Lexi:
Ha pasado una semana del desfile, una semana sin tener noticias de Blair y mucho menos de Nate. Pero retome viejos hábitos, Carter me llamó días atrás y volvimos a hablar, lo cual me ha mantenido ocupada y feliz.
Levántense, pajaritos. Les habla la Gossip Girl. Todos tenemos sueños. Buenos, malos, divertidos y freudianos. Algunos son los que hemos tenido toda la vida.
Sonrío inconscientemente al ver una foto mía con mamá de ayer cuando fuimos de compras, esta en un página del diario "Long hot summer". Ni siquiera me di cuenta cuando tomaron esa fotografía.
—¿Lista? —cuestiona mamá, hoy son las visitas a las universidades.
—Si, ya hice las maletas —respondo dejando el periódico—. Conoceré tu universidad.
Si bien hace unos meses tenía en mente Harvard o Yale, hoy las cosas han cambiado. Además no quiero pisar Yale estando peleada con Blair, nada bueno saldrá de eso.
—¿Has rechazado esta invitación a Yale? —alza un papel—. La invitación es manuscrita, Alexia. En cursiva.
—Yale es un sueño, lo admito. Pero no sé si es lo que realmente quiero —me encojo de hombros—. Me han llamado agencias de modelaje y marcas que quieren colaborar, creo que eso me hace feliz.
—Tienes que considerar todas tus opciones —se cruza de brazos—. No escondas el periódico, ya lo he visto.
—Siento que te llamen "amiga desconocida"
—Es mejor que "madre" —sonríe de lado.
—¿Qué llevas ahí?
—Mi vestido para la cena en el Frick, me lo mandó Eleonor —abre la bolsa, saca un vestido uno blanco con diseño y otro negro—. No sé por qué hay dos —analiza el negro—. Este es algo atrevido, pero me gusta.
—Parece que es para mi —me levanto de la cama para ver la etiqueta con mi nombre—. Sí, es mío.
—Este será el mío —señala el otro.
—Tiene un color bonito —comento—. Si quieres usar el mío mientras no estoy, no hay problema.
—No, no te preocupes —me sonríe—. Me gusta el que escogió para mi.
—¡Bonita! —exclama Chuck desde la sala—. Tenemos que irnos.
—¡Ya voy!
Me despido de mamá rápidamente, tomo mis cosas y salgo del cuarto. Mi respiración se atasca en mi garganta y siento mi corazón latir como loco al ver a Nate parado junto a mi mejor amigo, no sabía que iríamos todos juntos a la escuela.
Las miradas dicen mucho más que mil palabras y eso lo he comprobado muchas veces con Nate Archibald. Podría jurar que nuestros ojos brillaron al encontrarse.
—Ni que hubieras visto un fantasma —molesta Chuck, lo ignoramos—. Bésense de una maldita vez o empiecen a caminar, tenemos que irnos.
—Idiota —golpeo su brazo levemente saliendo de mi trance—. Apuesto a que solo quieres ir por las chicas.
—Me conoces tan bien.
—Hola, Lexi —murmura Nate, sus ojos parecen analizarme—. Te ves bien
—Hola, Archibald —devuelvo el saludo—. Tu igual.
—No sé que voy a hacer con ustedes dos —exagera el pelinegro—. Muevan sus traseros, nos espera un gran fin de semana.
Con Nate nos mantenemos quietos sin querer romper el contacto visual, es increíble como a pesar de no vernos en días mi cuerpo entero tiembla al tenerlo cerca.
Nate Archibald es mi perdición, y siempre lo será.
Rompo el contacto visual cuando Chuck me toma en brazos para cargarme hasta el ascensor, me deposita en el suelo con delicadeza y puedo ver la burla en su mirada. Sabe que sigo enganchada de su amigo y disfruta molestándonos.
✿ ✿ ✿
Una vez en la escuela vamos al patio donde un asesor nos hablara de la importancia que tiene esto para nuestro futuro, aquí es cuando se juntan ambos edificios.
—Este fin de semana terminan las visitas. Visitarán Harvard, Yale y Brown, las mejores del mundo. Son embajadores de Constance Billar y St. Jude's. Además de serlo de su propia familia. Los animo a presentarse desde el mejor ángulo posible. Buena suerte.
Apenas el sujeto termina de hablar los estudiantes se dispersan, busco a Blair con la mirada dispuesta a terminar con nuestra absurda pelea.
—Hola —la alcanzo en el pasillo—. ¿Vas a Yale?
—Tu poder deductivo casa como un sitio de Brown –responde en tono altanero—. Oí que vas con Serena después de todo.
—¿Como Brown? —repito.
—Un enclave de hippies ricos e hijos de famosos que estudian tambores y semiótica, sea lo que sea eso. A ver si vuelves en Acción de Gracias como vegetariana, extremista, anémica y orgullosa.
—Brown también es de la Ivy League —le recuerdo.
—Todos saben que solo vale la trinidad: Harvard, Yale y Princeton —enumera, suspiro cansada—. Como ya no somos amigas hablaré con sinceridad.
—Adelante —me cruzo de brazos—. Te escucho.
—Eres buena estudiante pero te preocupas más por la fiesta. Te falta disciplina —señala, frunzo el ceño—. El encanto es sutil, pero el conocimiento es poder. No pasarías la admisión aunque lo intentaras, la Lexi del año pasado si.
—¿Hablas en serio?
—Diviértete en Brown con Serena —comienza a alejarse—. Podrías hacerte rastas en Providence.
Apenas Blair se va saco mi celular para llamar a mamá, le digo que le informe al chofer que hay cambio de planes, pues iré a Yale con los chicos y mi hermana tendrá que ir sola a Brown.
Parte de mi lo hace para probarle a Blair que si soy capaz de ir a Yale, y la otra parte lo hace pensando en mi futuro. Después de todo Yale estaba en planes hace tiempo.
✿ ✿ ✿
En la entrevista con el decano hablo sobre mis conocimientos académicos y esas cosas, pero también le cuento algunas anécdotas para no ser tan formal. Me sorprendo cuando comienza a reírse y seguirme el juego, parte de mi sabe que es por la fama que estoy adquiriendo, pero lo dejo pasar.
—Ha sido una delicia, señorita Van der Woodsen —abre la puerta—. Una sorpresa.
—¿A quien no le gustan las sorpresas? —digo mirando a Blair, quien esta sentada esperando su turno.
—Espero que le guste la visita.
—Muchas gracias —le doy la mano, miro a la castaña—. Parece que puede pasar.
—Adelante, señorita Waldorf.
—Nunca he estado más preparada.
Apenas salgo de la oficina intento contactar a Chuck, no obtengo respuesta así que decido ir a comprar algo de comer mientras le marco a Carter.
—Princesa —saluda al segundo tono—. ¿Cómo esta Brown?
—Bueno, te pondré al corriente. Terminé viniendo a Yale.
—¿Enserio? Eso es increíble —exclama—. Siempre me hablabas de Yale y me sorprendí cuando decidiste ir a Brown.
—Quería mantener las cosas tranquilas con Blair, pero al parecer eso es imposible —suelto un bufido—. Como sea, el campus es genial.
—Desearía estar allí contigo —admite, muerdo mi labio inferior—. Como amigos, claro.
—¿Cuándo volverás? Tengo que admitir que te he extrañado.
—Ya tendrás el placer de verme, solo espera un poco más.
—Bueno, ya debes saber que no me gusta esperar.
—Lo sé —se ríe—. Y lamento hacerte esperar, nadie debería hacerte esperar para nada.
—Esta bien, disfruta los últimos días de tu viaje... —dejo la frase a medias cuando alguien me toma del brazo—. ¿Qué demonios?
—¿Qué paso? ¿Está todo bien?
—¿Qué haces, Lexi? —cuestiona Blair.
—Hablando con Carter mientras busco algo para comer —respondo de inmediato.
—Me refiero aquí en Yale —enfatiza—. Yale es mía.
—Mejor hablamos luego —le digo a Carter—. Cuídate.
—Tu igual, no gastes saliva en peleas absurdas —aconseja—. Te quiero.
—Yo igual —finalizo la llamada—. Tu mejor que nadie sabes que Yale está en mis opciones, Blair.
—¿Y cómo planeas entrar aquí?
En eso recibo una llamada de un número desconocido y respondo de inmediato. Es la secretaria invitándome a una reunión en la casa del decano.
—¿Te invitan a mi reunión? —cuestiona Blair.
—Es una reunión, no es de tu propiedad —me cruzo de brazos—. Además, dijo que era su última llamada.
—De todas las cosas... Nate, mi madre, las chica de la escuela. No puedes quitarme esto.
—Blair, esto no es una maldita guerra —exclamo cansada—. Yale también es mi sueño, y lo sabes. No te estoy quitando nada, solo pienso en mi futuro.
—Juro que...
—Tengo hambre —la interrumpo—. Adiós, Blair.
La dejo con la palabra en la boca, pues sigo mi camino para ir a comprar comida. Sin duda mi ánimo empeoró con nuestro encuentro.
✿ ✿ ✿
Luego de comer algo rápido me dedico a recorrer el campus y conocer gente para hablar de las clases. Cuando me aburro intento llamar a Chuck, pero no obtengo respuesta. Después de dar unas vueltas lo encuentro hablando por celular.
—Finalmente te encuentro —hablo con seriedad—. Gracias por devolver las llamadas.
—Estaba un poco ocupado. ¿Cómo estuvo tu entrevista?
—Bueno, ahora no tengo mucho tiempo. Me invitaron a la casa del decano.
—A la casa del decano —repite, asiento sin dejar de caminar—. Bueno, eso es genial. Me alegro por ti.
—Gracias, al fin escucho buenos deseos —suspiro cansada—. Blair no fue invitada y solo recibí malas vibras de su parte.
—Apuesto que no puede creerlo —murmura—. Te dejo con tus cosas, tengo asuntos que atender.
—Chuck, hazme un favor.
—Lo que necesites —señala—. Pídelo y es tuyo.
—Solo ten cuidado, no te metas en problemas —le sonrío dulcemente—. ¿Puedes hacer eso por mi?
—Lo intentaré, solo por ti —deja un beso en mi frente—. Nos vemos.
Lo veo alejarse y suspiro pensativa, sé que anda metido en algo, pero respeto que no me lo diga. Solo espero que no le traiga problemas o a Nate, pues he escuchado muchos comentarios respecto a él por el asunto de su familia, solo malos comentarios.
Parte de mi quiere llamarlo o buscarlo para saber como está con eso, pero la otra parte se niega y me recuerda que tengo otras cosas que hacer. No puedo dejar todo por Nate Archibald, no cuando él no hace lo mismo por mi.
✿ ✿ ✿
Ya estoy en la casa del decano, llevo un vestido negro sobrio y el cabello amarrado. Estoy escribiendo la respuesta a su famosa pregunta cuando alguien se coloca a mi lado.
—Suerte con la respuesta, la necesitaras.
—¿Has logrado entrar aquí? Porque eso no me sorprende.
—Consigo lo que quiero, Lexi —enfatiza—. Y voy a ganar.
—¿Segura? —me cruzo de brazos.
—¿Cuál es tu respuesta? —cuestiona con burla—. Deja que lo adivine... Michael Murray.
Ruedo los ojos ante eso, tengo un pequeño crush con ese actor y ella lo sabe.
—¿Crees que eres la única que sabe de George Sand? —rebato, me mira sorprendida—. Recuerda que no eres la única que sueña con Yale.
—Pero esa esa...
—La respuesta que tu también pondrás —la interrumpo—. Que pena, el decano pregunta por orden alfabético y yo voy primero que tu —le sonrío—. Disfruta la velada.
Paso el resto de la noche intentando evitar a Blair, hablo con varios profesores y me hago una idea de la universidad. Sin duda es un lugar genial para estudiar, aunque aún sigo incierta sobre mi futuro.
Luego de un rato el decano comienza a leer las respuestas a su pregunta sobre con quién cenaríamos. Frunzo el ceño al ver a Blair tan tranquila en cuanto a su respuesta, esta a mi lado y me dedica una sonrisa de labios cerrados.
—Pasemos a la señorita Van der Woodsen —dice el decano—. La persona con la que querría cenar real o imaginaria, viva o muerta, es... Nathaniel Archibald —lee confundido, mi corazón se detiene un momento—. ¿Por qué él?
—Bueno, él es... —balbuceo—. Es...
—El chico del que ha estado enamorada por años —interrumpe Blair, silencio total—. Quien resulta ser mi ex novio.
—No puedo creer que hiciste esto —susurro dolida—. Dame una razón.
—Te lo mereces.
—¿Quiere usted explicar esto? —cuestiona el decano.
—Claro, decano Berube —recobro la compostura—. Nate Archibald es mi amigo de la infancia, uno de mis mejores amigos.
—Ella esta enamorada de él desde que era mi novio. Estoy segura que quiere más que una cena con él.
—Señorita Waldorf, deje que hable —la regaña el decano.
—Definitivamente esa no era mi respuesta, alguien debió cambiar el papel. Había escrito George Sand —aclaro—. Pero si es verdad que Nate es alguien muy importante en mi vida, siempre me ha ayudado y ha estado ahí para mi.
—Como no, si te la pasabas en fiestas y saliendo —alega Blair—. Nate siempre corría a salvarte y te llevaba a casa borracha.
—Ya basta, vamos —exclamo, miro al decano—. ¿Le importa si lo solucionamos en privado?
—Tómense su tiempo.
—Mi respuesta también era George Sand. La amo, la idolatro, la adoro —dice Blair antes de salir a la fuerza—. ¡Suéltame, Lexi!
—¿Usas mis malditos sentimos como un juego? —le reclamo cuando estamos afuera—. No controlo de quien me enamoro y lo utilizas en mi contra.
—No es un juego, no es cualquier cosa. Es Yale, mi sueño.
—¡Yale no es tu propiedad, entiéndelo de una maldita vez! —le grito, pues ya supero mi límite—. ¡Sí, tengo un pasado fiestero, pero eso no borra lo mucho que me esforzaba ni mi casi excelencia académica!
—Yo vi Yale primero, tu querías Darmouth.
—Cuando tenía diez, y también quería un dragón como mascota así que no cuenta —enfatizo—. No es mi culpa que la universidad me haya invitado.
Le doy una mirada severa antes de darme la vuelta y caminar para volver a entrar a la casa, para ver si es que aún tengo futuro aquí. De un momento a otro siento como algo impacta en mi cabeza, es el bolso de Blair.
—Dime que no hiciste eso.
—¿Por qué crees que te invitaron? —cuestiona con burla—. No estás hecha para Yale, solo necesitan aumentar su popularidad.
—¡Cállate! —exclamo molesta—. ¡Me pones nerviosa!
—¡Cállate tu!
Me sorprendo cuando la castaña se atreve a empujarme, sin duda no sabe con quien se esta metiendo. La empujo de vuelta y comenzamos a forcejear, nos jalamos del cabello y gritamos. Le arranco la estúpida cinta de la cabeza y rompo la manga de su vestido.
Blair me pega patadas intentando zafarse, pero no lo logra. Comienzo a golpearla con el bolso mientras me grita miles de insultos y trata de defenderse.
La acorralo contra el pilar para que deje de golpearme, su pecho sube y baja al igual que el mio debido a la adrenalina. Mis ojos azules se fusionan con sus iris castaños, los cuales me miran con rabia.
—Deja de pelear —la retengo, nuestras respiraciones se mezclan—. No ganamos nada gritándonos ni golpeándonos.
—Lo dices porque tienes miedo de perder.
—¿Quién tiene acorralada a quién? –cuestiono sujetando su cuello con cuidado, entrecierra los ojos—. Te suelto si te tranquilizas.
—Bien.
La dejo ir para sentarme en una silla cercana e intentar recuperar el aliento. El moño que tenía hace un rato ya se me soltó debido a sus tirones y su cabello esta enredado. Se agacha para comenzar a recoger las cosas que traía en su bolso.
—No puedo más —le digo arreglando mi cabello—. No me refiero solo a esto, sino a todo —enfatizo—. Guerras, traición, buscar problemas en todas partes. Es agotador.
—También estoy harta —concuerda—. Harta de parecer Darth Vader al lado de Barbie resplandeciente. La vida es muy corta, pero haces que parezca muy larga.
—Si piensas eso, no deberíamos ser amigas —digo mirándola a los ojos—. De todos modos íbamos a separarnos en la universidad. Podemos empezar ahora, ¿no?
—Me parece bien —responde dándome la espalda—. Tu vives tu vida y yo la mía.
—Me parece genial —murmuro.
—Estoy de acuerdo.
Una pequeña parte de mi pensaba que tal vez esto la haría recapacitar, no que iba a estar de acuerdo con dejar de ser amigas. Me levanto de la silla dispuesta a salir de aquí.
—Adiós, Blair —me despido—. Suerte.
De amigas a rivales, creíamos haberlo visto todo. Pero no habíamos visto a Lexi y Blair acordando un alto el fuego. Con tanta destrucción, ¿puede cantar victoria alguno de los bandos?
Apenas salgo de allí siento mi pecho apretarse y las lágrimas amenazan con salir. Nunca creí que podría ser amiga de Blair, pero cuando empezamos a pasar tiempo juntas se volvió en alguien importante y duele perderla.
—Sé que es tarde, pero necesito hablar con alguien —mi voz tiembla ligeramente—. No sabía a quien llamar hasta que me encontré marcándote.
—Háblame, princesa —alienta Carter, su voz ronca pues lo desperté—. Estoy para escucharte.
—Pelee con Blair, y no como las otras veces —aclaro—. Esta vez es definitivo, creo que ya no somos amigas.
—¿Fue tan grave?
—Tal vez es lo mejor —intento ver el lado bueno—. Nuestras personalidades siempre van a chocar.
—Eso es lo divertido de las amistades, que sean diferentes a ti pero tengan cosas en común —me recuerda—. Desearía estar allí para ti.
—Volvería hoy mismo a casa, pero no puedo.
—Intenta enfocarte en ti misma, aprovecha tu último día en Yale mañana —aconseja—. ¿Quién sabe cuando volverás?
Seguimos hablando por varios minutos hasta que llego al lugar donde me estoy quedando, allí hablamos un poco más y luego decido dormir o al menos intentarlo ya que mis pensamientos no me dejan en paz.
Odio preocuparme tanto por los demás y sobre pensar las cosas, dejándome a mi en segundo plano.
✿ ✿ ✿
Al día siguiente me levanto con el peor ánimo, me coloco un vestido rosa palo para ir a ver al decano, pues pedí charlar con él para aclarar lo de anoche.
Cuando voy a entrar al edificio me encuentro nada más y nada menos que a Blair, nos miramos unos segundos hasta que decido pasar por su lado ignorándola.
—¿Qué haces aquí? —cuestiona llamando mi atención—. ¿Asegurarte de que el decano sepa que fue culpa mía?
—¿Enserio crees que soy esa clase de persona? —me cruzo de brazos—. Le diré que Yale también es tu sueño y mereces venir —aclaro—. ¿Qué haces tu aquí?
—Hacer lo mismo por ti —confiesa sorprendiéndome.
—Estuve pensando toda la noche después de hablar con Carter sobre esto —suspiro cansada, debo tener ojeras—. Recordé el día que ibas a irte y decidiste quedarte para afrontar tus problemas, para afrontarlos juntas.
—Me apoyaste como nadie lo había hecho —sonríe levemente, hay un breve silencio—. No quiero dejar de conocerte, no puedo dejar de conocerte.
—Quizás nos estamos peleando tanto porque nos da miedo estar separadas el próximo año.
—Así que...
—Espérame aquí —sujeto su mano—. Nos iremos a casa juntas.
—De acuerdo.
Le doy una sonrisa antes de entrar al edificio, cuando la secretaria me hace pasar tengo una breve charla con el decano la cual no parece tener mucho éxito. Una vez afuera me reúno con Blair y comenzamos a caminar hasta el auto.
—¿El decano te pareció inescrutable? —cuestiona.
—No pestañeó.
—Como acabaremos en Hunter después de lo que pasó debemos despedirnos como Dios manda.
En eso recibo una llamada del decano donde me indica que sigue impresionado conmigo a pesar de todo y que mi nombre estará en la lista. Pero Blair en cambio deberá esperar como los otros estudiantes en primavera. Finalizo la llamada cuando me pregunta si puede avisar de mi visita a los medios.
—No aceptaré —le digo a la castaña—. Tengo que ver mis otras opciones. Tal vez la universidad ni siquiera es para mi.
—¿Qué? No —exclama—. Tienes que aceptar, es una oportunidad.
—Encontraremos la forma de entrar juntas —la abrazo—. Lo prometo.
Cuando nos separamos me da una sonrisa y seguimos nuestro camino hasta la limusina juntas. Espero que todo mejore entre nosotras, no soportaba más el seguir peleadas a muerte. Ni mucho menos la idea de dejar de ser amigas.
Sueños, todos los tenemos. Algunos buenos, otros malos. Algunos que desearías olvidar. A veces te das cuenta de que los has superado. A veces parece que por fin se hacen realidad. Y algunos solo tenemos pesadillas.
Pero sueñes lo que sueñes, por la mañana la realidad aparece y el sueño empieza a escaparse. Sueñen conmigo.
XOXO, Gossip Girl.