Hoy fue un día bastante tranquilo, las clases fueron lentas y aburridas. Mi relación con mi compañero de banco sigue igual, aún mantenemos reglas. Mi hermana está cada vez más extraña, su comportamiento es raro y siempre la veo nerviosa, corriendo de allá para acá. Por otro lado Han Seojun me sigue molestando, siempre que puede me llama por ese estúpido apodo y me hace bromas.
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue cambiarme, hoy asistiré a mi primera clase de defensa personal.
Cuando llegué pude notar a una gran multitud, éramos dieciocho personas y habíamos hombres y mujeres.
– Bienvenidos a su primera clase, espero lo disfruten mucho y recuerden que nuestro propósito es aprender a defendernos y no meternos en problemas – explicó el maestro.
Una vez hecha la presentación, comenzamos. Nos enseñó un par de movimientos, lo primero que enseñó fue a esquivar golpes y finalmente a como darlos.
– Muy bien, han hecho un gran trabajo – dijo el maestro – Ahora realizaremos una actividad, por favor, formen parejas.
Empecé a buscar pareja, pero todos tenían una.
– ¿Todo bien? – me preguntó el maestro.
– No realmente, no tengo pareja – expliqué.
– ¡Oh! Puedes ser pareja de aquel chico – dijo mientras apuntaba – También le falta pareja.
Al momento de mirar hacia la dirección que me indicaba, quería que la tierra me tragase. El chico que también necesitaba pareja no era nadie más que Lee Suho.
¿Acaso el universo está en mi contra?
Al parecer no era la única sorprendida, pues su rostro palideció por un momento. Sin más preámbulo, trabajamos juntos.
Una vez que el maestro explicó los movimientos que debíamos hacer en conjunto, le hablé.
– Bien... al parecer no soy la única sorprendida y disgustada aquí – dije para romper el hielo.
– No, no lo eres – contestó fríamente.
– Aish, por favor Lee Suho, no estamos en la escuela así que tus estúpidas reglas no funcionan aquí – dije molesta.
– Lo sé, solo empezemos.
Empezamos a practicar, Suho me lanzaba golpes y yo los esquivaba, luego fue su turno. Estuvimos así un buen rato, hasta que era hora de presentar frente a la clase.
Cuando nos llamó el maestro, empezamos a luchar. Le gané a Suho dos luchas de tres, lo cual fue satisfactorio, no solo por vencerlo sino porque también aprendí lo que me enseñaron.
– Toma – dijo él mientras extendía su mano con una toalla.
– Gracias – dije mientras la tomaba.
– ¿Hace mucho prácticas esto?
– La verdad no, es la primera vez que vengo a una clase de defensa personal – respondí.
– No lo parece, por como me golpeaste pareciera que no es la primera vez que peleas.
– Digamos que no tuve más opción, necesitaba defender a alguien.
– ¿A Lim Jukyung? – dijo sin titubear.
– lo observé por un segundo, no sabía si decir la verdad, pero lo hice – Sí, a Lim Jukyung.
Continuamos con la clase hasta terminarla, una vez hecho eso, salimos. Pensé que Lee Suho tomaría su camino y haría como si esto no hubiese pasado, pero no fue así, decidió caminar conmigo.
– Y... ¿por qué se transfirieron? – preguntó.
– Ah... papá hizo malas inversiones y nos vimos en la obligación de mudarnos – contesté.
– ¿Cómo era tu antigua escuela?
– Buena... supongo.
– ¿Tenías amigos? – siguió preguntando.
– Sí... tenía dos amigos y una amiga... ya no los veo tanto como antes pero aún hablamos – contesté un tanto incomoda.
– ¿E Lim Jukyung? Ella... ¿tenía amigos?
– Hey, Lee Suho ¿por qué me interrogas? – pregunté – Pensé que establecimos límites.
– Lo sé... solo tengo curiosidad sobre ti y sobre... Lim Jukyung – dijo desvíando la mirada.
– Amm... no lo sé, tendrás que esperar hasta la siguiente clase para decirte. Nos vemos – dije esto último y me fuí.
Lo que sucedió con Lee Suho me dejó pensativa, de repente el chico cuyo límite era que prácticamente no respirase el mismo aire que él, quería conocerme más. En fin, ignore eso y camine a casa.
Estando ya en casa decidí descansar un poco, prendí la televisión, estaban transmitiendo un programa de carreras.
¡MIERDA, EL CASCO!
En ese momento recordé que aún no le devuelvo el mendigo casco a Seojun, entré en pánico y comencé a buscar el casco por toda la casa. Mierda, mierda, mierda.
– ¿Qué buscas? – preguntó Juyoung.
– Busco un casco – contesté sin mirar – ¿Lo has visto?
– A-ah... ¿U-un casco? – dijo nervioso – ¿D-de motocicleta?
– ¿Tú cómo sabes que es de motocicleta? – me volteé a mirarlo – ¡LIM JUYOUNG!
Comencé a perseguirlo por toda la casa.
– ¡VEN AQUÍ MALDITO COBARDE! – grité mientras iba detrás de él.
– ¡AY NO! ¡DE VERDAD! ¡LO SIENTO! ¡AAAAH! – gritando y corriendo a la vez.
Cuando finalmente lo atrapé, lo senté en la silla y lo amarré para que no escapara.
– Ahora dime, Juyoung. ¡Qué hiciste con el mendigo casco!
– L-Lo ven-vendí – respondió.
– QUÉ TU ¿¡QUÉ!?
– ¡Estaba allí tirado, pensé que no lo necesitarías más, por eso lo hice! ¡No me mates! – dijo.
Después de torturar un poco más a mi hermano, decidí pensar en cómo decirle a Han Seojun sobre su casco. No tenía nada en mente así que la mejor opción que tuve fue evitarlo.
– ¡Ay, como pesa esto! Oye, Lim Mi-rae – gritó mi hermana, quien se encontraba detrás de mí.
– Uy, ¿por qué cargas tantas cajas? – le pregunté mientras le ayudaba.
– Necesito un favor enorme, tengo que ir a encontrarme con alguien ahora mismo, ¿podrías llevar esto por mí? – dijo.
– Pe-pero yo... ¡Uy! – exclamé mientras Jukyung ponía las cajas en mis brazos.
– ¡Eres la mejor! ¡Adiós! – dijo y salió corriendo.
Mientras caminaba con las cajas en mano intentando no caerme, alguien chocó conmigo.
– ¡Ay! – exclamé – Lo siento, no te vi.
– Vaya... ¿Y el casco? – preguntó Han Seojun.
– Y-yo me te-tengo que ir – dije mientras intentaba escapar.
En un abrir y cerrar de ojos me encontraba acorralada en la pared con el brazo de Seojun apoyado en esta.
– Dónde está el casco – dijo seriamente.
– Ah... es que olvidé traerlo hoy – dije nerviosa.
– Oye semáforo, te lo advierto... Si no lo traes mañana, vas a pagar las consecuencias – dijo mientras acercaba su rostro al mío.
– S-si... entiendo – dije.
Me hizo una señal con la cabeza indicando que me fuera, pasé por debajo de su brazo y salí corriendo como pude.
Al día siguiente me preparé para la escuela y me armé de valor para lo siguiente. Decirle a Seojun lo ocurrido... Por carta.
Llegué a la escuela y divisé a Han Seojun con sus amigos.
Me acerqué.
– Oye... – me dirigí a Seojun mientras sostenía con fuerza la carta.
– No creo que hayas doblado el casco, para así ponerlo en tu bolsillo – dijo él.
– No pude juntar el valor para decirlo... así que toma – dije y puse la carta en el bolsillo de su chaqueta – Léelo después de que me vaya – dije y salí corriendo.
– ¿Qué es esto? – alcancé a escuchar.
Mientras corría pude escuchar como los amigos de Han Seojun lo molestaban y gritaban que era una "carta de amor"
Si claro, como si ese idiota fuese mi tipo.
Las clases pasaron rápido así que salí a despejarme un rato. Mientras caminaba, ví a Lim Jukyung caminar con una bolsa, se dirigía hacia las escaleras, así que la seguí sin que se diera cuenta.
Llegamos a un lugar que yo desconocía, la azotea, cuando me quise acercar a Jukyung me di cuenta que no estaba sola, Lee Suho estaba allí también. Intenté escuchar lo que hablaban pero no pude, decidí irme antes de que me vieran.
¿Qué sucede entre estos dos?
Iba caminando a casa cuando recibo una llamada telefónica.
– Hola mamá, que sucede – contesté el teléfono.
– Lim Mi-rae, ¿ya saliste cierto? – preguntó al otro lado de la línea.
– Sí, ¿por?
– Necesito que me hagas un favor, una amiga mía está enferma y se encuentra hospitalizada, no puedo ir a verla porque tengo mucho trabajo, quiero que le compres flores y se las entreges de mi parte ¿entendido?
– Ah... Si, claro... ¿Cómo se llama tu amiga? – pregunté.
– Se llama Park Hyunjung
– Ok, iré ahora mismo, adiós – colgué.
Fui a una florería que estaba cerca y me dirigí hacia el hospital, cuando llegué pregunté por el nombre de la paciente y me dejaron entrar.
Iba a tocar la puerta pero esta ya estaba abierta, así que entré pero aún nadie notaba mi presencia.
– ¿Qué tal es volver a la escuela? – decía supongo yo Park Hyunjung.
– Hmm... Igual que siempre – contestó alguien.
Un momento... Esa voz...
– Me encanta verte en uniforme – dijo ella.
– Es porque estoy en forma – contestó esa voz egocéntrica que conozco.
– Am... Disculpen – dije mientras entraba a la habitación.
– ¿¡TÚ!? – dijo sorprendido Seojun – ¿Qué haces aquí?
– Eh... Hola, soy Lim Mi-rae – le dije a la señora mientras hacía una reverencia, ignorando por completo el comentario de Seojun – Soy hija de Jang Hyejin.
– ¡Ay dios mío! ¡Ven, pasa pasa! – dijo la mujer mientras hacía señas.
Me acerqué a ella, Seojun no dejaba de mirarme impactado y casi con la boca abierta.
– Hace tiempo que no veo a tu madre – comentó – ¿Ella está bien?
– Sí, está muy bien – dije alegre.
– No seas tímida, ven a sentarte con nosotros – me indicó – Mira, te presento a mi hijo Han Seojun.
– Ya nos conocemos – respondió él.
– ¿Enserio? – contestó alegre – Que bueno que sean amigos, mi Seojun es un muy buen muchacho ¿cierto? – dijo mientras me miraba.
– Así es... es un gran chico – dije con un tono sutil de sarcasmo.
– Sabes... he estado mucho tiempo hospitalizada y no podía trabajar, mi Seojun dejó de asistir un tiempo a la escuela para cuidarme y ganar algo de dinero para pagar el hospital y los gastos de la casa.
– ¿Enserio? – dije asombrada por lo que acababa de escuchar – ¿Hiciste eso? – lo miré.
– Sí... – dijo con algo de vergüenza, sus mejillas se tornaron rosa.
– Me siento culpable por ello, él pierde parte de su adolescencia por cuidar de mí – dijo la mujer con un tono triste.
– No digas eso mamá, no pierdo nada, jamás me cansaré de cuidarte – dijo Han Seojun mientras miraba con ternura a su madre.
Esa escena fue conmovedora, jamás creí ver un lado de Han Seojun que no fuese como un mafioso, en la escuela es un chico rudo y problemático pero frente a su madre es la persona más dulce que hay. Nos quedamos conversando los tres un rato más, contando ciertas anécdotas del pasado. La madre de Han Seojun prometió visitar la tienda de mamá cuando la dieran de alta. Decidí irme y Seojun también, ambos salimos del hospital y nos dirigimos a casa.
– Tsh – dije.
– Qué te parece gracioso – dijo él.
– En la escuela corría un rumor sobre tí, decían que tu ausencia era porque estabas en prisión – dije mientras reía.
– Les dejaré que crean eso – me contestó él riendo de igual manera.
Luego de eso hubo un largo silencio, no fue para nada incómodo.
– Gracias... – habló – Por... lo de hoy... gracias.
– Ah... No es nada, me encantó conocer a tu madre, es una mujer realmente encantadora, lastima que su hijo sea tan odioso – dije a modo de burla.
– Si claro, sabes que soy un encanto – dijo bromeando él también.
El resto del camino fue una conversación de cosas triviales, una vez que llegamos a la parada de autobuses, cada uno tomó su rumbo.
Llegué a casa y me dirigí a mi habitación. Me tiré sobre mi cama y comencé a analizar el día de hoy, pasaron muchas cosas, una de ellas fue el misterioso encuentro entre Jukyung y Suho, luego descubrir que la amiga de mamá tiene como hijo a Han Seojun...
Al Han Seojun que ví hoy era distinto, tenía una mirada muy especial hacia su madre. Descubrir que en realidad no es un delincuente como todos decían fue impresionante, porque en realidad es buen chico.
Hoy descubrí a un Han Seojun nuevo, uno que no se muestra con nadie, probablemente al verdadero y no al rudo que quiere aparentar. Pasar el rato con él fue agradable.
Me gustó pasar tiempo con Seojun hoy y creo que me gustaría repetirlo...