Subastada al mejor postor

By SarahiSalinas_

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[Contenido +18 y +21] Desde recién nacidas somos arrancadas de los brazos de nuestras madres o algunas son de... More

Sinopsis
Personajes principales
1. Origen
2. Dulces dieciocho años
3. Llego el día
4. La subasta
5. Los Friedrich, una nueva vida
7. Beso
8. Secretos y una perforación
9. Un rubio de ojos grises
10. Boda a medias
11. Luna de miel o hiel
12. Eso que huelo ¿acaso son celos?
13. Locuras que llevan nuestro nombre
14. Te llevaré a las estrellas y al mismo tiempo al infierno a sentir las llamas
15. Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas
16. La correcta
17. Después de todo el pasado regresa
18. Decisiones
19. ¿Soy una Klein?
20. La libertad que merece
21. Nueva integrante
22. Divorcio
23. El tiempo lo sana todo ¿O no?
24. Solo piel
25. ¡Quiero un papá!
26. Reencuentro inesperado
27. Volverte a ver
28. Hablar, solo quiero hablar
29. Antes de lo esperado
30. La verdad
31. Un paso a la vez
32. ¿Aún queda una segunda oportunidad?
33. Escándalo
34. Unas cuantas verdades
35. Bésame hasta que me harte
36. Dilema
37. Aguarda, aún falta algo...
38. La venganza se sirve en un platillo frío
Epílogo

6. Jayden Friedrich

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By SarahiSalinas_

Mientras espero que Jayden traiga algo de ropa para mí le doy un vistazo entero a la habitación, el armario está vacío, el baño es grande con una bañera, la cama es tan cómoda y suave. Salgo al balcón, me topo con la oscuridad, el aire pega en mi cara.

—Solo conseguí esto que podría quedarte, no en todo el sentido pero es lo más pequeño que encontré —su voz proviene desde la entrada de la recámara.

—Gracias —agradezco tomando la ropa.

—Te dejo para que te acomodes, la cena te la traerán después —ya no se ve enojado.

Sus facciones se han suavizado, aún así mantiene una frialdad en su mirada, ¿Será siempre así de malhumorado?

Cuando ya se ha ido, entro al cuarto de baño, para quitarme todo el maquillaje y demás, tomo un baño, me despojo del vestido, de la ropa interior. Me toma unos minutos en la regadera, me seco y me envuelvo en una toalla.

Extiendo la prenda que tengo en las manos, es una sudadera algo grande para mí en color negro tiene un logo tipo en medio que dice danger con el símbolo. Me la pongo, llega hasta más abajo de mis nalgas tapándolas por completo; la otra prenda es un pantalón de tela que lleva un cordón a la cintura para ajustarlo, es demasiado ancho para mi de todas formas me lo coloco.

Al salir veo que ya está la cena puesta en una mesita de ahí. Ceno en silencio saboreando todo lo que me han traído, más tarde la sirvienta viene a recoger lo que ocupe.

Hoy se cumple un día de que fui subastada, cómo ha dado un giro mi vida, hace unos días estaba en el orfanato ahora estoy en una casa de un desconocido que no me quiere aquí. Vuelvo a salir al balcón, respiro aire fresco, me froto los brazos reconfortándome a mí misma, no tengo quien lo haga, solo me tengo a mi y a nadie más.

Más tarde me adentro para dormir, el pantalón siento que me estorba así que decido quitármelo para dormir mejor.

Pasan los minutos y no puedo dormir, doy vueltas por toda la cama, decidida me siento. No hay ruido alguno, la oscuridad es mi única compañera, me pierdo en algún punto viendo el cielo oscuro. Me encuentro tan lejos sin saber dónde.

Me acuesto, me hago en un ovillo abrazando una almohada me aferró a ella como si fuera lo único que tuviera; unas lágrimas caen con desesperación por mis mejillas, no hago ruido, son silenciosas.
No es necesario hacer ruido mientras ruedan las lágrimas, ni eso al saber que no tengo nada, ¿Algún día tendré algo?

Los pensamientos me abruman, me llenan la cabeza de ideas, me da vueltas de tanto pensar e imaginar escenarios que jamás existirán, se me nublan los ojos los cierro tratando de olvidar, tratando de ya no llorar. No se en qué momento dejo de llorar, no se en qué momento me calmo, no se en qué momento mi cuerpo va aflojándose y no se en qué momento me quedo profundamente dormida.

El cansancio me vence, no sueño, no siento nada, mi cuerpo descansa.

Tallo mis ojos mientras la luz de la mañana me cala en la cara, bostezo mientras estiró mis brazos.
Miro a mi alrededor, dormí pensando que todo esto era un mal sueño no lo es, está es mi realidad, una cruda realidad.
Voy directo al baño a darme una ducha, ya estoy acostumbrado a levantarme temprano al igual que bañarme, me tomo un poco de tiempo para enjabonar mi cuerpo con uno de los jabones que huele a rosas, mientras me froto el cabello con el shampoo que es de lavanda con coco.

No tengo más ropa que ponerme así que me pongo la misma, solo que está vez sin ropa interior definitivamente esa ya está sucia y no es higiénico ponérmela. Trato de anudar bien el pantalón para que no se me caiga, peino con mis dedos mi cabello para que se vea lo más presentable posible al ser largo se me enreda un poco.

Más tarde tocan la puerta la abro y veo que es una de las sirvientas.

—Buenos días, el joven Jayden me ha pedido que vaya a desayunar al comedor.

—Buenos días, gracias en un momento voy —con eso se retira.

Tomo un respiro hondo, me preparo mentalmente para ir a ver el hombre que reside en esta misma casa.

Camino por el pasillo, llegó a las escaleras, bajo una por una tratando de retrasar el desayuno pero no puedo mi estómago pide comida ya.
El comedor queda en sentido contrario que la sala. Allí se encontraba sentado Jayden con un traje a la medida. Esta enfrascado en una tablet, no me ha notado y no quiero que lo haga.

—Buenos días —hablo lo más bajo posible como para que no me escuche, se que lo ha hecho, su mirada va directo a mi.

—Elaine, buenos días —al menos es cordial—. Toma asiento para que desayunes —esa voz profunda que me eriza la piel.

Me siento lo más retirada posible de él. Puedo notar su mandíbula cuadrada, una leve barba que está rasurada, lleva un reloj en su muñeca, su traje es color negro, su mirada se ve intimidante, tiene la manzana de Adán que se mueve mientras pasa el café que está tomando.

Colocan un plato enfrente de mi, un vaso de jugo, cómo en silencio saboreando cada bocado. Trato de no ver a Jayden, su atractivo me atrae demasiado, sus ojos llamativos. Todo en él es llamativo.

—Mi padre vendrá por ti en unas horas —me lo dice sin despegar sus ojos del aparato.

Siento un alivio, no quiero estar aquí.

La mujer se acerca para recoger los platos, vasos y utensilios ocupados.

—Dile a Erick que venga —le ordena a la mujer.

Levanto mi mirada y lo veo. Su mirada está posada encima mío, su seriedad me taladra, no la retira, no le importa que yo sepa que me está viendo.

—Me ha llamado —aparece Erick de la nada, Jayden por fin quita su mirada.

—Si, mi padre vendrá en unas horas, se llevará a Elaine —vaya que se sepa mi nombre, pensé que no se lo había aprendido—. Asegúrate de que no regrese con ella.

Mi respiración se corta, me hago chiquita en el asiento, se que no está contento con mi llegada que su papá lo obligó para que me quede.

—Como ordene.

—Ya me voy a la oficina, tengo pendientes que resolver, llegaré temprano no cenaré hoy aquí, saldré con Alec a un bar —se levanta de su asiento.

—¿Ya llegó Alec de su viaje de negocios? —pregunta Erick.

—Llego ayer por la noche —no necesita más y se va a no se que lugar.

Yo también me paro para regresar a la habitación y esperar a que llegue el señor Friedrich.
Cuando voy directo a los escalones su voz fría me llama.

—Cuando yo regrese no estarás aquí, haré como si no hubieras existido —se acerca a paso lento pero decidido.

—No entiendo que tienes contra mi apenas y me has visto, llegué ayer por la noche —me mantengo firme en mi lugar.

—Es cierto pero no necesito conocerte, viniendo de mi padre me espero todo y aún sabiendo de dónde provienes, de lugares para nada buenos —se que sabe que soy huérfana y que provengo de una subasta.

—Yo no tengo la culpa de que tú padre me haya adquirido mucho menos tengo la culpa de que sea una huérfana y no tengo la culpa de que me haya tocado esta vida que yo no la pedí —le planto cara sabiendo que estoy en su casa y que bien podría sacarme de aquí si quisiera.

—Por algo te toco está vida, estás pagando el precio de alguien más —duro y sin anestesia me dice aquello.

—No tienes nada de empatía.

—Y quien dijo que la quería tener, nunca la tendré, carezco de ella —la fría mirada que me da es más que suficiente para callarme.

No tiene sentido generar disputas con él, lo que me alivia es que no lo veré más. No puedo imaginar que sería estar bajo el mismo techo por más tiempo, seguro sería un campo de batalla entre los dos.

Piensa que ha ganado, se va. Cuando va llegando a la puerta le digo: —Careces de empatía, eres arrogante y frío, ojalá te quedes así siempre. 

No espero respuesta de su parte, camino para encerrarme en la recámara.

Pasa por lo menos una hora para que una de las del servicio venga a buscarme, el papá de Jayden ya llegó.

Se encuentra en la sala sentado esperando, su atuendo es un traje color negro, lo usual de un hombre de negocios.

—Un gusto verte de nuevo Elaine —me sonríe de manera cálida—. ¿Te trato bien mi hijo? —interroga.

—Si —le devuelvo la sonrisa.

—¿Estás lista para irnos?

—Claro

Caminamos para la salida, un auto nos espera.

En el trayecto puedo visualizar mejor la carretera, los árboles.

—Iremos a unas cuantas tiendas para que elijas ropa —mira mi atuendo y por un momento he olvidado que traigo una ropa demasiado grande.

—Está bien, no es un atuendo indicado para salir así —me ruborizó un poco.

—No te preocupes eso se resuelve en instantes. Para en la tienda más cerca posible de ropa —le indica al chófer.

Unos minutos más tarde se detiene enfrente de una tienda. Entramos, miro todo lo que hay a mi alrededor.

—Escoge lo que quieras para que te cambies, iremos a otro lado —insegura me dirijo donde se encuentran los jeans.

Escojo un pantalón de mezclilla rasgado, tomo un blusa color gris con unas letras que adornan, es ancha me gusta. Cuando ya ha pagado voy al probador para cambiarme, enseguida una señorita de la tienda me da unos tenis también me los pongo.

Salgo ya lista.

Seguimos recorriendo unas cuantas calles más, hay un tráfico que hace que se retrasé y se detiene a cada nada el auto.

Aparca en una tienda enorme.

Cuando ya estamos dentro una mujer se nos acerca.

—Ya está todo listo señor Friedrich, síganme —seguimos a la mujer, subimos por unos escalones que nos lleva a la segunda planta.

—Esta es toda la ropa que se consiguió, lo mejor del año, lo más reciente y lo que apenas se va a lanzar —hay mucha ropa a mi alrededor.

—Anda Elaine, pruébate toda la ropa que desees, la que más te guste la llevaremos —mi cara es de total sorpresa.

—¿Habla en serio? —aquí hay más ropa de lo que me he podido imaginar.

—Muy enserio, estás con uno de los empresarios más millonarios de la ciudad, tienes que estar al alcance —tiene que ser obvio, por algo asiste a lugares como en el que me fue a conseguir.

—Empezaremos con los vestidos —anuncia la mujer.

Así se pasa el tiempo, en cambiarme, en modelar en ver qué me agrada y que no, me mido tanta ropa al igual que zapatos. Las horas pasan y yo ya llevo demasiada ropa que he elegido. Luego vamos a otras tiendas donde compra todo tipo de maquillaje, no se para que, yo no sé usarlo.

Cuando acabamos me lleva con un estilista quien me arregla y me maquilla, no entiendo para que.
Después de horas nos ponemos en marcha.

Me doy cuenta que estamos yendo de regreso a la casa de su hijo.

—Jayden me ha dicho que ya no regresaría a su casa —volteo para decirle.

—Él puede decir muchas cosas, pero el que tiene la última palabra soy yo, aún no es libre de hacer lo que me plazca —eso es todo lo que dice.

Entramos de nuevo a la casa, el chófer empieza a bajar todas las bolsas de las compras.

—¿A qué hora llega Jayden? —le pregunta a Erick

—Dentro de dos horas, me ha dicho que cuidara que no regresará con la chica —se refiere a mi.

—Con que eso te dijo —hace una mueca de disgusto—. No le digas a mi hijo que estoy aquí, quiero hablar con él cuando llegue, prepara una cena.

—Elaine ve a tu cuarto y ponte uno de los vestidos.

Busco entre las bolsas un vestido sencillo. Es un color verde pastel, tiene mangas de princesa que solo están en el brazo sin llegar a los hombros, es un escote recto, la espalda está al descubierto solo por una tira que atraviesa en medio, llega arriba de la rodilla es recto, bonito. Peino mi cabello, lo dejo suelto, me coloco unos zapatos bajitos.

Bajo ya lista.

Escucho unas voces provenientes de algún lado, parece estar en un volumen alto, es una discusión.

—Te dije que te la llevarás —una voz enojada—. Yo no la quiero aquí, yo no te la pedí.

—Se va a quedar aquí, tienes que entenderlo Jayden —su papá trata de hacerlo entender.

—Es mi casa, mi decisión no tuya —se nota que está alterado.

—Será tu casa pero recuerda de dónde proviene el dinero con el que la compraste, mi dinero, eres mi heredero —parece recordarle algo—. Todas las acciones que poseo son las que manejas, y también lo hago yo, te puedo dejar sin nada.

—Si es por tu maldito dinero quédatelo. Yo voy a heredar el dinero de mi abuelo, no necesito el tuyo. Tampoco se te olvide que yo también estoy empezando con mis negocios, ya no necesitare de ti —me mantengo fuera de margen de la pelea.

Si de por si la disputa se genera por mi, no quiero imaginar si me ve Jayden, explotara de rabia, aunque ya sabe que estoy aquí.

—Tan confiado estás de que mi padre, te de su herencia —veo cómo sonríe con cinismo negando—. Estas equivocado. Hace dos semanas atrás me enteré que ha cambiado la cápsula del testamento. Sabes lo que puso, al menos te lo imaginas.

—Si quieres decirlo, dímelo ya, no estés con rodeos, no tengo tu tiempo.

—Agrego que el primer nieto que se case obtendrá la herencia, en la lista está tu y tu primo Markus. Markus lleva la delantera hace una semana se comprometió con su novia y dentro de dos meses es la boda, que casualidad que su boda sea tan repentina —habla tan calmado como si supiera que palabras decir con que atacar.

—Estás bromeando, ¿Verdad padre?

—No es un juego, por eso es que ya moví mis fichas y podemos ganar para que heredes el imperio Friedrich —camina por la sala.

—¿Qué idea tienes en mente? —al parecer se me ha bajado un poco el enojo.

—Claro está —hace una pausa—. Casarte, comprometerte, anunciar tu compromiso en la siguiente fiesta del próximo lanzamiento.

—¡Que grandiosa idea padre! —dice con sarcasmo—. ¿Y se supone con quién me casare?

—Aún no captas lo que intento decirte

—Estás loco si piensas que... —al parecer ya ha captado a lo que se refiere su padre—. Yo no participaré en tu juego prefiero perder todo.

—Mi decisión está tomada ya, te casarás, se anunciará tu compromiso la próxima semana y te casarás dentro un mes o menos.

Creo que ya ha sido momento que deje de estar escuchando una conversación ajena, se darán cuenta.

—Sabes que no lo haré, no lo haré por ella, le prometí algo y lo voy a cumplir —su mirada cambia a otra, una ¿Dolida?, no lo sé, pero su expresión ha cambiado por completo.

—Ya no va a regresar, olvídala, es patético de tu parte —no le toma importancia.

—Me vas a obligar a casarme con una chiquilla por la cuál no siento absolutamente nada —parece que su enojo volvió.

Espera, ha dicho ¿Chiquilla?

—No me importa si sientes o no, te casarás con Elaine y punto —mi respiración se detiene, todo se detiene—. La decisión está tomada, no hay tiempo. Ya no vivas en el pasado, ya pasaron tres años.

No, no, no. Para eso me han traído, para casarme.

—¿Me va a casar con su hijo? —salgo para que me vea.

—Al parecer te gusta estar de imprudente escuchando conversaciones ajenas —se dirige a mí con su característica frialdad.

—Es correcto, te casarás con mi hijo, tendrás lo que ninguna mujer se ha imaginado, dinero, una cuenta bancaria enorme, un marido demasiado atractivo —todo era muy bonito como para ser real.

Detrás de todo había algo, ese algo era el motivo por el cual me llevo a comprar la ropa más cara, los accesorios más lujosos, un plan con maña.

Dinero, de todo se trata esto.

—Yo no me quiero casar con ella, es una escuincla que no sabe nada —se refiere a mi, es obvio—. Que vamos a inventar cuando nos pregunten cuanto llevamos de relación, por qué nadie lo sabía, van a preguntar de dónde proviene; les dirás de dónde es de dónde la fuiste a sacar.

—Ya tengo planeado todo, no debes preocuparte hijo —trata de tranquilizarlo.

—Claro, viniendo de ti todo es posible.

—Dejemos un tema aún lado, vayamos a cenar —da por concluida la conversación.

La cena pasa en completo silencio, noto como Jayden me da mirada llenas de dagas, cómo si con su mirada quisiera asesinarme. No tengo culpa de nada, yo tampoco quiero casarme con un completo idiota y arrogante.





🫧🫧🫧

Y volvemos con más drama !!!!

¿Se esperaban esa? Se casaran!!!

¿A quién se refiere Jayden con ella? 👀 intriga.

Se nos viene una boda.

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