Lucky

By daniclfrn

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Afortunado: «que tiene fortuna o buena suerte» o «que es resultado de la buena suerte». ¿La buena suerte exis... More

cero
Capítulo I: Like a Smooth Operator!
Capítulo II: Si supiera
Capítulo III: ¿Quién te dejó solo?
Capítulo V: Receso de verano
Capítulo VI: Corazón a corazón
Capítulo VII: Porque así es la vida
Capítulo VIII: Asfixiante
Capítulo IX: No es nada
Capítulo X: Contra el mundo
Capítulo XI: Afortunado
Capítulo XII: Tengo toda la vida para escucharte
Capítulo XIII: Mundo superficial

Capítulo IV: Charles...

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By daniclfrn

Grabar videos o cualquier tipo de contenido en el Motorhome de Ferrari, junto a Carlos, previo a una carrera, le generaba paz. Lo hacía sentirse tan bien y cómodo, generándole tranquilidad y haciéndole olvidar por completo la ansiedad que sentía antes de cada Gran Premio, al menos de esta temporada; por el momento lideraba la tabla del Campeonato de Pilotos, era un enorme peso que tenía encima, la presión que sentía por aquello era máxima y sabía muy bien que no debía equivocarse o fallar, porque eso le costaría su sueño y meta de toda la vida.

Las carcajadas inundaban el lugar en el que se encontraban, ambos pilotos estaban sentados frente a las cámaras y parte del personal de producción, jugando algún tipo de juego en el que Charles debía repetir frases en español con Carlos guiándolo, pero evidentemente le costaba un poco seguir el ritmo, aunque bueno, de escucharlo a su compañero de equipo hablar en su idioma natal, se le habían pegado un par de palabras que pronunciaba de manera correcta.

La estruendosa risa de Carlos distraía un poco a Charles, el verlo lucir tan alegre y calmado, con sus ojos brillando a más no poder, lo dejaba enternecido; le gustaba verlo así. Daría lo que fuera por siempre ver a su compañero feliz, le daba años de vida y, por alguna razón, hacía que su corazón diese un vuelco en su pecho.

Apenas terminaron de grabar aquel video, el chico de Mónaco escuchó que su celular sonó por una notificación, revisó este y detuvo su caminar de manera abrupta.

El texto apenas decía un simple: «Charles...», pero le bastaba ver el número que se lo había enviado —el cual no tenía agregado —, para saber de quién se trataba.

Repentinamente sintió ganas de vomitar, su corazón empezó a latir con tal rapidez que parecía que dentro de poco explotaría, de pies a cabeza fue recorrido por una sensación que lo llenó de miedo, además de incomodidad, movió sus pies con rapidez en busca de algún lugar para estar completamente solo, quería llorar, gritar o quizás estrellar el celular contra la pared. Las personas a su alrededor se dieron cuenta de la manera tan extraña en la que había empezado a actuar tras revisar su celular, pero nadie se atrevió a preguntarle nada al menos en ese momento, no obstante, una vez empezó a dirigirse a su lugar de descanso, Carlos decidió ir a ver qué le sucedía, quizás fue el primero y único en fijarse en cómo el monegasco quería llorar, su cara lo delataba por completo y más aún la expresión de desesperanza que estaba plantada en esta.

Charles cerró la puerta con un poco de fuerza y recostó su espalda contra esta, sintiendo que sus piernas se debilitaban y se sentó en el suelo, mientras sostenía sus rodillas las cuales pegó a su pecho, escondiendo su rostro entre ellas.

Quería llorar pero no se lo permitía, internamente se decía que ya había llorado mucho por aquel tema y que era algo estúpido, pero en la otra cara de la moneda, tenías sus lágrimas acumuladas porque él lo volvió a buscar después de lo que le hizo. No lo entendía, no sabía porqué lo hacía, ¿Qué ganaba atormentándole la vida así? ¿Por qué le escribía como si nada? Se suponía que después de todo lo que pasó, cada quien se iría por su lado, Charles estaba en su mejor momento como piloto de la fórmula 1 con el equipo que siempre anheló y él debía prepararse para un Mundial de Fútbol, se encontraban separados y limitados, eso era bueno, o al menos para Leclerc lo era.

Habían roto a finales del año anterior, ese fue el momento en que Charles se dio cuenta de todo lo que le hizo y lo sacó de su vida como pudo, sin saber que él se ofendería por eso y lanzaría un contraataque que casi hace que el monegasco pierda absolutamente todo. Caminó por una débil cuerda floja durante casi dos meses, hasta que las cosas volvieron a su lugar, tuvo mucha suerte para tapar lo que él hizo en aquel momento y sabía que, si las cosas nuevamente se salían de control, todo se desmoronaría. Además, no es como si aún siguiese enamorado de él o queriéndolo, con la decepción, los sentimientos desaparecieron en poco tiempo, siendo reemplazados por algo que era como una mezcla entre ansiedad y enojo, algo que no lo dejaba en paz por completo y que le hacía temer, pero que al mismo tiempo le daba ganas de mostrarle al mundo como el chico con el que estuvo, era realmente, también le enojaba haberse permitido pisotear por alguien que supuestamente lo quería, prometiéndose a sí mismo nunca más enamorarse o siquiera fijarse en alguien más, pero...eso es otra historia.

Carlos tocó la puerta con delicadeza y esperó pacientemente fuera de esta. Por su estado, no sabía si Charles le abriría o no, pero prefirió arriesgarse. Era mejor eso, que quedarse sin hacer nada, haría lo que fuera por Leclerc y eso estaba muy claro.

Al otro lado de la puerta, Charles suspiró con pesadez e intentó regular su respiración con un ejercicio que había aprendido hace tiempo, tragó saliva sintiendo que su pecho dolía un poco por la ansiedad, pero eso no fue impedimento para ponerse de pie y abrir la puerta.

Aquellos ojos cafés lo miraron de pies a cabeza, como escaneándolo, Carlos estaba tratando de procurarse de que físicamente no le pasaba nada, pero la palidez en el rostro de su compañero de equipo, le decía lo contrario.

— ¿Carlos?

— ¿Estás bien? —le preguntó de manera directa, mirándolo a los ojos. El azul verdoso de sus orbes estaba opaco, perdiendo todo el brillo que antes había tenido y Sainz se dio cuenta de aquello también.

Charles se quedó en completo silencio y levemente frunció el ceño, le parecía extraño que Carlos estuviese preguntándole aquello, él nunca dijo nada y, al menos en su mente estaba convencido de que no había sido obvio con las emociones que experimentó frente a todo el mundo, cuando recibió aquel mensaje.

— ¿Qué? ¿Me veo mal? —trató de evadir la reciente pregunta, tocando su cabello y su rostro, mientras sonreía.

El otro chico de Ferrari negó en respuesta.

—Te fuiste muy rápido y parecía que querías llorar —el español le dijo, seguro de lo que había visto.

A Carlos no se le pasaba ningún detalle de Charles, era un hecho, aunque...a veces sí.

El de Mónaco tragó saliva y parpadeó de manera lenta, sin saber qué decirle. Era obvio que no le diría que su ex, el cual le había hecho la vida imposible con sus amenazas y el que le enseñó que las traiciones pueden venir incluso de la persona que más uno quiere, le había enviado un mensaje después de muchísimos meses de haber perdido contacto y a pesar de todo lo que le hizo.

No podía decírselo, honestamente, nunca se lo diría porque sería revelar mucha información y, a pesar de que Carlos le generara confianza, no podía fiarse por completo de él.

— ¿Quién iba a llorar? —Leclerc habló en un tono divertido, mientras negaba —. Solo quería irme rápido porque quería descansar un poco antes de la carrera.

El español tenía una expresión neutra en el rostro, aunque estaba preocupado por su compañero y de verdad quería saber qué era lo que le pasaba, escondió lo que realmente sentía, para no ser tan intenso. Llevó una mano hasta su hombro, mientras daba un par de pasos hacia delante y acercaba su rostro al monegasco, mirándolo más de cerca, Charles retrocedió apenas unos centímetros y se quedó embelesado ante el chico que tenía en frente, por más que quería moverse, no podía reaccionar, sus pies se habían congelado y sentía que los latidos de su corazón aumentaban de manera progresiva. Ni siquiera parpadeó, miraba a Carlos con total atención y determinación, notando hasta el detalle más minúsculo de su rostro y el cómo sus ojos se movían.

—Estás pálido, Charles —le escuchó decir después de unos segundos, sintiendo cómo alejaba su rostro —. ¿Desayunaste bien?

Aún cautivado, el mencionado asintió en respuesta, las palabras se quedaron estancadas en su garganta, no podía hablar por más que lo quisiera.

— ¿Seguro estás bien, Charles? ¿No quieres que el equipo médico te revise? Tendremos una carrera dentro de poco y...

—No, estoy bien —finalmente dijo.

Carlos asintió con lentitud, poco convencido de su respuesta. Sus palabras, contradecían totalmente sus acciones, pero él no iba a seguir indagando, para no incomodar a su compañero.

—Está bien, descansa entonces —le dirigió una sonrisa.

Tras decir esto, Carlos se alejó de él y se dio la vuelta para irse, Charles observó todos sus pasos, sintiéndose un poco decepcionado de él mismo por ser incapaz de darle la información verdadera, pero es que realmente no podía, no podía decirle todo aquello, tenía miedo y nadie se lo quitaría.

Murmuró un «Gracias por preocuparte por mí», y nuevamente entró hundiéndose en sus pensamientos.

Los resultados de la carrera no fueron los esperados, la estrategia y las órdenes dadas a los pilotos no fueron las correctas, por lo que perdieron muchas posiciones y segundos valiosos en los pits.

Ambos estaban completamente frustrados, sobre todo, Charles, el cual, aunque antes de tiempo, empezaba a ver el título de Campeón Mundial, alejándose de sí. Últimamente las estrategias de Ferrari no eran buenas, algunas llegaban hasta el punto de lo ilógico y la información proporcionada a los pilotos durante las carreras era incorrecta o llegaba muy tarde, perjudicándolos más; irónicamente quién más pasaba por este tipo de situaciones, era Charles.

Y, para hacerlo peor, salió de la carrera debido a que el monoplaza derrapó y perdió viabilidad en el circuito, ocasionándole daños a la estructura.

El piloto de Mónaco se encontraba en un estado de shock, estaba muy sumido en su mundo y nadie podía sacarlo de este, era evidente que se encontraba molesto y consternado, sabía que lo que estaba perdiendo era algo con lo que mucho tiempo había soñado y, aunque aún faltasen algunas carreras para que se acabe la temporada y se sepa quién será el Campeón Mundial, él sentía que poco a poco se alejaba de ese sueño, le frustraba la situación.

Pero lo único que podía hacer era mejorar como piloto, por otra parte, después de recibir aquel mensaje se la pasó un poco distraído, su cabeza seguía dándole vueltas al porqué él había hecho eso justo en un momento como este, no podía sacarse de la cabeza el hecho de que quizás le había escrito porque buscaba volver o algo por estilo, cosa que se le hacía estúpida porque no aceptaría estar a su lado de nuevo; ahora solo le da asco, repulsión y ansiedad verlo o siquiera escuchar su nombre.

Porque a la final, sí se puede llegar a detestar a alguien a quien alguna vez amamos, dependiendo del contexto, claro.

O simplemente es un sentimiento que es parte del proceso de superación.

N/A:

En efecto, soy Charles.

¿Cómo han estado? Perdón por desaparecerme, pero es que entre tantas cosas que han pasado y mi falta de inspiración, no había podido escribir.

¿Quién creen que es el ex? Leo suposiciones.

Gracias por el apoyo

Y nos leemos en unos días ;]

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