Algunas cosas toman tiempo

By escritordefics

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La muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del... More

La tristeza nubló todo
Ultimo adiós
Decisiones
Recompensas
Padre e hijo
Aprendiendo a ser un dios
En apuros
Un aliado no deseado
Audiencia ante el consejo I
Audiencia ante el consejo II
No cuentes conmigo
Emociones desatadas
No estas solo... no estamos solos
Déjanos ayudarte I
Déjanos ayudarte II
Momentos
Nota de autor
Desaparecido
Se acaba el tiempo I
Se acaba el tiempo II
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Secuestro
Consecuencias
Lejos de casa
Jackson
Sangre
Ausencia
Adversidad
Acercamiento
Reencuentro
Recuperación
Venganza I

Sin salida

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By escritordefics

Pasaron varios días antes de que Percy sintiera que era momento de dejar su casa para volver a su palacio en las profundidades del mar, era su última noche y como era de esperarse no pudo dormir, Travis por otra parte no paraba de dormir abrazando la almohada como si se le fuera la vida, sentía un poco de pena por las condiciones precarias que habían tenido que vivir en su travesía que lo más preciado que había encontrado en su casa era su cama. El sol casi estaba por salir, pronto sería tiempo de la despedida de su mamá, Paul y su nueva responsabilidad: su hijo. Era raro, se le atragantaba la palabra en la boca. No es que nunca lo hubiera soñado o pensado, claro que sí, pero ahora que estaba dentro del juego se sentía tan carente de capacidad para dirigir la vida de esa pequeña criatura.

Había podido reflexionar sobre las cosas mientras que había compartido este tiempo con su familia, Sally estaba encantada de poder tenerlos en casa y hasta se había tomado unos días de su cronograma de escritura y sus entregas para poder pasar tiempo con Percy y su nieto. Paul por otra parte seguía dando clases y entendía que Sally necesitaba empaparse de su hijo por un tiempo, por lo que procuraba preparar todo para que se sintiera como en casa, también pasaba tiempo con Percy en las noches hablando de muchas cosas relacionadas con el mundo mitológico.

Pudo escucharlo, el sonido de esas pisadas, pudo sentir su presencia, al ser el dios de los héroes podía identificar el aura de cada uno, aún no sonaba el toque del timbre cuando Sally se despertó y saludo a Percy con un beso en la mejilla.

—No te alarmes de lo que vas a ver —Sally no entendía nada, recién está despertando su cerebro y era muy temprano para ella, el bebé aún dormía. Increíblemente era de sueño pesado y no ocasionaba alguna interrupción en la noche.

—¿De qué hablas? —el negó rápidamente, el tiempo se le acababa.

—Debo ir a buscar algo para comer —miró de reojo en su habitación, Travis seguía allí, sería su venganza.

—Bromeas, voy a prepararte algo —Percy la tomo de los hombros y le dio un beso en la frente.

—No, no hay tiempo, regreso enseguida —luego de eso chasqueo los dedos y desapareció para trasladarse al jardín de Hestia, un lugar tranquilo para esperar los resultados.

Sally se quedó un tanto desconcertada, pero a lo pocos minutos sonó el timbre de alguien que llamaba a la puerta. Cuando abrió la puerta no era otra que Katie Gardner.

—Querida, buen día —Katie tenía siempre una sonrisa para Sally, nunca le había dicho la naturaleza del porque iba regularmente a preguntar si Percy había pasado por casa. Nunca se lo diría a nadie, pero su corazón empezaba a quebrarse de no poder dar con ellos. Le parecía cruel que nadie le dijera nada al respecto.

—¿No vino Percy por aquí? —Sally siempre le devolvía una sonrisa cuando veía y muchas veces habían tomado té juntas, pero siempre había una negativa a ello. No se atrevió a preguntar porque buscaba con tanta urgencia a Percy o el por qué no contestaba a sus llamados.

—De hecho, tienes suerte, él estuvo aquí hasta hace unos minutos, pero Travis sigue durmiendo —el rostro de Katie se iluminó de tal forma que hizo sonreír a Sally.

—Travis —en su mente esta no era la forma en que lo iba a encontrar, pero servía a su propósito. —¿Puedo pasar? —Sally se quedó un tanto aterrada por la mirada despiada que tenía Katie en el rostro.

—Claro, querida, lo despertaré —no estaba segura si sería la mejor de las ideas, dentro suyo pensó que el cobrade de Percy había previsto esto para darle un mal rato a Travis.

—No, no te molestes, lo haré yo —Sally se quedó mirando como Katie se dirigía a la habitación de Percy.

||||—||||—||||—||||

Aterrizó en el jardín de Hestia que era donde sabía que podría estar en paz por un momento, pero no era lo que le esperaba de ese lado, porque estaban Hestia, Atenea y Artemisa reunidas recolectando algunas flores. Se maldijo así mismo por haber venido en el peor de los momento. En el momento que estaba por chasquear nuevamente sus dedos fue interrumpido por la voz de Atenea.

—¡Percy! Por fin estas de vuelta, tengo algunos favores que necesito —no podía simplemente ignorar esa voz y sabía que lo hacía deliberadamente. Se detuvo, respiró hondamente, había salido del sartén para caer en las brasas.

—Atenea... —saludo con una ligera reverencia, ella le dio una mirada de disculpa que no podía aceptar, pero tampoco podía negarse, no iba a escarpar asi por asi.

—Vamos ¿Por qué no te unes a nosotras? —la voz de Hestia también le pesó en el corazón. Percy sabía que tal vez no había vuelta atrás.

—Si, claro... —Percy escuchó la típica actitud de Artemisa y no pudo pensar en que iba a ser un suplicio todo esto, pero no se iba a dejar ahuyentar, es ella quien tendría que ser la incómoda en todo esto. No iba a retroceder.

—Bueno, ya que insisten —se acomodó al costado de Hestia con una pequeña reverencia. Atenea no podía dejar de sonreír, porque esto es lo que esperaba de Percy, que se revelara ante la rudeza de Artemisa.

—¿Qué tal el viaje? —Hestia siempre tenía una sonrisa en el rostro y trataba de que la reunión no se saliera de control.

—Hemos estado en muchos lugares, fue increíblemente desgastador —Atenea podía percibir el agotamiento de Percy, personalmente había preparado el recorrido para que Travis se convirtiera en un guerrero de elite, pero también había sido desgastante para el propio Percy, se congratulaba de haberlo hecho transpirar un poco.

—Me imagino ¿lograste contactar con los dioses que te indique? —Percy asintió con una mirada un tanto graciosa, porque sabía que Atenea lo disfrutaba.

—Si, nos recibieron muy bien y nos entrenaron hasta el agotamiento —Hestia le dio una sonrisa de satisfacción porque quería que Percy tuviera éxito en su misión.

—Suena como que no estabas preparado para ello —el susurro de la voz de Artemisa, por un momento Percy sintió una ligera alteración en su humor, pero no iba a ceder, trataría de no prestarle atención.

—Artemisa —le regaño Hestia tratando de que no se iniciara una disputa.

—Déjala, deber ser duro no poder hacer nada más que existir —la voz de Percy sonó tan sarcástica que hasta la propia Atenea se sintió tentada a regañarlo, pero no se atrevía, este era el juego de Percy.

—Ni siquiera te quejes, tu empezaste —Artemisa resoplaba porque no podía contestar en el tono que quería, después de la charla con Apolo algo en ella estaba tentada a bajar la guardia para no poder la oportunidad de volver a la normalidad, pero se resistía a perder esta pelea.

—¿Dónde está Travis? —la sonrisa de Percy hizo que hasta Hestia se sintiera temerosa del estado del hijo de Hermes, quien seguro ya sabría que su hijo estaba de vuelta.

—Tal vez muerto... —sus palabras fueron siniestras, pero con un toque de maldad juguetona que Atenea pudo identificar; sin embargo, Artemisa disfrutaba de saber que un macho más pasaba de este mundo.

—No me digas que... —Hestia trago amargamente. Atenea por otra parte sabía de lo que podía tratarse. Esto sería divertido. Cuando se había enterado de la forma en que se había llevado a Travis del campamento se había sorprendido y esperaba el día del inminente reencuentro de estos amantes para que recibiera su merecido.

—Por una extraña razón Katie apareció en la puerta de la casa de mamá —Hestia comprendió la situación y no pudo evitar reírse, esto iba a ser divertido y para ello chasqueó lo dedos y una pantalla apareció con el detalle del apartamento con una Katie en la puerta siendo recibida por Sally.

—¿Por qué Katie querría matar al hijo de Hermes? Pensé que eran cercanos —todos le dieron una ligera sonrisa, iba a ser una historia divertida de contar, o al menos eso pensaban.

||||—||||—||||—||||

No podía dar fe de lo que estaba escuchando, le escocían las manos para darle un par de bofetadas a Percy por lo que había hecho con Katie, se contenía, debía, tenía que, porque era lo que Apolo le había dicho que tenía que suceder, para poder volver a su normalidad, luego de ello no tendría que preocuparse por tener que fingir más. Al menos ese era su plan.

Respiró hondamente para no perder los estribos y reclamarle todo lo que debía por lo que había hecho con Katie, le parecía de lo más cruel y despreciable dejarla sumida en la desesperación y la intriga por el paradero de Travis, pero era momento de ser estratégica.

—Entonces, necesito ir a buscar los detalles de la misión que tengo para Travis, ahora que sabemos que sobrevivió a la caída —la voz de Atenea era una clara muestra de que planeaba dejarlos solo para que Artemisa dijera algo.

—Ni que lo digas, casi siento las maldiciones que debe estar arrojándome —Atenea le dio una ligera sonrisa mientras que Artemisa se mantenía sin decir nada.

—Seguramente, no era la mejor de las situaciones —Atenea se divertía de pensar en esto, pero no dejaría que Travis se librar de esto la próxima vez.

—Bueno, el decidió huir, yo solo soy un dios piadoso —Artemisa no tenía intención de unirse a la broma cuando a ella no le parecía para nada gracioso.

—Piadoso, si, seguro —susurró, pero obviamente para que fuera escuchado.

—Te veré más tarde, Percy, procura acicalarte un poco, está bien que hayas estado en tierras nórdicas, pero hay que conservar el estilo —Percy se miró un poco y se dio cuenta de que estaba desaliñado, seguramente a Sally no le importó demasiado, pero en el Olimpo se veía un tanto fuera de lugar.

—Oh, oh, claro, claro —Atenea le sonrió y luego brilló lejos de allí, tenía que preparar los detalles de la primera misión de Travis, después de todo fue su idea todo esto.

—Hestia... —quiso encontrar un aliado, pero se dio con la sorpresa que Hestia había desaparecido para refugiarse en su fogata. —Maldición, caí... —no tenía de otra que irse y cuanto antes mejor. —Bueno, será mejor que me ponga en marcha —trato de sonar casual y ya estaba por chasquear sus dedos cuando la voz de Artemisa le detuvo.

—Espera —la voz de Artemisa no sonaba amigable sino formal y Percy no estaba disponible para esa clase de conversaciones.

—No tenemos nada de qué hablar —siguió caminando porque contaba con que dijera algo más, necesitaba buenas razones para irse sin más.

—No seas grosero, estoy tratando de hablar contigo —Percy se dio la vuelta y le dirigió una mirada asesina.

—Corrígeme si me equivoco, cuando tú haces eso, no es grosero, pero cuando alguien no quiere hablar contigo automáticamente te vuelves educada —Artemisa se quedó boquiabierta ya que nunca le habían hablado de esa manera. —Como lo pensé, me voy —sabía que no podía replicar nada a ello, si algo que no le terminaba de convencer era la audacia con la que Percy ahora le contestaba, cuando era semidios siempre había sido más tranquilo a la hora de responder, aunque no menos ingenioso. No podía simplemente dejarlo ir, por lo que lo tomo del brazo, no con fuerza.

—No, espera... por favor —Percy suspiró porque no quería seguir en esta conversación infructuosa.

—¿Qué es lo que quieres Artemisa? —Se giró para verla, pudo verlo había un toque de desesperación, pero también podía ver que no estaba siendo sincera. Sería un juego interesante, tal vez hubiera sido más difícil si es que hubiera visto completa sinceridad desde el comienzo.

—Por... favor... ayudame —ese acto de timidez era increíble, no podía negarlo, pero no iba a funcionar.

—Lo siento, esta vez no puedo ayudarte —Artemis tenía esa mirada que en ocasiones la había servido para poder conseguir lo que quería, pero sentía que no estaba funcionando.

—Por favor, no quiero perderlo todo —Percy le dio una sonrisa nostálgica, a la que Artemisa no pudo resistir.

—Todos perdemos en esta vida, Artemisa —le dolió el pecho saber que estaba llevándolo a ese lugar en el que era vulnerable y podía cerrarse en un rotundo no.

—La caza lo es todo para mi —uno se divertía disfrutando de que le rogara y la otra hacía su mayor esfuerzo para conservar su dignidad.

—Una de las miles de razones por lo que digo y diré no —en la mente de Percy ya tenía algunos argumentos contundente para poder decirle no y terminar con esta farsa.

—¿Qué es lo que tanto te molesta de mí? Nunca te he desfavorecido, ni siendo semidios —no podía pensar en que le molestara algo de Artemisa directamente relacionado con él, pero hablar de matrimonio era tener que soportarla por los siglos de los siglos, era atarse una roca gigante al pie.

—No puedo entregar mi corazón a alguien que no lo va a valorar —eso sinceramente le dolió a la diosa de la caza, que pensara que no le merecía era doloroso y desencadenaba rabia, por lo que trato de contenerse lo más posible.

—¿Porque piensas eso? —sentía que merecía una buena explicación. Percy por su parte estaba disfrutando de esto.

—Vamos a jugar a ser videntes y que me perdone Apolo ¿Te parece? —en ese momento una luz cegadora se formo y Percy sabía que las cosas podían solo mejorar.

—¿Llamaste? —Apolo estaba en sus mejores atuendos y miró a un Percy desaliñado con un toque de desagrado. Para Artemisa era la desventaja total.

—¡Largate! —le gritó a punto de darle un buen golpe. Percy se rió un poco.

—Tranquila, estas desbaratando tu acto muy pronto —en ese momento Artemisa se sintió avergonzada, tanto que se sonrojo ligeramente. —Puedo ver el futuro como te estoy viendo ahora mismo, luego de una boda apática, sin emoción y con más dudas que convicciones... me harás dormir fuera de tu tienda o de mi palacio, donde quiera que decidamos vivir —Apolo sentía que las pocas posibilidades de su hermanita con Percy se estaban esfumando y podía ver lo que Percy había planeado, tenía toda la razón, casi podía sentir lastima de él si es que ese matrimonio se llegara a consumar, sería el hazmerreír de todo Olimpo con el trato que recibiría.

—No pienso vivir lejos de la caza, eso está más que claro —Percy miro a Apolo el cual asintió sabiendo que ella iba en desventaja con su argumento número uno.

—Los días transcurrirán en que yo voy a ser una molestia en tu campamento de niñas amargadas, teniendo que soportar a Phoebe y su camada de niñas irrespetuosas —Apolo no le prestaba demasiada atención a la falta de respeto de las niñas de Artemisa, pero para cualquier dios que se respetase sería simplemente inaceptable y tendría duras consecuencias.

—Eso no tiene por qué ser asi ¿Cierto hermanita? —trato de rogar a todos los dioses para que su hermana diera algo de parte y que no ganara este argumento.

—Mejor no le preguntes —respondió Percy al ver la mirada vaga de Artemisa que se perdía en su propia miseria al ver que todo lo que Percy tenía preparado eran puntos irrefutables de su vida cotidiana. —Si hablamos de tener familia, entonces seguramente tus cazadoras buscarían castrarme antes de que eso sucediera y mucho menos podría tener hijos semidioses, solo serías feliz condenándome a una vida de inutilidad y sin propósito —la sola idea de formar una familia, era para ella extraña, la caza era su familia, que pasaría si su primer bebé fuera hombre ¿cómo podría exigir respeto por él, si ella misma no respetaba a nadie de ese género? Y ni que hablar del solo hecho de entregarse a un hombre y darle su cuerpo para procrear una criatura. Aunque siempre estaba no tradicional. No podría tampoco soportar la idea de que Percy tuviera hijos con mortales, no quería ni una cosa ni la otra.

—No... —susurró, pero carecía de convicción.

—Creo que no perdí ningún punto. Entonces, no, no gracias —hizo una pequeña reverencia burlona a la que Apolo no pudo evitar sonreír, porque estaba hecho, había perdido. Su hermanita tendría que aceptar a cualquier otro para no ser borrada de la historia del Olimpo.

—Sino me ayuda, me entregaran a cualquier idiota —Artemisa no se rendía, se adelanto para cerrarle el paso y no dejar que se fuera.

—Entonces ya tienes una nueva víctima —eso salió más punzante de lo que esperaba y Artemisa lo sintió asi también, pero no podía simplemente dejarse lastimar.

—Padre dijo que si el esposo presenta una queja sobre mi comportamiento entonces no tendría otra oportunidad y me quitaría la caza —Percy asintió con una sonrisa traviesa, era momento de la estocada final.

—¿Enserio dijo eso? No había escuchado eso, bueno dicho eso, no tengo nada que ganar de todo esto, solo será un carga, asi que... me voy —Apolo estaba pensando en silencio, por lo que tuvo una idea un tanto absurda, pero que podía funcionar.

—Espera ¿qué tal si logras un trato que te pueda beneficiar? —Artemisa lo miró con desagrado, se sentía una mercancía en una feria popular, hablando de trueques y arreglos.

—Te escucho —tal vez sería más fácil darle una estocada con la ayuda de Apolo.

—Ella podría bendecir a Travis, escuche que no destacó mucho con el arco, podría ser una buena solución para que sea más que bueno —Apolo sabía que Travis no había mejorado con la arquería porque el mismo le había ayudado con los conceptos básicos antes de partir en su aventura, pero no podía creer que su gran idea era para beneficio de Travis.

—¿Solo una bendición y encima para Travis? —Percy resoplo con decepción por la idea de Apolo, por otro lado, Artemisa seguía un tanto indignada, esperando que no se les ocurriera algo desagradable que le quitara las pocas ganas de seguir con esto adelante.

—¿Qué tienes en mente? —Percy pensó por un momento, sabía que Apolo no había dicho nada aún sobre Eskol, sino hubiera sido la piedra que le lanzaría Artemisa para defenderse, no lo había hecho con todo lo que le dijo. Debía protegerle para el momento en que se enterara de su existencia, si es que esto terminaba en ese puerto.

—Si ella o sus cazadoras tocan a alguna de las personas que me importa, renunciará a la inmortalidad y vivirá una vida normal —la cara de ambos era un poema, Apolo entendió de inmediato que estaba blindando con kevlar a su hijo y tenía todo el derecho de hacerlo.

—Eso es inaceptable —sentenció Artemisa mientras Apolo trataba de tomarla por el brazo, pero ella lo retiró con violencia.

—¿Qué, acaso planeabas atormentar a mis allegados? —Artemisa le dio una mirada asesina, sabía que la petición que hacía era un arma de doble filo, finalmente Percy estaba mostrando su carta ganadora, la que la dejaba en jaque.

—Percy —susurró Apolo, como regateando para un descuento. Percy le dio una sonrisa de satisfacción, finalmente había entendido lo que Paul le había dicho, tenía que igualar las cosas para que no fuera un acuerdo que lo desgracie para siempre, sino que mantenga las cosas en equilibrio.

—Esos son mis términos, ahora si me disculpan, Travis me necesita —Artemisa resoplaba y estaba a punto de explotar de no ser porque Percy salió caminando y se tomó su tiempo para oler un par de flores del jardín de Hestia. No le iba a dar la satisfacción de que la viera explotar por lo que acababa de proponer.

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