THE PRICE OF FREEDOM

By jenifersiza

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Después de su enfrentamiento con Voldemort al final de su primer año, Harry decide que ya está harto de que l... More

Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55

Capítulo 1

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By jenifersiza

-Sube rápido, chico-, rugió Vernon, -no vamos a tolerar ninguna de tus rarezas mientras estés aquí, así que ese maldito baúl irá bajo las escaleras y podrás subir al segundo dormitorio de Dudley hasta que sea hora de que prepares la cena-.

Los pies de Harry se negaron a moverse mientras algo en su interior se quebraba. -No-, susurró. Era un mago, maldita sea, y no hacía mucho que se había enfrentado a un poderoso mago oscuro y había ganado. No era débil, así que por qué iba a pasarse el verano siendo mangoneado por su supuesta familia.

-¿Qué has dicho?- siseó Vernon amenazadoramente, un tono que solía acobardar a Harry, pero ya no. Después de todo, ¿qué era Vernon Dursley comparado con Lord Voldemort?.

Sin perder la determinación, Harry se encontró con la mirada de su tío. -He dicho que no, tío Vernon. Dudo que nadie te lo haya dicho, pero me encontré con el asesino de mis padres el mes pasado y no sólo yo salí vivo, sino que el tipo que Voldemort estaba poseyendo no lo hizo-. Y ese pensamiento le revolvió el estómago. Había matado a un hombre. Sí, fue en defensa propia, pero aún así no le sentó bien.

-Y una mierda-, espetó Vernon, aunque parecía un poco agitado ante la perspectiva, -ese viejo chiflado no te habría enviado de vuelta si ese fuera el caso-.

-Lo habría hecho-, admitió Harry, -al parecer, los pabellones que rodean esta propiedad gracias al sacrificio de mi madre son los que me protegieron. Por eso tengo que volver aquí-.

Ahora Vernon parecía engreído. -Bien, entonces tienes que estar aquí y mientras estés será mejor que te des cuenta de que estás trabajando para ganarte el sustento y trabajando duro. No voy a tener un derrochador en mi casa. Si yo no me paso el día sentado, tú tampoco-.

-¿Eso es todo?- preguntó Harry, que de repente tuvo un arrebato de inspiración. -¿Es sólo el hecho de que no estoy pagando mi camino con lo que tienes problemas?-.

-Y tu frikismo-, se mofó Vernon.

-¿Pero y si pudiera pagarte el alquiler de la habitación?-. preguntó Harry.

-¿Con qué?- se burló Vernon.

-Con mi herencia-, afirmó Harry y esa información no provocó un cambio en la cara de su tío.

-¿Qué herencia? Tus padres no trabajaban-.

-Puede ser-, dijo Harry, después de todo nadie le había dicho nada más, -pero al parecer mi padre era de una antigua familia mágica. Me dejó una bóveda llena de monedas en el banco de magos. Tendría que comprobar cuánto hay, pero quizá podríamos llegar a un acuerdo-.

-Toda una cámara acorazada, has dicho-, reflexionó Vernon y Harry pudo ver a su tío calculando lo que podría sacarle a su sobrino y Harry sintió brevemente el impulso de retirar la oferta, negándose a darle nada a aquel culo avaricioso, pero la idea de que podría seguir disfrutando de su libertad era fuerte. ¿No estar encerrado en casa y poder salir y hacer todas las cosas que hacía su primo? Tal vez incluso poder leer sobre este maravilloso nuevo mundo. Sí, por eso valía la pena pagarle a su tío.

-Como he dicho, tendré que volver a Londres mañana para comprobarlo-, admitió Harry, -no es como si tuviera un extracto bancario, y podemos discutir las condiciones en función de lo que pueda permitirme-.

Vernon asintió, probablemente ya gastando mentalmente este nuevo ingreso. -Por suerte para ti es fin de semana y a Pet probablemente le gustaría ir a Londres a hacer algunas compras, así que iremos por la mañana, y supongo que podemos pedir comida para llevar esta noche, pero no tendrás tus cosas, al menos hasta que pagues, y espero ver un extracto bancario antes de acordar una tarifa. No permitiré que intentes escatimar conmigo, chico-.

Harry asintió y se apresuró a entrar, tomando su baúl y poniéndolo debajo de las escaleras, sin importarle ahora que sabía que podía negociar el acceso a él. Sólo esperaba que no le costara todo.

El día siguiente fue un poco surrealista mientras Harry se dirigía al banco por el callejón Diagon. El viaje a Londres había sido, cuando menos, extraño, con los Dursley ignorándole y Dudley armando un escándalo ante la idea de que Harry tuviera una especie de enorme herencia, lamentándose de lo injusto que era que su primo el raro tuviera dinero y él tuviera que aguantar a sus padres. Harry estuvo a punto de gritarle que lo dejaría todo sin pensárselo dos veces si eso significaba tener una familia, pero consiguió morderse la lengua. Quería quedar bien con sus parientes para cuando llegaran al punto de negociar el alquiler, en caso de que al final no pudiera permitirse mucho. Su tío lo había dejado en la puerta del Caldero Chorreante con unas cuantas libras e instrucciones estrictas de que lo llamara a su número de móvil en cuanto terminara en el banco y un recordatorio de que querría ver un extracto bancario reciente antes de que calcularan lo que Harry pagaría y podría conseguir. Obviamente, no querían merodear por una zona mágica conocida, ya que el coche arrancó en cuanto Harry salió, pero no le importó.

Tom, el casero, se había sorprendido mucho al ver a Harry solo, pero le había abierto amablemente la entrada, no sin antes ofrecerle el desayuno después de oírle rugir el estómago. Obviamente, los Dursley no habían tenido a bien darle el desayuno a Harry, aunque él no había tenido que cocinárselo, así que Harry lo consideraba una victoria. Había rechazado a Tom alegando que necesitaba llegar rápido al banco, lo cual era cierto, pero tampoco quería tener que preocuparse por pagar algo que tal vez no pudiera permitirse. Si sus finanzas eran lo suficientemente buenas, pensó que siempre podría comer algo mientras esperaba a que su tío lo recogiera. Sólo esperaba que el pub siguiera tranquilo para entonces, de momento no había nadie más allí, probablemente debido a lo temprano que era, y Harry agradeció la falta de atención.

El banco era tan intimidante y sobrecogedor como antes y Harry no pudo evitar mirar a su alrededor mientras se dirigía a un cajero libre.

-Hola, me gustaría obtener un extracto bancario, por favor-, dijo Harry interrogativamente, esperando que eso existiera en el mundo de los magos o tendría que replantearse todo el plan.

-Nombre y llave de la cámara acorazada-, dijo el duende.

-Harry Potter y... no tengo la llave de la cámara, Hagrid se la llevó el verano pasado-.

-Eso no fue muy inteligente, señor Potter-, se burló el duende. -Podemos hacer que le den una llave nueva, pero antes tendrá que verificar su identidad-.

Harry se levantó el flequillo con cautela.

-Las cicatrices se pueden fingir, señor Potter-, resopló el duende. -Sígame a una sala de reuniones, Griphook estará con usted en breve para hacerle un análisis de sangre y luego podrá hablarle de sus cuentas-.

Harry se limitó a asentir y siguió obedientemente al duende, sintiendo ya que había metido la pata y preguntándose si la criatura se había expresado mal; seguramente quería decir cuenta singular.

La sala de reuniones no estaba lejos y estaba tan elaboradamente decorada como el resto del banco, lo que hizo que Harry se sintiera un poco incómodo mientras se acomodaba en la silla de felpa y esperaba la llegada del que, según recordaba, era su gestor de cuentas. Por suerte, el duende no tardó en entrar.

-Buenos días, Griphook-, dijo Harry, poniéndose de pie y tratando de recordar sus modales, no queriendo enfadar a los duendes más de lo que temía que ya lo había hecho.

-Buenos días señor Potter, siéntese por favor. Rangor me ha informado de que esta mañana deseaba repasar sus cuentas y, aunque me alegro de verle, es práctica habitual escribirle y concertar una cita antes-, le amonestó el duende.

-Siento mucho las molestias- respondió Harry, sentándose de nuevo, -pero vivo en el mundo muggle y puede ser difícil comunicarse, y mucho más viajar cuando quiero. Sólo quería un extracto bancario, si es posible, y tal vez sacar algo de dinero en moneda muggle y esperaba poder solucionarlo esta mañana-.

-Muy bien, señor Potter, aunque tendremos que hacerle un análisis de sangre para verificar su identidad, ya que ha perdido la llave de la cámara acorazada y no podemos darle una nueva sin ella-.

-No la he perdido, Hagrid nunca me la dio-, resopló Harry.

-Sea como fuere, señor Potter, no podemos hacer nada con respecto a su cuenta sin ella, así que será mejor que empecemos-. Explicó Griphook. Le pasó un trozo de pergamino y una pequeña daga. -Por favor, hágase un corte en el dedo y deje que tres gotas de sangre empapen el pergamino, verificará su identidad y luego le informará sobre las cuentas y propiedades que posea-.

-¿Por qué no hice esto el verano pasado?- preguntó Harry, sin apenas sentirlo cuando la afilada daga le cortó la carne y las tres gotas cayeron sobre el pergamino. Se lamió el dedo para sellar el corte mientras Griphook retiraba la hoja y usaba magia para limpiarla.

-Estabas con otra persona-, declaró Griphook. -Hay normas que nos prohíben hablar de herencias, especialmente con menores, cerca de cualquier otra persona para evitar que los herederos sean manipulados. El señor Hagrid debería haberte enviado por tu cuenta, pero posiblemente desconocía nuestro protocolo-.

Eso Harry podía creérselo quería a Hagrid pero no era la herramienta más afilada del cobertizo. Se distrajo de seguir pensando en el tema cuando la tinta empezó a arremolinarse en el pergamino que antes estaba en blanco y Harry volvió a asombrarse de la magia, aunque su asombro se convirtió rápidamente en puro asombro cuando las líneas de escritura crecieron y crecieron y el pergamino pareció extenderse para que cupiera todo. No tuvo oportunidad de leer mucho, ya que la escritura aparecía muy rápido, pero sin duda vio múltiples números de bóveda, ¡así como propiedades! ¿De dónde habían salido?.

En cuanto dejó de arremolinarse, Griphook lo cogió y dio unos golpecitos en un cajón antes de sacar otro montón de pergaminos. -Obviamente, ésta es la visión general de su patrimonio, pero se trata de información altamente confidencial y no le sugiero que se la enseñe a nadie. ¿Puedo preguntarle para qué lo necesita?-.

-Um, mi tío, quería ver cuánto puedo pagar de alquiler, ¡pero no quiero que vea todo esto!-. exclamó Harry.

-Bastante-, convino Griphook, -aunque no estoy seguro de por qué deseas pagarle un alquiler a tu tío, ya que tienes muchas propiedades propias. Está la mansión Potter en Dartmoor, antigua residencia de Charlus y Dorea Potter; la isla de Shaw, cerca de las Hébridas Exteriores, aunque es muy remota, sólo una cabaña y un bosque; una villa en el distrito mágico de las afueras de Marsella y una cabaña en Aspen, creo que en algún lugar de América-. Harry miró boquiabierto al duende mientras le pasaba cuatro hojas de pergamino. -Si esos te parecen un poco fastuosos para tus gustos, entonces estoy seguro de que hay una casa en Godric's Hollow que podrías ocupar-.

-¡Se refiere a la casa donde murieron mis padres!-.

-No, señor Potter, ese lugar está completamente abandonado y bajo demasiadas protecciones para detener a cualquier saqueador. No, usted es el dueño del pueblo, señor Potter, así que en teoría podría tomar cualquier casa, aunque le aconsejo que espere a que haya una vacía-.

-¿Cómo puedo ser dueño de un pueblo?- preguntó Harry, asombrado.

-Todo empezó con Hardwin Potter y su esposa Iolanth, de soltera Peverell, que querían una zona donde sus hijos mágicos pudieran crecer en paz. Así que utilizaron la herencia de Iolanth para comprar tierras en el pueblo y poder ofrecer alquileres baratos a los magos. Resultó ser una buena inversión y las generaciones futuras la continuaron hasta el punto de que ahora ustedes poseen todas las propiedades, incluidas varias granjas que producen cultivos para el mundo mágico-. Griphook le entregó una gran pila de pergaminos en los que se detallaban todas las propiedades y los ingresos que reportaban. La mayoría no parecían gran cosa, pero a Harry no le importaba, sabía que no todo el mundo podía permitirse mucho y prefería que la gente pudiera tener un techo bajo el que cobijarse.

-Entonces, ¿cuál te gustaría tomar?- preguntó Griphook.

-No creo que sea posible-, suspiró Harry. Su propia casa sonaba bastante bien, pero los recuerdos de su enfrentamiento con Voldemort y Quirrell estaban demasiado frescos.

-¿Y por qué, señor Potter?- Griphook miró fijamente a Harry, con sus ojos brillantes clavados en él.

Harry suspiró. -Cuando le pregunté al profesor Dumbledore si podía quedarme en el castillo durante el verano, me dijo que no podía, que tenía que volver con mis parientes a causa de unos pabellones de sangre que habían entrado en vigor por el sacrificio de mi madre. Verás, se supone que deben protegerme y estoy bastante seguro de que lo hacen ya que el profesor Quirrell literalmente no podía tocarme cuando Voldemort compartía su cuerpo-.

-¿Qué quieres decir?-, insistió el duende.

-En Hogwarts tuve un enfrentamiento con Voldemort que estaba en la parte posterior de la cabeza del profesor Quirrell. Cuando intentó atacarme no pudo, se quemó completamente cuando intentó tocarme. Si ese es el tipo de protección que obtengo por vivir con mis parientes, entonces vale la pena. Por desgracia, no les gusta la magia y no están contentos con tener que mantenerme con ellos, así que esperaba que darles algo de dinero para mi manutención ayudara a las cosas-.

-Entonces está bien, señor Potter, aunque me preocupa un poco el hecho de que, al parecer, se enfrentara al señor tenebroso en Hogwarts-.

-Lo hice y sobreviví-, suspiró Harry, -pero por eso prefiero conservar cualquier protección que pueda conseguir y si pagar a mis parientes me concede un poco de libertad, que así sea-.

-¿Te tienen prisionero?- Griphook preguntó, su voz tomando un borde peligroso.

-No, en realidad no-, tartamudeó Harry. -Me obligan a hacer todas las tareas así que no tengo tiempo libre y mi tío no me iba a dejar tener mis cosas del colegio este verano pero me dieron la otra habitación de mi primo el verano pasado así que no está tan mal-.

-¿Y dónde dormías antes del verano pasado?-. Preguntó Griphook y Harry no pudo evitar estremecerse de miedo.

-En el armario de debajo de la escalera-, murmuró Harry, no queriendo cabrear a un duende sediento de sangre.

-Eres consciente de que existen leyes contra el abuso infantil tanto en el mundo de los magos como en el de los muggles, ¿verdad?-. preguntó Griphook, con un brillo peligroso en los ojos.

-¿De qué me sirve eso?-, suspiró Harry. -Necesito la protección de mi tía, según Dumbledore, lo que significa que tengo que quedarme con ellos, lo que significa que no puedo hacer que los arresten-.

-Hay muchos tipos diferentes de protección mágica, señor Potter-, le informó Griphook, -y tendría curiosidad por ver qué es exactamente lo que hay en una casa del mundo muggle que sea mejor de lo que podrías conseguir en otro sitio-.

-¿Puedes hacer eso?- preguntó Harry, -ver qué protección es y luego replicarla-.

-Sí, señor Potter. Aquí en Gringotts empleamos a algunos de los mejores guardianes del mundo, tanto para montar como para desmontar; si efectivamente hay algún guardián en la propiedad podremos ponerlo en otro sitio, por un precio, claro-, Griphook sonrió y Harry vio un gran parecido con su tío del otro día.

-¿Eso es una garantía?- preguntó Harry astutamente y se sorprendió al ver que el duende parecía ligeramente impresionado.

-Podemos estipularlo en el contrato si lo deseas y una vez que hayamos establecido los pabellones que supuestamente te protegen podemos instalarlos en cualquier propiedad que desees habitar-.

-¿Entonces no tengo que seguir viviendo con mis parientes? ¿No necesitaré a un adulto allí ya que sólo tengo 11 años?-.

-Es poco probable, ya que todas las propiedades principales de Potter tienen elfos domésticos, así que sólo tendrías que conocerlos y vincularlos a ti, ya que desde hace mucho tiempo se les considera cuidadores adecuados, todo lo que se necesitaría entonces es que tu tutor mágico te controlara de forma intermitente y eso sería... - el duende escaneó hojeando el papeleo, pero entonces se le cayó la cara. -Albus Dumbledore-.

Harry comprendió la reacción. Por un breve momento Harry había pensado que no sólo podría tener una dosis de libertad este verano, sino posiblemente una autonomía completa. Esa esperanza se había desvanecido. -Supongo que no hay forma de que el profesor Dumbledore no supiera de ninguna de estas otras propiedades ni nada por el estilo, ¿verdad?-.

-Lo dudo, señor Potter, aunque ¿puedo adivinar por su sorpresa que no ha estado cumpliendo su función?-. inquirió Griphook, que seguía revisando papeles.

-Bueno, dado que no tengo ni idea de lo que es uno y que ni siquiera lo había visto hasta la fiesta de bienvenida en Hogwarts, supongo que no lo ha hecho. ¿Significa eso que puedo conseguir un guardián mágico diferente?- La esperanza se encendió en Harry una vez más.

-Me temo que no, señor Potter-, y Harry no pudo evitar pensar que Griphook parecía sinceramente arrepentido. -Aquí tiene una copia del testamento de su padre y en él se dice claramente que Albus Dumbledore debe ser su tutor mágico en caso de que alguno de sus padrinos quede incapacitado-.

Harry ojeó el documento aunque no había mucho, sólo que todo lo que poseía pasaría a Harry y que Sirius Black y Alice Longbottom, sus padrinos, cuidarían de él pero si algo les ocurriera, el papel de tutor mágico recaería en Albus Dumbledore. -Alice Longbottom, ¿tiene algún parentesco con Neville Longbottom?-.

-Sí, es su madre. Por desgracia, ella y su marido fueron atacados poco después que tú y tus padres. Los Longbottom sobrevivieron pero actualmente se encuentran en estado vegetativo y son residentes permanentes de San Mungo, el hospital mágico-, explicó Griphook con un suspiro ante la mirada perdida de Harry con respecto al edificio. Sinceramente, era ridículo que el chico no supiera absolutamente nada de su mundo.

-¿Y qué hay de este Sirius Black?- Preguntó Harry y Griphook sintió ganas de estrangular a Dumbledore por su estupidez.

-Sirius Black fue quien traicionó a tus padres y actualmente reside en Azkaban y es ampliamente considerado como el más peligroso de los mortífagos-.

-Pero si le hicieron mi padrino ¿no suele significar eso que era amigo suyo?-.

-Eso era lo que decía la gente, sí-, asintió Griphook.

-Y aun así los traicionó-, suspiró Harry. -¿Hay algo en el testamento de mi madre que pueda ser útil?-. Sabía que probablemente se estaba agarrando a un clavo ardiendo, pero ahora que había saboreado la libertad, Harry se resistía a renunciar a ella.

-Es poco probable, señor Potter- suspiró Griphook, aunque de todos modos empezó a rebuscar entre los papeles. -El mundo de los magos está bastante atrasado en algunas cosas, como supongo que adivinará por el hecho de llamarse mundo de los magos, y por eso los derechos de las brujas no siempre son tan elevados como los de sus homólogos masculinos. Tu madre no habría podido hacer más que distribuir sus bienes personales. La única persona que podría anular el testamento de tu padre sería tu tío abuelo Charlus Potter, ya que era el hijo mayor y, por tanto, ostentaba el título de Lord Potter-.

-¿Hay más Potter?-.

-Había-, explicó Griphook. -Murieron en 1982, brote de viruela de dragón, muchos murieron por esa época. Mattheus Potter, su hijo, murió un año después en un accidente de escisión-.

-No me había dado cuenta de que tenía tanta familia-, dijo Harry, -aunque, desde que murieron, eso no me ayuda necesariamente ahora-.

-No, pero esto podría-, sugirió Griphook, blandiendo una nueva hoja de pergamino. -Parece que Charlus redactó un contrato de esponsales para ti-.

-¡Matrimonio! Pero si aún no tengo doce años-.

-Esponsales, señor Potter, no matrimonio. Los esponsales no son más que una declaración de intenciones de formar una unión entre dos personas, pero no tienen por qué conducir necesariamente al matrimonio, aunque a menudo lo hacen. Animan a los contrayentes a conocerse y, a partir de ahí, suele surgir una relación, sobre todo si el contrato se firma pronto-.

-¿Con quién se supone que me voy a casar y en qué me va a ayudar eso exactamente?-. preguntó Harry, receloso de hacerse ilusiones una vez más.

-Ayuda, señor Potter, porque si su prometido es mayor de edad puede actuar como guardián mágico para asegurarse de que no se mete en problemas, lo que significa que podemos pasar por encima de Dumbledore. En cuanto a tu prometido, es el futuro Lord Prince, Severus Snape-.

-¡Perdón qué!- Exclamó Harry antes de desmayarse prontamente.

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