Besos en Guerra ©

By dayzaccardi

65.6K 6.7K 3.9K

"Solo físico. Beneficios. Cero sentimientos. Y ya" Regla uno: si una mujer ingresa al sistema será aniquilada... More

💋⚔️
ANTES DE LEER
⁰ Viento Negro
¹ Mushu
² El entrenador
³ Chat privado
⁴ Juego sucio
⁵ Yin Yang
⁶ El refugiado
⁷ Levántate, si puedes
⁸ Jugando con fuego
⁹ Tenemos un trato
¹⁰ Hola, ¿tú eres...?
¹¹ Apretados
¹² Vacío
¹³ Besame
¹⁵ Dibujos
¹⁶ Acurrucados
¹⁷ Ansiedad
¹⁸ Ultimátum
¹⁹ Las minas
²⁰ Debajo de ti (y de la lluvia)
²¹ Amigo
²² Sueños nublados
²³ Capitán
²⁴ Tú
²⁵ Quédate
²⁶ Mensaje
²⁷ Verdades a la luz
²⁸ Otro amor
²⁹ Quererte
³⁰ Contigo
³¹ Adiós
³² Sueños oscuros
³³ Fregadero
³⁴ ¿Quién es?
³⁵ Personaje secundario
³⁶ Cobarde
³⁷ Decisión
³⁸ Error del sistema
³⁹ Auxilio
⁴⁰ Caos
FINAL 1/2
FINAL 2/2
EPÍLOGO
¿BEG EN FÍSICO?

¹⁴ Juguemos

1.5K 146 121
By dayzaccardi

Blair

Nunca pensé que hoy el día iba a terminar así como estoy ahora: mirando a Zayn, sin remera, luego de bañarse, con el pelo húmedo, cocinando en lo que se supone que es un pequeño horno eléctrico que tiene dentro de su casa/habitación.

Hace dos segundos atrás, el rubio me dijo que no había cenado y que, a consecuencia de ello, si no quería verlo con mal humor hablando de una clase de... ¿trato que quería proponerme? Tendría que esperar a que se bañe, a que cocine algo y a que termine de abastecer tu apetito para que no me mande a la mierda tan rápido.

—Capitán —lo llamo por décima vez desde el sofá con la intención de joderlo.

—¿Qué quieres ahora, Blair? —responde con poca voluntad.

—Así dado vuelta hasta parece simpático —Cruzo mis piernas y suelto una risilla sarcástica.

—Soy simpático.

—Ajá.

—¿Ajá qué?

No eres simpático, rubio. Eres atractivo. Atractivo, pero idiota.

Al no obtener ninguna respuesta de mi parte, le da un lenguetazo a la cuchara de madera repleta de la salsa que está cocinando y apaga el fuego. Olfatea un poco sobre la olla de sus espaguetis y me le quedo observando hasta que aprueba su plato con mucha felicidad, aún dándome la espalda.

—Pues no huele tan mal —confieso a lo lejos.

—Huele espectacular.

Toma su plato, camina hacia la mesa y se sienta listo para comer su primer bocadote de pasta. Abre la boca, grande, y mastica con una sonrisa en la cara, orgulloso de su producto final.

Correteo a su lado como una niña pequeña y me siento en la única silla que tiene aparte de la suya, justo al frente de él.

—¿Está rico? —inquiero con la boca hecha agua, hambrienta.

—Exquisito.

Y vuelve a comer otro bocado sin hablar.

Y otro.

Y otro.

—No sabes lo que se me antojan unas pastas en este momento —digo por lo bajo.

—Pues que bien.

Y vuelve a comer otro bocado.

Y otro.

Y otro.

—Se me antojan con salsa roja, justo como la que hiciste tú...

—Oh, algún día te enseñaré a hacerla.

—Capitán, creo que no nos estamos entendien...

Y justo como —no— me lo esperaba, se ríe a carcajadas y abre su boca para decirme:

—Tampoco soy tan malo anfitrión —murmura al fin—. Te he dejado un plato de comida servido por allí. Ve a buscarlo, anda.

Se me ilumina la cara.

No como nada desde las doce del mediodía, me salteé la cena para poder venir a tiempo, realmente tengo mucha hambre. No puedo creer que voy a comer algo que no es puré. Estoy superentusiasmada. Corro hacia los espaguetis y vuelvo con mi capitán para terminar de cenar juntos. Juntos, él y yo. Oh, eso sí que suena raro.

El rubio está esperando con ansias a que de el primer bocado sin saber que nunca voy a hacerlo. Al parecer, su paciencia se está acabando porque está   frunciendo el ceño.

—¿Qué? ¿No vas a comer? —pregunta, confundido.

Niego con la cabeza.

—No sin antes... —recojo una ración de mis espaguetis con mi tenedor y lo acerco en forma de avión a su boca. Zayn me mira mal y aprieta los labios—. ¿Qué me haces esa cara? Abre la boca, sino tiene veneno no te hará nada de daño.

Intenta retener una sonrisa pero la termina mostrando con los labios en dos líneas perpendiculares pegadas, arqueadas hacia arriba. Y es la sonrisa más linda que nunca he visto. Lástima que él no sea capaz de lucirla a menudo.

—Eres lista —gruñe—, pero si quisiera envenenarte lo hubiera hecho con el agua que te ofrecí hace unos minutos. Nadie se niega a un vaso de agua luego de un entrenamiento —me quita el tenedor de la mano de un tirón, devora todo lo que había en él y me lo devuelve, mirándome fijo a los ojos—. Te toca.

Suspiro.

Tiene un poco de razón.

Me llevo un bocado a la boca con cierta tensión, lo saboreo y...

—¡Joder!

—¿Está muy picante?

—¡Joder de los joderes!

—¿QUEMA?

—¡POR EL AVE FÉNIX!

—¡DIME QUÉ PASA QUE ME ASUSTAS!

—Cocinas... cocinas de puta madre, esto es un orgasmo de sabor y...

Zayn vuelve a respirar, suelta su tenedor y extiende su manota para taparme la boca mientras sigo masticando el alimento que estoy comiendo.

—¡No hables con la boca llena! —me regaña— y no digas más groserías —termina de decirme con un tono más leve.

—Perdón, padre, lo siento muchísimo —me disculpo al mismo tiempo que termino de masticar— y quiteme la mano de aquí que me voy a ahogar.

La aparta con cierto disgusto y voltea los ojos.

—Bien. Come y calla.

Niego con la cabeza.

—Como si me cuenta lo que tenía que contarme, capitán.

—¿El qué?

—Los detalles del trato.

Las mejillas lastimadas de Zayn toman un color rosado y sus ojos se achican como si estuviera recordando algo que le causara muchas sensaciones.

—¿Capitán? —lo llamo al ver que no reacciona.

Parpadea varias veces volviendo a la realidad.

—Oh, sí, claro, el trato, en cuanto a eso... —traga grueso con dificultad—, prefiero hablarlo luego.

Frunzo el ceño.

—Me quedé aquí esperando a que cocine solo por eso —Y por ti rubio, guapo—, así que, si no me lo quieres decir ya, me largo. Gracias por la comida.

Hago el intento de pararme de la silla, pero no lo consigo ya que él me toma de los hombros y me vuelve a sentar, nervioso.

—No quise decir eso —se apresura a detenerme—. Quédate.

Me cuesta negarme a su pedido, con esos ojos tan puros clavándose en los míos con una intensidad de la hostia es imposible hacerlo.

—¿Por qué no quiere decírmelo? —susurro con la voz un poco quebrada.

—Porque en su momento estaba... ya sabes como estaba, y no pensaba con la cabeza, ¿vale?

Estaba bajo mi poder, ja.

—¿Qué era lo que pensaba, capitán? —mastico otra vez—. Sabe que puede confiar en mí plenamente.

De hecho no puede hacerlo.

—Da lo mismo. Olvídalo. Come y vete que me meterás en problemas.

¿Cómo puede cambiar tanto de opinión en un segundo?

Levanta su plato y lo lleva al lavavajillas. Me quedo mirándolo un poco perdida hasta que me digno a volver a abrir la boca:

—¿Por qué me lo oculta si sabe que no pararé hasta descubrirlo?

Se detiene en seco como si mis palabras le causaran algo en el fondo de su oscuro corazón. Segundo después, sigue como si nada, empieza a fregar los platos enseñándome a la perfección su espalda desnuda y, cuando se da cuenta de que lo sigo viendo, se vuelve a dirigir hacia mí:

—Blair, no me lo hagas más difícil de lo que ya es —suena pasivo. Extrañamente pasivo.

Oír mi nombre salir de su boca con esa voz tan ronca y grave me provoca algo tan... tan mágico. Rico. Seductor. Todo lo que deseo y odio al mismo tiempo. Entonces, mis pocas neuronas chocan entre ellas y conectan, conectan justo cuando se crea un silencio y comienzo a acercarme a pasos lentos hacia él, segura de que no se está dando cuenta de mi cercanía porque parece estar muy concentrado lavando lo que le falta lavar. Una vez a su lado, trazo una línea en el centro de su espalda con mi dedo y Zayn se tensa al sentir el inesperado tacto.

Me acerco al lóbulo de su oreja por detrás.

Apaga el agua.

—Usted sabe a la perfección que puedo ponerlo en una situación mucho más complicada en tan solo dos segundos —le susurro más provocativa de lo que quisiera— así que hable, capitán, o todo lo que me ha hecho no quedará solo entre nosotros.

Casi puedo verlo tragando grueso mientras piensa en todo lo que hizo segundos atrás, arrepintiéndose de cada manoseada.

—Vete —susurra casi sin voz, aún dándome la espalda.

—Pidamelo de la forma en la que me lo merezco.

Me paro en puntitas de pie y acerco mi boca a su cuello, lo suficiente para que sienta mi respiración pesada.

—Por favor.

—¿Por qué me echa? ¿Tiene miedo de hacer cosas de las que luego se arrepentirá, capitán? —sueno dulce y manipuladora.

Escucho un gruñido de su parte antes de que se de la vuelta y de que apriete mi cuello con su mano, mirándome fijo.

—Yo no me arrepiento de nada —zanja, enojado, haciendo una fuerza inhumana para apartar su mirada de mi boca—. De nada.

Tenso mi mandíbula.

Se ve aún más atractivo enojado.

Mis ojos van alterando su visión de un ojo a otro.

—Digamelo entonces. Digamelo y terminemos con el misterio de una vez por todas.

Zayn suspira, derrotado.

—No mentía —dice sin pensarlo.

¿Qué?

—¿Pero qué está dicien...?

Su dedo roza la comisura de mis labios dejándome sin habla.

—No mentía cuando dije que me parecías atractiva y que quería algo contigo.

Observo como traga e imito su gesto, rogando que deje de hablar. Rogando que eso que me está diciendo sea mentira porque, de no ser así, no sabría cómo reaccionar. No sabría que decirle. No sabría cómo actuar, ni cómo volver a mirarlo de la misma manera que antes: como mi capitán malhumorado que cual sabe mi secreto y que, en cuanto tenga una sola posibilidad, es capaz de matarme ya que está acostumbrado a eso: a cumplir las reglas del ejército, a seguir a toda la maldita sociedad de Siria que toma a las mujeres de incapaces desde que nacen, mandándolas solo a tener hijos y a casarse con un hombre para que la mantenga.

No puede seguir hablando.

Debo callarlo.

Pero está muy cerca.

¿Y si le pego en los huevos otra vez? Creo que es eficaz.

Hazlo o te va a pedir que salgan juntos y...

¡No!

—No mentía. Para nada. Y tampoco me arrepiento de habértelo dicho, ¿vale? —gruñe al notar que no respondo—. No voy a soportar que las cosas sigan así entre nosotros. Fingiendo que no nos pasa nada más que el odio.

Desde el comienzo de mi vientre, en el lugar en el que acaba mi pantalón y donde descansa mi remera de entrenamiento ajustada, Zayn escabulle su mano, deslizándola por toda mi piel, lento, hasta llegar a mi cintura. La detiene ahí y me acaricia. Rezo para que no halla notado como mis músculos se tensaron, pero al recordar que su otra mano sigue rodeando mi cuello, doy todo por perdido. Mis pulsaciones me están mandando al frente. Ya no tengo otra opción que abrir la boca:

—Capitán —mi voz sale en un suspiro algo entrecortado—, creo que usted está confundiendo las cosas. Yo no siento nada por usted. Nada. Y no podemos estar juntos si lo único que hacemos es pelear e intentar matarnos.

No entiendo la cara de confusión que inserta luego de que digo eso. Decido ignorarla.

Mala idea.

—No tenses tus músculos, te harás daño —susurra luego de soltar un "shh" con una media sonrisa. Vuelve a acariciar mi cintura trazando una línea justo en la curva—. ¿Entonces, qué dices? ¿Seguirás mintiendo mucho más o te animarás a jugar?

Si antes mi rostro gritaba perplejidad ahora lo grita aún más.

—¿Jugar? —pronuncio, confusa.

—A esto, Blair —me mira de arriba abajo, analiza mi boca, sus ojos brillan y se muerde el labio superior como si nuestra distancia ya sería mucho más tediosa de lo que ya lo es—. Jugar a lo que venimos jugando desde que llegaste. A nuestra atracción. Al placer. Lo que coño sea eso.

Parpadeo varias veces pensando que esto es un tipo de broma, pero al notar que me sigue mirando tan serio, me doy cuenta de que no, no lo es, y de que he quedado como una maldita estúpida por creer que realmente me iba a decir que estaba enamorado de mi y que me iba a traer flores junto a una confesión en la que explicaba que todas las cosas horribles que me había dicho antes eran simplemente eso: una broma. Pero no. Claro que no lo era. Porque el rubio era esto, no esa idealización que tenía en mi cabeza.

—Jugar —murmuro con suspenso más para mi misma que para él.

El capitán saca una mano de mi cuello y deja la otra sobre mi cintura. Supongo que lo hace por cómo cambió la situación de tensión a algo mucho más incómodo, pues parece que él esperaba una respuesta mucho más rápida y con mucha más... ¿acción?

—No malinterpretes las cosas —se apresura a contestar—, será sin sentimientos de por medio, dudo que esto haga que nos llevemos bien de un día para el otro, pero créeme que eso no es necesario para el resto. Será otro secreto nuestro. Algro privado. Con el objetivo de divertirnos. Solo dime si tú...

Trago con dificultad justo en el momento exacto en el que eso pasa por mi mente. Un plan. Varias imágenes juntas que forman un continuo futuro en el que estamos Zayn y yo, conviviendo en la misma habitación, gozando de todos esos privilegios que él tiene. Ya no más lago para bañarse, ya no más vivir a base de puré de papá, entrenamiento ilimitado en su gimnasio, nuevas armas, cama con buen colchón, el poder de cambiarme sin preocupaciones de que me descubra alguien hecho realidad, asegurarme de que mi secreto esté bien a salvo por todos estos largos meses que me quedan aquí dentro y... y... la compañía de un rubio atractivo de vez en cuando.

Nada puede salir mal porque los dos nos beneficiamos.

A él no le gusto mentalmente, solo físicamente, y a mi me pasa exactamente lo mismo. Ambos nos caemos mal porque solemos llevarnos la contraria siempre y pensamos muy diferente en todos los aspectos. Somos polos opuestos, no pegamos para nada en todo lo que uno se pueda imaginar, pero también es verdad que nunca me he sentido tan atraída con alguien en tan solo un mes y medio con solo miradas y una o dos veces de contacto físico. Y estoy segura de que a él le ha pasado lo mismo.

Las palabras de Zayn —y todo lo que ha dicho luego del "solo dime si tú..."— me ha entrado por un oído y me ha salido por el otro justo cuando comencé a replantearme su propuesta, entonces, en medio de un discurso que se está mandando ahora, decido interrumpirlo:

—Está bien —acepto al fin—, pero ya deja de hablar que me estás aturdiendo.

Doy un paso hacia atrás gozando de la sorpresa de su rostro a mi inesperada respuesta. Zayn luce curioso, con deseo. Lo miro de reojo mientras que me saco la remera de entrenamiento, que tanto me molesta, y la arrojo hacia el piso como si nada, quedándome solo con mi sostén negro de siempre, en silencio.

Sus ojos bajan de mi clavícula hasta el borde de mi pantalón, varias veces consecutivas.

Creo que se esperaba que había algo mucho mejor debajo de todas mis capas de ropa.

Zayn

Creo que nada es mejor que lo que hay debajo de esas absurdas capas de ropa.

Blair está semidesnuda a solo un metro de distancia a comparación de donde me encuentro observándola como un animal. Segundos atrás arrojó su remera al suelo como si estuviera en su casa y se quedó analizando la situación por un rato más sin ni siquiera molestarse en apartar la mirada de mi torso.

Y ahora es cuando me lo replanteo seriamente: ¿qué qué coño estoy haciendo con mi vida? Le acabo de proponer a la hija del mejor combatiente de Siria una especie de relación sin compromiso solo porque me provoca cosas en el... en los geniales. Eso es. Allí abajo. Y ella ha dicho que sí. Ha dicho que sí. Joder.

Y he confesado que me parece atractiva.

Y que quiero que se quede.

Y...

Mierda.

Se está quitando el pantalón.

Dios santo.

Ahora no.

Por favor.

—¿Qué me ves? —escupe tirando también su pantalón a un costado. Se ata una coleta y levanta las cejas buscando una respuesta.

¿Por qué tengo la boca tan seca?

—¿Tú vas...? ¿Vas a quedarte a dormir aquí? —cuestiono más rápido de lo que quiero.

Di que sí.

Di que sí.

Di que sí.

—Comeré, me bañaré y dormiré aquí si es necesario —dictamina, seria. Se ve estúpidamente guapa cuando frunce el ceño y arruga la nariz—, por algo he aceptado el juego, ¿lo pillas, rubio?

Con que quiere jugar por ese extremo de beneficio mutuo... ¿cómo no lo había pensado antes? Eres un tonto, Zayn. No lo hizo por el juego en sí, lo hizo por ella porque es una maldita egoísta.

Una maldita egoísta que sabe cómo calentarnos.

Toso unas tres veces luego de escuchar en mi cabeza la voz de mi consciencia diciendo esas palabras que, aunque me cueste admitirlo, son más verdades que mentiras.

—¿Y dormirás así? —inquiero a penas logro de toser.

—¿Crees que es mucha tela? —murmura con cierta indiferencia—, puedo quitármela si quieres —hace un ademán de quitarse el sujetador mientras la miro embobado sin ningún tipo de disimulo— pero en tus sueños.

Hija.

De.

Pu...

Avanzo hacia ella y levanto su mentón con mi dedo.

—Debes dejar el sarcasmo cuando estés conmigo si quieres que lo que sea que  sea esto funcione.

—¿Y si no quiero que funcione? —susurra, despacio.

—Querrás que funcione, créeme.

Y justo cuando quiero dar un paso más para besar esos labios carnosos que tanto anhelo, veo como ella se esfuerza en no acercarse para luego, sin nada de suavidad, tomar mi dedo que sigue apoyado en su rostro y apartarlo.

—Debe dejar de actuar como un niño hormonal de doce años si quiere acostarse conmigo solo por diversión.

Chasqueo la lengua ya frustrado. Ella sonríe, pero ya no me da ni una pizca de gracia.

—Has dicho que aceptabas el juego.

—¿Ajá? ¿Y qué con eso?

Esta mujer definitivamente odia a mi miembro.

—¿Qué tengo que hacer ahora para besarte? ¿Masajearte los pies? ¿Darte las sobras de la pasta que cociné?

Voltea los ojos.

—No me ha ofrecido ni un café cuando llegué.

Que me trate de usted es algo que aún no entiendo, supongo que es ironía y que solo lo hace para joderme, y bien que lo consigue, pero no desde el punto que creo que ella quiere buscar. Lo consigue desde un punto que me vuelve loco.

—Quizás fue porque era la una de la mañana, ¿no crees?

Frunce el ceño.

—Da igual. Es de mala educación. Apenas entraba y ya me quería echar.

Las facciones de mi rostro se arrugan al escuchar eso justo venir de su parte.

—Hace unas horas ha entrado ilegalmente a mi casa, señorita educada —enfatizo en el señorita y agregó un gesto graciosillo con mis manos.

—Oh, ya veo —cruza sus brazos—, la próxima le toco la puerta, ¡seguro me abre y me ofrece un cafecito y todo!

Abro la boca para contestarle algo pero la cierro al instante al entender que ya son las tres de la la mañana y que, si seguimos gritando, alguien podría escucharnos. Aprovecho la ocasión para observarla un poco por encima al mismo tiempo que me sigue reclamando cosas indecifrables por lo rápido que habla y, cuando al fin se detiene ya algo agitada, decido intervenir:

—Escúchame. Un segundo. —Ella levanta la cabeza dándome a entender que sí va a oírme esta vez—. Mañana dejaré que me regañes todo lo que quieras, pero ahora recuestate en mi cama —le pido casi en una súplica—. Ya es tarde y tengo que levantarte en dos horas para que vayas al cuarto de los soldados y que nadie note nada.

Blair arruga el gesto y, con un aire seductor, se aleja caminando hacia mi cama.

No puedo dejar de mirarla.

Joder.

No puede tener tan buen físico debajo de ese uniforme holgado.

Y ese culot...

Se da la vuelta de repente y finjo demencia mirando hacia un costado, haciéndome el despistado.

—¿Zayn? —pronuncia mi nombre tan lento que me causa un remolino en el estómago.

—¿Sí?

—Usted no es como esos estúpidos que eligen dormir en el piso para que la chica duerma bien sabiendo que sobra espacio en la cama, ¿verdad? —se acuesta boca arriba, palmando el espacio que sobra de la cama, es decir, mucho más de la mitad, y con cara de asco, murmura un—: No sé porqué la gente toma este momento como algo íntimo si es solo para dormir, pero anda, ven si quieres. No me molesta compartir cama con un tío ni con una tía ni con un dinosaurio.

¿Esto qué tan real es? ¿Blair está invitándome a dormir con ella en mi propia cama? ¡No puede también adueñarse de mi cama! ¡Se supone que ella es la invitada! ¡No yo! Y esperen... ¡Ni si quiera es la invitada! ¡Yo no invité a esa cosa a mi habitación!

Sin embargo, a pesar de mi confusión, al estar tan perdido por las hermosas vistas que tengo, elijo decir:

—Vale.

Desabrocho el cierre de mi pantalón con cierta normalidad dejando que mi bóxer solo quede un poco expuesto. Doy unos pasos, me siento en el borde de la cama haciendo que se hunda solo un poco y me acomodo en mi sitio, tranquilo. De hecho, lo único que me estaría preocupando es el hecho de que ella esté en ropa interior a mi costado sin la intención de hacer nada. Y eso me está matando.

—¿Siempre duerme así? —interroga mirándome de reojo. Evito un choque de miradas para no pensar cosas que solo me pondrán peor.

—¿Así cómo? —prefiero hacerme el idiota.

Blair baja un poco la mano, juguetona y la deja sobre el cierre de mi pantalón para señalarlo. Me pongo tenso.

—Con el pantalón desabrochado —susurra sin apartar la mano de allí.

Como no la saque pronto terminaré como un puto niño de doce años hormonal. Todo lo hace sonar tan natural y tan cotidiano que mis pelos se erizan al oírla.

—No —me limito a decir la verdad—, suelo dormir sin pantalón pero...

Ella intenta ponerse en una mejor posición para estar más cómoda y me roza un poco con la mano. No lo nota, claro que no. Pero si lo sigue haciendo sí que lo notará. Y bastante.

—¿Hay un pero? —se mueve un poco más cerca de mi. Nuestros brazos se chocan. A ella parece importarle poco, pero a mi por alguna razón me provoca algo—. ¿Dormirá con el pantalón solo porque está conmigo?

—Soy educado —es lo que respondo sin pensar.

—¿Y si le pido que se lo quite se lo quitará también por educación o cómo va la cosa?

Un dolor en el pecho punzante comienza a hacerse notar. Duele. Claro que duele, tanto que me toco el pectoral con mi mano extendida intentando ver qué tan agitadas están mis pulsaciones.

No.

Otra vez no.

Nudo en la garganta.

Imágenes visuales rápidas.

Recuerdos borrosos.

¡Ya, basta!

Una voz.

Su voz.

Grita.

Pide auxilio.

Y yo...

Joder.

Dolor de cabeza.

—¿Capitán? ¿Me está escuchan...? —es lo primero que escucho luego de que mis oídos se destapen. Blair vuelve a hablar sacándome de aquellos pensamientos repletos de neblina y eco.

Mi lengua está seca.

—Sí. Te escuché.

—¿Se encuentra bien? Está pálido, mi plan era matarlo yo, no que se muera por si so...

—Duérmete —mascullo rotándome hacia un costado, deseando que termine el día y que al fin se calle.

Oigo un suspiro.

—Que era broma, hombre —salta Blair a la defensiva—. Tampoco para que me de la espalda así.

Quiero decir algo más, contarle lo que está pasando, pero no puedo. No estoy listo. Nadie lo está. Nadie puede saberlo. Y menos ella, porque yo...

—Pues bien. Siga dándome la espalda, maldito engreído.

Mi cabeza está a punto de estallar.

—Duérmete de una vez por todas, Blair.

Siento que la he cagado cuando se rota hacia el otro lado, separándose muy bien de mi, me da la espalda y abraza uno de mis cojines buscando en él algo de consuelo.

***
Nota del autor:
¡Hola, amores! ¿Cómo están? Como siempre digo, perdón por la tardanza, estoy enfermita y no tengo energías para concentrarme en el colegio y en escribir :(

¿Les gustó el capítulo? A mi sí <3

Si ven un error de gramática avisen, no pude corregirlo todo mil veces como siempre. Prefería actualizar y después corregir.

Los extrañé mucho💗

Adelanto: en el próximo capítulo van a odiar, amar y chillarle a todo.

No se olviden de seguirme en ig @librodayss_ para estar al tanto de las actualizaciones, también allá estoy vendiendo portadas, booktrailers y más cositas en mi nuevo emprendimiento, por si les interesa colaborar❤️‍🩹

#ulalaguerrero💋🔪










































































































Continue Reading

You'll Also Like

27.6K 2.5K 12
FINALIZADA✔️ SQUID GAME x FEMALE! OC KANG SAE-BYEOK x FEMALE! OC Un grupo de personas deciden convertirse en jugadores de un misterioso juego de sup...
358 74 36
Lennox nunca pensó volver a sentir a su hermano cerca, no después de ver como lo enterraban bajo tierra metido en un ataúd. Pero cuando encuentra una...
1.5K 239 36
Unas pruebas mortales transcurren en el Laberinto de Almas. Allí Casilda deberá demostrar que tiene lo que hay que tener para convertirse en Guardian...
121K 8K 20
Emma siente que su vida se convierte en un desastre cuando su padre la abandona y forma otra familia en California. Su madre, consigue un trabajo en...