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By Nelsy_diazr22

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El dragón de la mafia neoyorquina ha regresado, por su puesto, por su gente y por las cabezas de quienes lo l... More

Introducción.
Capítulo I
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capitulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 6

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By Nelsy_diazr22

Donovan

Seres creados para gobernar no pueden ser derribados. Pueden tener tropiezos, golpes y heridas mortales, pero deben resignarse a que la mentalidad de estos están puestos en la cima.

__ Te quedó muy grande el título que te di. - establezco mirando la mujer que yace encadenada, con la cabeza caída en lo que reviso el móvil que cargaba. - Un poco obsoleto tu sistema de vigilancia. Pero que se puede esperar de alguien que olvidó que no se puede tomar por sorpresa a quien te enseñó algunos trucos.

Lo lanzo al suelo dando con el pie para deshacer el aparato que queda vuelto trizas.

__ Te creí más lista. Bueno, supongo que eso de poner expectativas en una persona es decepcionante. - empieza a despertar, mueve su cabeza tratando de orientarse. - Hola, mi amor. ¿Me extrañaste?

__ Donovan. - su voz sale en un hilo. Empieza a toser, pasa saliva y clava sus ojos en mí buscando otra explicación a lo que ve. - Grace dijo que te irías.

__ Me saliste buena actriz, muy astuta. De no ser porque te conozco hasta diría que sientes temor - cruzo los brazos sobre el pecho subiendo las comisuras al observar su desconcierto. - Una vida llena de gozos a base de mi caída. Espero la hayas disfrutado.

__ Como no tienes idea. - me encara importandole poco el estar a mi merced - ¿Quieres un informe detallado o uno rápido?

Zarandea las cadenas. Baja su mano lo más que puede para luego mirarme.

__ Necesito picarme la nariz. ¿Me prestas tu dedo? - tal como la recordaba.

Alcanzo el metal que está ardiendo en las brasas, se estremece al ver las iniciales que este tiene. Lo volteo sin dejar de ver el fuego que suelta chispas, las cuales se esparcen por el aire.

__ Me quedaré con el informe corto. - intenta hablar y pongo un dedo en mis labios dando a entender que no es de ella lo que busco. - Lo tengo, dulzura... O prefieres ¿Wifey? Dudo que eso se te haya olvidado

__ Como olvidar lo que me condenó. - murmura en voz baja, pero alcanzo a escuchar sorprendiendola.

Su cara se descompone, mira su dedo buscando lo que cargaba, desesperada por no perderlo. Es una alianza que debe conservar y perderlo o quitarlo de su dedo es como poner en duda su lealtad. Lo agarro entre mis dedos detallando la inscripción propietaria que tiene.

__ ¿Qué fue lo último que dije ese día, Valkirya? - cuestiono - Repítelo. Grabalo.

__ No te atrevas. - sacude las cadenas causando el ruido de metales rozando entre sí. - Donovan, esto no es un juego.

__ Lo es para tí. Sabes que eso no es válido y sigues jugando a la poligamia. - suelto antes de lanzar el anillo al fuego, su grito no se hace esperar. Son joyas únicas que no podrá hallar en otro lado más que quien se lo dió. Y su orgullo no le permite decir que fue su... No lo va a aceptar.

__ Donovan. No seas tan cabron. - está enfadada - Suéltame. No me vas a matar, lo hubieras hecho ya.

__ Tienes razón. Es que en la lista no estás en segundo lugar como crees, eres de los últimos y sabes que no me gusta cambiar un itinerario. - saco el hierro del fuego para ver las iniciales rojas. Arrastran un bulto que lanzan a mis pies, la escoria se pone de rodillas facilitando mi trabajo, reacciona sacudiendo su cabeza para que sean sus gritos los que llenan el lugar.

Mis iniciales solo serán el primer mensaje de mi regreso, no les costará deducir que fui quién atacó el lugar hace dos noches y siempre seré quién esté dos pasos adelante.

Se retuerce en el suelo, la marca queda hecha y se baña en sudor cuando lanzo el hierro en la pila con agua.

__ Suéltame. - pide Sofía ganando que el tipo la vea. - ¡Qué me sueltes! Si no vas a matarme, suéltame que tengo que regresar...

__ ¿Extrañas a tu esposo? - entiende con rapidez el doble sentido.

__ Mucho. - expone. Respira hondo, me mira y luego pone esa cara que hacía cuando la creía de mi lado - Dylan es el hombre más cariñoso del mundo. Sería difícil no extrañarlo.

Una risa se me escapa acompañando la suya que no se borra. Es demasiado manipuladora como para ser la real, además no quiero averiguar si en verdad existe una, todo en ella es una mentira, hasta su maldito nombre.

Se esconde en máscaras, detrás de esa máscara hay otra y otras sin poder ver un poco de lo que es en realidad. Un engaño atrayente.

__ Puedes follartelo, todo lo que quieras. Me interesas nada, entre una mierda y tu, elijo que te comas a la primera. - suelto con desdén - No eres nada, Sofía. Solo una niña que cree es fuerte pero no es más que una miedosa.

__ ¿Terminaste?

Levanta la cara cuando me muevo a su puesto. Bajo la mano y luego río bajándola.

__ Me repugnas, tu presencia, tu boca, tu respirar cerca de mí. Me das asco. - sus ojos se tornan brillosos. Aún ni empiezo con ella - Sé tu secreto. Y no sabes cuando agradezco que no haya llegado a más, no mereces nada mío, no eres digna. Jamás podrías tener tan solo la fortaleza para cuidar de uno.

__ No sabes nada. - se defiende.

__ Sé cuán débil eres. Eso es suficiente. - estoy tan cerca que puedo sentir como su corazón busca escapar de su pecho. - ¿A como te supo la gloria que creíste probar? ¿Cuánto te duró?

__ Vete a la mierda.

__ No, jamás visitaría tu hogar.

__ No sabes cuánto te detesto. - sacude sus manos con violencia.

__ Me alegra que estemos al mismo nivel y no estés esta vez con que tú corazón tierno no te permite odiarme. Hazlo, asi como lo hago contigo. Odiame, espero que al menos luches porque cuando te corte la cabeza será la imagen de quién quisiste destruir la que verás.

__ Espero me mates rápido.

__ Yo no. Quiero verte sangrar. - saco las cuchillas que se disparan entre mis dedos - Quiero verte suplicar y arrastrarte por un poco de piedad.

__ No voy a suplicar. - acaricio sus labios con el filo

__ Créeme que lo harás. - exclamo mirando sus labios temblar. - Siempre terminas haciéndolo.

Escupe en mi dirección. Quiere cortarme la garganta en lo que estoy averiguando cómo se corta esa línea que ya se creó.

Es una mujer fuerte, resistente y con unos cojones mejor puestos que muchos hombres que conozco, es astuta, fuerte pero tiene una debilidad absurda, una que si quisiera puedo usar en su contra. Tal como ella usó lo que iba a ser nuestro encuentro para alejarnos de todo, convirtiéndolo en mi caída.

__ ¿A donde vas? - se retuerce furiosa - Mátame de una vez. Sabes lo que pasará cuando llegue sin el anillo. Mátame, Donovan.

Ignoro su pedido. Así como a ella no le importó lo que pasó conmigo, a mi no debe hacerlo con lo que ocurra con su vida.

__ ¡Donovan!

Sus gritos continúan a medida que me alejo, entra en pánico enmedio de los gritos y eso la vuelve más patética de lo que creí.

__ ¿A donde señor? - mis hombres están listos para dar inicio a lo que quiero. Ratas escondiendose en cuanto sepan quien regreso de entre los caídos.
O tal vez querían treguas. Con quien me convenga lo haré, a mi modo.

__ Trasmite todo a sus dispositivos.

__ El honor es suyo, señor. - me entrega la MacBook que tomo viendo a Sofía tratando de salir de los grilletes. Alcanza una de sus manos para zafar unos de sus dedos, junto a un alarido de dolor que la hace llorar, logrando así sacar la primera.

No se quedará por mucho. Es astuta. Una mujer que es capaz de arrancar su mano para escapar, no le importa nada ni siquiera su propia vida con tal de ser la única que decida sobre su muerte.

Tal como la recordaba.

Presiono el botón en la pantalla dando el mismo aviso a todos los que hay en mi camino. Voy por ellos, así que esconderse es la mejor opción.


*******

Sofía

Las lágrimas asoman pero no las dejo salir, reprimo los gritos que volver a poner el dedo en su lugar causa. Aprieto los dientes forzando a mi garganta el sostener el dolor con todas sus fuerzas.

Sacudo las manos tratando de apaciguar la molesta sensación de haber cortado un hueso. Es extremadamente difícil de moverlas, aún así resisto y alcanzo el otro para hacer lo mismo con la otra. Un sollozo se me escapa, el grito no lo contengo del todo esta vez. No puedo por más que quiera.

Zafo la mano poniéndome de pie con rapidez. Veo al hombre tirado en suelo bañado en sudor y corro después de acomodar mi dedo cruzo los pasillos buscando algo con qué defenderme, aunque todo está vacío y oscuro.

Recuerdo por donde entré y por más que escuché autos irse, no voy por la entrada principal. Opto por la ventana rota, bajo por un tubo en el cual me deslizo tratando de no hacer el menor ruido.

Caigo a la acera limpiando mis ojos viendo los pisos que bajé para luego echarme a correr sin esperar a que vengan por mí de nuevo.

Es hiriente. Es un sujeto con una lengua afilada que por mucho se trate de evadir o evitar toque fibras sensibles, sabe cómo hacerlo. Es un maldito que tiene mi punto débil, golpea fuerte y no se va a detener hasta llevarme a la desesperación y hacer que sea yo misma quien se pegue un tiro.

Lo sabe. Es lo que repite mi cerebro todo el tiempo a medida que me alejo del edificio al cual salto la barda que me deja en la carretera de nuevo. Me duelen los pies, estoy en buena condición física, no he corrido gran distancia pero siento que me robaron las energías. Solo quiero llegar a un acantilado del cual lanzarme, ya sea que el fondo esté repleto de cocodrilos, haya ácido o sean estacas las que me reciban.

Solo que la Valkirya no renuncia, eso es lo que me prometí hace años y ahora menos lo voy a hacer. Donovan lástima y destruye cuando quiere, pero yo los llevo a ser ellos mismos quienes piden caer cuando el objetivo es ese.

Así que veremos a quien se le cae la máscara primero. Es fuerte. Ambos lo somos. Él se metió con lo que no debía, tocó lo que me lastimó, rascó la costra había cubierto la herida, la arrancó sin lástima.

Si es a lo que vamos. Entonces, también entro al juego.

__ Sube. - la voz de Bruno me hace ver el auto que sale de un cruce oscuro. Sin pensarlo lo hago guardando silencio para no delatarme aquí.

No quiero decir el nombre que me vio con ese repudio que usó.

En todo el camino solo veo por la ventana, perdida en recuerdos tan poco colaborativos. Estuve encadenada, de nuevo.

¿Cómo caí tan fácil?

Sabía a lo que venía pero no esperé que me dejara viva. Esperé que al hacer efecto ese líquido me cortara la yugular o al solo despertar también lo hiciera. Pero me dejó con vida, aunque esa palabra sea ya no tenga sentido para mí.

Vi de cerca esos ojos profundos otra vez, solo que en esta ocasión tenían un rojo en el fondo. Un rojo fuego que quemó mi seguridad a la que tuve que aferrarme.

__ ¿Qué viste ahí dentro? - indaga Bruno.

__ No qué, sino quien. - le hago ver. Respiro hondo para no verme tan tonta temiendo por alguien que impregnó mi alma con ese fuego arrasador que nos quemó a los dos.

Abro la boca para decir su nombre cuando lo pregunta a tiempo que unas luces de autos nos den directo. Reconozco quienes son desde la distancia por lo que le pido que detenga el vehículo saliendo de este sin esperar nada. Me paro a media calle cuando están a una distancia menor provocando que sus llantas derrapen al frenar de golpe

__ ¿Como es que te dejas atrapar? - reprocha Dylan con enojo. Me suelto de su agarre harta de estar en el ojo del huracán siempre.

__ Porqué yo sí estuve investigando no llenándome la nariz de porquerías. - lo encaro - Reprocha mi descuido cuando el tuyo no cause que nos estemos por quedar sin clientes, idiota.

__ O solo lo hiciste porque fue tu dragón quien te atrapó. - la sangre se me enfría al oírlo.

__ ¿Cómo lo sabes?

__ Porque el maldito hizo que un vídeo de tí escapando de ese sitio llegara a mi móvil, y al de todos. - suelta enfadado. - ¿Ahora confabulaste en nuestra contra también, Sofía?

__ Si quisiera matarte lo haría sin problemas mientras estás en tus viajes. - lo empujo - Vete a la mierda, Dylan. No creas que me va a intimidar alguien como tú.

__ Me olvidaba que estás acostumbrada a ser su puta.

Sin pensar en lo que hago le saco el arma a uno de los hombres que tengo cerca soltando la bala que le atraviesa la mano. Estoy furiosa, hastiada de ser tratada como la pobre idiota que se dejó llevar por sus sentimientos y acabó en una fosa oscura, repleta de ratas y con...

__ ¡Hija de puta! - farfulla sosteniendo la mano sangrante.

__ Eso soy. Una hija de puta. No la puta de nadie - espeto - Y puedes dejar caer sobre mí el castigo que quieras, porque voy a resistirlo. No como tú que le temes a que te alcen la voz, falto de cojones.

Dejo el arma en las manos del tipo que prefiere no meterse en la discusión. Bruno espera en el taxi sin decir una sola palabra hasta que subo y la camioneta arranca siendo quien nos sigue.

Todos lo conocen. Saben que si está aquí, realmente necesité de ayuda.

Solo tuve un poco de tranquilidad entre tanta guerra, la cual causa que no pueda dormir bien por las noches al pensar que voy a despertar en ese sitio asqueroso. Solo dos personas además de los Myers lo saben.

Mis ataques de pánico por las noches, el estado deplorable en el cual llegué a manos de Bruno y Elisa. Todo el proceso de sanación porqué prometí ser parte de su clan a cambio de salir de ese sitio.

Todo fue un acuerdo y no estaba en condiciones de ser quienes necesitaban.

Me costó mucho poder salir de pie y con la frente en alto para saldar mi deuda.

Dylan me ayudó, pero lo cobró cuando...

Corro escaleras arriba directo a la ducha donde me despojo de la ropa metiendome bajo el agua, dejando que quite todo lo que no puedo arrancar. Mis ojos arden, sin dejar que una sola salga. Conozco mis demonios y son tan grandes que van a aplastarme, si los dejo salir serán despiadados.

Me pongo una bata secando en pequeños golpes mi pelo para luego salir a mi cuarto donde me quedo de piedra al ver sobre el colchón al pequeño que ordené alejaran de mí. Pese a haberme bañado recién, siento que empiezo a transpirar.

Su pequeño cuerpecito está cubierto por una manta delgada mientras abraza el libro que sostiene entre sus brazos. Respira pesadamente, quiero despertarlo y echarlo de mi cuarto pero el recordar lo enfermo que estuvo me detiene.

Apago la lámpara acostándome a su lado. No quiero tocarlo, no soy digna de hacerlo por lo cual me quedo en mi puesto por un largo rato queriendo permanecer en ese lugar.

Cierro mis ojos durmiendo un par de horas siendo unos golpes en la puerta lo que me despierta. Me levanto de golpe, quito el seguro y guardo el arma en uno de los cajones estando en mis cinco sentidos, el instinto defensivo activo.

__ Venimos por el niño. - un hombre me habla con un gesto serio dando a entender que no darán marcha atrás.

__ No pueden llevárselo.

Su cara va transformándose dejándome fría. Ronald es quien ahora está de pie frente a mí, pasa a Donovan y al final es Sabine, quien empuja la puerta para hacerme perder el equilibrio.

Me impulso para tomarlo, pero se esfuma en menos de nada dejándome con las manos vacías. Me voy a las sábanas encontrando solo unos harapos llenos de sangre, no hay nada.

Hurgo entre ellos con los ojos llenos de lágrimas sin hallar más que agujeros en la tela que huele a putrefacción

Me afano buscando. Desespero. Miedo. Dolor.

__ ¡¿Donde está?! - mi garganta se lastima al proferir esa misma pregunta de nuevo. Mi pecho está agotado. Mis manos agarrando la sábana contra mí. Estoy sudando. Temblando.

Algo se mueve en mi costado y saco el arma con la cual apunto. La suelto de golpe al ver al pequeño profundo en el lugar donde se quedó.

No puedo estar aquí.

Salgo sin hacer ruido. Busco ropa deportiva yendo afuera de la casa para sacar esa necesidad de escapar.

Los vigilantes ya me conocen, no se les hace raro que de vez en cuando salga a correr en medio de la oscuridad. Troto, sumo velocidad llegando a los árboles donde me detengo por un segundo pensando en lo que quiero olvidar.

Grilletes chocando entre sí, empiezo a moverme. Agua fría cayendo sobre mí, mis pies adquieren rapidez. Un puño, dos patadas, me cubro.

Los tobillos se calientan, continúo.

Las rodillas duelen, continúo.

Los pulmones piden aire, inhalo y sigo

Nada lo calma, pero si hace que no me sienta aprisionada. Estoy resistiendo como fui entrenada. Si caigo, cavo más hondo para demostrar que soy la única que puede dañarse así misma. Fui forjada con furia, preparada para no volver a donde no me gustó estar. Sería defraudar a Braulio si dejo que un reencuentro me desplace de mi lugar.

Regreso a la casa menos sofocada viendo los autos que hay en frente, por lo que no se me hace raro hallar a Abraham discutiendo con el hijo. Los ignoro a los dos yendo por mi ducha mañanera, el niño ya no está. Su sabana está a un lado y sin explicación la llevo a mi nariz sintiendo ese olor particular de un niño siendo el que tenga mayor fuerza.

La tiro en el cesto de ropa sucia para bañarme después y salir ya preparada rumbo al comedor. Saludo con unas secas palabras a los dos tipos que hay en la mesa comenzando con el café que bebo casi de inmediato.

__ ¿Y bien? - medio miro a Abraham. - ¿Explicarás desde cuándo lo sabías?

__ ¿Saber qué? - consulto.

__ No te hagas la tonta. - escupe enojado. - Sabes de qué hablo. No quieras verme la cara, tu lo sabías desde antes y por eso lo buscaste ¿no es así? - acusa - Nos querías traicionar.

__ No sabía nada con seguridad. Quise comprobarlo. Fui a esa bodega porque vi movimiento extraño en una de las propiedades de Ronald, más no sabía que encontraría a ese tipo ahí.- relato - ¿Contento?

__ ¿Solo eso dirás? ¿Crees que con eso nos tendrás contentos? - escupe enojado - Nada nos garantiza que ese encuentro no haya sido planeado. Tienes antecedentes muy extensos sobre porqué no confiar en tí

__ Lo dice quién le mete la polla a su cuñada cada vez que su esposa se está tirando a uno de veinticinco - espeto sin dejarme mangonear de él - No vengas a reflejar tus defectos en mí que los míos los presumo mientras que los tuyos dan pena.

Sigo comiendo. Me dañan el ánimo, mas no será así con mi desayuno.

__ ¿Qué te dijo? - tose.

__ Que nos va a matar. - soy clara - Si deseas te relato lo mismo que él. Con sus detalles sobre cómo moriremos y pondrá nuestras cabezas en su oficina. Ya sabes, lo básico.

Mastico en lo que el sonido de la losa siendo chocada por cubiertos es lo único que se oye. Se miran entre ellos pero soloe concentro en el desayuno que observo llevan al pequeño. Debo revisarlo, aún cuando ese rechazo que tengo que sentir solo se mueva a salir. Algo lo bloquea, no puedo tenerlo y me molesta esa actitud que tomo al estar cerca suyo.

Es hermoso. Pero lo hermoso tiene su peligro y a al diamante gris se le percibe un aura más pesada de la que nunca he sentido.

__ La mejor opción será hacer una tregua con él. ,- menciona Abraham - No estuvimos implicados en su arresto. No tuvimos nada que ver en su caída.

__ Por supuesto. Le invitamos a tomar el té con dos galletitas de canela y nos tomamos de las manos para rezarle al altísimo - ironizo - Por si no lo recuerdas, estabas en charlas de unión con Ronald en ese tiempo. Después concretaste todo y seguiste en negocios con él. - empujo el plato - No se trata de hacer una tregua sino de no meterse en su camino.

__ Lo dices porque seguramente tú si estás entre sus objetivos. - volteo a ver a Dylan - No nos quieras arrastrar contigo

__ Yo ya acepté que voy a morir. En sus manos o en las de otro lo haré. En cambio, tú sigues soñando con que vivirás y solo pasas llenándote la nariz de mierda - escupo - Pero lo siguieron porque aún confío en que puedo recuperar mi legajo antes que suceda.

__ Una muerte digna.

__ Rememorar el apellido de Braulio. - reitero. - No dejarlo en el suelo como sucederá con el suyo si siguen como hasta ahora.

__ No puedo cuidar de un legado si aún no lo tengo - recalca Dylan. Abraham me mira

__ Conmigo no cuenten para eso. - declino.

__ No. Por supuesto que no. Si no pusiste con uno, jamás lo harás con otro .

__ No compares, a ese lo quise. Pero unir mis genes con los tuyos, no es algo que me llene de ilusión.

Me incorporo para irme a terminar con las negociaciones con los clanes faltantes.

__ ¿Qué pasaría si viviera? - detengo mis pasos. Veo por encima del hombro a Abraham, el cual tiene los dedos juntos frente a su cara - Sería muy beneficioso ¿no crees?

Espero a que continúe.

__ Sangre Castell mezclada con la de los Hunt. - comenta - Sangre pura. Vagando por ahí, en manos de alguien que solo esté esperando para reclamar ese privilegiado lugar.

__ También sería bonito un unicornio con cabellos de oro y un cuerno que cumpla deseos, pero no podemos tener todo.

Su cara de satisfacción desaparece. Cree que puede afectarme con no existentes, solo que dolió tanto que ese dolor fue el que me hizo desear acabar con él. Ahora quién lo causó no está y debo vivir sabiendo que no pagará por haberlo hecho.

Un poco injusto para mí venganza. No poder salir a flote ni gozar la lucidez que cortar a alguien en pedazos mientras súplica me daría. Pero murió antes que pudiera ponerle las manos encima. Para su conveniencia.

__ Acordaré una reunión con él. - asevera Abraham. - Explicaremos todo. Crearemos una tregua basada en no tocar al otro. Dejarnos en paz.

__ Pero padre, eso es ponernos en bandeja de plata. Será como lanzarle carne fresca a un león hambriento. - al menos tiene consciencia aún. - Sabes que si no sabes hacer las cosas, nuestras cabezas estarán en una estaca pronto.

Un silencio sepulcral es lo que cubre la mesa. Siento que me están estudiando más no volteo a ver. Quieren que intervenga y sea quien insista en regresar a lado de Donovan, es algo que no haré. Me quiere muerta, no es lo que debo hacer.

__ ¿No añadirás nada, Valkirya? - pregunta directamente. - Se supone que era tu...

__ Exacto. Era. Pasado. - recalco - Si yo no recuerdo tal suceso, no comprendo su empeño porque lo haga. - no les bajo la mirada - Hasta parece que la relación la tuvo con ustedes y no conmigo.

Alcanzo un poco de miel que esparzo en la fruta a modo de distracción, estos siguen en su manía por creer que pueden sostener lo que soy. Un poco errados, no actúo solo de una forma, pocos entienden eso, uno solo ha sabido contrarrestarlo.

__ Serás quien negocie eso, acompañada de Dylan - justo lo que anhelé. - No confío en tu lealtad con él afuera.

__ Sabías que no se le avisa a alguien que vas a vigilar. Te lo digo porque me lo pasas advirtiendo todo el tiempo y es como que... te falta experiencia, suegro. - me levanto para ir por mis cosas - Que disfruten su desayuno.

__ Prepara las cosas del niño. Debe irse esta misma noche - alcanzo a escuchar. - ¿O ya te encariñaste?

Me muerdo la lengua.

__ ¿A donde lo llevarás?

__ Lejos de aquí. En este sitio corre peligro de ser visto y no aún es contraproducente. - exclama serio - A menos, que quieras que nos deshagamos de él como muestra de respeto hacia la fecha que viene.

__ Si lo quieres conservar con vida, supongo que no querrás cargarlo con un virus encima. - le hablo yendo a las escaleras - Compré medicamentos, pero dudo sea suficiente. De todos modos es tu negocio. No me interesa lo que hagas con él.

__ ¿Estuvo enfermo y no lo supe? - pregunta Abraham. Mira a su hijo en busca de una explicación que este decide no dar - Lo dejé a tu cargo.

__ Pues es lo que estaba haciendo hasta que a tu hijo se le ocurrió dar la orden de ser lanzado con los perros. - me pellizco la ceja - Dijiste que debo obedecer a su mandato como una esposa sumisa ¿no? Es lo que hice. No puedo contrariarlo frente a los empleados.

__ Por lo visto no puedo confiar en nadie para este trabajo. - reniega - Digo con claridad que es importante y lo toman como un maldito juego que se pueden pasar por el culo. - reprende sobresaltado - Ese niño es nuestra salvación. Lo robé de quién volverá por él, puedo obtener mucho y ustedes lo están echando a perder.

__ ¿Quienes son sus padres? - suelto la pregunta. Este me mira, dudativo en contestar - ¿Porqué sigues empecinado en mantenerlo? ¿Qué escondes?

Mira a su hijo quien por supuesto lo sabe.

__ De quién murió. De quién espero un regreso y supongo no tardará al saber que tengo a su diamante gris.

Me deja en las mismas.

__ Un mito creó una leyenda. - menciona - Una leyenda. Unión de dos sangres reales. Dueño de los dos clanes más grandes que tenemos en la pirámide del norte.

__ La pirámide murió con Ronald. - digo con suspicacia.

__ Es lo que todo el mundo cree.

__ ¿Porqué no eres más claro?

__ Porque no tengo todas las piezas del rompecabezas. Aún estoy en averiguaciones y apreciaría en verdad que en lugar de estar peleando sobre quién es más grande de los dos cuiden de quién nos llevará a la cima

__ Dijiste que vas a llevartelo. Eso ya no me corresponde. - alego.

__ Se queda aquí. Busquen un espacio seguro en donde dejarlo. O me encargaré que aprendan a las malas a no desafiarme.

Consigo lo que quiero. No se lo llevan así tenga que meter excusa tras excusa. Si es alguien importante no se va a separar de mí.

Termino de subir las escaleras con el aviso constante que debo investigar ese asunto. Si mencionó la pirámide es porque no es alguien cualquiera. Sabine no tuvo hijos, así que si es hijo de Ronald posiblemente sea de alguien distinta, lo cual no me sorprendería. Le permitió tanto que estoy segura esto no le resultará problema.

Pese a ser dieciséis años mayor que yo, Sabine creció como una hermana a la que siempre admiré por destacar en todo lo que practicaba, mientras yo era la tonta que nadie quería cerca por ser sangre sucia. No entendí ese término hasta que Braulio me explicó que no era su hija realmente, si por adopción no por derecho y esa era la razón por la cual Sabine no me quería cerca a menos que le sirviera.

Quise copiar ese carácter. Nunca me salió.

Entrené duro para parecerme a ella. Me vio al fin y con Ronald acordaron incluirme en sus planes en algún punto de sus vidas. Con la muerte de Braulio tuve que estar bajo su tutela, un entrenamiento más duro. Más exigente.

Hasta que estuve en su mismo nivel. Ellos nunca pierden y lo supe muy tarde.

Una adoptada no era apta para liderar la orden de Braulio. Por derecho es el heredero con mayor alcance quien obtendría el cargo, y esa era Sabine quien se lo cedió a Ronald.

Confíe mucho. Eso me va a pesar siempre.

__ Señora, el niño no quiere comer. - me avisa la misma chica - No me dice que quiere y así no puedo preparar algo que le guste.

Esto es el colmo. No la culpo pero podría al menos intentar otra cosa que darle verduras. No tengo experiencia pero necesito desenvolverme en esto también.

Lo encuentro mirando su libro, triste con la mirada perdida en una imagen que toca ese órgano que no se queda quieto.

__ ¿Extrañas a tu mamá? - pregunto sobresaltandolo. Regresa la vista al libro con un gesto decaído. Niega - ¿Como es?

Vuelve a negar.

__ ¿Sabes quién es? - indago. Su cabeza se mueve de lado a lado. No sé qué decir porque mi corazón se apachurra de ver que no se crió con ellos. - ¿Porqué no quieres comer?

Mira el plato de vegetales, arruga la cara y luego puedo ver señala le da asco. Sonrío.

__ De pequeña también los odiaba. - le cuento reccostando la espalda en el armario cerca de la silla - Pero me obligaron a comerlos. Se me antojaba comer una sopa instantánea. Su sabor es un tanto... Bueno, son mejores que solo vegetales.

Volteo a su puesto notando que está prestando atención.

__ ¿Quieres probar? - asiente - Aunque ahora que lo pienso, creo que de esas no hay en la casa. Pero podemos preguntar a la chicas de servicio. ¿Vamos?

Estiro la mano. Sin pensarlo ya lo tengo colgado de mis dedos yendo a la cocina. Busco a la chica que lo cuida hallandola llenando agua caliente en un bote al que echa una sustancia que creo es medicina del pequeño.

__ De esas no tenemos. - me dice. Cabizbajo me suelta - Aunque creo que podría conseguir algunas si en verdad gusta de ellas.

__ Lo agradeceríamos mucho, Lori - este levanta su cabeza rápido - Y unos kiwis.

__ Iré ahora mismo. - se quita el delantal que usa.

__ En cuanto los tengas listos, prepara dos y llevanos a mi habitación. También unas frutas picadas. - pido y asiente.

Tomo la mano del niño para ir de nuevo al segundo piso pero este se queda mirando la puerta que da al jardín. Lo dejo por unos segundos antes de ponerme de cuclillas.

__ ¿Quieres salir? - niega. - ¿Seguro?

__ Sí. - su voz acaricia mis oídos causando que la mía sea la que ahora no puedo usar. Mis cuerdas vocales no funcionan. Es dulce ese tono que usó y grabo.

__ ¿Puedes repetirlo? - niega. - Anda, no seas malo conmigo.

Sus ojitos brillan. Algo en él me parece familiar, pero no entiendo qué. No me tengo que hacer cuentos en la cabeza, resulta difícil cuando lo tengo que ver todo el tiempo que estoy en esta casa.

__ ¿Cómo te llamas? - no puedo detener la pregunta. Entiendo que lo estoy presionando y levanto la mano - Lamento si te parece que estoy pasando el límite. Si quieres hablar lo haces, si no está bien. - vuelvo a tomar su mano - Ahora, acompañame a trabajar. Necesito un mini asistente.

Reviso los cargamentos a seguir. Los sujetos que hay que investigar encontrando uno que atraviesa las rutas de Ronald. Me intereso en ese, ya que tengo entendido aun no se reparten esas rutas. Encuentro otro que sigue una de sus rutas, eso no es normal.

Busco hasta dar con que se han hecho libremente por donde se supone no deben hacerse sin la autorización del dueño.

__ Aquí está lo que pidió. - me hablan desde la puerta. El niño se voltea, mueve el plumón en la hoja garabateando en lo que me levanto para tomar el mío. Lo dejo a un lado, agarro el suyo enfriando un poco el contenido de la cuchara para luego acercarla a su boca.

Este lo mira con interés.

__ Prueba un poco. Prometo que no sabe tan mal. - lo mira una vez - Confía en mí.

Separa sus labios rosados probando el sabor y textura de los fideos que lo dejan quieto. Me mira con una cara ilusionada. Sonrío y este la devuelve.

__ Te dije. Son deliciosas una vez que les agarras el gusto. - enfrió la suya hasta que la lleva a la mitad. Se llena de ella y solo me río. Me río de sus caras, el como evade cuando le indico que comerá vegetales despues pero accede al asegurar que le daré más cosas deliciosas si no pone resistencia a comerse los vegetales.

Lo estoy malcriando. Tal vez sus padres deban aguantar eso despues sin embargo no es algo que me preocupe. Si es feliz con cosas tan minúsculas, se las voy a dar.

Se duerme y en cuanto lo cargo se abraza a mi cuello mientras lo llevo de ese modo hasta las escaleras.

__ ¿Qué haces?

__ Bordando ¿qué no ves? - ironizo. Dylan destila odio. - Si ves algo no tienes que preguntar lo obvio.

__ Se e te está subiendo mucho el ánimo desde ayer.

Se me subió desde hace unos minutos.

__ ¿Ya le empiezas a tomar cariño?

__ Si así fuera, es mi problema. - determino - Si eso es todo, debo llevarlo arriba para terminar con mi trabajo.

__ El trabajo debe posponerse. Hay visitas que son más importantes. - avisa.

__ El que para ustedes sea importante no significa que para mí lo sea.- doy otro paso.

__ Pues está lo será. Deja a esa cosa arriba y vuelve que está bajando del auto.

__ Espero que sea realmente necesario.

Termino de subir. Cubro con una manta al pequeño y me aseguro tenga la temperatura bien. Me arreglo el cabello para luego bajar con la esperanza que puede zafarme de esta reunión..

__ Mantén la postura. Eres mía, recuérdalo - me dice Dylan. Lo miro sin ninguna expresión, tiene la nariz con restos de droga y eso es otro problema que no pienso solucionar por él.

La puerta se abre. Termino con mi coleta acomodando la campera que el pequeño arrugó.

__ Una señal y te arranco los ojos, Sofía. Eres mi mujer. Mi esposa. - se mofa. Le respondo en mi interior. No tiene porqué saber las cosas ni muchos menos el oirlas de mí.

__ Buenas tardes. - esa voz lenta y grave. Molesta y con un guión perfectamente ronco me deja helada.

Mis ojos se disparan a él. Espero verlo en donde lo escuché pero lo tengo a un lado y ni siquiera sé cómo llegó a ese lugar.

__ Señores Myers - masculla con asco. Puedo notarlo.

El dragón está aquí. Frente a mí. Con un gesto de tener todo calculado en lo que yo no sé cómo debo respirar.

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