Wildness

By Nelsy_diazr22

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Un error, dos días, tres caprichos Una equivocación lleva a Gavrel con alguien diferente a lo que pensó. Sin... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capitulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.

Capítulo 3

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By Nelsy_diazr22

Gavrel

__ ¡Buenas mañanas! - su voz llega como un silbido a mis oídos. Fuerte e insoportable. - Si me preguntas que hora es, son las nueve de la mañana. Ya ordené el desayuno y pedí que trajeran unas cuantas porciones más. - salta de la cama y la odio por sacudirla de esa forma. - Amo el desayuno y comería todas las porciones que hayan disponibles.

Me froto la cara, sigue hablando contando datos que no pedí. Quizá se comió veinte cotorras también porque el silencio no lo conoce.

__ Se quitó la lluvia.

__ No soy ciego.

__ Las buenas vibras son muy notables en tí. Mi prima dice que solo es de anivelar las...

__ Que te las anivele a tí, tienes demasiadas. - repelo.

Me saco el cinturón dispuesto a ir por un baño.

__ Dime que trajiste ropa. - enarco una ceja desde mi altura. - No me veas así. Te lo digo, porque no vine aquí por un hombre desnudo.

__ Yo vine a follar y no se dió. No todos los deseos se hacen realidad - explico sencillamente. - Resígnate.

__ Eres nefasto ¿sabías?

__ Si, no pude dormir por estar pensando en como cambiar eso. - alego cerrando la puerta atrás de mí.

La detesto.

Abro la ducha para meterme bajo el chorro de agua helada, tengo calor por algún motivo. No es el clima, eso lo tengo claro.

Podría desaparecerla y dormir tranquilo porque no habrá una lora que se comió un megáfono en la misma habitación que yo.

Cierro los ojos y paso el jabón sobre mi cuerpo para quitar la suciedad que adquirí estás horas. En estos lugares la limpieza no es tan óptima como se espera. Dejo caer mi cabeza hacia atrás hasta que unos pasos me alertan, volteo solo para ver a la chiquilla de pie, con la boca abierta y sus ojos prendados en la parte baja.

__ Big...big...biiig...boy. - hace ademanes al tiempo que habla, para terminar con sus labios separados, me invitan a tomarlos. Una boca hecha para conseguir el placer que puede otorgar.

Pecado y ternura en un solo ser.

Sigue detallando mi verga que sigue erguida mientras no me esfuerzo un solo segundo en cubrirme. Llegué primero. Sabía que me iba a dar un baño y aún al verme desnudo no me quita los ojos causando un morbo excitante en el ambiente.

__ ¿Todo eso es normal? - inquiere con la boca abierta. - No lo es. Se parece al...

__ Me la implanté. - la tomo entre mis manos. - Ahora las venden por catalogo, la recibí por paquetería y solo hay que instalarlas.

No puede siquiera irse, es morbosa, perversa, lo único que necesita es aquel que le muestre como y donde implementarlo

Me acribilla por mi respuesta. Nadie más que ella tiene la culpa de obtenerlas.

__ Ya entendí. No tenías que ser sarcástico.- me dice. Pasa saliva volviendo a verme a la cara, ahí es cuando su vergüenza llega. - Venía a avisar que el desayuno llegó. Pero ahora no sé de qué es el hambre que tengo... Cállate, mente cochina.

Cierra la puerta al salir como si pudiera devolver el tiempo con eso.

Mi risa se deja ver. Es atrevida aún en una inocencia que quisiera saber que tan limitante con su perversidad es. Esa mirada verde azulada con tinte verde es extrañamente delicada, pero curiosa.

__ ¿Si ya desocupó el baño, puedo pasar a limpiar, amo? - cuestiona por lo alto.

Su puto amo me endurece más. Si lo dijera de otra forma sería gimiendo. Aprieto la longitud en mi mano con la imagen que mi mente crea.

__ ¿Cuanto más tengo que esperar a que... ¡Ay carajo!

Entra de golpe y cierra la puerta. Corre hasta mi sitio, se esconde atrás de mí cuando mueven la perilla.

__ Olvidé decir que en las mañanas vienen a limpiar lo que se hizo por las noches. - me acribilla con los ojos.

__ ¿Muy tarde, no? - ironiza.

__ Señor ¿Necesita que limpie algo? - la pregunta atrás de la puerta la mueve hasta mi sitio.

__ El baño. Si puede ahora mismo estaría bien, no quiero que regresen más tarde. - contesto. La chiquilla me da la vuelta para darle la espalda a la puerta cuando abren.

Pasa la mano por mi abdomen y no me muevo al sentir su toque en mi espalda.

__ Que sea rápido. Estamos ocupados aquí. - se me para al frente, casi chocando mis labios con los suyos al tirar de mi cuello a modo de actuación. Admirar la belleza que posee es un deleite, sus pestañas se mueven ligeramente recordándome que como el fuego puede seguir ardiendo sobre el agua que nos cubre.

Alguien se mueve en lo que el cabello se le termina de mojar conmigo sosteniendo su cintura.

__ No me presiones tanto. - gimotea por lo bajo.

__ No estoy ejerciendo fuerza. - refuto.

__ Me refiero a como tu cosa me está golpeando el estómago.- susurra y mis comisuras suben. - Está muy duro.

__ Siempre está duro. - recalco sin dejar de ver su boca imaginando uno y mil escenarios.

__ Creí que era por mí. - baja más la voz en un coqueteo más sutil, según ella.

__ Puede ser por tí. - lo muevo a propósito y sus piernas se aprietan - O puedes calmar el dolor agobiante de mis ganas de follar.

__ Aceptaría la oferta si fueras el soldado del invierno. - se aleja con disimulo. Aparta la mirada mientras solo observo la leve sudoración de su nariz. Aún con el agua puede notarse. - Pero igual, gracias por el ofrecimiento. Lo llevaré por siempre en mi bello corazón.

Con un gesto como los que hace, cualquiera diría que tiene el control de lo que hace mientras solo me queda claro que tanto ella como yo, tenemos un gusto por lo desconocido en común.

Es llamativo. Con notas excesivamente a pecado que solo quiero probar más.

La mujer se retira llevándose consigo las toallas que cambió por unas secas. La chiquilla sale disparada luego de eso dejándome solo de nuevo en la ducha. No le costaba nada quedarse en la habitación, pero al parecer las hormonas la atontan.

La encuentro comiendo y tal como dijo sostiene dos platos en su mano que no se me antojan para nada. No sé qué contienen o si su cocción es la necesaria por lo cual voy hasta la cocina, en la que pongo el sartén a calentar mientras corto unos trozos de zanahoria y apio, las cuales salteo con algo de cilantro.

No quiero carnes blancas, así que opto por hacerlo con carne de ternera que saco en tiras para sellar.

__ ¿Cocinas? - increpa sin dejar de comer. - Por supuesto que lo haces. Olvidé que eres chef. ¿Que estás cocinando?

__ Algo para mantener mi boca cerrada y no estar preguntando nada. - sus ojos se vuelven fríos.

Que se enoje es el menor de mis problemas. Odio la intromisión de la gente en mi vida, a los únicos que se los permito es porque es inevitable su presencia en mi vida.

Pero a ella no le veré más. Agradeciendo a mis antepasados por eso.

__ ¿No has pensado alguna vez en algo que quieres de verdad? Que ansías tenerlo.

__ Paz. - declaro.

__ Me refiero a algo como...por ejemplo yo, un día soñé que estaba cenando en un helicóptero, imagina la tontería. - se ríe sola. - Incluso aún sigo pensando que es posible. Pero no se puede comprobar con mi ajetreada vida.

No digo nada. Solo sigo cocinando.

__ Algo que de verdad quiero en mi caso es una escapada de uno de mis desfiles, termino agotada y solo necesito a alguien que me ayude hasta a respirar. - suspira. - No sé, sería bonito.

Siento sus ojos en lo que hago.

__ Entrar a una tienda y decir "cierren por favor, me llevo  todo". Claro que puedo hacerlo, pero me hace falta tiempo y compañía. - suspira - O hacer un viaje tan extremo que al regresar sea tipo las películas de "¿Que pasó ayer?" - se ríe. - He despertado así, pero sin el alcohol, las fiestas y las aventuras.

__ Que interesante. - me doy la vuelta para dejar de ver la molestia hecha persona.

Pongo una parte de lo cocinado en mi plato, lo coloco en la mesa y arreglo un lugar donde como con la paz que tanto valoro tener.

Corto un trozo de carne la cual llevo a mi boca. El punto de cocción es exacta, dejando la carne jugosa, un sabor único, que con los vegetales forman un sabor muy...

__ ¡Ay no puede ser! - pelea sola la chiquilla de moño alborotado, en el fondo de la habitación. - ¿Porqué pensarían que estoy embarazada? Solo es la toma que quedó mal...Ni siquiera tengo panza.

Vuelve a ver la revista que tiene sobre las manos. Arranca las hojas y las rompe para luego encender el basurero, muy enojada.

__ ¿Tengo o no tengo panza? - se me acerca con la camisa arriba. Mostrando la piel suave que me hace pasar saliva. El platillo preparado queda en segundo plano, cuando puedo percibirlo.

Paso el bocado que tenía y la ignoro.

__ Dime si tengo o no. - insiste con molestia. - ¡Los detesto a veces! Se creen con el derecho de juzgar mi apariencia solo porque eso les genera más ventas de sus revistas. Ahora entiendo más a mi hermano, odia las controversias. Ahora lo haré también. - su nivel de dramatismo sobrepasa los límites. - Uno no puede ser modelo sin que te critiquen hasta la forma de cada cabello.

No me interesa en lo más mínimo lo que a su hermano o quien sea le guste y odie.

__ No volveré a publicar una sola historia en mis redes sociales. - ya sabía porqué me caía mal. Es de esas. - ¡A la mierda todos! Adiós desayunos. Adiós cenas. Adiós lugares que visito.

Volteo los ojos. Su gran problema existencial hará que el mundo desaparezca con su solución.

__ ¿No dirás nada? - me pelea como si hablara con ella. - Te estoy diciendo que...

__ Cuando eso me importe, caerá dinero del cielo a modo de lluvia. - me levanto, llevando mi plato para lavarlo.

__ ¿Siempre eres así de indiferente? Tu vida ha de ser muy aburrida.

__ Pero no la ando divulgando con fotografías a cada rato en redes donde las usan no solo para verlas. - exclamo pasando la esponja por la superficie del plato.

__ Porqué hay algo que se llama emoción. No sé si lo hayas experimentado un día, pero se trata de que estás sonriente por estar viviendo y quieres compartirlo. - se defiende en lo que remojo el plato.

__ Lo llamo necesidad de atención. - cierro la llave. - Como todos. No eres más que una más del montón de niñatos inmaduros que hacen lo mismo.

__ No has de tener un solo amigo. - presiona. - Tu vida ha de ser muy triste. Además, ¿Cuántos años tienes? ¿Ochenta? Ni mi padre piensa eso. Una alpaca muestra más emoción que tú.

La ignoro abiertamente. Camino hasta la habitación, sin siquiera volver a verla. Unos pasos veloces me hacen girar sobre mis talones para recibir a la loca que enganchada a mi cintura se cuelga de mi cuello. Mi instinto logra que la ponga contra la pared, en tanto su pecho sube y baja.

Jadea con solo que apriete los dedos en sus caderas. La tibieza de su coño solo cubierto por un short queda contra mi abdomen. Traga grueso logrando que mi burla surja en mi mirada.

__ ¿No te cansas de molestar?

__ No, ¿Tú te cansas de ser tan amargado? - devuelve sin intenciones de bajarse.

__ Pero te excita este amargado. - declaro y sus mejillas se enrojecen. - Quieres averiguar lo que es ser follada por un desconocido en una habitación donde nadie te va a interrumpir, mientras su polla entra y sale de tu coño, lloroso por él. - se estremece, apretando un poco más sus caderas. - Ansias ser tocada aquí. - presiono contra su centro. - Quieres saber que tipo de placer te puede dar alguien que te puede destrozar el coño a punta de orgasmos. Te excita el tamaño, porque sabes que te dolerá su intrusión, pero disfrutarás saltar para meterlo hasta el fondo.

Pega su espalda a la pared. La lujuria en su mirada grita ser apagada por mi perversión. Solo que jamás me metería con una niña que apenas entiende el concepto de sexo rudo y sucio.

Me acerco a su boca. La sed que siento es muy inusual, deseoso de beber de su cavidad.

<<¿Que estás haciendo, Gavrel?>> Me repito que debo detenerme, ella es alguien insignificante, sin gracia. No tiene nada que las demás también, he visto muchas como la loca cotorra, tampoco podría llamar mi atención. No obstante, en lugar de soltarla mis labios la prueban.

Un beso rudo que la desconcierta, se tensa reaccionando rápido para seguirlo como puede. Gimotea por lo bajo, sutil sin nada de esa intensidad que busco, pero la dureza en mi longitud se impulsa mucho más.

Necesito...

Llevo la mano a su cuello, no se asusta, se excita mucho más. Las uñas rodean mi cuello al tiempo que sus piernas me aprisionan, la inmovilizo contra la pared. Sigue el beso, costandome un mundo alejarla.

Mi boca quema al no sentir la suya. La obligo a pararse. Manteniendo mi cabeza en alto, mis ojos la buscan. No tiene nada de especial.

Cruzo la puerta yendo a la habitación donde busco el baño. Aprieto los dientes al verme al espejo con el dolor en mi polla, ardiendo al no poder obtener su liberación.

Me maldigo. Sin entender porqué la besé, pero se sintió bien. Me gustó el beso, como me gustaría cualquiera.

No es nadie. Solo una niñita consentida según lo que dice, tan poco original como para querer llamar la atención de muchos en sus...

<<¿Porqué estoy pensando en ella?>> Lanzo agua a mi cara, me mojo el cuello y espero a que la dureza baje. Caminar así es lo peor. Además no quiero que se haga ideas que no son.

Salgo cuando ya está todo controlado. Urgo entre mis cosas, viendo la bolsa que tiene el sello de las DACO's. Las cosas están desordenadas, el consolador con control remoto tiene las pilas puesta, cuando sé que no deberían ser así.

Todo el kit parece haber sido revisado minuciosamente. Hay un condón roto, el sobre vacío.

Su curiosidad la llevará por un mal camino.

La veo soltar el aire al solo entrar. Guarda silencio, solo me mira y finge demencia. Tranquilamente desliza lo dedos en su celular, como si estuviera entretenida con lo que allí ve.

__ ¿Es nueva tecnología? - pregunto abriendo la ventana. El sol está en su mejor punto y podría revisar la propuesta del sujeto en New York que dicen es de los mejores.

No había tenido el tiempo. Por ello es mejor concentrarme en algo productivo en lugar de una desequilibrada.

__ La normal. - simula calma.

__ Pues la normal no permite usar un teléfono apagado. - deja de fingir para verme.

__ ¿Acaso no conoces el vidrio templado donde solo quien lo tiene al frente puede ver la pantalla? De ahí no podrás...

__ Pero el tuyo no lo tiene. - sella sus labios murmurando maldiciones en mí contra. No le presto atención abriendo el documento que el "chef estrella de New York" me envió semanas antes.

Me quedo las siguientes horas leyendo las páginas del archivo, considerando mis opciones y mentalmente hacer un estudio de lo que me conviene.

Zarya me regaló el primer restaurante, de ahí han surgido otros más, que en tan solo poco más de dos años, ya tengo una cadena que es de las mas famosas en Europa.

Habría fallado como un Mikhailov si no multiplicara lo que se me da. Mi apellido es conocido por eso, así de fácil. O lo mejoras o lo destruyes. Por el momento, solo soy el que sigue los pasos de su abuela, Antonella quien siempre pregunta cómo encuentro inspiración para mis creaciones.

Pero surgen de repente. Estoy en casa, durmiendo o bajo la ducha. La idea nace y solo me queda pulirla. Mezclo sabores, intensifico otros, hasta lograr tener lo que en mi mente se proyecta.

Termino de leer el archivo, mi bandeja de entrada solo tiene mensajes de Waleska preguntando si iré a la cena con la familia. Una reunión con todos los primos de mi padre, los cuales desde que tenía quince no veo, confirmo eso. Para luego pasar al chat de Zarya.

El apodo es lo primero que leo, no se cansa de decirme así. Terca como el tío Andrey.

Me avisa sobre el aniversario de bodas de Damien, para que sea quien cocine para él y su esposa.

"Recuerda que seré tu catadora también." Es su respuesta cuando le digo que sí. "Por cierto, luego sigue mi aniversario. No lo olvides, Remmy"

"¿Me estás invitando a pasar el día de su aniversario con ustedes? Gracias, ¿A que hora?"

No tarda en contestar "Que chistoso, chefcito. Sabes a lo que me refiero. Voy a pagarte, no es gratis. Aunque no deberías cobrarme, soy tu hermana. Es más no debería pagarte, soy mayor que tú. Pero la traición viene de quien menos lo esperas."

No entiendo como el marido la aguanta. No comprendo cómo aún no la bloqueo.

Dejo de contestar cuando me dice que debe adormecer a las tres mini versiones de ella y el comandante.

Estiro mis pies, entrando al ver lo tarde que se hizo. Necesito dormir, despejar la mente, solo que la chiquilla no me deja hacerlo al moverse de un lado a otro. ¿Es así todo el tiempo?

Se da la vuelta, vuelve a hacerlo. Se encoge, estira sus piernas. Abraza la almohada, la suelta y la saca de la cama del todo.

No necesito paciencia, necesito un puto somnífero. Agota hasta la última gota de paz que intento tener. Se quita las sábanas, lanzándolas a un lado, unos segundos tarda en girarse para recogerlas y volver a ponerlas sobre su cuerpo. Regresa a la lucha para dejarse la mitad las piernas cubiertas, eleva un poco su cabeza con las manos en su pelo...

__ ¿Dejarás de moverte de una jodida vez? - me harto de ella.

__ Estoy incómoda. Esta cama pica. - se queja levantándose sobre sus codos. - Si tú no sientes nada es porque...

__ Es porque yo no estoy excitado y no encuentro como quitarme las ganas. - manifiesto callando sus excusas baratas. Ees lo que tiene, puedo verlo, sentirlo y hasta saborearlo.

__ Claro que no. Estás loco. - se cubre con las sábanas.

__ Tienes ahí muchos aparatos para quitarte las ganas. Hay un baño, a mí no me interesa verlo. Que no te preocupe si voy a hacerlo. - pongo un brazo sobre mi cara.

Un silencio inmenso cubre la habitación, al fin. Suspiro para evocar cualquier cosa que no me haga pensar en ella auto complaciéndose.

No puedo verme como un puto puberto, el cual se deje...

Pasa sus piernas sobre mi abdomen, reacciono bajando el brazo antes de sentir como sus labios envuelven los míos.

Sus besos llenos de la suavidad más absurda me envuelven. Concentrada en ello, pongo la mano en su pecho alejándola.

__ ¿Que estás haciendo, modelito? - inquiero.

__ Dices que tengo ganas ¿no? - exclama. - Me las estoy quitando contigo.

__ Tus deseos no son mi problema.

__ Pues otra parte de tí, dice otra cosa. - señala moviendo las caderas. Gruño al sentirla ubicarlo a su gusto. Lo presiona y aguanto la respiración al verla decidida a tenerlo.

__ No te ilusiones tan rápido. - dictamino tomando sus caderas. - Eso pasa todo el tiempo.

__ Pero hoy es por mí. - acerca su boca de nuevo. Tomando una actitud más juguetona y perversa. - Sabes que sí.

Su aliento quema mi boca, sonrío al tenerla tan a mi disposición. Quiero usar su boca para saber que tan profundo puede...

__ ¿Segura que quieres hacer esto? - el aire se vuelve denso, el sitio se siente más pequeño. - Te doy la oportunidad de escapar. Te doy la opción de irte ahorita.

__ ¿Porqué voy a huir?

__ Porque no podrás sentarte en días. - paso la lengua sobre sus labios, se estremece apretando sus manos en mi abdomen.

__ ¿Vas a presumir todo el tiempo o...

__ Sobre aviso no hay engaño.

Antes que pueda evitarlo estoy sobre su boca, sus manos rastrillan mi espalda así que se las quito de encima para ponerlas sobre su cabeza. Presionando contra el colchón, bajando a su barbilla donde mis dientes acarician el mentón.

Con sus piernas me encierra, logrando que la ponga contra la cama impidiendo cualquier movimiento que no quiera. Por ahora, inmovilizarla es mi objetivo. Así que la sostengo lo suficientemente fuerte como para que sus quejidos me den lo que quiero. Saber que va a desesperarse más rápido.

__ Quiero...

__ Cuidado con lo que deseas. - introduzco mi lengua en su boca, ella la saborea como la maldita perversa que se nota es. Solo necesita estímulos y estoy dispuesto a mostrar lo delicioso que es ceder a mí.

Me deshago de su short, levanto la camisa y el par de senos tienen un tamaño menor al que mis manos ocupan para llenarse. Aún así mi lengua los rodea, chupando el pezon que muerdo obteniendo los gemidos que quiere esconder.

No detengo mis manos que rompen las bragas, las cuales desaparecen de mi vista en lo que sostengo su cuello impidiendo se aleje al subirla más para comerle los senos. Sus jadeos son tan justos que no planeo dejarla, me devuelven la misma posición de no perderse de lo que estamos haciendo.

Quiere levantarse para subirse sobre mí de nuevo. No está en mi planes aún.

La tiro a la cama, donde le abro las piernas golpeando la parte superior de su coño, el cual se eriza cuando la aprieto sin dejar de besarla.

Echa su cabeza hacia atrás cuando desenfundo mi polla para deslizarla por la hendidura caliente que me recibe. Está resbaladiza, suave y lista para brindarme el éxtasis que me he perdido.

Entro de golpe, su boca se abre y sus ojos lagrimean dándome cuenta de inmediato lo que acabo de hacer.

Salgo de ella, al ver la sangre que mancha mi miembro. Mis ojos se abren de inmediato.

__ Tu eras...

__ Lo decidí así. - asegura con la voz lastimera. Acallando su dolor.

__ No así. - me levanto. Por más que me guste como se siente no puedo hacer esto. Eso es demasiado, no soy hecho ahora ello.

__ ¿Serás tan idiota de solo quitarme la puta virginidad y dejarme así como así? - reclama enojada. Cubre sus senos para volver a sentarme en la cama.

__ Esto no debió pasar. No me... - ella sola toma mi miembro entre sus manos y lo pone en su entrada. Pasa saliva dejando ver su valentía al meterse toda la longitud, me toma de los hombros apretando los labios para después acercarse un poco.

__ Dame un buen recuerdo. - se mueve aún con mi miembro dentro suyo. Roza sus labios con los míos, incitando como la jodida perversa disfrazada de inocente que es.- Reemplaza el dolor por placer.

__ Hazlo tú. - fijo mis ojos en sus labios. - Porque si lo hago yo, desearás haberme puesto un freno.

Si quiere algo que le cueste. Porque dolor es lo único que recibirá de mí.

Le muestro cómo, no soy bueno con sutilezas pero comprimo mi impaciencia para tomar sus caderas y hacerla subir, bajando con lentitud. Su estrechez lastima, pero deslizo un dedo hasta llegar a su clítoris, masajeando ese sitio para que conozca cómo darse placer.

__ Eres muy grande. - chilla.

__ Pero lo estás haciendo muy bien. - la muevo más rápido, viendo donde estamos unidos. - Sé buena y haz que me corra en tu bonito coño.

Su centro se aprieta con violencia como si escuchar que le hable sucio le gustara más.

__ Duele. - se queja, bajando con lentitud para abarcarlo todo. - No cabe.

__ Eres pequeña, pero puedes meter lo que falta. - empujo mis caderas, entierra las uñas en mis hombros, el ardor le suma placer. - Ábrete un poco más para mí

Al fin siento que llego hasta el fondo, sus temblores avisan de como su cuerpo empieza a amoldarse a mí. Necesito dilatar un poco más, que no se sienta como algo que se romperá en cualquier segundo, con mi dedo acaricio ese botón que la hace mojarme las piernas.

No quiero pensar en lo que hice, solo quiero disfrutar de la chica de metro y medio que eleva sus caderas, moviéndolas a su gusto cuando me meto uno de sus senos a la boca, al tiempo que mis dedos siguen jugando entre sus pliegues.

Poco a poco, la fricción se hace más placentera. Su boca busca la mía, perdido en como sube el ritmo la tomo y ofrezco más de mí. Magreo su trasero, tragándome los gemidos ligeros.

__ ¡Dios! - suspira con los ojos cerrados.

Aferro mi mano al nacimiento de su cabello, deteniendo sus movimientos.

__ No lo metas en esto. - lamo su mentón. Encajando los dientes en la piel que queda marcada. - Soy Gavrel, grábalo muy bien en tu mente, que yo lo haré en tu cuerpo. - empujo más fuerte. - Grita mi maldito nombre cuando te folle. Solo mi jodido nombre.

Sostengo sus caderas, atrapo su boca. Introduciendo la lengua que ella saborea, corriendose sin siquiera ser follada como quiero.

Una palmada en su trasero la hace gemir, muerdo su cuello, succiono sus pezones y golpeo de nuevo. Su humedad aumenta en grandes cantidades. La muevo en círculos y se tensa.

La giro en la cama dejándola abajo de mi cuerpo, poniendo las manos en su cintura pequeña para atraerla a mí de nuevo. Entra todo, aún está demasiado apretada, pero eso es exactamente lo que cega mis sentidos volviéndome como el tipo que no perdona el dolor porque impone el placer al lanzar las feroces estocadas que la vuelven un río.

Fuertes. Con un salvajismo que la pone a chillar, no siendo los que suelo escuchar sino un nuevo gusto que me endurece más la polla, la cual busca entrar todo en la pequeña entrepierna.

Mis músculos sufren a causa del éxtasis, mis labios rozan todo su cuerpo al tiempo que los embates cargados de fuerza la deshacen entre mis manos.

Sus uñas se arrastran por mis brazos, dejando que atropelle su coño que me baña las piernas con sus jugos.

__ ¡Que estrecha estás!

__ ¡Gravel! - sonrío al oír lo bien que se escucha saliendo de sus labios. - Tengo un...

__ Скажи это снова. - le encajo hasta la empuñadura. - Скажи это снова.

__ ¡Gavrel! - su centro se aprieta alrededor de mi miembro y en lugar de detenerme aumento el ritmo, dando estocadas más fuertes. Llenándola. Su boca recibe la mía para sentir como rompe mis esquemas, con solo sus jadeos leves que calla enmedio del beso y su corrida bañando mis piernas.

__ ¿Crees que es todo? - le doy la vuelta estampado la palma hasta dejar roja la piel que aprieto entrando de golpe. - Ya tuviste tu bonito recuerdo, ahora dame la jodida imagen con la que me voy a quedar de esto.

Muerdo su hombro, bajando por su espalda del mismo modo dejando mis dientes grabados en su piel. La curva de su columna se forma, ofreciendo que pueda tomarla a mi gusto.

Cada estocada es un grito. Cada palmada la pone a jadear y apretar sus paredes alrededor de la polla que llena su interior con el tamaño que la rompió y quiere romperla mucho más.

Los sonidos mojados, sus gemidos y mis gruñidos llenan la habitación. Todo se hace más pequeño, mientras expando sus pliegues para que soporten mi verga bañada de lo que suelta, lo cual junto y esparzo por su espalda.

__ Me vas a partir. - se queja, pero sola empuja sus caderas.

__ Te di la oportunidad de escapar. - le recuerdo soltando los embates crueles y despiadados para su pequeña entrepierna. - Ahora déjame saciarme con tu coño que pide más de mí, lindura.

La fiereza con la cual tomo sus caderas la ponen a sudar corriendose de nuevo, una y otra vez, viéndose perdida en el vaivén de mis caderas contra su bonito culo que me vuelve loco, sintiendo como los hilos de mi derrame inundan su estrechez. Unas estocadas más y se desvanece en el colchón presa de los temblores en sus piernas y su esfuerzo por recuperar el aliento.

__ Duerme, bonita. Lo necesitarás. - digo sobre su oreja, regando besos por su cara para terminar en su boca que por algún motivo no quiero soltar...o quizá sea la experiencia de sentir algo netamente mío. Su voluntad cedida por ella misma.







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