Probabilidades implícitas

By NocturnaIV

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«Hazbin Hotel» [HuskerDust] «Universo Alterno» [Capítulos 1-3: Winter Symphony Prompts 2022 Capítulos 4-10: H... More

Fuck Up the Friendship
Lover & a Fighter
You Make It Feel Like Christmas
Shot
Mirror
Crimson
Limits
Feral
Film
Shadow
Tie
Escape
Dance
Nightmare
Defiance
Afterlife

New York

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By NocturnaIV

Angel de vez en cuando visitaba el hotel.

Después de todo había sido ahí que su vida había cambiado a mejor y tal vez redención no fuese algo para él pero definitivamente lo era para alguien más. Así que él hacía su parte. Alastor usaba su influencia como Overlord para... lo que fuese que él quisiera y Angel usaba la suya para tomar las almas que acudían a él en un acto de desesperación similar al suyo tantos años atrás y los redirigía al hotel.

Muchos de los huéspedes se referían a él como un verdadero ángel de la guarda. Lo cual era gracioso considerando que el tipo de ángeles que ellos tenían en el Infierno eran los únicos depredadores que podían matarlos.

Ahí ellos se equivocaban, Angel no hacía ese tipo de cosas por bondad y amabilidad. Esa era su forma de pagar una deuda infinita con Charlie. La princesa tenía un complejo de salvadora que a veces podía ser excesivamente problemático y un nivel de entusiasmo que seguramente celebrarían en el Cielo. Pero al mismo tiempo habían sido las manos de Charlie tomando las suyas y su sincera voz la que lo había guiado cuando creyó que él se merecía muchas cosas que le ocurrían. Había sido la voz de la princesa la que había sonado una y otra vez en su mente mientras organizaba el asesinato de Valentino. Oh, seguramente Charlie no aprobaría eso pero ni siquiera ella lo había regañado por matar a su antiguo dueño. No había ángeles de la guardia en el Infierno, solo un Overlord que se negaba a que otro bastardo como Valentino se levantase tomando ventaja de la desesperación de otros.

Además, estaba Husk en la recepción y bar, siendo su carismático y gruñón demonio favorito.

Solo que él no estaba ahí ese día.

— Se fue a recoger un encargo para Alastor. —Niffty explicó mientras aprovechaba para limpiar el lugar de trabajo de Husk— Pero ya debería estar aquí.

Angel se sentó en su taburete favorito, mirando a Niffty trabajar a esa inhumana velocidad que la hacía casi aparecer y desaparecer de un lado otro. Él siempre había odiado limpiar o arreglar cosas. En vida siempre se había encargado otra persona de esas cosas y como su madre, él prefería hacer cualquier cosa menos tocar polvo o cosas sucias. Una de las primeras cosas que obtuvo como Overlord fue a alguien que se encargarse de todo eso por él. Angel prefería cocinar y no tenía problema con limpiar después de hacerlo porque era parte de su área de trabajo. Pero Niffty encontraba verdadero placer en lo que hacía.

— Muñeca ¿Te molesta si te pregunto algo?

— ¿Tiene que ver con Alastor y Husk? —Niffty consultó, deteniéndose abruptamente. Eso la dejó balanceando su cuerpo sobre dos tapas de largas botellas de licor en una de las repisas altas.

Ella debió estar en el maldito circo.

— No. —Angel sonrió de lado.

— Oh ¡Esta bien! —Niffty apareció frente a él en un parpadeo de colores, sentándose sobre el mesón— ¿Quieres que te preste una nueva novela? No me has devuelto—

Angel dio un ligero aplauso y el libro apareció en el regazo de Niffty. Otra ventaja de ser Overlord es que podía aparecer más cosas además de sus armas. Lo cual era beneficioso considerando que Angel constantemente se olvidaba de absolutamente todo.

— ¡Genial! Estuve leyendo este libro sobre una chica que fue vendida a un brujo de mar. Tú sabes, con tentáculos. —Niffty miró en dirección a su dormitorio — Te lo puedo prestar pero ahora que eres Overlord deberías comprarme libros ¿sabes? Como pago por todos los que te he prestado.

— Gracias y sí, tienes razón, pero no vine por recomendaciones literarias. —Angel sintió una punzada de culpa al ver el rostro de Niffty desanimarse. Maldita sea, este era el mismo demonio que tiempo atrás lavaba su ropa e imprudentemente lo regañaba por no remojar las manchas de fluidos— Pero otro día te voy a invitar un café y podemos hablar de libros y si son como la cosa real ¿Sabes? Tengo experiencia con ventosas y tentáculos.

Ahí iba de regreso la gran sonrisa. Digna adoración de Alastor. Igual de peligrosos y alegres.

— Lo que quería preguntarte era por qué no estuviste en la cena de navidad. —

A pesar de todas sus conclusiones, no quería ser la razón por la cual la pequeña había faltado. El resto podía asegurarle que Niffty era independiente y odiaba los eventos sociales pero para Angel era mejor oírlo directamente de ella.

Para su sorpresa Niffty miró a un lado y luego a otro. Ella se inclinó en su dirección con su sonrisa más traviesa y susurró al oído de Angel.

— Tuve una cita.

Angel se separó y dio un golpecito en la barra.

— ¡Muñeca! Debe ser serio si pasaste ese día en específico ocupada.

Niffty cubrió su sonrisa con sus pequeñas manos pero no pudo ocultar esa enorme sonrisa y el sonrojo en sus mejillas. Maniáticamente adorable.

— Nada mal. Nada mal. —Angel levantó su mano y la chica presionó la palma de su mano con la de él— Ahora sé qué debo regalarte la próxima vez. —Él bromeó moviendo sus cejas de forma juguetona.

La gente solía tratar a Niffty como si fuese una niña pero se olvidaban de que ella era una adulta con más de medio siglo en el Infierno. Una pequeña arma mortal, peligrosa y totalmente obsesionada con el orden. Angel había aprendido rápidamente que lo peor que un demonio podía hacer era desvalorar a Niffty por su tamaño o por el hecho de que, al igual que Alastor, tuviese un humor devorador. Así que Angel se alegraba que estuviese disfrutando de su existencia.

Niffty lo empujó juguetonamente pero era obvio que la sonrisa seguía ahí. Radiante y contenta. Niffty siempre había querido tener una pareja así que era bueno verla contenta. La pequeña pervertida tenía muchas cosas que quería probar así que Angel esperaba que el bastardo afortunado tuviese buena constitución. La risa de la chica llenó el lugar, entre dulce y mortífera.

— Oh, uno de mis sonidos favoritos en todo el Infierno.

Angel maldijo ante la sorpresiva aparición de Alastor junto a él pero Niffty reaccionó moviéndose rápidamente para aparecer en el hombro de Alastor. El Overlord levantó su mano para ofrecerle un apoyo extra a Niffty y esta apoyó su mano sobre la de Al. Una princesa en su trono.

— ¿A qué debemos que nos honres con tu visita, mi estimado ángel?

— ¿No puedo venir a charlar con Niffty? —Angel levantó sus cejas fingiendo estar ofendido.

— Tenemos cosas que hablar que ni tú ni Husk quieren hablar conmigo. —Niffty se inclinó a un lado y si no fuese por la mano de Alastor, ella posiblemente hubiese caído de su improvisado asiento.

— ¿En serio? ¿Y qué no puedes hablar con Husker o conmigo?

— Romance. —Angel señaló.

— Sexo. —Niffty asintió con solemnidad.

El sonido de estática se elevó y Alastor se mostró visiblemente incómodo por el repentino tema. Angel no pudo controlar su risa burlona y el intercambio de miradas con Niffty.

— Temas muy valiosos. —Angel apoyó su mentón sobre la palma de su mano— Para tu información, Niffty y yo salimos de compras y vamos a cafeterías para hablar de hombres, reales o de ficción.

— Son tardes de chicas.

Y, bueno, él difería. Angel estaba trabajando en el vocabulario de Niffty. No ayudaba que su única referencia fuese Alastor sobre cómo socializar.

— Pensé que preferías tu tiempo a solas. —El Demonio de la Radio lució genuinamente sorprendido ante ese descubrimiento.

Niffty saltó al suelo y sacudió su falda.

— Lo hago. Pero a veces es divertido hablar de las cosas que me gustan con alguien además de con gente en el internet. —Ella explicó y giró su plumero entre sus dedos, exactamente de la misma forma que Alastor lo haría con su micrófono— Pero ahora seguiré trabajando. Quiero limpiar el cuarto de Husk antes de que él vuelva.

Angel la vio irse y sonrió satisfecho. Era bueno saber que Niffty no había asistido a la reunión de navidad por algo importante. Así que ella tenía un novio secreto. Nada mal.

— Bien, debo admitir, eso ha sido iluminador. —Alastor meditó— Niffty suele ser bastante... ¿Cómo decirlo?

— ¿Cómo Husk? —Angel aventuró— ¿Demonios que prefieren ser dejados solos?

— ¡Exacto! Tan observador como siempre, mi estimado ángel. Aunque ahora que lo mencionas... —Alastor meditó en voz alta— Debí imaginar que si pudiste conquistar a Husk no sería difícil para ti ganarte a Niffty.

— Soy amado por todos. —Angel bromeó.

— ¡Ja! Esa es una broma muy graciosa. —Alastor halagó sin percatarse de lo rudo que estaba siendo— Entre más lo pienso, puedo ver por qué Niffty disfrutaría de hablar contigo ¡Eres un comediante!

Él giró los ojos.

— Bueno, si soy sincera ella es tan parlanchina como tú y pasar tiempo con ella me ha hecho ver cosas que jamás desaparecerán de mis pesadillas. —Angel negó, intentando no recordar la primera vez que había visto a Niffty matar a alguien por hacer un comentario obsceno en su dirección— Pero es un precio que estoy dispuesto a pagar.

— Tan lleno de sorpresas. —Alastor halagó— Sabía que Husker había escogido correctamente cuando se había fijado en ti. Eres diferente a sus anteriores errores. Pero tu nivel de lealtad... —El demonio sonrió complacido e hizo una reverencia teatral— Es una pena que las cosas se dieran diferente, hubiese sido un verdadero deleite haber obtenido tu alma. Aunque ¿Quién sabe? Tal vez yo sería el que este muerto ahora y no el insecto.

Angel rio. Eso si era una idea interesante. Si por algún motivo Alastor lo hubiese encontrado cuando él había estado solo en el Infierno o peor aún, cuando su familia llegó y su padre lo abandonó al saber las preferencias de Angel, el Demonio de la Radio solo hubiese tenido que ofrecerle un poco de atención para que Angel le vendiese su alma. Él hubiese conocido a Rosie, Niffty, Husk y Crymini por mucho más tiempo. En lugar de ser invitado a este curioso grupo que unos miembros llamaban familia y otros asociación, él ya hubiese sido parte de todo eso.

Angel se hubiese enamorado de Husk de otra manera pero definitivamente lo hubiese hecho. Tal vez en alguna misión para el Demonio de la Radio. Él no sería Overlord pero en realidad, era algo que Angel no había aspirado a ser. Por mucho que ahora disfrutase sus beneficios.

— Te hubiese vuelto loco mucho antes de que Husk apareciera. —Él bromeó.

— En eso... —El otro Overlord levantó su dedo índice para detener la conversación.

Angel notó la tensión en el cuerpo de Alastor. Sutil, como cuando captaba una frecuencia molesta. La sombra de Alastor se separó de este y con una mirada viciosa se sumergía en la oscuridad. Angel se levantó, sintiendo el peligro. La estática se incrementó y casi explotó. En dos parpadeos Alastor volvió a su actitud carismática y regular, pero esta vez tomó las manos de Angel.

— Tal vez no pueda compartir la cocina contigo, mi dulce ángel. Pero puedo compartir contigo cosas más importantes.

— ¿Al?

La sonrisa depredadora fue lo último que vio antes de que las sombras lo devorasen. Aun así sus oídos captaron el último y único consejo del Demonio de la Radio «Cuida a nuestro testarudo Husker»

Angel apareció fuera de la puerta de un congelador, sus Tommy Guns en mano y vistiendo una perfecta réplica de su traje favorito para trabajar cuando había sido parte de la mafia de su padre. Alastor siempre debía ser un poco extra ¿no?

A su defensa, y él no podía creer que estuviese defendiendo al Demonio de la Radio, las voces enojadas, la pesada puerta del congelador y la sensación de peligro era como estar de vuelta en Nueva York en 1940.

¿Cómo...? ¡Disparen estúpidos!

El sonido aislado de ráfagas de balas hicieron que Angel abriese la puerta y entrase al congelador. Exactamente como en los viejos tiempos. Carne colgando de ganchos desde el techo y el frío artificial del refrigerador erizando su piel a pesar de su pelaje. La sangre se mezclaba con la escarcha de hielo y Angel tuvo que ocultarse contra uno de los torsos vacunos cuando otra ráfaga se disparó.

Ahí estaba Husk. No podía verlo pero su gruñido era inconfundible. Angel se apartó, listo para disparar y tuvo que agacharse cuando un demonio fue lanzado en su dirección.

— ¿Piernas? —Husk tenía sus garras bien enterradas en el pecho de un demonio conejo. La sangre de este pintando el pelaje caramelo de un vivo tono carmesí— ¿Cómo llegaste aquí? —Él levantó al demonio y lo lanzó contra una de las paredes de metal como si fuese un saco de papas— No que no quiera verte pero llamé a Alastor.

— Bueno, para tu sorpresa y la mía, Sonrisas está aprendiendo a compartir, gatito— ¡Abajo! —Angel disparó al pecador cocodrilo que quiso lanzarse sobre Husk pero este cayó desplomado en el suelo— Tal vez él no me preste la cocina pero estamos avanzando.

— Maldita sea, ya es mucho decir que Al te deje venir a una masacre. —Husk se lanzó sobre dos demonios, tal vez imps por su tamaño y los empaló con sus garras contra un torso de carne mucho más grande que una vaca, seguramente de la fauna demoniaca.

— Oh ¿Crees que esta es la forma de Alastor de darme tu mano en matrimonio? —Angel tomó a otro pequeño demonio, definitivamente un imp y lo forzó a tomar con su boca el cañón de su Tommy Gun antes de disparar.

— Al no es mi padre. —Husk giró los ojos, sacando sus garras de los muertos y limpiándose de los pedazos de carne.

— Lo sé, tú eres nuestro Daddy. —Angel apareció una recarga de barril para una de sus armar y la cargó.

— ¡Angel! —Husk lo miró con una severa advertencia que lo hizo reír con malicia — ¿El traje también es obra de Alastor?

Angel sonrió a su traje morado, chaleco, camisa, pantalones y gabardina de un mismo color, en contraste de la camisa rosa y la corbata blanca. Una clásica obra italoamericana de su época. Él disparó otra ronda de advertencia hacia la puerta, deteniendo a los dos demonios que intentaron escapar silenciosamente. Angel cruzó miradas con Husk pero cuando este se encogió de hombros, él disparó sobre el pecho de los dos hombres sin oír realmente qué tenían que decir. La pared se pintó de rojo. Un arco de dispersas gotas carmesí sobre la escarcha helada.

— Esto me trae recuerdos. —Angel sonrió.

¡No! ¡Por favor! ¡Hablemos de esto!

— Me imagino. —Husk cerró su agarre en el cuello de quien debería ser el líder y lo levantó en el aire, atrapándolo contra la pared, pero sus ojos estaban sobre Angel— ¿Alastor y tú estaban en una reunión de Overlords? No me digas que el bastardo te envió a ti porque no quiso interrumpir su tormento sobre Vox.

Considerando lo que había ocurrido la otra noche en su departamento, él creía que esa podía ser una posibilidad.

— No, fui a verte al hotel y me entretuve charlando con Niffty. —Angel miró alrededor y confirmó que eran los únicos vivos.

Bueno, ellos y el tipo aferrándose a la mano de Husk para no asfixiarse.

Husk... Por favor... Solo fue... Solo fue un malentendido.

— ¿Ella te contó algo del misterioso novio? Hizo prometer a Alastor que no espiaría su vida privada y desde entonces el bastardo muere de curiosidad. —Husk rio.

Angel desapareció sus armas y se apoyó contra el hombro de Husk, mirando al demonio que su novio tenía entre sus dedos. Agarre firme. Las garras estaban lacerando la piel pero no lo suficiente como para desangrar a alguien. Él se estremeció, algunos eran afortunados antes de morir.

— Husky, tú también eres un chismoso y curioso. No sacrifiques a Alastor para ver si te digo algo. Lo que sepa de Niffty no te lo voy a decir. —Angel sintió la mano de Husk tomarlo por la cintura, moviendo a un costado su gabardina. Él se rio— No intentes seducirme mientras matas a alguien. Es sexy pero mis labios están sellados.

— ¿Matar? —Husk apartó sus ojos de Angel y reparó en el demonio que tenía capturado— Oh... Supongo que hay que terminar con esto.

Las garras atravesaron piel y músculos como si fuesen mantequilla. La sangre los baño a ambos y debido a que Husk maldijo y soltó al bastardo para limpiarse la cara, la pileta de sangre los cubrió hasta los zapatos. Bueno, los zapatos de Angel.

— ¡Husky! —Él dio un paso hacia atrás— ¿En serio? Es mi ropa nueva. Sonrisas acababa de aparecerla. Si piensas que así vas a lograr que te cuente del novio de Niffty te comunico que estás haciendo un horrible trabajo.

El demonio rio entre dientes e intentó limpiarse la cara. Lo cual era virtualmente imposible cuando ambos estaban cubiertos de pelaje.

— Me distraje. —Husk confesó, lanzándole una mirada— Me distraes cuando dices cosas como esas sin darte cuenta lo sugestivo que suenas.

Angel parpadeó sin comprender. Husk rio entre dientes y enfocó la mirada en su boca.

— Labios sellados. Me hiciste pensar en formas de abrirlos... —Husk respondió con completa seriedad a pesar de que había un sonrojo oscuro sobre su nariz.

Angel cubrió su rostro para ocultar su sonrisa. Había algo demasiado atractivo en el hecho de que un profesional mercenario como Husk perdiera la compostura simplemente por seguirle el juego. Él siempre había creído que la gente dejaba de esforzarse cuando estaban dentro de una relación o en todo caso ya no necesitaban seducir al otro. Después de todo, Angel ya era de Husk y por ende este no necesitaba hacer méritos para que él lo deseara. Y aun así Husk no perdía oportunidad en demostrarle cuánto disfrutaba su compañía y cercanía. No, corrección, desde que estaban juntos Husk hacía todo lo posible para dejar en claro cuánto disfrutaba la presencia y cercanía de Angel.

¿Cómo se suponía que actuase como un controlado Overlord del Sexo si era un manojo de nervios?

— ¿Y qué tienes en mente para mis labios sellados? —Él susurró y su voz desapareció completamente cuando notó la determinación en los ojos de su novio.

Las manos de Husk tomaron sus muñecas y Angel jadeó cuando fue atrapado contra la pared del frigorífico. Pero el frío jamás llegó. Husk había usado sus alas para protegerlo del metal. Ese era el balance que resaltaba todo lo que giraba en torno a Husk. Oscuro, intenso pero tan cuidadoso y reverencial. Afilado y mortal pero con el corazón de oro.

— ¿Sabes, chico? Cuando te conocí, jamás creí que pudieras sonrojarte. Genuinamente sonrojarte. —Husk soltó sus manos y deslizó el pulgar sobre su mejilla— Pero mírate nada más, cada vez más rosado.

— Créeme, yo tampoco lo sabía. —Angel confesó, siguiendo con su mirada el recorrido que estaba haciendo Husk sobre su rostro— Se supone que soy profesional pero tú...

— Tengo más experiencia. —Husk sonrió de lado— Algo bueno debo sacar de ello ¿no?

Sí. No en la industrial de sexo, por supuesto. Pero en la vida y con la gente. Aunque Husk hubiese dicho que su corazón estaba vacío, los últimos meses habían sido una prueba para Angel que en realidad había demasiado amor en el corazón de Husk. Tanto que a pesar de toda la gente que había alrededor de él, Husk tenía tiempo y espacio para Angel.

— Mientras nos encargábamos de la escoria dijiste que te recordaba a cuando estabas vivo ¿Esto también te trae recuerdos? —Husk se presionó contra él.

Angel negó.

— En vida tenía demasiado miedo para ser yo mismo. Así que estaba tan tenso como un violín. —Angel mordisqueó su labio inferior— Pero no niego que siempre tuve la fantasía de que un hombre fuerte y peligroso, uno de los soldados que trabajaban para nosotros, me deseara tanto que no le importaba que fuese el hijo de su jefe. Y después de un trabajo como este la adrenalina y el deseo hicieran que él me tomase sin importarle nada.

— ¿Cómo no querría alguien hacerlo? —Husk tomó sus muslos y lo levantó con facilidad del suelo, atrapándolo más entre su cuerpo y la pared— ¿Quién lo diría? A Angel Dust le excita matar gente.

— Me excita el asesino frente a mí. —Él corrigió, rodeando con sus piernas las caderas de Husk y rio entre dientes— Oh, Husky, no soy el único empuñando un buen humor aquí.

Husk se encogió de hombros, como si fuese lógico que quisiera joder en un frigorífico lleno de muertos y sangre cubriéndolos a ambos.

Tal vez lo fuese.

Ese era el Infierno después de todo.

Definitivamente se sentía como Nueva York, por lo menos en sus fantasías de ese entonces.

— Bueno, los bastardos quisieron darle una lección al jefe a través de mí pero no salió bien. —Husk volvió a acariciar su labio inferior con su pulgar y Angel mordió su garra de forma juguetona.

— Por lo que oí no necesitabas mi ayuda.

— Pero aun así el chico lindo bajó de su pedestal para ayudarme. —Husk se inclinó sobre su oído— Acciones así le da ilusiones a cualquiera.

Angel cerró sus ojos y se estremeció. Husk estaba deslizándose directamente en su fantasía y dándole espacio para detenerlo. La forma en que él hablaba era ambigua, sin nombres, pero si Angel quería podía estar escuchando a uno de los hombres de su padre, uno de confianza y por el cual él no pudo evitar enamorarse y decirle que lo deseaba.

— Aún no tengo que volver. —Angel susurró, inclinándose para ofrecer sus labios— Y nadie va a venir a buscarnos.

Husk rio roncamente justo antes de tomar su boca y Angel jadeó.

Eso sabía mejor que Nueva York en 1940.

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