Besos en Guerra ©

By dayzaccardi

57.3K 6.1K 3.5K

"Solo físico. Beneficios. Cero sentimientos. Y ya" Regla uno: si una mujer ingresa al sistema será aniquilada... More

💋⚔️
ANTES DE LEER
⁰ Viento Negro
¹ Mushu
² El entrenador
³ Chat privado
⁴ Juego sucio
⁵ Yin Yang
⁶ El refugiado
⁷ Levántate, si puedes
⁸ Jugando con fuego
⁹ Tenemos un trato
¹⁰ Hola, ¿tú eres...?
¹² Vacío
¹³ Besame
¹⁴ Juguemos
¹⁵ Dibujos
¹⁶ Acurrucados
¹⁷ Ansiedad
¹⁸ Ultimátum
¹⁹ Las minas
²⁰ Debajo de ti (y de la lluvia)
²¹ Amigo
²² Sueños nublados
²³ Capitán
²⁴ Tú
²⁵ Quédate
²⁶ Mensaje
²⁷ Verdades a la luz
²⁸ Otro amor
²⁹ Quererte
³⁰ Contigo
³¹ Adiós
³² Sueños oscuros
³³ Fregadero
³⁴ ¿Quién es?
³⁵ Personaje secundario
³⁶ Cobarde
³⁷ Decisión
³⁸ Error del sistema
³⁹ Auxilio
⁴⁰ Caos
FINAL 1/2
FINAL 2/2
EPÍLOGO
¿BEG EN FÍSICO?

¹¹ Apretados

1.2K 162 215
By dayzaccardi

Blair

Mi respiración se oye cada vez más entrecortada. Estoy corriendo entre la oscuridad del comedor junto a mis colegas, pero no sé exactamente a donde quiero llegar. Ni si quiera veo. La insignificante luz que viene de la cocina no ayuda. Y no pienso acercarme una vez mas allí para tocar el interruptor y que me maten los que sea que están aquí. Solo... solo deseo estar oculta.

Deseo estar a salvo.

Choco con algo, el ruido no pasa desapercibido, pero al menos he distinguido un objeto, y por la textura que tiene no me cabe duda de que es una de las mesas que nos rodean.

—Escondamosnos abajo —ordeno con mi voz al volumen más bajo que puedo. Sé que ellos están cerca porque sus respiraciones también se logran percibir, van igual de aceleradas que la mía—. Cuerpo tierra.

Me pego contra el piso y, como un gusano, me arrastro intentando que mi cabeza no se golpee con nada más. Por suerte lo consigo, entonces, en medio de la desesperación, me ocupo de estirar mis brazos e intentar ayudar a Mushu y a Pipa para que pasen en limpio al escondite.

—¿Qué coño ha sido e...? —intenta decir Pipa en un pequeño susurro.

No entiendo como mi mano halla a su boca a pesar de toda la oscuridad que me rodea, pero consigo callarlo justo en el momento adecuado.

Se oyen.

Los pasos.

Sus pasos.

Provienen de la cocina y no son de una o dos personas, son de muchas más. Diría que como unas veinte quedándome corta.

—Busquenlos —pronuncia una voz con mucha impotencia—, más le vale encontrarlos o yo me encargaré de matarlos a ustedes, uno por uno.

Alguno de los dos me abraza, por la poca masa que hay en su brazo, supongo que es Mushu. Intento apartarme, pero no lo consigo. Esta sujetándose de mi como su vida dependiera de hacerlo. Como si yo no estuviera para nada cagada hasta las patas.

—Creo que está enfadado —murmura él—, no me gusta la gente enfadada —Y me apretuja más.

—Pues a mi tampoco me gusta la gente enfadada que nos busca y desea matarnos, ja —habla Pipa también en susurro.

—Cierren la puta boca y pegense al piso. Un movimiento en falso y nos pillan.

Me hacen caso e imito su nueva posición justo cuando... carajo. ¿Eso es...? ¿Esos son...? Oh no, esto esta mal, muy mal. Ni si quiera dudo de que mis colegas están poniendo la misma cara de espanto que yo cuando vemos linternas. Bueno, mejor dicho: la luz de varias linternas que nos están alumbrando, y un poco más lejos de ella, la luz de una linterna particular, una que parece ofrecer una luz un poco más tenue, que refleja claramente la sombra de una silueta.

De esa famosa silueta.

—¿Hay algo por allí, Ricky? —cuestiona una voz a los lejos. No la conozco, para nada, pero por algún motivo me da miedo.

Todos tensamos nuestros músculos al ver la luz todavía más cerca. Ya es casi imposible que no nos vea la persona que nos intenta buscar.

—Que no hay nada, idiota —le asegura a la otra persona como si no existieramos. Este tal Ricky parece ser bastante distraído—. Ya te he dicho cuatrocientas veces, tienes mal esa hermosa cabeza que tienes. Aquí no está. Te lo puedo asegurar porque me llamo...

Un cristal se rompe.

Se escuchan tres disparos.

Y un grito.

Bueno, este grito:

—¡Arriba! —Otra vez es esa voz que lidera al resto.

Y ahora solo estamos rodeados de pasos pesados por doquier.

El material de nuestra mesa se hunde un poco y suelta un chillido. Alguien ha saltado desde encima de nuestra mesa hacia otra, y otra y, posiblemente, a otra más. Esperen, son más de dos personas. Son muchas que están saltando sobre nuestra mesa. Mierda. ¿Y por qué ya no se oyen sus pasos?

La luz del lugar se prende, comienza un pequeño tiroteo. Mushu, Pipa y yo nos ponemos en posición fetal para cubrirnos de lo que sea que este pasando, protegiendo nuestra cabeza antes que todo hasta que...

Silencio.

Algo cae al suelo.

Un gancho.

Un gancho para escalar.

Mushu se asoma, asustado y abre la boca:

—Treparon al techo y alguien les ha disparado —dice mirando a los lados con sumo cuidado—. Han salido por la gran chimenea. Está despejado.

Quito la daga de mi bolsillo, precavida.

—Saldré yo primero —Empujo la cabeza de Mushu hacia atrás—, tengo con que defenderme.

—No creo que sea una buena idea, niña —me susurra Mushu al oído.

—Como te muevas antes que yo te sacaré el ojito con la daga.

—Eres tan adorable —vuelve a susurrar.

—Secretos en reunión es de mala educación —canturrea Pipa frunciendo el ceño de una forma muy graciosa.

Volteo los ojos.

—Solo... solo dejenme salir. Me fijo si va todo bien y vuelvo. ¿Va?

Claro que no va todo bien, pero quizás vieron que no encontraban lo que buscaban y se fueron.

Mushu y Pipa asienten.

Salgo del escondite con la daga, segura de mis capacidades y al mismo tiempo repleta de curiosidad y nervios. Aquí en el comedor ya parece estar todo pasivo, por ende, decido extender más mi recorrido y camino hacia la cocina, apuntando con mi daga al frente, decidida, fuerte.

Pero al llegar también me sorprendo. Descartando la flecha de la trapera y el cristal roto de la cocina no hay nada diferente. O eso pienso hasta que alguien toca mi hombro dos veces, llamando mi atención. Me giro, desesperada, con mis estímulos hasta las nubes y... Joder. Mi daga casi traspasa todo su pecho, mi sueño casi se cumple. Sí, casi, y todo porque su mano se clava rápido en mi muñeca para detenerme. La mano en la que no tiene una pistola, claro.

Maldición.

Será idiota.

—Te encantaría clavarme dagas todos los putos días, ¿no? —bromea Zayn. Guarda el arma en su bolsillo como si yo fuera indefensa y alza las manos arriba, escaneando mi cuerpo de una forma muy descarada. Dudo que esté preocupado porque me hayan herido o algo así, su cara no demuestra amabilidad, demuestra odio y vacilación—. ¿Casi te matan, guapa? —susurra.

El guapa no le sale tan bonito como parece. Ni va con la intención que ustedes creen.

—No, guapo —imito su tono y sonríe al oírme. No quería esa reacción, maldito sea—. Estuvieron lejos de eso y si ha sido una broma pesada tuya juro que te...

Niega con la cabeza, sonriéndome y de repente esto se torna en una charla completa de susurros a los gritos.

—Si quiero provocarte un infarto lo haría de mil formas mucho más provocativas y creativas, créeme.

Enarca una ceja creando que así, su rostro se vea aún más atractivo que de costumbre. Olvidando que quizás los atacantes siguen estando por el campamento, me le quedo mirando unos minutos intentando no mandarlo tan a la mierda y termino la acción soltando un poco de aire, despacio, justo antes de hablar.

—¿Qué carajos haces aquí? —inquiero, confusa y, a pesar de todo, enfurecida.

—Salvándote el culo, como siempre —Y cuando creo que lo dice en serio, vuelve a abrir la boca—: He escuchado disparos, idiota, tengo la obligación de ser el que protege al resto, no he venido por ti. Ni siquiera sabía que estabas aquí hasta ahora, sino ya te hubiera tirado en el medio del comedor para que te asesinen y me ahorren el acto. Por suerte bastó con tres disparos al techo para que se vayan como gallinas asustadas. Está claro que no vinieron a pelear.

Mis dientes rechinan.

—Vete a la mierda, Zayn.

Me mira con asombro y termina... ¿asintiendo? Veo reflejado en sus ojos un «Me caes mal» y también un claro «Te dije que no dijieras más groserías», sin embargo, no dice nada de eso. Sospecho que ya se da por vencido cuando me mira con esa mirada penetrante y algo vulnerable crece en el brillo de sus ojos.

—Oye...

—¿Qué quieres ahora? —escupo.

—¿Crees que puedes dejar de apuntarme con la daga del pecho? Yo ya he bajado mi arma, gua...

El guapa se le queda en el camino cuando vuelvo a interrumpirlo.

—No me llames así o te cortaré los dedos.

—¿Por qué los ded...?

—Pues... pues no lo sé.

—Genial.

—Pero te los quitaré uno por uno para que sufras más, ¿sabes?

Lleva su enorme mano a el medio de su rostro para observar todos sus dedos con cierta pena sobreactuada.

—Los extrañaré, pequeños —los besa uno por uno, jodiéndome—. Han tenido una vida muy útil y...

No puede vacilarme él a mí. ¿Qué coño le está pasando conmigo? ¿Por qué de un día al otro pasa de ignorarme a imitar mi personalidad que se basa en joderlo cada segundo? No me gusta. En lo absoluto. Que se compre una vida, ya es suficiente un ser como yo en el universo como para tener también una versión mía en hombre.

—Te odio.

—Comparto el sentimiento —cuchichea.

—Eres un gilipollas que solo piensa en él —mi voz deja de sonar baja, ni siquiera me doy cuenta hasta que él me dice:

—Cierra la puta boca.

—Eres un estúpido.

—Cállate.

—¡Eres un comemierda que solo se mira el ombli....!

Su manota enorme se pega a mis labios y causa que mi daga caiga al piso por la sorpresa de su reacción. ¿Qué coño le pasa a este ahora? Comienzo a gruñir y a balbucear palabras sin sentido porque por su maldita culpa, ya no se oyen.

—¡He dicho que cierres la puta boca! —grita en un susurro.

Y justo cuando quiero decir algo más entiendo la razón por la cual me está callando.

—¿Hay alguien ahí? —pregunta el chico que estaba antes en el comedor. Ese tal Ric... ¿Ricardo? ¿Ricky? ¿Richard? No lo sé. No tengo buena memoria para las cosas que me importan un culo.

Le muerdo el dedo a Zayn, liberándome de su agarre, y mientras se retuerce del dolor insultándome en susurros, abro la boca:

—Dile que no.

—No haré eso.

—Dile que no hay nadie.

—Si le contestas es obvio que hay alguien.

—¿Entonces qué hacemos?

Sus pasos se empiezan a escuchar cada vez más fuerte, intensos, pesados. Se está acercando cada vez más a nosotros. Joder. Está... está a punto de llegar.

Y de repente, Zayn me toma de la cintura y me pega contra la pared, fuerte, como si el hecho de lastimarme no le importara en lo absoluto, justo al costado de la puerta abierta. Estoy a punto de quejarme de su movimiento brusco cuando él toma un extremo de la puerta y la cierra un poco más contra nosotros. Un clásico, el típico escondite que ocupabas en las escondidas cuando no sabías dónde meterte y estabas en apuro: detrás de la puerta abierta. Escondite ideal para que el que te busque —y que desee pillarte— se pierda fijándose en la habitación vacía y que no note que estás  —literalmente— en sus narices.

Pero el problema no es el estúpido escondite al que me acaba de arrastrar el rubio y ya.

El problema es que Zayn, al pegar la puerta más a su cuerpo para que no se note que nos estamos ocultando detrás de ella, se acaba de pegar demasiado a mi cuerpo, pero cuando digo demasiado, es realmente demasiado. Su vientre está apretando el inicio de mi ombligo gracias a nuestra diferencia de altura, y su polla, joder. Siento su puta polla más abajo. Dura y... ¿grande?

Ya basta, debo detenerme y sacar a este grandulón de aquí.

¿Hay alguien ahí? —repite la voz, dudando—. Salgan de donde sea que estén.

Se pega más a mi como si tuviera miedo.

—Me estás asfixiando —susurro, indignada cuando noto cierta presión allí abajo.

Casi puedo ver como sus labios se arquean.

—¿Puedo ahorcarte para que dejes de hablar de una vez por todas? —habla rápido, también en voz baja. Dibuja una línea desde el lóbulo de mi oreja hasta mi cuello y lo enrreda con sus manos, jugando—. Me la suda que te esté apretando. Me la suda muchísimo.

Lo miro con rechazo.

—Suéltame. Ya.

—No parece haber nadie —explica uno de los intrusos, desde lejos.

—Pues vamos con el resto, entonces. Nos quedamos muy atrás, compadre —dice la voz conocida.

A pesar de todo, no me fío de ellos.

—¿Quieres morirte? Llámalo, anda. Me haces un favor.

Suelto su agarre y muevo mi cuerpo hacia delante con un disimulado envión que me doy empujando mi trasero con la pared. Zayn reacciona, confundido ante el gesto y, por supuesto, ante el tacto de mi vientre con su parte baja. Gruñe por lo bajo al sentir el choque y se queda veinte segundos respirando contra la punta de mi nariz, sin saber bien qué hacer, más confundido que yo armando un rompecabezas en el jardín de infantes.

—¿Qué me ves? —salto a la defensiva, pero no responde. Las pupilas, casi indiferenciables de sus ojos, se mueven rápido, buscando las mias dentro de la oscuridad. Su respiración sigue algo agitada, no sé si es por la situación de adrenalina que estamos pasando, por el hecho de que podemos morir, o por el movimiento que le hice hace unos segundos para joderlo—. Anda, siente lo que yo sentí.

Lame su labio, lo muerde fuerte y suspira.

—Deja de moverte, maldita.

Lo empujo devuelta, respirándole en el cuello por culpa de su cercanía.

—No susurres que no te escucho, rubio.

—Me cago en ti y en todo lo que haces —murmura con su tono seco, frío y marcado en las S—. Vete.

—Antes, fíjate que no esté cerca el tipo que nos busca —le digo en forma de orden—. Asómate bien, hombre, que quizás que tengo suerte y te vuelan la cabeza rápido.

El rubio me ignora y asoma su cabeza, lento y seguro.

—Sigue ahí. Tenemos para rato, aquí apretaditos.

—Da igual, me marcho —mascullo apenas lo oigo.

Intento irme pero sus manos se vuelven a situar en mi cadera y me empujan hacia atrás.

—De ninguna forma, me estarías delatando y yo no deseo morir todavía. No antes de ver como te mueres.

Suspiro.

—Bien. Esperaré cinco minutos, como no se vayan me piro por la ventana aunque el resto siga en el tejado, dejé a Mushu y a Pipa por el comedor y dudo que no se hayan movi...

Zayn se vuelve a asomar por la puerta y me paraliza. No puedo explicar como tiene abiertos los ojos, es físicamente imposible lo que está haciendo. Parece sorprendido y... asustado. Muy asustado. Nunca lo había visto así.

—Está muy cerca —zanja, preocupado—. Pégate a mi. Ya. Más. Mucho más.

—Ni loca te toco un pe...

Me congelo al sentir el tacto de su pecho endurecido pegándose cada vez más al mio. Las palabras se pierden y se cruzan unas con otras en mi cabeza. Ya no sé qué decir ni qué hacer.

Mi padre pasa por mi mente.

Si no dejo mi orgullo de lado y ese tío me pilla significa que moriré y que mi padre se decepcionaría muchísimo conmigo y que posiblemente termine teniendo la razón en todo, y yo... yo no puedo permitir eso. Nunca. Jamás.

No.

No decepcionaré a mi padre.

No me decepcionaré a mi misma.

Zayn va lento a pasar devuelta una mano por mi cintura, esperando a que yo le de el sí, y solo por esta vez, tomo su mano y la acerco un poco hacia mi trasero para que pueda pegarse mejor. Él se queda helado ante el semáforo en verde que le acabo de soltar, tan helado que su mano no baja ni sube, se queda dura donde la dejé.

¿Que coño hago? No quiero estar cerca de él, me pone muy histérica, pero hay algo... algo ahora mismo que no me hace rechazarlo del todo. Me siento segura así con él y eso me pone como en casa.

Apoyo la cabeza contra la pared y él aprovecha para pegarse más a mí, bajar la cabeza un poco y acercarse al oído para susurrarme:

—Lo estas haciendo muy bien. Así no nos van a pillar.

Su voz me eriza la piel. Puedo odiarlo todo lo que quiera, pero la atracción que hay entre nuestros cuerpos es imposible de fingir.

—¿Ah, sí? —Muevo mi cadera hacia delante.

Retiene un jadeo.

—Sí.

Y vuelvo a moverme devuelta. Él simula acercarse con miedo pero es obvio que busca contacto inclinándose sobre mi parte baja, encajando un poco, desesperado. Me sorprendo cuando se aleja, rápido como si estuviera mal lo que está haciendo.

—¿Viene alguien? —inquiero, confundida.

—Creo que sí —susurra.

—¿Quieres que me pegue más?

—No —suelta más rápido de lo que imagino—. Digo... mejor no, prefiero que no. No así. Es decir, puedes hacer ruido, no lo digo por otra cosa, claro, es que...

Extiendo mis manos y ahora soy yo la que aprieta su cuerpo contra el mío. Abro la boca cuando entiendo porqué no quería que me siga acercando. La dureza de su pantalón está rozando la tela del mío. Si antes era grande ahora es inmenso, y todo por mi culpa.

Joder.

Ave fénix ven conmigo y cura mis pecados.

Amén.

—Me alejo, entonces —respondo para no hacerlo pasar por ninguna escena, no me cae bien pero no me gustaría hacerlo sentir incómodo.

—Sí, será lo mejor para mi —a los segundos nota el error y se retracta— para los dos.

—Sí, claro, lo será.

Zayn se asoma por la puerta, acomodando sus pantalones con mucho disimulo.

—Ya no aparenta haber nadie. Iré a fijarme por los tejados —cambia de tema rotundamente como si no hubiera pasado nada—. Esta vez no he tocado la alarma porque 1) los refugiados atacan de día y 2) sospecho de que sean rateros, ya sabes, los que buscan cosas para robar sin más.

No puedo escuchar nada de lo que dice, mi mente sigue en los movimientos de antes y en su cuerpo.

—Claro. Opino lo mismo.

—Puedes irte, si quieres.

¿Me está echando indirectamente?

Le coloco la mano en el hombro y veo cuidadosamente como sus pelos se erizan. Me atrevo a mirar un poco abajo, hacia sus pantalones y le sonrío, triunfante.

—Pidamelo.

Lame sus labios rotos y su cara de inferencia crece al ver mi última mirada penetrante.

—¿Qué?

—Pidame que me quede, capitán.

Enarca una ceja.

—No... yo no... vete, es una orden. Hazme caso, Blair. Soy tu...

—¿Entrenador? ¿Profesor? ¿El rubio que me hace sufrir con veinte abdominales por día el cual detesto? Anda, suplicame para que me quede. Sé que quieres.

—No quiero. Quiero que te vayas. Ya.

—Estoy esperando, ¿sabe, capitán?

Suspira y con la peor de las ondas dice:

—¿Qué estás esperando?

—Estoy esperando que usted se arodille y que me invite a ducharme a su casa porque apesto, y de verdad.

Le hago ojitos de perrito y él gruñe.

—Olvídalo, vete a dormir —me rechaza la oferta, indignado, como si eso ya fuera muy lejano. Se da la vuelta y comienza a caminar hacia la salida.

—Al menos podría admitir que le parezco atractiva hasta sucia, ¿no es cierto, capitán? —suelto sin pensarlo dos veces al verlo alejándose.

Él se detiene en seco.

Pero yo no me arrepiento para nada de mi impulso. Porque a ver, o me odia muchísimo o constantemente me está comiendo con la mirada. O ambas, claro. Eso es mucho más probable.

—No sé de qué me hablas —se defiende girándose hacia mí, lento.

Miro su bulto y llevo mi mirada otra vez a su rostro.

—Pues yo creo que sabes muy bien de lo que hablo.

Sus mejillas hacen magia para no sonrojarse.

—No te creas la gran cosa —escupe para evitar sentirse avergonzado—. No fue por ti.

—¿Ahora te pone la pared?

—¿No sabes callarte?

—Te he preguntado algo, capitán. Me gustaría que me contara el motivo de su ere...

—Eres una maldita maleducada.

—Dice el que me acorraló contra una pared y me aplastó contra su po...

—Ya. Cállate. No tienes filtro. Eres insufrible y una...

Doy tres pasos, ni uno más ni uno menos, tomo su rostro con mis manos, me le acerco lentamente y abro la boca, rozando mi labio con el suyo apenas un poco. La carne de su boca está hecha mierda y eso hace el roce mucho más interesante y diferente. Él no decide apartarse. Y en el momento exacto en el que intenta acortar la dolorosa distancia que todavía queda entre ambos, me le alejo. Sí. Me alejo pasando un dedo por mi labio y sonríendo, vacilante. Dejándolo peor que antes.

—Muerase, capitán. Yo no beso a mentirosos. Ellos me besan a mí.

***
Nota del autor:
¡Hola, amores! ¿Cómo están?
Vengo cumpliendo con el capítulo por semana eh. Me siento orgullosa a pesar de todo :)

Que tensión, a alguien se le están achicando los pantalones o...

¡SHHH!

Eso para el próximo capítulo.

¿Quiénes creen que invadieron el campamento? ¿Por qué? ¿A quiénes buscan? ¿Ya se fueron o Zayn es el único que piensa eso? ¿Y mushu y Pipa?

Lo sabremos en el próximo capítulo.

No se olviden de seguirme en ig @librodayss_ para estar al tanto de las actualizaciones ❤️‍🩹

#ulalaguerrero💋🔪






Continue Reading

You'll Also Like

6.2M 568K 80
Cuando su crush literario aparece en la ciudad, Dakota debe ayudarle a regresar al libro antes de que su saga favorita termine de la peor manera. ⫷⫸ ...
1M 62K 27
Libro 2: Los monstruos acechan en Hiverdele, todos se sienten amenazados y nadie confía en nadie. El Ángel de la muerte ha renacido de las cenizas...
136K 29.1K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
439K 37.6K 65
Trilogía Bestia [03] Fantasía y Romance. "No todos pueden ser salvados, otros corren el riesgo de elegir la oscuridad." Cuenta dedicada a la trilog...