Con una bocanada de aire, sus rodillas chocaron contra el suelo, mientras respiraba de forma desesperada, el rápido golpeteo de su corazón era lo que la hacía sentir viva, pero el gran temor que sentía en su pecho le daba la idea de que estaba a punto de morir.
—Ey, niña, Lisa... —apenas reconoció a la rubia que se acercó a ella y la tomó de los hombros, SeungWan la recostó sobre el suelo—. Tranquila, pasará, estás entrando en pánico.
Sentía un gran nudo en su garganta y estaba segura que estaba llorando, pero necesitaba aire, quería gritar, correr, hacer algo... Se abrazó a sí misma y el dolor en su pecho no pasaba.
—R-Rosé... —respiró, pero sonaba como un chillido, intentó levantarse pero parecía que su cuerpo no respondía y casi cae de cara al suelo, pero SeungWan la sostuvo.
—Rosé te está esperando, pero no puedes ir ahora, cálmate primero. —dijo la rubia, Lisa asintió de forma automática, pero en realidad, quería ir hacia su amor igual, no le importaba como estaba, no le importaba ella mismo, quería verla de nuevo.
Abrazarla, decirle que había vuelto, que está vez nada las iba a separar, que está vez podía quedarse y que podía amarla mejor, porque ya no le iba a causar dolor alguno.
Quería decirle que la amaba de nuevo.
Que nunca la iba a volver a dejar sola.
Jennie le había dicho que iba a estar bien, que Rosé estaría bien... Pero, ¿Por qué esa horrible sensación en el pecho no la dejaba?
No sabe cuánto tiempo pasó así, concentrándose solo en respirar porque no podía hacer otra cosa, pero incluso JiSoo regresó, acompañada de Jennie, estaba tan feliz de verla, la mayor la ayudó a levantarse y la abrazó con fuerza.
—JooHyun decía que ya no existías, que no estabas aquí... Por todos los Dioses, fue tan difícil. —la mayor temblaba, le había costado tanto volver a ver a su hermana luego de tanto tiempo, y en verdad, no creía que iba a funcionar, pero debía darle crédito a Jennie por alentarlo.
Tal como Jennie había dicho que pasaría, JooHyun estaba totalmente agotada, ella podría decirle un par de verdades, y la mayor de las hermanas terminaría en el Sueño Eterno.
En parte le dolía que tuviera que ser así, creía que podría tratar con su hermana de otra forma, podría hablar de manera civilizada, podía hacerla cambiar, terminar sus diferencias como los los seres maduros, omnipotentes y eternas que eran.
Lisa sonrió al verla, su rostro estaba bastante pálido, y le costaba mantenerse en pie, por más que le insistían en que debía descansar, no podía seguir esperando.
—Tengo que ir con Rosé. —dijo apenas con un hilo de voz.
—Está bien, no estamos lejos —dijo la mayor, pensaba cargar a la castaña hasta allá para que no hiciera sobresfuerzos—. Vamos.
—No sé si... Deberían —dijo Jennie, se acercó a Lisa para tomarlo suavemente de los hombros—. Quizás puedes descansar y-...
—Puedo descansar cuando esté con Rosé. —dijo la castaña seriamente, Jennie solo pasó su mirada de Lisa hacia JiSoo.
—Jennie, ¿Pasa algo? —preguntó la mayor, la Diosa de mechones plateados no respondió, pero el silencio fue suficiente para Lisa.
—Por todos los Dioses, mentirosa...
Debía haberle hecho caso a su corazón, debería haber ido mucho antes hacia Rosé.
Corrió hacia donde su corazón siempre la había guiado, igual que el día en que la fue a buscar luego de su llegada, su corazón siempre iba hacia donde estaba ella, siempre buscando su amor, incluso mucho antes de que la llamara de esa forma.
Estaba unido a ella, lo sabía, nunca lo había cuestionado, de alguna forma al encontrarse con ella ya lo sentía, como encajaba el mundo entre sus brazos, cómo es que juntas no tenían dolor, ninguna de las dos, cómo es que la había encontrar aún en la inmensidad de un mundo desconocido.
Vió la cabaña a lo lejos, su corazón latía apresurado, y esa presión en el pecho que crecía y crecía, haciéndose cada vez más pesada.
—¡Rosé! —Lisa corría todo lo que sus piernas le permitían, sus pulmones ardían mientras su corazón lo guiaba hacia donde su linda Diosa la esperaba, pero cada vez ese llamado se hacía más frío, más lejano, y unas inmensas ganas de llorar la abrumaban, aún así, siguió corriendo, incluso cuando ya no sintió nada, incluso cuando de alguna manera la vió desde dentro de su corazón, incluso cuando el llanto era tan grande que su garganta se cerraba y ya no sentía esa unión que siempre la llevaba a Rosé, en cambio había un vacío—. No... No, Roseanne...
Al llegar la vió, en el suelo, con lágrimas en sus mejillas, abrazándose a sí misma, se veía rota y frágil, parecía que podía romperla si la tocaba, pero allí estaba, dormida.
—R-Rosé... Rosé, reacciona, despierta —se arrodilló a su lado para tomarla por los hombros y sacudirla, primero suave, luego con más fuerza, su inerte cuerpo permaneció flojo y se sacudía sin vida ante sus movimientos—. Rosé, Rosie-e...
Tomó sus mejillas, aún estaban calientes, incluso sus lágrimas seguían tibias, su pecho se movía levemente por su suave respiración, pero sabía que Rosé estaba lejos de responderle.
—Rosé... Volví —murmuró, el llanto apenas la dejaba hablar, juntó sus frentes con ella, en un intento de sentirla más cerca, estaba a su lado pero aún así parecía a un mundo de distancia, sus brazos la envolvieron en un abrazo que no tenía respuesta—. Volví por tí, amor, mi dulce Diosa... Yo estoy-y... Estoy aquí, estoy contigo de nuevo...
Deseaba que le respondiera, que la abrazara, que la mirara con aquellos oscuros ojos y le dijera que la amaba, de nuevo, escuchar su voz grave que hacía a su alma temblar.
—Lo siento... L-lo siento tan-tanto... —quebró en llanto, abrazando la inconsciente Diosa de los Humanos, escondiendo el rostro en su cuello para consolarse con su aroma de nuevo, aunque quizás con el sueño todo parecía distanciarse y no podía sentirlo.
Quería dormir abrazado a ella, hasta despertar en otro mundo, dónde pudieran amarse sin más.
—¡Lisa! —escuchó a JiSoo llamarla a la distancia, se abrazó con más fuerza al cuerpo de Rosé, no quería que nadie se le acercara—. No... ¡Roseanne!
La mayor se arrodilló a su lado, Lisa no la dejó que la tocara, pero de solo verla lo sabía, el como su cabeza caía hacia atrás, el tono pálido de su piel, y aquel abrazo que no podía responder.
—Jennie, no dijiste que esto pasaría —JiSoo miró a la joven Diosa del Destino, sentía su corazón traicionado y dolido, se alejó de ella unos pasos.
— JiSoo, no entiendes, es que-...
—¡Dijiste que estaría bien! —gritó Lisa, mirándola con odio—. Me dijiste que estaría bien... Hice todo esto solo porque ella estaría bien...
—Lo sé, es qué-...
—¿Qué? Mentiste... —Lisa se acercó aún más a Rosé, acomodando su cabeza sobre su hombro, como siempre hacía.
—Es que no lo harías si te decía —dijo Jennie, por lo bajo—. Pero ella está bien, ella estará bien, Lisa, solo-...
—Ella estaba esperándome... —dijo, mientras frías lágrimas corrían por sus mejillas—. Ella estaba asustada, cansada y me necesitaba, y está dormida porque no había nadie... Ni siquiera estaba yo para ella... Cuando más me necesitaba... Ella me necesitaba, y y-yo la necesito...
—Lisa, Lils... —JiSoo tomó su rostro para que la mirara, corrió su cabello castaño bastante largo y limpió sus mejillas, la joven solo pudo seguir llorando, así que la mayor solo se acercó a ella para abrazarla también, junto con la dormida Diosa de los Humanos entre ambas.
JiSoo las llevó hacia su templo, y consiguió una habitación privada para Rosé, igual a la que Lisa había entrado cuando conoció a Jennie, todo era muy blanco y había mucha luz, el lugar solo tenía una cama y una silla, que estaba allí especialmente para Lisa, quien se quedó mucho tiempo junto a Rosé, tomando su mano, acomodando su cabello aunque siempre estuviera en el mismo lugar.
Luego de que Rosé llegara a las ‹‹salas de descanso›› tal como le decía JiSoo, la mayor le contó lo que había pasado.
JooHyun también estaba en el Sueño Eterno, y ahora, sólo estaba ella como única Diosa Mayor.
—¿Y qué vas a hacer al respecto? —preguntó la castaña en un murmullo, JiSoo se notaba algo incómoda al respecto, se encogió de hombros.
—No sé, supongo que voy a dejar que los Dioses hagan su trabajo, ellos saben cómo hacerlo, no tengo que mandarlos —dijo con simpleza—. Lo único que hice fue abrir las fronteras entre los Mundos, así que cada uno puede ir hacia donde quiera.
>> Y eso hace que los Dioses que JooHyun desterró puedan volver a su mando también. Incluso Rosé.
Lisa hizo silencio, mirando a la dormida Diosa, sus manos estaban unidas, como siempre.
—A Rosé le hubiera gustado visitar a sus Humanos de nuevo —dijo la castaña, la mayor no supo qué decir, así que se quedó callada— ¿Y JooHyun?
—Cree un Mundo sólo para ella —JiSoo suspiró de forma cansada, en verdad, crear otra dimensión solo para su hermana la había agotado bastante, pero se estaba recuperando bien—. Y allí no tiene acceso a nada, ni nadie, solo yo puedo ir, así que no va a poder escapar de allí.
>> Se podría decir que son libres, todos, tú también.
Lisa asintió levemente, desde hacía un tiempo que la palabra ‹‹libertad›› no tenía un efecto en ella, contrario a lo que esperaba.
Su libertad era Rosé, y sin ella, no se sentía libre.
Como un pájaro al que le abren su jaula, pero ya no tiene energías para volar.
Hablaba muy poco en aquel lugar, y no salía de allí, normalmente era JiSoo quien traía comida para ella, a veces SeungWan si estaba ocupada, no hablaba con Jennie, por más que la Diosa del Destino solía ir a verla seguido.
Se sentía muy sola, incluso extrañaba a Lili, su protectora, su conejita molesta, SeungWan le había contado que la conejita no había dudado en sacrificar su existencia para que ella tuviera un alma completa.
Nunca pensó que extrañaría a aquella molesta coneja, pero ahora quizás, podría hacerle algo de compañía.
Incluso, quizás si Lili se hubiera quedado con Rosé ella no estaría dormida.
Solo una vez le había dirigido la palabra a Jennie, cuando ya estaba muy cansada y necesitaba una respuesta para su corazón.
—¿Qué se siente? —preguntó de la nada—. Estar dormida, ¿Cómo es?
Jennie lo pensó un momento.
—No recuerdo mucho qué pasaba pero... Se siente muy tranquilo en realidad, es como un sueño pero más real, vas a un mejor lugar—dijo—. No sientes nada, pero no estás preocupada, no tienes miedo, ni nada... Creo que es diferente para cada una porque SeungWan no vió lo mismo que yo, pero ambas coincidimos en que era un lugar muy lindo.
>> Y sé que es duro de ver si es a alguien que quieres tanto-...
—Yo la amo. —corrigió Lisa, Jennie asistió.
—Lo sé. Cómo decía... El Sueño Eterno es un descanso que necesitamos a veces, más cuando... Estamos muy agotados, es necesario, y es un mejor lugar del que estamos en ese momento —dijo lentamente, calculando sus palabras para no ofenderla—. Piensa que ella estaba muy cansada, y muy estresada, y ahora ya no, ahora está bien, está mejor.
>> Y cuando despierte estará en un Mundo mejor también, ahora es solo un momento, pero todo va a estar bien.
Lisa no hizo ningún gesto, tenía ganas de llorar otra vez.
—¿Tu puedes ver si despertará? —preguntó.
Jennie ladeó su cabeza, haciendo un mohín con sus labios.
—Yo puedo ver el futuro pero a veces no puedo ver demasiado... Si es muy lejano, no lo sé. —respondió.
—Eso significa que no va a despertar pronto. —murmuró Lisa.
—Algo así, Lisa, es que... Depende de muchas decisiones, y en este momento, no está claro. —intentó explicarse la Dios del Destino, en vano, porque no hizo que las cosas estuvieran mejor.
Lisa asintió sin más, y volvió a ignorar a aquella Diosa el resto de su visita, que no duró mucho más.
—Bueno, Rosie —le habló cierto día, hacia bastante que no comía nada, y ya no tenía energías para ponerse en pie, la castaña hizo un espacio en la cama de la otra, para acurrucarse contra su pecho, escuchando sus latidos, a veces creía que estos se aceleraba cuando ella estaba a su lado—. Las cosas al final terminaron bien... Algo así.
>> Los Humanos están recuperándose de nuevo, Rosé, ellos son fuertes, lo sabes... Y ya pueden vivir en paz en su mundo, sé que estarías muy orgullosa de ellos... Yo lo estoy.
>> ¿No te gustaría ir al Mundo de los Humanos conmigo?
>> Para que me muestres las cosas de ellos mejor que nadie, para descubrir el mundo juntas... Sería muy lindo, más si es contigo, cualquier lugar contigo es un lindo lugar, Rosie.
Sintió sus párpados pesados, se acurrucó más sobre el cuerpo de su amada, sintiendo algo de frío, mientras poco a poco su cuerpo se adormecía junto con su mente, apenas podía entender lo que estaba pasando, pero no le parecía algo malo ya, hasta sonrió.
—Quizás allí podamos estar juntas... Y podemos ser felices.
Bostezo ampliamente, refugió su rostro en el cuello de la otra, mientras cerraba sus ojitos para acompañarla.
—Te amo, Rosé. —murmuró, antes de dormirse junto a ella.
˗ˏˋ°･*:..｡⋆ FIN ⋆.:*･°ˎˊ˗
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