El ambiente de la fiesta por la victoria de Carlos, era un poco calmado en el área del balcón, cosa que Charles aprovechó para alejarse un poco de la multitud y euforia que había en el pequeño bar al que vinieron tras la carrera.
No es que se sintiera incómodo estando dentro, pero necesitaba un respiro y reflexionar un poco sobre lo sucedido, aún seguía molesto por la posición que tuvo durante la carrera y su desempeño en esta.
Suspiró con pesadez mientras observaba a los alrededores, la madrugada había caído y con ella, el frío había incrementado un poco, el monegasco se estremeció ante el brusco cambio de temperatura, pero decidió quedarse en el silencioso lugar.
Era mejor así.
No podía ir y dañarle la fiesta a Carlos solo porque no está de buen humor y porque no ha dejado de pensar en lo sucedido en el Gran Premio, sabía que debía procesar las cosas y superarlas porque tenía la posibilidad de mejorar para la siguiente carrera, pero no se permitía hacerlo, por eso se recriminaría sus errores hasta en cansancio.
— ¿Qué haces aquí, Charles? —una voz lo sacó de su ensimismamiento.
Se giró levemente para encontrarse con la mirada expectante de Pierre Gasly.
—Te seguí hasta acá porque te vi raro en la fiesta, ¿Estás bien? —el francés dio unos pasos hacia delante, acercándose a Charles, sin quitarle los ojos de encima.
Leclerc se limitó a encogerse de hombros y desvió la mirada, nuevamente centrándola en el panorama que tenía en frente. El silencio que hacía a los alrededores, junto a la cálida iluminación que había en la zona, lo tenían distraído, como fuera de sí.
A los pocos segundos sintió un leve toque en su espalda.
— ¿Sucedió algo?
—Aparte de ser un estúpido y haber quedado cuarto en la carrera, no —finalmente contestó, mirando a su acompañante.
No podía mentirle a Pierre, son amigos desde antes que entraran a la fórmula 1, así que han pasado el tiempo suficiente juntos, como para conocerse bien y saber cuándo uno está bien y cuándo no. De hecho, él es una de las pocas personas cercanas, además de confiables, que le quedan.
—Otra vez con la recriminación —suspiró el francés, palmeando sus espalda levemente —. Lo que haces está bien y es suficiente.
—Soy mediocre, Pierre —rápidamente contestó —. Siempre tiene que pasar algo, si no es por mi culpa, es que le pasa algo al carro, pero en este caso, sé que la culpa recae solo en mí.
El francés frunció el ceño, mirando a su amigo.
— ¿Acaso no estás así porque Carlos ganó y no dejó adelantarte?
Charles negó efusivamente tras aquella pregunta, frunciendo el ceño.
—No puedo depender de él siempre, Carlos también merece tener victorias y estar feliz, se esfuerza mucho —elevó una de las comisuras de sus labios de solo recordar la manera en la que el español sonrió estando en el podio —. Sería terrible de mi parte enojarme con él por eso, además, al igual que yo, sé que quiere lo mejor para el equipo.
—Siento que de alguna manera lo estás justificando —se rio Gasly, sin quitarle los ojos de encima al monegasco —. Pero, ¿Quién soy yo para opinar?
—Sí, mejor cállate.
Pierre soltó un par de carcajadas por la reacción de su amigo y le dio un leve codazo.
—Te gusta Sainz, ¿No?
El chico de Mónaco quedó estático tras aquellas palabras, ni siquiera pudo procesar lo que Pierre le había dicho, por lo sorpresivo que había sido, ¿De dónde sacó eso? ¿Por qué lo decía tan a la ligera en un lugar público y un evento centrado en Carlos?
— ¿Qué estás diciendo? —Charles le dio un golpe en el hombro haciéndolo sobresaltar y Pierre se rio a carcajadas —. ¿Ya estás ebrio?
—No he tomado ninguna gota de alcohol —respondió en su defensa, aún riéndose —. Solo estoy hablando desde mi perspectiva, puede que me equivoque, como no, aunque...cuando se trata de ti nunca me equivoco.
—Tonto.
Gasly se echó a reír durante un rato más y luego cruzó su brazo sobre los hombros del monegasco, acercándolo así.
— ¿Por qué te cuesta tanto aceptarlo? Es demasiado obvio —continuó molestándolo —. Solo tú no te das cuenta.
—No me gusta Carlos, solo es mi compañero de equipo y nos llevamos bien.
—Así empiezan...—murmuró, confundiendo más al monegasco.
Charles lo miró con el ceño fruncido.
— ¿Qué acabas de decir?
Pierre lo miró sonriente.
—Nada.
Nuevamente empezó a reírse. Él sabía bien que le pasaba algo a Charles más allá de lo del Gran Premio, podía percibirlo, lo conoce tan bien que le resulta tan fácil leerlo y darse cuenta de esos pequeños detalles. Para él, Charles es como un libro abierto que se escuda tras una coraza o máscara pretendiendo ser la persona más feliz, perfecta y alegre de todas, como si fuera un rayo de sol, cuando realmente es todo lo contrario, esconde oscuridad, porque es alguien que ha tenido que soportar varias situaciones adversas, dolor y una traición que lo marcó mucho; aunque lo haga como un mecanismo de defensa para cuidar de sí, de vez en cuando aquella máscara se cae, mostrando su realidad.
No puede confiar en nada ni en nadie y debe ser perfecto y meticuloso no solo en su trabajo, sino también en su vida personal, porque en el pasado le hicieron demasiado daño por ser tan confiado e ingenuo con la gente.
Por eso no podía aceptar aquella verdad sobre Carlos Sainz de la que se había dado cuenta desde hace un tiempo atrás, porque le resultaba difícil confiar a un cien por ciento en él y en lo que sucedía entre ambos, tarde o temprano el sentir lo podría traicionar y todo se iría por la borda, como siempre pasaba.
—Mejor entremos, Charles, hace frío —escuchó hablar a su amigo después de unos segundos de silencio total.
Lo miró y lentamente asintió, empezando a caminar junto a él, aún sintiendo como lo abrazaba por los hombros.
Estando dentro el ensordecedor sonido de la música lo aturdió un poco, al igual que las luces de led de colores que daban vuelta por los alrededores. Charles se dio cuenta que mucha gente estaba rodeando lo que parecía ser una barra de bebidas, en donde se encontraba subido alguien. Mientras ambos pilotos caminaban para acercarse, fueron dándose cuenta que quien se encontraba haciendo un show era Checo, el mexicano se movió de un lado a otro caminando sobre la barra, con una botella de lo que parecía ser tequila, entre sus manos.
—Esta va por ti, Carlos —dijo, acercándose hacia dónde se encontraba el piloto de Ferrari, quien se estaba riendo a carcajadas por lo que hacía el de Red Bull.
Sergio elevó la botella de tequila, acercándola a sus labios y dándole un largo sorbo que lo hizo fruncir el ceño por la cantidad de alcohol ingerida, los pilotos que estaban expectantes a lo que sucedía únicamente se echaron a reír por lo que estaba pasando. No era sorpresa para ninguno el que Checo esté haciendo algún tipo de espectáculo, usualmente es quien anima las fiestas haciendo cualquier tontería o siendo el primero en embriagarse hasta perder la cordura, sin embargo, había alguien que no se encontraba disfrutando del show; él miraba todo con el ceño y los labios fruncidos, lucía muy fuera de lugar entre aquella multitud llena de risas y miradas divertidas.
—Con esa mirada ya mismo matas a alguien, Max —Charles se le acercó de manera casi instantánea, palmeando sus espalda.
—Al único que quiero matar en este momento es a Sergio —contestó el neerlandés con cierto enojo en su voz.
Max es así, suele ser muy serio cuando se lo propone y más cuando se trata de su compañero de equipo. Nadie sabe lo que pasa entre ambos pilotos, pero se ha vuelto costumbre el ver cómo Max se enoja con Checo, para luego llevárselo y estar pegado junto a él como un chicle.
Leclerc se rio a carcajadas por lo dicho y negó levemente, nuevamente observando lo que hacía Sergio frente a todos ellos. En esa pequeña cantidad de segundos, sintió la mirada de alguien sobre él y no pudo evitar el impulso de girarse a mirar de quién se trataba, sus ojos chocaron con la mirada café del otro chico de Ferrari, quien parecía estar absorto y desinteresado de lo que sucedía frente a él; Charles no dudó en acercársele, posicionándose a su lado y dirigiéndole una sonrisa.
— ¿Qué sucede? —fue lo primero que se atrevió a preguntar.
—Nada, solo que...recién te veo, pensaba que te habías ido, Lord Perceval —respondió, frunciendo levemente el ceño.
Charles posó una mano sobre su hombro y negó con lentitud.
— ¿Por qué me iría?
Carlos negó levemente y sonrió.
—No lo sé, solo lo supuse —le dijo —. Parecías un poco molesto por lo que pasó hoy, si el hecho de que no te haya dejado pasar te incomodó...
—No es eso, Carlos —intervino, cortando lo que estaba por decirle —. No estoy molesto contigo, nada es tu culpa, solo...son cosas mías.
Repentinamente un extraño silencio se formó entre ambos, los pilotos de Ferrari únicamente se miraron fijamente, sumiéndose en lo que parecía ser una guerra de miradas: verde y café, ambos colores de mezclaban entre sí, sintiéndose atraídos por el brillo que derrochaban, sus orbes parecían esferas brillantes, que relucían a pesar de la oscuridad del lugar.
Carlos no podía evitar mirar a Charles, y Charles no podía quitarle los ojos de encima a Carlos. Así de simple.
La unión de sus miradas era como una especie de comunicación que tenían, aquellos ojos se decían mucho, pero ninguno de los dos era capaz de decodificar el mensaje que se transmitía, al menos por ahora.
—Estoy feliz por ti —el monegasco irrumpió aquella tensión que se había formado entre los dos, sonrió y parpadeó con lentitud —. Me alegra mucho que hayas conseguido esto, en serio, no podría estar enojado contigo.
Carlos tragó saliva, sintiendo que su corazón empezaba a latir con rapidez, no era la primera vez en el día en que Charles le decía aquello, pero seguía sintiendo la misma magia que aquellas palabras le ocasionaron antes. Solo tenía ganas de acercarse a su compañero y besarlo hasta el cansancio, pero sabía que no podía hacerlo, aquello dañaría su relación de amigos, la confianza que existe al ser compañeros de equipo, el ambiente se haría incómodo y la dinámica de Ferrari se iría a la mierda, el español estaba convencido de que era algo unilateral y de que no iba a pasar nada con Leclerc: solo son buenos amigos y ya, al menos debía conformarse con eso.
El monegasco no alejó la mirada del chico que tenía en frente, quería abrazarlo de nuevo para sentir la calidez de su cuerpo y el retumbar de su pecho, pero sería mucho, algo excesivo, algo que sobrepasaría los límites entre él y Sainz. Además, tenía muchísimo miedo de expresar aquello que explotaba en su pecho de manera natural y desinteresada, se prometió a sí mismo no ser vulnerable ante nadie nunca más y, no podía permitírselo, tenía que reprimirse las ganas de cualquier cosa, tenía que esconder bien esa explosión de sentimientos.
—Muchas gracias, Charles —dijo Carlos —. El que lo digas tú lo hace aún más especial, esto es increíble.
— ¿Por qué el que yo lo diga lo hace más especial?
El español miró a su compañero durante un par de segundos y suspiró. Por poco y daña todo, por no medir sus palabras cargadas de sentimientos.
—Es que...bueno, eres mi compañero de equipo y...has tenido una buena trayectoria hasta ahora —quiso excusarse, pero su voz salió tan insegura que hizo dudar a Charles —. Te tengo respeto.
—Bueno, si tú lo dices...
Carlos asintió en forma de respuesta, evitando hablar para no regarla de nuevo. Repentinamente se formó un ambiente tenso entre los dos por lo dicho, Charles se sintió extraño al escuchar a Carlos hablar sobre él, tenía la sensación de que el español lo veía como alguien idealizado, cosa que siempre ha evitado, pues realmente no es la mejor ni gran cosa.
Si supiera la verdad sobre él, ni siquiera se le acercaría. Lo dejaría de lado y lo miraría con desprecio así como su familia lo hizo antes o lo vendería a la prensa así como lo hizo...él.
N/A:
Estaba inspirada y escribí esto :]
Qué suerte que no haya abandonado este fic, lo estaba pensando promocionar en tik tok, pero...idk.
No sé si se hayan dado cuenta, pero cambié mi estilo de escritura para experimentar en tercera persona, pero no sé si lo estoy haciendo bien ;(