Mörder [ COMPLETA ]

By RipleyWylde

2.1M 94.8K 23.3K

《Cuando tu vida se reduce a matar o morir, ¿qué elegirías?》 FECHA ORIGINAL DE PUBLICACIÓN AÑO 2013 More

Sinopsis
Advertencia
Introducción
Primera parte: prisionera
Capítulo N° 1
Capítulo Nº 2
Capítulo Nº 3 (Parte 1)
Capítulo N° 3 (Parte 2)
Capítulo N° 4
Capítulo N° 5
Capítulo N° 6
Capítulo Nº 7 |Parte 1
Capítulo N° 7 | parte 2
Capítulo N° 8
Capítulo N° 9
Capítulo N° 10
Capítulo N° 11
Capítulo N° 12
Capítulo N° 13
Capítulo N° 14
Capítulo N° 15
Capítulo N° 15 | parte 2
Capítulo N° 16
Capítulo N° 17
Capítulo N° 18
Capítulo N° 18 | parte 2
Capítulo N° 18 | parte 3
Capítulo N° 19
Capítulo N° 20
Capítulo N° 21
Capítulo N° 22
Capítulo N° 22 | parte 2
Capítulo N° 23
Capítulo N° 24
Capítulo N° 25
Capítulo N° 26
Capítulo N° 27
Capítulo N° 28
Segunda parte: Libertad
Capítulo N° 29
Capítulo N° 30
Capítulo N° 30 | parte 2
Capítulo N° 31
Capítulo N° 32
Capítulo N° 33
Capítulo N° 34
Capítulo N° 34 | parte 2
Capítulo N° 35
Capítulo N° 36
Capítulo N° 37
Capítulo N° 38
Capítulo N° 39
Capítulo N° 40
Capítulo N° 41
Capítulo N° 42
Capítulo N° 43
Capítulo N° 44
Capítulo N° 45
Capítulo N° 46
Capítulo N° 47
Capítulo N° 48
Capítulo N° 49
Capítulo N° 50
Capítulo N° 52
Capítulo N° 53
Capítulo N° 54
Capítulo N° 55
Capítulo N° 56
Capítulo N° 56 | parte 2
Capítulo N° 57
Capítulo N° 58
Capítulo N° 58 | parte 2
Capítulo N° 59
Capítulo N° 59 | parte 2
Capítulo N° 60
Capítulo N° 61
Capítulo N° 62
Capítulo N° 63
Capítulo N° 64
Epílogo
Nota de autora
EXTRA: El trato | parte 1
EXTRA: El trato | parte 2
EXTRA: El trato | parte 3
EXTRA: El trato | parte 4
EXTRA: El trato | parte 5
EXTRA: El trato | parte 6
EXTRA: El trato | parte final
EXTRA: Rata | parte 1
EXTRA: Rata | parte 2
EXTRA: Rata | parte 3
EXTRA: Rata | parte 4
EXTRA: Rata | parte 5
EXTRA: Rata | parte 6
EXTRA: Rata | Final

Capítulo N° 51

700 109 52
By RipleyWylde


Pese al entusiasmo por la boda, se habían dedicado a entrenar y preparar sus armas. Erica practicó el lanzamiento de cuchillos hasta el cansancio, sobresforzando su cuerpo al límite, pues le había prometido a Lucas regresar con vida, y para ello debía ser incluso mejor.

El Loco entrenaba junto a Sveta, mientras que Chris y Thamma lo hacían por separado.

El ambiente en la casa era extraño, alegre pero lleno de ansiedad y preocupación. Rata y Fosa ya estaban al tanto de la situación, tanto de la batalla que se efectuaría en la mansión Moms, como la despedida de soltero y la boda. Incluso Sveta ya tenía un salón y las tarjetas de invitación listas.

—Debo irme otra vez con Fosa a entrenar —dijo Erica al Loco, jadeante por pelear con Sveta—. Le llevaré la tarjeta también.

—Ni te gastes en hacerlo, él no va a venir —dijo con un chasquido de lengua—. Odia los lugares llenos de gente y los ruidos molestos, no va a venir.

—De todas formas quiero dársela, es tu amigo y es mi mentor.

Él dejó ir un suspiro y apoyó su mano en la mejilla de ella, con cariño, para luego darle un beso.

—Está bien, mein engel. Andá con cuidado.

Ella asintió y luego de besarlo nuevamente subió las escaleras para poder dirigirse al garage y así tomar su motocicleta. Se puso el casco y salió de allí muy animada, porque aunque Fosa era muy estricto y duro al entrenarla, podía notar sus avances y se sentía mucho más fuerte.

Cuando llegó al galpón estacionó la moto con cuidado y se acercó a aquel hombre que limpiaba su pistola de forma meticulosa y tranquila. Estaba desarmada y las limpiaba por partes.

—Puntual, sigue siendo una sorpresa —dijo Fosa sin prestarle mucha atención—. ¿Trajiste tus propios cuchillos o necesitás que te los de yo?

—Los traje, pero creí que practicaríamos cuerpo a cuerpo.

—No, ya estás lo suficiente avanzada por ese lado. Necesitás reforzar tus otras habilidades —explicó, atento a su limpieza—. Hay un par de blancos en la pared, quiero que los lances desde donde estás.

—Pero... es muy lejos...

—Excusas, Wolff y Kolzova pueden hacerlo.

—¡Pero ellos llevan años siendo locos! —chilló Erica con fastidio.

—Sigo escuchando excusas.

Con molestia y mascullando cientos de insultos en francés y español entremezclados, Erica se colocó los arneses con cuchillos en las piernas y tomó uno entre sus dedos. No estaba segura de qué tipo de lanzamiento hacer, pues para hacerlo con giro tenía que calcular la distancia. Respiró hondo y lanzó uno de forma horizontal, y aunque no dio en el blanco sí estuvo cerca.

—¿Los lanzás de a uno? —inquirió Fosa con una ceja levantada—. Practicá hacerlo con ambas manos para hacer dos lanzamientos a la vez. Perdés demasiado tiempo crucial.

Con un chasquido de lengua Erica tomó dos cuchillos y los lanzó a los blancos, el de su mano derecha se clavó en un círculo cercano al centro, sin embargo el de la izquierda ni siquiera tocó la madera, se clavó en la pared de yeso.

Estuvo lanzando con diferentes requerimientos de Fosa, y cuando Erica se enfadó y le dijo que lo hiciera él, Fosa lanzó un grupo de cuchillos desde su ubicación y con una mano.

—Pero... no sos un loco —dijo ella con sorpresa.

—No, no soy un loco. Solo soy el mejor elemento de todo D.E.A.T.H., perfeccionado en todas las ramas —explicó con una sonrisa engreída—. Sin excusas, continuá.

Erica obedeció con un suspiro agotado, y esta vez debía lanzarlos estando en movimiento. Tuvo que correr y lanzar, e incluso hacerlo luego de dar volteretas. Y aunque le costaba bastante, cuando se acostumbraba al movimiento conseguía hacerlo mejor.

Luego de un rato tuvo permitido descansar, se sentó a beber una botellita de agua y lo observó armar un par de armas. Era incluso más rápido que el Loco al hacerlo y eso la dejó maravillada por su habilidad.

—La próxima vez practicaremos otra cosa —dijo él y dejó la pistola a un lado—. Tenés que ser capaz de resistir las provocaciones, sos muy iracunda y te enceguecés ante la provocación, eso te hace cometer errores.

—¿No lo haremos hoy? —preguntó, algo jadeante.

—No, ya hiciste bastante —Se colocó un cigarrillo en los labios que encendió enseguida, para luego agregar—: Voy a empezar a aumentar el ritmo, estás lista para que sea más duro y exigente.

—¿Más todavía? —chilló.

—No hubieses sobrevivido a Jonathan si esto te parece duro —se quejó Fosa con el rostro serio.

Erica bebió otro sorbo de agua, seguía jadeante pero trató de respirar mejor. Lo observó en silencio, pues los movimientos de Fosa eran elegantes y delicados, como un digno Moms.

—¿Cómo fue tu entrenamiento? —se animó Erica a preguntar.

Él dirigió su mirada dura e intimidante hacia ella, fría como un témpano de hielo. Dejó ir el humo de su cigarrillo y torció sus labios en un gesto asqueado.

—Lo suficiente duro para que odie a Jonathan y el suficiente para que le tuviera miedo y obedeciera todas sus órdenes —dijo con esa mirada que le heló la sangre—. Lo suficiente, también, para que me cueste expresar emociones y me de asco el contacto físico. Así que si creés que Gretchen o yo somos exigentes, creeme que habrías muerto con Jonathan.

Ella no agregó nada más, solo lo miró fijo a esos ojos celestes grisáceos que se veían con una mezcla de furia, asco pero también dolor. Entonces se puso de pie para acercarse a su bolso, de donde tomó la invitación a la boda y regresó nuevamente hacia él. Primero se acomodó en el asiento frente a Fosa y, luego de un suspiro, le extendió el sobre.

—¿Y eso, Bombita? —preguntó al levantar una de sus cejas con desconfianza.

—Es la invitación de mi casamiento con Jack —dijo Erica con su rostro serio—, me gustaría que estuvieras, como amigo de él y mi maestro.

—¿Para ver en primera fila cómo desperdiciás tu talento para ser una criadora? —inquirió con asco—. No, dásela a Omar, él ama las bodas.

—Él ya tiene una...

Fosa sopló el humo de su cigarrillo y se puso de pie para tomar un vino de la barra, lo descorchó con cuidado sin prestarle atención a Erica que seguía explicando allí por qué quería que él fuera a la fiesta. Fosa la ignoró, concentrado en servirse vino en una copa y darle un trago, pero también le ofreció un poco a ella, quien con dudas aceptó.

Erica se mantuvo con la mirada baja, observando el contenido de la copa. Sentía mucha angustia en su garganta y se sentía realmente estúpida por insistir, pues el Loco le había dicho que no perdiera el tiempo con él.

—Mis padres están muertos... —murmuró Erica con su voz quebrada.

—Lo están, y en un mausoleo para que puedas visitarlos —dijo él sin darle mucho interés.

—¿No vas a venir entonces?

—Creo que fui bastante claro, Bombita, y sabés que odio tener que repetir las cosas.

Erica apretó la copa entre sus manos y se mordió los labios con tristeza, para luego beber un profundo trago de aquel vino que se sentía tan dulce.

—Quería... —comenzó a decir en voz baja, con su vista fija en la copa—. Mi padre murió y... Él no puede...

—Hablá bien, es molesto que balbucees —dijo Fosa con molestia.

Ella entonces levantó la mirada para verlo.

—Si no vas a venir, entonces no tiene sentido.

—Me estás poniendo de malhumor, Bombita. ¿Qué cosa no tiene sentido?

—Quería preguntarte si podrías ser vos quien me llevara al altar —Lo miró fijo y fue así que pudo ver la sorpresa en cada rasgo de su rostro, en sus ojos bien abiertos—. Mi padre está muerto, vos sos mi mentor, sos mi maestro.

—¿Qué te hizo creer que yo podría ser un reemplazo de tu padre? —inquirió con un gesto asqueado.

—Nada, no sos un reemplazo de mi padre, sos mi maestro y te respeto como tal. Por eso creí... creí que tal vez era una buena opción que vos, como mi mentor, fueras quien lo hiciera y no cualquier otro.

—¿Por qué no Rata?

—No importa, Fosa. Me las voy a arreglar —diciendo eso se puso de pie y dejó la copa sobre la mesa—. ¿Qué debo hacer ahora?

Él la miró en silencio por unos instantes y comenzó a desabotonar las mangas de su camisa, la cual arremangó para estar más cómodo. Luego se puso de pie y caminó hacia ella.

—Vas a pelear contra mí.

—¿No era que ya estaba avanzada? —preguntó Erica con sorpresa.

—Lo estás, no me voy a contener —dijo Fosa con el rostro serio—. Intentaré no darte en el rostro por tu boda, pero es probable que vuelva a romperte las costillas.

—No tengo el suficiente nivel para enfrentarte —gruñó ella con fastidio.

—Si no podés contra mí, no podrás contra Gretchen.

—Jack te va a matar si me lastimás...

—Quizá —dijo y sonrió de lado—, o quizá yo lo mate a él.

Erica frunció el ceño con molestia y apretó la mandíbula hacia la sola idea de que él le hiciera daño.

—Sin armas. ¿Estás lista? —preguntó al colocarse en posición.

Con un gesto asqueado, Erica se quitó los arneses y los arrojó lejos de ambos. Luego se puso en posición y meneó un poco sus hombros para relajar sus músculos. Se miraron fijo a los ojos y por un instante se mantuvieron en esa posición, a la espera de que el otro hiciera un movimiento. Erica fue la primera en atacar, pues contra alguien del nivel de él necesitaba hacer el primer movimiento. Él la esquivó con facilidad y esquivó también otro puñetazo, el cual frenó al tomarla de codo y muñeca para arrojarla al suelo. Sin embargo Erica aprovechó para patearle las piernas, aunque él no cayó e incluso intentó patearla, pero Erica dio una voltereta para esquivarlo y se puso de pie enseguida.

Fosa fue quien atacó entonces, era muy veloz y a Erica se le dificultaba esquivar sus golpes, varios impactaron contra su cuerpo, pero logró frenar algunos golpes e incluso encajó un fuerte puñetazo en el rostro de Fosa, para luego darle una patada que lo arrojó al suelo. Él se levantó al instante impulsándose con sus brazos y comenzó a caminar tranquilamente alrededor de Erica, buscando algún punto por donde atacar.

Erica se mantuvo en una posición defensiva, sin quitarle la vista de encima ni un solo instante, pues él era en ese momento como un depredador que podía matarla con facilidad.

Él volvió a abalanzarse sobre ella tan rápido que casi no le dio tiempo a reaccionar. Fosa le dio un fuerte puñetazo en el estómago, pero Erica respondió con una patada alta al rostro. Sin embargo, con una sonrisa engreída él la tomó de la pierna y la arrojó al suelo, golpeándole la espalda.

—Hijo de...

—Dije que no me iba a contener, Bombita.

Quiso patearla pero ella se hizo rápidamente a un lado y le trabó las piernas para hacerlo caer, y entonces se subió sobre él para golpearlo en el rostro. Fosa enredó sus piernas en la cintura de ella e hizo presión en su nuca para hacerle una llave de sumisión. Erica, pese al dolor, lo golpeó con fuerza en las costillas y se impulsó para caer de costado, con él encima de ella. Logró moverse un poco hacia atrás y comenzó a golpearlo con su codo en la espalda.

Con un gesto de molestia, él llevó su mano hacia el cuello de Erica, pero ella no dudó en lanzarle otro puñetazo y aprovechó para enredar sus piernas en la cintura de él ahí sobre ella. Quería aplicarle una llave de sumisión, aun a sabiendas de que él podía romperla rápido.

Rodaron por el suelo, enredados y sin soltarse, mientras se lanzaban toda clase de golpes, pero cada vez que él se acercaba al rostro de ella solo le daba una bofetada, para no marcarlo.

—Qué considerado —gruñó Erica.

Fosa se levantó, pero incluso así Erica no lo soltó y él no dudó en embestirla contra la pared para que se lastimara la espalda, lo que la hizo lanzar un alarido de dolor. Continuó golpeándolo con los codos en la espalda de él, con fuerza, pero como vio que no funcionaba entonces intentó hacerle una llave al cuello.

Como no podía lograr que él la soltara, pues la golpeaba con fuerza en las costillas, Erica entonces se miró la mano con sangre y se la puso en el rostro. Fosa al instante se hizo a un lado, momento donde aprovechó para darle una patada alta seguida de un codazo en el vientre. Sin embargo él aprovechó que ella estaba de espaldas a él y la sujetó del cuello en una llave de sumisión.

—No vas a poder moverte ni liberarte —dijo él al apretar su brazo, pese a que Erica lo golpeaba con fuerza—. Perdiste, Bombita, así incluso puedo quebrarte el cuello.

—No... aún...

Se impulsó hacia abajo para hacerlo caer de espaldas, donde apenas llegó a tener un segundo libre que fue suficiente para colocarse sobre él y lanzarle golpe tras golpe.

Fosa le frenó la muñeca y la torció para hacerle doler, por lo que Erica se hizo a un lado y se puso de pie de forma torpe, mientras se sujetaba el costado del cuerpo con dolor. Él se levantó de un salto, no se veía cansado ni adolorido pese a la sangre en él.

Erica volvió a ponerse en posición de pelea a la espera de algún ataque, pero lo vio caminar hacia los sillones donde se sentó para beber un sorbo de vino. Fosa había comenzado a desabotonar su camisa por completo, la cual se quitó para quedar con el torso desnudo.

—Terminamos por hoy, Bombita.

Con un suspiro aliviado se dejó caer al suelo, donde se recostó, jadeante y muy agotada, además de adolorida. Luego de respirar hondo, algo difícil debido al dolor en su pecho, espalda y costillas, dirigió su mirada hacia él, que se sujetaba el costado del cuerpo con las manos.

De forma perezosa y con dificultad, Erica se puso de pie para acercarse a él, donde se dejó caer en el sillón. Fosa parecía ignorarla, tocaba con sus dedos su torso y en su rostro se podía ver sus gestos de dolor.

—Me rompiste una costilla —dijo él.

—Costilla por costilla —agregó Erica, jadeante y agotada, pero incluso así esbozó una sonrisa.

Fosa comenzó a limpiarse la sangre de la nariz y boca con un pañuelo, algo asqueado. Se quitó los guantes también para poder descartarlos.

—Me pusiste sangre en la cara —gruñó él con asco.

—Funcionó, ¿o no?

—No vuelvas a hacerlo.

—Era ponerte sangre en la cara o besarte, ambas iban a lograr que me sueltes con asco —explicó Erica y él torció sus labios en un gesto asqueado.

—Te hubiese matado sin dudar.

Erica quiso ponerse de pie para ver las heridas en el rostro de él, sin embargo se mareó y hubiese caído al suelo de no ser porque Fosa la atrapó en el aire.

—Sentate, Bombita. Te golpeé fuerte —dijo y comenzó a inspeccionarla—. ¿Dónde te duele?

—En todas partes...

Por orden de él, Erica se quitó la remera para quedar solo con un sostén deportivo. Allí en su torso se podían ver muchos hematomas, especialmente en sus omóplatos y costillas, incluso algunos se veían en su vientre tonificado, y en brazos y clavículas

Con cuidado, Fosa pasó los dedos de forma suave sobre todo su torso para revisar las costillas de Erica, no había ninguna rota a pesar de lo fuerte que él la golpeó. Lo que sí se veía en su cuerpo muchas marcas rojas que se volverían hematomas muy pronto.

—No te di en la cabeza —dijo y la tomó del rostro para inspeccionarla—. Debés haberte golpeado con la pared.

—Sos un... hijo de perra —masculló Erica, quien parpadeaba para intentar ver bien pues estaba mareada, y así notó que él no se había puesto guantes nuevos—. No tenés guantes...

—Descansá ahí un rato mientras limpio.

Diciendo eso él se puso de pie y se acercó a una heladera para tomar unas bolsitas de gel helado, las cuales le extendió a Erica para que colocase en los hematomas más grandes y en el golpe en su cabeza.

Mientras ella descansaba, intentando recuperarse, él limpió la sangre en el suelo y en la pared para después irse al baño, necesitaba bañarse con urgencia y quitarse todo eso de encima. Bajo el agua de la ducha se refregó con dolor todos los golpes que Erica le había efectuado, y refregó con fuerza su piel, pese al dolor, para quitarse la sensación de estar lleno de sangre, incluso cuando esta solo había estado en su rostro.

Cuando salió de allí ya vestido luego de una hora, vio a Erica intentando colocarse la ropa, parecía estar mejor.

—Bombita, eso está sucio —la regañó.

—Solo es un poco de sangre...

Rápidamente se colocó guantes y le arrebató la remera sucia, la cual no dudó en arrojar dentro de una bolsa con asco. Entonces caminó hacia unos lockers que había contra la pared, de donde tomó una bolsa, para luego arrojarla hacia Erica.

—Ponete eso.

Con un suspiro Erica la abrió, dentro había ropa de mujer y eso la tomó por sorpresa, levantó entonces la mirada hacia él.

—¿Y esto?

—¿Qué parece que es? Es ropa, ¿te golpeé tan fuerte como para no reconocerlo?

—Me refiero a por qué tenés ropa de mujer...

Fosa resopló con fastidio y tomó su paquete de cigarrillos para poder encender uno.

—Quedan acá, las lavo y guardo. Siempre son útiles —dijo y sopló el humo de su cigarrillo.

—¿Cómo que quedan acá? ¿Son... de otras personas?

—¿Algún problema, preferís que te dé ropa mía? —preguntó con una ceja levantada.

—Solo quiero saber si me estás dando la ropa de un cadáver —se quejó Erica.

Él comenzó a reírse por ello, primero suave y luego más fuerte.

—No, no es de ningún cadáver. Las pocas veces que tengo algún encuentro con una mujer siempre se olvidan algo y, como dije, las lavo y dejo guardadas por las dudas.

Erica torció sus labios algo asqueada de solo imaginarse usando ropa de las mujeres con las que tuvo sexo.

—Dame una remera tuya mejor, no me voy a poner ropa de las minas que te cogiste alguna vez.

—Sin embargo ya lo hiciste, te pusiste un vestido de gala muy bonito que era de Gretchen y dejó una vez en un departamento que usábamos —dijo Fosa con una sonrisa torcida—, pero como prefieras.

Volvió a acercarse a los lockers, de donde tomó una bolsa distinta que volvió a arrojarle. Esa vez Erica tomó de adentro una remera básica negra, la cual se puso enseguida pese a que le quedaba grande por ser de él.

Fosa se acercó para sentarse cómodamente en el sillón, con sus piernas cruzadas. Disfrutaba de su cigarrillo y de una copa de vino, y Erica frente a él también bebió del suyo, pues sentía que le ayudaba con el dolor.

—¿Tengo el suficiente nivel para enfrentar a Gretchen? —se animó a preguntarle.

—Sí —admitió Fosa y bebió un sorbo de vino—. Dije que me quebraste una costilla, y eso no es fácil de lograr conmigo. Las únicas tres personas que lograron quebrarme algún hueso fueron: Jonathan, Omar y Wolff.

—¿Rata te quebró un hueso? —preguntó con sorpresa.

—Sí, cuando yo tenía unos dieciocho o veinte años. Nos hicieron enfrentarnos para ver cuál era el mejor —dirigió su mirada hacia ella y sonrió de costado—. Y no necesito decir quién ganó teniendo un brazo roto, ¿verdad?

Erica no agregó nada, solo dejó caer su cabeza en el respaldo del sillón. Su cuerpo le dolía bastante y estaba muy agotada aún, pero al menos el mareo había desaparecido. Estaba segura que se quedaría dormida no bien apoyase la cabeza en la almohada.

—¿Qué edad tenés? —preguntó Fosa—. No lo recuerdo.

—Veintidós.

—Y llevás solo un año en este mundo —agregó con una expresión admirada—. ¿En verdad vas a dejar todo para casarte y tener monstruitos asquerosos?

Erica dirigió su mirada hacia él.

—Sí, es la idea.

—¿Te das cuenta que sos el talento hecho mujer? ¿Vas a desperdiciarlo para ser una reproductora?

—Voy a desperdiciarlo para ser libre y feliz —respondió Erica con una sonrisa.

Fosa entonces tomó la invitación de la mesa y abrió el sobre para poder verla. Era blanca y con letras en relieve dorado que contenían los datos de la boda y la fiesta. Los nombres de «Jack & Erica» se veían ahí abajo.

Dejó ir un sonido cargado de ironía y guardó la tarjeta nuevamente en el sobre, la cual dejó apoyada en la mesa con un resoplido. Con una expresión impasible volvió a servirse vino, el cual meneó en su mano con una sonrisa torcida y dio un pequeño sorbo.

—Está bien, voy a llevarte al altar —dijo con el rostro serio y Erica lo miró con sorpresa—. ¡Pero sin abrazos, ni besos, ni contacto físico! Lo voy a hacer como tu maestro.

Erica sonrió ampliamente y asintió para agradecerle.

—¿De verdad vas a hacerlo?

—No hagas que cambie de opinión, Bombita...

Ella sonrió y terminó de beber el contenido de su copa, entonces se puso de pie para poder regresar a la casa, pero volvió a perder el equilibrio.

—Parece que fue un golpe fuerte —dijo Fosa al tomarla de la muñeca para evitar que cayera—. ¿Comiste hoy?

—Solo desayuno y almuerzo, no merendé ni cené porque venía para acá...

Fosa hizo un sonido cargado de ironía, entonces se puso de pie también y con su mano aferrada a la muñeca la guió hacia uno de los autos.

—Pero mi moto —se quejó Erica al verla estacionada.

—Te la llevaré luego.

Se acomodó en el asiento del conductor para luego encender el auto, la música de violín no tardó en resonar allí. Erica apoyó con pereza su cabeza en la cabecera del asiento para poder mirar por la ventana. También habían quedado sus objetos allí, por ese motivo se quejó con Fosa, quien con fastidio bajó del auto para tomar su mochila y colocar allí los cuchillos.

—Sos insoportable —se quejó él.

—Eso es lo que piensan todos de vos...

Ninguno agregó nada más durante el viaje, el clima afuera se sentía frío y podían verse a algunas personas muy abrigadas por el invierno, sin embargo allí en el auto calefaccionado se sentía cálido.

Erica se irguió con sorpresa cuando se percató de que no estaban yendo a la casa, sino a alguna otra parte, pero más se sorprendió cuando pudo reconocer la casa de Rata y Fosa.

—¿Qué hacemos acá?

—Vas a comer —respondió con tranquilidad—. Si entrenás tanto como estás haciendo y no te alimentás bien, vas a bajar de peso y podés descomponerte.

Erica no agregó nada más, se quedó en silencio y lo siguió una vez que estacionaron en la entrada. Fosa abrió la puerta de la casa en ingresó con Erica por detrás, atravesando el largo pasillo blanco hasta llegar a la cocina, donde había una mesa redonda. Se oía la risa de Rata desde otra parte, acompañada de la suave voz de Tahiel.

—¡Omar! —gritó Fosa en lo alto mientras revisaba lo que había cocinado Rata.

—¿Qué?

—¿Te lavaste bien las manos para cocinar esto? —preguntó y revisó también el horno, de donde sacó una bandeja con verduras asadas.

—¡No seas hincha huevos! —gritó Rata con molestia—. Soy un barrendero, sé cómo limpiarme, estúpido.

Fosa le sirvió agua en un vaso a Erica, mientras calentaba la comida, incluso lo vio tomar una sartén que colocó al fuego mientras picaba rápidamente otras verduras luego de lavarlas.

—Tenés que alimentarte bien, Bombita —dijo al menear la sartén—. Sino vas a perder masa muscular. Andá a lavarte, el baño está por ahí.

Erica miró donde él señalaba con su mano y con pereza fue hacia allí, pero pudo ver a Rata sentado en una alfombra junto con Tahiel en un salón de juegos. Se asomó un poco para verlos, porque ambos se reían, especialmente porque Rata armaba una torre y Tahi la tiraba al suelo.

Con una sonrisa más animada ingresó al baño y no pudo evitar observar todo allí, con una limpieza impecable, sin polvo ni marcas de sarro, no había nada sucio por allí y todo se veía en orden y muy prolijo. Incluso al encender la luz comenzaba a funcionar un extractor que limpiaba el aire, y todo por allí olía a limpio.

Se lavó cuidadosamente las manos porque sabía que de lo contrario Fosa la haría repetir la acción. Aprovechó también a lavarse un poco el rostro y el cuerpo, y se secó de a pequeños toques por el dolor que sentía.

En una caja de acero habían pequeñas toallas de mano dobladas, y a su lado, en el suelo, un canasto con toallas para lavar. Supuso entonces que serían de un solo uso por capricho de Fosa, y luego se lavarían para evitar el contacto con otros.

Al salir de allí fue de vuelta hacia la cocina, no sin antes observar la prolijidad de toda la casa, porque aunque Fosa era muy exigente con la limpieza, estaba segura de que Rata también era muy pulcro y ordenado.

En la cocina, Fosa ya estaba lavando los utensilios utilizados, y al ver llegar a Erica se quitó los guantes de cocina que también enjuagó y dejó colgados para que se secaran. En la mesa se veían varios platos y dos copas con vino.

—¿Te lavaste bien?

—Sí —respondió Erica al rotar sus ojos.

Luego de secarse muy bien las manos, él se sentó frente a ella y sorbió un trago de vino.

—Serge también cenaba con vos, ¿verdad? —preguntó ella.

—Sí, pero es distinto. A él le cocinaba específicamente para que no comiera la basura de alimento que daban en Naemniki —explicó y dio un bocado a unos espárragos asados—. Ahora estás comiendo algo cocinado por Rata.

Erica observó sus platos con sorpresa, en uno había una porción de salmón con limón y papas asadas, en otro más pequeño una ensalada de espinaca con tomates cherry y, en otro plato aparte, unos espárragos con otras verduras que había visto a Fosa saltear.

Comió con curiosidad de probar algo cocinado por ambos, sorprendida ante los sabores. Vio a Fosa beber un sorbo de vino, comía despacio y con tranquilidad, sin prisa alguna.

—No entrenes los próximos días —dijo él de repente, luego de limpiar sus labios.

—Pero tengo que estar lista, queda cada vez menos tiempo.

—Para cuando llegue el momento vas a estar demasiado agotada como para pelear, y creeme que Gretchen va a aprovechar eso a su favor —explicó con su copa en la mano—. Estás herida y entrenás todos los días por muchas horas, aprovechá los siguientes días para preparar tu boda y descansar tu cuerpo. De lo contrario vas a morir, y me veré obligado a limpiar el cuerpo de otro aprendiz.

Erica se quedó en silencio y luego de un rato asintió, para después concentrarse en la cena. Había descubierto que los espárragos sabían realmente bien y el salmón de Rata era una delicia.

—¿Qué desayunás? —preguntó Fosa luego de retirar los platos para lavarlos.

—Depende, a veces una taza de café y a veces mate, acompañado de frutas y alguna galleta de avena o un budín, depende lo que haya preparado.

—¿De qué es el budín?

—Avena, azúcar mascabo y banana —respondió ella.

Él giró para verla y se apoyó en la mesada mientras secaba sus manos.

—Bien, día por medio desayuná con huevos. ¿Wolff dejó de hacerlo?

—¿Desayunaba huevos? —preguntó ella con sorpresa—. Solo toma café y come alguna que otra cosa que haya hecho yo.

—Sí, es necesario. Hacelo vos también, día por medio, y si podés conseguir yogurt griego mucho mejor.

—Está bien, voy a intentar... —suspiró Erica.

Rata apareció en la cocina hablándole a Fosa y se sorprendió al ver a Erica allí, sus expresiones fueron muy notorias y nada disimuladas, pero luego sonrió.

—¡Bombita, qué bueno verte! ¿Qué hacés en mi casa?

—Le doy de cenar, está comiendo para la mierda —se quejó Fosa.

—Una pena que hayas escogido a Wolff para casarte, esta casa pudo haber sido tuya —dijo con un suspiro y la despeinó con cariño—. Pero supongo que competir con semejante trozo de verga era imposible.

Fosa se ahogó con su vino y tuvo que toser un par de veces para poder respirar bien.

—No seas asqueroso —lo regañó.

—¿Qué? Si es la verdad, todo D.E.A.T.H. lo sabe —dijo Rata con una risotada y miró fijo a Erica—. Obviamente voy a ir a tu fiesta. ¡Adoro los casamientos! Amo ver al novio llorar al ver a la novia, si Wolff lo hace lo voy a tener filmado.

—¿Vas a ir a la despedida de Jack? —preguntó Erica con una sonrisa—. Sveta consiguió strippers rusas.

—¡Pero por supuesto, se me casa el llorón, obvio voy a ir! Y voy a secuestrar a este imbécil para que vaya —dijo con una sonrisa al señalar a Fosa.

—Yo no pienso participar de semejante barbarie.

—Vas a ir porque sino te voy a sedar y vas a despertar en la fiesta —amenazó Rata con su ceño fruncido.

—Y yo te voy a meter tres tiros en medio de la sien —gruñó Fosa con odio.

—¿Y quién te va a cocinar salmón? —añadió Rata con una sonrisa torcida.

—¿Qué te pensás, que no sé hacer un puto pescado de mierda?

—No te queda como a mí.

—Discuten como una pareja... —murmuró Erica con sus labios torcidos.

Ambos la miraron con odio al oírla, incluso con asco.

—Me gustan las mujeres, Bombita, soy heterosexual, súper heterosexual —gruñó Rata con molestia—, no soy como tu esposo o este imbécil.

—¿Y cómo soy yo, eh? —inquirió Fosa con asco.

—Dejate de joder, que te comiste varios tipos —escupió Rata.

—Sí, porque me pagaron por hacerlo, era parte de las misiones —gruñó Fosa—. A mí ni siquiera me atraen las personas sexualmente así que no me pongas en tu listita de fetiches.

—Siguen discutiendo como una pareja —se rió Erica.

—No hagas que te mate antes de tu boda —escupió Fosa.

Rata se sirvió una copa de vino para beber con un suspiro agotado, y luego de un rato de refregarse los ojos con cansancio se despidió de Erica para poder ir a dormir, pero a Fosa le enseñó el dedo de en medio para mandarlo al carajo.

Luego ambos se pusieron de pie, pues ya era tarde y deseaban descansar, por ello regresaron al auto, donde viajaron con la suave música de violín y el silencio de ambos, al menos hasta que Fosa habló.

—Si te sigue doliendo ponete frío en la zona —dijo y la miró de reojo—. Para bajar la inflamación, tomá algún analgésico para el dolor y no te olvides de descansar los siguientes días, no entrenes.

—Está bien, voy a descansar.

Bajaron la velocidad para frenar frente a la casa, donde él observó desde el auto hacia todos lados.

—Los tienen bien vigilados —dijo y señaló algunos puntos—. Tené cuidado, Bombita. Ahora andá con el sucio y llorón de tu novio.

Erica sonrió al despedirse de él, y con su bolso en mano bajó de allí para poder entrar en la casa. Necesitaba con urgencia darse un buen baño y relajar todos los músculos, pues su cuerpo entero dolía y estaba lleno de marcas por doquier.

Continue Reading

You'll Also Like

2.4M 226K 35
«¿Es posible enamorarse en siete horas?» *** Brenner está estresado, cansado y sin su dosis diaria de cafeína. Lo único que le faltaba era quedar at...
9.1K 1K 48
Modificando totalmente el final original, en esta historia,Esteban es condenado por asesinato y Márcia sigue con su vida reconstruyendo la relación c...
38.9K 2K 35
Elena Bianchi sabe que viene de una familia Ítalo-americana con orígenes dudosos, conoce perfectamente los movimientos de la mafia en Nueva York, gra...
28.2K 3K 65
Mi nombre es Zetaree. Soy la princesa Imperial de Nirvania de Norte. Y me acabo de casar. Me he casado con La Muerte. El hombre más temido y despiada...