Algunas cosas toman tiempo

By escritordefics

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La muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del... More

La tristeza nubló todo
Ultimo adiós
Decisiones
Recompensas
Padre e hijo
Aprendiendo a ser un dios
En apuros
Un aliado no deseado
Audiencia ante el consejo I
Audiencia ante el consejo II
No cuentes conmigo
Emociones desatadas
No estas solo... no estamos solos
Déjanos ayudarte I
Déjanos ayudarte II
Momentos
Nota de autor
Desaparecido
Se acaba el tiempo I
Se acaba el tiempo II
Revelado
Camino a seguir
Nueva responsabilidad
No, gracias
Explicaciones
Sin salida
Atrapado
Lecciones
Rescate
Buen recuerdo
Impacto
Secuestro
Consecuencias
Lejos de casa
Jackson
Sangre
Ausencia
Adversidad
Acercamiento
Reencuentro
Recuperación
Venganza I

Perseguido

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By escritordefics

N/A: El capitulo más largo hasta la fecha, las cosas solo van a mejorar.

Estaba harta, harta de una semana de sufrimiento y humillación. Lo que Percy había hecho con su caza en complicidad con Afrodita de ridiculizarlas como su fueran las criadas de Percy, la forma en como lo había disfrutado y como había osado en hacerla dormir en un sofá mientras el usaba la cama que le correspondía a ella fue sin duda denigrante. Se había propuesto vengarse de esta locura que Percy había llevado a cabo y cumpliría su promesa de no dañar a nadie más que a Percy por lo que había hecho. Luego arreglaría cuentas con Afrodita.

Le había seguido durante varios kilómetros a donde quiera que se dirigiera, también uso varias veces la transportación y por medio de un truco podía averiguar hacía donde había hecho el salto. No podía negar que Percy intentaba cubrir sus huellas donde quiera que iba. Se movía con rapidez y con sigilo, pero ella era la diosa de la caza y ninguna presa podría escapar al final.

Finalmente dio con el paradero final de Percy se encontraban en un bosque espeso y extraño para ella, el olor fuerte y antiguo de pinos eran embriagador, pero al ver que Percy no se movía del lugar sino que avanzaba con tranquilidad fue en busca de la caza y las transportó hacia donde estaba Percy, lo siguieron con cuidado y tomando una gran distancia hasta que llegaron cerca a un claro donde estaba Travis y un niño, el niño estaba entrenando mientras Travis le arrojaba cosas y este esquivaba los obstáculos pero no podía dar con sus flechas en las dianas. Sus cazadoras y ellas no pudieron evitar murmurar: niño inútil.

Siguieron avanzando perdiendo de un poco de vista lo que conversaban, pero podían ver que el niño que estaba entrenando Travis era cercano a ambos. Lo que sea que estuvieran hablando no iba a intervenir hasta que Percy estuviera solo porque si tocaba a Travis estaría rompiendo su juramento. Se maldecía a si misma por aceptar tan a la ligera esa condición. Verlos reírse de las fotos que Percy les estaba enseñando hasta revolcarse en el suelo sin duda hizo estallar en enojo a todas sus cazadoras, no podía hacer nada hasta que ella diera orden, pero todas ya tenían su arcos preparados. Artemisa no podía contenerse y estaba a punto de perder la razón al sentirse tan humillada de que Travis, el niño y Percy se burlaran de ellas.

—Gracias papá —esas palabras retumbaron en su mente Artemisa que hizo que soltara la flecha que tenía en su arco, todo sucedía en cámara lenta en ese momento, podía ver a Thalia abrir los ojos a mas no poder y decir: Nooooooooooooo. Pero en la mente de Artemisa había un pensamiento latente y que estaba explotando en su interior. Muerte. Todas las cazadoras avanzaron a la par de su señora hasta que estaba frente a un Percy que tenía una mirada mortal que bien podría hacer retroceder a todas, pero Artemisa estaba tan encendida que asesinaría al primero que osara siquiera decirle que se detuviera.

Percy estaba en plan protector con el niño que ahora estaba a cubierto detrás de un árbol y con Travis protegiéndolo de cualquiera que se atreviera a avanzar. Le hizo una seña a Phoebe quien dejó su arco para mandar unas instrucciones al grupo de cazadoras que se habían quedado replegadas cerca de Nueva York para que avanzaran hacia la casa de Sally y capturar al muchacho. Percy sabía que esto iba más allá de lo que podría llegar a controlar, pero ganaría tiempo para que Eskol este a salvo. Esta vez no tendría piedad.

Entonces Artemis dio la orden y la lluvia de flecha llovió sobre Percy. No podía importarle menos si alguna de esas flechas lo lastimaba, no iba a parar hasta traer sufrimiento sobre Artemisa y sus cazadoras.

—¡Cómo te atreves a tener un hijo a mis espaldas! —gritó Artemisa mientras chasqueaba sus dedos y sus cuchillos de caza aparecían sus manos, a su lado Thalia con serios remordimientos y dudas sobre la naturaleza del niño que había llamado papa a Percy avanzaba pidiendo a los dioses que no estuvieran firmando su sentencia de muerte. Percy no convoco su espada de kendo esta vez, sino una espada real con un filo mortal que hizo añicos las flechas que llovieron sobre el cuando la blandía para deshacerse de ella.

—Van a pagar con su vida por lo que acaban de hacer —la amenaza de Percy coincidió con truenos que parecían explotar sobre sus cabeza y dejarlas en un estado de confusión total. Que algunas de ellas no se percataron que Percy avanzó directamente sobre Artemisa y con un movimiento violento hizo chocar su espada contra sus cuchillos retumbando a tal potencia que la hizo retroceder y de no ser sostenida por sus cazadoras hubiera rodado contra un árbol sin más.

—No te tenemos miedo, pagarás por engañar a nuestra señora Artemisa —amenazó Phoebe quien empezó a disparar sus flechas a una velocidad increíble, pero no eran nada para Percy que con un chasquido convocó un muro de agua empujo a Phoebe estrellándola contra un árbol.

Artemisa no se quedó contenta con eso cuando con la ayuda de Thalia se puso de pie, sabía que estaba poniendo en una mala posición a Thalia con todo esto, pero simplemente no podía dejar pasar el hecho de que Percy había tenido un hijo a sus espaldas, siendo comparado con los dioses vulgares que no podía mantener sus pantalones ajustados. La batalla era brutal, las flechas llovían de todas direcciones, pero entonces paso algo que nadie esperaba, Percy tomo a una de las cazadoras y la puso delante suyo y flecha que llovía era flecha que terminaban ensartándosela a la cazadora hasta que Artemisa se dio cuenta, pero un poco tarde ya que la cazadora termino con unas cuantas flechas ensartadas antes de que Percy lanzara el cuerpo casi sin vida y continuara su camino hacia su siguiente víctima. Artemisa estaba impactada con lo que acababa de pasar y Thalia no tenía palabras para la brutalidad frialdad con la que Percy no había dudado en usar a la cazadora como escudo humano. Todas se pusieron al lado de su señora, espantadas con la imagen de que sus propias flechas habían acabado con su hermana.

En ese momento apareció Travis preparado con su arco preparado para atravesar a quien se atreviera a dañar a Percy. Sabía perfectamente que una de sus deberes dios-campeón era protegerse mutuamente, nunca Percy debería ser dañado era su trabajo y el nunca sería usado como sacrificio ya que Percy lo protegería. Artemisa se seco las lágrimas que tenía de manera ruda, ya no le importaba nada, no le importaba el juramento iba a terminar con la vida del hijo de Percy asi como su cazadora había muerto.

—Si desisten ahora, lo dejaré pasar —la voz de Percy era potente cual trueno y la lluvia empezó a hacer su trabajo. Artemisa miró a sus cazadoras, podía ver la furia en sus ojos y estaban con sus arcos tensado para seguir adelante. No se rendirían, por otra parte, Thalia tenía su mano sobre el hombro de Artemisa tratando de hacerla desistir, pero en esto no podía confiar en su teniente, ya que su corazón tenía debilidad por Percy. No románticamente, eso lo sabía.

—¡Jamás! La caza no se rinde, no retrocede, no perdona —esas palabras fueron suficientes para que nuevamente una lluvia de flechas surcara la lluvia, pero esta vez fue en vano porque Percy controlaba el ambiente y las flechas se estrellaron al suelo algunos metros por delante de donde estaban parados ambos.

Percy le dio un asentimiento a Travis y este soltó su flecha y empalo en el hombro a una de las cazadoras tirándola al suelo gritando de dolor. La flecha había ido con tanta violencia que literalmente había atravesado el hombro de la cazadora y clavándose en el árbol a unos metros. Todas estaban estupefactas por la forma despiada con la que estaban procediendo, no es que esperaban que se dejaran golpear, pero la furia en los ojos de Percy no había disminuido ni un ápice y se mantenía en guardia esperando que Artemisa hiciera algo más que solo mirarlo con rabia. Artemisa hizo una seña a las cazadoras para que se mantuvieran detrás de ella y avanzó, lenta pero decididamente gruñendo a cada paso sin siquiera mirar a Travis sino a Percy directamente.

—Puedo con las niñas —le susurró Travis a Percy mientras Artemisa se acercaba con sus cuchillos y ya estaba muy cerca de Travis y este no retrocedía ni un paso, no lo haría tampoco antes de que Percy le diera la orden de no intervenir. Finalmente, Artemisa tenía su cuchillo sobre el cuello de Travis, pero ni aun asi se movió.

—No esperaba menos. Hazlas trizas —la última frase fue el permiso para no contenerse, solo valía vencer y darles una buena lección. Artemisa estaba impresionada por un momento cuando vio la forma y relación que tenían ambos. Pero no podía simplemente dejarlo pasar, por lo que le hizo un ligero corte, pero Travis ni siquiera se inmutó.

—Tienes mucha confianza que podrás con mis cazadoras —Travis ni siquiera la miraba, eso la ofendía, las cazadoras seguían de cerca a su señora con sus cuchillos en las manos.

—No tienes idea de lo que podemos hacer —luego de ello a una velocidad increíble Travis avanzó hacia las cazadoras, tirando su arco desenfundó su espada y una a una fue repeliendo los ataques que recibía, sabía que con Thalia estaría en un poco de desventaja porque ella podía usar poderes por lo que le habían conferido como diosa menor, asi que se preparó para poder usar los poderes de su filiación con Percy como campeón para poder equilibrar las cosas.

Sabía que las cazadoras irían a muerte contra él y Travis haría lo mismo, por lo que empezó a olvidarse de sus prejuicios sobre lastimar a un grupo de chicas y empezó a cortar carne con el objetivo de dañar y inutilizar una a una, esta vez esta siendo un poco más precavido porque no quería que esto terminara en un mar de sangre innecesario por lo que no corto a matar, pero podía sentir que una a una gritaba de dolor y se arrastraban para poder a salvo. También uso un par de dardos tranquilizadores para acabar con algunas y en medio de eso también tuvo un par de tajos en su cuerpo.

Por su parte Percy y Artemisa iban de golpe en golpe, pero claramente Percy era el que menos estaba sufriendo con esto porque sus movimientos eran precisos y estaba jugando con la determinación de Artemisa, de reojo miraba a Travis para ver cómo se estaba desarrollando. No pensaba rendirse con Artemisa e iba a luchar contra quien sea para poder mantener a salvo a Eskol. La furia de Artemisa no bajaba en lo más mínimo al ver la determinación de ambos por proteger al niño. No quería excusas ni explicaciones solo quería respeto y que ese niño respirara era una ofensa que no iba a permitir sobrevivir. Para ese momento el resto de su caza ya debería tener al niño bajo custodia. Era difícil saberlo ya que el resto de su caza estaba sucumbiendo antes Travis.

—¡Nos vamos! —Artemisa retrocedió para darse cuenta que Percy la había cortado en varios lugares de manera profunda y empezaba a arder y doler. Artemisa trató de tomar por sorpresa a Travis, pero este se dio cuenta rápidamente y bajó la cabeza para luego contraatacar y dejarle un recuerdo a Artemisa en el pecho que de no ser por la armadura hubiera sido un tajo mortal y le dio su mejor sonrisa. —Pagarás por esto —Travis miró a Percy y fue él quien respondió.

—Estas lejos de poder con mi campeón —luego de ello ambos desapreciaron, trasladándose al apartamento de Sally y se encontraron con una Sally preocupada que no dejaba de llorar mientras Paul le consolaba.

—¿Qué paso aquí? ¿Están bien? —Percy se acercó rápidamente para ver si estaba bien o si estaba herida, pero ella negó rápidamente.

—Un grupo de chicas estuvieron aquí, casi tumban la puerta buscando a Eskol —le explicó Paul, Percy miró para todo lado y no dio con Eskol.

—¿Dónde está? —Percy empezó a abrir cuanta puerta había en la casa.

—Percy, se fue, por la ventana de su cuarto —la mano de Paul estaba sobre su hombro para darle un poco de tranquilidad.

—Rápido, activa el rastreador —Travis ni se lo pensó y activo el rastreador que había en la bolsa de emergencia que debía tener en su poder. Estaba en movimiento, rápido como estar corriendo.

—Parece que va en un vehículo —eso lo tranquilizó, mientras estuviera en movimiento sería difícil para la caza seguirle el ritmo porque ellas eran anticuadas.

—Veamos hacia donde va, necesitaremos a BlackJack —en su mente llamó a su amigo, no era muy afín a Eskol porque él no quería saber nada con los caballos extrañamente, pero seguramente en una situación asi cambiaría de idea.

—Sus ahorros se fueron, su bolsa y su arco también —eso tranquilizó completamente a Percy porque sabía que estaba siguiendo el plan de contingencia que le habían recalcado por años.

—Revisa el mapa —en el mapa había muchas banderas, pero solo una era la importante.

—Refugio de vida silvestre Great Swamp —Percy trató de recordar que era ese lugar exactamente. Travis ya tenía en su mano una tableta con imágenes del lugar con una sonrisa burlona.

—Realmente sabe cómo perderse —respiró hondo, ese lugar tenía todo lo que se necesitaba para que su hijo se escondiera hasta que el fuera a buscarlo.

—Digamos que le habíamos prometido ir próximamente —era la voz traviesa de Paul, que amaba salir con su nieto a nuevos lugares. Percy le dio una sonrisa agradecida, ellos habían cuidado tan bien de Eskol que no había forma en que pudiera pagarles por ello.

—Percy, debes traerlo a casa —le suplicó Sally, pero Percy dudo por un momento.

—Va a ser un poco difícil, Artemisa se enteró de él —todos se quedaron en un silencio sepulcral luego de saber porque las cosas se habían vuelto peligrosas para su nieto.

—Por lo dioses, no me digas que mi pequeño esta siendo cazado por ellas —Percy asintió, pero también sabía que en cualquier momento podía usar su carta contra Artemisa para dejarla sin poderes y acabar con ella.

—No te preocupes, teníamos un plan para esto, estará a salvo —Travis sentía que en cualquier momento los abuelos de Eskol podía colapsar de la angustia, pero después de ver como Eskol estaba procediendo sabían que estaría bien.

—BlackJack va rumbo al destino para mantenerlo lejos de la cazadoras —aseguró Percy luego de charlar con BlackJack a través del enlace que compartían.

—Deberíamos irnos —le sugirió Travis mientras Percy se mantenía un tanto apacible pensando en como castigar a la caza.

—Bromeas, nos vamos de caza, hay que darle un poco de ventaja, prepara las trampas y las flechas especiales —Travis sonrió con maldad y estaba a punto de desaparecer cuando en su tableta tenía un mensaje de un número desconocido.

—Tengo un mensaje de Katie —miró hacía donde estaba Sally, ese número solo lo sabían Percy y ellos, ella asintió con una disculpa en su mirada. —Va detrás de Eskol —Travis suspiró con un poco de alivio al saber que su sobrino no estaba del todo solo.

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No había tenido de pensar demasiado cuando había entrado en casa, Sally y Paul se preocuparon al verlo con la respiración agitada. No había tenido mucho tiempo para ellos, sabía que pronto podría estar tumbando la puerta para buscarle. Trató de tranquilizar a sus abuelos para que no entraran en pánico, el sabía lo que debía hacer en estas situaciones, Travis y su padre se lo habían repetido miles de veces, tanto que se había llegado a cansar de las previsiones que se tenía que tomar para estos casos. Trató de serenar su mente, pero era en vano, no podía, su mente corría a mil por hora por las cosas que había visto, ese fuego destructor en la mirad de Artemisa y el odio que había experimentado en su mirada cuando se había cruzado con la suya. No era normal. Pero también se había conmovido por la forma en que su padre no le mostraba la mirada aterradora que le dio a la caza, sino que le hablaba como siempre, con cariño y protección. El tío Travis había sido rudo con la chica que estaba en la puerta de la casa y cuando había escuchado su nombre supo que seguramente le había dolido hablarle asi, pero no había tiempo de parar, él debía estar con su padre para ayudarle a frenar a Artemisa.

Había cerrado la pureta de su cuarto con seguro para concentrarse por un momento y hacer todos las cosas que debía para estar preparado. Afuera estaba una aterrada Sally y un preocupado Paul que se dirigió hacia la puerta, pero no le era posible abrirla, entonces entendió de que se trataba todo, Eskol estaba en peligro, por lo que había tomado a Sally y la sentó en el sofá para tranquilizarla y decirle que es lo que estaba pasando y que debían estar listo para lo que sea que fuera a pasar. Eskol había destruido su alcancía y tomo todos sus ahorros, se había sentido agradecido de que había billetes y no demasiadas monedas, eran cumpleaños, mesadas y ese bono especial por el trabajo para Hécate que le servirían para sobrevivir si fuera necesario fuera de casa. Había sacado la mochila y reviso que todo estuviera allí, no necesitaba una tienda, solo su bolsa de dormir, comida enlatada y su arco. Era momento de irse. Tuvo algunas palabras con sus abuelos para decirles que por nada del mundo se asustaran, que no iban a poder traspasar el escudo que Percy había activado. Luego de ellos se había lanzado por la ventana, el vértigo le había estado matando el estómago, casi podía recordar las primeras veces que se había deslizado por allí, había vomitado desde la altura.

Paul y Sally se habían quedado a resistir la presencia de un grupo de niñas que exigían ingresar a la casa y que de no ser así tumbarían la puerta, estuvieron varios minutos en ese plan hasta que se dieron por vencidas y habían ido a revisar los alrededores. El niño se les había escapado. No podían permitir eso.

Tomó el primer taxi que encontró desocupado y luego de un buen argumento sobre que se le había hecho tarde para tomar el bus de la escuela para ir al campeonato de tiro con arco el taxista había accedido a llevarlo en esa larga distancia. Había visto la cantidad de billetes que tenía asi que no le preocupaba el pago. Empezó a concentrarse para encontrar serenidad y pensar en sus siguientes movimientos. Su padre siempre le había dicho que una vez que llegara se concentrara en dejar el menor rastro posible y se concentrara en ir a lo profundo del bosque hubiera escogido. Siempre habían ido a por un bosque porque era la forma más sencilla de perderse y Eskol se sentía en su elemento en esta clase de sitios. Empezó a revisar su equipo. Tenía 25 flechas en su carcaj, su arco estaba en optimas condiciones ya que le había cambiado la cuerda hace poco. Estaría preparado para lo que viniera mientras su padre llegaba en su ayuda.

De vez en cuando miraba hacia atrás para ver si venía alguna clase de auto sospechoso siguiéndolo, entonces la vio. Era la misma chica, Katie, la que estaba en la puerta de la casa de sus abuelos. Ella venía en un taxi a unos metros de donde estaba él. No sabía si sentirse a salvo o en peligro, no tenía tiempo para poder averiguarlo. Tenía un tiempo por delante antes de llegar a su destino y tenía que estar concentrado en lo que tenía que hacer.

Del otro lado en el taxi iba una extasiada Katie, quien hace mucho no iba en una misión real, esta vez iba en una persecución. Cuando había escuchado a las cazadoras hablar sobre como iban a matar al bastardo hijo de Percy Jackson había querido soltar un gritó, pero hubiera sido carne de la caza de Artemisa por lo que se mantuvo en silencio y quieta en su escondite, luego de ello salió corriendo sabiendo que en la casa de Percy había una vía de escape, que es la que había usado Travis en su momento, hace muchos años. Lo vio descender como si fuera la cosa más natural del mundo, con ese cabello rubio intenso y una mirada determinada encima, mirando a todo lado antes de correr hacia la avenida principal. Trató de seguirlo con sigilo, no quería alarmar a las cazadoras ni quería asustarlo, por lo que solo lo siguió de lejos hasta que lo había visto subirse a un taxi. No podía perderlo de vista. Sabía que si las cazadoras lo encontraban primero lo dañarían o peor aún, lo matarían. También se había subido al taxi siguiendo su destino. No sabía si le alcanzaría el dinero, pero sabía que no podía dejar al niño solo contra las cazadoras.

Pasó poco más de 1 hora cuando ya no escuchaba más el sonido ruidoso de la ciudad, pero no estaba del todo tranquila, ya que el taxi del hijo de Percy iba delante y empezó a ver las noticias cercanas, porque seguramente un grupo de cazadoras deslizándose por la carretera no iba a pasar desapercibido y entonces supo que se trataba de ellas cuando vio que se reportaba un grupo de ciclistas que avanzaban a gran velocidad por la vía donde ellos iban. Seguramente iban a tardar un poco más que nosotros, pero iban a legar indefectiblemente. No pudo evitar sentir ansiedad por lo que estaba por hacer, Sally le había dado el número de Travis y ella se había resistido por mucho tiempo en enviarle algún mensaje, pero esto era una emergencia, por lo que le envió un mensaje diciéndole que estaba siguiendo al hijo de Percy. Lo único que recibió fue un okey que le había desanimado totalmente, pero luego de unos minutos le llegó mensaje que le pedía que no le perdiera de vista, también le detallo el lugar hacia donde iba el niño, le dio el nombre del mismo y que esperaran, que la ayuda iba en camino.

Cuando llegó a su destino Eskol estaba calmado, con la concentración donde debía estar: sobrevivir hasta que su padre y el tío Travis llegaran a rescatarlo. Al taxista le dio más de lo que esperaba por lo que resultó agradecido y empezó a correr hacia la el bosque. Era momento para concentrarse en las cosas que eran importantes. Tenía en su bolsillo algunos trucos que Travis le había enseñado para poder perderse entre los árboles. Había algo con lo que no contaba, Artemisa es la diosa de la caza, entrar en el bosque era entrar en sus dominios, era darle la ventaja para que se moviera con sus cazadoras.

Después de varios minutos llegó Katie, podía ver un pegaso sobrevolando el área, sabía que se trataba del pegaso de Percy por lo que supo que todo estaría bien para Eskol, el nombre le sonaba tan raro. No se había molestado en preguntar sobre ello por mensaje a Travis ya que había sido corto y conciso y no era momento para otras cosas. Pero increíblemente leyendo las noticias del transito se percató que las cazadoras no estaban lejos del lugar por lo que empezó a correr también boque adentro para poder dar con el paradero de Eskol.

—¡Eskol! —Katie trataba de gritar lo más fuerte que pudiera para que le escuchara, pero era en vano, no recibía respuesta alguna. Gritó y gritó mientras corría por el bosque sin una dirección concreta, de vez en cuando escuchaba sonidos de movimiento que resultaban ser animales salvajes que se ahuyentaban de su presencia.

Katie sabía que Artemisa ya estaba en el bosque avanzando a un paso descomunal, no le sorprendía, eran sus dominios y los animales parecían sentirlo porque se abrían paso para despejar el sendero que tomaban. Ella no lo sabía, pero Eskol estaba subido en un árbol que estaba cerca de ella esperando y observando. Era consciente que no podía huir y darle la espalda a Artemisa y su caza quien de seguro le clavaría una flecha sin pensarlo. Eskol estaba camuflado entre las ramas con su arco preparado, entonces sintió el silbido particular de la flecha cortando el aire en su trayectoria. No lo pensó dos veces, esa flecha podría dañar a Katie y sabía que era una persona importante para su tía a pesar de que nunca lo había visto juntos, solo en fotos. Tensó su arco, espero a tener visión de la flecha y simplemente dejó salir la suya para ver como partía en dos la flecha que iba destinada a Katie.

Katie sintió el choque de dos flechas en su espalda y se asustó de pensar que iba dirigido a ella, pero luego levanto la vista ligeramente para ver a un niño serio y con los ojos afilados haciéndole señas para que no hiciera ruido y se refugiara detrás del árbol, solo para sentir que una flecha se clavaba en el árbol en cuanto se había puesto a cubierto.

—Percy y Travis vienen en camino, no tengas miedo —el niño la miraba un poco extrañado, no era precisamente miedo lo que veía en su mirada y eso la tenía un tanto asombrada.

—No tengo miedo, solo debemos resistir lo suficiente —su seguridad era lo que se necesitaba para estos momentos. —¿Tienes algún arma? —ella negó mostrándole solo un cuchillo para afilar troncos, no había venido precisamente con la idea de pelear con Travis. Le dio una sonrisa un tanto desalentadora mientras tomaba otra flecha.

—¿Sabés quien soy? —le preguntó un poco confundida de la naturalidad con la que le conversaba.

—Eres la chica que estaba fuera del apartamento de mis abuelos —no pudo evitar sonreír un poco, se notaba que no había pasado desapercibida la forma en que le recibió Travis.

—Katie —dijeron al unísono.

—Conoces mi nombre —el asintió mientras asomaba la cabeza para ver que como Artemisa y sus cazadoras se acercaban. Podía ver claramente que muchas estaban heridas y vendadas, pero su obstinación no tenía límites.

—Tío Travis me habló de ti alguna vez —ella se animó un poco cuando escucho eso. Quería preguntar más, pero escuchó los pasos del grupo de cazadoras que le estaban siguiendo.

—¡Sal de una buena vez pequeño bastardo! —la palabra le generaba molestia de solo escucharla, sabía que Percy no era su padre biológico, pero tal como había elegido a Atenea como familia mucha antes había elegido a Percy como padre aún sin las formalidades de la adopción, a Paul y Sally como abuelo y a Travis como tío. Eran la familia que había escogido y a la que amaba y le amaban. Elevó un pequeña oración pidiendo a su padre que no tardara o podría ser un poco tarde para ellos.

—Creo que me hablan —le dijo a Katie con una sonrisa dolorosa.

—No, no, no, le prometí a Travis mantenerte a salvo —le respondió con una seña para que se detuviera. Una flecha surco el aire para pasar cerca de donde estaba Eskol, pero este ni se inmuto, sino que movió ligeramente el cuerpo para esquivarla.

—Ahora mismo soy el único que tiene un arma que sirve para esto —ella sentía que estaba siendo un poco improductiva, pero no había venido preparada.

—Te matarán —le susurró. Eskol sabía que su padre no tardaría en llegar, había visto al pegaso sobrevolar el área, pero no se había atrevido a hacer la llamada para que aterrizara porque sabía que estas salvajes serían capaces de matarlo.

—Solo debemos ganar tiempo —le respondió mientras suspiraba para tomar valor, aunque sabía que sería regañado si sobrevivía a esto. Una figura miraba con atención lo que estaba por suceder, no podía pedir mejor escenario para hacer su aparición.

||||—||||—||||—||||

Lo habían perseguido por varios kilómetros, no había sido difícil seguirle el rastro y estaba dentro de su rango de alcance, Artemisa se había debilitado un poco para dar energía a sus cazadoras que habían sido heridas en combate y había perdido a una de ella por lo que Percy hizo al usarla como escudo. Le haría pagar por ello. Las cazadoras que estaban frescas iban al frente a toda velocidad para no perder el paso y no perderlo de vista, no se les iba a escapar. Mientras tanto su caza lloraba en silencio la perdida de su hermana, pero no iban a detenerse hasta vengarla.

Cuando finalmente estaban en el bosque supo que tal vez el niño no había sido del todo astuto para elegir su campo de batalla, estaba solo o por lo menos era lo que pensaba al no ver a Percy cerca, pero podía ver su pegaso sobrevolando el área, por lo que sabía que no tardaría en aparecer, debía aprovechar su oportunidad de capturarlo y hacerle pagar por los actos de Percy. De solo pensar en esa criatura se le revolvía el estomago pensando que era fruto de los deseos de Percy y seguramente su hermano tendría algo que ver en todo esto y también lo haría pagar, no podía ni imaginárselo revolcándose con alguna fulana.

No iba a permitir a ese niño vivir solo para que sea un recordatorio de la humillación a la que Percy la estaba sometiendo. Todo tenía sentido ahora, las veces que se ausentaba y pasaba largas horas fuera del radar. Como sonreía a la hora del almuerzo, seguramente recibiendo la ofrenda de su bastardo. Juro que haría pagar esto con su vida y que luego se encargaría de la mujerzuela que era madre de ese niño.

Su flecha tenía un objetivo, derrumbar a Katie, no dañarla, pero eso nunca sucedió cuando vio como otra flecha partía en dos la suya, le costo un poco saber de donde había venido la flecha y quedo impresionada y sus cazadoras igualmente, pero no iban a detenerse por ello. Le gritó que saliera y no obtuvo respuesta, solo podía escuchar el cuchicheo que de seguro tenía con la hija de Deméter, sabía que esto podía terminar muy mal.

—Primero que nada, no soy un bastardo. Soy Eskol Jackson, hijo de Perseo dios del Olimpo —cuando lo vio dudó por un momento sino se trataba de un hijo de Annabeth por la cabellera y los ojos verdes con toques plomizos. Se espanto de pensar que Percy estaba protegiendo aún con su vida eso y de como había mantenido su sonrisa para este niño. No era momento de dudar, no lo iba a permitir vivir.

—Estas en presencia de —trató de introducir Thalia al ver al niño y sintiendo que estaban cometiendo un terrible error.

—Si, lo sé. Artemisa, esposa de mi padre —esa palabras solo hicieron que la sed de muerte de Artemisa se acrecentara porque la estaba catalogando como esposa de su padre sin importarle nada más que eso.

—Ten cuidado con tus modeles niño —le advirtió mientras avanzaba un par de paso al frente, Eskol ni se movió o hizo algún movimiento, pero sentía que ansiedad se estaba peleando con su concentración.

—Ten cuidado con cómo me tratas —le respondió tensando su arco. No iba a dejarse avasallar.

—Eskol, baja tu arco, esto no es necesario —la voz de Thalia trató de convencerlo, había visto un par de fotos de la teniente de Artemisa y la relación con su padre, podía sentir respeto, pero no por ello iba a rendirse.

—Crees que confiaría en su "buena voluntad" ustedes son un grupo de niñas crueles, me atravesarían a la primera oportunidad —todas empezaron a reír de manera enferma, pero fue Phoebe quien se atrevió a decir algo.

—¿Cómo adivinaste? —y le lanzo una flecha a toda velocidad, que fue repelida por otra de Eskol quien no se atemorizaba de ello. Le quedaban 23 solamente. Katie por su parte mando un mensaje a Travis para decirle que finalmente se habían encontrado con Artemisa.

—Increíble — susurraron al ver que el niño partía sus flechas con sus disparen. Eskol tenía un pensamiento en su cabeza, jamás había dañado a una persona, siempre habían sido dianas y objetos sin vida como botellas y esas cosas, pero recordaba las palabras de su padre que le dijo que cuando se trataba de preservar su vida nada era mas importarte que seguir con vida aún a costa de la vida de otros. Cualquier que quisiera tomar su vida no merecía conservar la suya. Sin remordimientos.

—¿Qué harás cuando finalmente se acaben tus flechas? —sabía que ese momento podía llegar rápido y sabía que las cazadoras se estaban moviendo para rodearle, por lo que no podía seguir mucho tiempo en ese lugar.

—Pelearé —le respondió mirando como todas tenía una seguridad de que le iban a vencer.

—No tienes oportunidad —le respondió la orgullosa esposa de su padre mientras acariciaba su arco.

—¿Quién dice que ustedes la tienen? Ya vieron lo que mi padre y Travis pueden hacerles ¿creen que saldrán de aquí con vida si algo me sucede? —todas estaban resoplando con indignación sabiendo que habían perdido a una hermana en combate por sus propias flechas.

—¡Cómo te atreves a amenazarnos! —todas ya tenían sus arcos tensados, pero nadie dispararía hasta que Artemisa diera la orden.

—¡Entregate ahora maldita escoria del mar! —Artemisa no se atrevía a atacar sabiendo que con la puntería que el maldito mocoso tenía bien podría reducir a la mitad de su caza.

—¡Eskol Jackson no se entregará jamás, peleará hasta el final! —nunca supo de donde había sacado esa valentía, pero estaba preparado para usar cada grama de entrenamiento para sobrevivir a esto.

—Que asi sea entonces —no esperó a que ellos hicieran el primer ataque cuando dejó salir su flecha rumbo a la pierna de Phoebe quien cayó aparatosamente mientras todas avanzaban detrás de su señora.

Era lo que Artemisa temía, este niño no iba a dudar en lastimarlas, por lo que usando su habilidad con el arco empezó a dispara a tal velocidad que Eskol tuvo que ponerse a cubierto detrás del árbol. Las cazadoras gritaban de entusiasmo mientras iban cercando al engendro de Percy sabiéndose ganadoras, pero no contaban con la llegada de Percy quien apareció con una columna de agua y dos espada en mano chocando directamente con el arco de Artemisa partiéndolo en dos. Las cazadoras fueron empujadas por la columna de agua y rápidamente recobraron el sentido y corrieron para ponerse a la par de su señora. Una lluvia de flechas dirigidas hacia el niño que había salido al encuentro de su padre. Travis se encargó de usar una columna de agua para disipar el ataque.

—¡Fuera de aquí, llevátelo Katie! —Travis había hablado con Percy sobre que podían confiar en Katie para que cuidara de Eskol mientras ellos se encargaban de Artemisa.

—¡No! esta vez me quedaré a pelear —la obstinación de Eskol era increíble y Percy no tenía tiempo de discutir, por lo que le señaló una posición y él ya sabría lo que tenía que hacer. Travis por su parte sacó uno de sus cuchillos de caza y se lo lanzó, ella le sonrió y se colocó cerca de Eskol para poder protegerlo.

—¡Vamos a acabar con esa alimaña! —la voz de Artemisa era de pura ira y sus golpes eran furiosos, tanto que Percy debía usar ambas manos para poder sostener su espada.

—Van a arrepentirse de esto, Artemisa. Estas viviendo tus últimos minutos como deidad —esas palabras hicieron que Artemisa se quedara helada, no podía creer que iba a usar eso en su favor.

Podía ver como Travis estaba dándoles un mal momento a las cazadoras de Artemisa golpeándolas a voluntad mientras ellas apenas dañaban la armadura de Travis. En ese momento no sintieron lo que estaba pasando con Katie y Eskol. Sus sentidos reaccionaron a la presencia de presencias divinas. Brillaron en el lugar Atenea y Apolo.

—¡Artemisa! —gritó Apolo yendo hacia donde estaba Artemisa y separándola de Percy. Travis se detuvo a la voz de Apolo. Pero era Atenea quien tenía el nudo en la garganta. Un nombre cubierto con una capucha rustica tenía a Eskol con un cuchillo entre la garganta. Katie estaba noqueada contra un árbol.

—¿Qué demonios estas haciendo? ¡Detente! —la voz de Atenea no dejaba lugar a dudas de que estaba dispuesta a todo con tal de salvar a Eskol. Percy estaba tentado a avanzar y liquidar al sujeto, pero podía sentir su aura divina y no quería que pudiera lastimarlo, no podría superar perderlo.

—Suéltame ¿Quién eres y que quieres? —Eskol tenía un nervio encima que podía perder todo el valor que había reunido, pero sentía que las lágrimas se estaban reuniendo en sus ojos de pensar que podría ser su ultimo momento con su padre.

—Yo soy tu padre —todo mundo se quedo helado con lo que acababa de escuchar. Percy sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera de esta manera.

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