Subastada al mejor postor

By SarahiSalinas_

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[Contenido +18 y +21] Desde recién nacidas somos arrancadas de los brazos de nuestras madres o algunas son de... More

Sinopsis
Personajes principales
1. Origen
2. Dulces dieciocho años
3. Llego el día
4. La subasta
6. Jayden Friedrich
7. Beso
8. Secretos y una perforación
9. Un rubio de ojos grises
10. Boda a medias
11. Luna de miel o hiel
12. Eso que huelo ¿acaso son celos?
13. Locuras que llevan nuestro nombre
14. Te llevaré a las estrellas y al mismo tiempo al infierno a sentir las llamas
15. Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas
16. La correcta
17. Después de todo el pasado regresa
18. Decisiones
19. ¿Soy una Klein?
20. La libertad que merece
21. Nueva integrante
22. Divorcio
23. El tiempo lo sana todo ¿O no?
24. Solo piel
25. ¡Quiero un papá!
26. Reencuentro inesperado
27. Volverte a ver
28. Hablar, solo quiero hablar
29. Antes de lo esperado
30. La verdad
31. Un paso a la vez
32. ¿Aún queda una segunda oportunidad?
33. Escándalo
34. Unas cuantas verdades
35. Bésame hasta que me harte
36. Dilema
37. Aguarda, aún falta algo...
38. La venganza se sirve en un platillo frío
Epílogo

5. Los Friedrich, una nueva vida

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By SarahiSalinas_

Cuando tocaron la puerta corrí a abrirla, allí se encontraba una mujer y tras ella dos chicas más.

—Tu debes ser Elaine ¿Verdad? —pregunta mirándome fijamente

—Así es

Me hago a un lado para que pasen, las chicas llevan unas maletas de mano dónde supongo traen su material que ocuparán conmigo.

—Empecemos con que te des un baño, ya después comenzaremos.

Hago caso, tomo un baño donde una de las mujeres ha preparado la bañera ciertas cosas extrañas que no había visto en mi vida, pero sin duda huelo muy bien la estancia.

Me relajo por lo menos más de media hora. Me tienden una bata para que me la coloque.

—Ya nos han dado instrucciones que debemos de hacer, mientras te ponemos algunas mascarillas para la cara trabajaremos con tus manos y pies.

No digo nada, no tengo experiencia en este ámbito, no se cómo suelen arreglarse las mujeres, si he visto que algunas usen mascarillas.

El procedimiento es algo lento, en el transcurso me dan masajes que hacen que me relaje.

¡Esto es una maravilla!

Las horas pasan, en un momento dado llega un hombre con un montón de ropa, vestidos de todos colores.

—Necesito algo que combine con su piel y cabello —le dice al hombre el cual se pone a buscar entre tanto.

—Ya se cuales le vendrían bien para que luzca esa cara muñeca que tiene.

Saca un par de vestidos y los coloca en la cama. Uno es negro, otro es rojo y por último uno entre café dorado, no se como se llama esa combinación pero es muy bonito el vestido.

—Toma ponte este —me tiende uno.

Me lo pruebo, me examinan de todos los puntos necesarios, el segundo por igual y el otro también.

—Ese se le ve de infarto —chilla una chica de las que me están arreglando.

—Tienes razón, en cualquier otra persona se vería horrible pero en ella le queda genial, no tenía mucha fe de este trapo —el hombre opina—, será el que usarás está noche.

Las mangas posan más abajo de los hombros dando un escote ancho en uve, tapa todo mi brazo la fina tela, en la cintura viene ceñida y después cae la tela dando unas ondas que hace que se esponje un poco.

—Déjate ya el vestido, tenemos el tiempo encima, aún falta peinarte y el maquillaje.

Me siento de nuevo frente al espejo, observo cada movimiento que hacen, mientras una me maquilla la otra se concentra en peinarme.

—El cabello suelto con unas ondas, tendrá un estilo de barbie, su cabello es muy largo, hay que aprovechar eso.

—¿Te has tenido así tu cabello? —inquiere una chica.

—No, es natural —respondo sincera.

—En mi vida he visto que alguien posea ese tipo de color —podrá no creerme, no la hare cambiar de opinión.

—Desde que he sido niña lo he tenido así, no importa si cree o no —hago un encogimiento de hombros restándole importancia.

—Su cabello es natural, me lo han dicho, por eso me pidieron que viniera personalmente yo para encargarme —suelta la mujer que será la que las manda.

—¿Es normal tenerlo así?

—Puede ser, a lo mejor alguien de su familia posee ese mismo color, será un lunar o sus papás tienen un cabello del mismo color siendo rubio dando cómo resultado el cabello casi blanco —explica.

—Qué envidia de melena.

Ya no se dice más, ponen sus manos en marcha para terminar lo que falta.
Me coloco unos tacones que me han ofrecido, son altos como los otros que use en la subasta.

—Has quedado hermosa —me suelta un cumplido el hombre.

—Parece modelo —opina una chica.

—Si parece o no parece da igual, ya han llegado por ella, está subiendo el señor —escucho las palabras claramente.

Tomo asiento en el borde la cama, empiezo a jugar con mis dedos de los nervios.

Suena la puerta, unos golpeteos.

—Bienvenido señor Friedrich, un gusto verlo —la mujer ha ido a recibirlo y al parecer lo conoce muy bien.

Se escucha como le contesta una voz varonil. Los pasos se acercan.

Mis ojos captan a un hombre enfundado en un traje negro. Sus ojos son un azul profundo, su cabello es color negro resaltando una que otra cana. Se ve imponente, le calculo más de cuarenta años.

—Te has lucido —me recorre con la mirada, un nerviosismo me invade ante su pesada mirada.

—Siempre, ella ya tiene una belleza solo fue cuestión de resaltar sus atributos.

—Por eso la elegí, es la correcta para él —lo dice sin despejar sus ojos de mi.

—¿Ya lo sabe?

—No, si lo supiera ella no estaría aquí —se refiere a mi.

—Yendo en contra de él

—Solo está vez

La estilista parece no solo ser eso, parece conocer muy a este hombre, cuando llegó lo llamo Friedrich, apellido que ya había escuchado antes. Se supone que es quien me compro, pero al parecer hay alguien más detrás de esto.

—Mi trabajo ha terminado aquí, ya no me necesitas así que me marcho —las otras ya han recogido todo lo que han utilizado, al igual que él otro hombre que ha traído la ropa.

—Te pagaré por los servicios, solo di cuánto

—Te lo mando después, cualquier cosa me avisas y te ayudaré —eso es todo, se va.

Me quedo sola con él tal Friedrich.

—Pero que mal educado no me he presentado. Soy Joshua Friedrich. —me extiende su mano para que le ofrezca la mía—. Tu eres Elaine, subastada por el orfanato Ricci.

Tomo su mano, posa un beso en el dorso.

—¿Preparada para empezar una nueva vida? —sonríe de una manera inexplicable

—No

—Debí suponerlo, para nadie es fácil salir de un lugar donde llevas dieciocho años. Te aseguro que tendrás una vida como no te imaginas.

No me imagino nada, por qué al imaginarme estaría haciendo una suposición de lo que viene y no quiero hacerlo porque seguro no será como pienso.

—¿Usted será mi dueño? —pregunto con miedo.

—No digas «dueño» que suena muy feo. Seré como un padre para ti. No te haré nada.

No me fío de lo que ha dicho, no lo conozco de nada y no tengo por qué creer en lo que dice.

—¿Entonces quien lo hará?

—Nadie, seguro piensas que seré un vil pervertido pero no, serás como un regalo para mi hijo —no se cómo sentirme ante su respuesta.

No será tal vez un pervertido pero bien que ha dicho que seré un regalo para su hijo.

No es nada reconfortante, ni lo uno, ni lo otro.

Cómo ve que no digo más agrega él: —Tenemos que irnos, te presentaré a mi hijo.

Lo sigo hacia donde quiera que vayamos, subimos a un auto, el chófer maneja por las calles de la ciudad me dedico a observar las luces, la gente que transita, veo como nos vamos alejando de todo esto hasta llegar a una carretera donde se extiende el bosque, una hora después llegamos al lugar.

Un portón nos recibe el cual se abre, entra el auto y se estaciona enfrente de la casa. Es enorme.
Una mansión moderna en medio de la nada, rodeada de árboles.

Sigo al señor Joshua, entra como si fuera su casa.
Se encuentra en la entrada con un señor.

—¿Está mi hijo?

—Si, se encuentra en su oficina —solo dice eso, Joshua va directo a dónde ha dicho que se encuentra su hijo.

—Espera aquí, ahora lo traeré.

Me quedo sola en la sala, le doy una mirada en toda la estancia. Unos sillones de curo negro, en medio se encuentra una mesita con un adorno, hay una chimenea que se encuentra apagada, adornos algo simples, cómo si no hubiera vida alguna aquí. Hay pasillos que deben de dar a otros lugares de la casa. Una escalera que lleva a la parte de arriba.

Más allá de la sala hay un espacio donde se encuentra un piano y allí mismo hay un enorme ventanal que da al jardín y una piscina de tamaño grande, después sigue la oscuridad del bosque.

Cuando siento que ya he inspeccionado todo, decido tomar asiento en uno de los sofás. Después de unos minutos escucho unos pasos.

Me paro tan rápido, logro visualizar otra figura al lado del señor Friedrich.

Unos ojos azules como el mar, un cabello negro, una altura que intimida, piel blanca, también va enfundado en un traje color negro que hace resaltar esos ojos que me han llamado tanto la atención.

Su mirada se concentra en mi, no sonríe, se ve su frialdad, su seriedad, lo intimidante que mana de él, no me quita la mirada. De un momento a otro me siento nerviosa porque no aparta sus ojos de mi. 

—Elaine, este es mi hijo Jayden Friedrich —sus palabras me traen a la realidad—. Jayden, ella es Elaine.

Parece que no reacciona.

—¿Quién es ella? —por fin habla. Su voz es demasiado varonil y grave.

—Elaine, un regalo —su rostro se gira a su padre.

Puedo notar lo parecidos que son, no del todo pero si tienen varias similitudes.

—Te dije que no quería nada —suelta con esa voz fría e imponente.

—Y yo recuerdo haberte dicho que no me importaba que querías tú, de todas las formas lo iba a hacer. Tenía que pasar algún día, tú lo retrasabas no yo —contesta con un tono calmado.

—Por algo será

—Tu arrogancia y tú frialdad no tienen límites

—Ni la tuya tampoco —yo solo puedo ver cómo hablan enfrente mío como si no existiera.

—Se quedará contigo —es una afirmación.

—No la quiero, llévatela de donde quiera que la hayas sacado, haz lo que quieras con ella pero no me metas —parece ser su última respuesta.

Nada más de escuchar la respuesta siento miedo, sino me quiere aquí a dónde iré, su padre ha dicho que sería un regalo para su hijo eso quiere decir que él señor Joshua no se hará cargo de mi.

Su hijo se voltea dispuesto a irse, sin importarle que estemos en su sala y en su casa.

—Eso va a ser imposible, está a tu nombre —con eso detiene el paso.

—¿Qué has dicho? —se regresa para interrogar—. Di que es una broma —mira con coraje al hombre—.

—Sabes que no soy de bromear, así que se queda y es mi última palabra.

—Es mi casa y yo decido cuál es la última palabra, no la quiero, llévatela, quédatela tu. No entiendo cómo fuiste capaz de usar mi nombre para comprar a una chiquilla —me señala.

Me acaba de decir chiquilla, sigo viendo como pelean entre los dos, parece que no se llevan en lo absoluto.

—Esta en la línea sanguínea que cada heredero de la familia Friedrich tenga a una bella dama a su lado, y que sea una subasta —mis cejas se arrugan extrañada por lo que alega.

—Pues eso se acabó de ahora, yo seré la excepción de no tener una subastada. —Se ve furioso—. El día que venga y viva una mujer en mi casa será porque me he enamorado, por lo mientras no.

—Sigues con lo mismo y ya entiendo por qué, ¿Aún no la olvidas, verdad? —le da una mirada de desafío.

—Ni te atrevas a mencionarla, no lo hagas —advierte con un tono más fuerte—. Largo de mi casa.

—Me iré, pero Elaine se queda mientras busco donde llevarla —ha omitido todo lo que le ha dicho de mi.

—Haz lo que quieras —suelta rendido.

—Elaine, te quedarás aquí por unos días, yo vendré a buscarte después —me siento fuera de lugar.

No quiero quedarme aquí a lado de Jayden que por ahora tiene pinta de ser un perro rabioso.

—Trátala bien

—Como digas —voltea los ojos exasperado

Joshua se va, dejándome con su hijo que en estos instantes está que echa fuego por todos lados.

Me quedo parada en el mismo sitio sin saber muy bien que hacer.
Unos minutos más tarde noto que ya ha bajado un poco su enojo.

—¿Te quedarás toda la noche ahí parada? —inquiere.

Trato de articular algo pero no sé que decirle.

—No contestarás, perfecto, ahora eres muda también.

Me siento ofendida ante lo que dijo.

—Óyeme quien te crees para decir que soy muda —respondo indignada.

—Al parecer si hablas, respondona —que hombre tan irritante.

—Me has dicho que hable, ya lo he hecho.

—Dejemos eso a un lado, ya tengo suficiente con mi padre como para agregar una pelea con una completa desconocida —camina por toda la estancia como si estuviera enjaulado.

Me resigno y opto por sentarme, que suaves son estos sofás, jugueteo con una pulsera que me han puesto.

—Erick, Erick —llama a alguien.

Un hombre entrada a la sala, es él mismo que estaba en la entrada.

—Dígame joven Jayden

—Arregla una recámara para la chiquilla —ordena.

—Como ordene ahora le digo a una de las sirvientas que vaya a preparar una, también le digo que la cena ya está lista para que pase al comedor —avisa.

—No estoy de humor para comer, pero ella si, le lleva su cena a la recámara que usara cuando ya esté lista —sin más el señor se retira.

—¿Por qué me has llamado chiquilla? —como si fuera un anciano de ochenta años.

Me limito a no decirlo eso.

—Eso es lo que eres, una chiquilla

—Perdón, momia de más de mil años —exclamo con irritación.

Caigo en cuenta como lo he llamado. Creo que ya la regué.

—No seré momia de más de mil años pero claro está que soy más grande que tú chiquilla —suelta una sonrisa burlona de suficiencia al llamarme de nuevo chiquilla.

Con esa sonrisa se le forman unos hoyuelos que lo hacen ver muy guapo.

No voy a negar que es muy guapo.

—¿Así, de cuántos estamos hablando? De unos ochenta —su cara se torna serie, está vez soy yo la que sonríe.

—Te gano con siete años  —pensé que era más viejo con eso de que dijo que me ganaba por unos cuantos.

—Según tu eres más grande que yo, perdón anciano —ya no importa que yo esté en su casa, ahora tengo la necesidad de estar peleando con él de cosas insignificantes.

—Ya hay que pararle, no tiene nada de sentido a dónde nos está llevando una pelea tonta y ñoña —le pone fin a los insultos—. Vamos seguro que ya está lista tu habitación.

Permanezco en silencio yendo detrás suyo. Subimos por las escaleras. Hay un pasillo que va de largo donde se puede observar puertas, hay otro a mano derecha y a mano izquierda en total son tres. Toma el de mano derecha.

Llegamos a una puerta que se encuentra abierta, adentro está una sirvienta.

—¿Está todo listo?

—Si señor, ya está listo, puse toallas limpias, cambie las sábanas y coloque un aromatizante.

—Ya puedes marcharte, dile a Erick que mande la cena.

Entro a la habitación que es bonita, pero está vacía, una cama grande y cómoda, una mesita de noche, alfombra en el suelo. Un tocador, una puerta que lleva seguro al baño y otra que debe ser el armario. Unas ventanas medianas que llevan a un balcón.

—Aquí dormirás mientras mi papá te encuentra un lugar, date un baño, te traerán la cena.

—Gracias. Hay una cosa más —me mira atentamente—. Bueno, no tengo nada de ropa y este vestido no es como para dormir —señalo el vestido que llevo.

—Entiendo, buscaré algo que te quede.

Eso es todo y sale de la habitación dejándome sola.



🫧🫧🫧

Hola mis lectores 📖

Aquí les traigo una nueva actualización 🫶

Y por fin ya salieron los Friedrich.

¿Qué opinan de Jayden? 👀 Siento que será un hombre demasiado difícil de escribir.

Cómo que Jayden no tenía idea de Elaine 😶

No se olviden de votar y comentar 🫧✨

Para más cosas y adelantos en mi instagram sarahi_salinas04 o tik tok sarahi_salinas

Por ahí que subí un vídeo del libro ya se dieron un spoiler de lo que va a pasar más adelante 🤭

Nos vemos luego 💋

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