Factura al corazón © DISPONIB...

By sophiatramos

5.1M 337K 121K

DISPONIBLE EN ESPAÑA Y LATINOAMÉRICA POR NOVA CASA EDITORIAL 💕 --- ALGUNAS DEUDAS SON PARA TODA LA VIDA. Em... More

¡DISPONIBLE EN FÍSICO!
Anuncio importante
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31 - Especial: Responsabilidades
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35 [Final]
Epílogo
POR SIEMPRE EMMA

Capítulo 20

90K 7.9K 2.1K
By sophiatramos

[¡En el ring!, digo, en Multimedia: Hannah (alias la rubia sensual), Matt (con su arma mortal) y Emma (desesperada)]

Empiezo a sentirme nerviosa cuando pienso en los sucesos recientes. Vaya, he llevado todo esto demasiado lejos a causa de mi maldito orgullo. 

¿En qué estaba pensando cuando accedí a ese estúpido sitio web de citas de emergencia para conseguirle esta rubia tan sensual a Matt?  Es como dispararme en el pie. Encima hice que pagara por sus servicios. Soy lo peor de lo peor. 

¿Y qué si termina gustándole de verdad? ¿Qué tal si Matt no es quien dice ser y solo está jugando conmigo? Soy un conquiste difícil, tal vez lo mantengo entretenido. 

Abro la boca para respirar, ya que mi nariz no me está respondiendo bien. No puede ser posible. Yo, la líder del escuadrón de los locos desquiciados, está siendo traicionada por su propia insania. 

—Matt—la voz de Jane me saca de mi lucha interna—. Ve a recibirla con Isabella, así lo creerán más. Nosotras le daremos instrucciones antes de que entre. 

Matt asiente con un movimiento de cabeza. Corre hacia la parte trasera del jardín, donde imagino está la puerta de la cocina que conecta con el salón de reuniones. 

Yo estoy loca, no hay cura para mí. Pero Matt... ¿En qué estaba pensando él cuando accedió a hacer esto conmigo? Si yo estuviese en su lugar, no me hubiese aguantado todo esto. Ni siquiera tiene necesidad, tiene todos los atributos de un galán de ensueño para conquistar a la chica que desee. 

Después de todo esto, ni siquiera puedo verlo como un príncipe encantado. Es un chico real, con quien podría tener una relación de verdad si quisiera. O al menos eso parece. En verdad espero que no esté jugando conmigo.

—Emma—Jane me habla, pero estoy absorta en mis pensamientos—. ¡Emma!—agarra mi brazo para girar mi cuerpo en dirección a ella haciéndome reaccionar—. Tenemos dos minutos para decirle a esa chica qué tiene que hacer, así que, ¿le dices tú o le digo yo? 

Cielo Santo, Jane es más competitiva que yo. Está seria, enfocándose solo en completar la misión de esta noche, aun cuando estemos usando a su hermano como un medio. Me pregunto si esto de verdad será por venganza o quiere ayudarnos. No creo que sea tan maligna como Matt piensa que es. 

—Yo le digo—respondo. 

Justo cuando estamos por emprender camino hacia donde está Hannah, quien observa encantada la fachada de la casa, siento que alguien agarra mi brazo para tirar mi cuerpo hacia atrás. 

Mis labios son capturados por los labios de alguien que conozco bien y que siempre que me besa me deja sin aliento. 

Cuando logro recuperar el aire, abro los ojos para encontrarme con mi nuevo color de iris favorito y la sonrisa más cautivante que he visto en mi vida. 

—Esperaré ansioso ese beso que prometiste—es mi sensual, pero desobediente sirviente, que tiene un poder mágico para detectar cuando no me encuentro bien—. Vamos a ganar esto—junta sus labios otra vez con los míos haciendo una suave presión, pero se separa más pronto de lo que quisiera. 

Y huye otra vez, hacia la parte trasera del jardín desapareciendo entre la oscuridad. Lo veo irse con una sonrisa de inepta e imagino esta vez que los animalitos eufóricos de Blanca Nieves bailan a mi alrededor. 

—Emma...—resuena la voz fastidiada de Jane a mi lado. ¡Oh, Jane! Hasta se me olvidó que estaba ahí y por lo que noto, a Matt en realidad no le importa que su hermana vea sus muestras de afecto hacia mí. 

Reacciono. Recupero la postura de líder y asiento con un movimiento de cabeza. 

—Hagámoslo, Jane—alzo mi mano para mostrarle mi palma, un gesto que aprendí recientemente de Matt. Demonios, pasamos tanto tiempo juntos que ya se me están pegando sus mañas también.

—Así se habla—choca la palma de mi mano, tremendamente emocionada. 

Juntas, como el escuadrón de locas desquiciadas que somos, seguimos por todo el jardín hasta llegar a donde está Hannah, quien ya ha empezado a caminar hasta la puerta principal de la Mansión Sinclair. 

Nos posamos, cada una a un lado de ella, para caminar a su ritmo. 

—De acuerdo, amiga, éstas son las reglas—informo a Hannah, quien ahora me mira con confusión—. No puedes abrazarlo, ni besarlo, ni tocarlo, ni mirarlo, ni respirar sobre él...

Hannah no tiene ni idea de quién soy. Me ignora por completo sin detener el paso. Percibo que es muy profesional y se está enfocando en cumplir con su trabajo de esta noche. 

—¿Y quién eres tú? ¿Su novia?—dice totalmente seria—. Me dijeron que es gay y que no quiere que sus padres se enteren, por eso estoy aquí. 

—Mi hermano no es gay—declara Jane antes que yo pueda decir algo más. ¡No, acaba de arruinar mi única oportunidad de impedir que Hannah haga algún intento sobre Matt!—. Y nuestros padres fallecieron hace cinco años. 

No puedo creer cómo Jane está arruinando todo y ni siquiera hemos empezado. Hannah detiene el paso.

—¿Disculpa?—pregunta cruzada de brazos, desconcertada ante lo sus oídos le permiten escuchar.

—¡¿Por qué no le dices también que está soltero?!—escupo las palabras de muy mal humor, percatándome luego, que soy yo quien ha revelado la verdad más importante de todas. 

Jane se encoge de hombros un tanto arrepentida. Cielos, esto no está yendo nada bien.

—Hannah—la detengo justo antes de que toque el timbre de la mansión—. Fui yo quién te contrató, lo único que debes saber es que tienes una academia de yoga en la cual eres instructora y que debes pretender hoy que Matthew y tú se gustan, ¿me entiendes?

Hannah nos sonríe fervientemente.

—Claro—entonces toca el timbre de la mansión—. Será más fácil ahora que sé que no es gay. No se sentirá para nada incómodo conmigo.

Trago saliva sintiéndome nerviosa. Oh no, me está empezando a doler el brazo, es el primer síntoma de que se avecina un infarto. 

—Para serles sincera, cuando vi la foto de él me dio pesar saber que era gay, pero ahora que sé que no lo es...—Hannah habla con mucha confianza. Tiene el autoestima por las nubes—. Que se prepare para la "súper divertida Hannah"—ríe como idiota tocando nuevamente el timbre.

¡Maldita sea, se me va a salir el corazón de la caja torácica!

Jane preve que la puerta está por abrirse y se apresura en correr por detrás de la espalda de Hannah para empujarme con su brazo lejos de la entrada, para que nadie nos vea. 

Las oraciones "ahora que sé que no es gay" y "súper divertida Hannah" han hecho que me olvide de cómo respirar en frecuencias normales. Lo que quiero decir es... estoy hiperventilando. Respiro aceleradamente inhalando más aire de lo que mis pulmones me permiten inhalar y exhalando más rápido de lo que es saludable para ellos. Hasta pareciera que estuviera en labor de parto. 

Las voces resuenan fuerte en mi cabeza. 

—¡Hola bomboncito!—se escucha la voz animada de Hannah diciéndole a Matt como si lo conociera de toda la vida y en verdad, se gustaran. 

—¡Eh, calabacita!—se escucha la voz de Matt, también muy animado. 

Oh por Dios. ¿'Bomboncito'? ¿'Calabacita'? ¡¿Y esos apodos qué?! ¡¿Pero qué demonios he hecho?!

Hiperventilo con más fuerza. Mis pulmones empiezan a reclamarme por tanto aire. Inhalo, exhalo, inhalo, exhalo...

—Emma—dice Jane en un tono bajo a mi lado dándose cuenta de la crisis respiratoria en la que me encuentro—. ¡Emma! ¡Enfócate!—exclama girando mi cuerpo hacia ella para que la mire. 

Entonces, alza la mano y la lleva hasta mi mejilla para darme una cachetada. Una tan fuerte que hace que reaccione y empiece a respirar normalmente de nuevo. 

—Gracias—siento que mi mejilla se empieza a calentar a causa del golpe.  

Nos deslizamos por la pared para asomarnos y enterarnos mejor de lo que está sucediendo. Mis ojos solo alcanzan a observar a Matt rodeando a Hannah con un brazo para invitarla a entrar a la casa. Isabella está ahí también. 

—Vaya, vaya, sí hay una Hannah después de todo—escucho los susurros de Isabella cuando Matt y Hannah entran a la casa. 

La puerta se cierra de un tirón. 

—Vamos—Jane me toma de la mano para arrastrarme hasta la entrada principal. Espera unos segundos en los que saca una llave del abrigo que trae puesto y la introduce en la perilla de la puerta para abrirla. 

La tira hacia atrás, examina que no haya nadie y nos adentramos juntas para correr hasta el salón de reuniones.

Pongo un pie dentro del salón. Lo primero que veo es a Matt caminando con Hannah muy cerca de él mientras intercambian una sonrisa y él la rodea con su brazo. Demonios, ella es muy alta y con esos tacones es casi del mismo tamaño de él. 

—Oh por Dios, se ven muy bien juntos—empiezo a hiperventilar de nuevo, lo que hace que Jane me tome del brazo por segunda vez y me arrastre fuera del salón para tratar de serenarme antes de entrar. 

Me agarra ambos brazos y clava sus ojos azules en mí. 

—Emma—dice, pero sigo respirando como enferma—. ¡Emma!—alza su mano otra vez para darme una segunda cachetada en la otra mejilla, que no estaba roja—. Emma, escúchame. Matt solo está pretendiendo con Hannah. Lo conozco bien y está interesado en ti, así que enfócate que tenemos un juego que ganar. 

Asiento con un movimiento de cabeza. Tiene razón, hemos llegado demasiado lejos. No puedo permitir que mis celos arruinen todo ahora. 

—Ahora sí—prosigue Jane—. ¿Lista?

Asiento de nuevo. 

—Bien, espera aquí—ordena. 

Entra al salón. Se tarda unos minutos que me parecen eternos, pero que aprovecho para serenarme del todo. "Matt solo está pretendiendo", me repito mil veces en mi cabeza las palabras de Jane que me reconfortan. 

Jane sale en ese momento. 

—Terreno seguro, ven—dice. 

Suavizo el rostro. Finjo una sonrisa mientras entro al salón de reuniones. Hannah, con Matt a su lado, está estrechando la mano de Joseph, que mantiene su brazo alrededor de la cintura de Isabella. 

Relájate, Emma, solo se están presentando.

—¡Oigan miren, volvió la estríper!—grita alguien desde el fondo de la habitación, a lo que Jane abre mucho los ojos. Sabe que están hablando con ella. Una gran multitud empieza a aplaudir. 

Las miradas, incluyendo las de Isabella, Joseph, Hannah y Matt, caen sobre nosotras. Jane sonríe con picardía. 

—¡Sí, wuju! ¡Si te callas te regalo un baile más tarde!—grita al hombre que es un total desconocido para nosotras. 

Hago mi mejor esfuerzo para no reír y mientras tanto, aprovecho el momento para conectar mi mirada con la de Matt, quien me regala una sonrisa muy tierna sin que nadie se dé cuenta. 

Edward, el mayordomo, llega hasta la pequeña reunión de Hannah con los demás. Lleva una bandeja en sus manos con unas copas de cóctel que parecen un cono invertido. En ellas, un martini muy caro está servido con una aceituna. 

Los cuatro toman una copa de la bandeja y la chocan entre ellos intercambiando sonrisas. 

Edward los abandona posteriormente. Camina hasta donde estamos Jane y yo, todavía con la bandeja en la mano. Quedan tres copas. 

Llega, Jane toma una, yo tomo otra. Edward echa un vistazo hacia atrás con disimulo para luego arreglarse la garganta. 

—¿Cómo va todo?—le pregunta Jane revolviendo su copa. 

—Bien, la rubia sensual habla de su academia de yoga—replica Edward como si estuviese enterado de todo. ¡Oh por Dios! ¡Jane lo involucró en esto también!

Es mi turno de revolver la copa, intentando no parecer sorprendida. 

—Excelente, gracias Edward, me mantienes informada. 

Edward asiente con la cabeza, hace una reverencia y nos abandona. Arreglo mi garganta forzadamente como esperando una explicación. 

—Oh—dice Jane sonriente—. Está de nuestro lado. 

—¿Cómo lo sabes?

Jane revuelve de nuevo su copa. 

—Créeme, está de nuestro lado—responde. No puedo ni pensar en qué cosa tan malévola le haya hecho al pobre Edward—. Salud—murmura chocando mi copa para enfocar sus ojos de nuevo en la pequeña reunión con Hannah. 

De acuerdo, todo va bien. Todo está tranquilo. Solo tenemos que mantenerlo una hora más así hasta que Hannah se retire para ganar esto. 

—Así que... ¿de dónde la sacaste?—Jane me pregunta acerca de Hannah. 

—"citasdeemergencia.com"—respondo un tanto avergonzada. 

Jane suspira. 

—Definitivamente accederé a ese sitio web hoy—declara haciéndome soltar una pequeña risa. Accederá para buscar una cita con un hombre, claro.

De pronto, notamos que Isabella se aleja un poco de la reunión, alza su copa y empieza a golpearla con algo que no logro reconocer qué es. Parece como que quiere atraer la atención de todos. 

—¿Un brindis?—susurro a Jane.

Ella asiente.

—Sí, lo hace todos los años—responde—. Tranquila, solo hablará maravillas de Joseph durante unos siete minutos y se callará. 

Isabella sigue golpeando la copa hasta que consigue captar la atención de todos los invitados. Entonces, muestra su perfecta sonrisa a todos, acercándose a Joseph para agarrar su mano. 

—Estimados invitados—declara con confianza—. Primero que nada quiero darles las gracias por estar aquí hoy, sé que fue una premura, pero...

¿Premura? ¿Por qué no mejor admites que los obligaste a todos a venir hoy con la ayuda de tu intensidad? 

Bebo un sorbo de la copa. Jane hace lo mismo. 

—Pero me alegra que todos estén aquí—mira a los ojos de Joseph—. Pensé que los días más felices de mi vida eran cuando empecé a salir con Joseph, pero ahora que nos hemos comprometido y estamos viviendo juntos, ahora sí sé lo que es la felicidad. 

Mi rostro se suaviza. A pesar de ser intensa, inquisidora, estricta, posesiva y sobre-protectora, Isabella es una gran mujer. Sé que cada palabra sale del fondo de su corazón porque ama a Joseph sinceramente. 

La expresión de Joseph se enternece. Él también está profundamente enamorado de ella, se les nota hasta cuando están separados. 

—Joseph trabaja muy duro para sacar esta familia adelante, se merece esta fiesta y más—prosigue Isabella—. Estoy muy feliz hoy, porque esta familia, que ahora es nuestra, celebra este momento tan especial para mi maravilloso prometido. 

Pero cuanta paja habla esta mujer. 

—Quiero aprovechar este momento también para darle la bienvenida oficial a una persona muy especial que recientemente se unió a nuestra familia. Es mi mejor amiga: Emma—dice, me señala y todos enfocan su atención en mí, lo que me hace sentir un poco avergonzada—. Emma, querida, ven acá. 

¡Maldita sea, no! ¡Por favor no!

No tengo oportunidad de protestar. Jane me quita la copa de la mano para luego empujarme hacia adelante. 

Sin ninguna alternativa, camino muy insegura hasta donde está Isabella, que mantiene un rostro de ternura y su mano extendida esperando pacientemente hasta que llegue y la agarre. 

Examino todo el lugar mientras alcanzo a Isabella. Joseph está que quiere llorar. Jane se ha tomado su copa entera de un tirón y Edward corre hacia ella para brindarle más. Hannah sonríe acomodando su cabeza sobre el hombro de Matt, quien no le está prestando atención porque tiene sus centelleantes ojos clavados en mí mientras camino. 

—Ven, querida, que no te dé pena—Isabella mueve su mano apresurándome. 

¿Pena? No es pena. Es solo que dudo mucho que a este montón de extraños les interese saber que me he unido a la familia Sinclair porque tú me obligaste a venir contigo. 

Llego, pero Isabella en vez de agarrar mi mano, me rodea con su brazo entero para abrazarme y apoyar su cabeza sobre la mía denotando afecto. 

—Esta chica... esta preciosa chica que tengo aquí a mi lado—me abraza más fuerte. No puede ser, ¿ya está ebria?—. Es hermosa, inteligente, talentosa y se merece un príncipe azul como el mío a su lado—mira en ese momento a Matt, quien quita sus ojos de encima mío y se dedica a sonreírle a Hannah. 

¡Oh, demonios! ¡Isabella sabe lo que estamos haciendo o por lo menos sospecha! ¡Es demasiado astuta! ¿Pero cómo?

Trago saliva. 

—Isabella, ¿ya bebiste demasiado?—susurro a su oído.

Ella ríe como idiota y me abraza más fuerte. 

—¡Querida! ¡Estoy tan feliz de que seas parte de nuestra familia!—me suelta. 

Con ojos de terror, corro hasta donde está Jane, quien se percató de lo mismo que yo y se acaba de tomar de un tirón otra copa. 

—¿Viste eso?—le susurro preocupada. 

—¿Qué si lo vi?—Jane le agita la mano a Edward para que le traiga otra copa—. Oh, pobre. Ella no sabe con quien se está metiendo. 

Alza su copa, la golpea con un bolígrafo que Edward también le pasó y sonríe a todo el público. 

—¡Invitados, yo también quisiera hacer un brindis por mi hermano Joseph!—exclama. Intento gritarle desde mi puesto que se detenga, pero ya se ha adelantado demasiado. 

Edward nota mi rostro de genuino tormento, por lo que me ofrece una copa que también me bebo de un tirón. 

—¡O podrías bailarnos de nuevo!—grita un hombre desconocido desde el fondo. Me tapo la boca para no reír. Edward hace lo mismo. 

—¡Baile no!—Jane protesta con desagrado—. Brindis—sonríe mostrando su copa al mismo tiempo que camina alrededor de Isabella, Joseph, Matt y Hannah.

Isabella se cruza de brazos. No se esperaba eso. Vaya, vaya, Jane es una difícil contrincante para ella. 

—Estoy tan enamorada de la relación de mi hermano Joseph y mi cuñada Isabella, definitivamente son el uno para el otro—hace su mejor intento porque se le humedezcan los ojos y lo logra. Entonces, se dirige hacia Joseph quien también está por llorar y lo abraza. 

Coloco mi cabeza sobre el hombro de Edward escondiendo mi rostro que está por explotar de risa. Él, en cambio, está manejándolo mejor, pero trae una expresión divertida. 

—Feliz cumpleaños, hermano mayor—dice mirando a Joseph directo a los ojos. Luego se separa y se dirige a Isabella para abrazarla también—. Y tú, cuñada, esta fiesta no hubiese sido posible sin ti, me alegra que vayas a ser la esposa de mi hermano. 

No puedo más. Exploto de la risa en el hombro de Edward, quien se voltea para soltar la risotada también. 

Demonios, Isabella está tan fastidiada. Se separa de Jane, parpadeando rápido sin parar, pero pretende estar tan emocionada como ella. 

—¡Y...!—exclama Jane asustando a los invitados—. Quiero también aprovechar esta oportunidad para presentarles a alguien que esperamos se una a nuestra familia—finge una risa, como imitando a Isabella—. Y no se trata de Emma. 

Oh por Dios, esto está por ponerse muy bueno. 

Isabella gime de la impresión. No se esperaba esto para nada. 

—¡Hannah!—exclama Jane como una loca y extiende su mano hacia Hannah—. Ven acá, querida, no tengas pena. 

Hannah no entiende ni qué rayos está sucediendo. Observa a Matt, que también está aguantándose la risa, pero le asiente con un movimiento de cabeza como indicándole que todo está bien. 

Joseph, que tampoco es idiota, se ha percatado que algo está pasando, pero no dice nada. Está disfrutando tanto el espectáculo como todos los demás. 

Hannah, con la ayuda de sus largas piernas, alcanza a Jane, quien se la está jugando tan bien a Isabella y se ha ganado mis totales respetos esta noche. 

Jane no la abraza, Hannah es mucho más alta que ella así que eso no es una buena idea. 

—Esta chica... esta chica que tengo a mi lado...—usa las mismas palabras de Isabella para atacarla. Agarra la mano de Hannah, quien está totalmente desconcertada, pero es tan profesional, que finge que sabe todo lo que está pasando—. Esta chica es... es...

¡No sabe ni qué rayos decir de Hannah porque no la conocemos ni tampoco nos cae bien!

Jane alza un dedo índice, haciendo tiempo para buscar las palabras apropiadas, pero pareciera que nada llega a su mente. Así que, según lo que intuyo, está por inventar. 

—¿Es qué, Jane?—pregunta Isabella haciéndose la interesada. 

Jane sonríe nerviosa, pero después recupera la compostura.

—Es hermosa, atlética...—está pensándolo demasiado—. Pero lo más importante aún, es digna de merecer el corazón de mi hermano menor: Matthew. 

Cielo Santo, Matt tampoco sabe dónde meter la cara, así que pretende que está feliz. Intercambia una mirada sagaz con Joseph como dándose apoyo mutuo para no soltar la carcajada y hacer el ridículo enfrente de todo el mundo. 

—Así que, creo que lo único que quiero decir es...—Jane clava sus ojos en los de Hannah—. De todo corazón, Hannah, espero seas mi nueva cuñada. Eres... todo lo que...—bebe de su copa—. Soñamos para mi pequeño hermano—sonríe vencedora—. ¡Salud!

Estoy atónita. Jane, junto con su mente maestra, se acaba de convertir en mi nuevo ejemplo a seguir. La observo con admiración mientras camina hacia donde estamos Edward y yo. Trae la más sincera sonrisa de victoria que le he visto jamás. 

Percibo el aura de Isabella desde la distancia. Es rojo, el color de la ira y los zapatos de tacón de Hannah. Aun así, hace como que no le importa lo que acaba de suceder. Dibuja una sonrisa en su rostro acercándose otra vez a Joseph, Matt y Hannah para seguir conversando como si nada hubiese pasado. Oh no, la conozco bien, está planeando algo malévolo. 

Entretanto, Jane toma su cuarta copa, si mal no llevo la cuenta, de la bandeja que trae Edward en las manos. Me pasa una también, sabiendo que lo necesito con urgencia. 

Estamos relajadas. El martini ha hecho su efecto en nosotras, no embriagándonos, pero manteniéndonos muy alertas a lo que pueda suceder. O al menos eso le gusta pensar a la Emma borracha.

Noto que Isabella le ha empezado a sonreír a Hannah. Acerca su boca al oído de ella, parece que hace un chiste y las dos ríen al mismo tiempo. Hannah, entonces, vuelve a su posición original que era al lado de Matt, lo rodea con su brazo y empieza a acariciarle la espalda con la mano. 

El furor envuelve mi interior lo que me hace agarrar la mano de Jane en busca de consuelo.  

—¿Por qué le acaricia la espalda de esa manera?—le susurro. 

—Relájate, no es nada del otro mundo. 

Continúa acariciando su espalda bajando su mano hasta la cintura. Le hace unos círculos con sus dedos, lo que hace que él sonría placenteramente.

"Matt está pretendiendo, Emma, relájate", me consuela por primera vez mi subconsciente, sintiendo lástima por mí, creo.  

Su mano sigue bajando. Empiezo a comprender sus intenciones. ¡Oye amiga, detente ahí, estás adentrándote en un terreno muy peligroso!

Mi mano, en cambio, aprieta cada vez más fuerte la de Jane. 

Hannah hace ese jueguito con los dedos sobre la parte más baja de la espalda de mi sensual sirviente, lo contempla llena de deseo y sigue bajando la mano. 

—Emma—dice Jane a mi lado sonando dolorida—. Me estás... lastimando. 

Suelto su mano sin darme cuenta cuánto la había apretado. Airada, presto más atención a Hannah. ¡Su asquerosa mano sigue bajando! Y sin más preámbulo, ¡la pone encima de uno de los glúteos de Matt para apretarlo! Él da un salto en su lugar, la mira aterrado con ojos muy abiertos y se echa hacia un lado. 

Quiebro la copa que tengo mis manos, de lo fuerte que la he apretado. Jane, petrificada por lo que sus ojos acaban de percibir respecto a su hermano y mi inconcebible fuerza para quebrar un copa, agarra mi mano que está temblando de la ira que me consume. 

—Emma...—intenta serenarme. 

—Hoy muere esa maldita—tiro a un lado los restos de vidrios que quedaron sobre mi palma. Dispuesta a empezar a correr para agarrar de las greñas a Hannah, Jane se apresura para abrazarme, deteniéndome—. ¡Suéltame, la voy a matar!—intento zafarme sin importar quién esté viéndome. 

Entre ella y Edward, me agarran de la cintura alzando mi cuerpo para trasladarlo hasta la salida del salón de reuniones. 

—¡Emma, olvidaste tomarte tu pastilla para el control de la ira, te dije que hace un terrible efecto con el martini!—grita Jane mientras salimos, tratando de justificar mi conducta indeseable y que no se note que estoy que ardo en rabia porque, ¡esa maldita rubia acaba de tocarle el trasero a mi sensual sirviente!

Estando fuera del salón, en el pasillo donde casi nadie nos puede oír, Jane me tira contra el piso poniendo su cuerpo encima del mío para evitar que salga corriendo y arruine todo lo que hemos logrado hoy. 

—¡Ed, ve a cuidar el terreno!—ordena ella al pobre mayordomo que no tiene nada que ver en esto. Él asiente para luego entrar apresurado al salón de reuniones. 

—¡QUE ME SUELTES, TE DIJE!

—¡Emma, si vas y la golpeas vas a arruinar todo lo que hemos logrado hasta ahora!—agarra mis brazos para tirarlos con fuerza hacia el suelo—. ¡Contrólate, no podemos perder a estas alturas del juego!

Sus palabras, de alguna manera, me están haciendo entrar en razón. Mis manos dejan de temblar. Mi respiración, que estaba muy acelerada, vuelve a ser normal. 

—Bien, así se hace—Jane me felicita.  Quita su cuerpo de encima del mío. Seguidamente me entrega una mano para ayudarme a levantar del suelo. 

La imagen de Matt se refleja a través del pasillo. No sé de dónde viene, pero no atravesó la puerta del salón de reuniones. Probablemente fue por otro lado, para que no sospechen. 

Trae un rostro tan fastidiado como el mío o quizás más. Se apresura, se posa enfrente mío y me señala con su dedo índice. 

—¡Me sacaste una cita con una depredadora!—exclama.

¿Ahora él es la víctima? 

—¡Y vaya que lo estás disfrutando!—le grito con todas mis fuerzas. 

Oh no, en verdad no deberíamos discutir en medio de todo esto. 

—¿Disfrutando?—protesta—. ¡No lo estoy disfrutando, quiero que esa loca se vaya de mi casa! ¡Es la última vez que te apoyo en algo así!

—¿Enserio?—contraataco—. ¡¿Y qué demonios opina tu estúpido trasero?!

Jane suspira. Esto de verdad no está saliendo bien. 

—De verdad no deberían discutir en un momento así—intenta calmarnos, pero estamos demasiado airados. 

—¡Mi trasero no está contento con esto!—Matt se cruza de brazos—. Hasta me duele un poco. 

Jane suelta un bufido. 

—¡Oh, vamos! ¿Qué eres? ¿Una chica?—exclama contagiándose de nuestro mal humor. 

No puedo creer que estemos discutiendo en medio de esto. 

—¿Y tú qué? ¿Ahora te tomas esto más enserio que nosotros?—Matt está muy enojado, creo que no me gusta verlo así. 

—Isabella me hizo pasar seis horas viendo esos estúpidos yates—Jane también está muy enojada—. ¡Esto es personal! ¡Así que deja de comportarte como una niñita, vuelve allá y trata a esa sensual rubia como si se tratara de Emma!

—¡Oye!—le grito. 

—Créeme, Emma, después de ese beso que vi en el balcón, ya no pueden decirme que no hay nada entre ustedes—dice en un tono tan mordaz que hasta me hace sentir avergonzada—. Sí, hasta escuché esa estupidez del "equipo"—se dirige a Matt, entonces—. Ni siquiera necesito preguntarme por qué no son pareja, ¡hablas muchas babosadas!

Matt frunce el ceño. 

—¿Enserio? Y solo por casualidad... ¿tú por qué no tienes novio todavía?—la ataca con el mismo tono mordaz. Oh, punto para Matt. Aun así, siento que debo defender a Jane, no puedo permitir que se salga del juego por su culpa. 

—¡Oye! ¡No le hables así a Jane, de no ser por ella no hubiésemos llegado tan lejos!—vocifero. 

—¡Sí, adelante, sigue defendiéndola! ¡Eres tan maligna como ella!—exclama Matt furioso. 

—¡LO SOY!—exclamo—. ¡Porque esa maldita rubia te acaba de agarrar el trasero y ni siquiera yo he hecho eso!

—Demasiada información...—declara Jane. 

—¡Así que esto se trata de tu maldito orgullo como siempre! ¡¿Quieres que me voltee para que puedas agarrar mi trasero?!—grita Matt.

Tiemblo de la ira.

—¡Deja de gritarme!—corro hasta donde él dispuesta a darle su merecido, por lo que me tiro encima de su espalda y él pierde el equilibrio. Volamos hasta el otro lado del pasillo pasando por la entrada del salón de reuniones y ahora estoy rogando que nadie nos haya visto. 

—¡Basta!—grita Jane apresurándose en llegar hasta donde estamos.

Matt se levanta, todavía teniéndome en su espalda y tratando de quitarme de encima con ambas manos. 

—¡Eres una pulga!—grita moviendo su cuerpo de lado a lado pensando que, quizás, eso pueda hacer que caiga. 

Jane me agarra de la espalda para tirar mi cuerpo hacia atrás haciendo que la espalda de Matt quede libre y me sostiene con fuerza mientras muevo todas mis extremidades tratando de soltarme. 

—¡Cállense, van a arruinar todo!—vocifera. 

Entonces me pone sobre el suelo, dándome la confianza para que no corra de nuevo. Agitada, paso mi mano por mi cabello intentando peinarlo, ya que sé que debe estar echo un desastre. 

Respiramos hondamente al mismo tiempo. La adrenalina que azotaba nuestros inocentes cuerpos humanos, desciende haciendo que nos sintamos más calmados. 

No sé Matt y Jane, pero yo me siento muy mal. Esto ha ido más lejos de lo que quería. Tal vez ya es hora de confesar y dejar que Isabella gane en su juego inquisidor. 

Bajo la cabeza a causa del arrepentimiento. Jane se percata que mis intenciones han dejado de ser oscuras, por lo que sostiene mi hombro con una mano. 

—Oye...—dice—. Estamos muy cerca, no te rindas ahora. Isabella es muy astuta, pero nosotros más. 

De mi boca, emana un profundo suspiro. Mis sentidos, que estaban todos muy alertas, bajan las revoluciones al sentir que una mano que me gusta mucho, agarra la mía entrelazando sus dedos con los míos. 

—No quise gritarte—es Matt, que suena agobiado. 

—Y yo no quise decir que tu trasero es estúpido—digo melancólica—. En verdad opino que es lindo. 

Matt me ataca con su arma mortal. 

—Él también piensa que tú eres linda—dice logrando que se dibuje una sonrisa de medio lado en mi boca. Con ternura, sostiene mi rostro para examinarlo—. ¿Por qué tus mejillas están tan rojas? 

Oh no. 

—Porque tuve que golpearla dos veces—revela Jane.

—¡¿La golpeaste?!—enfadado por la noticia, Matt gira su cuerpo entero para enfrentar a Jane. 

Edward nos interrumpe en ese momento. Aparece de pronto a través de la puerta que conecta con el salón de reuniones. Se ve muy apesadumbrado. 

—El señor Joseph está haciendo demasiadas preguntas y la rubia sensual se está quedando sin argumentos—informa como un espía profesional. 

—Genial, lo que nos faltaba—exclama Jane—. Seguro Isabella ya lo envenenó también. 

Matt se alarma, pero antes, parpadea dos veces. 

—¿Involucraron a Edward en esto? 

—Oh sí, estoy que ardo—Jane suena satisfecha. 

Mi espíritu competitivo recobra fuerza. Le da pequeños golpes en la espalda a mi orgullo para que se levante del suelo y vuelva a la batalla. Jane tiene razón, estamos demasiado cerca como para rendirnos ahora. 

—¡Ve a ayudarla!—empujo a Matt por la espalda para tirarlo hacia el salón de reuniones. Él ni siquiera protesta. Se apresura en obedecer mi orden. Edward lo sigue. 

—Emma—Jane recobra fuerzas también—. Hagamos un último intento, ¿estás lista para ganar esto? 

Río sarcásticamente. 

—Oh, Jane...—murmuro—. Yo inventé la palabra 'ganar'. 

Esta vez, es ella quien me muestra su palma para que la choque. Sonriente, porque me siento que vamos a ganar esto, la choco con rudeza. 

Se reanuda el juego. 

----

¿Qué tal el capítulo? No olvides votar ;)

Les ama,

S.

Twitter: sophiatramos / enlace a mi fanpage de Facebook en mi perfil.


Continue Reading

You'll Also Like

19.3K 1.4K 10
Hubo un tiempo en el que los reinos estuvieron separados. Con una reina buena que quería la unión y con otra mala que deseaba todo el poder sin impor...
365 63 12
Emma-Pensaba que sería lo mejor huir ,pero claro que lo hubiera sido si no hubieran aparecido de nuevo mis fantasmas , pero la culpa la tuvo él ,more...
3K 750 78
Ella era como un telescopio, y él su estrella. Obra registrada. No se permiten adaptaciones de ningún tipo. Portada realizada por @Thera_mis
5.9K 896 42
"Solo dame 40 días para enamorarte con notas de mi corazón" Kagome quedo algo confundida asustada y emocionada por la nota extraña que llego a sus ma...