primer golpe estaba más que justificado y estaba claro que sus palabras no le estaban gustando en absoluto al holandés— Habrás estado con ella, pero al final del día terminas siendo un pobre tipo para Gianna.

Ambroos trató de tirarse encima de Julián, pero fue detenido por sus compañeros y todo el lugar había estallado en gritos— ¡Ya está! ¡Sáquenlos de acá! ¡Llévenselos a los dos! —Scaloni y Aimar se acercaban a paso rápido para alejar a Julián y Paulo del jugador de Países Bajos, que también estaba tratando de ser alejado por sus compañeros— ¡Basta muchachos! —si bien los jugadores argentinos sabían que si se iban a las piñas podían sancionarlos, las ganas que tenían de darle vía libre a los cordobeses eran enormes y estaban haciendo fuerza para sacarlos, pero tal vez no tanta como deberían.

Así como algunos de los argentinos se llevaron a Julián y Paulo a los vestuarios, mientras otros se quedaban dando entrevistas con los periodistas que se encontraban en el lugar para poder hablar de la victoria, los jugadores holandeses se llevaron a Ambroos a rastras, ignorando a todos los que trataban de conseguir una nota con ellos. Frenkie De Jong soltó un suspiro, viendo como su compañero se alejaba, quitándose su camiseta para acercarse a Lionel Messi que terminaba de dar la entrevista con Gastón Edul.

— Leo, más temprano hablé con Gianna y Allegra por videollamada y prometí que iba a darles mi camiseta de regalo, ¿crees que podrías dársela? —preguntó el jugador del Barcelona con cautela, una pequeña sonrisa en sus labios— Iba a dársela a Paulo, pero luego de lo que pasó...

Lionel asintió, agarrando la camiseta con una pequeña sonrisa— Gracias Frenkie, después se la doy a Paulo para que se las de en la visita.

— Y perdón por todo lo de recién. —murmuró el rubio rascando su nuca nerviosamente— Lamento todo el alboroto que Mulder armó, más tarde intentaré comunicarme con Paulo y Álvarez.

— No tenes que disculparte de nada, Frenkie, no tenes la culpa de los compañeros que te tocan. —Messi le dio una palmada en la espalda— Nos vemos.





— ¿USTEDES SON O SE HACEN? —ante la pregunta de Gianna, los jugadores se quedaron en silencio, todos sentados en el sillón que había en su sede de Qatar, parecían nenes siendo retados por su maestra— Ya sabían que los iba a buscar, que los iba a tratar de provocar, no tendrían que haberles prestado atención, ahora les abrieron un expediente por todo el quilombo que hubo post partido.

— Gianna, no nos íbamos a quedar callados. —explicó Paulo mirando a su hermana, sus brazos cruzados sobre su pecho.

Era el día de la visita post partido contra Países Bajos, post todo el quilombo que se había armado entre los jugadores de la Scaloneta y los holandeses, principalmente Ambroos. En todas las redes estaba dando vueltas el video de Lionel Messi diciendo "¿Qué miras bobo? Anda pa' allá" así como también videos grabados desde los teléfonos que había en el lugar, de lo ocurrido entre Ambroos, Julián y Paulo. Los medios argentinos hablando de la actitud que estos habían tenido defendiendo a la hermana del veintiuno y su sobrina, cómo los demás jugadores también habían saltado a favor de ella, muchos de ellos replanteándose si en verdad Gianna era tan problemática como parecía o si había sido todo un mal entendido, porque si era tan, así como decían, ¿por qué la Scaloneta la defendía de esa forma?

— Tiene razón, mira si vamos a dejar que hable boludeces de vos y Allegra. —murmuró Julián.

Gianna suspiró— Agradezco que nos hayan defendido, pero no le hubiesen dado bola, ya saben que se la pasa diciendo pelotudeces, no me importa lo que él diga, me importan ustedes y los problemas que esto les puede traer.

— Estuve chusmeando y en Argentina los medios y las redes nos bancan a nosotros, bancan que ellos te hayan defendido. —ante la intervención de Enzo, Gianna alzó una ceja— Bueno, me callo.

— ¿Y si los suspendían? ¿Y si sacaban a Argentina de la Copa como castigo? ¿Se pusieron a pensar que pasaba si se les iba todo de las manos?

Cuti se encogió de hombros— Pero no pasó.

— Pero pudo haber pasado Cristian, dios, ¿por qué son tan calentones?

— Porque te podés meter con cualquier cosa menos con nuestras familias, Gianna. —respondió Lisandro y los demás asintieron todos de acuerdo— El chabón venía rompiendo las bolas con ustedes hace días, y si a eso le sumamos lo que pasó con Allegra, se lo estaba buscando. Merecida tiene la suspensión que se comió.

Porque sí, Ambroos se había llevado una suspensión por conductas antideportivas que lo inhabilitaba para jugar con la Selección de Países Bajos por al menos tres partidos.

— Gracias, posta, aprecio muchísimo que nos hayan defendido así, pero la próxima un poco de consciencia les pido por favor. —los jugadores asintieron, colocándose de pie y acercándose a ella para envolverla en un abrazo grupal, comenzando a saltar y gritar, provocando que Gianna riera— Los amo, tarados.

— Nosotros a vos, tonta.

Cuando el abrazo se rompió, los jugadores comenzaron a salir hacia el patio trasero donde sus familias ya estaban esperando por ellos, dejando a Gianna solo con Julián y Paulo.

— ¿Estamos perdonados? —cuestionó Paulo colocando una sonrisa inocente.

Gianna colocó sus ojos en blanco— Vuelven a hacer eso y la patada más chica que les voy a dar les va a sacar las hemorroides para afuera.

Ambos futbolistas soltaron una carcajada— ¿Y Allegra? —cuestionó Julián porque Gianna había entrado para hablar con ellos sin la nena.

— Está con tus hermanos, llegué y por poco me arrancan un brazo para agarrarla. —la escritora salió al patio, unos pasos por delante, encaminándose hacia la mesa donde los Álvarez estaban con Allegra.

— Controla a tus hermanos porque yo no pienso abandonar el puesto de tío favorito, que no se hagan los vivos. —le dijo Paulo a Julián en un susurro, provocando que este carcajeara— Sí, vos reite nomás.

— ¿Van a tomar mate con nosotros? —preguntó Agustín viendo llegar a los dos cordobeses. Julián asintió tomando asiento junto a Rafael, sonriendo al ver que Allegra estiraba sus brazos hacia él para que la alzara, y así lo hizo, sentando a la nena en su regazo mientras miraba dibujitos en el teléfono de Gianna.

— Antes de que me olvide, leí tus libros Gianna. —ante el comentario de Mariana, Gianna la observó con sorpresa. Sabía que la familia de Julián conocía su trabajo y todo el asunto del pseudónimo, pero no pensó que la madre iba a interesarse en leerlos— Los leímos con Agustina, Juli nos regaló una copia para cada una, él dijo que le habían gustado así que teníamos bastantes expectativas y dejame decirte que las cumpliste totalmente.

Agustina asintió sonriendo— ¡Los amé, Gianni! Me encantaron, posta escribís muy bien, y quedé enamoradísima de los protagonistas, sobre todo de Aaron. Con Mari ya estamos esperando el nuevo libro, ya reservamos unas copias para las dos en español. Cuando Julián nos contó, nos dijo un poco de las historias como para saber qué íbamos a leer y yo ya sabía que me iba a gustar porque amo los romances, pero no pensé que los iba a amar tanto.

Gianna no sabía qué decir, no podía creer lo que acababa de escuchar, una sonrisa en sus labios— Me alegra mucho que los hayan disfrutado.

— Tenes muchísimo talento, Gianna. Julián tenía razón cuando nos dijo que eras muy buena. —dijo Mariana sonriendo mientras recibía el mate que el mayor de sus hijos le tendía.

— Me voy a ver en la obligación de leerlos ahora, ya me hicieron dar curiosidad. —murmuró Agustín provocando que los demás rieran.

Gianna aprovechó a que los demás estaban hablando de otra cosa para mirar a Julián— ¿Posta los leíste? ¿Leíste mis libros, Julián? —preguntó en un susurro, su mirada en el futbolista del City, sus ojos claros chispeantes.

Julián sonrió, sintiendo como su rostro se ponía rojo— Obvio. Cuando me hablaste sobre eso estabas tan emocionada que no podía no hacerlo, si a vos te interesa entonces a mí también. —hizo una pequeña pausa encogiéndose de hombros— Se nota el amor que tenes por esos libros, me dio curiosidad y probé con el primero, y me gustó tanto que terminé leyendo el segundo en un pedo.

— ¿En serio? —cuestionó Gianna incrédula.

El cordobés asintió soltando una risita, le daba mucha ternura ver a Gianna de esa forma— En serio. Cuando los empecé no estaban tan seguro de si me iban a gustar, sabía que me iba a gustar tu escritura, aunque tenía dudas porque no soy de leer esas cosas, mucho menos libros de romance, pero me encantaron. Cuando los leí me quedó claro el talento que tenés y el amor que sentís por la escritura, se nota tu esencia en esos libros. —Julián sonrió— Por eso mismo se los regalé a mi vieja y Agustina, sabía que iban a gustarles.

— Cuando me dijiste que tenía talento, antes de que empezara el mundial... Ya los estaba leyendo ¿no?

— Sí, pero no quería decir nada porque quería esperar a terminarlos. Si iba a hablar de eso quería saber del tema, por eso no se los regalé hasta que hubiera terminado con los míos, si iba a recomendarlos quería que fuera con conocimiento, quería involucrarme en tu mundo, en la escritura y los libros que son lo que te apasiona, así como vos estás involucrada en el futbol, que es lo que a mi me apasiona.

Gianna lo observó con una sonrisa radiante, sintiendo un cosquilleo en su interior, un sentimiento de emoción invadiéndolo por completo ante el accionar del futbolista cordobés— Debe ser una de las cosas más lindas que hicieron por mí en toda mi vida, Julián. Gracias por eso, yo... te juro que no sé que decir, no esperaba algo como eso ni en pedo, posta es un gesto enorme tomarte el tiempo de leerlos y darles una oportunidad... Gracias.

Julián se encogió de hombros— Es lo mínimo que podía hacer, me hubiese gustado arrancarlos antes, pero tuve que esperar a que salieran en español porque ya viste que soy un queso con el inglés.

La chica negó con su cabeza soltando una risita— Sos increíble.

— ¿Tienen algo que hacer hoy a la tarde? —Gianna negó con su cabeza— ¿Querés que vayamos con Allegra a comer algo y a los jueguitos? Enzo me dijo que con Valentina y Olivia fueron a una especie de arcade.

— Pero yo pago.

— Las estoy invitando yo Gia, mira si voy a dejar que pagues vos.

Gianna negó con su cabeza— Entonces vamos a medias, ¿te parece?

— No, pero sé que, si no digo que sí vas a seguir con eso, así que vamos a medias. —respondió el cordobés sonriendo. Si Gianna quería creer que ella iba a poner un peso que lo siguiera creyendo todo lo que quisiera, si eso significaba que aceptaba la salida con Julián, pero él tenía en claro que no iba a dejarla pagar nada— A la noche las paso a buscar por donde se están quedando, ¿Sí?

— ¿Vamos a los jueguitos hoy, Alle? —le preguntó el cordobés a la nena, sonriendo cuando Allegra dejó de mirar los dibujitos en el teléfono para verlo a él asintiendo con su cabeza.

— ¡Vamos! ¡Vamos Juli! —dijo removiéndose, como si quisiera ir en ese momento.

Julián soltó una risa— Todavía no Alle, todavía tenes que dormir una siesta porque sino te vas a quedar dormida mientras comemos y no vas a llegar a jugar a nada, ¿no Gia? —Gianna, que los estaba observando con una sonrisa tonta, asintió.

— Sí, aparte Pascal y Sully también tienen que dormir un rato, sino tampoco van a aguantar.

— ¿Están cansados? —cuestionó Allegra con su vocecita, mirando a Julián y Gianna con curiosidad.

— Muy cansados, ¿los vas a acompañar en su siesta? —preguntó Gianna sonriendo.

Allegra rápidamente asintió con su cabeza, provocando que las colitas que Gianna le había hecho esa mañana se movieran de un lado a otro— Cuando ustedes tres se despierten, mamá me avisa y yo los paso a buscar para irnos, ¿te parece?

— ¡Sí!

Después de que Allegra hubiera dormido y Gianna se hubiera dado una ducha y una a su hija, le envió un mensaje al futbolista cordobés, indicándole que ya estaban listas y minutos más tarde Julián pasó a buscarlas para manejar hasta el complejo que Enzo le había recomendado cuando le preguntó por cosas para hacer con las dos Dybala. Allegra observaba todo con sus ojos claros, similares a los de su madre, cargados de emoción y euforia por todo lo que estaba viendo a su alrededor. Decenas de decoraciones coloridas, globos y juegos, unos patios de comida con decoraciones atractivas para los más chiquitos que habían ido con sus familias.

Gianna estaba sentada en un lado de la mesa y frente a ella se encontraba Julián con Allegra a su lado porque la nena había querido estar junto al cordobés, dejando sus peluches en la silla junto a la de Gianna como si fueran unos invitados más. Una sonrisa tonta formándose en sus labios rosados cuando vio como Julián agarraba una papa de su plato y se la acercaba a Allegra para que abriera la boca, comiendo la papa contenta.

La chica estaba embobada con la forma en la que Julián y Allegra interactuaban, la forma en la que Julián trataba a la nena, la dulzura con la que le hablaba y la paciencia que tenía con ella. Gianna estaba completamente enternecida con el vínculo que ellos dos habían generado, un vínculo que le recordaba a la relación que ella misma tenía con su padre cuando era chiquita, antes de que falleciera. Julián actuaba como si Allegra fuera su hija, y Gianna sentía que su corazón estaba a nada de explotar todo lo que eso le generaba.

— ¿Querés una, Gia? —cuando oyó la voz del cordobés, Gianna desvió su mirada para ver esos ojos chocolate que le gustaban sobre ella.

— No, gracias Juli, me parece que tenes una ladrona de papas. —comentó con diversión viendo como Allegra estiraba su mano para robar una papa del plato de Julián, y como el jugador se hacía el sorprendido, provocando la risa de la nena que retiró la mano rápido llevando la papa a su boca, en un intento por borrar la evidencia.

Una vez que los tres habían terminado de comer, y que Julián limpió las manos de Allegra con una toallita húmeda que Gianna le pasó, los tres se dirigieron a la zona de los juegos donde la nena se encargó de hacerlos pasar por todos los puestos que había en el lugar. Juego que Allegra quería jugar, juego que Julián jugaba con ella mientras Gianna les sacaba fotos o los grababa, riendo cuando Julián le hacía trampa a Allegra provocando que ella gritara o cuando alzaba a Allegra para que pudiera llegar con mayor facilidad a arrojar las pelotas.

— Juli ya vengo, voy al baño un segundo. —el cordobés asintió, no pudiendo evitar sonreír al ver la confianza que Gianna le tenía porque sabía que después de lo ocurrido con Ambroos no quería dejar a Allegra con nadie a quien no le tuviera la suficiente confianza.

— ¿Vamos a tratar de sacar un peluche nuevo en esas máquinas, Alle? —cuestionó a la nena, señalando una serie de máquinas de peluches de distintos personajes de Disney— ¿Decís que mamá se enoja si te volvés con otro peluche más? —Allegra negó con su cabeza riendo— ¿Cuál querés?

Mientras la nena miraba los distintos peluches de las máquinas, desde los brazos de Julián, una mujer que estaba a su lado, esperando a que su nieto terminara de jugar en otra de las máquinas los observó con una sonrisa, enternecida por la escena— Que bonita, es preciosa su hija.

Julián abrió sus ojos con sorpresa al escuchar esas palabras, una sonrisa tonta apareciendo en sus labios, su mirada recayendo sobre Allegra— Sí, es igual de hermosa que la madre. 

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