Hallelujah | Levi Ackerman

By b-barnes

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H | ❝El amor no es algún tipo de marcha de la victoria. No, es un frío y un muy solitario aleluya❞ Calynn Bey... More

HALLELUJAH
EPÍGRAFE & PLAYLIST
GRAPHIC AREA
PRÓLOGO. Para ti, en 2000 años.
FIRST ARC ━ no regrets
1. Paralizada
2. La ciudad subterránea
3. Valer la pena
4. Lo que hay tras las murallas
5. Entrenamiento
6. Sueños febriles
7. El Protector de la Humanidad
8. Reflejos del demonio
9. El cielo en los ojos del soldado
10. La expedición N° 23
11. En aquel remoto castillo
SECOND ARC ━ wings of freedom
13. El misterio de la mansión Koch
14. Ojos verdes

12. Sin remordimientos

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By b-barnes

NO REGRETS.
capítulo 12: sin remordimientos.

Al día siguiente empezó el infierno.

Calynn observó, con el ceño fruncido, las nubes dispersas que comenzaban a formarse en el cielo. Había algo que odiaba más que los titanes y era la lluvia, las nubes grises y aún peor, las tormentas. La lluvia la hacía volver aquel día cuando tenía diez años, en ella sentada en el patio de su casa sosteniendo la cabeza cercenada de su padre mientras se empapaba. Los días grises la hacían recordar malas cosas, porque cosas horribles pasaban bajo la lluvia y ya lo había comprobado muchas veces. Ya había ido a muchos funerales.

La realidad era que, quitando eso, temía a las tormentas, siempre lo había hecho, pero una vez fue creciendo la ansiedad y el desespero fue haciéndolo con ella cada vez que oía un trueno o un rayo caer. No podía dormir y temblaba como una hoja, lo cual parecía muy tonto para alguien como Calynn Beyhan. Y la vulnerabilidad que le provocaba no le gustaba nada pero era algo que no podía evitar.

¿Y qué sería peor que enfrentarse a una tormenta fuera de las murallas? Lo odiaba, parecía que nada estaba a su favor.

—Aunque mires mal a las nubes estas no se irán —se mofó su amigo peliblanco acercándose a su lado sobre su caballo, ambos listos para partir. Calynn bajó la cabeza para mirarlo con hastío, Dmitri se limitó a sonreír—. Tranquila, tal vez solo se nuble ó sea una llovizna ligera.

—Eso no me tranquiliza —suspiró, sus ojos oscuros dirigiéndose hasta la llanura a campo abierto donde miles de titanes los estarían esperando—. Tsk, por qué de entre todos los días debía estar así hoy. Si llueve la formación no servirá.

—Un poco más de positividad, Lynn, ¿qué pasa si las nubes solo están de paso y tú los insultas?

—Si se van a ofender entonces que se vayan y problema resuelto —bufó y Fenrir bajo suyo hizo lo mismo, Dmitri soltó una pequeña risa. A él le gustaba la lluvia, cuando estaba en las murallas claro, lo único agradable de las nubes era que taparía el sol y no tendría la necesidad de usar la capucha para resguardarse de los rayos de luz. Esperaba que tampoco lloviera, habría demasiadas bajas de ser así.

El Comandante se puso en la punta de la formación, el nerviosismo se podía sentir entre los soldados, la tranquilidad y alegría de la noche se habían esfumado tan rápido cuando amaneció. El temor de no volver a casa era palpable, todas sus esperanzas estaban puestas en la nueva formación de Erwin. Para cuando Shadis se puso en marcha y la vanguardia se apresuró a seguirlo, el sol se filtró entre las nubes revelando nuevamente el azul del cielo. Tal vez Dmitri tenía razón y solo estaban de paso, no debía pensar en ello, debía atender su camino.

El peliblanco no tuvo de otra que taparse con la capucha nuevamente. No era recomendable exponerse tanto tiempo bajo el sol por su condición, las pecas suaves que adornaban sus mejillas y cruzaban por el puente de su nariz eran prueba suficiente de que no debía forzar los límites de su piel. Aún así seguiría eligiendo la Legión de Reconocimiento una y otra vez, incluso si le afectara. Con su rostro parcialmente protegido y las manos en las riendas que guiaban a Elden, giró su cabeza para mirar atrás, sus ojos celestes buscaron con tanta rapidez hasta dar con Farlan y sus amigos. Estaban tensos, pudo notarlo incluso a la distancia. Y aunque Farlan no lo vió, Dmitri formó una sonrisa antes de girar y ponerse en marcha.

Nadie pudo prever que sería la última vez que lo vería.

• • •

El terror se apoderó de su cuerpo, las nubes negras se cernían aún más a la vez que ellos se aproximaban. Estaban entrando en algo horrible y lo sabía. Las primeras gotas cayeron siendo seguidas por la abrupta lluvia torrencial, no veía nada, no se escuchaba nada y su corazón casi salió de su garganta cuando el primer rayo cayó cerca de ellos. Carajo. La mano de Dmitri la alcanzó, sujetó su mano que se aferraba a las riendas y tiró de ellas, Fenrir y Elden se pegaron sin dejar de moverse.

—¡Estás saliendo de la formación! —avisó su amigo haciéndose oír entre la tormenta que los azotaba—. ¡Quédate conmigo, Lynn!

Calynn no dijo nada, se puso la capucha para intentar resguardarse al menos un poco, aunque no funcionó para nada. La lluvia era pesada, densa y fría pero eso no debería detenerla, estaba en una misión donde su vida y la de sus compañeros se encontraba en juego, un susto infantil no debería causarle tanto pavor, no debía y aún así... Maldijo en su fuero interno estabilizando su marcha, apretando su mandíbula y frunciendo el ceño.

—¡Estoy bien! —Era una vil mentira de todos modos, así que la mano de Dmitri nunca abandonó la suya.

Era la peor lluvia que había visto en su vida. La niebla se formó alrededor de ellos, como si la lluvia no fuese suficiente impedimento de por si. Las nubes estaban furiosas, los truenos iluminaban el cielo y los hacían gruñir en un estruendo, los rayos chocaban entre si antes de tocar tierra. Un escalofrío cruzó por su cuerpo y su respiración se volvió pesada, el frío de las gotas que salpicaban su rostro la ayudaban a no perder la compostura, sin ellos estaría perdida.

—¡A este ritmo perderemos comunicación con los demás escuadrones! —escuchó apenas a Shadis entre todo el ruido.

—¡Entonces disolvamos la formación! —exclamó Erwin, alzó la mirada solo para ver como un rayo rompía entre las nubes y tuvo que cerrar los ojos por el repentino eco que le causó.

El sonido de un rayo al explotar contra la tierra o el aire, el brillo terrorífico antes de que pase algo terrible, le causaba un revoltijo de emociones poco agradables y no se debía al hecho de que se encontraban completamente vulnerables ante algún ataque. Era otra sensación, como el pánico que le causaba oler el vino y no sabía como luchar contra aquello. Erwin disparó una bengala color negro para avisar las nuevas órdenes pero no avanzó más de tres metros cuando el agua que caía lo disolvió. Eso no iba a servir, todos estaban por su cuenta ahora y expuestos a los titanes.

• • •

Para ser la primera experiencia de lluvia para Farlan, la estaba pasando horrible. Se habían perdido de su escuadrón en algún punto y ahora cabalgaban a ciegas, con el corazón palpitante y las manos temblorosas. La niebla cubría todo a su alrededor, dejando su vista inhabilitada, un titán podría estar a su lado en este momento y ninguno de los tres se daría cuenta. Por las murallas, quería evitar esta situación desde el principio y aún quedaban los documentos.

—¡Ey! —El llamado de Isabel lo sacó de sus pensamientos, el agua de la lluvia los empapaba de pies a cabeza, comenzó a admirar lo bien entrenado que estaban los caballos que seguían sin parar— ¡¿Qué demonios vamos a hacer?! ¡Perdimos de vista a todos!

—Todo lo que podemos hacer es seguir moviéndonos —respondió el castaño con la vista en su camino, como si eso pudiera ayudarlo—. Estoy seguro que no nos hemos separado mucho del resto del escuadrón.

Su campo visible se limitaba a unos metros, la exploración estaba estropeada, habría muchísimas bajas y podía sentir a los titanes respirando en su nuca. No sabía si se debía a la paranoia de saber lo expuestos que se encontraban o si de verdad había uno de esos monstruos cerca. El desconocimiento de lo que había más allá lo aterraba, especialmente si la vanguardia seguía con vida, eran soldados de élite pero no estaba seguro si podían pelear bajo una tormenta. Farlan esperaba que pudieran, porque si eso no pasaba los documentos que tanto añoraba terminarían en el estómago de un titán. En este momento era lo único que le importaba, eso y que cierto soldado de pelo blanco estuviera bien. Sacudió la cabeza tratando de quitarlo de sus pensamientos.

En medio del viento y el azote de la lluvia, se oyó la explosión de una bomba ruidosa.

—¡¿Es de nuestro escuadrón?!

—No parece estar muy lejos. Podemos alcanzar a los demás, pero... ¿Levi?

Levi se había mantenido callado por un largo tiempo, cabalgando en medio de sus amigos con la vista atenta y sus sentidos más que alerta. Sus ojos grisáceos observaron de reojo a Farlan, la determinación en su rostro y la seria pregunta que era hecha. Era el momento de ir por esos documentos, una vez encontrado su camino sería fácil llegar hasta la vanguardia, hacerse con esos estúpidos papeles y matar a sus objetivos. Sin embargo, si bien la lluvia ayudaría a ocultar el asesinato, también pondría en riesgo a los tres. Si iban juntos sería peligroso, si iba solo, ellos tal vez...

Cerró los ojos, recuerdos de su vida cruzaron su mente, terminando en la vista de Erwin Smith mirándolo desde el charco, en Calynn Beyhan dispuesta a cortarle la garganta a su amigo y supo lo que debía hacer.

—Iré solo. Ustedes dos alcancen a Flagon. —Aunque Farlan intentó hablar, Levi no lo dejó—. Pondré mis manos sobre esos documentos, además... Quien los matará seré yo. No dejaré que ningún maldito titán llegue a ellos antes.

Esa fue la decisión que tomó y ninguna decisión debería tomarse con rabia en el corazón.

• • •

Cuando llegaron a la escena siendo atraídos por el intenso vapor, ya se estaba esperando algo malo pero Dmitri no había visto nada más espantoso desde su primera exploración hace ya unos años atrás. Los titanes muertos formaban estelas de humo y hueso que se elevaban hasta el cielo tan lentamente que rodeaban la escena de los cadáveres y la sangre desparramada en el suelo, manchando el pasto y unas flores que se encontraban en el lugar como una pintura macabra.

La lluvia se volvió ligera, gracias al calor del vapor, como si quisiera mostrarles la masacre frente a ellos. En medio del vapor vieron a Levi arrodillado, a su lado, su mano se encontraba sobre una cabeza roja, tan colorida como la sangre que la rodeaba y goteaba del cuello cortado. Desvió su mirada rápidamente, sus ojos buscando y buscando, su pecho apretado y las arcadas amenazaron su estómago revuelto. Elden caminó lentamente hasta detenerse, sus pezuñas se mezclaron con el barro, el agua y la sangre que se deslizaba por ellas pero lo único que Dmitri pudo ver con terror fue el cuerpo cercenado de Farlan.

Lo habían partido a la mitad y solo pudo notar el torso ensangrentado y mojado. Quiso bajar, quiso cubrirlo de la lluvia, su rostro estaba relajado, como si estuviera durmiendo, su cabello castaño se pegaba a su frente y la capa aún lo cubría. Había visto muchas veces la expresión de terror que se adhería a los rostros de los cadáveres, estos mayormente representaban la última emoción que habían sentido antes de morir, el rostro de Farlan no expresaba nada de lo había presenciado en cinco años. Fue como si ya estuviera preparado para morir.

“—¿No te da miedo morir?

—No —le contestó.”

Dmitri no temía morir pero nunca se preguntó cómo se sentía Farlan respecto a eso. Nunca temió por él, nunca pensó que lo atacarían. Su mente solo estaba en lo que sucedería despues, cuando lo llevara a Stohess, cuando le enseñara lo que se había perdido todos estos años. Él nunca...

“Protector de la Humanidad.”

Sus ojos ardieron, sus labios temblaron,  se obligó a apretarlos, se obligó a apartar la mirada pero no pudo. Su mirada estaba fija en el cuerpo destrozado del amante que hubiera deseado mantener y aún así se veía tan lindo, tan calmado. Protector de la humanidad, había dicho, él no era tal cosa como un protector, sería hipócrita decir que lo era cuando no podía proteger a nadie. Oh, Farlan, merecías más. Cuando dejó escapar las primeras lágrimas estas se mezclaron con la lluvia, saladas y amargas, que se perdían entre el mar de tristeza que sentía.

Notó, con un sobresalto, el caos que se levantaba a su alrededor pero siguió sin ser capaz de moverse de su lugar hasta que vió como Levi saltaba en un movimiento extraordinariamente veloz hasta Erwin y lo echaba de su caballo. Calynn, quien se encontraba más cerca, saltó de Fenrir llevando sus manos hasta las empuñaduras del equipo, sin embargo no tuvo tiempo de hacerlo cuando la cuchilla filosa del pelinegro apretó su garganta. Era la misma con la que había matado a cinco titanes y amenazaba tanto su cuello como el de Erwin, que se encontraba arrodillado en el suelo.

Dmitri reaccionó ante eso, junto a Mike saltaron de sus respectivos corceles para ayudar pero la orden imperativa de su Capitán los detuvo a medio camino.

—Voy a matarte, maldito. Es la única razón por la que aún estoy aquí. —La cuchilla descansaba gentilmente sobre el hombro del rubio, cualquier movimiento que intente hacer le cortaría la cara. A su vez, el pelinegro apretó la que tenía sobre el cuello de la pelirroja cuando esta quiso dar un paso al costado, el filo rasguñó su piel y la cortó ligeramente, un hilo de sangre se deslizó, mezclándose con la piel ya mojada por la lluvia. Los ojos de la soldado se oscurecieron mientras la lluvia pegaba su cabello a su frente y cuello, aún más rojo de lo que ya era, desagradablemente similar a la sangre que cubría el prado—. No intentes moverte, hija de perra. Le llevaré tu cabeza a-

—Tus amigos... —interrumpió Erwin, la mirada del más bajo se dirigió hacia él de nuevo, con el ceño fruncido por tener la audacia de mencionarlos—. Deben haber muerto... Ya veo. —Erwin hurgó en el interior de su chaqueta mientras la mirada de Calynn pasaba entre ambos, sopesando las oportunidades que tenía para sacar su propia espada, era imposible, tendría su cuello cortado antes de siquiera poner la cuchilla. El rubio sacó un sobre y se lo mostró al pelinegro—. Estos son los documentos relacionados con Nicholas Lobov.

Los tiró al suelo y el contenido se dispersó, páginas en blanco sin nada escrito en ellos. Calynn frunció el ceño, ¿Lobov? ¿Qué tenía que ver el noble en todo esto? Sus ojos se dirigieron esta vez a su Capitán, confundida por aquello pero segura de que le había estado ocultando cosas.

—Bastardo, ¿lo sabías todo este tiempo?

—Lamento que haya tomado tanto tiempo.

—¿Qué estás tratando de...?

—Fue un engaño. —Dmitri que se encontraba vigilando junto a Mike lo miró con atención, esto era lo que había tratado de averiguar, el secreto de Farlan y el misterio de traer criminales al cuartel. Había tenido razón—. Sabía que Lobov estaba malversando fondos, usando lo que quedaba de las expediciones suspendidas tiempo atrás. Quería pruebas definitivas, suficientes para acusarlo. Así que difundí información falsa sobre él. Lobov es un hombre meticuloso, imaginé que trataría de hacer algo para confirmar la existencia de los documentos. Efectivamente, él fue con ustedes tres con la petición —confesó, miró a su asistente—. Disculpa por no decírtelo, pero estoy seguro que no quería matarte solo por ayudarme.

Calynn sonrió de lado sin gracia, había amenazado y acuchillado a Nicholas Lobov sin pensar que contrataría asesinos que irían tras ella por tal ofensa. ¿Solo fue por eso? Fue lo único con lógica que se le ocurrió y sonaba sumamente patético.

—Si sabías todo eso, ¿por qué hiciste que nos uniéramos a la Legión de Reconocimiento? —preguntó Levi sin abandonar su posición, Mike los rodeaba preparado para lanzarse por él si era necesario y Dmitri se limitaba a escuchar desde donde estaba.

—Porque tus habilidades de batalla son verdaderamente excepcionales y también porque quería usarlos, los que hicieron un trato con Lobov, para deshacernos de él —confesó nuevamente, Calynn vió de reojo como Dmitri se movía, no pudo ver qué expresión tendría—. Pero ya nada de eso importa, los verdaderos documentos están en posesión del Comandante en Jefe Zackly. Es el fin de Lobov.

Hubo silencio unos segundos eternos, solo se pudo escuchar el sonido de la lluvia y los bufidos de los caballos. La pestilencia de la muerte comenzaba a sentirse en el lugar, el vapor de los titanes ya había parado, por consecuencia no quedó nada que les hiciera recordar que habían estado aquí, solo los cadáveres y restos de sus compañeros devorados. La respuesta no consoló a Levi, en cambio, solo causó más rabia en él. Erwin también sabía que tenía las miradas de sus subordinados y las clases de pensamientos que tendrían de él, especialmente los de Calynn, quien estaba a punto de perder la cabeza.

—Mis amigos... Perdieron sus vidas por nada. Solo nos arrastraste  en tus planes sin valor, pero ahora voy a arrastrarte también.

—Levi... —¿Perdería la cabeza como su padre antes que ella? ¿Cuánta rabia le tenía acaso?

Al momento en que Levi deslizaba ambas cuchillas por el cuello de los soldados, la fuerza de Erwin lo detuvo, cortándose la mano para detenerlo. Antes de que le abrieran la garganta unos brazos rodearon su cintura y la arrastraron fuera del alcance del arma, solo pudo ver como el filo de la espada cortaba el aire ahí en donde había estado y brillaba bajo la luz del día. ¡La luz del día! No se había dado cuenta del momento en que dejó de llover y el sol comenzó a filtrarse entre las espesas nubes. Soltó un jadeo por el agarre sorpresivo, miró atrás notando que fue Dmitri quien la había alejado. Ninguno fue capaz de notarlo. La sorpresa no abandonaba su rostro pero aún así logró salir de la conmoción para ponerse alerta, finalmente pudo sacar sus cuchillas por si era completamente necesario. Él la hubiera matado si no la movían de ahí.

Mike se apresuró pero detuvo su caminata al ver que Erwin estaba pudiendo detenerlo, la cuchilla temblaba al ser sujetada con tanta fuerza, a la vez la sangre salpicó el filo y goteó en la tierra mojada. Calynn se detuvo cuando vió el rostro de Levi, ahora que dejó de llover pudo notar la diferencia, no eran gotas de lluvia, eran lágrimas que había soltado y le habían manchado las mejillas. Bajo su expresión de rabia y odio solo había dolor.

—¿Planes sin valor? ¿Quién mató a mis subordinados, a tus amigos? ¿Fui yo? ¿Fue Calynn? ¿O fuiste tú? Aún si hubieran logrado emboscarme, ¿en serio crees que habrían salido ilesos?

—Tienes razón... mi arrogancia. Mi maldito orgullo-

—¡No, te equivocas! ¡Son los titanes! —Erwin se puso de pie lentamente, llevando la espada ensangrentada a un lado de él donde ya no sería un peligro. Aunque eso nunca le había preocupado, de hecho—. ¿De dónde provienen los titanes? ¿Por qué existen? ¿Por qué devoran a los humanos? No tengo respuestas, nadie las tiene. Todavía hay demasiadas cosas que no sabemos sobre el mundo exterior. Pero si significa recuperar el mundo para la humanidad, estoy seguro de que ninguno de ellos se arrepienten de haber dedicado sus corazones a esta causa. Ni uno solo.

»¡Limitados por la ignorancia, seguiremos siendo devorados por los titanes! Si solo quedamos dentro de los muros, nunca escaparemos de esta pesadilla. ¡Mira bien a tu alrededor! No importa cuán lejos vayas, no hay muros aquí. En este amplio espacio... creo que hay algo ahí, iluminando nuestra desesperación. —El sol salió explendido detrás del Capitán, iluminando toda la llanura, las nubes comenzaron a disiparse, como si nunca hubiera pasado una tormenta desoladora—. Pero están aquellos que buscan evitar que nos aventuremos más allá de los muros. ¡Están consumidos por pensamientos egoístas de sus propias pérdidas y ganancias dentro de los muros donde es seguro! Es natural. Durante los pasados cien años rodeados por los muros, los ojos de la humanidad han sido nublados. No son capaces de ver el panorama que yace del otro lado.

»¿Qué hay de ti, Levi? ¿Dejarás que tu vista siga nublada? ¿Me matarás y regresarás a la oscuridad del subterráneo? —La espada fue dejada atrás mientras Erwin se ponía de pie en toda su altura, el movimiento brusco causó que Levi cayera al suelo, la sangre de titán que se había adherido a él ya había desaparecido, solo quedaba unas manchas que sabía perfectamente eran de humanos—. ¡Pelea con la Legión de Reconocimiento, Levi! ¡La humanidad necesita tu fuerza!

Dmitri detrás de Calynn soltó un suspiro, al igual que Levi quien miraba al Capitán con ojos abiertos. La pelirroja no supo que habrá pasado por su cabeza aquellos largos segundos, pero las cuchillas manchadas con la sangre de Erwin y suya cayeron al suelo, aunque su filo estaba perfecto, fueron dejados ahí.

—No haré un trato contigo esta vez.

Erwin sonrió, sus ojos brillaron ante lo que eso significaba. Calynn observó las cuchillas en el suelo, su sangre no había ensuciado mucho pero la fina línea rojiza era visible y el repentino ardor en su garganta al que no le tomó importancia cuando se acercó hasta el pelinegro. Levi suspiró, pensando en sus amigos y los sueños que ellos tenían, en los suyos propios que compartía con ellos, ellos ya no estaban pero podía ayudar a liberar este mundo de mierda de estos monstruos. Se disponía a ponerse de pie cuando notó como una mano le ofrecía ayuda, observó con detalle la herida cicatrizada que cruzaba la palma y se perdía en la nada. Alzó la mirada solo para confirmar que se trataba de Calynn Beyhan, iluminada por el sol que tanto habían extrañado. Formaba una extraña aureola, brillante a su alrededor.

Levi se quedó ahí un rato, no lo estaba mirando con el hastío de siempre, ni con el odio cuando estaba amenazando su garganta. En la mirada oscura que había jurado que le desagradaba, solo había comprensión. Unos suaves ojos que lo miraban de una forma que nunca había pensado que lo harían. Calynn le hizo un movimiento con su cabeza para que se levantara.

Entonces Levi tomó su mano.

Se puso de pie, sus ojos grises se posaron en la pequeña cortada en su garganta pero la desvió igual de rápido como lo notó. Calynn le regaló una muy fantasmal sonrisa y palmeó su hombro antes de alejarse hasta su caballo.

Dmitri, quien había vuelto a desaparecer sin que nadie se cuenta, se puso de cuclillas junto al cadáver de Farlan. Pasó su mano sobre la mejilla fría del castaño, rememorando cuando anoche lo había hecho sonrojar. Soltó un suspiro bajando su capucha, dejando que la luz del sol lo acariciara y secara su pelo. Se llevó los dedos a sus labios y los acercó hasta los de su amante en un beso indirecto.

—Te demostraré desde donde estés que si soy la persona que creías. Hasta pronto, mi amor.

• • •

📍Mitras, Muro Sina.
Unos días despues.

Las luces de las velas se mecían lentamente a causa de las ventanas abiertas, la brisa fría de la noche se abrió pasó por el lugar hasta apagarlo. Nadie se dió cuenta. En la primera planta, Nicholas Lobov reía junto a sus invitados de esa noche mientras los acompañaba hasta la puerta. La cena había sido un éxito, las transacciones habían sido cerradas y mañana cuando salga el sol lanzaría su elección al senado.

Aún quedaban cabos sueltos, como comprometer a su hija con el heredero de los Koch pero no se preocupaba por ello, aún tenía tiempo para hablar con Killian al respecto. Con sus últimos invitados alejándose en su carruaje, la mansión quedó en silencio. El mayordomo cerró la puerta a la vez que Diana Lobov cruzaba desde la sala hasta llegar hasta ellos y abrazar a su padre.

—Diana, hija mía, estuviste fantástica esta noche —halagó rodeándola con sus brazos, la apartó para mirarla, apretó sus manos—. Te prometo que pronto estarás en el altar junto a Arian Koch, una vez sea senador Killian ya no podrá decirme que no.

Para Diana, escuchar aquello fue simplemente encantador. Conocía a Arian desde que compartieron salón en la escuela primaria antes de que el pelinegro se una a la Tropa de Reclutas, como único heredero de la familia Koch, con una calificación sobresaliente incluso siendo recomendado para ser el próximo Capitán, era el sueño para una chica como ella. La verdad era que, aunque Arian nunca la había mirado siquiera, eso no la detenía de estar completamente enamorada del Soldado de Oro.

El noble Lobov se despidió de su hija, le pidió a su amable mayordomo que le lleve una botella de whisky a su oficina mientras subía las escaleras. El hombre se encaminó hasta su lugar de trabajo para ordenar unas cuantas cosas antes de ir a dormir, aún le desagradaba lo que había ocurrido ahí hace unos meses, seguía pareciendole impensable la ofensa que recibió por parte de esos dos soldados. Había pasado con vendas en su mano por unas largas semanas. Ahora ya había sanado pero la cicatriz que el cuchillo le provocó estaría con él toda su vida, además de sus funciones motoras. Al parecer el demonio de pelo rojo lo había apuñalado en la peor parte posible y ahora le dificultaba mover los dedos o sujetar cosas. La rabia y el miedo se cruzaban al mismo tiempo.

Cuando abrió la puerta de la oficina la sombra detrás de su escritorio lo sobresaltó con tanta fuerza que tuvo que sujetarse por el marco de la puerta, la respiración se le fue un segundo antes de fijarse mejor en la persona que invadia —nuevamente— su casa. Su respiración se calmó una vez reconoció al líder de los criminales que junto a Yuri habían contratado. En sus manos llevaba un sobre y el susto se le fue tan rápido como apareció.

—¿Cómo entraste? Tsk, no importa... —cerró la puerta tras de si cortando distancia hasta su escritorio. No recordaba su nombre, pero el pelinegro lucía una expresión mucho más lúgubre y oscura de aquella vez que lo vió desde la seguridad de su carruaje. Al menos fue en lo pudo fijarse, la habitación estaba a oscuras a excepción del ventanal tras su espalda en donde se filtraba la luz del exterior, se encontraba parado junto al sillón que estaba dándole la espalda—. Supongo que cumpliste con la misión, felicidades, ¿y tus compañeros?

—Están muertos —respondió, su voz sonaba aún más oscura que su mirada, lo que detuvo su marcha y un escalofrío cruzó su espalda. Levi tiró el sobre sobre la mesa, los documentos que tanto había añorado al fin al alcance de su mano.

—Ah, una pena pero te daré sus partes, entonces —apuntó poco interesado en el fatídico final de sus amigos, Lobov no pudo ver el ceño fruncido y la mano apretada del pelinegro, sus ojos y manos se dirigieron al sobre. Pensando que había ganado y que logró vengarse de Erwin Smith y acabado con la existencia del demonio de ojos de gato, abrió el contenido, sin embargo, le recibió hojas y hojas en blanco—. ¿Qué es esto? ¿Dónde están los documentos?

—Los documentos... —respondió otra voz, una que ya reconocía, su sangre se congeló y sus músculos se tensaron, el sillón dió la vuelta revelando al dueño de la voz. El rostro de Lobov fue un poema, quedó tan pálido como las hojas de los documentos falsos—... Están en posesión de Zackly, señor Lobov.

—¿Cómo...? ¿Me traicionas? ¡Solo tenías un trabajo! —apuntó el hombre hasta Levi, quien frunció el ceño por aquello. Lobov retrocedió soltando las hojas en blanco como si estuviera a punto de correr.

—Nunca dije que fuera leal a su mierda, la gente como usted me desagrada demasiado.

Lobov intentó llegar hasta la puerta, si diera el aviso a su mayordomo podría llamar a la Policía Militar lo antes posible. Se sentía en peligro, estaba en peligro mejor dicho y lo único que sabía era que debía salir de ahí, era su hogar, no iban a ganarle en su lugar. Al dar unos pasos atrás, notó que ninguno de los dos hombres se movía, entonces se dió la vuelta con intenciones claras de alcanzar la salida pero se detuvo abruptamente, sus pies se atoraron en la alfombra granate que cubría la mayor parte del piso de madera de la casa. La aterradora figura del demonio se encontraba recostada por la puerta, donde minutos antes no había nadie. La luz del exterior la golpeaba e iluminaba por completo, sus ojos se veían oscuros hasta que abandonó su puesto y se reflejó en la luna.

—¿Va a algún lugar, señor Lobov? —preguntó acercándose lentamente hasta él, Nicholas retrocedió preso del pánico. Erwin evaluaba todos sus movimientos como aquella primera vez en este mismo lugar, le tenía demasiado miedo a Calynn y aunque admitía que su subordinada podía causar tal sentimiento, esto era... demasiado.

—Señor Lobov, los documentos nunca existieron como tal —informó el rubio llamando la atención del noble, que giró para verlo—. Estaba malversando fondos y utilizando sus contactos para intentar abolir la Legión de Reconocimiento, así nuestro presupuesto iría a usted y a la Policía Militar, solo le dimos tiempo para hablarlo, mi asistente estaba un poco enojada con usted.

Lobov sintió la mano fría y delgada de la mujer tras suyo en su nuca, un escalofrío lo cubrió de pies a cabeza. Reaccionó, intentó girar y darle un golpe o al menos un manotazo, más Calynn lo detuvo fácilmente. Sujetó uno de sus brazos contra su espalda y apretó con más fuerza su nuca, sin nada de delicadeza golpeó su rostro contra el escritorio causando que algunas cosas temblaran o cayeran, inmovilizandolo completamente.

—¿Querías matarme? Ya sabía que eras un cobarde pero no a ese punto —escupió mientras apretaba más su nuca contra la fría madera de la mesa, Lobov se ahogó soltando un quejido de dolor, movió sus piernas y el brazo libre queriendo salir de su agarre.

—Mereces morir, demonio infeliz, no me importa lo que me hagas, hubiera preferido que no hayas nacido —murmuró con dificultad debido a la presión recibida en su mandíbula. Erwin soltó un suspiro acomodándose en el asiento, no pensaba detener lo que vendría a continuación. Levi se mantenía callado con la vista sobre la escena, frunció el ceño ante el odio en las palabras del hombre. Calynn rodó los ojos, no era el peor insulto que había recibido—. Suéltame, no creo que a tu familia le guste lo que les haga si no lo haces.

—No tengo familia —se limitó a decir alzando una ceja ante su amenaza, de repente la voz del noble se había vuelto demasiado seria. Incluso se atrevió a sonreír, mostrando su perfecta dentadura y con una mirada que demostraba que sabía más que todos ellos.

—¿Ah, si? ¿Qué hay de la familia Lazar? —preguntó, presionó y metió el dedo en la llaga con aquella sonrisa. Las pupilas de Calynn se dilataron y ningún brillo atravesó la oscuridad que los cubrió. Sabía de los Lazar, sabía que consideraba más familia a los Lazar—. Tienen una confitería en Orvud, ¿no? Tal vez ya les dí una visita, no creo que a ellos-

Calynn lo agarró de su nuca y lo separó del escritorio solamente para golpearlo una vez contra la madera con tan fuerza que pudo oír un crujido, la cabeza del noble rebotó como si fuera una pelota con un sonido sordo, la sangre salió de la boca y la nariz manchando la mesa. Lo sujetó y lo tiró al suelo donde lo vió lamentarse mientras pasaba sus manos por su rostro ensangrentado, no sabía que le había roto y tampoco le importaba. Lo miró con desagrado, por la persona que era, por la amenaza y por la suciedad que lo cubría. Nadie tenía el derecho de amenazar a los Lazar de esa forma y salir ileso.

—Mira que asqueroso estás y aún así decides amenazarme, ¿no te bastó con la primera vez? —habló la pelirroja, su tono expresaba el desagrado de su mirada.

El noble comenzó a arrastrarse lejos de ella, nuevamente tratando de llegar hasta la puerta. Sintió a Erwin ponerse de pie tras ella, pero Calynn ya lo dejó en su intento de escape. El hombre era puras amenazas pero una vez ponía sus manos sobre él se retorcía como un gusano. Todos eran así. Lobov se puso de pie, aunque le había roto parte de su cara, sus piernas estaban intactas, los soldados dejaron que abriera la puerta y saliera gritando el nombre de alguien, tal vez su mayordomo, un tal Yuri.

Pero no fue Yuri quien apareció por las escaleras, igualmente el rostro del noble se alivió cuando lo vió y sintió el triunfo en sus venas palpitantes. El hombre que subió tenía el uniforme militar, con la insignia del unicornio verde de la Policía y un rifle colgando por su espalda, la luz de las velas del pasillo iluminaron su rostro. Calynn bufó desde la oficina cuando lo vió.

—¡Arian! ¡Gracias al Rey! —exclamó Lobov inclinándose hasta él para sujetar uno de sus brazos, Calynn tal vez también lastimó sus ojos ya que no se dió cuenta de la expresión del Soldado de Oro—. Hay invasores en mi oficina, quiero que los arrestes de inmediato.

Arian Koch, parado en el pasillo de la residencia Lobov, lo miró a través de sus ojos grises y el ceño fruncido, observó la sangre en su rostro, la nariz rota y la cien destrozada. Golpeó su mano para que lo soltara y no manchara su uniforme que había salido recién de la lavandería.

—Nicholas Lobov está arrestado, tiene derecho a guardar silencio, se le acusa de malversación de fondos, incitación al delito, fraude, evasión de impuestos e intento de asesinato. Dese la vuelta —ordenó sacando de su cinturón unas esposas, esperando con toda la paciencia que tenía a que el noble obedeciera. El rostro de Lobov era un poema, su salvador no venía a salvarlo y su desesperación fue en aumento, volvió a sujetarse de sus brazos, esta vez su mano manchada si arruinó su chaqueta, Arian chasqueó la lengua.

—Arian, por favor, te puedo... podemos ayudarnos, ellos me amenazaron primero, sé que tú me entiendes, también eres un noble —rogó, e intentó negociar con el soldado—. Si me ayudas puedes casarte con mi hija, así tu padre estaría tranquilo y tú tendrías un mejor puesto en la sociedad, piénsalo así ambos saldríamos ganando.

Arian le contestó, le dijo algo que nadie más que Lobov escuchó y el rostro del mayor palideció, sea lo que sea que le dijo causó que sus hombros cayeran y se rindiera, no tenía más opciones. El pelinegro le puso las esposas cuando Nile, en ese momento Capitán de la Policía Militar, apareció por las escaleras, observó el rostro del noble y frunció los labios, decepcionado pero no sorprendido. Sabía que encerrar a un noble en una habitación junto a Erwin y Calynn sería muy mala idea.

El rubio entonces se dispuso a salir de la oficina escuchando las voces de la hija de Lobov en el piso inferior y los murmullos de la gente que trabajaba en la casa. Cuando Nile lo miró soltó un suspiro.

—Creí decirte que no le hagas daño.

—A veces Calynn no me escucha.

—¿Qué clase de excusa es esa?

Erwin sonrió, de todos modos no iba a detener a Calynn si iba más allá. Había cosas que le fascinaban al Capitán de la Legión, las habilidades de Levi, el cerebro de Dmitri, los sentidos de Mike, las ideas de Hange y claro, el enojo por el mundo de Calynn. Siempre era increíble verla de esa forma, porque sabía que su enojo era razonable y que era una buena persona debajo de las acusaciones de ser un demonio.

Calynn eligió un libro de la biblioteca que había en la oficina, tenía la tapa color verde claro, leyó el título antes de cerrarlo y decidir que sería el que le llevara a Dmitri. No creía que a Lobov le hiciera falta de ahora en adelante. La pelirroja observó a Levi manteniéndose alejado del pasillo iluminado y de los soldados que se encontraban ahí, se acercó quedando a unos metros en medio de él y la puerta, observando lo mismo que él. El noble arrestado que era llevado hacia abajo, al carruaje que lo llevaría a las prisiones hasta esperar el día del juicio. El daño estaba hecho, sus amigos habían muerto.

Su mirada cruzó los de Arian Koch, el color grisáceo de los ojos de quién había sido uno de sus amigos se afilaron cuando la vió. Fríos como el metal de sus cuchillas, estos se fijaron en su nuevo compañero a unos pasos tras ella, sus cejas gruesas se fruncieron antes de girar y bajar las escaleras junto a un esposado Nicholas Lobov.

Calynn observó el lugar donde el Soldado de Oro había estado antes de fijarse en Levi, cuando el más bajo captó su mirada le recorrió un escalofrío sin entender por qué, apretó el libro en sus manos y le hizo un movimiento con su cabeza hacia el pasillo.

—Vamos, ya no nos necesitan aquí —comentó, no quería estar cerca de la Policía Militar y menos de Arian Koch. Sin esperar respuesta o saber si la seguiría, se puso en marcha saliendo de la oficina y se acercó hasta los dos hombres. Nile la saludó con un asentimiento pero alzó una ceja al ver el libro que cargaba, se detuvo frente a Erwin y soltó un suspiro antes de hablar—. Tal vez si valdrá la pena.

El conocimiento de lo que aquello significaba hizo brillar los ojos del rubio, sonrió y asintió ante ella. Al final sabía que él iba a ganar en esta competencia silenciosa, incluso con las cicatrices adornando su piel.

Calynn se retiró de la mansión sin mirar atrás, ignorando las miradas de los que perderían su trabajo debido a esto, posiblemente ya sabían que esto sucedería algún día con la clase de jefe que tenían. Guardó el libro dentro de uno de los bolsillos de la montura de Fenrir cuando un brillo en uno de los edificios frente a la mansión llamó su atención, giró pasando sus ojos por la estructura, se quedó analizando el techo un largo rato pero el brillo no volvió a aparecer. Insegura, volteó hasta su caballo para acariciar su crin, prometiendole que pronto irían a dormir.

• • •

Yuri sonrió desde el edificio, observando desde la mira de su rifle la cabellera pelirroja del demonio, su dedo estaba puesto delicadamente sobre el gatillo, un simple movimiento lograría atravesar el cráneo de la soldado y solucionar todos los problemas que podría causar. Pero no pensaba hacer eso, se limitó a observarla.

—No la matarás como te lo ordenaron. —Una voz ronca se hizo escuchar entre el silencio de la noche y el murmullo de la gente en la mansión. Yuri no abandonó su posición, incluso con el peligro de tener a ese hombre detrás suyo.

—Tú tampoco lo hiciste cuando tuviste la opción —contestó en cambio. El cielo aquella noche estaba despejado, las estrellas brillaban y la media luna se alzaba hacia el norte, pronto vendría el invierno. El hombre chasqueó la lengua, el viento sacudió su larga chaqueta y se negó a contestar—. Tu sobrino se unió a la Legión de Reconocimiento.

—Ja, feliz por él, salió del nido de ratas y se metió en otro —se burló en tono condescendiente, Yuri oyó sus pasos alejarse y su sombrero temblar por el viento en cada caminata—. Es hora de que te vayas.

—No te pedí que me siguieras —apuntó alejando su vista de la mirilla y se fijó en el hombre mayor que se alejaba por el techo—. Kenny.

—Yuri.

El más jóven sonrió cuando lo vió irse, fundiéndose entre la oscuridad de la noche, ¿acaso el viejo temía que matara a Calynn Beyhan? Quien lo diría, al parecer si tenía un corazón despues de todo. Volvió a observarla desde la mirilla del rifle, recostada por su caballo viendo a la Policía Militar con desagrado.

—¿Qué dices, Kenny? —habló para sí mismo—. Si es tan divertido ver a la familia reunida.

FIN DEL ARCO UNO.
TO BE CONTINUED >>>>

JEJEJEJEJE AL FIN TERMINAMOS ESTE ARCO ALV YA ERA HORA tuve un bloqueo horrible y por fin volví, perdonen la tardanza 😭

facts de este capítulo:
• despues de esta expedición pasa el prólogo, así que para el final calynn ya conoce a eren.
• cuando llegaron al cuartel dmitri durmió llorando y abrazado a calynn (perdón).
• me basé más en el manga que en el ova, tbh el ova es un desastre ah.

en fin, en este capítulo pasaron muchísimas cosas pero lo importante es que ARIAN YA SALIÓ AAAAAA, espero les haya gustado, díganme sus opiniones y teorías con todo (especialmente ese final 🤭)

finalmente les traigo esta playlist que hice de dmitri y farlan porque al parecer me encanta sufrir (no se crean, me dolió escribir eso), lo pueden encontrar en spotify, les dejo el link y la imagen para escanear owo.

sin más que decir, ¡nos leemos!

mag.

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