Algunas cosas toman tiempo

By escritordefics

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La muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del... More

La tristeza nubló todo
Ultimo adiós
Decisiones
Recompensas
Padre e hijo
Aprendiendo a ser un dios
En apuros
Un aliado no deseado
Audiencia ante el consejo I
Audiencia ante el consejo II
No cuentes conmigo
Emociones desatadas
No estas solo... no estamos solos
Déjanos ayudarte I
Déjanos ayudarte II
Momentos
Nota de autor
Desaparecido
Se acaba el tiempo I
Se acaba el tiempo II
Revelado
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Buen recuerdo
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Perseguido
Consecuencias
Lejos de casa
Jackson
Sangre
Ausencia
Adversidad
Acercamiento
Reencuentro
Recuperación
Venganza I

Secuestro

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By escritordefics

Había sentido la perturbación, lo había sentido y se le estremeció el cuello al pensar que podía estar en un peligro que le pudiera costar la vida a Eskol. Luego de haber hablado con Percy sobre la naturaleza de la concepción de Eskol sabía que ese pasado vendría a buscarlo tarde o temprano y esa perturbación que sentía en el ambiente le gritaba que el tiempo había llegado.

—Algo no se siente bien —susurró Atenea mientras caminaba por las calles de Olimpo sin saber que se había cruzado con Zeus sin notar su presencia.

—También lo sientes —la voz poderosa del rey del Olimpo no pudo pasar desapercibida.

—Padre —susurró con algo de preocupación.

—Debes ir a investigar —ella asintió mientras pensaba en qué lugar podía investigar en primer lugar, pero su padre se adelantó a sus pensamientos. —Artemisa se mueve en Great Swamp, algo debe estar pasando allí —Atenea tenía pánico de que el motivo por el que Artemisa estuviera allí fuera por Eskol. Sabía que esto se trataba de Eskol. Lo sentía en su corazón. Diariamente recibía ofrendas de Eskol cosas inusuales pero significativas que llenaban su corazón y que poco a poco habían hecho que fuera algo que esperaba a diario.

—Iré entonces —chasqueo sus dedos vistiéndose con la armadura de combate.

—Iré con ella —Apolo apareció con una sonrisa un tanto nostálgica.

—Buena idea —Zeus dio su aprobación y desapareció del lugar.

Aquí estaban corriendo por el bosque espeso sintiendo múltiples presencias divinas que no podía ser una buena noticia para lo que tenían que investigar. Apolo no decía palabra alguna, pero era completamente consciente que sabía sobre la existencia de Eskol y se había mantenido en silencio durante todo este tiempo, pero ahora hacia su aparición para ir a investigar lo que posiblemente era la exposición del hijo de Percy al mundo de los dioses. Cuando llegaron al claro donde se notaba una gran conmoción todo era un desastre. Percy chocaba su espada contra los cuchillos de caza de Artemisa y Travis estaba terminando con las cazadoras de Artemisa, estaban tiradas por el suelo sangrando y sin conocimiento, el mismo estaba con serias heridas, aunque seguía luchando como si no importaran. Apolo se adelantó para ir directamente donde Artemisa.

Se había encargado de hacer retroceder a las cazadoras que seguían en pie, aunque Travis no había bajado para nada la guardia. Entonces vio aparecer de entre la maleza a alguien a toda velocidad que ni siquiera pudo dar tiempo a que Eskol reaccionara y lo tomó del cuello para luego atraerlo hacia si con un cuchillo sobre su cuello. Katie vio la mirada de horror de Atenea y se giró solo para toparse con un pie que le dio de lleno en todo el pecho para lanzarla violentamente contra el árbol más cercano y mandarla a la inconsciencia. Travis la vio y quiso avanzar para recogerla, pero Atenea lo detuvo para que fuera consciente de la situación.

Cuando ese sujeto había dicho las palabras "Yo soy tu padre" el mundo se había por un instante para todos, Artemisa por la estupefacción de lo que acababa de decir, Percy y Travis porque no quería que la gente se enterara así de la naturaleza de Eskol, Apolo porque sabía que esto pasaría tarde o temprano y las cazadoras porque sentían que debían dejar que ese sujeto matara al niño de una buena vez.

—No te atrevas a poner tus sucias mano sobre mi hijo —la voz de Percy era tan marcial y amenazadora que la misma Atenea no se atrevió a tocarle, sino que se quedó detrás de él.

—Es gracioso que lo digas, porque veo mucho de mi en él —la voz del sujeto que tenía a Eskol amenazado se escuchaba tranquila y llena de burla. Percy no iba a tolerar esto.

—Percy, no —le detuvo Atenea mientras Artemisa miraba con asombro como parecía que Atenea estaba al tanto de todo esto, Apolo que estaba a su lado no se atrevía darle una mirada y por un momento se sintió traicionada, en todo esto ella era la única que nunca lo supo todos estos años. Empezó a hervir en su propia furia, miró hacia atrás y vio la masacre que Travis había hecho con su caza, unas a otras se ayudaban para poder levantarse llenas de tajos y vendajes. No tenían posibilidad contra las habilidades de Travis. Pero le haría pagar por esto de una manera u otra.

—Lo que sea que tú ves, no es tuyo —le respondió Atenea mientras que Percy estaba calculando todas las variable e iba haciendo señas imperceptibles a Travis quien estaba atento de ello listo para salvar a Eskol.

—No estamos aquí para hacer una prueba de paternidad —la forma despreciable en la que respondía hacía que todo se volviera más y más tenso, Artemisa intentó avanzar hacia donde estaba Eskol, pero fue detenida por Apolo que no quería que esto terminara peor para ella. Ya de por si sabía que tendría que rogar a Percy que no hiciera cumplir el juramento.

—Suelta al muchacho —le instó Apolo con una voz de mando que pocos conocían.

—Venga, estamos hablando entre padres —Percy solo tenía ojos para su hijo y Eskol lo sabía, sus ojos no se despegaban de los de él y estaba conteniendo toda su furia para no destruir todo a su alrededor y salvarlo de ello.

—¿Estás bien? —pregunto ablandando la mirada y con la voz y el tono que solo tenía reservado para él. Podía saber que estaba muriendo por dentro por lo que estaba pasando. —No te preocupes, voy a salvarte de esto —Eskol cerró los ojos en forma de afirmación mientras el que decía ser su padre lo apretaba fuertemente.

—No hagas promesas que no cumplirás —Eskol tenía miedo, por primera vez sintió que estaba en el filo de la navaja y que en cualquier momento se le podía ir el cuchillo y degollarlo o que su padre haría estallar todo.

—Suéltalo, tu problema es conmigo —la voz de Percy y su mirada eran de muerte total, ni siquiera con las cazadoras había llegado a tener esta sed de sangre como la que sentía por el maldito que tenía a su hijo prisionero.

—En realidad, debo darte gracias por haberlo criado, lo hiciste mejor de lo que podría haberlo hecho su madre, esa perra nunca debió entregarte a mi hijo —esas palabras sabían que iban a dolerle a Eskol toda su vida, iban a ser una herida que difícilmente iban a sanar y el desgraciado las decía como si estuviera escupiendo tabaco. Las lágrimas que Eskol tenía contenidas terminaron por salir quemando sus mejillas, nunca se había molestado por indagar sobre su futuro, tenía conocimiento de la memoria de su madre que había entregado su vida para mantenerlo con vida y pedirle a Percy que cuidara de él, pero no estaba preparado para palabras tan asquerosas dirigidas hacia ella.

—¡No te atrevas a hablar de esa manera delante de mi hijo, maldito! —Percy empezó a brillar en una luz verdosa que hizo tronar el cielo, nadie podía meterse en medio de la furia del dios de los héroes.

—Me llamo Vali, hijo de Odín —la voz del captor cambio a una voz ronca mortal que imponía respeto. Fue Artemisa que en medio de esto vio su oportunidad de recibir ayuda por el agravio del que había sido víctima.

—¡Adelante! Acaba con esa alimaña —Atenea no lo dudo y se acercó con la espada en la mano para ponerla en el cuello de Artemisa. Apolo estaba contrariado con la actitud de su hermana y no se atrevió a oponerse a Atenea.

—¡Cómo te atreves! —gritó la diosa de la caza y sus cazadoras a duras penas podían pensar en enfrentarse a la diosa de la sabiduría y la guerra.

—Atenea —rogó Apolo para que esto no se saliera de control.

—Mantenla lejos, Apolo —luego de eso la empujo y mantuvo su espada desenfundada.

—Solo he venido a buscar lo que es mío, él pertenece a mi mundo y debe volver —Percy no podía negar que Eskol debía escoger a que mundo quería pertenecer, pero no con un cuchillo en el cuello. Esto era atentar contra su libertad de escoger.

—Padre —susurró pidiendo ayuda, sintiendo que las posibilidades de salir con vida se iban acabando, pero con una alternativa que podía funcionar. La mirada que le dio a Percy era la mirada que necesitaba ver. Le hizo unas señas a Travis, estaba preparado, rápidamente se vendo el hombro y por más que se odiaba por no pensar en el bien de Katie sabía que solo necesitaba quedarse en el suelo para estar a salvo. Luego trataría con ella.

—No tengas miedo, todo saldrá bien, solo confía en mi —Eskol supo que su padre había entendido su mensaje. —No creas ni por un segundo que dejaré que le hagas daño —Vali se rió un poco, sabía que provocaría la ira de este sujeto al que Eskol llamaba papá.

—¿Quién hablo de daño? Es mi hijo después de todo, solo necesito un poco de su sangre, un viejo ritual de mi gente con el que debo cumplir —cuando Percy escucho lo que pensaba hacer, no lo dudó y avanzó, poco le importó lo que pasara a su alrededor —Na, na, na ni siquiera lo pienses —se detuvo frente a Vali y a Eskol con la mirada llena de determinación por salvar a su hijo.

—No te atrevas a lastimarlo, suéltalo —ordeno Percy y esa la señal para Travis y para Eskol.

—¿¡No escuchaste a mi padre que debes soltarme!? —Eskol tenía el cuchillo de Katie y pensaba usarlo como último recurso por lo que se lo clavo en una de las piernas y uso y otra mano para evitar que lo degollara. En cuanto cayó al suelo Percy no lo dudó y le asestó un golpe terrible en la mandíbula que sonó a huesos quebrándose. Vali se puso de pie rápidamente y todo iba en cámara lenta. Artemisa, Thalia, y otras cazadoras que aún se mantenían en pie iban corriendo hacia donde estaba Eskol queriendo tener su oportunidad, Atenea corriendo hacia Vali para evitar que fuera por Eskol y Percy encendido en una ira tal que no iba a descansar hasta que estuviera muerto y aun así dejaría que los perros se comieran sus restos. Apolo no sabía hacía que lugar correr, pero finalmente decidió que haría lo que fuera para que el hijo de Percy no saliera lastimado por el bien de su hermana. En ese momento cuando más se necesitaba Katie recobrando sus sentido uso lo que le quedaba de fuerza para usar su poder sobre las plantas y hacer aparecer raíces de la tierra y tomar de los pies de Vali e impedir que se posicionara para usar su arco contra Eskol.

—Travis, ve por él, no importa lo que me pase, debes salvarlo —Travis ni siquiera se detuvo a pensar en responder y ya estaba corriendo para llegar antes que Artemisa y lo que quedaba de su caza.

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Corrió tanto como sus piernas le permitieron, sabía que en breve empezaría a sentir las flechas perseguirlo. Sentía que su cuello estaba sangrando ligeramente, era inevitable, pero lo que más le molestaba era lo que le pasaba en la mano el corte era profundo y sentía que se le adormecía la mano. Sabía que su padre iba luchar contra Vali quien decía ser su padre y no iba a permitir que lo dañara. En su mente estaba la imagen de Katie que la vio hacer lo que hizo con Vali con sus pocas fuerzas luego de como la había impactado. Hizo una nota mental de hablar con Travis sobre ella para que pudiera agradecerle, sobre todo porque su cuchillo había salvado su vida.

Sentía la presencia del pegaso de su padre cerca, no sabía porque, pero no sentía una conexión con los caballos. No lo odiaba, pero no quería subirse encima de uno, pero esta vez era una emergencia, era necesario para poder escapar con vida. Tenía miedo de que toda esta persecución terminara hiriendo al pegaso de su padre.

Miró ligeramente atrás, pudo ver a Artemisa y sus cazadoras corriendo a media máquina, pero con la sed de su sangre y no se iba a dejar.

—¡Eskol! — escucho el sonido de la voz de Travis y entonces supo que debía detenerse. En cuanto lo hizo no dudó y empezó a disparar a las flechas que venían buscando su cuerpo. Pudo quebrar la mayoría y otras solo fueron desviadas. No lo sabía, pero Apolo venía detrás mirando lo que el muchacho acababa de hacer y estaba pasmado de la precisión de sus flechas. No quería mostrar todas sus cartas, pero era necesario, Travis uso su poder para trasladarse convertido en un cuerpo de agua por lo que chasqueando los dedos empezó a deslizarse por el suelo a una velocidad increíble que el mismo Apolo sintió que Travis había llegado a un nivel superior al que pensó que podría llegar por este entrenamiento. Apareció delante de Artemisa y sus cazadoras con la espada desenfundada.

—¡Ni un paso más! —dijo Travis poniendo su espada al frente solo para toparse con los cuchillos de Artemisa, en ese momento entendió que no estaba aún al nivel de un dios en cuanto a fuerza, tal vez en habilidad había sobre pasado a muchos dioses con el uso de la espada. Pero la fuerza con la que peleaba era diferente. Debía ser ágil y certero.

Iba a ser una pelea difícil contra Artemisa y sus cazadoras, sabía que Apolo no iba a luchar por él y podía entenderlo, pero necesitaría cada gramo de fuerza para resistir lo necesario para que Eskol este a salvo. Él dijo de Percy Jackson por su parte no se atemorizó y siguió disparando para mantener a las cazadoras distraídas y que no se abalanzaran sobre Travis. Estaba orgulloso de él, lejos de huir despavorido estaba plantando cara a la amenaza. No se distrajo más y saco una espada más de su repertorio de armas y empezó a pelear con todo el resto que tenía encima. Las cazadoras de Artemisa estaban impresionadas por la habilidad que estaba demostrando el campeón de Percy después de 3 encuentros llegaron a la conclusión de que eran completamente inferiores a él, ya les había costado la vida de 1 cazadora y varias heridas que habían quedado rezagadas en el encuentro anterior. Thalia estaba luchando para no continuar con esto y no quería más muertes ni más gente lastimada. Se percató que las flechas de Eskol no iban dirigidas hacia ella solamente a Artemisa y el resto de la caza, que no eran más de 10.

Eskol estaba a punto de quedarse sin flechas, por lo que empezó a elegir mejor sus objetivos, a lo lejos vio la figura de Apolo que se acercaba a paso lento y atrás de él venía Katie que estaba tosiendo mientras corría con el cuchillo que Travis le había dado a toda velocidad, aún sentía que le faltaba el aíre, pero la orden de Atenea era que no debía dejar que tomaran a Eskol.

—Protege a Eskol, puedo con ellas —Travis trato de sonar lo más mínimo preocupado, pero prefería tenerla cerca de su sobrino para que estuviera a salvo. Pero la hija de Deméter tenía otros planes, no había corrido precisamente solo por Eskol, claro que le preocupaba el niño, pero corrió con todo por Travis, que sabía que estaría luchando solo.

—Bromeas, no estoy aquí para que me des ordenes —ella se dirigió directamente hacia las cazadoras para que Travis se encargar de Artemisa. Inmediatamente las cazadoras notaron la diferencia y se volvieron un poco más agresivas, Thalia no quería dañarla, pero no tenía opción.

—Artemisa, detente, estas llevando esto muy lejos —Apolo estaba en medio de todo esquivando cualquier golpe, pero tratando de que su hermana detuviera su desgracia.

—Ese bastardo me insulta con solo respirar —Eskol no fue feliz con lo que escuchó y tenso su arco al máximo para lanzar una flecha directamente contra Artemisa con intención de matar, la flecha silbo en su trayecto alertando a Travis que se alejó del combate y la flecha atravesó el brazo izquierdo de Artemisa haciendo que esta rugiera, Travis arremetió con un golpe potente que la hizo retroceder y sus cazadoras tuvieron que ayudar a levantarla.

—Ten cuidado como hablas de Eskol —susurró con peligro mientras BlackJack finalmente aterrizaba cerca de Eskol. Era el momento.

—Rápido, súbete con Eskol a BlackJack y sacalo de aquí —Katie no lo dudo más y tomo a Eskol y lo subió al caballo y con sus pies golpeo ligeramente para que el pegaso despegara y empezaron a surcar el cielo lentamente por el exceso de pasajeros. Travis suspiró con alivio al verlos elevarse, pero esta alegría no duró mucho cuando vio una flecha tipo arpón surcar el cielo y atravesando una de las alas del pegaso que relincho del dolor estruendosamente.

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La pelea era feroz, ni Percy y mucho menos Atenea esperaban un contendor tan violento como Vali, si bien Percy sabía que era conocido como un arquero implacable y era por ello que Eskol era tan bueno en ello, no sabía que podía dar una pelea a este nivel. Los golpes cada vez más subían de intensidad y la verdad era que no tenía experiencia alguna combatiendo a dúo con Atenea y sus movimientos no estaban sincronizados. No era como pelear con Travis que ya tenían todo estudiado y automatizado. No había charlas, solo gruñidos y golpes, uno a uno el metal de las armas se encontraba vez tras vez.

Lo único que importaba es que Eskol estuviera a salvo. Sabía que Travis no dejaría que resultara dañado, ambos sabían que mantener a salvo a Eskol era lo único que importaba de esta situación. Atenea por su parte tenía la cabeza dividida entre ayudar a Percy e ir a asegurarse por sí misma de que Eskol estuviera bien. No podía explicar la conexión que se había formado esa tarde en el parque con esa charla tan amena con ese pequeño ser.

Llego un momento en que Atenea jadeaba y Vali también, pero Percy se reanimo a si mismo con baño de agua con el chasquido de sus dedos, sabía que tenía que mantener al dios nórdico en ataque constante para evitar que hiciera alguna maniobra para ir tras Eskol. Vali sabía que tal vez no tendría otra oportunidad para tener nuevamente al niño en sus manos, ese ritual necesitaba sangre y sangre les iba a dar y que mejor de aquel ser que había nacido para desafiar dioses, no iba a permitir que una alimaña humillara a otros dioses, por lo que sería el sacrificio que ofrecería para el ritual de ese año. Había tenido que recurrir a múltiples videntes para poder descubrir que el niño no había muerto como se pensaba, sino que los lobos no habían tocado al niño y la nieve se había encargado de eliminar el rastro de los cadáveres de esas bestias que no cumplieron su misión.

Fue solo un instante que vio a Eskol surcar los cielos y supo que se le podía escapar por lo que uso un truco lumínico para hacer retroceder a estos dioses griegos y tomo si arco con la flecha arpón y la lanzo, era momento de tomar lo que le pertenecía. El arpón atravesó el ala del pegaso y el hilo que se sostenía de dicho arpón lo jalo con tal violencia que salió disparado por los cielos rumbo a donde estaba el pegaso que no dejaba de relinchar de dolor. Percy supo inmediatamente lo que estaba pasando por el enlace con BlackJack. Tomó a Atenea de la mano y pensó en agua para convertirse en cuerpos acuáticos y empezar a recorrer la distancia que los separaba de Eskol.

Cuando llegaron lo primero que vio fue que desde las alturas Katie estaba cayendo y Travis entraba en pánico, pero finalmente convoco un cuerpo de agua para acompañar su caída y que sobreviviera, pero eso podía no pasar porque vio a Artemisa atravesar a Travis por la espalda. En ese momento enloqueció porque Katie podía estrellarse de lleno contra el suelo por lo que raídamente corrió y todas sus fuerzas estampo la planta de su pie en el costado de Artemisa y la mando rodando hasta que Apolo la tomo para impedir que se estrellara contra una roca. Luego de ello formo un gran cuerpo acuático y Katie cayó sin mayor peligro, solo toda el agua que había tragado. A lo lejos se veía a BlackJack desplomándose por alguna parte del bosque y Eskol con Vali se habían esfumado en algún momento sin que Percy pudiera hacer algo.

—Travis... —la mirada de Katie era de dolor cuando vio a Travis tendido en el suelo apenas respirando y con mucho icor corriendo de su costado. Percy estaba hiperventilando y una tormenta se estaba formando vientos huracanados y el suelo temblaba mientras el apretaba sus manos con furia mirando el horizonte donde Eskol había desaparecido.

—Padre... ayudame... —susurraba una y otra vez mientras rogaba a los dioses le permitieran mantener el ultimo gramo de cordura que le quedaba antes de asesinar a las cazadoras que estaba delante suyo. Apolo se puso delante de Artemisa de manera protectora mientras le hacía seña a Thalia para que se fueran sin hacer ruido a lo que hicieron sin dudar, aunque ella quería quedarse para que Percy no cometiera una locura. En ese momento apareció Poseidón que al ver la destrucción que se estaba gestando tuvo que intervenir, pero el poder que estaba irradiando Percy era tanto que le costaba mantenerlo a raya.

—¿Que... que demonios pasó aquí? —preguntó a Atenea mientras trataba de mantener todo en orden con su tridente. Atenea le hizo señas para que se acercara a Percy que al sentir el toque de su padre se desplomo al suelo, las lágrimas corrían en su mejilla, eran lágrimas amargas, dolorosas y furiosas. Poseidón solo había visto esta escena una vez en su vida.

—Lo he perdido, padre ayudame, estoy enloqueciendo —Atenea estaba luchando para contener la respiración al ver la escena, también podía reconocer el momento con otro similar en la vida de Percy.

—Atenea, sacalos de aquí, rápido —dijo Poseidón mientras tomaba a Percy en sus brazos.

—Voy a destruir a todos por lo que le ha pasado a mi hijo —susurró con peligro en su voz mientras trataba de levantarse, pero Poseidón no le dejó.

—¿Tu hijo? —Percy se acercó al oído de su padre y empezó a susurrá varias cosas, la destrucción que se estaba gestando no cesaba, los árboles eran derribados y la tierra invadía el ambiente. Cuando Poseidón escucho lo que tenía que decir no pudo sino sentirse asombrado de lo que le acababa de contar, todo este tiempo había visto a Percy solo mejorar y no entendía porque, todo tenía sentido, era algo que no había podido ver y sin duda era algo que le estaba pesando en el corazón ahora mismo. Miró a Apolo y a Artemisa con una ira que nunca habían visto.

—¡Fuera de aquí malditas ratas! —Apolo retrocedió del miedo al ver cómo le apuntaba con su tridente y brillo lejos llevándose a Artemisa.

Atenea se quedó con lágrimas en los ojos. Había fallado, en su mente Eskol estaba rogando por ayuda y ella no estuvo allí para él. Le había dicho que sería su familia y que cuidaría de él, pero no había estado allí cuando más le necesitaba. Poseidón no quería correr riesgos y formó una cúpula protectora sobre ellos, pero fue en vano cuando Percy se levantó de golpe y emitió un grito desgarrados con una onda expansiva que destrozó cuando árbol había a su alrededor, Atenea reaccionó rápido para proteger el cuerpo de Travis y a Katie. Atenea estaba quebrada al ver como Percy estaba sufriendo y Poseidón solo atino a poner su mano sobre el hombro de su hijo. Sabía que esto estaba lejos de terminar. Era solo el comienzo.

—Debe recibir atención médica —la voz de Atenea se escuchaba muerta y sin ánimo. Mientras que Katie tenía lágrimas en sus ojos al ver que Travis no reaccionaba.

—Llevalo contigo padre, necesitará descanso —Percy sonaba desahuciado y sin corazón para pensar en alguna otra cosa. Katie lo miro con una súplica tácita, pero esta vez no podía quedarse callada.

—Por favor, no me separes nuevamente de Travis —Percy le dio una sonrisa de disculpa, sabía que se merecía una recriminación.

—Ven, querida, los llevaré a ambos —Poseidón puso su mano sobre ambos y desaparecieron en una brisa marina.

—Percy —susurró Atenea al ver que Percy se quedaba mirando el horizonte donde había desaparecido Eskol.

—Quiero estar solo —le respondió sin el menor signo de ánimo.

—Necesitamos buscarlo —Percy sabía que necesitaba buscar a su hijo, pero sabía que si ese maldito lo había venido a buscar para un ritual no tendría tiempo y posibilidades de encontrarlo con vida

—Atenea por favor... —suspiró tratando de contener las lágrimas. Atenea no estaba mejor que eso, sentía que le había fallado y la furia estaba empezando a ebullir en su cuerpo.

—No te rindas, tu hijo te necesita —quería creer en esas palabras, pero le dolía todo el cuerpo y sentía que el corazón se le iba a descolgar.

—Quiero matarlas a Artemisa y a esas malditas cazadoras, nada de esto habría sucedido sino hubieran metido sus hocicos en mis asuntos —de verdad quería acabar con ella, estaba tan furioso que pensaba en ejecutarlas una a una o torturarlas hasta que se desangraran para que pagaran por lo que habían hecho.

—Pagaran por esto —la voz de Atenea no era para expresar un futuro próximo sino porque ella estaba prometiendo hacerles pagar inmediatamente.

—Necesito encontrar a BlackJack —respondió Percy y empezó a caminar cual muerto viviente hacia donde había visto desplomarse a su fiel pegaso, con la esperanza de que tuviera alguna pista y pudiera dar con el paradero de su hijo. "Esperame, voy por ti" hizo esa promesa con lágrimas cayendo sin que pudiera o quisiera controlarlas.

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