Lo que se encontraría tras marcar al número telefónico en el arrugado y maltratado papel en su mano haría una completa diferencia de ahí en adelante.
Si nadie contestaba, entonces todo se complicaría aún más.
Esperaba encontrar la ayuda que necesitaba para hacer lo que deseaba, eso a cambio de algunos cuantos ceros.
Sin pensar más, tomó el teléfono de su oficina y registró dígito por dígito en el aparato. El primer pitido se escuchó, el segundo... el tercero. En ese momento la paciencia que lo caracterizaba estaba fugitiva, estaba perdiendo las esperanzas, hasta que antes de sonar el último pitido contestaron.
—¿Bueno? —Una voz adormecida y ronca se escuchó en la línea.
Namjoon reconoció esa voz. Había contado con suerte, el tipo con el que quería ponerse en contacto seguía conservando el mismo número.
—Buenos días, Jeon —saludó sin más —. Es un gusto escucharte de nuevo.
—¿Quién habla? —La voz ahora sonaba un poco más despierta.
—Kim Namjoon —respondió—. Soy el hijo de Kim Minho.
El hombre al otro lado de la línea telefónica no contestó, se mantuvo en silencio hasta que Kim volvió a hablar.
—Necesito que me ayudes en algo —habló decidido a encontrar en el tipo la ayuda que necesitaba—. Es algo delicado, entonces deberíamos vernos en persona. ¿Sigues viviendo aquí en Corea?
—Es extraño que me llames después de tanto, y más si quieres verme en persona para lo que sea que vayas a decirme. —El sujeto estaba un poco desconfiado por la repentina llamada—. Dime para qué es, ¿Es para algún trabajo?
—Ya te dije que es algo delicado —replicó—. No podemos hablar de eso por teléfono.
Aún con la desconfianza a flote el sujeto accedió a reunirse en algún lugar con Kim.
Por lo que en los siguientes minutos de llamada se dedicaron a acordar hora, fecha y lugar para el encuentro. La forma en la que Kim insistía que el encuentro fuera lo más pronto posible, le hacía sentir un poco ansioso.
Kim esperaba impaciente al hombre con el que se había comunicado. El tipo tenía 15 minutos de retraso, en los que Kim ya llevaba dos cafés, y parecía que estaba a punto de hacer un hoyo con los movimientos de su pie izquierdo en el piso de la elegante y solitaria cafetería en la que esperaba.
Si había algo que odiaba era la impuntualidad que claramente le afectaba a él.
Decidido a marcharse tomó rápidamente el último trago de café en la taza frente a él, pero se detuvo cuando en la otra silla de su mesa se sentó quien esperaba.
—Disculpa la demora, estuve ocupado. —Jeon se disculpó y excusó de inmediato.
—No te preocupes —habló como si la demora no le hubiera molestado en lo absoluto—. ¿Vas a pedir algo? —preguntó por mera cortesía.
—Así estoy bien, gracias —respondió Jeon—. Ve al grano, por favor, ¿para qué soy bueno?
—Necesito que me ayudes a organizar algo que quiero hacer, es algo complicado y creo que va a tardar un poco, pero no te preocupes; recibirás una buena cifra a cambio. —Estaba conciente de que no sería algo fácil, por lo que decidió primero dejarle en claro que no debía preocuparse por la paga.
Lo único que recibió del contrario fue un pequeño asentimiento con la cabeza.
—No sé cómo decirlo... digamos que quiero llevar a alguien conmigo... por mucho tiempo. —Estaba tratando de acomodar de la mejor forma sus palabras para que Jeon le entendiese.
Jeon pareció pensar por un momento.
—¿Un secuestro? —susurró con un tono de voz burlesco —. ¿El gran Kim quiere secuestrar a alguien? esto debe ser irreal —dijo entre suaves risas.
—¿Podrías dejar de hacer el imbécil, hablar más despacio y decirme si me vas a ayudar o no? —preguntó irritado.
—Claro que te voy a ayudar, pero te saldrá caro, ¿lo sabes, no? —aclaró, para dejar de lado las burlas hacia el contrario.
—Quizás vayamos a tener 100 problemas, pero tu paga no será uno de ellos, así que no te preocupes por eso. —Si quería que todo saliera bien no tenía que ponerse a pensar en cuánto gastaría, después de todo, eso no era lo verdaderamente importante del delicado asunto—. Te enviaré por correo fotos, información, direcciones, cualquier cosa que vayamos a necesitar para hacer esto —informó—. ¿Sigues teniendo el mismo correo?
—No, pero te pasaré el nuevo por mensaje —respondió rápidamente para preguntar a continuación—. ¿De quién se trata?
—¿Conoces a Choi Siwon? —preguntó tratando de poner en contexto a Jeon.
—Sí, algo he escuchado, ¿es a e... —fue interrumpido.
—No, es a su hijo, Choi SeokJin.
Jeon guardó silencio y levantó una ceja.
—¿Puedo preguntar por qué? —finalmente dijo algo.
—De alguna forma ya lo estás haciendo, pero bueno... Él... De alguna forma se volvió... ¿especial?
—Te gusta... —resumió—. Pero qué raro eres, ¿por qué no intentas las cosas de una forma más civilizada? —tras preguntar lo que escuchó fue un resoplido por parte de Namjoon.
—Oh, por favor, no me hables tú de civilización —intentó defenderse—. El chico aún no tiene la mayoría de edad... Y vamos, tú me entiendes, ni siendo mayor de edad Choi lo dejaría si quiera acercarse a mí con cualquier otra intención.
—Vale... No es la primera vez que haría algo así. ¿A dónde piensas llevarlo? —preguntó.
—Estoy gestionando la compra de una cabaña con ubicación buena, no nos encontrarán ahí por nada en el mundo —contó recordando lo que había estado averiguando y acordando con el dueño de dicha cabaña—. Quiero que lo hagamos lo más pronto posible, en cuanto adquiera la cabaña debemos trasladar a Jin ahí en cuanto antes —exigió con autoridad—. Deberías ir buscando a algunos hombres de confianza, para hacer las cosas con tiempo y que todo salga lo más perfecto posible. Te recuerdo que no vas a tratar con cualquiera, entonces trata de que los tipos sean buenos en el trabajo pero que traten a Jin con cuidado, no quiero que le pase nada en manos de los hombres a los que vas buscar.
—Wow, tranquilo, señor Kim —habló haciendo movimientos con sus manos, en un intento por apaciguar la ráfaga de órdenes que estaba recibiendo—. Sé cómo hacer esto, no necesito que me digas todo al pie de la letra. —Se levantó de la silla y extendió su mano, invitando a Kim a tomarla en forma de despedida—. Eres extremadamente raro. Me mantendré en contacto contigo —se despidió.
Semanas después
El sonido predeterminado de una llamada telefónica entrando se escuchó en toda la habitación. Kim, quién acababa de salir del baño se acercó a ver de quién se trataba. Al ver el nombre registrado sintió un poco de ansiedad, siempre que recibía llamadas de Jeon no podía evitar tensarse al imaginar cualquier inconveniente en la causa.
Con decisión tomó el teléfono celular en mano y contestó la llamada ágilmente.
—Ya tengo a los hombres —informó sin saludo ni cortesía previa—. Cuando gustes podemos actuar. —Inmediatamente después de hablar colgó la llamada sin esperar respuesta de su ahora jefe.
Kim soltó un fuerte suspiro, finalmente todo estaba listo.
Las últimas semanas habían sido una completa locura. En un principio había querido todo a la velocidad de la luz, si era posible, pero a medida que pasaban los días se dió cuenta de que la planeación se llevaría más tiempo de lo que esperaba. Ahora que la esperaba había acabado no sabía qué pensar. ¿De verdad dejaría todo a un lado por un muchachito que tuvo cerca por escasos días? Pues ya no había vuelta atrás.
La compra de la cabaña que había estado gestionando sí fue rápida, el anciano que la vendía tenía unas enormes ganas de deshacerse de ella, al encontrarse con esa gran oferta que le ofrecía Kim ni siquiera tuvo que pensarlo. Trataba de una cabaña de tamaño mediano, totalmente alejada de cualquier civilización humana. Cuando Kim fue a verla se dió cuenta de que necesitaba algunos arreglos así que se encargó de eso en cuanto antes. No era una mansión ni mucho menos, pero no estaba mal para algo temporal.
Hasta entonces lo único en lo que veía dificultad era en el clima del lugar, pues era sumamente frío y nublado todo el tiempo, y no tenía idea sí a Jin le gustaría tal clima.
Eso era otra cosa que le pasaba, se la pasaba pensando en cómo serían las cosas cuando tuviera al rubio con él. Esperaba que todo fluyera rápidamente y sin problemas.
Jeon había ido hasta Daegu para tener una idea de cómo debía planear todo para el día que Kim decidiera actuar. Hasta había podido ver de lejos al jovencito que había dejado aún peor de la cabeza al moreno.
Para Jeon se veía fácil, nada que él no pudiera hacer de forma nítida.
Soy un cero redondito 0️⃣ tengo ganas de llorar 🙍♂️😥 porque todos los niños me dicen que no sirvo para na' 🎶🎵
Temazo
Qué más quisiera yo? Que actualizar a cada rato, pero es que a mí el tiempo no me rinde es nada. Ni para llamar a mis abuelos que me hacen UNA falta...
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Maravilloso 🫂
Bai 🫂💧💧💧💧💧💧