THE PRICE OF FREEDOM

Par jenifersiza

119K 16.2K 606

Después de su enfrentamiento con Voldemort al final de su primer año, Harry decide que ya está harto de que l... Plus

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59

Capítulo 3

4K 500 18
Par jenifersiza

Decir que Severus Snape estaba teniendo un día extraño sería quedarse corto. No era frecuente que recibiera una misiva de Gringotts, ya que la mayor parte de sus gastos los pagaba el colegio, y como éste había cerrado el día anterior, era poco probable que se tratara de algo relacionado con su cuenta. En ese punto estaba en lo cierto, ya que no se refería a su cuenta personal, sino a la de su abuelo, el antiguo Lord Prince. Al parecer, había salido a la luz un contrato que establecía que podía reclamar el señorío Prince siempre y cuando cumpliera un contrato de esponsales. Su madre había mencionado a un hermano mayor, por lo que Severus siempre había supuesto que no tenía derecho a nada y, en consecuencia, nunca lo había investigado, pero al parecer no era así.

Por suerte aún no había empezado ningún proyecto de pociones, así que al instante concertó una cita con el gerente de cuentas de Prince en Gringotts. El duende no se había sorprendido en absoluto de verle y Ragnor había echado un rápido vistazo al acuerdo de esponsales que, al parecer, habían firmado su abuelo, Edward Prince, y un tal Charlus Potter. Sin embargo, el hecho de que fuera obviamente el chico Potter su prometido no lo llenó de esperanzas.

Severus no era tonto, su madre había sido una sangre pura y sus compañeros Slytherins del colegio se habían asegurado de que conociera las costumbres del mundo mágico. Sabía lo que significaba un contrato de esponsales, así que no se sintió demasiado desanimado por ese motivo, ya que solían ser muy limitados y, de hecho, fomentaban una relación platónica, puesto que solían redactarse para niños. El problema no eran sus sentimientos al respecto, sino los del chico, que no era más que un mocoso malcriado y odiaba a Severus tanto como su padre, lo que significaba que tenía pocas esperanzas de cumplirlo con éxito. Dudaba que el chico lo considerara siquiera, ya que parecía no tener ningún respeto por las tradiciones mágicas.

No es que le gustara la idea de estar atado al muchacho, ni siquiera a corto plazo, pero un señorío significaba libertad en el mundo de los magos, algo que Severus nunca había tenido. Era un sueño que ni siquiera se había molestado en soñar antes, pero ahora que existía una mínima posibilidad, era algo que no podía rechazar fácilmente, por desagradables que le parecieran las condiciones. Cogió una copia del contrato, aun sin esperanza de necesitarla, y se preguntó si habría alguna forma de convencer al chico para que lo firmara, aunque fuera por unos meses si era posible.

De todos modos, en un futuro próximo no le supondría ninguna diferencia, ya que Dumbledore lo tenía cogido por los pelos, gracias a su juramento de mantener a Potter a salvo, obligándolo a enseñar a zopencos en lugar de concentrarse en sus propios inventos, como era su sueño, e impidiéndole unirse a la Sociedad Más Extraordinaria de Pocionistas. Diablos, con el nombre y la fortuna de Prince podría incluso conseguir que lo publicaran, ya que el director se negaba incluso a contemplar la idea. Sin embargo, una vez que Potter estuviera fuera de la escuela, nada le impediría presentar su renuncia, y el señorío y la propiedad le permitirían hacer lo que quisiera, siempre y cuando fuera capaz de hacer lo imposible y persuadir al muchacho para que firmara el contrato en primer lugar.

Estaba perdido en su mundo de fantasía, de vuelta en su casa de Spinner's End, cuando una lechuza nival de aspecto familiar se asomó a su ventana, portando una carta.

Querido profesor Snape,

Sé que soy la última persona de la que querría oír hablar ahora que han terminado las clases, y esto es sin duda lo último de lo que querría enterarse, pero me he enterado de que se ha redactado un contrato de esponsales entre nosotros.

Antes de que descartes esta información debes saber que al parecer tu abuelo puso una cláusula por la que puedes reclamar tu señorío siempre y cuando lo cumplamos, el contrato de esponsales nada más, algo que según me han informado es algo muy bueno.

No sé si lo habrás adivinado pero no sé nada del mundo mágico. A pesar de tener un tutor mágico, no supe nada del mundo mágico hasta que cumplí once años y, desde entonces, no he hecho más que ponerme al día, aunque a veces tengo la sensación de que la gente conspira para mantenerme en la oscuridad.

No ha ayudado el hecho de que mis parientes me hayan tenido poco más que prisionera durante los diez primeros años de mi vida y, a pesar de pedirle al director que me dejara quedarme en el castillo durante el verano, me dijeron en términos inequívocos que tenía que volver.

Los duendes están intentando averiguar qué protecciones hay en este lugar para poder copiarlas en otro sitio, pero, para que yo pudiera vivir en otro sitio, necesitaría un guardián mágico que me vigilara. Por el momento, esa persona es el profesor Dumbledore, pero como hasta ahora no se ha preocupado por mi bienestar, dudo que lo haga ahora, por lo que le imploro que considere el contrato.

Sé que mi bienestar probablemente no esté muy alto en su lista de prioridades, así que considere el señorío, aunque sólo sea eso.

Si desea saber más al respecto, póngase en contacto con los goblins y estoy seguro de que podrán aconsejarle mejor que yo.

Espero hablar con usted pronto, pero no esperaré una respuesta.

Atentamente,
Harry Potter

La carta en sí no era demasiado condenatoria de nada, aparte del hecho de que el chico lo consideraba tan desalmado como para no preocuparse por su bienestar a pesar de que se había pasado el último año haciendo precisamente eso, incluso realizando un difícil contra hechizo en medio de un partido de quidditch y luchando contra su miedo a volar para arbitrar otro por si acaso, desagradecido imbécil que era. Sin embargo, había algo en la carta que le preocupaba. Oh, no era evidente, el chico se había esforzado por no decirlo, pero el simple hecho de que no hubiera dicho nada era una prueba más de que era cierto.

Al parecer, Harry Potter era víctima de malos tratos y lo había sido durante algún tiempo, si la carta no dejaba lugar a dudas. Y pensar que Severus había acusado al chico de llamar la atención. Se burló de sí mismo, no sólo por esa tergiversación, sino también por haber pasado por alto todas las señales cuando antes se había enorgullecido de ser capaz de detectarlas.

El chico era bajo para su edad, y no sólo un poco, sino unos cuantos centímetros por debajo de sus compañeros. Eso en sí mismo no era condenatorio, aunque sí alarmante, ya que tanto Lily como Potter habían sido bastante altos para su edad cuando empezaron Hogwarts. No era una prueba por sí sola, pero el chico también era muy delgado, casi demacrado en apariencia, aunque había engordado a finales de curso y eso también era bastante revelador. También era bastante retraído, se ceñía a su pequeño grupo de amigos y nunca iniciaba ningún contacto físico. Cada cosa por separado no era gran cosa, pero en conjunto pintaba un cuadro preocupante y Severus sabía que se condenaría si no lo descubría. Después de todo, había jurado cuidar del chico y, en sus libros, eso incluía tanto su bienestar como su vida.

El elemento preocupante eran los goblins. Si ya se las habían arreglado para escabullir al chico en alguna parte, podría ser imposible encontrarlo. Sin perder la determinación, Severus volvió al banco para ver qué podía averiguar sobre el lugar donde vivía Potter y, a partir de ahí, decidir cuál era la mejor forma de actuar.

Como era de esperar, los duendes no fueron de gran ayuda y le informaron en términos inequívocos de que no podían divulgar la información de otro cliente, sobre todo porque él no tenía ninguna relación con el chico, ya que un contrato sin firmar carecía de valor. En cierto modo era bueno saber que los goblins se tomaban la seguridad tan en serio, pero era molesto, ya que ahora no le servía de nada y sólo esperaba que los goblins evitaran que el chico sufriera más daños, aunque su habitual apatía hacia los magos no le llenaba de muchas esperanzas.

Griphook, el duende que al parecer estaba a cargo de las cuentas de los Potter, le había sugerido con sorna que le escribiera una carta al muchacho. Severus estaba a punto de decirle al mierdecilla engreído que se metiera esa idea por donde le quepa, cuando un destello de inspiración lo golpeó. Volvió corriendo a su casa y escribió rápidamente una nota para el chico, simplemente su nombre, ya que hasta los familiares se negaban a recibir cartas en blanco, e imbuyó el papel con los encantos de rastreo más potentes que conocía antes de poner en marcha a Arquímedes, configurando un mapa para seguir el progreso del pájaro y saber en qué momento se desviaba o desaparecía. Por una vez, la suerte estaba de su lado y su cuervo consiguió llegar hasta una propiedad. Por alguna razón, los duendes aún no habían colocado ninguna protección, posiblemente porque Potter se encontraba en medio de un barrio muggle, así que, para no perder la oportunidad, se dirigió directamente al lugar donde estaba la carta.

-¿En qué demonios te has metido esta vez, Potter?- rugió Severus con fuerza, haciendo que el chico volviera a saltar sobre la cama.

-¡Profesor! ¿Qué hace usted aquí?-.

-Estoy aquí, Potter, porque esta mañana he recibido una extraña carta de Gringotts informándome de una posible herencia desconocida hasta ahora, aunque con algunas salvedades cuestionables, y estaba contemplando los pros y los contras de llevarla a cabo cuando recibí una sorpresiva misiva tuya en la que me explicabas que también te habías enterado de este asunto y que, de hecho, me pedías, no, suplicándome, que siguiera adelante- explicó Severus, prefiriendo examinar los frascos de pociones que había sobre el escritorio del chico en lugar de ver el miedo y la confusión que probablemente adornaban las facciones de Potter. -El problema con tu carta, Potter, es que insinuaba cosas que me sentí obligado a investigar de inmediato, por eso estoy aquí. Estoy en lo cierto al suponer que estas pociones son de los duendes?-.

-Sí, señor-, balbuceó Harry, aún aturdido por la repentina aparición de su profesor, -me hicieron un escáner rúnico después de desmayarme y su sanador calculó el régimen de pociones que necesitaría para recuperar la salud-.

-¿Te das cuenta de que son pociones muy potentes diseñadas para contrarrestar la desnutrición prolongada?-.

-Sí señor, vi el pergamino cuando terminaron y creo que es parte de por qué me están ayudando tanto, incluso estableciendo un contrato de alquiler para aquí. A los duendes no les impresionó mi tío y básicamente amenazaron con comérselo si no aceptaba los términos del contrato de alquiler-. Harry no pudo evitar reírse al recordarlo.

-¿Desde cuándo tienes un tío Potter?- preguntó Severus.

Harry parecía confuso. -Desde siempre, señor. Tío Vernon se casó con tía Petunia antes de que yo naciera-.

-¡Estás viviendo con la hermana de tu madre!-. siseó Severus, que no hizo más que aumentar la confusión.

-Sí, estoy viviendo con tía Petunia, tengo que hacerlo por el encantamiento del vínculo de sangre, es la única razón por la que me quedé-, explicó Harry. -¿Cómo sabías que tía Petunia era la hermana de mi mamá?-.

-¿Dónde está?- espetó Severus, ignorando la pregunta mientras su rabia lo dominaba. Y pensar que aquella zorra celosa le había hecho romper sin querer el juramento que le había hecho a su amiga, que era como él clasificaba a Lily a pesar de su desencuentro.

Potter se encogió contra la pared ante la rabia que desprendía aquel hombre y señaló la puerta. -La puerta de enfrente-.

Sin perder tiempo, Severus salió de la habitación envuelto en un remolino de túnicas e irrumpió en la habitación indicada por Harry con tal fuerza que la puerta se abrió de golpe, dejando una abolladura a su paso.

-¡Eres tú, chico!-, rugió un hombre morsa gigante. -Si crees que puedes irrumpir aquí sin más ahora que pagas un poco de alquiler te estás ganando otra cosa. Puedo volver a meterte fácilmente en tu armario-.

Immobulus!- Gritó Severus, sin querer pensar en lo que podría querer decir aquel hombre.

-¡Vernon!- Petunia chilló, -¿qué crees que estás haciendo, vil criatura?-.

-Creo que ese es un caso muy parecido al de la sartén por el mango, Tuney-, se mofó Severus.

Un destello de reconocimiento brilló en los ojos de la mujer y su rostro se puso morado como si estuviera a punto de soltar un grito todopoderoso.

Langlock! ¡Incarcerous!- susurró Severus y Petunia guardó silencio mientras le ataban los brazos a la cabecera de la cama, -así está mejor. Ahora me he enterado de que los cuidados que ha recibido tu sobrino estos últimos diez años no han estado a la altura. Afortunadamente, al menos para ti, parece que tu existencia es necesaria para su supervivencia. Afortunadamente para mí, ese estado no será indefinido. Verás, juré que cuidaría de Harry y, por tu culpa, he fallado en eso y, en consecuencia, exigiré retribución. ¡Escuchenme los dos! Cuando los pabellones ya no sean necesarios, me vengaré, no será rápido y definitivamente no será bonito, se los prometo. Tu única oportunidad de redención es cómo trates a tu sobrino en el futuro. El buen comportamiento ayudará a reducir tu sentencia, el malo la aumentará, ¿entiendes?-. Petunia asintió. -Bien. Como mucho te quedan algo más de cinco años, la mitad de los diez que le has infligido, aunque puede que sean menos. Esta ha sido tu única advertencia-. Con eso Severus giró sobre sus talones, azotando su túnica a su alrededor y casi derribando a Harry que se había arrastrado hasta la puerta para ver qué pasaba.

Una vez que ambos estuvieron de vuelta en la habitación de Harry, Severus cerró y protegió rápidamente la puerta antes de respirar profundamente, tratando de calmarse para poder hablar con el chico, Harry, pensó, sin asustarlo.

-Te pido disculpas por eso, Potter. Es raro que pierda así los estribos de verdad, pero me temo que todos tenemos nuestros límites-.

-Está bien profesor, aunque admito que me sorprende que no esté más molesto conmigo por todo este asunto de los esponsales-.

-Eso difícilmente podrías controlarlo Potter, fue escrito cuando eras un bebé. Yo era un adulto y ni siquiera se me consultó al respecto-.

-¿Así que no te enfadaste cuando recibiste mi carta?- preguntó Harry.

-Por lo del contrato, no-, admitió Severus, -aunque ayudó que ya hubiera recibido una carta informándome de ello esta mañana, supongo que cuando se descubrió-.

Harry asintió. -¿Puedo preguntarle entonces por qué está aquí, señor?-.

-Tu carta me tenía preocupado por tu bienestar, y con razón por lo que parece, y quería asegurarme, por mí mismo, de que estabas bien, no fuera a ser que los duendes te escondieran en alguna parte-.

-¿Aunque me odies?- preguntó Harry.

-No le odio, señor Potter. Odiaba a su padre, y su parecido con él me resulta un poco desconcertante, pero eso no influye en lo que siento por usted como persona. Admito que el año pasado fui un poco antagónico con usted desde que el querido director tuvo a bien decirme que había crecido mimado e idolatraba a su padre-.

Harry se burló. -Yo crecí en el armario de debajo de la escalera y me dijeron que mis padres eran unos muertos de hambre que no trabajaban y murieron en un accidente de coche porque conducían borrachos-.

Severus sintió que su ira volvía a subir y tuvo que respirar hondo para calmarse antes de poder continuar. -Sí, veo que me han engañado por alguna razón, aunque no se me ocurre por qué-.

Harry se limitó a encogerse de hombros.

-En cualquier caso-, continuó Severus, -estaré atento y procuraré ajustar mi comportamiento en consecuencia-.

-De acuerdo-, asintió Harry, -en ese caso debería darte las gracias por salvarme cuando Quirrell estaba hechizando mi escoba el año pasado. Hermione pensó que eras tú quien me hechizaba y por eso te prendió fuego a la túnica, cosa que también lamento, por cierto, pero fue suficiente para distraer a Quirrell, así que al final funcionó-.

-De nada-, dijo Severus, pero la llegada de una lechuza a la ventana, una lechuza del ministerio, le impidió decir nada más, y Severus casi gimió.

Harry sacó la carta y empezó a leerla, pero Severus ya estaba preparando la papelería para escribir una respuesta después de ordenar a la lechuza que se quedara.

Harry se había quedado blanco al leer la carta. -¡Qué significa que me pueden expulsar por usar magia! Ni siquiera he hecho nada!-.

-Es sólo una carta de precaución enviada a causa del encantamiento rastreador de tu varita-, explicó Severus. -El encantamiento en sí es bastante anticuado y sólo puede registrar si se usa magia alrededor de una bruja o mago menor de edad, no quién la ha lanzado. Por suerte, el uso inadecuado de la magia no tiene fondos suficientes, como muchos departamentos del Ministerio, así que su forma de evitar todo el papeleo que implica el uso de la magia cerca de menores es que un adulto se haga responsable de ellos-.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Harry mientras Severus enviaba una carta con la lechuza del Ministerio.

-Todas las varitas se registran con un encantamiento rastreador al entrar en Hogwarts o automáticamente si compras una en Ollivanders; esto es para asegurarnos de que los niños no están lanzando hechizos indiscriminadamente. Sin embargo, como ya he dicho, estos hechizos no pueden registrar quién hace la magia, sólo que ocurre cerca de una bruja o un mago menor de edad, así que seguro que puedes imaginarte con qué frecuencia se activan en una casa de magos o si alguien va al Callejón Diagon. Para evitar tener que investigar cada suceso, un adulto, normalmente el padre o tutor mágico, puede hacerse responsable del menor, lo que significa que será él quien sufra las consecuencias en caso de que ocurra algo-.

-¿Así que acabas de responsabilizarte de mí?-.

-Sí, Potter, además de informarles de que tus parientes ya conocen la magia, por lo que no están amparados por el estatuto de secreto. Esto significa que puedes salirte con la tuya lanzando hechizos en esta casa, pero te advierto que seas responsable, porque puedo prometerte que, si me informan de que estás haciendo mal uso de tu magia, mi castigo será mucho peor que cualquier cosa que el Ministerio pueda imponerte. Y recuerda que técnicamente es ilegal usar hechizos contra muggles por cualquier motivo-.

-Así que ese episodio en la habitación de mi tía nunca ocurrió-, sonrió Harry.

-Precisamente-, sonrió Severus a su vez.

-Entonces, si nunca puedes usar magia contra los muggles, ¿cómo vas a hacer que mi tía pague como dijiste?-. preguntó Harry.

-Hay formas y formas, señor Potter, y lo que el Ministerio no sepa no les hará daño-.

Harry se quedó pensativo un rato. -Entonces, ¿estás tratando de decir que no te importaría tanto que rompiera las reglas si no me pillaran?-.

-En realidad, señor Potter, lo que más me preocupaba era que le recompensaran por saltarse las normas, sobre todo porque al director le hacía mucha gracia robarle la copa de la casa a Slytherin-.

-En mi defensa, no fue idea mía-, argumentó Harry, -sólo me alegré de haber sobrevivido a otro encuentro con Voldemort-.

Severus se estremeció. -En primer lugar, por favor, no digas ese nombre en mi presencia Tengo una marca tenebrosa y me da un sobresalto cada vez que alguien lo dice al oírlo. En segundo lugar ¿qué quieres decir con que te encontraste con el señor tenebroso? Creía que Quirrell había traído vampiros para intentar apoderarse del colegio, pero tú lograste alertar a Dumbledore a tiempo y los mandaste a paseo, con los vampiros matando a Quirrell por su fracaso. Por eso había tantos unicornios desangrados, Draco incluso vio uno-.

-¡Esa es la historia que circulaba!- exclamó Harry.

-Esa es la historia que le contaron al personal después de que todos acabaran en la enfermería-, corrigió Severus.

-¡Pues es una tontería!-.

-¿Estás diciendo que el director mintió al profesorado?-. preguntó Severus.

-Si eso es lo que te dijo, entonces lo digo rotundamente-, afirmó Harry, -sobre todo porque le contamos exactamente lo que pasó, sobre cómo impedimos que vol, quiero decir el señor tenebroso consiguiera la piedra filosofal. Eso es lo que vio Malfoy, por cierto, bebiendo la sangre de unicornio; el señor tenebroso era una especie de sombra y estaba en la nuca de Quirrell-.

-Eso es altamente preocupante por varias razones, no siendo la menor el hecho de que el director parece estar encubriendo las cosas de nuevo-, reflexionó Severus, -así que parece que podría ser algo bueno que te quedes aquí todavía, ya que es menos probable que lo alerte de que algo está pasando-

-¿Estás sugiriendo que no se puede confiar en el director?-.

-Sí, señor Potter, así que hasta que sepamos más, lo mejor será pasar desapercibidos-.

-¿Significa eso que no firmarás el acuerdo de esponsales?-. preguntó Harry, sorprendiendo a Severus en el sentido de que en realidad parecía un poco decepcionado ante esa idea.

-Al contrario, señor Potter, la posibilidad de conseguir el señorío de Príncipe no es algo que me sienta inclinado a rechazar, además tiene el beneficio añadido de proporcionarle un guardián mágico que no sea Dumbledore, por si tuviéramos que tomar medidas drásticas por una razón u otra. Sin embargo, no es algo que debamos tomar a la ligera los contratos mágicos pueden ser delicados y a menudo tienen en cuenta la intención, al menos tanto como la acción-.

-Entonces, ¿qué? Si no nos lo tomamos en serio, ¿nos puede salir el tiro por la culata?-.

-Precisamente, señor Potter, parece que se le puede enseñar. Por suerte para ti, tengo una copia del contrato de esponsales original que puedes revisar esta noche y así podremos ir mañana a Gringotts y modificar cualquier cláusula antes de firmar, de ese modo tendrás protección si necesitas hacer una escapada rápida a algún sitio, sobre todo si el señor tenebroso vuelve a estar en movimiento-.

Harry asintió, para alegría de Severus. -Por cierto, no sé si los duendes habrán acabado ya con las protecciones extra, así que no sé si podrás salir por donde has entrado...- Harry le informó.

-La palabra es aparecerse, señor Potter, y espero que esas protecciones estén en su sitio. Sin embargo, cuanta menos gente tenga esa habilidad, más seguro estará, y soy perfectamente capaz de encontrar un callejón tranquilo para volver a casa-.

-Ok, en ese caso gracias por su ayuda Profesor, realmente se lo agradezco, y supongo que lo veré en algún momento de la mañana-.

-Volveré a las nueve en punto, señor Potter, así que asegúrese de estar listo; tanto los duendes como yo esperamos puntualidad-. Con eso Severus se despidió, haciendo planes para enviar una carta con su cuervo para concertar la cita para firmar el contrato y preguntándose cuánto dormiría esa noche mientras intentaba procesar todo lo que había aprendido ese día. Lanzó un par de hechizos rápidos en dirección al dormitorio de los Dursley y salió por la puerta principal, preguntándose por los cambios que un día podría traer.

Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

745 121 18
-¿Y por qué no lo matas y punto? -¿Matarlo? Eso sería muy sencillo para ambos. Pretendo hacer de su vida un infierno, igual que él ha hecho de la mía...
8K 702 24
Harry y Dudley son atacados una noche y llaman a Snape para arreglarlo. Un Harry del tamaño de un niño de seis años, que se parece mucho más a Lily q...
200K 18.5K 26
La guerra sigue, Harry ha perdido a casi todas las personas que le importan, esta solo en una habitación con su padrino y su ahijado, a quien el dest...
209K 13.8K 50
"No te vayas, hay muchas pero no hay de tú talla"