THE PRICE OF FREEDOM

By jenifersiza

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Después de su enfrentamiento con Voldemort al final de su primer año, Harry decide que ya está harto de que l... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55

Capítulo 37

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By jenifersiza

Sirius se quedó impresionado en cuanto entraron en la discoteca las luces parpadeantes y la música palpitante no se parecían a nada que hubiera experimentado antes, y eso incluso antes de ver a las masas de gente contoneándose sensualmente al ritmo de la música. Era casi hipnótico y Sirius se preguntaba si no se habrían equivocado de lugar, si no se habrían topado accidentalmente con algún tipo de ritual satánico.

-¿Siempre es así?- preguntó Tulip, teniendo que alzar la voz para que la oyeran a pesar de que estaban uno al lado del otro.

-Depende de lo que entiendas por habitual-, sonrió Charlie. -Nunca he estado en este club en concreto, así que no puedo decir si ésta es una noche normal aquí, o en cualquier club inglés, pero en el continente esto se clasificaría como tranquilo. Aunque puede que se anime cuando haya más gente-.

-¡Se va a poner más concurrido!- chilló Sirius, mirando a las masas de gente que ya llenaban el edificio. Había gente dondequiera que mirara y parecía que te costaría caminar alrededor de la gente en la pista de baile y Sirius estaba a la vez intrigado y horrorizado de pensar que podría ser peor.

Charlie, sin embargo, se limitó a reírse. -Oh, se va a poner mucho más concurrido así que sería buena idea encontrar una mesa mientras podamos-. Con eso Charlie se dirigió hacia el lado de la sala donde había algunas cabinas oscuras al lado de la pista de baile. Rabastan, naturalmente, dejó que Tulip se deslizara a un lado de la cabina antes que él y Sirius se sintió un poco avergonzado cuando Charlie hizo lo mismo por él. Charlie entonces sacó su varita y subrepticiamente lanzó un hechizo antes de deslizarse al lado de Sirius y sentarse lo suficientemente cerca como para que sus muslos se tocaran.

-Eso ayudará a que no haya ruido para que podamos hablar-, sonrió Charlie. -¿Y cuál es el plan de Malfoy con todo esto?-. Mientras preguntaba esto su brazo se deslizó alrededor de la espalda de Sirius. Sirius sintió que se sonrojaba y se alegró de que la poca luz de la cabina lo ocultara. Miró hacia Tulip y Rabastán, consciente de repente de que podrían pasar por alto algún comentario, pero la otra pareja estaba muy felizmente acurrucada, con el brazo de Rabastán sobre el hombro de Tulip mientras la chica se acurrucaba felizmente a su lado. A Sirius aún le resultaba un poco extraño ver a la gente tan abiertamente cariñosa entre sí, algo que en realidad no se hacía ni siquiera entre las parejas casadas que había visto en el pasado, pero sin duda era una idea a la que podía acostumbrarse. Su estancia en Azkaban le había dejado con ganas de intimidad física, así que, haciendo gala de su legendaria valentía de Gryffindor, se acurrucó al lado de Charlie y fue recompensado con un apretón de la mano de Charlie en su cintura.

El único problema con esta posición era que su mano estaba ahora aplastada entre sus piernas y las de Charlie y, sin saber qué más hacer con ella, Sirius la colocó tentativamente sobre la rodilla de Charlie.

-Bueno, parece que Lucius ha tenido la idea de traer algunas ideas muggles para actividades recreativas al mundo mágico-, explicó Rabastan. -Confía en que ese tipo vea un hueco en el mercado que pueda explotar-.

-No sé, creo que podría ser una gran idea-, sonrió Tulip. -Creo que algo así iría muy bien. Puede ser muy aburrido en nuestro mundo ser un adulto joven y no es sorprendente que mucha gente termine casándose joven, con la primera persona con la que básicamente forman una conexión, porque realmente no hay nada más que hacer-.

Sirius se sorprendió un poco al ver que sus movimientos no eran vistos por la otra pareja, o simplemente no les importaba, pero se encontró sonriendo un poco. Sin embargo, no duró demasiado, ya que Charlie deslizó la mano de Sirius por su muslo y Sirius tragó saliva al sentir el duro músculo bajo su palma. A Charlie, sin embargo, no pareció afectarle en absoluto.

-Estoy de acuerdo. Definitivamente fue un shock para mí cuando fui a Rumanía y todos se fueron al mundo muggle-, dijo Charlie. -Hay tanta cultura allí, tanto que hacer en tu tiempo libre, que me hizo preguntarme cómo los magos podemos sobrevivir con tan poco y no volvernos locos de aburrimiento-.

-Bueno, definitivamente es un cambio con respecto a los pubs habituales como forma de socializar-, sonrió Rabastan. -Hablando de beber, deberíamos ir al bar a tomar algo, sobre todo si cada vez hay más gente-.

Sirius asintió con la cabeza mientras la otra pareja se deslizaba fuera del reservado, sin confiar en que su voz no chirriara cuando la mano que tenía en la cintura bajó para acariciarle la cadera.

-¿Cómo va tu noche?- Preguntó Charlie, inclinándose para hablar justo en el oído de Sirius a pesar de que estaban solos y el sonido de la música se había atenuado gracias a la magia. La sensación del cálido aliento de Charlie en su oreja hizo que Sirius se estremeciera.

-Es bueno-, tragó saliva Sirius.

-¿Sólo bueno?- Murmuró Charlie. -Es una pena, debo estar perdiendo mi toque-.

-¡Qué! ¡No!- Exclamó Sirius. -Es muy bueno. Me estoy divirtiendo mucho-.

-Bueno, estoy abierto a divertirme más tarde-, ronroneó Charlie, deslizando la mano de Sirius que estaba en el muslo de Charlie más arriba, haciendo que Sirius tragara saliva de nuevo mientras su boca se secaba de repente.

-Eso suena como que podría ser una perspectiva interesante-, tartamudeó Sirius.

Charlie tarareó. -Estoy feliz de ir tan lejos como quieras Sirius. Sé que esto es nuevo para ti, así que dime si empiezo a presionar demasiado-.

-Vale-, asintió Sirius, dándole inconscientemente un apretón en el muslo a Charlie. El pelirrojo gimió y se movió un poco, su ingle rozando el lado de la mano de Sirius permitiendo a Sirius sentir el bulto en constante crecimiento.

-Sabes, eres un hombre muy atractivo, Sirius Black-.

Sirius miró a Charlie, ligeramente sorprendido pero luego miró de cerca la cara de Charlie y sonrió, mirando a Charlie a los ojos. -Tú tampoco estás nada mal Charlie Weasley-.

Charlie le sonrió, su brillante sonrisa hizo que se formaran arrugas alrededor de sus ojos azules. Luego su sonrisa se suavizó y acercó la mano a la mejilla de Sirius.

-Tengo muchas ganas de besarte ahora mismo, ¿te parece bien?-.

Sirius sólo pudo asentir con la cabeza mientras se sentía atraído. El primer roce de labios provocó una descarga eléctrica en Sirius y gimió, acercándose más, deseando más. Los dedos de Charlie se enredaron en su pelo, tirando de Sirius aún más cerca, profundizando el beso. Sirius se sintió como un hombre poseído mientras su mano libre se aferraba al pecho de Charlie, deseando más de esta deliciosa sensación. Charlie pasó suavemente su lengua por los labios de Sirius y éste jadeó, sólo para gemir cuando esa misma lengua se introdujo en su boca. Nunca había imaginado que un simple beso pudiera sentirse tan bien y empezó a preguntarse por qué se lo había negado durante tanto tiempo. Sus lenguas se deslizaban alegremente mientras Sirius se acercaba más a Charlie, preguntándose si esto podría sentirse mejor.

-No has tardado mucho-, rió Rabastan, dejando las bebidas sobre la mesa y haciendo que Sirius se sobresaltara y rompiera el beso. La cabeza de Charlie en su pelo relajó su agarre pero la mano que estaba ahuecando el culo de Sirius permaneció a pesar de las mejillas encendidas de Sirius.

-Nunca le veo sentido a esperar cuando deseo algo con todas mis fuerzas-, sonrió Charlie, completamente impenitente.

-De hecho-, sonrió Tulip, deslizándose al lado de Rabastan y dándole su propio beso.

La conexión se había roto, pero Sirius aún podía sentir el deseo bombeando por sus venas mientras daba un gran trago a su bebida, intentando desesperadamente calmar su acelerado corazón. No ayudaba, sin embargo, que la mano que seguía en el muslo de Charlie pudiera sentir fácilmente el pulso acelerado del otro hombre incluso por debajo de sus vaqueros.

-Cuando terminemos estas bebidas, ¿quieres ir a la pista de baile?- preguntó Charlie.

Sirius miró los cuerpos ondulantes en la pista de baile. -¿No sé bailar así?-.

-No te preocupes, te enseñaré encantado-, le tranquilizó Charlie guiñándole un ojo y Sirius se encontró engullendo su bebida provocando la risa de los demás.

La pista de baile estaba definitivamente más llena que cuando llegaron y Sirius sintió a Charlie apretado contra su espalda mientras se apretujaban entre la gente hacia el centro. La música era muy hipnótica, completamente diferente a todo lo que Sirius había escuchado antes, y su cuerpo se balanceaba al ritmo de la pesada línea de fondo incluso mientras caminaba. Era fácil perderse, sobre todo con la sonrisa contagiosa de Charlie, y Sirius no tardó en sonreír también.

Cuando encontraron un espacio lo suficientemente grande para los cuatro, aunque por poco. Charlie se deslizó alegremente detrás de Sirius, con las manos apoyadas suavemente en las caderas de Sirius, y se inclinó para gritarle al oído, la única forma que tenía de hacerse oír.

-Cierra los ojos y siente la música-, sugirió Charlie, apretándose contra el culo de Sirius. Sirius gimió mientras se relajaba en los brazos de Charlie, dejando que el domador de dragones guiara sus movimientos. Charlie pareció entenderlo y acercó a Sirius mientras lo besaba en el cuello. Sirius gimió, echando la cabeza hacia atrás para dar a Charlie un mejor acceso, simplemente disfrutando del momento.

Ni siquiera estaba seguro de cuánto tiempo permanecieron así, ya que las canciones parecían confundirse entre sí, y la diferencia sólo era realmente reconocible debido a un ligero cambio en el ritmo de sus movimientos. Sin embargo, Sirius volvió a la realidad cuando un hombre muy musculoso se abalanzó sobre él. No era feo per se, pero definitivamente demasiado ostentoso para el gusto de Sirius y se alegró bastante cuando Charlie lo rodeó, tirando de Sirius hacia su pecho mientras sus brazos envolvían su espalda de forma protectora.

-Vamos chicos-, sonrió el hombre. -Estoy seguro de que puedo con ustedes dos sin problemas-.

Charlie gruñó. -¡No necesito que me manejen y no comparto así que lárguese!-.

Sirius no miró hacia atrás, prefiriendo acurrucar su cabeza en el pliegue del cuello de Charlie. Pudo notar cuando el otro hombre se fue como toda la tensión de repente se drenó del cuerpo de Charlie.

-Lo siento. Supongo que no debí suponerlo. No sé qué me pasó-.

-No lo sientas-, Sirius sonrió, besando la mejilla de Charlie. -Fue agradable que alguien defendiera mi honor-.

-Prefiero ser yo quien lo comprenda-, sonrió Charlie, mordisqueando la oreja de Sirius mientras deslizaba hábilmente uno de sus muslos entre las piernas de Sirius. Se creó una fricción deliciosa al compás de la música y Sirius tiró de Charlie en otro beso profundo, las lenguas imitando los cuerpos mientras las manos se arañaban y manoseaban. Sirius sintió una presión creciente en su interior y gimió dentro del beso. Se sentía al borde del precipicio y estaba a punto de caer cuando Charlie rompió el beso.

-Maldita sea, Sirius-, jadeó Charlie, -nunca nadie me había hecho perder el control de esa manera. Me siento como un maldito adolescente otra vez, a punto de ensuciarme los pantalones-.

Sirius se rió. -Ojalá yo me sintiera así de adolescente-.

Charlie lanzó a Sirius una mirada fulminante. -Puede sentirse incluso mejor, ya sabes, si estás dispuesto a intentarlo-.

-¿Cómo es eso?- Preguntó Sirius, muy curioso, ya que nunca había sentido nada tan bueno.

-Como esto, por ejemplo-, Charlie sonrió satisfecho mientras los dedos de su mano que de alguna manera se habían abierto camino dentro de los pantalones y boxers de Sirius se deslizaban alrededor de su culo y le rozaban el ojete.

-Oh, Merlín-, jadeó Sirius, moviendo las caderas hacia delante mientras una sacudida de placer mayor que nunca antes había experimentado le recorría al contacto.

-Desgraciadamente no, pero sé de buena tinta que soy excelente con la varita-, se rió Charlie.

Sirius tragó saliva. -Más, por favor-, suplicó, empujando hacia atrás la mano de Charlie.

-Lo haría, pero me preocupa que si seguimos aquí nos arresten por indecencia grave-, se rió Charlie. -Quizá podríamos volver a tu casa-.

Esa sonó como la mejor sugerencia que alguien le había hecho a Sirius y él asintió con la cabeza febrilmente. Charlie sonrió y le dio un rápido beso mientras le soltaba la mano con cuidado y, tomando la de Sirius, fueron en busca de Rabastan y Tulip para comunicarles que se marchaban.

El viaje de vuelta fue el más largo que Sirius había hecho nunca, sobre todo porque ni a él ni a Charlie les pareció buena idea aparecerse en su estado, y más teniendo en cuenta que Charlie no sabía dónde estaba Grimmauld Place, así que optaron por un taxi. Sirius estaba literalmente rebotando de emoción y Charlie tuvo que ponerle una mano en la rodilla para evitar que sacudiera el coche. Eso no impidió que le sonriera a Sirius y que éste le devolviera la sonrisa.

Era una locura. Acababa de conocer a un chico en un pub y ahora lo llevaba a casa. Claro que había visto a Charlie de niño, pero había sido por poco tiempo y parecía que hacía toda una vida; a todos los efectos era un desconocido y aun así Sirius lo llevaba a su casa, ¡para tener sexo! Era una locura, una temeridad y algo tan propio de Sirius que realmente se preguntaba por qué no lo había hecho antes, aunque una parte de él se alegraba de no haberlo hecho. Charlie era genial, esa extraña mezcla de mando y cariño que estaba encendiendo por completo la sangre de Sirius. Sólo tenía que tener cuidado de no encariñarse demasiado, sabía que Charlie volvía a Rumanía a finales de la semana que venía y no había ninguna garantía de que se vieran durante ese tiempo y todo lo que ocurriera después sería poco más que una quimera.

Sin embargo, eso no significaba que no pudiera disfrutar de la noche y, técnicamente, según los estándares de los magos, aún era lo bastante joven como para cometer errores estúpidos, además de que tenía que compensar todos aquellos años en Azkaban. Con un poco de suerte, esta noche llegaría hasta el final y tenía la fuerte sensación de que no se arrepentiría ni un momento.

Dejaron que el taxi los dejara al final de la calle y se dirigieron al número 12 cogidos de la mano. Sirius se sonrojaba como un niño y sonreía como un loco durante todo el camino, pero no podía evitarlo.

Cuando entraron en la casa Sirius cerró la puerta en silencio y le pidió a Charlie que se callara.

-Debo advertirte que mi madre puso un encantamiento permanente en su retrato y gritará tan fuerte como para despertar a los muertos si la molestamos, así que será mejor que subamos las escaleras tan silenciosamente como podamos-.

-¿Tiene algún problema con que seas gay?- preguntó Charlie.

Sirius frunció el ceño. -La verdad es que no lo sé-.

-Siempre podemos averiguarlo-, sonrió Charlie. -Un encantamiento de pegado permanente puede usarse fácilmente contra ella, todo lo que tenemos que hacer es montar un espectáculo-. Con eso, Charlie se inclinó y le dio a Sirius un profundo beso que le hizo gemir en voz alta.

-Recuerda detenerme si te estoy empujando demasiado lejos-, Charlie advirtió mientras movía su boca para seguir besos con la boca abierta a lo largo de la mandíbula de Sirius y por su cuello.

-Lo haré-, Sirius gimió aunque no podía pensar en nada que pudiera parar ahora mismo.

-¿Entonces no te importa si te quito la parte de arriba?- Preguntó Charlie, deslizando sus manos por la parte delantera de la camisa de Sirius.

-Sólo si me dejas quitarte la tuya-, sonrió Sirius, deslizando sus manos por la parte superior de Charlie. Charlie accedió y pronto volvieron a besarse, pero esta vez sin camiseta. Había una espesa mata de pelo rizado cubriendo el pecho de Charlie y Sirius se deleitó en el hecho de que podía pasar sus dedos a través de él, rozando inadvertidamente los pezones de Charlie. Charlie pellizcó los de Sirius a su vez, haciendo que éste jadeara y se inclinara hacia delante.

-Haces los ruidos más deliciosos, Sirius, me va a encantar tocarte como un violín más tarde-.

-No mucho después, espero-, gimió Sirius.

-No, pero creo que los dos estamos demasiado tensos para seguir así. ¿Crees que se te volverá a parar si te saco ahora?-. Preguntó Charlie.

-Ya sé que me he hecho llamar viejo, pero no estoy pasado de rosca-, gruñó Sirius.

-Es bueno saberlo-, sonrió Charlie, mordisqueando los labios de Sirius mientras su mano se deslizaba hasta la bragueta del pantalón de Sirius. Sirius, sintiéndose un poco atrevido, imitó las acciones de Charlie y pronto las pollas de ambos se liberaron, rozándose la una con la otra, haciendo que ambos gimieran y Sirius se agitara contra su compañero. Pensó que se sentiría bien pero nunca supo que sería así y no pudo evitar mover las caderas hacia delante, dándose cuenta de repente de por qué los perros querrían hacer eso. Charlie escupió en su mano y la envolvió alrededor de las pollas de ambos y tiró de ellas a la vez mientras Sirius se encorvaba en su agarre. Se sentía maravilloso, especialmente con Charlie atacando su cuello al mismo tiempo.

-No te contengas-, susurró Charlie y Sirius se perdió en la sensación mientras su clímax se estrellaba en él y disparaba su carga sobre el pecho de ambos, Charlie le seguía de cerca y se desplomaba ligeramente sobre Sirius mientras lo hacía.

-Te juro que hacía mucho tiempo que una simple paja no se sentía tan bien-, jadeó Charlie, tratando de recuperar el aliento.

-Es mi primera paja, así que no sabría decirte-, se rió Sirius.

Charlie se levantó para mirar a Sirius directamente a los ojos. -No tenemos que hacer nada más si no quieres. Soy perfectamente feliz abrazándote-.

La idea de acurrucarse con Charlie sonaba maravillosa, pero también estaba intrigado por lo que Charlie había insinuado, aún imaginando que podía sentir el fantasma del dedo de Charlie en su entrada. También estaba el hecho de que sabía que Charlie se marcharía pronto a Rumanía y que tal vez no tendría otra oportunidad y, si se perdía esto, sabía que lo lamentaría el resto de su vida. Inclinándose hacia delante, le dio un profundo beso a Charlie.

-Vamos arriba-, dijo, mostrando a Charlie una sonrisa tranquilizadora que el otro le devolvió de inmediato.

Los dos hombres corrieron escaleras arriba y Sirius se encontró riendo un poco con una mezcla de felicidad y anticipación. A pesar de detenerse varias veces para besarse y acariciarse por el camino, no tardaron demasiado en llegar al dormitorio de Sirius y Charlie empujó al hombre hacia el centro de la cama y rápidamente le quitó los pantalones, dejando a Sirius completamente desnudo pero sin sentirse expuesto en absoluto a la mirada hambrienta de Charlie, en todo caso sólo lo excitó más.

-Dobla las rodillas y separa los muslos-, ordenó Charlie y Sirius se estremeció al obedecer. Charlie no perdió el tiempo y se movió entre las piernas de Sirius, arrastrando mordiscos y lamidas por el interior de los muslos de Sirius, acariciando la bola de Sirius mientras acariciaba suavemente su entrada. Charlie susurró un hechizo y de repente Sirius sintió algo resbaladizo y húmedo allí abajo, mientras algo sondeaba su agujero.

-Relájate Sirius, y empuja contra mí, hará las cosas más fáciles. Estás muy apretado-.

Sirius asintió y gruñó un poco mientras empujaba hacia atrás, sintiéndose súbitamente lleno. Charlie tardó un poco en abrirle y Sirius se alegró de ello, sintiendo como el deseo de antes aumentaba lentamente mientras Charlie le susurraba palabras de aliento. Cuando Charlie encontró cierto punto dentro de él, Sirius jadeó y empujó hacia atrás, deseando más de esas maravillosas chispas de placer y Charlie rió entre dientes. Sirius cerró los ojos, deleitándose en las sensaciones mientras sentía como su cuerpo era estirado y gimió cuando pareció que Charlie retiraba sus dedos de repente.

-No te preocupes Sirius, habrá más, creo que ya estás lo suficientemente abierto. Levanta un poco las caderas, te pondré una almohada debajo para intentar darte una mejor sensación-.

Sirius sonrió, y se movió, permitiendo a Charlie maniobrarlo como quería, y pronto sintió la cabeza roma de la polla de Charlie presionando su entrada. Charlie acarició la barbilla de Sirius para llamar su atención.

-¿Estás seguro de que quieres esto?- Preguntó Charlie y Sirius sonrió.

-Creo que no he estado más seguro de nada en mi vida-, sonrió Sirius. Charlie le devolvió la sonrisa y empujó hacia delante. Sirius jadeó cuando Charlie atravesó el primer anillo de músculos. Charlie hizo una pausa, pero Sirius asintió y rodeó la espalda de Charlie con los talones, tirando de él bruscamente hacia delante y jadeando mientras llenaba a Sirius. Charlie captó la indirecta y empezó a balancearse hasta que estuvo completamente asentado.

-Estás tan apretado-, jadeó Charlie, respirando hondo para calmarse y el propio Sirius tuvo que calmarse, amando la sensación de ser llenado tanto aunque no fue nada para cuando Charlie se movió, inclinándose hacia adelante para darle un beso a Sirius y el movimiento haciendo que Charlie se moviera más dentro de él y su polla presionara contra ese delicioso lugar. Aquello pareció llevar a Charlie al límite y empezó a moverse como era debido, despacio al principio y aumentando rápidamente a medida que la respiración se convertía en jadeos y gemidos. Las manos se manoseaban mientras las bocas besaban y mordisqueaban cada trozo de piel a su alcance. Sirius se encontró usando las piernas para intentar acercar a Charlie, empujando para recibir sus embestidas, suplicando a Merlín, sí, más...

Demasiado pronto sintió que su clímax volvía a aumentar y Sirius casi sintió ganas de llorar, no quería que aquello terminara pero sabía que era inevitable. Charlie cambió de posición una vez más, moviendo las piernas de Sirius por encima de sus hombros y Sirius se alegró de que Harry le hubiera hecho hacer yoga para que pudiera mantener esta posición cómodamente mientras Charlie empezaba a machacarle el culo como era debido, golpeándole la próstata con una precisión casi milimétrica. El orgasmo de Sirius se abatió sobre él como un maremoto y gritó, echando la cabeza hacia atrás en el colchón mientras Charlie le seguía con su propio clímax pisándole los talones.

-Gracias por eso- Sirius sonrió mientras Charlie se desplomaba hacia delante, dejando caer las piernas de Sirius a la cama mientras se colocaba al lado de Sirius.

-No hace falta que me des las gracias, Sirius-, Charlie rió entre dientes. -Créeme cuando te digo que fue un placer y que estaría más que encantado de repetir la actuación cuando quieras-.

-Oh, estoy seguro de que puedo arreglarlo de alguna manera-, murmuró Sirius, calculando mentalmente lo pronto que podría ser capaz de aparecer por Rumanía, sin que pareciese demasiado desesperado.

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